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EN CASOS DE COBRO
Palabras Clave: Prescripción de la sentencia, Monitorio dinerario, Proceso sumario, Incidentes especiales
CONTENIDO
RESUMEN ......................................................................................................................... 2
JURISPRUDENCIA ............................................................................................................ 2
1. Rechazo de incidente de prescripción de sentencia en monitorio dinerario ............ 2
2. Incidente de prescripción de la sentencia alegando que desde su firmeza de la
resolución transcurrieron más de cuatro años ............................................................... 3
3. Se declara sin lugar la prescripción de la sentencia firme, alegada por la parte
incidentista ..................................................................................................................... 5
4. Los actos interruptores de la prescripción en ejecución de sentencia .................... 8
5. Incongruencia en caso de análisis oficioso de supuestos actos interruptores de la
prescripción ................................................................................................................. 11
6. Se acoge el incidente de prescripción del derecho otorgado en sentencia y se
declara prescrito el derecho allí concedido .................................................................. 16
7. Prescripción: Análisis en la etapa de ejecución de sentencia, actos interruptores y
renuncia tácita ............................................................................................................. 20
REFERENCIAS................................................................................................................. 23
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RESUMEN
JURISPRUDENCIA
Extracto de sentencia:
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fundamento del Juzgado para denegar la prescripción de la obligación declarada en
sentencia, promovida en fase de ejecución como acción incidental, es que “... EL último
acto interruptor de la prescripción se dio al aprobar la liquidación de intereses y costas
presentada en escrito de fecha 15 de diciembre de 2016 y aprobado mediante resolución
de las once horas cincuenta y cinco minutos del doce de enero de dos mil veintidós y el
demandado apersonó al proceso invocando la excepción de Prescripción el 16 de
diciembre de 2021, realizado el cómputo respectivo, encontramos que NO han transcurrido
los cuatro años que establece la ley como plazo de prescripción.” [sic]. Sin embargo, tiene
razón el demandado deudor. Si bien las sucesivas gestiones procesales de la parte actora
en pos de la liquidación y recuperación de su crédito reflejadas en las continuas
resoluciones jurisdiccionales corresponden a actos genéricos de interpelación judicial en
tanto hayan sido notificadas a la parte deudora y asimismo los actos del tribunal a instancia
de las partes o por iniciativa propia en ejercicio de la dirección e impulso oficial del proceso
pueden interrumpir el curso de la prescripción [canon 977 del Código mercantil, incisos a)
y b)], lo cierto es que en este asunto el último acto interruptor ocurrió con la notificación a
las partes del auto de las 9:10 horas del 20 de marzo de 2017, sin que después en el ínterin
hasta marzo de 2021 la parte actora se haya preocupado por incitar el cobro efectivo de
su crédito [de hecho tampoco respondió a la audiencia sobre el presente incidente
planteado, acción de fecha 16 de diciembre de 2021] y sin que el auto que se pronunció
acerca de la liquidación de 15 de diciembre de 2016, emitido a las 11:55 horas del 12 de
enero de 2022, tenga una eficacia retroactiva para levantar el tiempo de la prescripción
mercantil ordinaria cuatrienal ya consumada y ahora declarada a pedido del demandado
incidentista en instancia de ejecución [artículos 972 y 984 del Código de Comercio].
Razones para acoger parcialmente el recurso de apelación con nulidad concomitante y
revocar la resolución venida en alzada para declarar con lugar el incidente de prescripción
de la obligación.
POR TANTO: Se rechaza la nulidad y se revoca el auto impugnado para en su lugar estimar
el incidente de prescripción de la obligación.”
Extracto de sentencia:
“II. En el proceso monitorio dinerario de Credomatic de Costa Rica S.A. contra C., se dictó
la resolución intimatoria que quedó notificada al accionado por apersonamiento espontáneo
al proceso el primero de setiembre de 2014, así dictaminado en resolución de las 14:04
horas del 20 de julio de 2015, luego de lo cual el proceso ingresó a fase de ejecución. Este
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último planteó el 18 de febrero de 2020 incidente de prescripción de la sentencia alegando
que desde la firmeza de la resolución intimatoria el primero de setiembre de 2014,
transcurrieron más de cuatro años sin actos interruptores computados a la fecha de la
citada articulación, sin serlo las liquidaciones de réditos o solicitudes de embargo no
practicadas. Se cursó audiencia a la entidad actora quien no contestó. En el auto
impugnado, la a quo denegó la prescripción invocada y argumentó que contrario a lo
expuesto, la acreedora formuló varias liquidaciones en fechas 8 de setiembre de 2015, 14
de octubre de 2016 y 17 de mayo de 2017, que por ser puestas en conocimiento del
demandado a través de su notificación automática y tratarse de gestiones tendientes al
cobro del adeudo produjeron efecto interruptor, no transcurriendo entre la firmeza de la
resolución intimatoria y cada una de las resoluciones que cursaron audiencia de dichas
liquidaciones el plazo legal requerido para la prescripción cuatrienal. El accionado recurrió
el pronunciamiento. Adujo que su apersonamiento al proceso fue maniobrado
abusivamente por la acreedora, dado que cuando se apersonó a la entidad lo fue para
suscribir un arreglo y por eso firmó el escrito de apersonamiento, pero el mismo fue
presentado sin adjuntarse una dirección de correo electrónico donde recibir notificaciones,
todo con el fin de lograr que las futuras resoluciones le fueran notificadas en forma
automática. Por eso, según dice, las audiencias de las liquidaciones oportunamente
realizadas no pudieron quedarle debidamente notificadas en razón del abuso procesal
habido con su apersonamiento, de allí que ninguna de ellas pudiera producir efectos
interruptores. También dijo que la resolución intimatoria no le fue notificada personalmente,
lo que le hubiera permitido apersonarse y oponerse, incumpliendo la actora con la
obligación legal de aportar un medio para notificarlo. Señaló que no se cumplió con el
mandato del numeral 977 inciso a) del Código de Comercio porque nunca fue notificado de
las audiencias, motivado ello en el ausente señalamiento de medio donde atender
notificaciones del escrito de apersonamiento.
