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1. ¿Son competentes los órganos jurisdiccionales españoles para conocer de este litigio?
¿En base a qué norma?
Del supuesto de hecho que está en la base de esta sentencia se deriva la producción de
un daño causado por un accidente de esquí y su consiguiente obligación de repararlo. Es
decir, nos encontramos con un supuesto de responsabilidad extracontractual. Como se
sabe existe un Reglamento que, con carácter general, regula los foros para determinar la
competencia judicial internacional en materia civil y mercantil, es el Reglamento
1212/2015, de 12 de diciembre (Bruselas I-bis) Para saber si a una relación jurídico-
privada internacional le podemos aplicar una norma reglamentaria (primera fuente
normativa a la que en principio hemos de acudir, dada la jerarquía que ya conocemos en
esta disciplina) tenemos que comprobar su ámbito de aplicación. Examinados dichos
ámbitos se comprueba que este litigio encaja en todos, excepto el ámbito de aplicación
temporal, ya que la norma reglamentaria se aplica a las acciones que se entablen a partir
del 10 de enero de 2015.
Por tanto, dada la fecha de interposición de la demanda, el Reglamento en vigor en
dicho momento era el Reglamento 44/2001, de 22 de diciembre de 2000 (Reglamento
Bruselas I, aplicable a partir del 1 de marzo de 2002). En su art. 2 se establece el foro
general del domicilio del demandado. Dado que el demandado tiene su domicilio en
España se puede atribuir la competencia a los tribunales españoles, al no existir ningún
foro de competencia exclusiva, ni mediar entre las partes ningún acuerdo de sumisión.
La competencia judicial internacional de los tribunales españoles se sustenta, por tanto
en el instrumento institucional y no en la LOPJ.
2. ¿Son correctas las afirmaciones vertidas, tanto por el correspondiente Juzgado de
Primera Instancia, como por la Audiencia Provincial de Lleida, de que la norma de
conflicto aplicable al supuesto de hecho es el art. 10.9 del Código Civil español? ¿Qué
significa que un Reglamento tenga carácter universal o erga omnes?
En materia de ley aplicable a las obligaciones extracontractuales existe, igualmente, un
Reglamento que regula tal cuestión: el Reglamento 846/2007, de 11 de julio (Roma II).
Para saber si puede regir este supuesto de hecho tenemos que examinar, como siempre,
su ámbito de aplicación:
1. Ámbito material: “se aplica a las obligaciones extracontractuales en materia
civil y mercantil que comportan un conflicto de leyes” (art. 1.1). Ambos constituyen
conceptos autónomos, propios del Reglamento Roma II, con independencia de lo
establecido en los Derechos nacionales de los Estados miembros. “Materia civil y
mercantil”: se circunscribe a la materia privada patrimonial, por lo que se excluyen las
materias fiscales aduaneras y administrativas, así como los casos en que el Estado
incurra en responsabilidad por acciones u omisiones en el ejercicio de su autoridad
(acta iure imperii) (art. 1.1). “Obligaciones extracontractuales”: el RR II determina la
ley reguladora de las obligaciones extracontractuales que nacen de todo tipo de hecho
dañoso (ya se trate de un mero ilícito civil o un ilícito penal, delito o falta) estando
cubierto todo tipo de daño (daño material, daño moral, daños futuros…), del
enriquecimiento injusto, gestión de negocios y culpa in contrahendo.
La delimitación del ámbito de aplicación material se cierra con la enumeración
de determinadas materias que quedan excluidas de dicho ámbito (art. 1.2).
2. Ámbito de aplicación espacial: el Reglamento se aplica por todas las
autoridades de los Estados miembros participantes en dicho instrumento y en todo el
territorio de los Estados miembros. Se comprenden en tal ámbito todos los Estados
miembros de la UE, excepto Dinamarca.
3. Ámbito de aplicación temporal: se aplica a partir del 11 de enero de 2009 y
tiene carácter irretroactivo, ya que se aplica, exclusivamente, a los hechos generadores
de daños que se produzcan después de su entrada en vigor (art. 31). Lo relevante no es
el momento en el que se verifica el daño, sino el del hecho generador del daño.
La eficacia erga omnes: el Reglamento presenta carácter universal y, por tanto,
se aplica para determinar la ley reguladora de las obligaciones extracontractuales
incluidas en su ámbito de aplicación material con total independencia de la
nacionalidad, domicilio y residencia habitual de las partes implicadas y de los litigantes
y con independencia, también, de cuál sea la ley estatal reguladora de las obligaciones
extracontractuales (art. 3 RR II). Por tanto, las normas de DIPr. de producción interna
de los Estados miembros ya no pueden aplicarse a los supuestos incluidos en su ámbito
de aplicación.
