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Recep.: 28.07.2011
BIBLID [1137-859X (2012), 14; 333-359] Acep.: 30.08.2012
El artículo traza un recorrido por las danzas de espadas con acompañamiento de gaita y tam-
boril existentes en la comarca del Andévalo (Huelva). Revela sus características dentro del contexto
festivo-ritual en que se dan. Seguidamente, se centra en los aspectos musicales y en cómo se inte-
rrelacionan con la danza, incluyendo la transcripción y el análisis de una pieza del repertorio.
Palabras Clave: Danzas de espadas. Andévalo. Gaita. Tamboril. Danza. Música. Transcripción.
Artikulu honek gainbegiratu bat ematen die Andevalo (Huelva) eskualdeko ezpata dantzei, zei-
nak gaita eta danbolinaz laguntzen diren. Horien ezaugarriak azaltzen dira dagokien jai-erritu tes-
tuinguruan. Ondoren, musika alderdietan jartzen da arreta, baita dantzarekin erlazionatzen diren
moduan ere, eta horiei transkripzioa eta errepertorioko pieza baten analisia gehitu zaie.
Giltza-Hitzak: Ezpata dantzak. Andevalo. Gaita. Danbolina. Dantza. Musika. Transkripzioa.
L’article retrace un voyage à travers les danses d’épées, avec accompagnement de cornemuse
et tambourin, qui existe dans la contrée de l’Andévalo (Huelva). Il révèle ses caractéristiques dans le
contexte festivo-rituel où il apparaît. Ensuite, il se concentre sur les aspects misicaux et la façon dont
ils sont reliés à la danse, y compris la transcription et l’analyse d’une pièce de répertoire.
Mots-Clés : Danse des épées. Andévalo. Cornemuse. Tambourin. Danse. Musique. Transcription.
1. DEFINICIÓN Y UBICACIÓN
En este artículo tratamos sobre un conjunto de danzas rituales ubicadas en
varias poblaciones de la comarca del Andévalo, situada en la zona occidental de
la provincia de Huelva, en una penillanura pizarrosa recorrida en su parte sur por
sierras de pequeña altitud que dan lugar a un paisaje suavemente acolinado que
sirve como transición entre la planicie litoral y los abruptos relieves de la zona
serrana. Cuenta con catorce poblaciones y una supericie de 2.650,2 Km2 y su
actividad fundamental es cinegética, artesanal, ganadera y minera.
2. Sabiendo que no es fácil demostrar los orígenes del léxico popular, este término puede
estar relacionado con la palabra “lanza”. De hecho a la danza también se le puede denominar “la
lanza”. Lo que sí es cierto es su uso común en la zona, incluso en otras danzas rituales vecinas
que no llevan espadas.
es el pañuelo de seda de color azul celeste (rojo en el caso del capitán) liado
a la cabeza, a la altura de la frente, que cumple función de sudadero. Las
espadas que portan tienen también ligeras diferencias en los distintos luga-
res. Como dato, en El cerro de Andévalo son llamadas “lanzas” aunque son
en realidad espadas, y en Villanueva de las Cruces se utilizan garrotes de
hierro, más o menos de igual grosor y longitud que las espadas.
Nombre de
Número de Fecha de Espacios de
Población la danza / Festividad
danzantes celebración celebración
advocación
Alosno Danza de San Antonio 15 En torno al último Calles de la
Espadas de San de Padua in de semana de localidad
Antonio de Padua mayo
3. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Hablar de orígenes y procedencias de estas expresiones culturales es
tarea imposible, ya que no hay fuentes escritas que las documenten. Las
existentes son dispersas y puntuales, existiendo además vacíos cronológicos
entre ellas.
Por otra parte, hay evidentes diferencias en la datación de las siete dan-
zas de espadas, pues algunas de ellas surgieron en el fenómeno de eclosión
de estos últimos treinta años. En concreto, la danza de Cabezas Rubias tiene
su origen en 1983, posiblemente por inluencia de la de El Cerro de Andévalo.
