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Estudiaremos la Ley Concursal (Texto Refundido 1/2020). Es un Texto Refundido que viene de la
Ley de 2003.
Para que exista un concurso de acreedores tendrá que haber un auto del juez del concurso que
declare al deudor en situación de concurso de acreedores, y para que esto ocurra es necesario
que el deudor esté en situación de insolvencia. Es decir, yo como deudora puede ser insolvente,
pero no declarada en concurso de acreedores. La situación de concurso de acreedores requiere
necesarimante que el juez haya declarado el concurso de acreedores, y para que esto se de el
deudor necesariamente debe estar en situación de insolvencia. La insolvencia puede ser actual
o inminente.
La Ley Concursal establece todas las normas que rigen el procedimiento judicial del concurso de
acreedores. El concurso de acreedores es un único procedimiento al que se somete cualquier
deudor. Es decir, cualquier persona física o jurídica, empresario o no, que esté en situación de
insolvencia, está obligado a solicitar la declaración de concurso. Esto significa que cualquiera de
nosotros que esté en situación de insolvencia actual tenemos la obligación de solicitar al juez de
que nos declare en situación de concurso de acreedores.
➢ Otra finalidad que persigue es la viabilidad empresarial. Esto quiere decir que la
declaración del concurso de un deudor no supone necesariamente el cese de la actividad
empresarial (cuando hablamos de un deudor empresario), porque a lo largo de toda la
Ley Concursal encontramos incentivos para facilitar la viabilidad empresarial (siempre
que sea posible). Se pretende favorecer y contribuir a la viabilidad empresarial.
➢ La tercera finalidad es un objetivo sancionador. Si se llega a la situación de insolvencia
como consecuencia de dolo o culpa del deudor se le sanciona civilmente. Hay una fase
dentro del concurso de acreedores en la que se averigua cuál ha sido al razón de la
insolvencia, si en esta razón podemos advertir comportamientos dolosos o con culpa
grave del deudor, se dice que el concurso es culpable y se imponen sanciones civiles
(inhabilitación para el ejercicio del comercio, por ejemplo).
Sobre estos 3 objetivos van a pilotar todas las medidas que estudiaremos.
En todos los concursos podemos detectar 2 fases siempre, y una tercera fase eventual.
➢ La primera fase o fase común: el proceso de concurso se inicia con el auto del juez del
concurso declarando en situación de concurso al deudor.
Tras este auto se inicia la fase común, en la que se intenta averiguar cuál es el
patrimonio del deudor, y quienes son sus acreedores. La masa activa es el inventario
de bienes y derechos (patrimonio del deudor), y la masa pasiva que sería la lista de
acreedores. Se nombra además a la Administración concursal. En todos los concursos
siempre nos vamos a encontrar con 2 órganos necesarios:
• El juez: pues no hay concurso sin auto judicial. Tendrá un papel de control de
garantías.
• Liquidación: liquidación de los bienes del deudor para pagar a los acreedores
con lo que se obtenga de dicha liquidación. En España el 90% de los concursos
acaban en liquidación, es decir, en la mayoría de los concursos no hay viabilidad
empresarial.
➢ La tercera fase o fase sancionadora: en esta fase se trata de averigua cual es la razón o
causas que han originado la situación de insolvencia no se da en todos los concursos. Es
la fase que se conoce como fase de calificación concursal. Se trata de una fase eventual.
Se abre esta fase siempre que la solución sea la liquidación; cuando la solución sea el
convenio solo en algunos casos (cuando el convenio sea especialmente gravoso).
Durante esta fase calificamos al concurso como:
• Fortuito: no se han encontrado comportamientos ni dolosos ni culposos ni del
deudor ni de sus administradores. La mayor parte de los concursos son
fortuitos.
La Ley Concursal recoge 2 instrumentos pre-concursales que se ponen a disposición del deudor
insolvente (cualquier tipo de deudor) para evitar entrar en el procedimiento de concurso de
acreedores. Se trata de poner a disposición del deudor una serie de instrumentos que, a pesar
de estar el deudor en situación de insolvencia, se evite el concurso de acreedores. Se busca
minimizar la insolvencia o evitarla, de tal forma que no sea necesario entrar en concurso de
acreedores. Esto es así porque el 90% de los concursos acaban en liquidación. El legislador llega
a la conclusión de que el procedimiento de concurso de acreedores no sirve para salvar
empresas. Se trata de salvar a las empresas viables. El texto refundido establece esos posibles
instrumentos pre-concursales (artículos 583 y ss.). Los que se van a regular dentro del Libro II
(“del Derecho pre-concursal”) son:
➢ Los acuerdos de refinanciación: están pensados para grandes empresas, en los que la
refinanciación viene de la mano de entidades financieras (no siempre). La comunicación
la realiza el propio deudor (va al Juzgado y comunica el inicio de negociación).
➢ Los acuerdos extrajudiciales de pago: aquí aparece la figura del mediador concursal.
Está pensado para empresarios de menores dimensiones. La comunicación la realiza el
mediador concursal. Hay tres opciones: ir al Notario (si no eres empresario), al
Registrador Mercantil (si eres empresario) o a la Cámara de Comercio (si eres
empresario)y pedir un mediador concursal que te ayude a alcanzar un acuerdo
extrajudicial con tus acreedores.
Estos instrumentos son previos al concurso, por tanto, extrajudiciales. Por tanto, aunque en
algunos casos tienen intervención judicial puntual, el resto del proceso no requiere de presencia
judicial, es más ágil y más informal. Todo el proceso de negociación no requiere de presencia o
intervención judicial (salvo en ciertos supuestos puntuales). El deudor nunca está obligado a
negociar.
Cuando el deudor está en situación de insolvencia actual (cuando actualmente, ahora mismo, el
deudor no puede cumplir regularmente con sus obligaciones exigibles. Artículo 2 LC.), está
obligado a dirigirse al juez y solicitar que se le declare en situación de concurso de acreedores.
También se puede solicitar (pero no es obligatorio) cuando el deudor está en situación de
insolvencia inminente (el deudor todavía cumple, pero prevé que dentro de poco no va a poder
cumplir regular y puntualmente sus obligaciones).
Si el deudor están en situación de insolvencia actual tiene la obligación de ir al juez con abogado
y procurador en el plazo de 2 meses (siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido
conocer el estado de insolvencia actual) para solicitar la declaración de concurso. En ese
periodo el deudor o cualquiera de sus acreedores puede solicitar dicha declaración.
Si durante ese tiempo el deudor está negociando con alguno de sus acreedores, los acreedores
pueden igualmente solicitar la declaración del concurso, a menos que el deudor lo haya
comunicado. Así se evita el llamado concurso necesario (declarado a instancia de un acreedor).
Por lo tanto, si estando en situación de insolvencia actual se comunica que se está negociando
con los acreedores el deudor tendrá 2 meses (para solicitar declaración de concurso), 2-3 meses
(para negociar), y transcurridos esos 3 meses si no se ha llegado a un acuerdo se concede 1 mes
más para solicitar la declaración.
La comunicación del inicio de esas negociaciones hay que hacerla al juzgado competente, y es
importante porque hay casos en los que se produce la suspensión de ejecuciones sobre el
patrimonio del deudor. Hay una regla que favorece la imposibilidad de ejecutar sobre el
patrimonio del deudor.
Mirar artículos 588 y 589 TRLC. Y en cuanto al plazo de 3 meses más 1 mes artículo 583 y 595 (si
es empresario 3 meses, si es no empresario 2 meses) TRLC.
Cuando se han intentado estos acuerdos con los acreedores puede ocurrir que se llegue a un
acuerdo con los acreedores, que el acuerdo se cumpla y se haya evitado la insolvencia (es lo
ideal, pero no ocurre siempre). Puede ocurrir que se alcance un acuerdo, pero que no se cumpla;
o que ni siquiera se alcance un acuerdo. Cuando esto sucede, si el deudor sigue estando en
situación de insolvencia lo que procede es la declaración del concurso. Cuando esto ocurre
hablamos del concurso consecutivo (es un concurso de acreedores). Es decir, es concurso
consecutivo (artículos 695 y siguientes) aquel que se declara posteriormente de haber intentado
acuerdos. Aunque tenga ciertas especialidades no deja de ser un concurso. Se activa cuando
fracasa la solución extrajudicial.
NOTA: No todos los acreedores tienen que estar personados con abogado y procurador, es
suficiente con que comuniquen su derecho de crédito de manera individual. Si se personan se
les da tratamiento como parte del proceso (visto en clase práctica).
TEMA 2: CONCURSO DE ACREEDORES
Los presupuestos para la declaración de concurso, tal y como están contenidos legalmente, son
2:
• Están excluidos (artículo 1.2 TRLC): “Las entidades que integran la organización
territorial del Estado, los organismos públicos y demás entes de derecho público
no podrán ser declarados en concurso”. No podrán ser declarados en concurso
de acreedores porque no se puede liquidar un Ayuntamiento o un Cabildo
porque este es un bien demanial, por lo tanto inembargable, y porque
responden a un interés general. Las propiedades, los bienes y derechos de los
que es titular la AP son demaniales.
➢ Cualquier acreedor, pero se excluye a un acreedor particular. Se trata del acreedor que
adquiere el derecho una vez está vencido y solicita la declaración de concurso (artículo
3.2 TRLC).
➢ Los socios personalmente responsables de las deudas sociales (artículo 3.3 TRLC). Esto
se puede en las sociedades de base personalista, en una sociedad irregular. Esto es así
porque si la sociedad no responde, responden ellos. Recordemos que en una sociedad
de capital, una S.L. o una S.A. debidamente inscrita los socios no responden por las
deudas sociales.
➢ Memoria expresiva de la historia económica y jurídica del deudor: por ejemplo, si es una
persona jurídica, su título de constitución, si ha habido modificaciones de los estatutos,
los datos registrales, quienes son los socios, etc.
Si es una persona física no empresario, por ejemplo cuando habal de historia económica:
cuáles son las deudas que tiene contraídas, si está trabajando o no, el importe de la
nómina, su situación económica, etc.
➢ La plantilla de trabajadores.
Entre otros.
Una vez presentada la solicitud, se pueden dar dos vías (artículo 14.2. TRLC) en función de cuál
sea el hecho revelador en que justifica el acreedor la solicitud de declaración de concurso:
Es decir, cuando la solicitud del acreedor se funde en alguno de esos hechos externos
reveladores de la insolvencia de forma inmediata se declara el concurso.
