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El medio fisico de la comarca d Priego de Cérdoba Nun trabajo como el presente, plenamen- te _entroneado con la Prehistoria y la Arqueo- logfa, hemos pretendido ‘una Iinea de ex- in que se aparteli- geramente de lo habitual, para que nos permita hacer referencia a otros aspectos humanos e hist6- rieos sobre los que enfocar el estu- dio. Como forma de hacer mas fécil el andlisis de esta compleja reali- dad, hemos utilizado dos niveles de comentario: el marco comarcal del Subbético cordobés, y el local de la ciudad de Priego de Cérdoba y sus alrededores mas inmedia- tos, En el primer caso, con unas caraeteristicas muchos mas gene- rales y dispares, y en el segundo, como es obvio, mas puntuales y homogéneas. El medio fisico de la Subbética Localizada en el punto de con- tacto entre dos grandes unidades de relieve: la depresién del Gua- dalquivir y los Sistemas Béticos, en conereto en lo que segtin M. Pezzi seria el reborde externo Septentrional de la cordillera Subbética, La comarca seubicaen ‘una zona montafiosa, en la que se dan altutudes de tipo medio (El Pico Tifiosa, 1.570 mts., el punto mas alto dela provineia de Cordo- ba), con unas comunicaciones naturales bastante dificultosas por su accidentada orografia, y portanto,con una accesibilidad muy deficiente, motivada, no sélo por este relieve agreste, sino por un relativo alejamien- to de la zona privilegiada de Andaluefa: las llanuras que for- man la eampifia del Valle del Gundalquivir. ‘Sucomunicabilidadtanto por el Sur, como por el Este y el Oeste, también es muy mala y Ja continuidad del arco monta- ANGEL LUIS VERA Catedratico de Googratiae fioso Subbético permite pocas vias naturales de ficil acceso tanto hacia Ia provincia de Jaén, como hacia el SW de la de Cérdoba. Lo mismo ocurre con las eonexiones hacia la depresién Intrabétiea, el sistema subbético, que, imponeun accidentado relieve en una banda de 40.2 50 Kms, de anchura, que imposibilita un fécil acceso a la hoya de Loja, geogréficamente la ‘més cereana, Comarea, por tanto, muy aislada de las periféricas a ellamisma. Sélounaseriedepasos naturales, no muy bien definidos (Mojén alto, Lagunillas, Angostu- rras, ete.), permiten una cierta ac- cesibilidad a la pequefia depre- sin interior, que configura las tierras més lanas, y a su vez, més fértiles del eonjunto:la denomina- da por Ortega Alba ® depresién Priogo-Aleaudete. Este aislamiento geogréfico va adeterminar una serie decaracte- risticas que, hist6ricamente, van a suponer un claro freno ala rela- cién entrelazonayotrasaledafias (Un Neolitico muy avanzadoy con unas caracterfsticas particular- mente definidas®, zona fronteri- za durantela Edad Media entre el reino Cristiano de Castilla y ol istoria EE. MM. musulmén de Granada, yun claro A principios del siglo XIV rosa mur Cit mela Se iia scan cl existencia en estos parajes de osos. Los ey fee Cee cea) frecuentes hasta casi mediados del siglo actual. aislamiento, en numero- sos érdenes, a partir de Ja crisis de finales del siglo XVID. La altitud media del conjunto supera los 600 mts, sobre el nivel de mar y, por otra parte, una serie de slerras y macizos hacen que se aleancen alturas destacables: el ya mencionado pico Tifiosa (1.570 ‘mts,)en la Horconera, el Lobatejo (1,380) en el macizo de Cabra, el picacho de la Ermita de la Virgen de la Sierra (1.218 mts.) en el mismo sistema, olos més de 1.200 mits, de la Sierra de Albayate al S.E. (Figura n® 1). En cuanto a los materiales predominantes, destacan las cali- zas con multiples variantes, y en menor medida los yesos y las margas, La roca caliza sometida al efecto de la erosién del agua, ha dadolugaraunrelievemuy carac- teristieo que es el que se conoce con el nombre de kérstico ®, ol cual, a su vez, ha formado otros fenémenosnomenosinteresantes yrepresentativos del mismo: Pold- jes como el de la Nava o Navazue- Jo, Dolinas como la de los Hoyo- nes, Lapiaces como los de los Lanchares, Gargantas o Desfila- deros como el Barranco del rio La Hozolas Angosturas, Torcas como Cueva Honda 0 los Marmoles, canchales como los de Navasequi- llay el