III. El Tribunal -con integración monocrática- resolverá el recurso con estricta sujeción a
cuanto fue objeto de agravio. El enfoque del apelante es que las liquidaciones que presentó
la acreedora a estrados no surtieron efectos interruptores porque las resoluciones que
cursaron audiencia de ellas nunca le fueron notificadas en consonancia con el mandato del
artículo 977 inciso 1) del Código de Comercio; esto, porque su apersonamiento a estrados
fue producto de un actuar malicioso ejecutado por la acreedora con ocasión del arreglo de
pago que pretendió suscribir con ella, lo que explica que en el escrito donde se apersonaba
no se agregara un medio para él atender notificaciones, causándole perjuicio inclusive a
nivel de la posibilidad de oposición contra la resolución intimatoria. En esos términos, el
agravio luce improcedente. El cuestionamiento no es contra las liquidaciones y su potencial
efecto interruptor sino contra la notificación automática que la a quo atribuyó a las
resoluciones que le cursaron audiencia de ellas. En ese tanto, lo que arguye es un vicio
procesal respecto de su derecho de defensa contra lo actuado y resuelto a partir de la
resolución que lo tuvo por notificado del proceso en el 2015, originado en la aparente
patología inherente a su apersonamiento a estrados sin designación de un medio para
atender notificaciones, vicisitud ajena a lo dilucidable vía alzada contra el auto que resolvió
el incidente de prescripción. Si quería cuestionar la validez de las notificaciones automáticas
que el Juzgado atribuyó a las resoluciones que cursaron audiencia de las liquidaciones,
debió accionar la pertinente defensa de su interés legítimo contra esas actuaciones y
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resoluciones previas que lucen hoy por hoy precluidas por firmeza. En síntesis, no es viable
utilizar esta vía recursiva para restar efectos interruptores a las audiencias de las
liquidaciones por la vía de la inválida aplicación de la notificación automática, sin haber
cuestionado de nulo o nulos los actos determinantes de esos previos efectos jurídicos y
haber recaído resolución estimatoria. Por las razones dadas, se confirmará la resolución
apelada.
SENTENCIA N° N° 2022001154
CONSIDERANDO
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II. Recurso: disconforme con lo resuelto la parte demandada plantea recurso de apelación,
y sus agravios consisten en síntesis que considera equivocado otorgar efectos interruptores
del plazo de prescripción a la simple liquidación de intereses en un caso en el que existen
bienes que se pueden liquidar o disponer para el remate y hacer efectiva la recuperación
de la deuda, no es un acto suficiente para interrumpir la prescripción y no se puede tomar
como actuaciones propias para la recuperación de la acreencia. Considera que los actos
interruptores son únicamente aquellos tendientes a liquidar bienes, sin embargo, desde el
año 2015 la parte actora solicitó el embargo de bienes del demandado, el 21 de agosto de
2015 el embargo recayó sobre un bien, pero la parte actora no realizó ningún acto
pertinente para la recuperación de la suma líquida pretendida hasta el 28 de octubre de
2020 que solicitó la captura de los bienes, momento en que ya había sobrepasado el plazo
de prescripción de 4 años aplicable en este caso. Desde el año 2015 se encuentran
embargados los bienes muebles del demandado y hasta el 2020 se solicitó el remate del
bien, por lo que transcurrieron más de cinco años, sin que el actor realizara una actuación
pertinente para la recuperación, por lo que en este caso sí aplica la prescripción extintiva
de la deuda. Considera que en este caso se cumplen todos los presupuestos de la
prescripción, sea el transcurso del tiempo, el abandono, inercia o desinterés del titular del
derecho que se ejercita y por último la voluntad del favorecido de hacerla valer en el proceso
respectivo.
III. Sobre la prescripción: analizados los agravios expuestos por el recurrente, considera
esta Cámara que no le asiste razón.
1. En primer lugar se hace necesario indicar que lo que se busca tutelar a través del instituto
de la prescripción es un estado de seguridad jurídica a favor de la parte deudora, dado que
el titular del derecho, a través de su inactividad, tácitamente demuestra su intención de no
reclamar lo que le corresponde, creándose una situación objetiva de incertidumbre,
producida por el no ejercicio oportuno del derecho.
3. Los artículos 986 y 984 del Código de Comercio, determinan que el plazo de prescripción
de una sentencia que se pronuncia sobre el cobro de una obligación comercial prescribe
en 4 años, con las excepciones previstas 984 ídem. En este caso la obligación deriva de
una obligación comercial cuyo documento base es un pagaré, por lo que aplica el plazo
general de 4 años.
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prescripción implica, que una vez ocurrido el acto interruptor, si aún no se había completado
el plazo extintivo, este se deja sin efecto e inicia un nuevo cómputo.
5. Una vez iniciado el proceso tendiente al reclamo de los derechos, desaparece el sustento
axiológico de la prescripción, que consiste en brindar seguridad jurídica, dado que se
manifiesta de manera contundente e inequívoca el ejercicio del derecho por parte de su
titular. Por ello, mientras el accionante mantiene su interés en el proceso y realiza los actos
o diligencias encaminadas a la defensa de sus derechos, impulsando el proceso, no es
posible dudar de su deseo manifiesto de ejercer sus derechos, por lo no concurre la inercia
como requisito para la procedencia de la prescripción. Posición que se sustenta en el
artículo 977 del Código de Comercio, al prever como uno de los supuestos para interrumpir
la prescripción "...cualquier otro género de interpelación judicial...", los cuales dentro del
proceso en trámite implican el ejercicio de las actividades tendientes a su prosecución.
POR TANTO
Jueces
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4. Los actos interruptores de la prescripción en ejecución de sentencia
Extracto de sentencia:
“III. Por otra parte, en la resolución de las 18 horas 12 minutos del 3 de junio de los
corrientes, se rechazó el alegato de prescripción formulado por el ejecutado. Con sustento
en los artículos 868 y 873 del Código Civil, el juez aplicó el plazo de prescripción de diez
años, el cual inició con el dictado de la sentencia de las 7 horas 45 minutos del 15 de junio
de 2011. Añadió que la prescripción se interrumpió con la notificación del presente proceso
de ejecución, la cual sucedió el 2 de setiembre de 2014. Indicó que la prescripción se volvió
a interrumpir el 20 de octubre siguiente, a saber, la fecha en que se gestionó el embargo y
acumulación de procesos. Valoró que, entre esa fecha y el momento en que se volvió a
pedir el embargo, esto es, el 4 de marzo del año en curso, transcurrió un plazo de
aproximadamente ocho años. Señaló que esta última gestión también interrumpió el plazo
de la prescripción. De esta forma, concluyó que, para el momento en que se alegó la
prescripción, no se había cumplido el plazo extintivo.
V. De acuerdo con el artículo 67.6 del Código Procesal Civil, una vez que el tribunal de
apelaciones reciba el expediente, en primer término revisará la procedencia formal del
recurso vertical admitido.
VI. Realizando la labor descrita, se procede a analizar si es aplicable el párrafo final del
artículo 67.3 de ese cuerpo normativo. En efecto, en dicho apartado se encuentra la regla,
de acuerdo con la cual "En los procesos de mayor cuantía, los autos que se dicten sobre
incidentes o aspectos que no excedan la suma prevista para menor cuantía carecerán de
recurso de apelación". Eventualmente, podría pensarse que dicha regla es aplicable al caso
que nos ocupa. Nótese que el ejecutante decidió estimar el presente proceso en la suma
de tres millones doscientos mil colones (¢3 200 000). Cabe indicar que este monto supera
la cuantía de tres millones de colones (¢3 000 000) fijada por la Corte Plena, en la sesión,
número 38-13, del 9 de setiembre de 2013. En contraposición, los aspectos impugnados
no exceden la cuantía mencionada. Por un lado, el embargo que fue objeto de denegatoria
se pidió sobre la cantidad de ochenta y siete mil trescientos ochenta y nueve colones
cincuenta y cinco céntimos (¢87 389.55). Por otra parte, el ejecutado alegó la prescripción
de la sentencia del proceso penal, con la finalidad de liberarse de la obligación de pagar la
suma de dos millones setecientos mil colones (¢2 700 000) a la orden del ejecutante. Con
todo, a pesar de que, en apariencia, se debería aplicar la restricción contenida en el párrafo
final del artículo 67.3 citado, se considera que se debe dar una solución diferente al caso
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bajo examen. Si se revisa la estimación del presente proceso de ejecución, se verá que don
W. sumó la condenatoria a pagar el daño moral -dos millones de colones (¢2 000 000)-
más las costas de la querella -trescientos mil colones (¢300 000)- más las costas de la
acción civil -cuatrocientos mil colones (¢400 000)- más las costas personales que decidió
cobrar por el proceso de ejecución, a saber, quinientos cuarenta mil colones (¢540 000).