➢ “Si la solicitud presentada por el acreedor se fundara en alguno de los hechos externos
reveladores del estado de insolvencia enumerados en esta ley distinto de los anteriores
o si la solicitud procediera de cualquier otro legitimado, el juez el primer día hábil
siguiente dictará auto admitiéndola a trámite, ordenando el emplazamiento del deudor,
con traslado de la solicitud, para que comparezca en el plazo de cinco días, dentro del
cual se le pondrán de manifiesto los autos y podrá formular oposición a la solicitud,
proponiendo los medios de prueba de que intente valerse”.
Sobre la oposición del deudor (artículo 20). Cuando el deudor se opone puede:
Una vez que haya oposición del deudor se cita a una vista (una especie de juicio verbal) en el
que se propondrán las pruebas que se estimen convenientes por parte del acreedor y por parte
del deudor, y entonces el juez resolverá si declara o no declara al deudor en situación de
concurso de acreedores.
El acreedor o los acreedores tienen un incentivo muy importante para solicitar la declaración de
concurso de sus deudores, porque además de todos los beneficios que pueda reportarles la
apertura del procedimiento concursal, en cuanto al orden de satisfacción de los acreedores, de
evitar que el deudor pueda disponer de su patrimonio porque existe el deber de conservación
de la masa activa, o el ejercicio de acciones rescisorias, etc., el otro gran beneficio que obtienes
es que el 50% del importe de su crédito se va a considerar automáticamente crédito
privilegiado (los créditos pueden ser privilegiados, ordinarios o subordinados). Se tiene que
tratar de un acreedor ordinario. El crédito privilegiado es el que cobra primero, el ordinario el
del medio, y el subordinado el último.
“1. En todo caso, el auto de declaración de concurso contendrá los siguientes pronunciamientos:
1.º El carácter voluntario o necesario del concurso, con indicación, en su caso, de que el deudor
ha presentado propuesta anticipada de convenio o ha solicitado la liquidación de la masa activa.
3.º Los efectos sobre las facultades de administración y disposición del deudor respecto de la
masa activa.
3. En el auto de declaración de concurso, el juez podrá acordar las medidas cautelares que
considere necesarias para asegurar la integridad, la conservación o la administración de la masa
activa hasta que el administrador o los administradores concursales acepten el cargo”.
1.1º: en cuanto a lo de carácter voluntario o necesario, hace referencia a si ha sido declarado
por el deudor o por el acreedor. ¿Qué pasa con las facultades de disposición patrimonial?
Dependiendo de que sea concurso voluntario o necesario podrá suceder una cosa u otra. En
cuanto a lo de “con indicación, en su caso, de que el deudor ha presentado propuesta anticipada
de convenio o ha solicitado la liquidación de la masa activa”, se habla de la solución del concurso
(fase solutoria). Es decir, si en la solicitud presentada por parte del deudor (concurso voluntario)
el deudor no dice nada, marcha el concurso según los trámites establecidos en la ley (fase
común, luego se intenta convenio, y si no es posible convenio, se va a liquidación), pero es posible
que desde el mismo momento en el que el deudor presenta la solicitud de concurso ya esté
avanzado la solución al concurso; o bien presentando lo que se conoce como propuesta
anticipada de convenio porque no se espera a llegar a la fase solutoria, o bien que el deudor
descarte cualquier solución negocial y desde este mimo momento solicita la apertura de la fase
de liquidación, por lo que durante al fase solutoria no se va a intentar el convenio en ningún
momento, porque ya el deudor ha anticipado que la única salida a la situación de insolvencia es
la liquidación de su patrimonio. Si se da cualquiera de estas dos soluciones lo tiene que decir
el auto. Esto es muy importante porque al auto se le da publicidad (en el BOE, en el Registro
Público Concursal).
1.2º: El procedimiento abreviado está regulado en los artículos 522 y siguientes TRLC. Hay veces
en las que debe aplicarse de forma obligatoria y otras de forma facultativa. Por ejemplo, se podrá
aplicar de forma facultativa cuando la lista presentada por el deudor incluya menos de 50
acreedores; cuando la estimación inicial del pasivo no supera los 5 millones de euros; cuando la
valoración de bienes y derechos no alcanzan los 5 millones de euros. La mayor parte de los
concursos son concursos abreviados. En cuanto a su aplicación obligatoria, el juez aplicará
necesariamente el procedimiento abreviado cuando el deudor hubiera cesado completamente
en su actividad y no tuviera ningún contrato de trabajo; cuando el deudor presente, junto con la
solicitud de concurso, un plan de liquidación que contenga: una propuesta escrita y vinculante
de la adquisición de la unidad productiva en funcionamiento. Este es un supuesto cuando el
deudor empresario, cuando solicita la declaración de concurso, solicita inmediatamente la
apertura de la liquidación, plan de liquidación desde ese momento, y está proponiendo como
método de liquidación la venta de la empresa a un tercer, es decir, toda la unidad productiva. De
tal forma que es mucho simple pues ya tiene un tercero que le va a comprar la empresa. El Juez
puede en cualquier momento pasar de un procedimiento de concurso ordinario, a concurso
abreviado, o a la inversa. En el procedimiento abreviado básicamente lo que sucede es que se
acortan los plazos. El auto de declaración de concurso tiene que indicar si se trata de un
concurso ordinario o concurso abreviado.
1.3º: El artículo 28.1.3º se refiere a las posibilidades que da el legislador, que son de intervención
o de suspensión de las facultades de disposición patrimonial del deudor. Es decir, ¿qué puede
hacer el deudor con su patrimonio una vez declarado en concurso? “Más bien poco, porque le
principio que rige es el de conservación de la masa activa”. La regla general, en los casos de
concurso voluntario, es la intervención (el deudor conserva las facultades de disposición
patrimonial, pero está vigilado por el administrador concursal, es decir, va a requerir
autorización del administrador concursal para cualquier acto de disposición patrimonial que no
sean los actos ordinarios). Y en el caso del concurso necesario, la regla general es la suspensión
(se le retiran las facultades de disposición y será sustituido por el administrador concursal. Esto
es así porque si el concurso es necesario es que el deudor no ha sido diligente, y como punto de
partida, el juez no se fía del deudor).
1.4º: En el mismo auto se nombra al administrador concursal, y una vez nombrado y aceptado
el cargo, los acreedores se tienen que dirigir al administrador concursal para comunicar la
existencia de sus derechos de crédito, para que sean reconocidos dentro del concurso. El propio
auto establece la identificación del administrador concursal y en muchas ocasiones, además,
establece la forma de contactar con él; la ley prefiere las comunicaciones telemáticas, y por ello
normalmente se pone al dirección de correo electrónico. Por regla general el administrador
concursal es uno.
Es importante la publicidad a ese auto de declaración para que todos los acreedores conozcan
la situación de concurso de su deudor, y el llamamiento específico para que, en el caso de un
mes desde la publicación en el BOE, comuniquen su derecho de crédito. Es muy importante
porque para que el acreedor pueda cobrar dentro del concurso tiene que comunicar la existencia
de su derecho de crédito.
Los acreedores del deudor los podemos conocer de la documentación del deudor, pero puede
ser que no se ponga de manifiesto la existencia de determinados acreedores; o que se ponga de
manifiesto la existencia de determinados acreedores, peor por cuantían distintas; o respecto de
obligaciones diferentes, o en condiciones distintas. Por eso es importante el llamamiento que
se hace a los acreedores para que comuniquen sus derechos de crédito.
La publicidad puede ser registral o extra registral. El auto de declaración de concurso se publica:
Todo ello a los efectos de que los acreedores conozcan la declaración de concurso, para que las
personas que no sean acreedoras conozcan la declaración de concurso, por ejemplo, el mercado,
tráfico, etc.
Además, existe una preocupación importante por parte del legislador para que sujetos que
puedan estar especialmente afectados o vinculados con al declaración de concurso, se les
notifique esta situación (artículo 33 TRLC). El primer apartado se refiere de la notificación del
auto al deudor. Puede parecer extraño, pero hay casos de concurso voluntario en los que se
emplaza al deudor y el deudor no comparece.
Se puede declarar un concurso para varios deudores (concurso conexo), o se puede acordar la
acumulación de concursos iniciados separadamente (acumulación de concursos). Esto se da
normalmente cuando hay confusión de patrimonios, o por ejemplo, en el caso de cónyuges, o
cuando hay grupos de sociedad. En todo caso cuando, por las circunstancias concretas es
preferible que se sustancien los concursos bajo un mismo procedimiento, porque haya
creedores comunes por las mismas cantidades, porque en el caso de los cónyuges en régimen
de gananciales estos están respondiendo de las mismas deudas. Todo ello está regulado en los
artículos 38-43 TRLC. Aquí lo más importante es simplemente que reconozcamos la posibilidad
de que esto puede ocurrir.
La tramitación de estos concursos supone que se tramitaran de forma coordinada y sin
consolidación de masas, es decir, que no va a haber una sola masa activa y una sola masa pasiva,
o solo inventario de bienes y derechos, o una sola lista de acreedores, sino que la habrá respecto
de cada uno de los deudores.
El juez:
Respecto a lo que el legislador llama carácter exclusivo y excluyente de la jurisdicción. Una vez
que se declara el concurso, independientemente de quien sea el deudor, al legislador le
preocupa que todas aquellas acciones judiciales que tengan efecto sobre el patrimonio del
deudor se sustancien bajo el paraguas del juez del concurso. Es decir, cualquier procedimiento
judicial que pudiera tener efecto sobre el patrimonio del deudor, el legislador quiere se
sustancie por el juez del concurso, es lo que se conoce como la vis atractiva del juez del
concurso. Tal es así, que hay cuestiones laborales que se sustancian ante el juez del concurso, y
no ante las autoridades laborales (por ejemplo, las modificaciones sustanciales de trabajo
cuando son medidas colectivas) . Todo ello está regulado en el artículo 52 TRLC. Este artículo
tiene 8 apartados en los que estipula cuándo el juez de concurso es competente. Por ejemplo,
las acciones civiles (menos filiación, capacidad, matrimonio, etc.).
El juez del concurso va a intervenir en las resoluciones más importantes de ordenación del
procedimiento; va a dictar el auto de declaración de concurso, va a dictar el auto de apertura de
la fase de convenio o de liquidación, va a probar judicialmente el convenio, en su caso; o va a
aprobar el plan de liquidación; o va a dictar el auto que abra la fase de calificación y dicta la
sentencia de calificación.
