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Un adulto es tanto más pleno y dispone mejor de sus medios, cuanto más
haya podido expresar, durante su infancia, la realidad de su ser y de sus sentimientos, con sus
características personales y en la diversidad de sus emociones.
Descubrirá sus reacciones emocionales y experimentará una cierta distancia entre él y el adulto.
La cuestión esencial será, por lo tanto, ayudar a al niño a aceptar las reglas de la vida en sociedad
para poder participar activamente, a tener en cuenta a los otros sin traicionar, no obstante, su
propia esencia, sin renegar de sus características personales, sus emociones y sentimientos.
En ambos casos…
Él es una PERSONA POR ENTERO. Se impone el mismo respeto por él que el que se tiene por
cualquier adulto.
Si el bebé continúa llorando en sus brazos, no se apresure a decir que no sabe consolarlo, tenga
confianza, ya que usted posee aquello que él más necesita: USTED y su cuerpo que es lo más
familiar para él.
Puede ser que necesite descargar tensiones, dele tiempo para lograrlo. Acostúmbrese de
inmediato a compartir el mal rato con él, con palabras comprensivas. Dígale lo que tenga ganas de
decirle, tal vez en VOZ MUY BAJA.
Si aun así, él continua inquieto, es probable que deba acostarlo en su cuna, hablándole con
suavidad, sostenerlo contra su pecho, sin más intervención.
Esta es la primera experiencia de lo que usted puede hacer por su bebé, pero también de todo lo
que usted no puede hacer en su lugar. Usted le brinda toda su atención, pero ES ÉL QUIEN DEBE
CALMARSE, lo que usted hace es ACOMPAÑARLO.
EL LLANTO
Los niños atendidos cuando lo reclaman desarrollan suficiente sentimiento de
seguridad como para no tener que seguir exigiéndolo más tarde. Los otros
REACCIONAR todavía seguían necesitando, sin duda, sentirse reasegurados.
Le está proporcionando un
objeto externo que él no
podrá recobrar por sí mismo
si lo pierde: por lo tanto
usted está aumentando la
Le está impidiendo qué él busque dependencia al medio.
y encuentre por sí mismo una
solución cuando algo no marcha
bien, lo que reduciría su
capacidad dinámica de reaccionar
a los acontecimientos.
Le anula los balbuceos,
que pueden tener ya valor
Las actividades
de comunicación, y estas
motrices se hacen
huellas pueden resultar
más lentas al
una traba para la
centrarse en la
utilización del lenguaje.
succión.
Debería mantenerse sólo como un recurso excepcional que no debería darse a los bebés antes de
haber hecho todo lo posible por ayudarlo a calmarse sin lograrlo, o bien, en momentos realmente
difíciles, tratando de no crear un hábito.
Ayudar al niño a reunificar La intensidad de los sentimientos infantiles
Pedirle a un niño que exprese lo que desea no significa que usted vaya a
EXPRESA SU concedérselo, pero puede dialogar con él acerca de la razón que lo impide.
OPINIÓN
HABLARLE, SÍ, PERO ESCUCHAR ANTES DE HABLAR
Para hablarle bien a un niño, primero hay que escucharlo, observarlo, tratar de comprender
qué siente, qué entiende, qué busca…
Cuando es muy pequeño, lo entretenemos para esperar sus vocalizaciones antes de hablarle
nosotros y luego, cuando le decimos que venimos a buscarlo para comer, esperamos unos
ESCUCHAR PARA COMPRENDER
segundos a que extienda los brazos. Éste es un doble “entrenamiento”: para el bebé, en darse
cuenta de que puede expresarse y, por nuestra parte, en observarlo, escuchar su lenguaje y
tenerlo realmente en cuenta a él sin hacer de inmediato lo que creemos útil.
Por empatía, a veces podemos imaginar lo que el bebé siente y mostrarle que lo
comprendemos.
Cuando llora, nuestra función no es que deje de llorar o suprimir y sufrimiento, sino ayudarlo a
vivir lo mejor posible ese momento particular.
ESCUCHAR PARA MATIZAR SU PROPIO DISCURSO
Hablarle al niño sobre sus propias emociones y sentimientos, nos conduce a otras reflexiones:
NO DISPONERMOS DE CERTEZAS TOTALES: sólo el mismo niño sabe realmente qué siente.
Tenerlo en cuenta influirá sobre la formulación de nuestro discurso y nos evitara hablar
con un tono omnipotente. Ante interpretaciones demasiado estrictas, los niños puede
rebelarse, pues son vividas como una intrusión y son insoportables.
Un niño se descubre primero así mismo y luego descubre el mundo a partir de él. Se ve a sí mismo
como el centro del mundo. Así, niños mayores se creen fácilmente responsables de lo que ocurre,
en particular del cansancio de la enfermedad de alguno de los adres, de las discusiones entre ellos
o de situaciones problemáticas. Es importante que les mostremos que no es así.
El niño puede habituarse a escucha a sus padres hablando un poco “a la pared” y cerrarse a una
verdadera comunicación. Sería mejor hablar poco pero bien de frente, conversando con el niño
aunque sea muy pequeño.