Sin embargo, el artículo 17 del Código Procesal Civil de 1989, vigente al momento de iniciar
el proceso de ejecución, no autorizaba la inclusión de las costas del proceso que estaba
iniciando en la estimación de la demanda. De hecho, el artículo 35.3 del Código Procesal
Civil vigente tampoco lo autoriza. A lo sumo, únicamente podían formar parte de la
estimación las costas de la querella y la acción civil resarcitoria, por cuanto habían sido
objeto de una condenatoria previa, que precisamente se estaba ejecutando. En cambio, las
eventuales costas del proceso de ejecución (que, a la postre, ni siquiera se concedieron)
habrían sido una indemnización posterior a la interposición de este proceso, que no podrían
formar parte de la estimación ya que el artículo 17, apartado 3), del Código Procesal Civil
derogado únicamente permitía incluir el valor de los daños y perjuicios que hayan podido
causarse al momento de presentarse la demanda (la misma regla sigue el artículo 35.3.4
del Código Procesal Civil actual). De esta forma, la estimación correcta del presente
proceso de ejecución es la suma de dos millones setecientos mil colones (¢2 700 000),
esto es, la sumatoria de la condenatoria al pago del daño moral más las costas de la querella
y la acción civil resarcitoria. Por lo demás, la estimación de tres millones doscientos mil
colones (¢3 200 000) no ha sido objeto de una resolución que fije la cuantía con efectos
preclusivos; de manera tal que no existe impedimento para revisarla a fin de que no
constituya un obstáculo para que cualquiera de las partes del proceso pueda acceder a la
segunda instancia. De acuerdo con lo expuesto, en realidad, este es un proceso de menor
cuantía, cuyas apelaciones deben conocerse de manera unipersonal, a tono con el artículo
95.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
VII. Ahora bien, en cuanto al recurso de apelación interpuesto por el ejecutado, es necesario
revisar otro presupuesto de admisibilidad. De acuerdo con el artículo 65.5 del Código
Procesal Civil, los medios de impugnación, incluyendo el recurso de apelación, deberán
"...contener, bajo pena de inadmisibilidad, las razones claras y precisas que ameriten la
modificación o nulidad de lo resuelto...". Ahora bien, a fin de cumplir con la carga procesal
mencionada, los agravios que se exponen en el recurso de apelación, deben dirigirse a
cuestionar lo resuelto en primera instancia. Solo de esa manera, se podría concluir que
dichas protestas satisfacen la exigencia de ameritar "...la modificación o nulidad de lo
resuelto...".
VIII. No obstante, el ejecutado incumplió con la carga procesal descrita. Nótese que el juez
identificó tres actos interruptores de la prescripción, los cuales surtieron efectos desde los
días 2 de setiembre y 20 de octubre de 2014, así como el día 4 de marzo de los corrientes.
Dada la naturaleza jurídica de los actos interruptores de la prescripción, cada vez que
ocurre un acto de esta índole, el plazo extintivo empieza a correr de nuevo. Inteligencia del
artículo 878 del Código Civil. De este modo, en criterio del juez de primera instancia, a partir
del 4 de marzo del año en curso, habría iniciado el cómputo de otro plazo decenal. Con
todo, si don JP no estaba de acuerdo con esta conclusión, debió cuestionarla. Sin embargo,
se limitó a replicar que transcurrió el plazo de diez años a partir del dictado de la sentencia
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del proceso penal, sin que don W. la haya ejecutado conforme a derecho. Dicho argumento
es a todas luces insuficiente para combatir lo resuelto en torno a los actos interrruptores de
la prescripción. De ahí que el recurso bajo examen incumple con la carga establecida en el
artículo 65.5 del Código Procesal Civil. No encontrándose el suscrito juzgador facultado
para revisar de oficio lo resuelto en cuanto a los actos interruptores de la prescripción, ya
que el artículo 65.6 de ese cuerpo normativo prohíbe que el órgano de control enmiende o
revoque la resolución impugnada en lo que no sea objeto de inconformidad. En virtud de
las razones expuestas, se declara mal admitida la apelación interpuesta por el ejecutado en
contra de la resolución de las 18 horas 12 minutos del 3 de junio de los corrientes.
XI. En las condiciones descritas, el dinero cuyo embargo se pidió está respondiendo por los
honorarios del ingeniero L.. Sin embargo, al no haberse rendido el dictamen pericial todavía,
don L. no se ha hecho acreedor al pago de sus honorarios. De esta forma, el dinero
mencionado aún pertenece a la parte depositante, quien, incluso, aún podría pedir su
restitución en caso de que ya no le interesara que se haga el avalúo del inmueble.
XII. En virtud de los argumentos expuestos, se concluye que no es válida la razón dada por
el juez para denegar el embargo pedido por la parte ejecutante. De ahí que se revoca el
auto de las 16 horas 10 minutos del 5 de abril de los corrientes, en cuanto rechazó dicha
medida de ejecución. Salvo que algún motivo de orden legal lo impida, procédase a
decretar embargo sobre el depósito de ochenta y siete mil trescientos ochenta y nueve
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colones cincuenta y cinco céntimos (¢87 389.55) realizado por el ejecutado en el
expediente 04-002027-0638-CI.
POR TANTO: Se declara mal admitida la apelación entablada por el ejecutado en contra de
la resolución de las 18 horas 12 minutos del 3 de junio del año en curso. Se revoca el auto
de las 16 horas 10 minutos del 5 de abril de los corrientes, en cuanto rechazó la solicitud
de embargo planteada por el ejecutante. Salvo que algún motivo de orden legal lo impida,
procédase a decretar embargo sobre el depósito de ochenta y siete mil trescientos ochenta
y nueve colones cincuenta y cinco céntimos (¢87 389.55) realizado por el ejecutado en el
expediente 04-002027-0638-CI.”
