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1 Durante mucho tiempo incluso el concepto de Comunidad Económica Europea se identificó con Mercado
Común, usándose de forma indistinta. Lo que debía ser una parte (el mercado común), se hacía
equivaler con el todo (la Comunidad), como si ese todo no pasara de ser —o no aspirase a ser— más
que un mercado común.
2 http://europa.eu.int/scadplus/leg/es/lvb/l70000.htm
3 La política agraria común (PAC) adquiría una importancia capital en TCEE, ya que era prácticamente la
única política común. En el Tratado se contemplaba como una especie de mercado común específico, una
especie de mercado sectorial, que se regía por sus propias reglas de funcionamiento en el contexto de un
mercado común general, pero que no seguía los principios liberales que inspiraban a éste último.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 63
6 Así lo estableció el Tribunal de Justicia por primera vez en su sentencia de 21 de junio de 1974, as. Reyners
(2/74), para el derecho de establecimiento, y en la sentencia de 3 de diciembre de 1974, as. Van Binsbergen
(33/74), para la libre prestación de servicios.
7 El Tribunal de Justicia también ha aceptado que nacionales de un Estado miembro puedan invocar
tales derechos frente a su propio Estado, siempre que se dé un elemento comunitario (lo que puede
deberse a que posea doble nacionalidad, resida fuera de él, posea un diploma o título expedido en
otro Estado miembro, etc.). En definitiva, se dará en los casos en los que el nacional se encuentra,
respecto de su Estado de origen, en una situación equiparable o asimilable a la de los nacionales de
otros Estados miembros que se beneficien o se puedan beneficiar de dichas libertades.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 67
fije la legislación del Estado miembro para los nacionales; y, así mismo, a la
constitución y gestión de sociedades de derecho civil o mercantil empresas,
incluidas las cooperativas y las demás personas jurídicas de derecho
público o privado, con excepción de las que no persigan un fin lucrativo.
También conlleva la posibilidad de adquisición y aprovechamiento de
bienes inmuebles en el Estado en el que se radica y, en general, comporta
los derechos de entrada, movilidad y permanencia en otro Estado
miembro. Del mismo modo, los Estados miembros aplicarán a los
nacionales de los otros Estados el trato de nacional en lo que respecta a su
participación financiera en el capital de tales sociedades (Art. 55).
Existen dos tipos de restricciones directas a la libertad de
establecimiento que se contienen en el Art.51: la primera de ellas hace
referencia a la apertura de establecimientos por no nacionales en
actividades relacionadas, aunque sea de manera ocasional, con el con el
ejercicio del poder público; la segunda, las actividades que de manera
expresa puedan excluir el Parlamento Europeo y el Consejo, siguiendo el
procedimiento legislativo ordinario.
una realidad: a mediados de 1968, lo único que se había logrado fue la tari-
fa exterior común y la eliminación de las barreras arancelarias internas y los
contingentes; en cambio, se había avanzado poco en la eliminación de las
barreras no arancelarias; y algo similar ocurría con el resto de las liber-
tades económicas. Por todo ello, la entrada en funcionamiento del mercado
común (período definitivo), previsto para 1970, fue más la expresión
de un buen deseo.
La CEE no consiguió completar el mercado común en sus primeros doce
años ni tampoco logró entrar en la siguiente fase de integración: la de la
unión monetaria, que tenía previsto comenzar a partir de 1970. Cuando, a
mediados de los años ochenta, la crisis económica comenzó a superarse y la
Comunidad había acumulado un considerable retraso tecnológico respecto
de Estados Unidos y Japón, la Comisión, entonces presidida por J. Delors,
tomó la iniciativa de ganar parte del terreno perdido presentando un
proyecto que fuese capaz de ilusionar a los europeos. Este era el reto que
planteaba el Libro Blanco sobre el Mercado Interior y el Acta Única
Europea (AUE) —que le daba cobertura jurídica— cuyos objetivos eran
concluirlo para finales de 1992, ahora con el nombre de mercado interior.