Una vez declarado el concurso se ordena la apertura primero de la sección primera, segunda,
tercera y cuarta (fase común), y una vez que se completa la fase común, se abrirá la sección d
convenio o la sección de liquidación, es decir, la sección quinta. La sección sexta, la calificación
del concurso, es eventual. Es una manera de tener identificada la información relevante de cada
una de las partes en las que se divide el procedimiento concursal. Por ejemplo, la sección
segunda es donde vamos a encontrar toda la información que tiene que ver con el administrador
concursal, con el órgano, con la administración concursal (su nombramiento, la retribución que
se ha pactado, la rendición de cuentas cuando haya cesado, etc.). O la sección tercera que es al
que tiene que ver con la masa activa (inventario inicial, el inventario que finalmente hace el
administrador concursal, posibles impugnaciones a ese inventario, etc.). La sección cuarta es la
que tiene que ver con la masa pasiva (todo lo que tiene que ver con la lista de acreedores, las
comunicaciones con los acreedores, el pago de acreedores, etc.). Todo ello se corresponde con
distintas carpetas, expedientes.
El administrador concursal puede ser una persona física o jurídica, esto es relativamente
frecuente, pues hay sociedades profesionales (SA o SL) cuyos socios son personas que cumplen
los requisitos para ser nombrados administradores concursales. Pero en estos casos el
nombramiento recae sobre la persona jurídica, lo que pasa que la persona jurídica designa a un
representante persona física.
➢ Abogados.
➢ Economistas.
➢ “Titulados mercantiles”. Son los antiguos diplomados en empresariales.
➢ Auditores de cuenta.
Todos ellos con 5 años de experiencia profesional. Respecto a los abogados, además de la
experiencia profesional durante 5 años como abogado hayan acreditado formación
especializada en derecho concursal. Y en el caso del economista, titulado mercantil y auditor de
cuenta, además de los 5 años, que tengan especialización demostrable en el ámbito concursal.
Es un perfil profesional. Se trata de profesionales en ese ámbito y en los que deben concurrir
esas otras circunstancias.
Son estos profesionales porque va a ser necesario un perfil o económico o jurídico. Sin embargo,
es verdad que como la administración concursal va a estar formada, con carácter general, por
un único miembro, siempre va a faltar esa otra parte. Es decir, si es nombrado un abogado
faltará el conocimiento económico (tendrá conocimientos económicos, pero no con la
profesionalidad que tenga un auditor de cuentas; aunque siempre va a poder requerir del auxilio
de profesionales de ese tipo), y viceversa; esto es, si se nombra a un auditor de cuentas, la parte
jurídica de la que se tengan que pronunciar requerirá del auxilio de profesionales de ese tipo.
Esto se soluciona con más facilidad cuando el administrador concursal es una persona jurídica
porque se nombra a la persona jurídica, y esta nombra o designa al representante persona física;
pero dentro de la persona jurídica digamos que ya hay una composición personal suficiente
como para poder desempeñar todas esas funciones; es decir, los pronunciamientos que
requieran conocimientos jurídicos y los que requieran conocimientos de contabilidad, de
valoración de bienes, de aplicación de criterios contables, etc.
¿Cómo se nombra? Hasta día de hoy los jueces (que son quienes nombran a los administradores
concursales) sacan a los administradores (pues lo contenido en el TR no está en vigor aun,
consistente en la exigencia de la inscripción en el Registro Público Concursal) a través de las
listas de los decanatos de los juzgados, es decir, los administradores concursales se apuntan,
cuando cumplen los requisitos, a través de sus colegios profesionales, a estas listas (artículo 27.3
Ley 2003). El juez debe nombrarlos de forma rotativa (regla general), pero hay órganos judiciales
que se dedican a nombrar a 2 o 3 únicamente, que son los que saben que trabajan bien.
NOTA: Lo que no está en vigor es: lo relativo a las condiciones subjetivas para su nombramiento
y a la retribución del administrador concursal.
El juez lo nombra en el auto, se le notifica, y este tiene que aceptar. Hasta que el administrador
no acepta el cargo no empieza a asumir la administración. Para aceptar el cargo tiene que
acreditar tener suscrito un seguro de responsabilidad civil o garantía equivalente para responder
de los posibles daños como consecuencia del ejercicio de sus funciones. El administrador
concursal está manejando un patrimonio que no es suyo, por lo que está sujeto a
responsabilidad. La ley exige a los administradores concursales los deberes de diligencia y
lealtad. El artículo 66 es el que hace referencia al deber de aceptación del administrador
concursal, y el 67 el que menciona el seguro de responsabilidad civil obligatorio o garantía
equivalente.
Una vez que acepte el cargo, el administrador concursal debe dar sus datos para poder
comunicarse con él, no solo el órgano judicial, sino también los acreedores, ya que durante el
concurso los acreedores se van a dirigir al administrador concursal (a comunicarle sus créditos,
a preguntarle cómo va el procedimiento). Se prefieren las comunicaciones electrónicas. De
hecho, el acreedor para comunicar el derecho de crédito al administrador concursal le manda un
correo electrónico con los documentos en pdf.
Hay otra series de cuestiones que se regulan en torno al régimen jurídico del administrador
concursal. Por ejemplo, una vez aceptado el cargo no puede renunciar, salvo por causa grave y
justificada.
Junto con los administradores concursales nos encontramos en ocasiones con los auxiliares
delegados (artículo 75-79 TRLC). Son auxiliares del administrador concursal, el órgano de la
administración concursal sigue siendo unipersonal. Son nombrados por el juez.
Es un supuesto distinto a aquel en el que el administrador concursal cuenta con una oficina, con
unos empleados, y se auxilia de esos empleados para desarrollar su función. Los auxiliares
delegados son, en algunas ocasiones, personas con un perfil profesional distinto al
administrador concursal nombrado por el juez (si el administrador concursal es abogado, el
auxiliar delegado es economista), al que se le retribuye igual que al administrador concursal; lo
que la retribución de los auxiliares va a cargo del administrador concursal.
En el ejercicio del cargo, el administrador concursal debe ejercitar sus funciones con diligencia
y lealtad (artículo 80 TRLC). El administrador concursal está siempre bajo la supervisión del
juez del concurso. En cualquier momento, el juez podrá requerir a la administración concursal
una información específica o una memoria sobre el estado del procedimiento o sobre cualquier
otra cuestión relacionada con el concurso (artículo 82 TRLC).
El cargo del administrador concursal es retribuido. La retribución se fija con cargo a un arancel.
Es decir, el juez no es libre, sino que tendrá que ir a los aranceles y determinar la retribución con
base al arancel (su retribución está fijada normativamente).
Los administradores cobran con cargo a la masa, esto nos sitúa en el concepto de créditos
contra la masa. Cuando hablamos de acreedores o de créditos en el concurso de acreedores,
nos vamos a encontrar con los créditos contra la masa (son créditos prededucibles, es decir,
son créditos que se pagan a su respectivo vencimiento. Esto quiere decir que, mientras se está
tramitando el procedimiento concursal los créditos contra la masa se van cobrando y retrayendo
del patrimonio del deudor, no se espera que termine la fase común de concurso, no se espera a
hasta ver si al solución es el convenio o la liquidación. Sn acreedores que cobran en el momento
del vencimiento; se va pagando a los acreedores con cargo a la masa activa, con cargo a la masa
del deudor) y los créditos concursales (tienen que esperar a ser comunicados, reconocidos,
clasificados, y ver cuál es la solución al concurso; o bien convenio, pagándose entonces según
las normas establecidas en el convenio; o bien liquidación, se van liquidando los bienes del
deudor).
Sentado lo anterior, cuando decimos que la retribución del acreedor concursal es un crédito
contra la masa, que se paga contra la masa, lo que estamos diciendo es que el administrador
concursal va a ir cobrando a lo largo del procedimiento, detrayéndose del patrimonio del deudor
su retribución. Como norma general, cualquier crédito que nazca después de la declaración de
concurso es crédito contra la masa. Por ejemplo, las nóminas de los trabajadores, una ve
declarado el concurso, son créditos contra la masa. Pero si se les debiera a los trabajadores 6
meses de salario, solo el último es contra la masa y el resto es concursal.
El administrador concursal va cobrando por fases, no cobra todo de una vez. Por lo que si hay
un determinado momento en el que se pone en evidencia, una vez que se elabora el informe,
que no hay masa activa suficiente para que cobren los acreedores, que por mucho que se
proceda a la liquidación no se va a poder atender a prácticamente ningún acreedor, que no hay
ni siquiera para atender a los créditos contra la masa; en ese momento concluye el proceso por
insuficiencia de masa. Por lo que el administrador concursal deja de seguir devengado
retribución porque cesa en sus funciones.
➢ Se prevé una acción frente al administrador concursal cuando haya ocasionado daños y
perjuicios a la masa (artículo 94 TRLC): “
Por último, la posibilidad de separación y revocación del administrador concursal (artículos 100
y ss.), si a lo largo del procedimiento concursal se advierten incumplimientos por parte del
administrador concursal, falta de diligencia, etc.
El artículo 102 hace alusión al informe de rendición de cuentas: “…” En cualquier momento en
que se produzca el cese de un administrador concursal el administrador concursal debe
presentar un informe de rendición de cuentas; es decir, dar a conocer al órgano judicial cuales
han sido las actividades que ha realizado. Es decir, su nombramiento comienza con la aceptación
y termina con la rendición de cuentas. Cualquiera que sea el cese.
LECCIÓN 3: LOS EFECTOS QUE PRODUCE LA DECLACIÓN DE CONCURSO (ARTÍCULOS 105 Y SS.
TRLC)
El concurso de acreedores del deudor produce efectos en muy diferentes ámbitos, no solamente
para el propio deudor sometido a concurso, sino también frente a los acreedores, frente a los
contratos, etc. Estudiaremos los efectos sobre:
➢ El deudor
➢ Acciones individuales
➢ Los créditos
➢ Los contratos
➢ Los actos perjudiciales para la masa activa
En primer lugar, vamos a estudiar los efectos sobre los derechos fundamentales del deudor, es
decir, medidas limitativas de los derechos fundamentales del deudor. El artículo 105 TRLC nos
remite a la LORC, concretamente establece: “Los efectos de la declaración de concurso sobre los
derechos y libertades fundamentales del concursado en materia de correspondencia, residencia
y libre circulación serán los establecidos en la Ley Orgánica 8/2003, de 9 de julio, para la Reforma
Concursal, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial”.
Las medidas que limiten los derechos fundamentales del deudor solo pueden ser adoptadas por
el juez del concursal; pero puede ser a instancias del administrador concursal, pero, en todo
caso, al decisión es judicial.
¿Cuándo pueden adoptarse estas medidas?
Cuando el deudor es persona jurídica, estas medidas se pueden adoptar respecto de sus
administradores y liquidadores.
