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PREGUNTAS EXAMEN DIP

1. Régimen del Reglamento Bruselas I Bis – ámbito de aplicación.

El ámbito material de los reglamentos Bruselas I y Bruselas I bis se define en su artículo 1,


según el cual este texto se aplica solo a las cuestiones litigiosas que tengan carácter civil o
mercantil, independientemente de la naturaleza del órgano jurisdiccional; quedan expresamente
excluidas aquellas que se refieran a cuestiones fiscales. Aduaneras o administrativas. Además.
Dentro de este ámbito general quedan igualmente excluidas las cuestiones de estado y capacidad
de las personas físicas, regímenes matrimoniales, testamentos, sucesiones, quiebras y
procedimientos análogos, seguridad social y arbitraje, materias a las que el Reglamento
Bruselas I bis ha añadido las obligaciones de alimentos derivadas de relaciones de familia,
parentesco, de matrimonio o de afinidad.

De mayores problemas de interpretación se detectan respecto al ámbito de aplicación espacial


del Reglamento. El Reglamento se aplica espacialmente en todos los supuestos, ya que
contempla tanto el caso del demandado domiciliado en un Estado miembro ( art 4 y 5), como el
supuesto del demandado no domiciliado en un estado miembro (art 6). Sin embargo, aunque el
Reglamento tenga una aplicación espacial inicialmente general, no siempre se aplican sus
normas sobre competencia judicial internacional, dado que el artículo 6 remite a la legislación
de cada estado miembro para la regulación de la competencia judicial internacional si el
demandado no estuviere domiciliado en un Estado Miembro. Con carácter general, por tanto, las
reglas sobre competencia judicial del Reglamento, se aplican cuando el demandado se halle
domiciliado en un estado miembro, en tanto que regirá el sistema de competencia judicial
internacional únicamente en otro caso.

2. Foros exclusivos de competencia del Reglamento Bruselas I Bis.

El artículo 24 del Reglamento contiene un catalogo de foros de competencia judicial exclusiva.


Dichos foros atribuyen competencia exclusiva, única e inderogable a los tribunales de un estado
miembro. Se trata de una competencia exclusiva porque ninguna otra jurisdicción puede
conocer del asunto sin incumplir las obligaciones que el incumben en virtud del Reglamento y
someterse al riesgo de que su decisión no sea reconocida en los restantes Estados miembros.

Son exclusivamente competentes, sin consideración del domicilio de las partes, los órganos
jurisdiccionales de los Estados miembros que se indican a continuación:

1) en materia de derechos reales inmobiliarios y de contratos de arrendamiento de bienes


inmuebles, los órganos jurisdiccionales del Estado miembro donde el inmueble se halle sito. No
obstante, en materia de contratos de arrendamiento de bienes inmuebles celebrados para un uso
particular durante un plazo máximo de seis meses consecutivos, serán igualmente competentes
los órganos jurisdiccionales del Estado miembro donde esté domiciliado el demandado, siempre
que el arrendatario sea una persona física y que propietario y arrendatario estén domiciliados en
el mismo Estado miembro;

2) en materia de validez, nulidad o disolución de sociedades y personas jurídicas, así como en


materia de validez de las decisiones de sus órganos, los órganos jurisdiccionales del Estado
miembro en que la sociedad o persona jurídica esté domiciliada; para determinar dicho
domicilio, el órgano jurisdiccional aplicará sus normas de Derecho internacional privado;

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3) en materia de validez de las inscripciones en los registros públicos, los órganos
jurisdiccionales del Estado miembro en que se encuentre el registro;

4) en materia de inscripciones o validez de patentes, marcas, diseños o dibujos y modelos y


demás derechos análogos sometidos a depósito o registro, independientemente de que la
cuestión se haya suscitado por vía de acción o por vía de excepción, los órganos jurisdiccionales
del Estado en que se haya solicitado, efectuado o tenido por efectuado el depósito o registro en
virtud de lo dispuesto en algún instrumento de la Unión o en algún convenio internacional.