Extracto de sentencia:
“I. En la resolución apelada, se declara sin lugar la prescripción de la sentencia que planteó
el demandado, argumentando la juzgadora de primera instancia que en el proceso existen
actos interruptores del término legal, en razón que la accionante ha gestionado el asunto
tendiente a lograr un efectivo cobro de lo adeudado, identificando en forma oficiosa y como
último acto interruptor, la liquidación presentada el fecha 25 de febrero del 2020, sobre la
cual se confirió audiencia al demandado por auto de las ocho horas veinticuatro minutos
del quince de setiembre del dos mil veinte, notificado al accionado el dieciséis de setiembre
del dos mil veinte, todo a la luz del inciso a) del numeral 977 del Código de Comercio.
Expresa que entre esta fecha y la de presentación de la prescripción invocada, sea el 20
de noviembre de ese mismo año, solo transcurrieron dos meses y diez días, por lo que no
se está dentro del supuestos del ordinal 986 ibídem.
II. Contra ese pronunciamiento, se muestra inconforme la parte demandada. Agravia que
lo resuelto contiene una errónea interpretación de los artículos 984 y 986 del Código de
Comercio, ya que efectivamente el fallo prescribe en cuatro años, tal y como lo indicó en
su gestión incidental, y en este caso la sentencia fue dictada desde el 18 de agosto de
2009, mientras su gestión fue presentada a estrados judiciales en el mes de noviembre del
2020, es decir ya transcurrido un período de 11 años desde la firmeza de fallo, por lo que
su criterio, el actor ha dejado transcurrir un plazo en demasía al que corresponde para la
extinción de la obligación, de ahí que la interpretación de la A quo es incorrecta. Expresa
además que, el artículo 977 ibídem, es mal aplicado. La accionante incidentada fue
debidamente notificada de este incidente, sin que se pronunciará sobre el mismo, y dicha
normativa en su inciso a) considera como no interrumpida la prescripción si el actor
desistiere de ella. A su criterio, esto ocurrió por cuanto la actora desistió a la prescripción
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al no contestar ni tener interés en el incidente de prescripción de sentencia, por lo que
considera que no existe una interrupción de la prescripción y en consecuencia procede a
la aplicación de la sanción extintiva del derecho. Por último, señala que, en lo resuelto existe
inobservancia del artículo 61.2 del Código Procesal Civil, esto por cuanto la sentenciadora
indicó que no puede declarar la prescripción en forma oficiosa, afirmación que considera
errónea y deja a la parte demandada en total indefensión, en virtud que, a su criterio, no
fundamenta ni valora la pretensión concreta de esta gestión, sea declarar la prescripción
de la sentencia, además la inactividad de la incidentada evidenciada en su desinterés,
insistiendo en que esa desidia no interrumpe la prescripción y la misma está sobradamente
transcurrida, amén que la sentencia no puede comprender otras cuestiones que las
reclamadas expresamente por las partes y el actor no señaló en absoluto nada respecto a
esta gestión.
IV. Sobre el fondo del recurso. Atendiendo el orden de los agravios expuestos por la parte
demandada, se inicia indicando que el derecho sentenciado a favor del actor proviene del
no pago de una obligación dineraria, producto del saldo insoluto por el uso de una tarjeta
de crédito a nombre del demandado, lo que provocó el dictado de la sentencia número
180-2009 de las diez horas cincuenta minutos del dieciocho de agosto del dos mil nueve,
según se aprecia a folio 36 del expediente físico de este asunto civil. Efectivamente a la luz
de los artículos 894 y 986 del Código de Comercio, el derecho que nace a raíz del fallo del
fondo prescribe para este caso en cuatro años. La gestión incidental de prescripción de la
sentencia fue interpuesta por el demandado en el mes de noviembre del 2020, del cual se
confirió audiencia a la parte actora, quien no respondió la incidencia. En ese sentido, se
determina en la especie que la gestión que presentó el abogado Claudio Antonio Murillo
Ramírez el día 4 de diciembre del 2020 y que replicaba la incidencia prescriptiva formulada
por el accionado, no fue atendida, ya que por resolución de las catorce horas diez minutos
del once de enero del dos mil veintiuno, se le previno demostrar el carácter con que actuaba
a nombre del banco actor, lo que no cumplió, conforme se desprende de la resolución de
las quince horas cincuenta y dos minutos del dieciséis de abril del dos mil veintiuno.
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horas del 10 de febrero del año 2017, esta último citado dentro del voto 209-3C de las
13:21 del 28 de febrero del 2022. A partir de lo anterior, tanto la Jurisprudencia reiterada y
como la doctrina, entiende que, para que se configure la prescripción, es indispensable que
se den tres requisitos, a saber: 1) El que transcurra el plazo señalado por la ley para tal
efecto. 2) Que durante ese lapso exista inercia del titular del derecho, y 3) Que el deudor
quiera hacerla valer; pues no es declarable de oficio. El plazo prescriptivo corre desde que
la parte actora puede hacer valer su derecho (doctrina del ordinal 969 del Código de
Comercio), de ahí que es posible su interrupción conforme a los presupuestos legales
señalados en el ordinal 977 ibídem, siempre y cuando así lo manifieste expresamente la
parte actora-incidentada, quien ante la solicitud de prescripción, está en el deber de replicar
lo pedido e indicar puntualmente los eventuales actos interruptores del plazo cuatrienal para
que sea valorado por la persona juzgadora, ello dentro de los principios de igualdad de trato
y dispositivo (artículos 2.1 y 2.4 del Código Procesal Civil).
VII. Ello es así porque mediante el planteamiento incidental, el incidentista solicita del
tribunal una actuación determinada que puede tener un contenido diverso: la declaración
de un derecho o un interés, la creación, modificación o extinción de la relación jurídica,
etcétera. A este elemento de la pretensión o formulación concreta de la petición (no solo
incidental) tiene un efecto directo sobre el órgano judicial, ya que le indica a la persona
juzgadora y tribunal, cuál es el conflicto sobre el que debe pronunciarse. La causa petendi,
aún en un trámite incidental, como señala GUASP, no constituye el fundamento de la
petición, no sirve como cimiento de la pretensión, sino que funciona más bien como muro
que encierra, dentro de los límites que define, el objeto del proceso (...)" (Gimeno Sendra,
Vicente y otros, Derecho procesal administrativo costarricense, Editorial Juricentro, San
José, 1994, ps. 259-262). Esto no es un aspecto menor, pues el Código Procesal Civil
señala que, en sus distintas audiencias, es imperativo la definición del objeto del proceso y
del debate, este último considerando la oposición que se haga a la gestión, aún a la
incidental por parte del incidentado, ya que impacta directamente sobre la congruencia que
debe estar presente en la resolución final. La jurisprudencia nacional ha establecido la
necesaria relación que debe hacerse reflejar dentro de la decisión judicial entre lo pedido
por las partes y la causa de pedir, al tenor de lo que hayan expresado en sus escritos, ya
sea de demanda, de contrademanda o incidental, y lo resuelto en el fondo. Para claridad
sobre el punto, la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia ha indicado de forma
recurrente que se produce incongruencia en el fallo judicial: "..., la incongruencia consiste
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en la falta de relación entre lo pedido por las partes, no a lo largo del proceso, sino en sus
escritos de demanda o contrademanda como en sus respectivas contestaciones, y lo
resuelto en el fallo. No porque en éste se decida algo diferente a lo querido por los litigantes,
sino porque se omite pronunciamiento sobre algún extremo sometido a debate (mínima
petita), se otorga más de lo rogado (ultrapetita), o porque lo resuelto no guarda
correspondencia con lo solicitado al agregar extremos no peticionados (extra petita). Puede
ocurrir además, porque el fallo contiene disposiciones contradictorias. Dicho en otros
términos, no hay incongruencia entre las consideraciones de la sentencia y lo resuelto en
la parte dispositiva”. (Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, Voto número 000301-
F-2007 de las once horas quince minutos del veintiséis de abril del dos mil siete).