¿Por qué estas medidas pueden ser necesarias? Porque el deudor no colabora; o porque es
necesario acceder a determinada información a la que no se puede acceder si no se adoptan
estas medidas.
Es necesaria la previa audiencia del Ministerio Fiscal (MF), debido a que atentamos o limitamos
derechos fundamentales. Además, la decisión judicial debe ser motivada según los siguientes
criterios:
➢ A través de una decisión motivada del juez. Recordemos que uno de los contenidos del
auto de declaración de concurso es que el juez se pronuncie sobre las facultades de
disposición patrimonial. Si no se aparta de la regla general solo tendrá que decir:
“concurso voluntario, quedan intervenidas las facultades de disposición patrimonial
conforme al artículo 106 TRLC” y si se trata de concurso necesario solo tendrá que decir:
“concurso necesario, quedan suspendidas las facultades de disposición patrimonial
conforme al artículo 106 TRLC”. Pero si va a cambiar esa regla general y en un concurso
necesario va a adoptar una medida de intervención tendrá que explicar por qué
(motivación). Por ejemplo: porque en este caso, a pesar de que se trata de un concurso
necesario, a los 2 días de haberse registrado la solicitud del acreedor se registra una
solicitud de concurso voluntario del deudor, lo que pasa que como hay que dar trámite
a la primera que entra, resulta que es necesario; pero el deudor ya estaba pidiendo su
solicitud de concurso, y no se ponen de manifiesto irregularidades aparentes en el
patrimonio del deudor; por lo que acuerdo una medida de intervención”. Se puede
cambiar en cualquier fase del procedimiento.
➢ En el concurso de la herencia (artículo 570 TRLC): En estos casos la regla suele ser la
suspensión, pues el deudor es la herencia. Quien asume las facultades de disposición
sobre el patrimonio (caudal relicto) es el administrador concursal siempre.
Lo más relevante en relación a estos efectos es plantearnos qué ocurre cuando el deudor se
extralimita. Esto está regulado en el artículo 109 TRLC. Lo que prevé el legislador es una acción
de anulación (solo esté legitimado para ejercitar esta acción el administrador concursal). El
supuesto de hecho es el siguiente: el deudor interviene en una operación con un tercero
disponiendo de su patrimonio en contra de las limitaciones establecida en el concurso. El deudor
concursado realiza actos de disposición patrimonial infringiendo las limitaciones que tiene
establecidas en el concurso. ¿Qué pasa con esos actos de disposición patrimonial? ¿Son o no
válidos?
Los actos del concursado que infrinjan la limitación o la suspensión de las facultades
patrimoniales acordada por el juez del concurso solo podrán ser anulados a instancia de la
administración concursal, salvo que esta los hubiese convalidado o confirmado. Es decir, el
único legitimado para ejercitar la acción de anulación es el administrador concursal, salvo que
previamente se le hubiese dado conocimiento al administrador y este hubiera, formalmente,
convalidado o confirmado el acto; es decir, si ya previamente lo ha confirmado no puede
ejercitar la acción. Puesto que el administrador concursal es el único legitimado para ejercitar
esta acción, si este conociera ese acto de disposición patrimonial y no ejercita la acción se
entiende convalidado el acto.
Cualquier acreedor y quien haya sido parte en la relación contractual afectada por la infracción
podrá requerir de la administración concursal que se pronuncie acerca del ejercicio de la
correspondiente acción o de la convalidación o confirmación del acto.
La acción de anulación se tramitará por los cauces del incidente concursal. De haberse
formulado el requerimiento, la acción caducará al cumplirse un mes desde la fecha de este. En
otro caso, caducará con el cumplimiento del convenio por el deudor o, en el supuesto de
liquidación, con la finalización de esta.
Una vez que se haya comunicado al administrador concursal que el deudor se ha extralimitado
y ha realizado esa operación de disposición patrimonial, cuando ha transcurrido 1 mes sin que
el administrador haya hecho nada, se entiende que se confirma.
Por incidente concursal se van a resolver todas las cuestiones incidentales, accidentales,
accesorias que se planteen durante todo el procedimiento. Es una especie de juicio verbal, en el
que le vamos a pedir al juez que se pronuncie sobre algo conflictivo dentro del procedimiento.
Por ejemplo: el administrador concursal decide ejercitar una acción de anulación frente a ese
negocio jurídico en el que ha intervenido el deudor; lo que hace es presentar una demanda
incidental, en la que se ejercita la acción de anulación y la presenta ante el juez del concurso, y
el juez del concurso resuelve; y se tramita como una especie de juicio verbal. Es decir, se tramita
ante el mismo juez del concurso, será esté el que resuelva esa cuestión.
Hay una excepción establecida en el artículo 114 TRLC con relación a la continuidad de la
actividad empresarial, ya que el administrador concursal puede, en cualquier momento, dirigirse
al órgano judicial para pedirle que cierre el establecimiento; o el cese completo de la actividad
o el cese de algunos establecimientos. Porque el administrador concursal, una vez que toma
posesión de su cargo y comienza a ver cuál es la situación interna, patrimonial, financiera, el
volumen de negocio, la situación de endeudamiento, etc. Llega un momento en el que, a lo
mejor, entiende que lo mejor para la continuidad de la actividad es cerrar un establecimiento.
Es decir, lo que más conviene al interés del concurso. Lo más conveniente puede ser cerrar un
establecimiento, o el cese completo de la actividad empresarial para no seguir acumulando
deudas, y que los acreedores que ya están se aseguren de que se les va a satisfacer su derecho
de crédito.
El legislador se preocupa por los alimentos. Tanto por el derecho a alimentos que pueda
demandar el concursado (alimentos a favor del concursado), como aquellos casos en los que el
concursado debe prestar alimentos a terceros (deber de alimentos).
➢ Derecho a alimentos (artículo 123 TRLC): es el derecho que tiene el concurso de que,
durante el procedimiento concursal se le satisfaga su derecho a percibir una cantidad
de dinero mínima para su subsistencia (y la de su cónyuge y los descendientes que tenga
bajo su cargo y potestad).
• No es automático, debe ser indispensable. Es decir, el concursado debe
encontrarse en situación de necesidad.
• La cuantía y la periodicidad la determina el administrador concursal en caso de
intervención; y en caso de suspensión, el órgano judicial.
• Se rige por la regla de modificabilidad, es decir, en cualquier momento del
procedimiento se puede modificar la cuantía y la periodicidad.
• Con carácter general se extingue con la apertura de la liquidación.
➢ Deber de alimentos (artículo 124 TRLC): supuestos en los que el concursado debe
alimentos a persona distinta del cónyuge o descendiente:
• Se rige por la regla de la subsidiariedad, es decir, se satisfarán con cargo a la
masa siempre y cuando no hubiera otra persona obligada a prestarlos.
Hay una referencia, en el caso de concurso de persona natural, a la posibilidad de que, cuando
el concursado esté casado en régimen de gananciales (o en comunidad de bienes), a partir de la
declaración de concurso se faculta al cónyuge a solicitar la disolución de la sociedad de
gananciales (artículo 125 TRLC).
➢ Ejercicio de acciones contra socios responsables de las deudas sociales. Hay socios
responsables por las deudas sociales en las sociedad personalistas.
Una última cuestión respecto del deudor persona jurídica: el concursado es la persona jurídica,
pero aun así, en el procedimiento concursal, desde el mismo momento de la declaración de
concurso, y en el auto de declaración, se pueden adoptar medidas cautelares de embargo que
recaigan sobre bienes de los administradores (artículo 133 TRLC). Esto sucede porque casi con
toda seguridad el concurso va a ser calificado como culpable.
Efectos sobre los libros y documentos del deudor (artículo 134 TRLC):
El deber de puesta a disposición de libros y documentos del deudor como manifestación del
deber de colaboración del deudor.
La posibilidad de adoptar medidas cautelares para asegurar la efectividad del deber, incluso
aquellos que tienen que ver con la entrada y registro del domicilio social.
2. Los directores generales de la persona jurídica concursada y quienes lo hayan sido dentro del
período señalado tienen igualmente estos mismos deberes.
Una vez declarado el concurso del deudor en la medida en que hemos dicho que todos los
acreedores van a ese mismo procedimiento, y que el procedimiento concursal es un
procedimiento de ejecución universal sobre los bienes del deudor, tenemos que plantearnos
que ocurre, o bien con las acciones judiciales que estuvieran entabladas ya iniciadas con
anterioridad a la declaración de concurso (es decir, que pasa con esos procesos declarativos
pendientes, por ejemplo; o con ejecuciones sobre los bienes del deudor que se hubieran acordado
antes de la declaración de concurso). O que ocurre si una vez iniciado el concurso del deudor se
quieren iniciar nuevas acciones (que las quiera ejercitar el propio deudor concursado o que las
quiera ejercitar un acreedor frente a su patrimonio). Hablamos siempre de acciones que afectan
de alguna manera al patrimonio del deudor, porque ese patrimonio es el que está
comprometido al pago o a la satisfacción de los derechos de crédito.
1) Nuevos juicios declarativos (art. 136 TRLC): vis atractiva del juez del concurso (art. 52 TRLC).
Es decir, la posibilidad de que se ejerciten acciones o que se interpongan demandas contra el
concursado una vez declarado el concurso. Un acreedor puede ejercitar una acción de resolución
de contrato, por ejemplo. La regla es la vis atractiva del juez del concurso.
El artículo 136 establece que, “desde la declaración de concurso y hasta la fecha de eficacia del
convenio o, si no se hubiera aprobado convenio o el aprobado se hubiera incumplido, hasta la
conclusión del procedimiento:
1º) Los jueces del orden civil y del orden social no admitirán a trámite las demandas que se
presenten en las que se ejerciten acciones que sean competencia del juez del concurso […]. Para
saber cuales son esas competencias del juez del concurso tenemos que tomar en consideración
el artículo 52 TRLC.
La posibilidad de que se inicien nuevos juicios declarativos contra el patrimonio deudor existe,
incluso una vez declarado el concurso; pero al regla general es que se sustanciará ante el juez
del concurso. Esto quiere decir que la demanda se tiene que interponer ante el juez del
concurso.
2) Procesos pendientes (art. 137 TRLC): continuación hasta la firmeza de la sentencia. Es decir,
¿qué ocurre con los procesos que están pendientes en la fecha de declaración de concurso? La
regla general es que continúa en el órgano ante el que se está sustanciando, y una vez que se
dicte sentencia y sea sentencia firme, esa sentencia se traslada al juez del concurso.