3. La litispendencia

El articulo 29 del Reglamento Bruselas I Bis regula el problema de la litispendencia,


estableciendo que cuando se formularen demandas con el mismo objeto y la misma causa entre
las mismas partes ante órganos jurisdiccionales de estados miembros distintos, el tribunal ante
el que se formule la segunda demanda suspenderá de oficio el procedimiento en tanto no se
declare competente el tribunal ante el que se interpuso la primera. Cuando el tribuna ante el que
se interpuso la primera demanda se declare competente, el tribunal ante el que se interpuso la
segunda se abstendrá a favor de aquél.

El régimen de la litispendencia obedece a la lógica del reconocimiento y ejecución de


decisiones. La admisión de la listispendencia tienen, fundamentalmente, a evitar la coexistencia
de dos decisiones sobre la misma causa incompatibles entre si y perjudicial. Basta para su
aplicación, que las demandas se hayan presentado ante tribunales de Estados Miembros
distintos.

4. Normas de conflicto: concepto y estructura, caracteres

Las normas de competencia judicial internacional den una respuesta a la primera cuestión que
suscitan las realciones privadas internacionales: la autoridad competente para resolver una
situación litigiosa. Si las respuestas a esta primera cuestión es positiva, de forma que los
órganos jurisdiccionales españoles tienen dicha competencia, se plantea de inmediato la
cuestión de fondo ¿ con arreglo a que criterios y a que nor,as va a resolver el órgano
jurisdiccional la pretensión litigiosa? Por el hecho de resultar competentes los tribunales
españoles, la situación litigiosa no ha perdido su característica peculiar: sigue siendo una
situaicon privada internacional, necesitada de normas que contemplen esta especialidad. La
aplicación pura y simple del Derecho Español, una vez determinada la competencia judicial de
los tribunales, constituye una respuesta inadecuada para resolver el conflicto de intereses
suscitado.

En su estructura, la norma de conflicto se asemeja al resto de normas jurídicas, si bien suele


hablarse de un elemento especifico, que en realidad cabe inscribir tanto en el supuesto de hecho
como en la consecuencia jurídica de la norma de conflicto. El supuesto de hecho de la norma de
conflicto es una categoría o institución jurídica, en la que queda contemplada una determinada
situación privada internacional. La misión del punto de conexión es dotar de relevancia jurídica
un elemento o ciscunstancia fáctica o jurídica que puede encontrarse en el supuesto de hecho,
fijando a través de él la localización de la relación jurídica en un determinado estado, cuya ley
va a se aplicada.

Caracteres:

 La norma de conflicto es una técnica de reglamentación indirecta.

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 Es frecuente que la norma de conflicto presente un relativo grado de generalidad o
abstracción, haciendo referencia a categorías amplias. Tal generalidad aleja a la norma
de conflicto de las particularidades del caso litigioso, y la convierte mas en un principio
que en una norma.
 La rigidez de la norma de conflicto es otra de sus pretendidas características que
presumiblemente hacen del método una ciega y pesada máquina de solución de
conflictos de leyes, alejada de las particularidades del caso concreto.
 Se destaca la neutralidad como otra de las características que definen pretendidamente a
la norma de conflicto como técnica de reglamentación.

Finalmente, la consecuencia de la norma de conflicto es designar la aplicabilidad de un


determinado Derecho Estatal, localizando allí el supuesto, por lo que la norma de conflicto se
caracteriza por nacionalizar las situaciones privadas internacionales. Normalmente se trata de
aplicar unas disposiciones igualmente aplicables a supuestos de tráfico interno.

5. Aplicación del derecho internacional privado: El reenvío

Se produce esta situación, en materia de conflicto de leyes, cuando la ley extranjera designada


por la regla de conflicto como competente declina su competencia a favor de otra norma, ya sea
ésta la original del Juez que conocía del asunto (remisión de primer grado) o la de un tercer país
(remisión de segundo grado). El Derecho español permite la remisión en primer grado a favor
del propio Derecho español, pero nunca a favor de un tercer país. 

6. Garantías procesales y control del Orden público en el reconocimiento de resoluciones.

  El artículo 46.1 LCJI establece las causas de denegación del reconocimiento (y ejecución)..