El Libro Blanco sobre el Mercado Interior, es uno de los documentos más
importantes que elaboró la Comisión en la etapa Delors9. Es un texto
unicomprensivo de la problemática que en esos momentos afectaba a la CEE
en el ámbito del mercado interior, que abordó, con profundidad y
concreción, los problemas pendientes para resolverlo, la forma de llevarlo a
cabo y el calendario preciso de su puesta en funcionamiento. Y para dar
cobertura legal y agilizar el proceso de toma de decisiones, se procedió a la
revisión y actualización de los Tratados originarios a través del AUE que fue
aprobada en 1986. El Art. 8 A del AUE, estipulaba al respecto que “La
Comunidad adoptará las medidas destinadas a establecer progresivamente el mercado
interior en el transcurso de un período que terminará el 31 de diciembre de 1992”.
El Libro Blanco de la Comisión identificaba los problemas que impedían
la consecución del mercado interior y las 282 propuestas de directivas que
Las barreras físicas estaban constituidas por los pasos fronterizos que
existían entre los Estados miembros con fines de control estadístico de
mercancías y de viajeros, para recaudar el IVA y los impuestos de consumos
específicos, por motivos sanitarios, etc. Si bien tales controles eran, en
muchos casos, un mero trámite, no dejaban de entorpecer el normal
funcionamiento del mercado que se veía sometido a una considerable
burocracia y a un incremento de costes innecesarios. Tales prácticas tenían
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10 El reglamento, al tener aplicabilidad directa sin pasar por el tamiz de los Estados, es un instrumento
mucho más ágil en su ejecución que la directiva. Aunque desde la entrada en vigor del AUE el
reglamento puede utilizarse para la armonización, cuando se trata de aproximar legislaciones
nacionales se continúa dando primacía a la directiva para no herir la susceptibilidad de los
parlamentos nacionales.
11 El reconocimiento mutuo de legislaciones nacionales, que desde la óptica económica es un principio
bastante defendible por su eficacia, no lo es tanto desde la jurídica por considerar que lleva a la
desregulación de determinadas materias. En el aspecto jurídico, al primar al ordenamiento nacional
que más ventajas ofrezca al usuario, el principio de reconocimiento mutuo puede conducir a una
perversión de la competencia (que debe darse entre personas físicas y jurídicas pero no entre
sistemas normativos) ya que serían los agentes económicos los que, en último extremo, decidirían el
tipo de ordenamiento jurídico aplicable.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 73
Este supuesto ha sido muy importante para clarificar muchas cuestiones sobre la libre
circulación de mercancías y salvar obstáculos técnicos.
Se trata de una cuestión prejudicial que plantea el tribunal económico administrativo
del Land Hesse (Hessisches Finanzgericht) al Tribunal de Justicia europeo sobre la
interpretación que debe dárseles a los arts. 30 (medida de efecto equivalente a una res-
tricción cuantitativa) y 37 (monopolio estatal de carácter comercial), ambos del TCEE,
como consecuencia de que la Administración Federal del Monopolio de Alcoholes (Bun-
desmonopolverwaltungFü Branntwein) se oponía a que la empresa Rewe-Zentral AG
(radicada en Colonia) importase cassis de Dijon (Francia) para ser distribuido en Alema-
nia, alegando que no tenía la graduación alcohólica exigida por la normativa alemana
(un mínimo de 25 grados, en tanto que en Francia se comercializaba con una graduación
que oscilaba entre 15 y 20 grados).
El monopolio alemán de alcoholes argumentaba que de permitirse dichas
importaciones podría incrementarse la comercialización de bebidas espirituosas de baja
graduación alcohólica, con el consiguiente perjuicio que supondría para la población el
aumento de su consumo.
La resolución del Tribunal de Justicia de Luxemburgo, de 28 de abril de 1978, en el
asunto 120/78
—sentencia del Tribunal de Justicia de 20 de febrero de 1979—, determinó que esta cues-
tión debía limitarse exclusivamente al ámbito del Art. 30 del TCEE. Habida cuenta que la
libre circulación de mercancías constituye una de las reglas fundamentales de la Comuni-
dad, «... no hay pues ningún motivo válido para impedir que las bebidas alcohólicas,
siempre que hayan sido producidas y comercializadas legalmente en uno de los Estados
miembros, sean introducidas en cualquier otro Estado miembro, sin que pueda ser opuesta
12 Comisión de las Comunidades Europeas «Del Acta Única al post-Maastricht. Los medios de nuestras
ambiciones». COM (92) 2000 final. Bruselas, 11 de febrero de 1992.
74 Fundamentos económicos y políticas de la Unión Europea
a la venta de estos productos, una prohibición legal de comercializar bebidas que conten-
gan un grado de alcohol inferior al límite fijado por la reglamentación nacional».