En cuanto a la danza de San Telmo, surgió a inales de los años setenta del
pasado siglo, fecha también en la que comenzó a celebrarse la romería del
mismo nombre. Hemos podido ver, en documentos fotográicos del año 1980,
al entonces recién creado grupo de “danzaores” (también escrito por ellos:
“danzahores”), muy jóvenes de edad, sin otra indumentaria que pantalón
vaquero, camisa blanca, banda roja y el calzado diferente en cada uno de ellos.
Este mismo autor, Caro Baroja, realizó una visita a las romerías de Puebla
de Guzmán y El Cerro de Andévalo en el año 1950 y posteriormente escribió
el interesante artículo Dos romerías de la provincia de Huelva, del cual obtene-
mos interesantes datos del pasado y de ese momento (Caro Baroja: 1968). En
relación al origen de la romería de Puebla de Guzmán, nos dice: “Si el nombre
de la villa parece de origen medieval (y no muy antiguo), el origen de la advoca-
ción tampoco se remonta más allá de los últimos años del Medievo”.
Otra referencia interesante del mismo autor es la que hace del tambori-
lero. Se trataba de José González Cano (famoso tamborilero de la zona, de
la familia de los “pollos de Cartaya”), quien informó que en ese momento
tenía 48 años y llevaba 25 años tocando en la romería, además de hacerlo
también en las de El Rocío, San Silvestre, El Granado, Sanlúcar de Guadiana
y Castillejos. Este dato es importante y nos da idea de que en la época
4. LA GAITA Y EL TAMBORIL
El dúo instrumental ejecutado por un solo músico está formado por una
lauta de tres agujeros y un tambor. La gaita o lauta es un aerófono del grupo
de las lautas de bisel y conducto con el tubo de sección ligera e inversamente
cónica. Consta de un solo cuerpo con tres agujeros obturables situados en el
extremo opuesto a la boquilla, dos en la parte anterior y uno en la posterior;
los dos anteriores se tapan con los dedos índice y corazón y el posterior con el
pulgar. Los dedos anular y meñique sujetan la lauta por el extremo ejerciendo
una pinza. De esta forma, el instrumento se apoya en la embocadura y en la
pinza de esos dos dedos teniendo, los otros tres, libre ejecución. Con ese
mismo antebrazo se sujeta el tambor y con la otra mano se golpea el parche.
5. Aclaramos que numeramos a los sonidos armónicos según la serie armónica o fenó-
meno físico-armónico del sonido. Por ello hemos llamado al primer sonido que surge a partir del
más grave (su octava aguda) “segundo armónico” puesto que el primero es el propio sonido
fundamental.
6. Esta es una de las características genuinas de este instrumento, pues esta disposición
interválica no la encontramos en otras gaitas de la franja occidental de la península con las que
está emparentada. Las gaitas, extremeña, charra y maragata suelen tener unos intervalos entre
sus cuatro primeras notas de: S-T-T.
Esto es, sin duda alguna, el resultado de una imperfecta construcción del ins-
trumento. Hechas como son las gaitas por humildes pastores o rústicos aldeanos
que nada saben de ciertas leyes acústicas, es muy poco extraño que usen en sus
normas de fabricación de medidas un tanto inexactas, aunque sí aproximadas.
Este defecto lo hemos hallado también en las lautas que de otras regio-
nes hemos manejado, por lo que en último término venimos a sospechar es
un defecto innato de la lauta, cuya corrección desconocen todos los modestos
aldeanos que las construyen.
7. Tanto García Matos como Miguel Manzano se están reiriendo a la lauta más extendida
en la franja occidental de la península, la que forma los intervalos S-T-T entre sus cuatro notas
fundamentales.
8. Estos métodos de gaita y tambor, escritos por tamborileros de las provincias de Huelva
y Sevilla, contienen una serie de piezas adscritas al repertorio interpretado en la romería de El
Rocío: alboradas, toques del camino, fandangos, sevillanas, etc. Dicho repertorio está mucho más
...
...
difundido que el de las danzas que tratamos, pero también es interpretado por este dúo de instru-
mentos (y a veces conviven en una misma romería) y debido precisamente a su popularidad ha
contribuido notablemente a la proliferación de tamborileros y la aparición de escuelas.
9. Por patrón rítmico entendemos el mínimo ritmo que escuchamos antes de percibir una
repetición del mismo; este puede ser aislado constituyendo una célula rítmica susceptible de
expresarse gráicamente dentro de un compás musical determinado.