3) Ejercicio de acciones por el concursado: es posible que el deudor ejercite acciones. En este
punto es importante ver que se ha acordado en relación con las facultades de disposición
patrimonial del concursado:
➢ En caso de intervención: el deudor necesita autorización de la Administración Concursal
(AC) para interponer demandas o recursos que puedan afectar a su patrimonio. Por otro
lado, si el AC entiende que favorece al interés del concurso ejercitar acciones que el
concursado no ejercita, tiene legitimación el administrador concursal previa
autorización del juez cuando el deudor se niegue a demandar (art. 119 TRLC). Por
ejemplo, es posible que el administrador concursal, cuando está revisando al
documentación del deudor, se ponga de manifiesto que es necesario interponer una
demanda contra un acreedor. Esa demanda la puede interponer el propio concursado o
el AC.
➢ Acción subsidiaria a favor de los acreedores: art. 122 TRLC. Son acciones tendentes a
aumentar el patrimonio del deudor, y ese incremento de la masa activa favorece a todos
los acreedores. Está legitimado el deudor en caso de intervención; está legitimado el AC
tanto en caso de intervención como en caso de suspensión; pero si hubiera un acreedor
que entendiera que es posible el ejercicio de una acción contra un tercero que va a
favorecer a la masa y con ello a sus posibilidades de cobro, se dirigirá al Administrador
concursal; pondrá de manifiesto la situación; y si este no ejercitara la acción lo puede
hacer el acreedor a su costa; pero si gana se le resarcen los gastos que le hubiera
ocasionado instar ese procedimiento.
¿Qué pasa con las ejecuciones o apremios sobre los bienes o derechos del deudor? Nos podemos
plantear 2 hipótesis; tanto si es posible el inicio de ejecuciones sobre el patrimonio del deudor
una vez declarado el concurso; como qué ocurre con aquellas ejecuciones que se hubieran
acordado con anterioridad a la declaración de concurso.
Esto es así porque ahora va a ser el juez del concurso y dentro del concurso donde se va
a ordenar el pago y la satisfacción a los acreedores, y para eso tenemos que contar con
el patrimonio del deudor libre de cargas, libre de embargos.
➢ No obstante, hay excepciones, y las excepciones giran en torno a la naturaleza o
finalidad del bien, es decir, si el bien sobre el que recaiga la ejecución o el embargo es
necesario o no para el ejercicio de la actividad empresarial (cuando hablamos de
deudores empresarios):
• Si el bien sobre el que recaiga la ejecución o el embargo es necesario para el
ejercicio de la actividad empresarial, por ejemplo, el local donde se ejercita la
actividad empresarial, no hay posibilidad de ejecución. Se suspende la ejecución
y no se puede iniciar, ni siquiera garantía real.
Tenemos 4 reglas:
2) Prohibición de compensación (art. 153 TRLC). La compensación como pago del cumplimiento
de las obligaciones. Como regla general se prohíbe la compensación una vez declarado el
concurso porque si opera podemos estar alterando las reglas del pago de los acreedores
concursales en función de la clasificación concursal. Por lo tanto, la regla general es que una vez
declarado el concurso no es posible el pago por compensación
Lo que se plantea es que ocurre, una vez que se declara el concurso del deudor, ¿qué ocurre con
los contratos que el deudor tenía suscritos en ese momento?
Esta regla general no impide que haya ocasiones en las que la declaración del concurso justifique
al extinción del contrato. El legislador prevé 2 supuestos de extinción de los contratos en el
marco de un concurso de acreedores:
Lo que vamos a ver en esta lección son las reglas que tienen que ver con la determinación de la
masa activa (inventario: conjuntos de bienes y derechos del deudor) y de la masa pasiva (listado
de acreedores).
1) Relación de los bienes y derechos del deudor, con expresión de todas sus circunstancias. La
relación de los bienes y derechos que integran el patrimonio del deudor se identifica con la
identificación de cada uno de esos bienes y derechos de los que es titular el deudor concursado
(bienes muebles, bienes inmuebles, derechos de crédito, derechos de propiedad industrial,
acciones o participaciones, etc.), y todas aquellas circunstancias que tengan que ver con esos
bienes o derechos. Es decir, es posible que se esté discutiendo sobre la propiedad de un bien, por
ejemplo. Esto es, que aparentemente en el patrimonio del deudor podamos identificar un bien
inmueble (por ejemplo), pero sobre el que se está discutiendo en los tribunales sobre la propiedad
de ese bien inmueble. En el inventario se identificará el bien inmueble con todos los datos (valor
catastral, datos registrales ya demás, si tuviera cargas; y la indicación de que hay litigios
pendientes que recaen sobre ese bien y se está a expensas del resultado que de ese litigio se de).
Esta información es importante porque con esos bienes se va a intentar satisfacer a los
acreedores del deudor. Por lo tanto, se trata de una relación no simplemente indicando “se
trata de un bien inmueble situado en x sitio”, sino con todos los datos que seamos capaces de
identificar de esos bienes, incluidos los litigios y acciones pendientes sobre ellos.
2) Avalúo de los bienes, conforme al valor de mercado. Es decir, el valor que el damos al bien.
Esto es función del administrador concursal. Es decir, la formación del inventario es función del
AC, y va a adjuntar el inventario (igual que va a adjuntar la lista de acreedores) al informe. El
informe del administrador concursal es uno de los documentos más importantes en el
procedimiento. Una de las funciones más importantes que tiene el AC es la elaboración del
informe. El administrador concursal debe elaborar el informe, al que se adjunta el inventario
(determinación de la masa activa, identificación de todos los bienes y derechos de los que es
propietario el deudor) y la lista de acreedores (deudas contraídas por el deudor, la identificación
de sus acreedores, la cuantía, la naturaleza, si son litigiosos o no).
Recordemos que el AC tiene un perfil determinado, un perfil técnico. Podía ser un perfil jurídico
(abogado, con 5 años de experiencia profesional y conocimientos en derecho concursal) y otro
perfil más económico (auditor de cuentas, economista titulado, etc.). Cuando el AC es
economista o es un auditor de cuentas, la valoración que hace de los bienes le resulta más fácil.
Cuando se trata de un abogado, ese avalúo en muchas ocasiones se puede complicar. La ley
permite que el AC recurra a lo que se llama expertos independientes (no son lo mismo que
auxiliares delegados). Los expertos independientes son profesionales que ayudan al
administrador concursal, es frecuente que se utilicen en este ámbito para el avalúo de los
bienes.
CONCEPTO: (lo que vamos a ver ahora son reglas legales a las que está sometido el AC cuando
elabora el inventario y procede a la determinación de la masa activa):
Con carácter general los bienes que integran la masa activa son:
“1. La masa activa del concurso está constituida por la totalidad de los bienes y derechos
integrados en el patrimonio del concursado a la fecha de la declaración de concurso y por los que
se reintegren al mismo o adquiera hasta la conclusión del procedimiento.
Es decir, todos los bienes y derechos que estén en el patrimonio del deudor en el momento de
la declaración de concurso y también, todos aquellos que se reintegren al mismo (es decir,
aquellos que en algún momento han salido del patrimonio del deudor, pero se consiguen
devolver a la masa activa. El legislador reconoce la acción rescisoria concursal o la acción de
reintegración a la masa).
Excepción:
• Bienes y derechos que sean legalmente inembargables, por ejemplo, el SMI (Salario Mínimo
Interprofesional).
Los bienes que legalmente sean inembargables no integran la masa activa porque con ellos no
podemos dar satisfacción a los acreedores.
La primera regla es que se integrarán todos los bienes y derechos privativos del concursado (es
decir, de exclusiva propiedad del deudor concursado). Artículo 193 TRLC:
“1. En caso de concurso de persona casada, la masa activa comprenderá los bienes y derechos
propios o privativos del concursado.
2. Si el régimen económico del matrimonio fuese el de sociedad de gananciales o cualquier otro
de comunidad de bienes, se incluirán en la masa, además, los bienes gananciales o comunes
cuando deban responder de obligaciones del concursado”.
Si el concursado es empresario (persona física) ¿cómo sabemos cuáles son los bienes comunes
o gananciales de los que debe responder el empresario? Artículos 6–12 del Código de Comercio.
Es decir, para saber esto tenemos que acudir a estos artículos. Primero se integran en la masa
activa los bienes privativos del cónyuge, y respecto de los bienes gananciales o comunes, estará
integrada la masa activa por aquellos bienes que deban responder de las deudas del concursado
(en general, serán todos los bienes comunes o gananciales van a responder de las deudas del
empresario; había unos que requerían consentimiento del cónyuge y otros no, pero como el
consentimiento se presumía cuando el empresario no estaba inscrito en el registro mercantil
porque el cónyuge tenía que oponerse expresamente inscribiendo esa oposición en el registro,
y los empresarios individuales no se inscriben casi nunca en el RM, la conclusión práctica a la
que llegamos es: empresario casado en régimen de gananciales, prácticamente en todos los
casos, todos los bienes comunes o gananciales van a responder de las deudas del empresario).
Los bienes gananciales se integrarán en la masa activa cuando deban responder de las
obligaciones del concursado.
Esta norma se aplica en los casos en los que el deudor es titular de una cuenta corriente o de
crédito (cuanta bancaria) en la que hay varios titulares (si hay uno solo no hay problema). La
titularidad de la cuenta es equivalente a la titularidad del saldo.
Los saldos acreedores (saldo en positivo, los titulares de la cuenta zona creedores de ese saldo
frente al banco) de cuentas en las que el concursado figure como titular indistinto se integrarán
en la masa activa, salvo prueba en contrario apreciada como suficiente por la administración
concursal. Es decir, cuando existan saldos acreedores en cuentas bancarias con varios titulares,
la LC presume que el 100% del saldo acreedor es propiedad del deudor concursado.
Mientras que un saldo deudor implica que, por ejemplo, yo tengo -1000 euros, eso implica que
el debo 1000 euros al banco, soy deudor.
Esto es así porque hay una presunción iuris tantum que establece que al ser titular de la cuenta
se es titular del saldo; pero esto no tiene por qué ser así.
➢ Hay ocasiones en las que lo mejor para el interés del concurso, antes de la liquidación
concursal, es la venta de uno de los establecimientos, porque esta venta o enajenación
permitiría la continuación del ejercicio de la actividad económica, y por tanto, la mejor
satisfacción de los derechos de los acreedores.
Cuando se permita, con cargo a estas excepciones, que afectan a ventas o enajenaciones de
unidades productivas, y en algunos casos a bienes afectos a garantías reales; la regla general es
que se haga a través de subasta. Hay ocasiones en las que se puede pedir al juez la autorización
para una venta directa. El juez autorizará la venta directa si es lo mejor para el interés del
concurso.