En consecuencia, la noción de medidas de efecto equivalente a las restricciones
cuantitativas a la importación, que figura en el artículo 30 del Tratado CEE, debe ser
extendida también a la fijación de una proporción mínima de alcohol para las bebidas
espirituosas destinadas al consumo humano que sean fijadas por la legislación de un
Estado miembro.
Las barreras fiscales son obstáculos muy importantes para garantizar los
principios de libre circulación en todos sus ámbitos. Los impuestos, que
alteran artificialmente los precios de mercados de bienes y servicios,
pueden falsear la competencia.
Para garantizar el correcto funcionamiento de un mercado común, los
impuestos deben que ser neutrales en los intercambios entre países. La
neutralidad fiscal puede lograrse —o al menos paliarse— de dos formas:
bien eliminando el impuesto correspondiente (o neutralizándolo en
frontera) o bien armonizando los sistemas fiscales. Al primer caso
corresponden los derechos de aduana a la importación y las exacciones de
efecto equivalente; y al segundo, la armonización de los sistemas
impositivos nacionales (impuestos directos e indirectos).
En el caso de la UE, la neutralidad se ha tratado de conseguir por dos
vías paralelas. Una de ellas, la unión aduanera, que implica la supresión de
los aranceles entre sus Estados y el establecimiento de un arancel exterior
común; para ello, se suprimieron, por los artículos 23 y 25 TCEE, los
derechos de aduana y restantes exacciones equivalentes a la misma. La otra
vía fue la de garantizar la neutralidad de los impuestos que afectan al
comercio intracomunitario, y para la cual se siguieron las reglas
internacionales establecidas por el GATT —actual OMC—. A tal efecto el
Art. 110 del TFUE prevé que:
"Ningún Estado miembro gravará directa o indirectamente los productos de
los demás Estados miembros con tributos internos, cualquiera que sea su
naturaleza, superiores a los que graven directa o indirectamente los productos
nacionales similares".
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Y desde el lado del Estado exportador, el Art. 111 del TFUE estipula
que:
“Los productos exportados al territorio de uno de los Estados miembros no po-
drán beneficiarse de ninguna devolución de tributos internos superior al importe
de aquellos con que hayan sido gravados directa o indirectamente”.
Italia 21 4 y 10
Letonia 21 12
Lituania 21 5y9
Luxemburgo 15 3, 6 y 12
Malta 18 5y7
Países Bajos 21 6
Polonia 23 5y8
Portugal 23 6,10 y 13
Reino Unido 20 5
Rumania 24 5y9
Suecia 25 12
14 No obstante, la burocracia comunitaria se ve obligada a traducir una buena parte de sus documentos
y todas las normas legales a los idiomas oficiales de los Estados miembros. Adicionalmente, todo
ciudadano de la Unión tiene el derecho a poder dirigirse por escrito a cualquiera de las instituciones
en cualquiera de las lenguas oficiales y ha de recibir la respuesta en la misma lengua.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 81
funcionamiento del mismo. Para resolver estos casos existen unas reglas
sobre la competencia que ya fueron establecidas por el TCEE.
La competencia en la UE es una política común de carácter instrumental
cuya regulación y seguimiento corresponde a la UE puesto que afecta a la
esencia misma del proceso de integración. Desde este punto de vista, puede
decirse que, en sentido estricto, la lógica del mercado común reside en
establecer unas reglas que sean claras, precisas y aplicables a todos los
operadores de la actividad económica.
Desde el plano teórico, la competencia es un concepto un tanto
abstracto que puede definirse como el mecanismo que permite que los
precios reflejen las tensiones entre la oferta y la demanda y asigne los
recursos de forma adecuada. Como mejor se aprecia si existe competencia
en los mercados es por sus resultados: por la presencia en el mismo de
varias o múltiples unidades productoras, por la posibilidad que tenga el
consumidor de elegir entre diferentes bienes y servicios, por la calidad y
cantidad de éstos; por la existencia de precios diferenciados, etc.
La competencia posibilita que el mercado asigne los recursos de forma
bastante eficaz obligando a las empresas a procesos de innovación
constantes para garantizar su supervivencia. Pero todo eso es más teórico
que real. La tendencia natural de la oferta es hacia su concentración
mediante prácticas que permitan a las empresas el control del mercado y, si
es posible, poseerlo en régimen de exclusividad o de monopolio. Esta es la
razón por la cual la UE haya tratado de establecer, desde sus orígenes, unas
reglas sobre la competencia que pretenden ser claras y precisas —otra
cuestión es conseguirlo— con el objeto de que el mercado interior funcione
correctamente y para lo cual es esencial que todos los operadores en el
mismo tengan de igualdad de condiciones.
