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¿Cómo hacer un ensayo de la vida de Silvia Plath?

● Janeth Acosta
● El planeta de Abraham
● Rodolfo Martínez.
● Noe Capelo
● Miguel Salazar
● Hipólito Mena
● Orlando Rener desde Estados Unidos
● Onida Rojas, desde Nicaragua
● Arelis Pichardo
● Verónica

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La verdadera historia tras el suicidio de la escritora Silvia Plath.

Introducción:

Sylvia Plath fue una escritora y poeta estadounidense, considerada una de las
cultivadoras del género de la poesía confesional. Sus obras más conocidas son sus poemarios
El coloso y Ariel y su novela semiautobiográfica La campana de cristal, publicada bajo el
seudónimo de «Victoria Lucas» cuatro meses antes de su suicidio. Estuvo casada con el poeta
Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa y que
también fue acusado de lucrarse de la obra de su esposa, aún cuando la había abandonado por
una mujer mucho más joven. En 1982 ganó un Premio Pulitzer póstumo por sus Poemas
completos. Plath, que estuvo clínicamente deprimida durante la mayor parte de su vida adulta
y fue tratada varias veces con terapia electroconvulsiva (TEC), se suicidó en 1963. Esta es la
trágica vida de una mujer ambiciosa y competitiva que nunca escapar de su trastorno bipolar.

Desarrollo:

Nacida en el barrio de Jamaica Plain de Boston, Plath mostró gran talento a una edad
temprana, al publicar su primer poema con tan sólo 8 años. Su padre, Otto, que era profesor
de universidad y una autoridad en el campo del estudio de la entomología, murió en esa
época, el 5 de octubre de 1940, a los 55 años, tras una diabetes que no quiso tratarse. Había
sufrido una dolorosa convalecencia tras la amputación de una pierna y una fulminante
embolia pulmonar. La madre, Aurelia, que había sacrificado su propia carrera por la de su
esposo, ocultó sus sentimientos y no lloró, algo que le reprocharía siempre su hija,
sumamente perfeccionista y que se dice que nunca le perdonó haber nacido mujer. Por esa
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época Silvia escribía, pintaba, sacaba matrículas de honor, tocaba el piano e intentaba seguir
publicando poemas y cuentos en revistas estadounidenses, consiguiendo cierto éxito. Por
entonces inicia un diario que escribirá ininterrumpidamente hasta su muerte y rompe con su
primer novio, Dick Norton, que le había sido infiel. Siente la condición femenina como una
cárcel y escribió en su diario: "Mi gran tragedia es haber nacido mujer". Silvia siempre se
debatió entre la mujer sumisa que era su madre, quien había abandonado su propia carrera
para cuidar de su familia, y la radical feminista que se sentía y quería ser.

En su primer año en la universidad en el Smith College, Plath realizó el primero de


sus intentos de suicidio. Esto lo detalló más tarde en su novela semiautobiográfica La
campana de cristal (The Bell Jar). Fue tratada en una institución psiquiátrica (Hospital
McLean) con electrochoques y pareció recuperarse aceptablemente, tras lo que se graduó con
honores, en 1955. Hoy se sabe que Silvia Plath tenía un trastorno bipolar que la llevaba a
oscilar de la alegría a la depresión, y aunque recibió tratamiento psiquiátrico, en su época no
existían los medicamentos modernos con los que se cuenta hoy. La terapia de electrochoques
le causó daños neuronales por lo que aunque el tratamiento pareció ser efectivo al comienzo,
a la larga le causó secuelas importantes.