Finalmente, para que un hecho pueda haberse encontrado sujeto a análisis por parte de la
persona juzgadora, luego fundamentar una resolución judicial, por lógica de la más simple,
debe de haber sido introducido al proceso. Lo medular es que haya sido parte de la causa
de pedir o de la oposición desplegada, ambas legítimamente introducidas y que formaron
parte del contradictorio que las partes delimitaron según sus gestiones. Resulta claro que,
de introducir el tribunal hechos al proceso, por sobre los que las partes involucradas no han
introducido por su cuenta conforme al derecho procesal y hacerlo con el dictado de la
resolución definitiva, comprende un vicio de incongruencia grosero que generaría en la
parte a quien perjudique, un evidente y manifiesto estado de indefensión. Por supuesto que
la congruencia referida tampoco importa ciertas variaciones susceptibles de reflejarse en
aquellos hechos a los que la Autoridad Judicial califique de probados en la sentencia, pero
siempre y cuando respecto de éstos, hayan tenido oportunidad las partes de expresarse,
traer prueba o contraprueba al proceso, y por supuesto, no se haya generado con ello
indefensión. Lo expuesto se potencia en una discusión como la presente referida a la
prescripción, instituto que no es declarable de oficio en esta materia (artículo 973 del
Código de Comercio), de ahí que congruentemente, tampoco es dable que la persona
juzgadora proceda a analizar de esa misma forma y bajo la oficiosidad, la existencia de
posibles actos interruptores no invocados previamente, pues de hacerlo rompería con la
imparcialidad que juró constitucionalmente y violentaría el trato igualitario llamado a
sostener en el juicio, disponiendo una solución incongruente con lo alegado y argumentado
por las partes en sus momentos procesales correspondientes, vulnerando la buena fe
procesal e inclinando la balanza de la justicia en forma peligrosa para favorecer los intereses
de una parte que no ha procurado una efectiva defensa de sus intereses.
VIII. Así, el análisis oficioso de los supuestos actos interruptores que hace la juzgadora para
determinar que el plazo prescriptivo cuatrienal que opera en este asunto resulta incorrecto,
al no haber sido puntualizados por el actor incidentado, como era su deber procesal, ni
mucho menos acreditar la existencia de tales actos. Lo resuelto en el proceso principal
durante todos estos años, se vuelve nugatorio ante el silencio del incidentado, quien, con
esa conducta omisiva, concede el derecho al demandado incidentista. Se insiste:
necesariamente quien deba oponerse a una gestión incidental como de esta naturaleza,
esta llamado no solo a responderla en tiempo y forma, si no también en apuntar
diligentemente los distintos y posibles actos interruptores. Había un deber ineludible de la
parte excepcionada de plantear en el momento indicado y fundamentar los posibles actos
interruptores, así como eficacia interruptora para que el juzgador pudiera abordarlo por el
fondo. Como no lo hizo, quedó excluido del contradictorio y también de los reproches
14
deducibles vía recursiva. Ante ese silencio omisivo, es claro que se cumplen los
presupuestos legales para declarar la prescripción pedida y atender los motivos de
impugnación presentados.
IX. Adicionalmente, esta Cámara considera importante aclarar a la parte recurrente que la
limitada que hace en cuanto al inciso a) del numeral 977 del Código de Comercio es
incorrecta. Expresamente señala esa norma: “La prescripción quedará interrumpida: a) Por
la demanda o cualquier otro género de interpelación judicial notificada al deudor. Se
considera como no interrumpida la prescripción, si el actor desistiere de ella o se declare
desierta.”. Este supuesto que el legislador mercantil establece se refiere a situaciones muy
distintas al que, en forma artificial, quiere hacer valer el apelante. En efecto, lo que la norma
concreta explica es que la existencia de una demanda judicial, notificada al deudor,
constituye el acto de interrupción de la prescripción por excelencia, pero con dos
excepciones: 1-Cuando el actor desiste de esa acción y 2- Cuando opere la caducidad
procesal, instituto regulado bajo la designación de la deserción en la normativa procesal
derogada; supuestos ambos en los cuales los actos interruptores no aplican frente a la
interposición de una nueva acción judicial. Nada tiene que ver esta norma con la ausencia
de una oposición incidental por parte del actor incidentado, que en este caso no fue posible
atender, por la ausencia de acreditación del poder del abogado Claudio Antonio Murillo
Ramírez.
XI.También habrá mérito para resolver sin especial condena en costas dado que la razón
de la extinción del derecho y la consecuente terminación del proceso se debe al
decaimiento del derecho de crédito por prescripción negativa, lo que permite calificar la
conducta de la entidad incidentada como de buena fe acorde a lo dispuesto por el numeral
73.2 del Código Procesal Civil.
15
6. Se acoge el incidente de prescripción del derecho otorgado en sentencia y se
declara prescrito el derecho allí concedido
Extracto de sentencia:
“II. En el proceso sumario de cobro de obligación dineraria entablado por Banca Promérica
S.A. contra R., el Juzgado dictó sentencia acogiendo la prescripción opuesta de réditos y
confirmando el cobro en cuanto al principal e intereses futuros. Como la misma adquirió
oportuna firmeza, el asunto pasó a fase de ejecución. Ya en esta etapa, el demandado
articuló el presente incidente de prescripción contra el derecho concedido en el fallo. El a
quo confirió audiencia a la entidad bancaria quien contestó y se opuso a lo pretendido. En
una primera resolución -20:32 horas del 16 de abril de 2021- el juzgador acogió la
prescripción argumentando que desde la firmeza de la sentencia el proceso ingresó a etapa
de ejecución y como el último acto interruptor del plazo prescriptivo cuatrienal fue la
notificación de la resolución aprobatoria de la liquidación de réditos a la accionada, hecho
ocurrido en mayo de 2016, transcurriendo más de cuatro años de inactividad a la fecha de
presentación del incidente -3 de diciembre de 2020-, el instituto se consolidó. El
representante de la entidad actora impugnó lo resuelto y en lo medular dijo que no existía
desinterés de su representada pues la prosecusión había sido oportuna y legítima, con
gestiones pertinentes tendientes a la recuperación del crédito, por lo que el cobro no quedó
en abandono. El a quo, en la resolución aquí impugnada, revocó el anterior pronunciamiento
y en su lugar denegó la prescripción -resolución de las 15:45 horas del 3 de agosto de
2021-. Con esa finalidad, determinó que la última liquidación de réditos fue realizada en el
2009 pero luego de eso la actora formuló una solicitud de embargo el 2 de octubre de 2018
acogida mediante resolución de las 11:35 horas del 15 de marzo de 2019, notificada el 22
de marzo de 2019, ambos actos interruptores del plazo prescriptivo aplicable al caso en
discusión, generando este último el rechazo del precitado incidente por no transcurrir el
plazo cuatrienal contado a la fecha del escrito incidental. El apoderado del accionado
recurrió esta resolución advirtiendo yerros de forma y fondo. El Juzgado los denegó y
admitió la alzada ante este Tribunal, que conocerá circunscrito a cuanto fue objeto de
impugnación.
