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COMITÉ HONORÍFICO
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COMITÉ CIENTÍFICO
Introducción
Desde el desarrollo mismo del concepto de SM, se ha planteado que su prevalencia está
estrechamente relacionada con la cantidad de tejido adiposo blanco (2), especialmente
visceral (3). En este sentido, el tejido adiposo es considerado un potente órgano endocrino,
productor de múltiples hormonas denominadas adipokinas, que en el contexto clínico
contribuyen al proceso inflamatorio que acompaña el SM (4). De otra parte, es bien sabido
que el ejercicio físico contribuye de forma positiva a la prevención y el manejo del SM (5),
especialmente cuando este se acompaña de cambios en el estilo de vida, que incluyen entre
otros, una adecuada nutrición (6). Sin embargo, los mecanismos exactos por los cuales el
ejercicio físico contribuye a la salud no se han dilucidado completamente y sin duda abarcan
otros aspectos adicionales a la simple reducción del tejido adiposo. En razón de lo anterior,
es importante analizar algunos aspectos de la fisiología del músculo esquelético, para
comprender como este órgano juega un papel fundamental en el proceso de prevención y
tratamiento del SM y de sus complicaciones a corto y largo plazo.
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Objetivo
Metodología
Resultados
Sin embargo, varias miokinas producidas por el músculo esquelético generan efectos
directos sobre el tejido adiposo favoreciendo la lipólisis especialmente a nivel de la grasa
visceral, entre estas se encuentran: el Factor Neurotrófico derviado del cerebro (BDNF),
Interleukina 6 (IL-6), Interleukina 15 (IL-15) y la Miostatina (10), al tiempo que otras
sustancias como la Irisina favorecen el desarrollo de grasa beige (una variante metabólica
del tejido adiposo) a partir de grasa blanca (11).
De forma reciente, se ha encontrado que algunas miokinas como la IL-6 por acción
autocrina, favorecen también la translocación de trasportadores GLUT4 en ausencia de
insulina, lo que contribuye a la reducción de la concentración plasmática de glucosa (14).
Esto implica, que el músculo esquelético tiene la capacidad de regular en gran medida la
glicemia sin influencia hormonal alguna.
Los estados inflamatorios, como los que acompañan al SM cursan con una reducción de
ABCA1 (17). En este caso, el músculo ejerce efectos antiinflamatorios mediados por
miokinas como la Interleucina 10 (IL-10), el antagonista del receptor de IL-1 (IL-1RA) (18) o
receptores solubles del factor de necrosis tumoral alfa (sTNFr1) (19), que reducen el impacto
que negativo que la inflamación misma tiene sobre los lípidos plasmáticos.
Dado que la HTA, corresponde a una enfermedad que también cuenta con componente
inflamatorio importante, se ha sugerido una vez más, que el efecto antiinflamatorio del
ejercicio contribuye al control de la HTA (18).
Conclusión
El músculo esquelético tiene dos grandes características que le permiten ser considerado un
modulador importante de los procesos patológicos: una tiene que ver con la alta capacidad
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