A pesar de eso Plath continuó siendo una estudiante brillante, por lo que obtuvo una
beca Fulbright (que permite estudiar o colaborar en universidades extranjeras) y fue a la
prestigiosa Universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía y ocasionalmente
publicaba artículos en el periódico universitario Varsity. En Cambridge conoció al poeta
inglés Ted Hughes, el que sería el gran amor de su vida pero también su gran calvario. Silvia
y Ted vivieron una relación tóxica marcada por la violencia física y las constantes
infidelidades de Ted, quien era muy guapo, tenía fama de conquistador y acceso a chicas
jóvenes por su trabajo como docente universitario. En el diario de Silvia que se conserva
íntegro y sin censura, ella relata el día en que se conocieron. Silvia había leído en la revista de
la universidad los poemas de un joven escritor al que quiso conocer en una fiesta. Al respecto
de este primer encuentro ella escribiría:

Resultó que el chico grande, moreno, atractivo, el único de un tamaño conveniente


para mí, que había estado encorvándose de acá para allá junto a las mujeres, cuyo
nombre pregunté nada más entrar, pero nadie me lo dijo, se acercó a mí y me miro de
hito en hito, era Ted Hughes. Los dos bailábamos a zapatazo limpio y luego me besó
en la boca como un cataclismo, me arrancó la diadema y mis pendientes de plata
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favoritos. Ja, me los quedaré ladró. Y al besarme en el cuello le mordí con fuerza la
mejilla durante mucho tiempo. Cuando salió de la habitación le corría la sangre por la
cara.

Fue así que establecen una relación violenta y apasionada en la que el elemento
erótico y los golpes de ambas partes están presentes. A pesar de eso se casaron el 16 de junio
de 1956 y la madre de Silvia acudió a la boda como testigo. Silvia decide mantener la boda
en secreto por miedo a que le quiten la beca en la universidad, lo cual no ocurre, pero es sin
duda un indicativo del dilema que ella vive como mujer. No logra que su faceta como
intelectual sea compatible con su faceta como esposa y luego como madre, y eso le causará
grandes depresiones. Por su parte Silvia consigue trabajo como profesora en Smith y Ted
decide dictar conferencias para ganar algo de dinero.

Plath y Hughes se mueven a Los Estados Unidos desde julio de 1957 hasta octubre de
1959, período durante el cual Plath daba clases en el prestigioso Smith College. En ese
momento Silvia es la única profesora del departamento que tiene esposo, así que un día se
ponen de acuerdo para que Ted la llegue a buscar a la facultad. Él nunca llega, así que ella
decide ir tras él. Silvia registró el evento en su diario:

Ted venía por la carretera. Caminaba con una sonrisa amplia e interna y la mirada clavada
en los ojos de sierva de una muchacha desconocida. Todo esto lo vi en varios bruscos
fogonazos. Ted sonreía, y su sonrisa se hacía lamentable en el contexto. Resultaba fatua,
en busca de admiración. Estaba gesticulando, terminando una explicación. Los ojos de ella
le ofrecieron un aplauso embriagador. Acto seguido ella me vio. La culpa apareció en su
mirada y echó literalmente a correr. Sin una despedida, sin que Ted hiciera el menor
intento por presentarla.

El coqueteo de su esposo con otra mujer le causa un gran dolor y ella escribe en su
diario:

Cometí el error irónico y fatal de creer que Ted era distinto a todos los hombres. He
gastado dinero, dinero de mamá que es lo que más me duele, para comprarle ropa, para
comprarle medio año de escribir, he pasado a máquina sus poemas cientos de veces.

Los problemas entre la pareja eran evidentes, tal vez salpicados por la inevitable lucha
de egos entre ambos. Posteriormente se mudaron a Boston, donde Plath asistió a seminarios
con Robert Lowell. Este curso tuvo una gran influencia en sus obras. También participaba en
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los seminarios Anne Sexton. Fue en este período cuando Plath y Hughes conocieron, por
primera vez, a W. S. Merwin, quien admiraba su trabajo y llegó a ser un gran amigo. Al
enterarse de que Plath estaba embarazada, volvieron al Reino Unido. Por otro lado, la poeta
contaría en su diario personal que la vida de casada era difícil y violenta. En un pasaje
reconoce lo siguiente: “Tengo una violencia en mí caliente como sangre. Me puedo matar a
mi misma o, ahora lo sé, incluso matar a otro. Tengo un dedo luxado y Ted arañazos en la
cara”.