Acción rescisoria concursal (arts. 226-237 TRLC). También conocida como acción de
reintegración a la masa.
El supuesto de hecho es: bienes que han salido del patrimonio del deudor antes de la declaración
de concurso, y que se pueden traer otra vez. Se van a poder rescindir tanto compraventas de
bienes muebles e inmuebles (lo que se trae a la masa es el bien); pero también pagos realizados
antes de la declaración de concurso (cuando se den los requisitos). Es decir, se ha declarado el
concurso y el legislador permite que determinados actos de disposición patrimonial realizados
por el deudor antes de la declaración de concurso puedan rescindirse, anularse.
Hay actos en los que a pesar de darse estos 2 requisitos son actos no rescindibles: art. 230 TRLC.
Es decir, hay actos que a pesar de entender que se den los requisitos, en ningún caso son
rescindibles, los actos ordinarios de la actividad empresarial que hubieran sido realizados en
condiciones normales, los actos de constitución de garantía a favor de créditos públicos, los
actos de constitución de garantía a favor del fondo de garantía salarial; actos comprendidos en
el ámbito de leyes especiales, etc.
➢ Iuris et de iure: p. ej., disposición a título gratuito, salvo que sean menos liberalidades
(artículos 227 y 228 TRLC). Son conocidas como presunciones absolutas. Son
presunciones en las que no cabe prueba en contrario. En este caso el acto es rescindible
siempre.
➢ Cualquier supuesto que no esté en las presunciones requiere la prueba del perjuicio. Lo
que hacen las presunciones es facilitar el ejercicio de la acción rescisoria. Mirar artículo
229 TRLC “Cuando se trate de actos no comprendidos en el artículo anterior, el perjuicio
patrimonial para la masa activa deberá ser probado por quien ejercite la acción
rescisoria”.
• Legitimación activa:
➢ Administración concursal; que es quien tiene conocimiento sobre el patrimonio del
deudor, quien está averiguando sobre las circunstancias económicas del deudor, sobre
cuales han podido ser las causas que han llevado al deudor a la situación de insolvencia,
tendrá toda la documentación del deudor en su poder, y estará advirtiendo la
realización de determinados negocios jurídicos que se han realizado con anterioridad a
la declaración de concurso. Entonces, si alguno le parece sospechoso se pone a
averiguar y puede detectar que se den los presupuestos para el ejercicio de la acción, y
que además sea viable y razonable, es decir, que el coste del ejercicio de la acción no
vaya a ser superior al que vayamos a conseguir reintegrar.
➢ Se otorga una legitimación subsidiaria a los acreedores (artículo 232 TRLC). Los
acreedores se tienen que dirigir al administrador concursal, y deben hacerle ver que
hay un negocio jurídico en el que, aparentemente, concurren los requisitos para el
ejercicio de la acción (periodo sospechoso y perjuicio patrimonial) y le piden al
administrador concursal que ejercite la acción rescisoria. Si el administrador concursal
no lo hace, entonces estarán legitimados los acreedores.
El supuesto de hecho es separar de la masa activa bienes que están en poder del concursado,
pero que no son de su propiedad. Es la posibilidad que se da al tercero propietario de esos
bienes o con mejor derecho de uso sobre esos bienes, para separarlos de la masa activa. En
realidad esos bienes no deberían formar parte de la masa activa, ya que la masa activa son
bienes y derechos de los que es propietario el deudor, de los que pueda disponer para el pago
de esos derechos de crédito.
Artículo 239 TRLC: “1. Los bienes de propiedad ajena que se encuentren en poder del concursado
y sobre los cuales este no tenga derecho de uso, garantía o retención serán entregados por la
administración concursal a sus legítimos titulares, a solicitud de estos.
2. La denegación de la entrega del bien por la administración concursal podrá ser impugnada
por el propietario por los trámites del incidente concursal.
El artículo 240 TRLC establece que ocurre cuando el deudor concursal no está en posesión de
esos bienes porque ha creído que tenía derecho a disponer de ellos y ah dispuesto de ellos y,
por tanto, está en el poder de un tercero:
“1. Si los bienes y derechos susceptibles de separación hubieran sido enajenados por el deudor
antes de la declaración de concurso a tercero de quien no puedan reivindicarse, el titular
perjudicado podrá optar entre exigir la cesión del derecho a recibir la contraprestación si todavía
el adquirente no la hubiera realizado, o comunicar a la administración concursal, para su
reconocimiento en el concurso, el crédito correspondiente al valor que tuvieran los bienes y
derechos sea en el momento de la enajenación, sea en cualquier otro posterior, a elección del
solicitante, más el interés legal.
Es decir, el tercero que se cree legítimo propietario del bien ejercitar la posibilidad de presentar
la solicitud de la acción de separación, y resulta que le bien ya no está en poder del deudor porque
el deudor, entendiendo que tenía plena disposición sobre ese bien lo ha enajenado a un tercero.
El artículo nos distingue 2 supuestos:
➢ Que ese tercero todavía no ha pagado el precio de la contraprestación, el tercero
propietario puede querer colocarse en el lugar del deudor, para que el tercero le
entregue esa contraprestación a él.
➢ O colocarse en el concurso como acreedor concursal del deudor.
El artículo 241 TRLC regula el caso de separación de buques y aeronaves. En el derecho marítimo
y en el derecho de la navegación hay normas que regulan el privilegio de los acreedores sobre
los buques y aeronaves de los empresarios que se dedican a este tipo de actividad. Esta es la
razón por la que a lo largo del texto refundido hay algunas remisiones a ese régimen. El artículo
241 TRLC establece que “1. Los titulares de créditos con privilegio sobre los buques y las
aeronaves podrán separar estos bienes de la masa activa del concurso, mediante el ejercicio, por
el procedimiento correspondiente, de las acciones que tengan reconocidas en su legislación
específica. Si de la ejecución resultara remanente a favor del concursado, se integrará en la masa
activa.
Tienen una regulación exhaustiva (artículos 242-250 TRLC). Los créditos contra la masa se
contraponen a los créditos concursales. Son créditos que no se van a clasificar nunca como
créditos privilegiados, ordinarios, subordinados, esa clasificación se utiliza solamente para
créditos concursales. Los créditos contra la masa son créditos que se van pagando a sus
respectivos vencimientos, que son prededucibles, que a medida que van sustanciándose el
procedimiento concursal se va pagando a esos acreedores contra la masa, no tienen que esperar
a que se forme la lista de acreedores, no tienen que esperar a que se presente el informe del
administrador concursal, no tienen que esperar a ver si se aprueba un convenio o se abre la
liquidación concursal. Son acreedores a los que se les va abonando las cantidades que se le deba
mientras se está sustanciando el procedimiento.
Los acreedores que tienen el derecho a que se les pague de forme inmediata, en el momento
de su vencimiento, con carácter prededucibles sobre la masa son los listados en el artículo 242.
Relación de créditos contra la masa (numerus clausus): art. 242 TRLC. Por ejemplo, la retribución
del administrador concursal; los gastos del procedimiento (publicación en edicto, publicación en
el BOE); los últimos 30 días de salario de los trabajadores; y todos los créditos que se generen
con posterioridad a la declaración de concurso, es decir, si el concursado continúa con el
ejercicio de la actividad empresarial genera deudas; la luz, el agua, los proveedores, los salarios,
etc.
Un mismo acreedor puede tener crédito contra la masa y crédito concursal. Por ejemplo el
trabajador: crédito contra la masa de los últimos 30 días, y crédito concursal por todo lo anterior
si se le debiera más de una mensualidad. Pero además, crédito contra la masa si sigue trabajando
respecto de todas las nóminas que se generen con posterioridad a la declaración de concurso.
También un proveedor.
Pago:
• A sus respectivos vencimientos, es prededucibles de la masa activa, no tiene que esperar
a que el AC sepa cuales son los bienes que están en el patrimonio del deudor, no tiene
que esperar a nada.
MASA ACTIVA Y MASA PASIVA DEL CONCURSO: Masa pasiva del concurso
DETERMINACIÓN DE LA MASA PASIVA (lista de acreedores). Lo que veremos en relación con la
masa pasiva será la:
C) Reconocimiento de los créditos. Una vez que los acreedores han comunicado al administrador
concursal su derecho de crédito; el administrador concursal deberá reconocer o no reconocer
ese derecho de crédito.
D) Clasificación de los créditos. Una vez que reconoce al acreedor y lo coloca en la lista de
acreedores, entonces lo tiene que clasificar, es decir, lo tiene que identificar, o bien como
acreedor privilegiado, u ordinado o subordinado.
E) Lista de acreedores
Créditos contra la masa: art. 242 TRLC. No se les tiene que reconocer, ni que comunicar, ni se
les tiene que clasificar. Todo lo estudiaremos a continuación es aplicable a los créditos
concursales, no a los créditos contra la masa que tienen ese régimen particular y que van a
cobrar al vencimiento.
Créditos concursales: el resto; es decir, todo lo que no esté en el artículo 242 TRLC es crédito
concursal.
¿Cuáles son los acreedores que integran la masa pasiva? Principio de universalidad (art. 251
TRLC). Cuando hablábamos de la masa activa decíamos, tras leer el precepto, principio de
universalidad en la determinación de la masa activa, es decir, todos los bienes y derechos
propiedad del deudor en el momento de declaración de concurso. Pues el principio de
universalidad en la determinación de la masa pasiva: “1. Todos los créditos contra el deudor,
ordinarios o no, a la fecha de la declaración de concurso, cualquiera que sea la nacionalidad y el
domicilio del acreedor, quedarán de derecho integrados en la masa pasiva, estén o no
reconocidos en el procedimiento, salvo que tengan la consideración de créditos contra la masa.
Es decir, todas las deudas de las que sea titular el deudor en el momento de la declaración de
concurso, salvo los que tengan la consideración de créditos contra la masa, ya que estos no son
concursales, no van a la lista de acreedores.
B) COMUNICACIÓN DE CRÉDITOS
Para que el administrador concursal pueda determinar correctamente cuál es la masa pasiva
requiere de la colaboración de los acreedores del deudor. Es cierto, que habrá acreedores que
aparecerán en la documentación de la que ya dispone el AC, es decir, hay acreedores a los que
el CA va a conocer a raíz de examinar la documentación del deudor (trabajadores, proveedores,
por ejemplo). Pero puede haber otros acreedores que el AC desconozca porque no son evidentes
de la documentación del deudor, o porque aun constando en la documentación del deudor, hay
dudas respecto de las circunstancias (de la cuantía, por ejemplo). Por lo que es muy importante
al comunicación que el acreedor haga de su derecho de crédito si quiere que esté bien
reconocido, ya que el acreedor va a cobrar dentro del concurso en las condiciones que se
hayan establecido en el informe del AC. Solo cobrará si es reconocido como acreedor del
concurso, y lo que vaya a cobrar lo será en función de cómo lo haya reconocido el AC.