Morrién, Fuentes Vanclu- sianas como la del Duende de la Milana, TobasTravertinicascomo las del Adarve, la Cubé o las Llanadas, y lo, en este caso, més importante, numerosas diaclasas, simas (como Cabra, Fuente Alhama, ete.) y grutas, que han supuesto un magnifico habitat natural para el hombre durante una gran parte de su existencia, Climatolégicamente hablan- do, nos encontramos dentro del dominio del clima Mediterré- neo, propio de las latitudes ‘medias-templadas, con una li- geravariante de interior, debido a la nula influencia maritima y, sobre todo, modificado por la alti- tudelevadadelazona, Lastempe- raturas medias son suaves, pero la oscilacién térmica es muy amplia, lo que habla claramente de una fuerte continentalizacién, con unos veranos muy calurosos y secos,y unos inviernos frfos en los, que eon relativa frecuencia nieva, Las precipitaciones son ligera- menteabundantes (unos 700mm. anuales), si las eomparamos con Jas restantes zonas que la rodean, inerementandose por encima de Jos 1,000 mm, en zonas de alta montafia. Aunque resulta aven- turado hablar de paleoclima, pues ain estamos realizando andlisis palimolégicos que aporten bases cientificas, es posible apuntar siguiendo los eriterios de M.D. Asquerino® y B, Gavildn ®, que antes del cambio climético experi- mentado hacia el Neolitico, las temperaturas fueron algo més firfas,y que la precipitacién media fuera mds elevada, superando probablemente los 100 mm, anua- les. En consonaneia con el clima se presenta la hidrologia, aunque en este caso fuertemente mediatiza- daporlosmaterialespredominan- tes: las calizas, Al sor éstas muy permeables, los cursos de agua superficiales son poco importan- tes en la mayorfa de los casos, pues la roca caliza permite fécil- mente lafiltracién de aguas y, por tanto, lo que permiteeslaexisten- cia de numerosos ¢ importantes cursos hidricos subterréneos, hasta ahora muy escasamente conocidos, aunque tengamos.cons- tancia de los mismos por la nume- rosa presencia de surgencias y manantiales, la mayor parte en tornoalos 600-700 mts. de altitud (Puente del Rey, Marbella, Ber- nabé, Alhama, del Rio, ete.) que dan a la zona una gran riqueza acuifera, de enorme importancia para el asentamiento humano desde la antigiedad, Biograficamente la Subbética también posee un alto interés. La vegetacién predominante es la tipiea Mediterrénea, de cardcter perennifolio, con el bosque de encinas y el matorral de garriga como formaciones predominantes. Desgraciadamente, las talas in- controladas (sobre todo en los dos Xiltimos siglos) y sobre todo, los incendios provocados por la mano del hombre (principalmente a consecuencia de las guerras de conquista que se produjeron en la Baja Edad Media, entre los siglos XII y XV), han aeabado en gran parte con la vegetacién climax, y han provocado su sustitucién por cultivos més rentables para el hombre, como es el caso del olivar. Al igual que la vegetacién, las especies de animales se han visto, ain si caben, mds alteradas a consecuenea de una exeesiva pre- sién cinegética, sobre todo en el ultimo siglo, y que atin hoy dia contintia. Poseemos numerosos testimonios y referencias sobre la paleofauna hoy extinta, A prinei- pios del siglo XIV el libro de la monteriade Alfonso Xt habla dela existenciaen estos parajes de osos (que probablemente se extinguie- ron hacia lossiglosXVI-XVIDy de quebrantahuesos (Desaparecido en el trénsito del XIX al XX). Los lobos y las nutrias fueron frecuen- tes hasta casi mediados del siglo actual. Los cérvidos y los équidos salvajes, parece ser que sufrieron su desaparicién en una época més, antigua; los hallazgos del Pirule- jo, y la eueva del Tocino en la Gallinera ast lo confirman. Ac- tualmente, quedan algunas espe- cies (jabalies, aguilas, buitres y parece ser que cabras montesas) pero tremendamenteamenazadas porla presién deunacazaabusiva que se ha incrementado atin mas, si cabe, en épocas recientes, En definitiva, y puede decirse que casi hasta fines de la Edad ‘Media, la comarea ha gozado de unas caracteristicas naturales extraordinarias, que se han visto gravisimamente amenazadas por elimpactonegativo