Silvia vivió junto con Hughes en Londres durante un tiempo, y después se asentaron
en North Tawton, un pequeño pueblo en Devon. Publicó su primera recopilación de poesía,
El coloso (The Colossus), en Inglaterra en 1960. El libro fue bien recibido por la crítica,
aunque ha sido a menudo descrito como convencional y carente del drama de sus obras
posteriores. Ha habido mucho debate sobre cuánto se vio Sylvia Plath influenciada por el
trabajo de Hughes. La propia poeta admite, en sus diarios de vida, sus propios intentos por
explorar la animalidad y salvajismo que distinguen la obra de Hughes. De hecho, el poema
Pursuit fue escrito poco tiempo después de conocer a Hughes, y está dedicado a él.
Muchísimos artículos, ensayos y libros han surgido acerca de este tema. De todos modos está
claro, por sus diarios y cartas, que admiraba mucho el talento de Hughes y le mostró respeto
incluso tras su separación.

A pesar de esto sus obras son genuinas y las similitudes entre ambos poetas son
mínimas. Debemos recordar también que toda creación artística cuenta con influencias
visibles, en ocasiones incluso explícitas, y la presencia de éstas no determina o niega la
originalidad de una obra de arte. Posteriormente publicó Tres mujeres, poema narrado para la
BBC en 1962, en el cual Sylvia dota de una nueva visión a su poesía. A partir de ese
momento concibe los poemas para ser leídos en voz alta. Se considera que este es su primer
poema feminista y antibelicista, ya que narra la maternidad desde el punto de vista de tres
mujeres. Se trata de uno de sus últimos escritos, seguidos por los recogidos en Ariel.

Los poemas en Ariel marcan el punto de inflexión de sus primeras obras hacia un área
de poesía más confesional. Es probable que las enseñanzas de Lowell, quien enfatizaba lo
confesional, hayan tenido mucha importancia en este cambio. El impacto de la publicación de
Ariel fue muy dramático, con sus francas descripciones del descenso hacia la locura. Las
obras de Plath también han sido asociadas con Sexton. Ambas sufrieron de enfermedades
mentales y se suicidaron, por lo que las comparaciones son, quizás, inevitables.
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A pesar de las numerosas críticas y biografías tras su muerte, el debate acerca de las
obras de Plath a menudo deja ver la lucha entre aquellos que están de su parte y aquellos que
están del lado de Hughes. Una prueba del nivel de crispación son las repetidas acciones
contra la palabra Hughes cincelada sobre la lápida de la tumba de Plath.

En febrero de 1961 Silvia sufrió un aborto. Algunos de sus poemas hacen referencia a
este hecho. Plath realizó una dura terapia que le hizo revivir la conflictiva relación con su
madre. Después de una profunda crisis en la cual Silvia cree que es infértil, ella queda
embarazada, nace su primera hija y deciden comprar una casa en el campo porque vivir allí es
más barato. Encuentran una casa en un pueblecito en Devon, la compran y la restauran, de
forma tal que puedan bajar los costos de manutención y ganar algo de dinero viajando a
Londres de vez en cuando para dar lecturas radiofónicas. Sin embargo, como han pagado un
año de alquiler en Londres, deben de buscar a unos inquilinos. Así encuentran al matrimonio
Wevill integrado por David y Assia. Assia era una mujer fascinante, sofisticada y hermosa,
sin ambiciones de ser una intelectual. Las dos parejas simpatizan y Silvia y Hughes los
invitan a pasar un fin de semana en su casa en el campo. En ese momento Silvia ya está
embarazada de su segundo hijo, el cual nace en ese período, pero muy pronto se da cuenta
que a Ted no le importa ni el niño ni ella. Es así que en su diario escribe: Huelo a leche
rancia. Ella empieza a sospechar que Ted, en sus constantes viajes a Londres, ve a una
mujer. La cual resulta ser Assia.