La comunicación de los acreedores tiene un plazo, 1 mes desde la publicación del auto en el
BOE. El artículo 28 TRLC dice que el auto hará un llamamiento a los acreedores para que
comuniquen sus derechos de crédito.
Además, el legislador le dice al AC que, desde que acepte el cargo debe comunicar, a todos los
acreedores que se pongan de manifiesto de la documentación del deudor que se ha declarado
el concurso, que él es el AC y que deben comunicarle sus derechos de crédito, y normalmente
les aporta una dirección de correo electrónico para que realicen esa comunicación a través de
correo electrónico, pero también puede ser personalmente en la dirección postal.
Asimismo, el AC desde que acepta el cargo realiza una comunicación telemática a la Agencia
Tributaria y a la TGSS inmediata. Comunica que es el AC del deudor x (persona física o jurídica)
para que la Administración (Seguridad Social o Hacienda) le comunique inmediatamente las
deudas de créditos de derecho público de las que es titular.
Con esto se pretende asegurar que el AC tenga conocimiento de todos los acreedores del
deudor.
➢ Con expresión de todos los datos del acreedor y del crédito (nombre, domicilio, datos
de identificación del acreedor, datos relativos al crédito, concepto, cuantía, fecha de
adquisición, vencimiento, características y clasificación que se pretende).
Es decir, comunicación fuera de plazo: crédito subordinado (art. 268), esta es la regla general,
pero siempre hay excepciones. Cobrará después de los privilegiados y de los ordinarios.
El artículo 259 TRLC establece que: “1. La administración concursal determinará la inclusión o
exclusión de los créditos en la lista de acreedores.
2. La inclusión o la exclusión se adoptará respecto de cada uno de los créditos, tanto de los que
se hayan comunicado expresamente como de los que resultaren de los libros y documentos del
deudor o por cualquier otra razón constaren en el concurso.
Hay ocasiones en las que el legislador por rodear al derecho de crédito determinadas
circunstancias, se plantea lagunas cuestiones. El legislador habla de créditos que
necesariamente deben incluirse (art. 260 TRLC). Son créditos que necesariamente tienen que
reconocerse por el AC, (no puede haber exclusión del derecho de crédito) se habla de un
reconocimiento forzoso. La AC no tiene poder de decisión, pues si el derecho de crédito reúne
los requisitos del artículo 260 TRLC obligatoriamente tiene que ser reconocido El caso más
común es el crédito reconocido por sentencia judicial firme, cuando hay una resolución judicial
en la que se reconoce la existencia de un derecho de crédito, el AC no tiene que hacer otra cosa
más que incluirlo en la lista de acreedores (salvo que, por ejemplo, se pruebe que se ha pagado).
Por ejemplo, la AC incluirá necesariamente en la lista de acreedores aquellos créditos que hayan
sido reconocidos por resolución procesal o por laudo aunque no sean firmes. En caso de que esa
sentencia se hubiera apelado lo que pasa es que se consignará esa circunstancia en la lista de
acreedores cuando se produzca el reconocimiento del derecho de crédito. También créditos que
consten en documentos que tengan aparejada fuerza ejecutiva (por ejemplo, un derecho de
crédito incluido en un pagarés).
Hay otras reglas que son supuestos especiales de reconocimiento (arts. 261,262, 265). El
artículo 261 habla de créditos sometidos a condición resolutoria o suspensiva. El artículo 262
habla de créditos litigiosos. El artículo 265 habla de créditos públicos. Son normas especiales
destinadas al AC que es quien realiza la función de reconocimiento para decirle cómo tiene que
hacer constar esos derechos de crédito en al lista de acreedores. Por ejemplo, en los créditos
litigiosos, el legislador establece que debe reconocerlos como contingentes, es decir, el AC
reconoce el derecho de crédito, hace referencia a que en ese momento se está discutiendo en
sede judicial sobre la procedencia o no de ese derecho de crédito, y por tanto, es un crédito
contingente. Es decir, el AC lo contempla desde ese momento por si después se confirma tener
la visión real y fiel de cuál es la situación de la masa pasiva, y sabiendo cual es ver si se puede
afrontar la satisfacción de los derechos de crédito con la masa activa. O créditos sometidos a
condición suspensiva o condición resolutoria (artículo 261 TRLC). Se distinguen esos 2 supuestos
y le dice al AC cómo debe de reconocerlos en el concurso. Y con respecto a los créditos públicos
(estos créditos son en los que el acreedor es una AP), el artículo 265.1 TRLC establece que “los
créditos de derecho público de las Administraciones públicas y sus organismos públicos que a la
fecha de la declaración de concurso hubieran sido recurridos en vía administrativa o
jurisdiccional, tendrán la consideración de créditos sometidos a condición resolutoria, aun
cuando su ejecutividad se encuentre cautelarmente suspendida”. Es decir, el legislador otorga la
función de reconocimiento al AC, este decidirá libremente sobre el reconocimiento o no del
derecho de crédito en función de la acreditación (de su existencia, su naturaleza y condiciones
que lo rodean) pero le da determinadas directrices en algunos supuestos; supuesto de
reconocimiento obligatorio y supuestos especiales.
Por último, en cuanto al reconocimiento de los derechos de crédito, el legislador establece que
los créditos se computarán en dinero. Esto tiene especial relevancia en aquellos casos en los
que la prestación debida por el deudor no sea el pago de una cantidad de dinero, sino una
obligación de hacer. En los concursos de empresas constructoras esto es muy habitual. La
obligación de la sociedad concursada cuyo objeto social es la construcción e inmuebles, que se
ha comprometido a través de los contratos suscritos con compradores en viviendas en
construcción, la obligación de la sociedad concursal es la entrega de una vivienda. La obligación
debida no es el pago de una cantidad de dinero, es la entrega de una vivienda. En ese concurso
en particular ya se verá si continua la sociedad en el ejercicio de la actividad empresarial y
entonces es previsible que se finalicen las obras y se entreguen las viviendas; o si eso queda
descartado porque ah cesado al actividad empresarial. Pero el cómputo que se haga tiene que
ser en dinero para saber fielmente cual es la situación que tiene que afrontar el deudor
concursado.
Cuando el AC reconoce los derechos de crédito y los introduce en la lista de acreedores, debe
proceder a la clasificación de los mismos. Es decir, reconoce al acreedor, las circunstancias del
derecho de crédito, por eso el CA tiene que saber de dónde proviene, cuál es la relación causal
que justifica el nacimiento del derecho de crédito (¿deriva de una compraventa? ¿Deriva de un
contrato de suministros? ¿Deriva de un préstamo?). Tiene que conocer la relación que justifica
(el negocio jurídico) el derecho de crédito, porque eso es lo que va a hacer que el crédito sea
privilegiado, ordinario o subordinado.
Los créditos contra la masa no se clasifican, se clasifican los créditos concursales. No hace falta
clasificar los créditos contra la masa porque se van pagando a su respectivo vencimiento, es
decir, se van pagando y retrayendo de la masa activa mientras se está tramitando el
procedimiento concursal.
El artículo 269 TRLC establece las clases de créditos (esta clasificación va a ser sumamente
importante a efectos de liquidación, pues este será el orden en el que se pague a los acreedores.
También va a ser importante y relevante a efectos del convenio):
1) Privilegiados:
1.1 Con privilegio especial (el privilegio recae sobre un bien en particular): art. 270
TRLC. El ejemplo típico y más frecuente es el acreedor con garantía real. Por
ejemplo, el banco ha concedido un préstamo, y ese préstamos, para el cumplimiento
de las obligaciones derivadas del préstamo, se ha otorgado como garantía la
constitución de una hipoteca sobre un bien inmueble. Ese acreedor, acreedor con
garantía real, es una creedor privilegiado, y dentro de los privilegiados, un crédito
con privilegio especial, porque su privilegio recae sobre un bien en particular, no
sobre todo el patrimonio del deudor.
1.2 Con privilegio general (el privilegio recae sobre todo el patrimonio): art. 280 TRLC.
El acreedor tiene un privilegio de preferencia de cobro sobre todo el patrimonio del
deudor. Por ejemplo, los créditos por salarios que no tengan reconocido privilegio
especial, en la cuantía que resulte de multiplicar el triple del salario mínimo
interprofesional por el número de días de salario pendientes de pago (es el más
típico, es el crédito del trabajador. Tiene el límite de hasta el triple del SMI); las
indemnizaciones derivadas de la extinción de los contratos, en la cuantía
correspondiente al mínimo legal calculada sobre una base que no supere el triple del
salario mínimo interprofesional, entre otros.
3) Ordinarios: el resto (no hay un listado de créditos ordinarios, por lo que si el crédito no
está ni en la lista de créditos privilegiados ni en los subordinados, será ordinario).
E) LA LISTA DE ACREEDORES
La lista de acreedores está regulada en los artículo 285 y ss. TRLC. El artículo 285 TRLC establece:
“La lista de acreedores, referida a la fecha de solicitud del concurso, comprenderá una relación
de los incluidos y otra de los excluidos, ambas ordenadas alfabéticamente”. La exclusión del
derecho de crédito es la falta de reconocimiento, el AC no reconoce el derecho de crédito
comunicado. Es posible que se reconozca, se incluya en la lista de acreedores, pero con una
clasificación o cuantía distinta a la comunicada por el acreedor. El acreedor que pretende el
reconocimiento de un derecho de crédito de 10.000€, y el AC lo reconoce pero por 7.000€. O el
acreedor que pretende el reconocimiento como crédito como ordinario, pero el AC se lo
reconoce en toda su cuantía, peor como subordinado. Cabe el reconocimiento parcial. Y además,
con relación separada de lo créditos contra la masa, porque recordemos que estos no se
clasifican, no se reconocen, el AC lo que hace es establecer la lista de acreedores concursales
con toda esa clasificación, con todos esos datos que hacen referencia al derecho de crédito, y a
parte, acompaña una lista, y estos son los créditos contra la masa que están pendientes de
satisfacer.
El contenido de la lista de acreedores está detallado en el artículo 286 TRLC (identidad del
acreedor, la causa, la cuantía, los intereses, al fecha de origen, los vencimientos del crédito.