Aplicando dichos parámetros al supuesto que examinamos se comprueba que no
se cumplen todos los ámbitos de aplicación del Reglamento: -se trata de una obligación
extracontractual –que suscita un litigio al que se atribuye la competencia para su
conocimiento a un tribunal español, por tanto de un Estado miembro de la UE –que se
genera a raíz de un daño derivado de un accidente que se produce el 14 de marzo de
2009, por tanto al poco tiempo de su aplicación. Además, dado el carácter universal del
Reglamento sus normas se aplicarán aun cuando no se trate de las de ningún Estado
participante y con total independencia la nacionalidad, el domicilio o la residencia de las
partes ni del lugar en el que se ha producido el daño. Todo ello nos lleva a concluir que
no entra en juego para regular este supuesto la normativa autónoma, representada por el
art. 10.9 CC, sino la normativa europea, a pesar de que el accidente se produjera en un
Estado que no forma parte de la UE.
3. ¿Cuál habría sido la ley aplicable, de haberse aplicado a este supuesto el Reglamento
Roma II?
Situados ya en el Reglamento 864/2007, a la hora de concretar el Derecho rector del
litigio, ha de tomarse en consideración, ante todo, el dato de que, pese a permitirlo el
art. 14 RR II, los litigantes no habían hecho uso de la posibilidad de escoger la ley
aplicable. A continuación, procede cerciorarse de que, en el caso de autos, no se discutía
acerca de alguno de los ilícitos civiles para los que, en sus arts. 5 a 9 RR II, el
instrumento prevé reglas específicas; comprobado lo anterior, queda expedita la vía para
que entre en juego el entramado conflictual del art. 4 RR II. En última instancia, cuando
no se albergan dudas sobre la procedencia de este precepto, tiene que prestarse atención
a su articulación que puede comportar que la solución inicialmente retenida, la sumisión
de la controversia a la ley del lugar del daño (art. 4.1º RR II), ceda en favor de la
aplicación de la ley de la residencia habitual común de la persona cuya responsabilidad
se alega y de la persona perjudicada (art. 4.2º RR II) o, excepcionalmente, de la ley que
presente vínculos manifiestamente más estrechos con el hecho dañoso (art. 4.3º RR II).
Tan pronto como se trasladan estas pautas al litigio de nuestra incumbencia, es fácil
concluir que, residiendo en España el causante y la víctima del accidente de esquí y no
convergiendo en Andorra circunstancias suficientes para haber dado pie a la
intervención de la cláusula de escape, la AP de Lleida debería haber fallado en
consonancia con la legislación española, la cual, oficiando como lex causae, habría sido
la encargada de regular “el modo de extinción de las obligaciones, así como las normas
de prescripción y caducidad, incluidas las relativas al inicio, interrupción y suspensión
de los plazos de prescripción y caducidad” (art. 15.h) RR II).
4. Si finalmente el derecho aplicable fuese el español, a través del Reglamento europeo,
¿Qué problema se plantea? ¿Se aplicaría el Código Civil de Catalunya?
La designación de la ley española al supuesto que nos ocupa lleva enlazado un problema
ulterior: siendo España un Estado plurilegislativo, aún restaría pendiente la tarea de
puntualizar qué ley española sería aplicable al caso. En el Reglamento 864/2007, la
disposición a la que se encomienda la supervisión de las remisiones a sistemas no
unificados es el art. 25.1º RR II, que establece:“cuando un Estado se componga de
varias unidades territoriales con sus propias normas en materia de obligaciones
extracontractuales, cada unidad territorial se considerará como un país a efectos de la
determinación de la ley aplicable según el presente Reglamento”. Por tanto, en el asunto
enjuiciado por la AP de Lleida, a través de una aplicación combinada de los arts. 4.2º y
25.1º RR II, se deriva la sujeción al Derecho catalán en el que existe una norma
específica (el art. 121–21.d) CCCat), que disciplina la prescripción de la responsabilidad
no contractual (punto que, constituye el único objeto de discusión en el litigio que nos
concierne) fijando el plazo en tres años que hubiera posibilitado el ejercicio de la acción
por parte de la actora.
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, de 23 de diciembre de 2020
(ECLI:ES:APB:2020:12814)
PRIMERO.- “La sentencia que se apela por parte de ALLIANZ CIA DE SEGUROS Y
REASEGUROS desestimó la demanda interpuesta por dicha compañía frente a
MAPFRE SEGUROS por concurrir la prescripción de la acción ejercitada.
Previamente se consignó que la reclamación extracontractual derivaba de un accidente
de tráfico ocurrido en fecha 27 de julio de 2015 en la autopista A-10 de Francia,
consistente en que el vehículo con matrícula G....IK , asegurado por la parte demandada,
invadió el carril por el que circulaba el vehículo con matrícula ....DGD, asegurado por la
parte actora, colisionando con el mismo y ocasionándole unos daños valorados en
8.388,59 euros que fueron indemnizados por parte de la demandante al perjudicado.
Frente a lo sostenido por la parte actora la juzgadora refiere que la ley aplicable es la
española conforme a lo previsto en el artículo 4 del Reglamento 846/2006 relativo a la
ley aplicable a las obligaciones extracontractuales.