De pronto llega a la casa de Silvia su madre, con la cual siempre ha tenido problemas
por lo que no quiere que ella se de cuenta de los problemas maritales que tiene con Ted. Le
escribe a una amiga y le dice: “Ted me está mintiendo y mi madre está aquí presenciándolo
todo”. Silvia escucha una llamada que llega la casa de campo y reconoce la voz de Assia.
Enfurecida, le quema todos los papeles y poemas en los que Ted ha estado trabajando y su
edición favorita de Shakespeare. Le pide que se vaya de la casa y Ted se va con su amante
Assia. En este momento Silvia se ve a si misma sola con sus hijos en la casa de campo y
decide cerrar la casa y alquilar un piso en Londres. Alquiló un piso donde había vivido W. B.
Yeats, y lo consideró un buen presagio cuando comenzaba el proceso de su separación. En
esa época escribe lo siguiente en su diario personal: ¿Qué decisión interior, qué asesinato o
qué fuga de cárcel debo cometer interiormente si quiero hablar desde mi profunda y
verdadera voz cuando escribo?
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En esa época escribe a un ritmo febril y crea un poema por cada noche, en intensos
períodos de hipergrafía. Le manda a su madre una carta en la que le dice estoy escribiendo los
mejores poemas de toda mi vida, me harán famosa. Luego también escribe una novela que
titula La campana de cristal y que publica con el seudónimo Victoria Lucas. La obra la
publica en 1963 y usa un seudónimo porque considera que la novela, por tratar temas para
mujeres, le puede restar mérito a su trabajo como poeta. Por otro lado, en esta novela aparece
el personaje de su madre y de una mecena importante que tuvo Silvia en su juventud. La
novela es publicada en Inglaterra.

El invierno de 1962 y de 1963 fueron muy duros para ella porque fueron años
especialmente muy fríos. Tenía a Frieda con 2 años y a Nicholas con 9 meses. Ted le había
prometido darle 1000 libras anuales para la manutención de los niños pero ella teme en el
fondo, que él no asuma su responsabilidad como padre. Durante 2 meses Ted desaparece
completamente y no visita más a los niños. Silvia cae en una honda depresión y comienza a
llamar a Ted desesperadamente. Él no le contesta y es así como el 11 de febrero de 1963 se
levanta temprano, le hace el desayuno a sus hijos, cierra todas las aberturas, escribe en un
papel el nombre de su psiquiatra, mete la cabeza en el horno y enciende el gas. Parece que en
realidad no tenía una seria intención de suicidarse sino de hacer una llamada de auxilio, pero
lamentablemente murió. Al día siguiente llegó Ted con Assia y una amiga común de la pareja
dejó este relato al respecto:

Vi a dos seres humanos extraordinariamente hermosos en la flor de la vida, pero la postura


encogida y la cabeza gacha de ambos empañaban todo el glamour. Tenían la mirada
desviada y horrorizada, y la expresión destrozada de Adán y Eva, recién expulsados del
Paraíso. (Fainlight, R, 1963).

Silvia está enterrada en el cementerio de Heptonstall, West Yorkshire.Curiosamente


cuando muere Silvia ocurre lo que no había pasado en su caso. Aurelia, la madre de Silvia se
ofrece a llevarse a los niños a los Estados Unidos y la hermana de Ted, Olwyn, que estaba
trabajando en París, dejó su empleo y se fue a Court Green para ocuparse de los niños. De
igual forma lo hizo una tía de Ted. Assia, la amante de Ted, también dejó su trabajo en
Londres y se fue a Court Green para ocuparse de los niños. Fue así que Ted pudo continuar
su trabajo como poeta y escritor y luego tuvo una hija con Assia. Dato curioso, entre los
papeles de Ted se encontró un documento que él tituló un borrador de constitución en el que
establecía las reglas de convivencia de la familia. En ella se establecía:
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Assia debe jugar con los niños al menos una hora al día. Assia debe remendar la ropa de
los niños y supervisar su higiene y la hora de acostarse. Assia debe enseñarle alemán a los
niños al menos dos horas a la semana. Assia debe cocinar con variedad al menos una nueva
receta cada semana. Assia debe hornear el pan en casa, bajo ningún concepto debe
comprarlo en una panadería. Assia debe enseñar a Frieda algunas recetas sencillas. Assia
debe levantarse a las 8am. No dormir siesta y no andar en bata por la casa. Asia debe
mejorar sus modales y ser amable con los amigos de Ted. Assia no debe hablar con nadie
sobre Ted. Ted ayudará en casa media hora cada día.