El artículo 46.1 establece seis causas de denegación, a las que hay que añadir la ya reseñada
exigencia de firmeza y, en su caso, de fuerza ejecutiva (art. 50.1) en el Estado de origen.

1. Orden público

           Conforme al artículo 46.1.a), las resoluciones extranjeras no se reconocerán “cuando


fueran contrarias al orden público”. Aunque no se haya utilizado la terminología consolidada en
la práctica internacional, que hace referencia a que la contradicción sea “manifiesta”, debe
afirmarse también en el régimen de fuente interna el carácter excepcional del orden público, que
impone su aplicación restrictiva. De hecho, el artículo 96.2.2º.c) de la Ley 20/2011 del Registro
Civil sí hace referencia como requisito del reconocimiento incidental registral a que la
resolución extranjera no resulte “manifiestamente incompatible con el orden público español”.
Una formulación semejante cabe encontrar en el artículo 12.3.c) de la Ley de Jurisdicción
Voluntaria.

En línea con la solución prevalente en el marco de la UE (arts. 58 y 59 RBI bis), el orden


público es el único control al que se subordina el reconocimiento de las transacciones judiciales
extranjeras (art. 46.2 LCJI).

2. Garantías procesales

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           En el apartado b), relativo a la vertiente procesal del orden público, incorpora el artículo
46.1.a) LCJI el control específico de la notificación regular y con tiempo suficiente de la
demanda cuando la resolución se hubiere dictado en rebeldía. Como recoge el Preámbulo de la
LCJI, el estándar adoptado en el régimen de fuente interna es más exigente que el que establece
ahora en el ámbito de la UE el artículo 45.1.b) Reglamento Bruselas I bis, que no exige que la
notificación se haya hecho de manera regular sino que basta con que el demandado hubiera
podido defenderse e incluso en tales casos excluye que se pueda denegar el reconocimiento de
la resolución dictada en rebeldía cuando el demandado hubiera podido recurrir contra la
resolución del Estado miembro de origen y no lo hubiera hecho. Por el contrario, el artículo
46.1.b) LCJI contempla que se deniegue el reconocimiento si la notificación al demandado que
ha permanecido en rebeldía no se hizo “de forma regular y con tiempo suficiente para que
pudiera defenderse”. Por su parte, el artículo 54.4.b) LCJI, al regular los documentos que deben
acompañar a la demanda de exequátur impone como exigencia adicional si la resolución se
dictó en rebeldía la presentación del “documento que acredite la entrega o notificación de la
cédula de emplazamiento o el documento equivalente”. 

               Por otra parte, cabe reseñar que el artículo 47 LCJI impone dos cautelas adicionales
cuando se trata del reconocimiento de resoluciones extranjeras resultantes del ejercicio de
acciones colectivas. La primera de ellas exige para que la resolución sea oponible en España a
afectados que no se hayan adherido expresamente, “que la acción colectiva extranjera haya sido
comunicada o publicada en España por medios equivalentes a los exigidos por la ley española y
que dichos afectados hayan tenido las mismas oportunidades de participación o desvinculación
en el proceso colectivo que aquéllos domiciliados en el Estado de origen”. La segunda cautela
va referida al modo de llevar a cabo el control de la competencia del tribunal de origen, cuestión
a la que me referiré seguidamente.

7. Sustracción internacional de menores

La sustracción internacional de menores, o desplazamiento internacional por los progenitores, es


un fenómeno relativamente vinculado a los conflictos de civilizaciones, aunque no siempre
obedece a tales conflictos. A menudo, las decisiones adoptadas por los tribunales a cerca de la
custodia de los hijos en supuestos de crisis matrimoniales tienen a favorecer la nacional del
foro, y propician que el nacional extranjero secuestre a su hijo, desplazándolo a su país de
origen. En estos casos, se trata de una simple maniobra para eludir una decisión relativa a la
custodia del menor por parte del progenitor perjudicado. El interés del menor exige evitar este
tipo de situaciones patológicas a través de mecanismos de cooperación internacional. Tal es la
finalidad del Convenio de la Haya de 1980 sobre los aspectos civiles de la sustracción
internacional de menores.