que el hombre hha generado en ellas a partir de ese momento, y queha supuesto la transformacién y degradacién del paisaje que ahora mismo conoce- mos. El medio fisico de Priego de Cordoba Enclavada en una atalaya con claro sentido estratégico, la ciu- dad de Priego de Cérdoba, reune geografico. Fuertemente aislada di nticleos de poblacién importa’ su posieién, encerrada por la de presién que forma el arroyo Sala- do, se muestra oculta al extran ro que a clla llega, préctieamente por todos los puntos, excepto por el paso de las Angosturas (de fil control), y desdeel Este (el camino de Granada). Priego se asienta sobre una plataforma formada por material calizo, en concreto por una toba caledrea denominada travertino que, con un espesor variable, se superpone al sustrato margoso primitivo, Su origen es geolégica- ‘mente muy reciente, y su interac- cién con la actividad humana es muy fuerte, ofreciendo este caso de Priego uno delos mejores ejem- Nuestra hipotesis plantea la posibilidad que los cursos de agua, fueran tan abundantes que, Cite MEN UM ieee) de forma decisiva para la configuracién del actual plano urbano de la ciudad plos a estudiar por esta imbrica- cin entre naturaleza y hombre. El origen del travertino se en- cuentra en los aportes de earbona- to.edileico procedente del existente en disolucién en las aguas del manantial de la Salud, que desde hhace unos 20,000-30.000 afios vienen siendo arrojados por dicha surgencia, la precipitacién del carbonato, y la alternancia de sequfas-inundaciones quehan pro- vocado la “petrificacién” de una serie de sustancias orgénicas: hojas, tallas, raices, malacofauna, algas,ete. que han sido compacta- das por dicho carbonato cédlcico. Las zonas en las que se “produ- ce” el travertino, son altamente interesantes para la presencia del hombre primitive durante la pre- FUNCIONAMIENTO DE LA RED HIDRICA NATURAL, EN LA PLATAFORMA DE PRIEGO DE CORDOBA ‘CEMENTERIO PueNTe = ‘srripuoon oe aaua| OEtAPANDUEGA cAfiooe LOSFRAtes F cursosvexcurrmcencs | | 7 cursos vexcuasecunnans senna {Corns m APROX, IO TOPONMOS QUE HACEN putea US CARACOLAS, FOFERENGIAALARED | -wancues FIGUBA 2 historia, pues so trataba de luga- res con una enorme abundancia deagua,animalesy por tanto caza cen sus proximidades; sia ello uni- ‘mos la formacién de un otero ex- cepeional y facilmente defendi. ble, como es el caso del baleén del Adarve, nos encontraremos con un lugar privilegiado parael asen- tamiento humano, Sin duda, el origon dela ciudad de Priego hay que busearlo en la existencia de una surgencia con un elevado caudal de agua, que si nos atenemosa lasreferenciashis- térieas que hemos investigado, Jamas @) se ha seeado, aportando ‘un caudal minimo superior a los 100 lis. por segundo, y con una ‘media en torno a 200-300 Its. al- canzando en époeas de intensas Mavias hasta los 600 Its. Es posi- ble, incluso, que hace varios miles de aiios, con un clima algo mas hiimedo, el caudal fuera atin mayor. Si tenemos constancia que las surgencias eran varias, siendo unifieadas todas ellas, en el siglo XVI, por la mano del hombre, Nuestra hipétesis, que las in- vestigaciones atin en surso recha- rardn o afirmarén, plantea la posibilidad (figura n* 2) de que los cursos de agua fueran tan abun- dantes que, incluso, hayan incidi- do de forma decisiva para la confi- guracién del actual plano urbano de la ciudad, al desaparecer 0 ser entubados,y sobreellos eonstruir- se el viario; en cualquier caso, los cestudios que en esta linea realiza- mos oftecerdn la ultima palabra, El travertino es, por tanto, un fenémeno natural totalmente li- gado a la accién antrépiea, y para su estudio esimprescindible la co- nexién entre geomorfologta y ar- queologia, pues hasidoel hombre, alo largo de su historia, el que en primer lugar ha controlado la for- macién del travertino, impidien- do mediante acequias, represas, canalizaciones o conduceiones del ‘agua, el que se produzean inunda- ciones y por tanto la continuidad de este material, para a continua- cin, y ya en una segunda fase de caracter histérico, incrementar ain mds su presién sobreel medio. fisico, con la ampliacién del