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2.Letizia y yo. Capítulo 9 al 27.

Letizia le fue infiel a Felipe con Jaime del Burgos, su ex


amante.

El 2 de noviembre del 2003, la Casa Real anunció el compromiso de Felipe y Letizia, y


nuestro ilustre autor, Jaime Peñafiel, escribía una columna en el periódico El mundo en el
que le pedía perdón a Eva Sannum, a Camila Parker y a Isabel Sartorius. A primera
instancia, la elección de Felipe no parecía tan mala, ya que se había casado con una
profesional, bastante en consonancia con los herederos de Holanda y Dinamarca,
Guillermo y Federico, quienes se casaron con Máxima Zorreguieta, economista y con Mary
Donaldson, abogada. Además, Letizia traía en su beneficio que era la primera española
que se convertiría en reina de España después de tres extranjeras sucesivas: María
Cristina, esposa de Alfonso XII y austriaca, Victoria Eugenia de Battenberg, la esposa
inglesa de Alfonso XIII y la reina doña Sofía, griega de nacimiento. Fue así como el 6 de
noviembre del 2003, en el Palacio de El Pardo, con motivo de la presentación a la prensa y
la pedida de mano de Letizia, esta demostró su carácter fuerte y su capacidad de tener los
pantalones bien puestos dentro de la relación. Sucedió cuando ella estaba hablando sobre
su futuro y decía: Está claro que a partir de ahora y de forma progresiva, voy a integrarme
y dedicarme en esta nueva vida con las responsabilidades que conlleva y con el apoyo y
cariño de…En ese momento Felipe la interrumpió para intervenir él, pero Letizia no se dejó
amedrentar y le dijo: Déjame terminar. Fue un momento que marcó un hito dentro de la
relación, ya que quedó claro que Letizia tenía un carácter duro y áspero. Pero Letizia no
sólo dejó marcada las líneas con su futuro esposo, sino también con el mismo Jaime
Peñafiel, el autor del libro Letizia y yo. Peñafiel relata que el 11 de mayo de 2004, en el
ayuntamiento del Madrid de Ruiz Gallardón, con motivo de la entrega de la medalla de
honor de la ciudad de Madrid al príncipe Felipe, Letizia se acercó al periodista
visiblemente molesta y señalándolo con el dedo y lo increpó: Mírame a los ojos, ¿tú crees
que estoy triste?. A lo que él respondió: Yo no he dicho nunca que estés triste. Eres la
única mujer del mundo que duerme con el príncipe de sus sueños. Pero como Letizia
seguía enfadada, el periodista le dedicó un poema de Gutierre de Cetina que decía así:
Ojos claros, dulces y serenos, ya que así me miráis, miradme al menos, a lo que ella
respondió: yo no estoy airada, y tampoco es cierto que lleve unos tacones con más de
ocho centímetros para compensar la diferencia de estatura con el príncipe. Y de pronto,
ante la mirada de estupor del alcalde, de Felipe y del mismo Peñafiel, Letizia levantó la
pierna para mostrármelos, en un acto de absoluta vulgaridad. Diez años después, el 22 de
octubre del 2014, se volvió a encontrar con Letizia en una cena, y al verla le tendió la
mano con cortesía. Ella tardó 4 minutos en contestar al saludo, pero finalmente, lo hizo,
lanzándole esa mirada de hielo que la caracteriza. Luego, Letizia vetó la entrada de
Peñafiel a los Premios Príncipe de Asturias. Fue una guerra más que declarada, en la que
Peñafiel se llevó la peor parte, hasta que llegó del Burgos. En el capítulo 15 llegamos a uno
de los puntos más medulares del libro, ya que finalmente nos presentan a Jaime del
Burgos. Este inversionista y supuesto abogado, tuvo un rol muy importante en las
capitulaciones matrimoniales de Letizia y Felipe, las cuales eran muy duras ya que en caso
de divorcio, Letizia perdería la custodia de los hijos que tuviera con Felipe, algo que
también hacen todas las casas reales del mundo. Según relata Peñafiel, Jaime del Burgo
fue testigo del tenso momento en que Felipe le prometió a Letizia que en caso que el
matrimonio no llegara a buen término respetaría siempre sus derechos como madre.
Letizia firmó diciendo: aquí estamos a lo que estamos, esto no es un rollo de amor,
consciente de que siendo una periodista que se ganaba la vida con el duro trabajo de las
guardias en las salas de redacción, estaba haciendo el negocio de su vida. Y así sin duda,