El Convenio de la Haya de 1980 instaura un sistema de cooperación internacional que pretende


garantizar la restitución inmediata de los menores trasladados o retenidos ilícitamente en
cualquier Estado contratante, y respeto de los derechos de custodia y visita. Se entiende que
existe el traslado o retención ilícitos, cuando el desplazamiento o la retención conculcan un
derecho de custodia establecido, de hecho o de Derecho, en el Estado en que el menor tenía su
residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o retención.

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No existe traslado ilícito cuando ha habido un cambio de residencia del menor a otro estado,
paralelo a un cambio de residencia familiar, aunque la crisis de los progenitores se haya
producido al poco de realizar dicho cambio.

El Convenio solo se aplica respecto de menores de 16 años que hayan tenido su residencia
habitual en un Estado contratante inmediatamente antes de la infracción de los derechos de
custodia o de visita.

El Convenio introduce obligaciones especificas para las autoridades judiciales o administrativas


de los Estados parte, encargadas de decidir la restitución del menor u organizar o garantizar el
ejercicio efectivo de un derecho de visita. La restitución resulta imperativa si ha transcurrido
menos de un año desde el traslado hasta la iniciación del procedimiento. Si ha transcurrido más
de un año, la restitución no procede si se demuestra que el menor ha quedado integrado en su
nuevo medio ( art 12). En cualquier caso , sin embrago, cabe denegar la restitución si se produce
alguna de las circunstancia descritas en el art (13) que tienen que ver con la falta ejercicio
efectivo del derecho de custodio que justifica la reclamación, el consentimiento al traslado , o
los riesgos físicos o psíquicos que el traslado pudiera suponer para el menor. Asimismo, las
restitución se condiciona a la propia voluntad del menor, si ha alcanzado una edad o madurez
que aconsejan tener en cuenta su opinión.

El Reglamento 2201/2003 utiliza un concepto de “traslado o retención ilícita” similar a la del


Convenio (art 2.1), correspondiendo a los derechos nacionales establecer las condiciones en que
se adquiere un derecho de custodia. En el art 11 se refiere concretamente, al supuesto en que el
titular de un derecho de custodia solicita a un estado miembro el retorno del menor que ha sido
trasladado o retenido en dicho estado miembro cuando inmediatamente antes de su traslado
tenía su residencia habitual en otro Estado miembro. En tales casos la normativa comunitaria
contiene importantes limitaciones a las reglas contenidas en los artículos 12 y 13 del Convenio.
Por una parte exige la audiencia del menor en cuanto sea posible (art11.2), y en todo caso la
audiencia del solicitante de la restitución (art 11.5). limita a su vez, la oposición de la restitución
contemplada en el articulo 13 b) del convenio en casos de riesgos físicos y psíquicos para el
menor, cuando se demuestre que hay garantías para su protección tras la restitución (art 11.4).
Incide además, en la urgencia de procedimiento, estableciendo un máximo de 6 semanas ( art
11.3).

Las normas del Reglamento (apartados 2 a 5 del art 11) prevalecen sobre las respectivas normas
del Convenio.

8. Competencia judicial internacional de las crisis matrimoniales (divorcio)

El Reglamento 2201/2003, relativo a la competencia, el reconocimiento y la ejecución de


resoluciones judiciales en, materia matrimonial y de responsabilidad parental, constituye un
régimen preferente para determinar la competencia judicial internacional de los Tribunales
Españoles en las causas matrimoniales de divorcio, separación judicial y nulidad de matrimonio
que se hayan dado tras la fecha de 27 de noviembre de 2003. En materia de competencia
judicial internacional, prevalece sobre cualquier convenio bilateral o multilateral entre los
estados miembros de la UE, con excepción de Dinamarca, que no se aplica el reglamento.