III. Un primer vicio es formal encaminado a invalidar lo resuelto. El argumento es que como
lo recurrido es una sentencia y no un auto, el juzgador quedó impedido de abordar por el
fondo el recurso de revocatoria que planteó la parte contraria, lo que acarrea la nulidad de
lo apelado. El reproche no luce atendible. Contrario a lo expuesto, el Tribunal en este punto
coincide con la tesis del a quo al denegar la revocatoria respecto de este agravio en
particular. El artículo 58.1 del Código Procesal Civil de 2016 clasificó las resoluciones en
providencias, autos y sentencias, eliminando del firmamento la categoría de "auto setencia"
que reglamentaba el numeral 153 del hoy derogado Código Procesal Civil. Esto es relevante
dado que bajo la anterior ley era dable subsumir el pronunciamiento responsable de dirimir
por el fondo el incidente de prescripción del derecho concedido en sentencia en la categoría
de "auto sentencia", sometido al régimen recursivo aplicable a ese tipo de resolución,
16
consecuentemente desprovisto del recurso horizontal. Pero eso cambió con la nueva ley
procesal porque la denominación "sentencia" quedó reservada para la resolución que
decidiera las cuestiones debatidas conforme a la calificación expresa hecha por el
legislador, quedando esta restringida en adelante a las resoluciones a las que el Código
Procesal Civil asignó expresamente ese atributo, coincidente en todos los casos con el
pronunciamiento responsable de dirimir las cuestiones debatidas conforme a lo alegado en
la demanda y oposición de los procesos principales -ordinario, sumario, monitorio y
ejecución de sentencia-. Las restantes resoluciones -no calificables como sentencia-
pasaron a ser autos o providencias, y el numeral 67.3 al tipificar los "autos" apelables,
incluyó en el inciso 12) el pronunciamiento responsable de dirimir por el fondo el incidente,
indistintamente de poner o no término al proceso, insertándose la resolución objeto de
discusión en esa hipótesis. Lo anterior significa que con la actual ley procesal la resolución
responsable de dirimir por el fondo el incidente de prescripción de la sentencia ostentó en
adelante calificativo de auto, sujeto por ello al régimen recursivo de tales pronunciamientos,
incluyendo la revocatoria, lo que descarta cualquier anomalía causante de nulidad.
IV. Un segundo vicio es de fondo para revocar el pronunciamiento. Alega el recurrente que
la actora en ningún momento amparó la interrupción de la prescripción en un acto concreto,
resultando la fundamentación genérica e improcedente. Según expone, lo único que dijo
fue que la gestión prescriptiva estaba precluida porque la etapa de oposiciones ya había
pasado, dado que el proceso tenía años en fase de ejecución, desconociendo por completo
la posibilidad de que la sentencia prescribiera en los términos del numeral 986 del Código
de Comercio. Añade que el voto citado de la Sala Primera fue inocuo al no existir algún acto
capaz de interrumpir la prescripción cuatrienal contada a partir de la última aprobación de
réditos, pues en ninguna parte se aludió a algún acto concreto de parte o resolución con
capacidad de interrumpir el plazo de prescripción alegado, y no obstante ello, el juzgador
acogió irregularmente la revocatoria planteada por la parte actora bajo la premisa de existir
un acto interruptor que fue una solicitud de embargo acogida en el 2019, lo cual hizo de
oficio dándole el fundamento del que careció el mentado recurso. Aunado a ello, dice que
el numeral 977 no habla de notificación judicial sino de interpelación judicial, la cual no se
ha dado en el presente caso pues no hubo un embargo efectivo dado que el demandado
no labora en el lugar donde se dispuso realizar el citado embargo, no llegando por esa razón
a retenerse suma alguna de dinero, sin tener esa notificación carácter interruptor, para lo
cual citó parte de un precedente de este Tribunal.
V. El accionado planteó el incidente afirmando que por existir sentencia firme, encontrarse
el asunto en fase de ejecución, haber ocurrido el último acto interruptor del plazo
prescriptivo cuatrienal -conforme al numeral 986 del Código de Comercio- el 9 de mayo de
2016 con la notificación del auto aprobatorio de la liquidación de réditos a su persona, y
transcurrido desde esa fecha a la del citado incidente -3 de diciembre de 2020- más de
cuatro años de inactividad, el derecho contenido en el título prescribió. El Juzgado cursó
audiencia a la entidad bancaria y aunque se opuso, su alegación, según iremos viendo,
resultó claramente insuficiente para que el a quo fallara en la forma como finalmente lo hizo.
Veamos por qué. Al contestar, sostuvo que la prescripción quedó interrumpida por la
demanda o cualquier otro género de interpelación judicial notificada al deudor,
convirtiéndose en interruptora la notificación constatable en autos. Este primer alegato
17
resultó genérico e impreciso porque si bien aludió a una notificación con efecto interruptor,
no mencionó el acto jurídico causante de esa notificación quedando por ello en el aire,
insuficiente para poder el Tribunal abordarlo por el fondo. También dijo que el proceso
estaba en fase de ejecución y la prescripción de réditos solo operaba cuando existiera
abandono igual al necesario para la prescripción del rubro, debiendo verse como
interruptora cualquier actividad que desarrollara el proceso y que evidenciara interés en la
recuperación del crédito (embargos de salarios, cuentas bancarias, liquidaciones de
intereses, entre otras gestiones). Este argumento resultó de igual modo insuficiente porque
además de no tomar en cuenta que el incidente versó sobre la prescripción del principal y
no únicamente de los réditos, omitió lo más importante, detallar la o las gestion(es)
puntual(es) suya(s) y(o) del despacho desplegada(s) dentro de los cuatro años previos a la
presentación del incidente, capaces -desde su óptica- de producir efectos interruptores e
inutilizar la consolidación de la prescripción invocada. Lo que hizo fue aludir en forma
general a algunos potenciales actos que en su criterio podían tener esos efectos -entre
ellos, embargos, liquidaciones, entre otros- pero sin aludir a alguno en concreto acaecido
dentro del íter procesal en los términos expuestos supra. En consonancia con lo anterior,
transcribió parte de un voto de la Sala Primera y concluyó que como el proceso estaba en
ejecución y se había mantenido activo mediante oportunas liquidaciones, no existía
justificación para declarar prescrito el derecho. Este último argumento es igualmente
inadecuado. Aunque pretendió dar a entender que el proceso no se paralizó porque durante
los cuatro años previos al incidente presentó liquidaciones interruptores, omitió
mencionarlas y situarlas en el plano temporal del íter procesal. Con esto último acabó
circunscribiendo el debate a supuestas liquidaciones de réditos y costas como actos
interrumpires del plazo prescriptivo, dejando por fuera de su interés y del consecuente
contradictorio otros posibles actos jurídicos con esa misma potencial eficacia, entre estos,
el embargo recaído en el 2019 al que hizo alusión el a quo, con el inconveniente de tan
siquiera precisar las supuestas liquidaciones, tratándose al final de una exposición genérica
e insuficiente. En ese contexto el a quo dirimió el incidente acogiéndolo para lo cual denegó
la oposición omitiendo aludir correctamente al mentado acto de embargo desplegado en la
carpeta; lo anterior, reiteramos, en consonancia con la actitud previa asumida por la entidad
bancaria al excluirlo cuando contestó la audiencia, ajustando de esa forma su actuar a los
principios del debido proceso, igualdad procesal de trato y congruencia. Esto resultó de la
mayor importancia en el contexto de lo que debe ser el funcionamiento del Poder Judicial
dentro del Estado de Derecho, con un órgano jurisdiccional encaminado a dirigir
imparcialmente el proceso e impartir justicia pronta y cumplida, supeditando el análisis
sustancial de los presupuestos materiales de legitimación, derecho e interés a las tesis
fácticas y jurídicas invocadas en tiempo y forma por las partes, absteniéndose de
trascender el ámbito factual -delimitado por ellas mismas- en aras de no alterar el equilibrio
y no abordar aspectos que requieran iniciativa previa de la parte en virtud del principio
dispositivo vigente en esta materia.