En suma, la competencia es una de las políticas comunes de la UE. Es de
carácter horizontal, instrumental o transversal; es decir, afecta a todas las
políticas que tienen incidencia en el mercado interior.
Los supuestos que regulan las normas comunitarias, como veremos, se
circunscriben al ámbito comunitario: cuando se vea afectado el comercio
entre dos o más Estados. Si las prácticas anticompetitivas se limitan
exclusivamente al ámbito estatal, sin repercusión comunitaria, su
regulación
82 Fundamentos económicos y políticas de la Unión Europea
15 Con el fin de velar por la correcta aplicación de los Arts. 81 y 82 del TCE, la Comisión dispone de
poderes para asumir decisiones, realizar investigaciones e imponer sanciones. Ejerce dichos poderes
bien de oficio o previa denuncia de parte. Antes de tomar la decisión, lo eleva al Comité Consultivo
de acuerdos y posiciones dominantes; dicho Comité está compuesto por representantes de la
competencia de los Estados miembros.
16 El Derecho Comunitario de la Competencia ha optado por utilizar un concepto autónomo y bastante
amplio de empresa, que no coincide necesariamente con la definición dada por el ordenamiento
interno de cada país comunitario. Sin embargo, ninguna norma comunitaria lo ha definido. No
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 83
El artículo 101 del TFUE prohíbe los acuerdos o prácticas restrictivas que
puedan concertar entre sí dos o más empresas que contravengan las reglas
de la competencia intracomunitaria. Dichos acuerdos —prohibidos—
pueden ser de carácter horizontal o vertical. Los primeros son los celebrados
entre empresas que operan en una misma rama de actividad y que por lo
tanto son competitivas en el mercado. Los segundos, son los acuerdos esta-
blecidos entre empresas que operan en diferentes escalones de la actividad
productiva como, por ejemplo, entre una empresa y sus suministradores
y/o distribuidores, ya que pueden perjudicar los intereses de otras
empresas o de los consumidores17.
Se excluyen de las prácticas restrictivas, por no ser contrarias a la
competencia, los acuerdos establecidos entre las empresas que forman una
misma unidad económica como ocurre, por ejemplo, entre una empresa
matriz y sus filiales, así como de las filiales entre sí -siempre que no gocen
obstante, se podrá entender como empresa cualquier entidad, sea cual sea la consideración que
reciba en el orden jurídico interno, que lleve a cabo de forma ocasional una actividad económica.
17 Los acuerdos verticales no vienen expresamente recogidos en el Art. 101 del TFUE, aunque el TJ los
ha considerado dentro del ámbito de aplicación de su primer párrafo. En la actualidad son los más
frecuentes y la Comisión ha publicado un Libro Verde sobre las restricciones verticales donde se
proponen cambios en su regulación. Principalmente se pretende flexibilizar la regulación, dar más
importancia al mercado en la normativa y reformar el sistema de exenciones por categorías. Aún no
ha sido convertido en norma comunitaria vinculante para los Estados pero algunos Tribunales de la
competencia nacionales, como el español, ha empezado ya adoptar estas directrices al respecto.
84 Fundamentos económicos y políticas de la Unión Europea
"1. Serán incompatibles con el mercado común y quedarán prohibidos todos los
acuerdos entre empresas, las decisiones de asociaciones de empresas y las prácticas
concertadas que puedan afectar al comercio entre los Estados miembros que tengan por
objeto o efecto impedir, restringir o falsear el juego de la competencia dentro del mercado
común y, en particular, los que consistan en:
a) fijar directa o indirectamente los precios de compra o venta u otras condiciones de
transacción;
b) limitar o controlar la producción, el mercado, el desarrollo tecnológico o las
inversiones;
c) repartirse el mercado o las fuentes de abastecimiento
d) aplicar a terceros contratantes condiciones desiguales para prestaciones
equivalentes, que ocasionen a éstos una desventaja competitiva;
e) subordinar la celebración de los contratos a la aceptación, por parte de otros
contratantes, de prestaciones suplementarias que, por su naturaleza o según los usos
mercantiles, no guarden relación alguna con el objeto de dichos contratos.