El articulo 3.1 del Reglamento contempla 6 foros de competencia alternativos: En los asuntos
relativos al divorcio, la separación judicial y la nulidad matrimonial, la competencia recaerá en
los órganos jurisdiccionales del Estado miembro:

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a) en cuyo territorio se encuentre:

— la residencia habitual de los cónyuges, o

— el último lugar de residencia habitual de los cónyuges, siempre que uno de ellos aún resida
allí, o

— la residencia habitual del demandado, o

— en caso de demanda conjunta, la residencia habitual de uno de los cónyuges, o

— la residencia habitual del demandante si ha residido allí durante al menos un año


inmediatamente antes de la presentación de la demanda, o

— la residencia habitual del demandante en caso de quehaya residido allí al menos los seis
meses inmediatamenteanteriores a la presentación de la demanda y deque sea nacional del
Estado miembro en cuestión o, enel caso del Reino Unido e Irlanda, tenga allí su «domicile»;

b) de la nacionalidad de ambos cónyuges o, en el caso del Reino Unido y de Irlanda, del


«domicile» común.

2. A efectos del presente Reglamento, el término «domicile»se entenderá en el mismo sentido


que tiene dicho término conarreglo a los ordenamientos jurídicos del Reino Unido y deIrlanda.

Las normas de competencia internacional del derecho autónoma art 22 quater c LOPJ solo
resultan de aplicación , sin olvidar su aplicación transitoria, cuando el cónyuge requerido carece
de residencia habitual y de nacional de un Estado Miembro. En el sistema español no existe la
posibilidad de aplicar otros foros de competencia judicial internacional que los previstos en el
art 3 del reglamento.

Las reglas de competencia internacional referidas, en particular las relativas a los


procedimientos de separación y divorcio, plantean un problema de su ámbito de aplicación, más
concretamente de la extensión de dicha competencia por accesoriedad de determinas cuestiones
habitualmente resueltas en dichos procedimientos: guarda de los hijos, alimentos, filiación. Tal
posibilidad serán analizadas en cada uno de los sectores afectados. Debe tener en cuanta en todo
caso, que los tribunales españoles utilizaran sus reglas de competencia judicial internacional con
normalidad para revisar las medidas adoptadas en un procedimiento de separación o divorcio
sustanciado en el extranjero. Parte de la jurisprudencia se inclina por un reconocimiento judicial
automático de la sentencia extranjera dictada en un procedimiento matrimonial.

9. Reconocimiento de la adopción internacional.

El reconocimiento de la adopción constituida en el extranjero se materializa a través del


reconocimiento o inscripción registral de la adopción como acto de jurisdicción voluntaria que
no requiere necesariamente executor. El régimen como de dicho reconocimiento se basa en la
aplicación por los registradores civiles de la condiciones previstas en el capítulo III del Título II
de la Ley de Adopción Internacional.

El reconocimiento de la adopción constituida en el extranjero se facilita merced al mecanismo


de cooperación entre autoridades previsto en el Convenio de la Haya de 29 de mayo de 1993
relativo a las protección del niño y la cooperación en materia de adopción. Una de las
finalidades del Convenio que consiste en asegurar el reconocimiento en los Estados contratantes

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de las adopciones realizadas de acuerdo con él Convenio. El convenio solo se aplica entre
estados parte, por lo que su régimen afecta únicamente a las adopciones constituidas en uno de
dichos estados parte, dentro de su ámbito de aplicación espacial referido en el artículo 2.1. dada
su finalidad, entre Estados partes solo se reconocerán las adopciones que hayan seguido el
mecanismo previsto en el propio convenio para su procedimiento de constitución.

10. Ley aplicable en defecto de elección por las partes en materia de contratos.

El articulo 4 del Reglamento Roma I establece el conjunto de reglas orientadas a para


determinar la ley aplicable al contrato en defecto de elección.