fend- meno humano, el que controla totalmente a los cursos de agua, haciendo que desaparezea un proceso que, no obstante, es ain posible contemplar en la propia ciudad, asomsndose al baleén del Adarve, y fijindose en las coladas travertinicas que se han formado a consecuencia de la precipitacién del agua procedente de las fuentes allf existentes. Si tenemos en cuenta que dichas fuentes datan de 1,804 (por tanto tienen 186 afios), queel caudal que arrojan es ‘muy pequefio,y quehan dado lugar ‘a unas coladas del tamatio de las que observamos, comparémoslas con lo que se formarfa durante los, uiltimos 20,000-30.000 afios con el caudal del manantial de la Salud (probablemente mucho mayor en tiempos pretéritos). Ello explica- ria como se han formado unas pla- taformas del tamafio de las del Adarve, la Joya ola Cubé, que son por su volumen unas de las mayo- res que existen en Espafia, La cronologia que se le puede dar a la formacién del travertino atin no es totalmente definitiva, aunque si aproximada®, Los ané- lisis realizados por el método de los is6topos del Torio/Uranio en la Universidad de Mous, ofrecen unos resultados de 18.900 BP en el Adarve (0 quizés algo més en las fases iniciales, de ahi que fijéra- ‘mos antes su antigiiedad entre 20 ¥ 30 mil afios), y 2.600 BP en la Cubé eomo fase terminal, lo cual es interesante poneren consonan- cia con el comienzo de los fenéme- ros urbanos en otras zonas de la comarca ®, contempordneos al ineremento de la presién antropi- ca sobre el medio y, quizs, a la consolidacién de un primitivo micleo urbano. NOTAS (1) Manuel ©, Pozzi, hace esta de- nominacién en su libto Morfologiakérs- tica del sector central de la Cordillora Subbética, Editado en "Cuadernos de Geogratia" dela Universidad de Grana- da, Serie Monogréfica. Ne 2. 1977, (2) Esta clasificacién, unanimemen- te acertada, esté extraida del qua, pro- bablemonte, es el mejor estudio sobre el medio fisico de esta comarca, ol realizado por Francisco Ortega Alba, titulado “El sur de Cordoba, Estudio de Geogratia agraria’. El tomo en el que en este caso se centra nuestro interés, es el N? t, y asté publicado on ol afio 1974 por el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Gérdoba, (3) Remitimos al profundo estudio que sobre este periodo en Priego reali- 26 para su Tesis Doctoral Beatriz Gavi- lén, publicado, enparte, con eltitulode Los materiales de la prehistoria en Prio« go de Cérdoba: El Neoltico, Publicado ‘en Cérdoba por ediciones El Almandro en 1987, (4) Aparte de laobra yamencionada de M. C. Pezzi, puede encontrarse también uncompleto estudio sobre este sno en el Libro-Gula para la én Franco-Espafiola sobre los karsis Mediterrdneos de Andalucta Oo- cidental (Cordilleras Béticas y Sierra ‘Morena de mayo de 1989, del que son autores J. J. Delannoy, F. Diaz dol Olmo y A. Pulido Bosch. (6) En suarticulo sobre "Yacimiento ‘Magdalenianse del Pirulejo", publicado por M. D. Asquerino para la V reunién do campo de AEQUA-Andalucfa on el Sur de Cérdoba, en febrero de 1990, pag. 63, se habla de las diversas osc laciones palaoclimaticas en ol Pleisto- cceno final, segén los datos aportados por ol yacimiento, (6) Ena obra anteriormente citada, y en diversos artioulos y colaboracio- res, publicadas en el periddico local Adarve, (7) Ortega Alba, F. El Sur de Cérdo- ba, estudio de googratia agraria. Tomo 1.1974. Pagina 45. (@) Diaz del Omo, Bana, Vera, Alvarez y Molina han publicado traba- jos al respecto, Libro Guta antos men- clonado 1989, Adarven?318-19(1989) yVreunién de campo de AEQUA (1990) (9) Encuentros de Historia Local de Ja Subbética (1990), El certo del Casti llo do Carcabuey, un Yacimiento de Bronce Final-Oriontalizanto en las Subbéticas cordobesas, cuyos autores son: J. F, Murillo Redondo y D. Ruiz Lara, También sobre estatemaes clave o! estudio de J. F, Murillo Redondo, ttula- do “El estado de la cuestién sobre el poblamiento durante el calcalitico y la ‘edad del bronce en las subbéticas cor- dabesas", publicado en Anales de Ar- queologfa Cordobesa por la Universi dad de Gérdoba en 1990. pgs. 53-80,

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