Entre tanto Ted le dice a Assia que buscarán una nueva casa pero al final Assia
descubre que Ted tiene otra amante. Ted no le da dinero para mantener a la hija de ambos así
que desesperada, ella decide suicidarse al igual que Silvia, con la única diferencia de que ella
incluye en el evento a su pequeña hija, a la que ha drogado. Abre el gas y se suicida. Después
de este acto el padre de Assia tuvo una trombosis y muere y al saber la trágica noticia la
madre de Ted también tuvo una trombosis y muere al cabo de tres días.

Por su parte, y ya liberado de Silvia y Assia, Hughes, se convierte en el editor del


legado personal y literario de Plath. Supervisa y edita la publicación de sus manuscritos y
también destruye el último volumen del diario de Plath que trataba del tiempo que pasaron
juntos y que lo hacía ver como un hombre narcisista, violento y cruel. Ted se lucra de las
ganancias de la obra de su esposa y se dedica a dictar conferencias sobre su vida y obra.

En 1982, Plath se convierte en la primera poeta en ganar un premio Pulitzer póstumo


(por Poemas completos -The Collected Poems). Muchos críticos, sobre todo del ámbito
feminista, han acusado a Hughes de intentar controlar las publicaciones para su propio
beneficio. Por su parte, Hughes lo ha negado enérgicamente, aunque llegó a un acuerdo con
la madre de Plath, Aurelia, cuando ésta intentó evitar la publicación de las obras más
controvertidas de su hija en Estados Unidos. En su última recopilación, Cartas de cumpleaños
(Birthday Letters), Hughes rompió su silencio acerca de Plath. En esta obra es
extremadamente franco, aunque no pide disculpas por la violencia física y psicológica que
ejerció contra la talentosa escritora. El diseño de la tapa del libro fue hecho por Frieda, la hija
de ambos.

Mucho se ha escrito sobre la enfermedad mental que tenía Silvia. Aunque durante
mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debieron a
la muerte de su padre cuando ella contaba con nueve años, pérdida que nunca logró superar,
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hoy se sabe que padecía un trastorno bipolar que desafortunadamente, heredaron sus hijos. Su
hijo Nicholas Hughes Plath fue un hombre solitario que se refugió en la privacidad de Alaska
como profesor de Ciencias del Mar en la Universidad de Alaska Fairbanks. También tuvo un
trastorno maníaco depresivo y fue un hombre muy solitario. Nunca se casó ni tuvo hijos, y el
16 de marzo de 2009 se suicidó ahorcándose en su casa de Alaska. Su otra hija, Frieda,
excelente escritora y columnista de la prensa británica, ha logrado sobrevivir a pesar de sus
trastornos depresivos y esclerosis múltiple. Por su parte su esposo Ted hizo carrera como
poeta y fue un padre ausente, al que nunca le importaron los dos hijos que tuvo con Silvia.

Durante los años 70 predominaban las interpretaciones biográfico-psicoanalíticas de


la obra de Plath, mientras que ya en los 80 y 90 se prefiere un estudio crítico feminista y de
género. Esta diferencia se percibe sobre todo en la comparación entre las biografías de Plath
que ha tenido lugar desde entonces, así como en la obra crítica que se ha dedicado a esta
autora. La publicación casi completa (excluyendo los ejemplares destruidos) de sus diarios de
vida, tras la muerte de Hughes en 1998, ha servido para aclarar muchos puntos de
especulación, y para dirigir el interés de los lectores hacia una comprensión más profunda del
método y la sensibilidad en el genio creativo de Plath.