Ley aplicable a falta de elección

1. A falta de elección realizada de conformidad con lo dispuesto en el artículo 3, y sin perjuicio


de lo dispuesto en los artículos 5 a 8, la ley aplicable al contrato se determinará: de este modo:

a) el contrato de compraventa de mercaderías se regirá por la ley del país donde el vendedor
tenga su residencia habitual;

b) el contrato de prestación de servicios se regirá por la ley del país donde el prestador del
servicio tenga su residencia habitual;

c) el contrato que tenga por objeto un derecho real inmobiliario o el arrendamiento de un bien
inmueble se regirá por la ley del país donde esté sito el bien inmueble;

d) no obstante lo dispuesto en de la letra c), el arrendamiento de un bien inmueble celebrado con


fines de uso personal temporal para un período máximo de seis meses consecutivos se regirá por
la ley del país donde del propietario tenga su residencia habitual, siempre que el arrendatario sea
una persona física y tenga su residencia habitual en ese mismo país;

e) el contrato de franquicia se regirá por la ley del país donde el franquiciado tenga su residencia
habitual;

f) el contrato de distribución se regirá por la ley del país donde el distribuidor tenga su
residencia habitual;

g) el contrato de venta de bienes mediante subasta se regirá por la ley del país donde tenga lugar
la subasta, si dicho lugar puede determinarse;

h) el contrato celebrado en un sistema multilateral que reúna o permita reunir, según normas no
discrecionales y regidas por una única ley, los diversos intereses de compra y de venta sobre
instrumentos financieros de múltiples terceros, tal como estipula el artículo 4, apartado 1, punto
17, de la Directiva 2004/39/CE, se regirá por dicha ley.

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2. Cuando el contrato no esté cubierto por el apartado 1 o cuando los elementos del contrato
correspondan a más de una de las letras a) a h) del apartado 1, el contrato se regirá por la ley del
país donde tenga su residencia habitual la parte que deba realizar la prestación característica del
contrato.

3. Si del conjunto de circunstancias se desprende claramente que el contrato presenta vínculos


manifiestamente más estrechos con otro país distinto del indicado en los apartados 1 o 2, se
aplicará la ley de ese otro país.

4. Cuando la ley aplicable no pueda determinarse con arreglo a los apartados 1 o 2, el contrato
se regirá por la ley del país con el que presente los + vínculos más estrechos.

11. Contratos de consumo: competencia judicial internacional y derecho aplicable.

a) Competencia judicial internacional.

Los artículos 17 a 19 del reglamento de Bruselas I bis incorporan foros de protección del
consumidor, entendiendo por aquella persona que contrata para un uso que puede considerarse
ajeno a su actividad profesional. El elemento no es la finalidad del contrato, sino el hecho de
que el consumidor actúa al margen de una actividad profesional.

Por otra parte, no todos los contratos de consumo caen bajo el ámbito de aplicación de estas
reglas especiales de protección contenidas en los artículos 17 a 19 del Reglamento de Bruselas I
bis. El articulo 17 excluye los contratos de transporte así como en los que el co-contratante del y
si consumidor no tenga domicilio en un estado miembro.

Articulo 17.1 c pensado para la contratación a través de internet. Habilita la inclusión de los
contratos de timesharing como contratos típicos de consumo. El régimen de protección se aplica
cuando el empresario ejerce actividades comerciales o profesional en el estado miembro del
domicilio del consumidor o por cualquier otro medio, dirija tales actividades comerciales a
dicho estado miembro o a varios estados miembros, incluido este último, y el contrato este
comprendido en el marco de dichas actividades.

De acuerdo con el artículo 19 del reglamento, circunstancias en las que cabe entender en las que
no perjudican al consumidor.

Art 18 el empresario solo puede demandar al consumidor en los tribunales del domicilio del
consumidor.

b) Derecho aplicable

El artículo 6 del reglamento Roma I contiene un régimen especial para determinados contratos
de consumo, ampliando la protección del consumidor sobre la base de la aplicación de la ley de
su residencia habitual.

 6.1 si las partes no han elegido la ley aplicable, la regla general es la ley aplicable de la
residencia habitual del consumidor. En la práctica las partes eligen la ley aplicable, la
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elección de la ley aplicable suele coincidir con el lugar de establecimiento de la
empresa.

 Pero para asegurar que el consumidor no resulta desprotegido, el artículo 6.2 establece
la posibilidad de elegir la ley aplicable al contrato de consumo, siempre que no suponga
una reducción de la protección del consumidor garantizada por las disposiciones
simplemente imperativas de la ley de la residencia habitual del consumidor.

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