VI. Por la misma razón, se concluye que el juzgador erró al acoger la revocatoria y rechazar
la prescripción. No solo actuó a contrapelo de los citados principios porque obvió las
deficiencias iniciales de la oposición -que había previamente abordado en forma atinada-,
también porque amparó su actuar en un alegato recursivo deficiente considerando que el
reproche de la parte actora resultó genérico e insuficiente por aludir únicamente a una
18
conducción suya activa del trámite de ejecución, sin llegar a incluir como agravio puntual la
existencia del embargo recaído en el 2019 que el juez consideró para revocar el
pronunciamiento prescriptivo; lo anterior, en el entendido que aun si lo hubiera alegado
tampoco habría podido atenderlo válidamente por envolver un alegato novedoso afectado
por preclusión en relación con el momento en que debió proponerlo y no lo hizo. Y más
grave aún, utilizó el mentado alegato recursivo, carente de agravio útil, como plataforma
para indagar de oficio el acto que acabó insertando como interruptor sin previa alegación
explicativa del llamado a invocarlo, en claro detrimento de los postulados más elementales
del debido proceso. Aquí debemos aclarar que poco importará que el acto -decreto de
embargo- fuera visible para los intervinientes del proceso. Insistimos, había un deber
ineludible de la parte excepcionada de plantearlo en el momento indicado y fundamentar
su eficacia interruptora para que el juzgador pudiera abordarlo por el fondo. Como no lo
hizo, quedó excluido del contradictorio y también de los reproches deducibles vía recursiva,
con mayor razón si el mentado alegato omitió considerarlo explícitamente, que fue lo
sucedido en este caso. Por ello, el actuar del juez resultó censurable lo que dará mérito
para atender el agravio del demandado y excluir del contradicotio analizable la gestión
tildada como interruptora realizada en el año 2019.
VII. Consecuente con lo anterior, si el último acto con ese efecto posterior a la firmeza de
la sentencia fue la notificación de la resolución aprobatoria de réditos y costas en fecha 9
de mayo de 2016, hecho no controvertido, transcurriendo desde esa data y hasta la fecha
del incidente más de cuatro años de inactividad -en ausencia de acto interruptor puntual
invocado por la parte incidentada-, amparado en el numeral 986 del Código de Comercio
habrá mérito para acoger el recurso y revocar en su totalidad la resolución apelada, en su
lugar declarar con lugar el incidente de prescripción, decretar prescrito el derecho
concedido en la sentencia, ordenar el oportuno levantamiento de los embargos decretados
en autos y la terminación del proceso. También habrá mérito para resolver sin especial
condena en costas dado que la razón de la extinción del derecho y la consecuente
terminación del proceso se debe al decaimiento del derecho de crédito por prescripción
negativa, lo que permite calificar la conducta de la entidad incidentada como de buena fe
acorde a lo dispuesto por el numeral 73.2 del Código Procesal Civil. Por carecer de interés,
se omitirá atender el último argumento sustancial del recurso dirigido a cuestionar el
carácter interruptor de la medida cautelar.
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7. Prescripción: Análisis en la etapa de ejecución de sentencia, actos interruptores y
renuncia tácita
Extracto de sentencia:
“V. Aclarado lo anterior y respecto a la prescripción solicitada y los plazos interruptores que
cuestiona la apelante, tales agravios se deniegan. El instituto de la prescripción encuentra
su razón de ser en generar un estado de seguridad jurídica a favor de la parte deudora,
dado que el titular, a través de su inactividad, tácitamente demuestra su intención de no
reclamar lo que le corresponde, creándose una situación objetiva de incertidumbre,
producida por el no ejercicio oportuno del derecho de parte de quien disfruta del mismo.