Sobre ese patrón rítmico se encaja el esquema del paso básico que
realizan los danzantes; ese paso es constante y es la base de la danza. En
su ejecución existen tres posibilidades espaciales: mantenerse en el sitio,
desplazarse avanzando y retrocediendo, o bien evolucionar en las distintas
mudanzas que componen cada danza. Con esto corroboramos la imbricación
que existe entre danza y ritmo; de hecho, la comunicación entre el tambori-
lero y el “guión” (o danzante que dirige a los demás) es constante en todo el
recorrido.
tónica en este caso es más aguda que el Mib, digamos una nota neutra entre
trumento como sabemos no consta de un temperamento igual, por lo que la
otro lado, el III grado de la escala, en este caso Sol (tercer armónico de Do)
queda rebajado generando una 3ª Mayor un tanto ambigua. La armadura utili-
zada incluye las alteraciones correspondientes al modo de la pieza.
Las notas de adorno toman su valor sobre el tiempo de la nota real. Los
grupetos y mordentes de una o dos notas se han escrito de forma abreviada
cuando se percibían de forma clara como tales; en caso contrario, se ha
optado por escribir todas las notas. Debemos añadir que el tamborilero hace
un uso muy copioso de estos adornos, y cada vez que repite una frase o
célula puede ejecutar diferentes adornos sobre las notas.
bordadura superior e inferior de las notas más aguda y más grave respectiva-
mente. No obstante, no todas las frases alcanzan este ámbito.
les. Estos inales consisten en una derivación melódica hacia la nota Reb,
nen un mismo inal; las cuatro tienen sus últimos catorce compases igua-
de tercera Lab-Fa-Reb (es decir sin que suene la tónica Mib), y además repite
hace una cláusula a Reb (la subtónica) y bajando hacia esa nota por salto
ción repite la fórmula, pero ahora sí baja hasta el Mib para acabar la semi-
frase. Por tanto, también es conclusiva. En este punto enlaza con la segunda
semifrase.
tos para descender una 3ª y hacer un reposo en la nota Lab. En los cuatro
res cortos. A partir de ahí adorna la nota bordeándola por grados conjun-
Mib-Do) y el mismo diseño rítmico, pero esta vez varía el contorno melódico:
compases que siguen (52-55) repite la fórmula de inicio (salto ascendente
de la nota Do desciende a Lab para hacer luego reposo en Sib. En los cua-
(desde la nota Sib) e incide de nuevo en el Do, para esta vez descender
tro siguientes (compases 56-59) vuelve a repetir la misma fórmula rítmica
hasta el Sol (III grado del modo. La última parte de la semifrase la ocupan
los seis compases que restan (60-65) y se entiende ya como preparación
del inal al abandonar el diseño anterior; adorna la nota Sol (en la que se
había hecho el reposo) para descender al Fa (II grado) y descansar también
en él. Esta nota, como ya en las frases anteriores, crea algo de tensión al
modo: Do (VI), Lab (IV) y Sol (III) además del Sib (V) que ya tiene peso en
rítmica de notas cortas y acentuadas con reposo en diferentes grados del
toda la pieza.
(Mib) al V grado (Sib), pero en esta ocasión deja la nota mantenida que sirve
de comienzo es igual a la de A: subida por grados conjuntos desde la tónica
como peldaño para seguir ascendiendo hasta el Reb también con un valor
uso de notas de adorno, al Sib. A partir del c.76 repite casi exactamente el
más largo (compases 68-72). Seguidamente vuelve a descender, haciendo
7. CONCLUSIONES MUSICALES
8. BIBLIOGRAFÍA
9. REFERENCIAS DE INTERNET
RICO ROMERO, José. Un pueblo y su música (El Cerro de Andévalo), 2009 [en línea]:
<http://www.youtube.com/watch?v=71jscvweXhE> [Consulta: 1 jul. 2011]
Hermanad de San Benito de El Cerro de Andévalo, [en línea]: <www.sanbenitoelcerro.
com> [Consulta: 1 jul. 2011]
SÁNCHEZ, Juanma. Instrumentos tradicionales ibéricos [en línea]: <www.tamborileros.
com> [Consulta: 1 jul. 2011]