ha sido. Por otro lado, es importante destacar que cuando Felipe conoce a Letizia ya ella
estaba viéndose íntimamente con Alonso, David Tejera, Jim Russo y con del Burgos, quien
incluso le había comprado un anillo de matrimonio para pedirle que se casara con él. Sin
embargo, el día de la propuesta, ella le comunicó que se había enamorado de otro
hombre, el príncipe de Asturias, y le pidió que transformaran su relación en amistad. El
libro también cuenta que la boda de Letizia y Felipe fue uno de los eventos más lujosos e
importantes que estremecieron a la monarquía del mundo. Asistieron, entre algunos
invitados especiales el príncipe Carlos de Inglaterra, Naruhito de Japón, la reina Paola y el
rey Alberto de los belgas, la reina Silvia y el rey Carlos Gustavo de Suecia, el príncipe Hans
Adams de Liechtenstein y varios jefes de estado como el presidente de Nicaragua, Enrique
Bolaños, el ex de Colombia, Álvaro Uribe y otros más. El traje de novia de Letizia lo diseñó
Manuel Pertegaz, quien no se sintió muy satisfecho con el resultado final ya que Letizia y
sus hermanas modificaron constantemente el vestido. Además, Corina, la amante del rey
Juan Carlos fue quien organizó el viaje de novios. El libro cuenta que una vez que Felipe
inició su relación con Letizia, ella le presentó a Jaime del Burgos, y de inmediato se
hicieron grandes amigos. A pesar de haber sido amantes entre el año 2002 al 2004, Letizia
y Jaime optaron por mantener una relación de amistad y respeto mutúo. Y fue Jaime y no
Juan Carlos, como siempre habíamos creído, quien pagó los trajes que lució la familia Ortiz
Rocasolano, y también fue testigo de la boda real. Inmediatamente Jaime se introdujo en
la familia real. Conoció a los padres de Felipe y a las infantas, aunque quedó algo
decepcionado, ya que le parecieron superficiales y egoístas. Pero en 2010, después de la
muerte de la hermana de Letizia, Erika Ortiz, Del Burgos y Letizia retomaron su relación
amorosa, la cual se extendió dos años, hasta 2011. Según Jaime del Burgos, la muerte de
Erika causó un quiebre en la relación matrimonial con Felipe. Letizia culpaba a la prensa y
a la familia real de la muerte de su hermana, y las discusiones con Felipe eran constantes.
Como Jaime era un amigo muy cercano, se quedaba a dormir en Zarzuela y hasta cuidaba
a las hijas de Felipe y Letizia, Leonor y Sofía. Según del Burgos, en julio de 2010, tumbados
en la misma hamaca en el palacio de la Zarzuela, Letizia le dijo te amo y él le respondió te
amo. La última vez que se habían dirigido palabras de amor fue el 20 de mayo del 2004, en
el Latigazo, un restaurante próximo a Zarzuela. Esa misma noche continuó su relación
amorosa, interrumpida años antes, porque según Jaime, el amor siempre estuvo presente
desde su primer viaje a Venecia en 2002. Entre 2010 y 2011, Jaime y Letizia hicieron varios
viajes. Algunos destinos para la pareja de amantes fue Cabo verde, Grecia, Estados Unidos,
Inglaterra y Provenza en Francia. Letizia lo visitaba a él en Londres con las princesas Leonor
y Sofia, y Jaime la visitaba en Madrid. Durante ese año y medio discutieron el tema del
divorcio con Felipe. Buscaron asesoramiento jurídico, fueron a ver una casa en La Florida
en España, que lindaba con Zarzuela, y finalmente eligieron New York para establecerse.
Además, como después de sus dos embarazos Letizia ya no podía tener más hijos, le
propuso a Jaime que tuvieran un hijo por vientre subrogado en Los Ángeles. Jaime puso un
nido de amor en la calle Miguel Ángel en la que ocurrían sus encuentros amorosos con
Letizia. Pero en agosto de 2011, Letizia besó a Felipe en Las Regatas, y Jaime le reclamó.
Poco después Felipe se enteró de la infidelidad y confrontó a Letizia. Inicialmente ella se
fue de Palma de Mallorca, donde estaban pasando las vacaciones familiares, pero cuando
Felipe le recordó las capitulaciones matrimoniales que establecían que en caso de un
divorcio la custodia de las niñas le quedarían al padre, todo terminó. En noviembre del
2011 Letizia llamó a del Burgos y le dijo: No podemos seguir viéndonos, y colgó.

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