De este Tribunal, se puede consultar los votos número 1249-M de las 7 horas 55 minutos
del 17 de octubre de 2001, 899-P de las 13 horas 15 minutos del 31 de agosto de 2006 y
en especial el voto 187-2C de las 9:05 horas del 10 de febrero del año 2017, esta último
citado dentro del voto 209-3C de las 13:21 del 28 de febrero del 2022. A partir de lo
anterior, tanto la Jurisprudencia reiterada y como la doctrina, entiende que para que se
configure la prescripción, es indispensable que se den tres requisitos, a saber: 1) El que
transcurra el plazo señalado por la ley para tal efecto. 2) Asimismo que durante ese lapso
exista inercia del titular del derecho, y 3) Por último que el deudor quiera hacerla valer; pues
no es declarable de oficio. El plazo prescriptivo corre desde que la parte actora puede hacer
valer su derecho (doctrina del ordinal 969 del Código de Comercio) y en ese entendido,
hay que considerar los actos interruptores del plazo fatal (cuatro años para el caso
concreto), ello bajo la óptica de que estamos en un proceso en etapa de ejecución de
sentencia. Como consecuencia de lo anterior, es necesario determinar la posibilidad de
reconocer o no las gestiones de cobro de la obligación principal bajo un marco prescriptivo
de mayor espacio temporal y que en el caso de autos, se insiste, corresponde a cuatro
años. Consta la sentencia dictada en el proceso ante la notificación de la parte demanda y
su falta de apersonamiento, resolución número 1351-2008 de las 09:00 horas del 6 de
agosto del 2008, notificada el 12 de ese mismo mes y año; disposición judicial que consolidó
el derecho del actor al cobro y pago de la obligación dineraria a cargo de la demanda. Firme
esta sentencia, el actor procedió a liquidar intereses y costas en dos momentos distintos,
así como pedir decretos de embargo en otros tantos escritos, los que vamos a detallar más
adelante. Tales gestiones evidentemente se presentan como actos interruptores, que
excluyen e impiden que la prescripción se produzca y que obliga a que el tiempo sea
contado de nuevo, prolongado así la vida del derecho ya concedido en fallo. Por esto, la
interrupción puede ser considerada como un acto obstativo de la prescripción. Pero puede
también ser considerada como un acto que vigoriza el derecho subjetivo o la facultad
jurídica, es decir, desde este punto de vista, un acto de conservación y de defensa del
derecho subjetivo. Por consiguiente, el acto interruptivo dentro del ámbito de un proceso
judicial en curso donde ya operó una interrupción previa con la notificación de la demanda,
lo constituye -ab initio-, el ejercicio del derecho de cobro del principal y de los intereses
liquidados en la demanda. Pero en fase de ejecución, es de resaltar que, tratándose de la
prescripción del derecho concedido en sentencia, las gestiones que efectivamente tiendan
20
a la obtención del cumplimiento de la obligación principal, son actos interruptores de la
prescripción; últimas que, ante la omisión de la demandada en señalar medio para atender
notificaciones, opera su comunicación automática conforme a derecho y bajo su entera
responsabilidad. No es objeto de discusión ni de agravio, que estos actos liquidatorios y
solicitudes de afectación patrimonial, buscan el cumplimiento del pago debido y se
materialicen como interruptores del plazo prescriptivo. En el sub lite, posterior a la firmeza
del fallo, el actor presenta una liquidación de intereses y costas el día 8 de setiembre del
2009, misma que fue conocida por auto firme de las 13:40 del 6 de julio de 2009.
Posteriormente, el 16 de agosto de 2010 se solicita decretar el embargo sobre las cuentas
bancarias de la demandada, lo cual fue accedido por resolución de las 07:33 del 18 de
agosto del 2010. Entre estas fechas es indudable que no ha transcurrido el cuatrienio del
numeral 986 del Código de Comercio. No obstante, y luego de esta resolución, el actor
vuelve a gestionar hasta el 4 de mayo de 2015, en donde formula dos escritos solicitando
nuevamente una práctica de embargo y procediendo a realizar una liquidación de intereses
y costas. Es claro que entre la resolución del 18 de agosto del 2010 y esta gestión del 4 de
mayo del 2015, sí hay un lapso temporal superior a cuatro años, pero también lo es que la
demanda no invocó en este momento procesal la prescripción que ahora se está
analizando. Esta petición de embargo del actor fue atendida por la resolución de las 10:21
del 21 de agosto de 2015 (resolución que decreta el embargo) y por la resolución de las
10:59 del 13 de noviembre de 2015 (auto que conoce y aprueba la liquidación de intereses
y costas), disposición judicial última que fue notificada en 17 de febrero de 2016. En esas
condiciones, se aprecia una renuncia tácita de la prescripción por parte de la accionada y
las actuaciones posteriores, interruptoras del plazo cuatrienal, precluyeron cualquier acción
prescriptiva que se intente amparada en ese lapso temporal ya identificado y superado. En
efecto, por remisión del artículo 2 del Código de Comercio, el ordinal 850 del Código Civil
establece que, la prescripción no puede renunciarse anticipadamente, pero sí es factible
de renuncia la cumplida. En ese sentido, la renuncia de la prescripción, por las
consecuencias que conlleva, en principio debe ser expresa. Se dice que en principio porque
también se admite la tácita, siempre y cuando esta resulte de no oponer la excepción antes
de la sentencia firme, o de que quien puede oponerla manifieste por un hecho suyo que
reconoce el derecho del dueño o del acreedor. Lo último corresponde a la doctrina del
artículo 851 ibídem, de ahí que los periodos de cuatro años que expresa el apelante como
operados dentro del proceso sin actividad alguna (los cuales corresponde a la realidad
procesal a un solo lapso temporal ocurrido en el trámite procesal), no son óbice para
apalancar ahora la prescripción incidental pedida, máxime que el proceso fue reactivado
por el accionante mediante gestiones que fueron resueltas ya en firme y que constituyen
actos precluidos dentro del juicio civil, cuya consecuecia jurídica, ante la notificación de
estas resoluciones al demandado (artículo 11 de la Ley de Notificaciones Judiciales), es
que existe un reconcomiento tácito de esta parte al derecho del acreedor y entra a operar
las disposiciones del ordinal 851 del Código Civil. Se insiste, únicamente se identificó un
único periodo ya analizado y ante el cual, la demandada mostró una total inercia, máxime
que ligado a esto, esta el principio de que si una obligación está prescrita pero el deduro
no lo alega así en forma expresa, el juez no puede ni esta autorizado para declarar de oficio
la prescripción (artículos 973 del Código de Comercio y 851 del Código Civil. Voto numero
251 de las 14:40 del 31 de agosto del 2011 del entonces Tribunal Segundo Civil, Sección
21
Segunda). Véase que posterior a la notificación el auto de las 10:59 del 13 de noviembre
2015 (aprobando intereses y costas liquidadas), la que fue notificada el 17 de febrero de
2016, el actor solicita nuevo embargo el 12 de diciembre de ese mismo año, gestión
atendida por resolución de las 15:04 del 6 de julio de 2017; luego del cual el tramite del
proceso entra nuevamente en una inercia por falta de actividad de las partes hasta el 8 de
enero de 2021, fecha en que la parte demandada se apersona al proceso, otorgando poder
especial judicial y señalando medio para atender notificaciones. El 18 de febrero de ese
mismo año, la accionada fórmula este incidente de prescripción. Entre la resolución de 6
de julio de 2017 y el apersonamiento la demanda el 8 enero 2021, así como la fecha de
presentación de esta incidencia, no trascurrieron cuatro años que establece el artículo 986
del Código Comercio, lo que da como consecuencia que se confirme el auto apelado.”
22
REFERENCIAS
i
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y TRABAJO ALAJUELA SEDE ALAJUELA MATERIA
CIVIL. Resolución Nº 01147 - 2022. Fecha de la Resolución: 22 de Diciembre del 2022 a
las 16:20. Expediente: 14-003190-1204-CJ. Clase de asunto: Proceso monitorio dinerario.
iv
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y TRABAJO ALAJUELA SEDE ALAJUELA MATERIA
CIVIL. Resolución Nº 01094 - 2022. Fecha de la Resolución: 06 de Diciembre del 2022 a
las 11:14. Expediente: 12-000459-0638-CI. Clase de asunto: Proceso de ejecución de
sentencia.
v
TRIBUNAL PRIMERO DE APELACIÓN CIVIL DE SAN JOSÉ. Resolución Nº 01334 - 2022.
Fecha de la Resolución: 13 de Octubre del 2022 a las 14:11. Expediente: 07-000997-0180-
CI. Clase de asunto: Proceso sumario.
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