2. Los acuerdos o decisiones prohibidos por el presente artículo son nulos de pleno
derecho.
3. No obstante, las disposiciones del apartado 1 podrán ser declaradas inaplicables a:
cualquier acuerdo o categoría de acuerdos entre empresa;
cualquier decisión o categoría de decisiones de asociaciones de empresas;
18 Puede tratarse de acuerdos tomados por el conjunto de los asociados o por los órganos directivos de
la asociación de empresas y tampoco tienen que ser vinculantes para quedar prohibidos por el Art.
101 del TFUE. Unas meras recomendaciones a los asociados, si son seguidas, constituirán una prácti-
ca colusoria.
19 Para decidir que ha habido una práctica colusoria, la Comisión habrá de probar que hubo un contacto
efectivo entre las partes, ya sea oral o escrito (elemento fáctico) y que dicha conducta influye en el
mercado suprimiendo la incertidumbre de la empresa con la que se concierta o alterando la actuación
comercial de la misma (elemento intencional). El último elemento es el más difícil de probar, pero a
la Comisión le bastará con demostrar que no cabía otra explicación posible a la actuación de dichas
empresas, salvo la concertación.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 85
Los supuestos recogidos por el Art. 101 del TFUE —con las excepciones
previstas— son prácticas prohibidas ya se trate de actividades productivas,
de distribución, prestación de servicios, etc., y también con independencia
de la forma jurídica y dimensión económica de la entidad que las realice.
Dichas conductas han de afectar al comercio entre los Estados miembros y
tener por objeto o por efecto impedir, restringir o falsear el juego de la
competencia dentro del mercado común.
Esto último es importante para determinar dos cuestiones de sumo
interés: la primera, que las actuaciones concertadas deben afectar al
comercio intracomunitario, es decir, que repercutan en más de un Estado
miembro; la segunda, ha de tratarse de una afectación sensible a la
competencia en el mercado intracomunitario; si la afectación a dicho
mercado es pequeña, se considerará irrelevante para el Derecho
comunitario de la competencia, según ha determinado el Tribunal de
Justicia en varias ocasiones y también así lo ha reconocido la Comisión20.
Existen sectores en que si bien el número de empresas no es muy
numeroso, ello no priva de que exista competencia entre las mismas y que
también traten de llegar a acuerdos entre ellas. Este es el caso, por ejemplo,
de sectores tales como el del automóvil, bancario, eléctrico,
telecomunicaciones, transporte aéreo, etc.
21 Este Reglamento no se aplica a los casos regulados por otros Reglamentos, que con arreglo al
apartado 3 del artículo 81 del Tratado CE, ya concedían exenciones para algunos tipos de acuerdos,
decisiones y prácticas concertadas o categorías de los mismos.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 87
22 PRIETO KESSLER, E. (2005), “La política de defensa de la competencia en la Unión Europea”, Informa-
ción Comercial Española (ICE), núm. 820, enero-febrero, pp. 99 a 110.
24 Si bien se puede afirmar que una empresa monopolista goza de poder de mercado, no es tan obvio
que una empresa con poder de mercado haya de ser monopolística.
90 Fundamentos económicos y políticas de la Unión Europea
como las ventas con pérdidas o la negativa de suministros. Este tipo de abuso, también conocido
como "anticompetitivo", será siempre perseguido.
El abuso de disfrute es el que puede llevar a cabo una empresa monopolística que impone, por ejemplo,
precios exorbitantes a los consumidores. Según la doctrina del TJ tales abusos deberán de ser
perseguidos únicamente en los mercados que tengan fuertes barreras de entrada (telefonía, mercado
aéreo, etc.); si se trata de un mercado en el cual cualquier competidor puede introducirse, esta
situación de poder será poco duradera.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 91
30 Dicho umbral se fija a partir de 5 000 millones de ecus –euros- del volumen de negocios total, en el
ámbito mundial, del conjunto de las empresas afectadas; y cuando dicho volumen de negocios en el
mercado intracomunitario, de por lo menos dos de ellas, supere los 250 millones de ecus, salvo que
cada una de las empresas realice más de las dos terceras partes de sus ventas en un mismo Estado
miembro.