Sin duda su obra más representativa y novela semiautobiográfica es “La campana de


cristal” porque es un profundo reflejo de las características psicológicas de la autora. La
novela narra la vida de la joven Esther Greenwood, alter ego de Sylvia Plath. A través del
monólogo interior asistimos a la inestabilidad emocional, siempre colindando con la
depresión de la protagonista. En esta obra también asistimos a la difícil relación que Silvia
tuvo con su madre. La madre de Silvia fue sin duda una mujer ejemplar, muy sacrificada y
destinada a la esfera del hogar. Sacrificó su vida para que Silvia tuviera una educación
ejemplar, pero por otro lado, la misma Silvia sentía que esto representaba una pesada carga
para ella. Por otro lado también en la obra de Silvia se ve su relación con su padre, quien era
su aliado masculino. Al respecto Silvia escribió en su diario: “Mi madre mató al hombre que
me había querido toda la vida”.

En este sentido se puede ver que en la vida de Silvia había una profunda dualidad. Por
un lado quería triunfar como escritora, pero por el otro lado se fustigaba por su egoísmo. La
relación con Ted, además, reflejaba una lucha de egos intrínseca ya que no quería competir
con el talento de su esposo. Seguir el ejemplo de su madre, siendo una buena esposa y una
buena madre, tampoco la complacía, así que su vida fue una especie de lucha mental entre el
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rol socialmente asignado y que el que ella deseaba en su fuero interno. La respuesta a esta
dualidad fue su suicidio.

Conclusión:

La vida de Silvia Plath fue trágica. Vivió con una enfermedad mental que no fue
tratada con la necesaria rigurosidad y conoció a un hombre que se encargó de machacar su
dignidad a cero. Incapaz de escapar de la época en que le había tocado vivir, Silvia asumió el
papel de esposa y madre que la sociedad esperaba de ella, encontrando en su obra literaria el
único lugar para escapar de esta realidad. Sin embargo, al ser abandonada por su esposo y
afrontar series dificultades económicas, la frágil vida de Silvia se rompió en mil pedazos. No
pudo salir de la depresión en la que se encontraba y se suicidó. A pesar de eso, hoy Silvia
Plath es reconocida como una escritora de gran nivel, y es la única mujer que ha recibido el
premio Pulitzer de manera póstuma, demostrando que sí se puede ser, mujer y genio, al
mismo tiempo.

PAPI

Tú ya no, tú ya no
Me sirves, zapato negro
En el que viví treinta años
Como un pie, mísera y blancuzca,
Casi sin atreverme ni a chistar ni a mistar.

Papi, tenía que matarte pero


Moriste antes de que me diera tiempo.
Saco lleno de Dios, pesado como el mármol,
Estatua siniestra, espectral, con un dedo del pie gris,
Tan grande como una foca de Frisco,

Y una cabeza en el insólito Atlántico


Donde el verde vaina se derrama sobre el azul,
En medio de las aguas de la hermosa Nauset.
Yo solía rezar para recuperarte.
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Ach, du.

En tu lengua alemana, en tu ciudad polaca


Aplastada por el rodillo
De guerras y más guerras.
Aunque el nombre de esa ciudad es de lo más corriente.
Un amigo mío, polaco,

Afirma que hay una o dos docenas.


Por eso yo jamás podía decir dónde habías
Plantado el pie, dónde estaban tus raíces.
Ni siquiera podía hablar contigo.
La lengua se me pegaba a la boca.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.


Ich, ich, ich, ich,
Apenas podía hablar.
Te veía en cualquier alemán.
Y ese lenguaje tuyo, tan obsceno.

Una locomotora, una locomotora


Silbando, llevándome lejos, como a una judía.
Una judía camino de Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como una judía.
Incluso creo que podría ser judía.