31 Antes de efectuar la operación de concentración, las empresas implicadas tendrán que notificarla a la
Comisión y ésta realizará el análisis correspondiente. Si del mismo resultan serias dudas de la
compatibilidad de la concentración con las reglas del mercado común, se iniciará el procedimiento de
control que culminará en una decisión de la Comisión que podrá ser positiva (si decide que es
compatible) o negativa (si es incompatible). En la práctica, los plazos establecidos por el Reglamento
suelen ser alargados y será la negociación entre las partes y la Comisión el mecanismo más frecuente
para resolver el asunto.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 93
33 Dichas medidas pueden ser legislativas, reglamentarias o de cualquier tipo. No importa la forma que
revistan ni el objetivo perseguido con ellas; sólo importa las consecuencias para la competencia
comunitaria.
34 Por ejemplo, cuando se haga vía condonación de deuda pública o mediante una exención fiscal. No
35 Si se trata de una medida de carácter general, no constituirá una ayuda pública en el sentido del Art.
107 del TFUE. Las medidas adoptadas con el propósito de beneficiar al conjunto de la actividad eco-
nómica de un Estado miembro, cuyos destinatarios no sean identificables o que las ayudas no vayan
destinadas a fines empresariales, no quedarán sujetas a estas disposiciones.
36 En principio, toda medida que proporcione una posición más ventajosa a una empresa o varias frente
transparencia de las relaciones financieras entre los Estados miembros y las empresas públicas, las
define de la siguiente manera: " cualquier empresa sobre la que las autoridades públicas puedan ejercitar
directa o indirectamente una influencia dominante en virtud de su propiedad sobre la misma, su participación
financiera en la misma o de las reglas que la gobiernan."
38 Son tres los mecanismos existentes en la actualidad: el contrato programa, por el cual una empresa se
compromete a cubrir unos servicios mínimos a cambio de una contraprestación (los realice o no,
simplemente por el hecho de garantizarlos); la obligación de servicio público, las empresas que alcancen
un determinado porcentaje de cuota de mercado estarán obligadas a prestar servicios públicos; y
96 Fundamentos económicos y políticas de la Unión Europea
finalmente, el fondo de compensación, al cual contribuyen todos los operadores económicos y que
servirá para contratar a una empresa que realice los servicios mínimos.
39 Que un Estado miembro otorgue una ayuda ilegal puede ser motivo de incumplimiento y objeto de
una sentencia condenatoria al Estado por el Tribunal de Justicia, teniendo que devolver las empresas
las ayudas ilegalmente obtenidas.
Las relaciones económicas entre los países. Los procesos de integración 97
1. Salvo que los Tratados dispongan otra cosa, serán incompatibles con el mercado
interior, en la medida en que afecten a los intercambios comerciales entre Estados
miembros, las ayudas otorgadas por los Estados o mediante fondos estatales, bajo
cualquier forma, que falseen o amenacen falsear la competencia, favoreciendo a
determinadas empresas o producciones.
2. Serán compatibles con el mercado interior:
a) las ayudas de carácter social concedidas a los consumidores individuales, siempre
que se otorguen sin discriminaciones basadas en el origen de los productos;
b) las ayudas destinadas a reparar los perjuicios causados por desastres naturales o
por otros acontecimientos de carácter excepcional;
c) las ayudas concedidas con objeto de favorecer la economía de determinadas
regiones de la República Federal de Alemania, afectadas por la división de Alemania, en
la medida en que sean necesarias para compensar las desventajas económicas que
resultan de tal división. Cinco años después de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa,
el Consejo podrá adoptar, a propuesta de la Comisión, una decisión por la que se
derogue la presente letra.
3. Podrán considerarse compatibles con el mercado interior:
a) las ayudas destinadas a favorecer el desarrollo económico de regiones en las que
el nivel de vida sea anormalmente bajo o en las que exista una grave situación de
subempleo, así como el de las regiones contempladas en el artículo 349, habida cuenta
de su situación estructural, económica y social;
b) las ayudas para fomentar la realización de un proyecto importante de interés co-
mún europeo o destinadas a poner remedio a una grave perturbación en la economía de
un Estado miembro;
c) las ayudas destinadas a facilitar el desarrollo de determinadas actividades o de
determinadas regiones económicas, siempre que no alteren las condiciones de los
intercambios en forma contraria al interés común;
d) las ayudas destinadas a promover la cultura y la conservación del patrimonio,
cuando no alteren las condiciones de los intercambios y de la competencia en la Unión
en contra del interés común;
e) las demás categorías de ayudas que determine el Consejo por decisión, tomada a
propuesta de la Comisión.