Las nieves del Tirol, la cerveza rubia de Viena


No son tan puras ni tan auténticas.
Yo, con mi ascendencia gitana, con mi mal hado
Y mi baraja del Tarot, y mi baraja del Tarot,
Bien podría ser algo judía.
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Siempre te tuve miedo: a ti, a ti


Con tu Luftwaffe, con tu pomposa germanía,
Con tu pulcro bigote y esa
Mirada aria, azul centelleante.
Hombre-pánzer, hombre-pánzer, Ah tú…

No eras Dios sino una esvástica


Tan negra que ningún cielo podía despejarla.
Toda mujer adora a un fascista,
La bota en la cara, el bruto
Bruto corazón de un bruto como tú.

Mira, papi, aquí estás delante del encerado,


En esta foto tuya que conservo,
Con un hoyuelo en el mentón en lugar de en el pie,
Mas sin dejar por eso de ser un demonio,
El hombre de negro que partió

De un bocado mi lindo y rojo corazón.


Yo tenía diez años cuando te enterraron.
A los veinte intenté suicidarme
Para volver, volver a ti.
Creía que hasta los huesos lo harían.

Pero me sacaron del saco


Y me amañaron con cola.
Y entonces supe lo que tenía que hacer.
Creé una copia tuya,
Un hombre de negro, tipo Meinkampf,

Amante del tormento y la tortura.


Y dije sí, sí quiero.
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Pero, papi, esto se acabó. He desconectado


El teléfono negro de raíz, las voces
Ya no pueden reptar por él.

Si ya había matado a un hombre, ahora son dos:


El vampiro que afirmaba ser tú
Y que me chupó la sangre durante un año,
Siete años, en realidad, para que lo sepas.
Así que ya puedes volver a tumbarte, papi.

Hay una estaca clavada en tu grueso y negro


Corazón, pues la gente de la aldea jamás te quiso.
Por eso bailan ahora, y patean sobre ti.
Porque siempre supieron que eras tú, papi,
Papi, cabrón, al fin te rematé.

CARTA DE AMOR

No es fácil explicar este cambio tuyo.


Ahora estoy viva, sí, pero por entonces estaba muerta.
Aunque me mostrara indiferente como una piedra
y siguiera allí clavada por pura rutina.
No conseguiste moverme ni un centímetro con el pie, no,
ni me dejaste volver a fijar mis pequeños ojos sin párpados
en el cielo, aun sin tener la menor esperanza
de aprehender el azul o las estrellas, por supuesto.

Pero la cuestión era otra. Digamos que me dormí —una serpiente


camuflada entre rocas negras, como una roca negra
en el hiato del invierno—,
igual que mis vecinos, sin hallar placer
en el millón de mejillas perfectamente cinceladas
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que ardían a cada momento para fundir


mi mejilla de basalto. Después se volvieron lágrimas,
ángeles llorando sobre naturalezas apagadas,
pero no me convencieron. Aquellas se helaron.
Cada cabeza muerta tenía un yelmo de hielo.

Y seguí durmiendo, como un dedo doblado.


Lo primero que vi fue un aire diáfano,
y las gotas encerradas elevándose en un rocío
límpido como los espíritus. Había muchas piedras
alrededor, yaciendo opacas e inexpresivas.
No sabía qué hacer con todo aquello.
Brillaba cubierta de escamas de mica y abierta
para derramarme como un fluido
entre las patas de los pájaros y los tallos de las plantas.
No conseguiste engañarme. Te reconocí enseguida.

El árbol y la piedra resplandecían, sin sombras.


Mis dedos se alargaron, translúcidos como el cristal.
Empecé a brotar como una rama en marzo:
un brazo y una pierna, un brazo y una pierna.
Y así ascendí, de piedra a nube.
Ahora parezco una suerte de dios.
Flotando en el aire, con mi ropaje de alma
pura como una lámina de hielo. Y eso es un don.

Lista de referencias:

La térmica. "Sylvia Plath, ¿se puede ser mujer y genio?", con Laura Freixas.
https://youtu.be/qVtGIYuHJfM
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Enríquez, M. (2019) Sylvia Plath, más que una poeta


suicida.https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2019/10/17/5d9f37effc6c834
06f8b46bd.html

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