Todas las circunstancias que tengan que ver con el derecho de crédito).
Una vez que el AC ya ha realizado el inventario, ya tiene la lista de acreedores y tiene todo
preparado, todo eso debe estar incluido en el informe de la AC. El informe es uno de los
documentos más importantes del concurso. Lo más importante de este es la determinación de
la masa activa y de la masa pasiva (inventario y lista de acreedores), son documentos que se
adjuntan al informe. El informe es un documento escrito por el AC en el que se detallan aquellas
circunstancias que el legislador obliga al AC a que aparezcan en su informe. EL informe da cuenta
de la situación de la empresa, de su contabilidad, si es una persona jurídica quienes son sus
socios, cuál es su capital, cuál es la opinión del AC respecto de la situación del deudor. Es decir,
si es empresario individual la viabilidad de la empresa (por ejemplo); o si el parece viable en ese
momento una solución negociada como salida al concurso, o si por el contrario ya en el mismo
informe se decanta por la liquidación del deudor, cuáles son las actuaciones más importantes
que el AC ha realizado hasta ese momento (si ha ejercitado acciones de reintegración, por
ejemplo), en qué fase está, si ya se ha resuelto, si ha decidido disminuir de los AC, o si ha decidido
extinguir un contrato de alta dirección. En definitiva, una memoria de las actuaciones o
principales decisiones que se hubieran tomado a lo largo del procedimiento.
INFORME PROVISIONAL (solicitud de rectificación): art. 289 TRLC. El AC tiene 2 meses desde la
aceptación del cargo para elaborar y presentar el informe. Elabora el informe y el legislador le
dice “remita un borrador (informe provisional) del inventario y de la lista de acreedores al deudor
concursado y a los acreedores, para que en el plazo de 3 días le comuniquen al AC posibles
defectos. Para que el AC tenga la posibilidad de revisarlos o reconsidere incluir a algún acreedor
que hubiera excluido”. Es decir, el legislador le da la posibilidad de rectificación antes de que se
presente formalmente el informe. Una vez a transcurrido ese plazo, se presenta el informe ante
el Juez y se presenta el denominado INFORME DEFINITIVO (impugnación): arts. 297 y ss. En este
momento se da la posibilidad de impugnación del informe, tanto del inventario como de la lista
de acreedores. Las impugnaciones se tramitarán por el procedimiento del incidente concursal.
Esto puede suceder, por ejemplo, porque no se han incluido bien en la masa activa bienes que
son del concursado, con los que se podrá satisfacer los derechos de crédito; o porque el valor que
se da a esos bienes es erróneo; o un acreedor excluido impugna la lista de acreedores; o porque
se le ha reconocido por menor cuantía; o en una clasificación distinta que le es perjudicial.
El artículo 294.1 TRLC habla sobre la publicidad de la presentación del informe y establece que
“La presentación al juez del informe de la administración concursal y de los documentos
complementarios se notificará a quienes se hubieran personado en el concurso en la dirección
señalada a efectos de notificaciones y se publicará en el Registro público concursal y en el tablón
de anuncios del juzgado”.
Una vez que se ha presentado el informe definitivo por parte del AC si no se han producido
impugnaciones, o habiéndose presentado impugnaciones estas ya han sido resueltas
(modificado en su caso el informe del AC), en ese momento concluye la fase común del
concurso. Esto implica que el juez del concurso dicta auto, estableciendo que ha terminado la
fase común y que se abre la fase solutoria correspondiente. A partir de este momento ya se
puede tratar de dar una solución al concurso de acreedores, y hay dos opciones, o bien convenio,
o bien liquidación.
TEMA 5: SOLUCIONES DEL CONCURSO: EL CONVENIO Y LA LIQUIDACIÓN
Nos situamos en las soluciones del concurso porque ha concurrido la fase común. Hay dos
posibles soluciones al concurso, la solución negociada (convenio), o la liquidación concursal.
Tiene lugar finalizada la fase común, no obstante, desde la propia solicitud de la declaración de
concurso, el deudor puede solicitar la liquidación. Es decir, nosotros estamos estudiándolo todo
de una manera ordenada temporalmente, pero existen posibles alteraciones a este esquema
cronológico, es posible que el deudor, desde el mismo momento en que pide al declaración de
concurso esté pidiendo la liquidación, por lo que no pasamos por la posibilidad de negociar con
los acreedores una solución consensuada; o es posible que el deudor presente desde el principio
una solicitud previa de convenio (desde el inicio. Desde que pide la declaración de concurso).
La finalidad de esta fase es la satisfacción de los acreedores y, en la medida en que sea posible,
la conservación de la empresa ya sea por el deudor concursado o ya sea por otro, porque va a
ser posible la enajenación de una unidad productiva, por ejemplo. La finalidad de conservación
de la empresa se alcanza normalmente a través de la solución negociada).
En principio, es el deudor el que decide que opción escoger entre convenio o liquidación.
Cuando el juez dicta el auto de finalización de la fase común, si el deudor no ha pedido con
anterioridad la liquidación concursal como solución al concurso, lo que hace es abrir la
posibilidad del convenio concursal. Y solo cuando no es posible aprobarse un convenio, no es
posible alcanzar una curdo o no se presentan propuestas, entonces se abre la liquidación
concursal. Hay ocasiones en las que la fase solutoria obliga a pasar primero por intentar un
convenio, y si no es posible alcanzar una cuerdo, no queda más remedio que liquidar; pero hay
otras ocasiones en las que no se intenta el convenio porque el deudor ya ha pedido la
liquidación, entonces finaliza la fase común y directamente se pasa a liquidación; y hay otras
ocasiones en las que se intenta el convenio, se aprueba, pero el convenio se incumple y entonces
se abre la liquidación; asimismo, hay otras ocasiones en las que se aprueba el convenio y se
cumple, y entonces no se va a liquidación. En definitiva, el contenido de esta fase va a depender
mucho de las circunstancias concretas del procedimiento en el que nos encontremos.
1) El convenio: es la solución negociada, consiste en alcanzar una solución con los acreedores.
Es el acuerdo entre el deudor y sus acreedores. Lo más normal es que el convenio establezca
quitas (condonación, perdón, de parte de la deuda. El acreedor prefiere condonar parte de la
deuda con la garantía de que va a cobrar. Normalmente se dan en los créditos ordinarios y
subordinados) y/o esperas (el aplazamiento; créditos vencidos que ya se pueden exigir a día de
hoy, pero el acreedor accede que el deudor le pague en el plan de pagos que se hubiera
establecido). Es decir, las quitas, implican que el acreedor prefiere perdonar parte de la deuda
al deudor concursado en garantía de que lo que la cuantía que se mantiene sí la va a cobrar
porque, a lo mejor, si se va a liquidación, no consigue cobrar nada. Normalmente las quitas y las
esperas son para créditos ordinarios y subordinados. Normalmente dentro del convenio se
garantiza la continuidad de la actividad empresarial, hay un plan de viabilidad, hay un plan de
pagos, entonces el acreedor confía en que la continuidad en el ejercicio de la actividad
empresarial el permitirá cobrar; entonces no le importa renunciar a una parte de su crédito,
sabiendo que el resto sí lo cobrará, mientras que si mantiene el 100% y se va a liquidación
concursada tiene más dudas de cobrar que en el marco del convenio.
El contenido normal del convenio es que se establezcan quitas y/ o esperas (las 2 o una sola).
Pueden afectar unas a unos acreedores y otras a otros.
2) La liquidación: La liquidación es la solución más dramática, ya que hay que vender todos los
bienes y derechos del deudor para convertirlos en dinero para pagar a los acreedores. Aquí no
continúa la actividad empresarial, salvo que se produzca la venta de la empresa a un tercero.
CONVENIO (arts. 315 y ss. TRLC): es un acuerdo con los acreedores en el seno del concurso
1) RÉGIMEN GENERAL (finalizada la fase común del concurso): en este caso hablaríamos de
convenio ordinario. Se propone y se tramita una vez que finaliza la fase común y lo puede
presentar tanto el deudor como los acreedores.
3) Si se presenta, se da su admisión a trámite (arts. 341 y 342 TRLC). El LAJ tendrá que comprobar
que la propuesta recoge los requisitos formales que establece el legislador para las propuestas
de convenio, porque hay determinados contenidos que se prohíben. Por ejemplo, no pueden
estar sometidas a condición.
4) Evaluación por la AC (artículos 347 y ss. TRLC). Emite un informe evaluando al propuesta de
convenio.
Legitimación:
➢ El deudor
➢ Los acreedores que superen la quinta parte del pasivo (20% del pasivo): para que tenga
cierta representatividad la propuesta que se hace de convenio. Hablamos de una
propuesta de pago de los acreedores, de continuidad de la actividad empresarial, de
plazos para pagar, de posibles quitas, etc.
Requisitos: la propuesta debe ser por escrito (es decir, que no sea verbal) e ir firmada (para
saber quién la presenta y comprobar si se cumple la legitimación).
Constitución de la Junta (quorum): tiene que estar presente como mínimo la mitad del pasivo
ordinario, sino el acuerdo no será válido. Se habla del pasivo ordinario porque los acreedores
privilegiados van a estar al margen, salvo que voten a favor.
Derecho a asistir: los acreedores a los que va a afectar el contenido del convenio.
Aprobación de la propuesta (art. 376 TRLC). Cuanto más gravoso es el convenio, es decir, cuanto
más volumen de quita haya o más plazo de espera haya, más porcentaje de pasivo se exige para
dar por aprobado la propuesta de convenio.
Tras la aprobación por los acreedores, toca la aprobación judicial del convenio. Lo que hace el
Juez es una revisión formal del contenido del convenio. Es decir, que el convenio aprobado por
la mayoría legalmente exigida no adolezca de algunos de los vicios que se prevén en la ley (el
juez puede rechazar de oficio la propuesta, no la aprueba). Si la aprueba se abre un trámite de
oposición al convenio.
1) Sobre los efectos de la declaración del concurso: una vez aprobado el convenio, la aprobación
del convenio no supone la conclusión del concurso, el concurso concluirá cuando se haya
cumplido el convenio. Tampoco supone que se mantengan los efectos propios de la declaración
de concurso, porque se van a sustituir por aquellos efectos que haya previsto el convenio. Esto
tiene especial importancia con las facultades de disposición patrimonial.
Entramos en esta fase, pero no ha concluido el concurso. Hasta que no se cumpla el convenio
se mantiene el deber de cumplimiento. En esta parte hay pocas actuaciones porque lo que
procede es poner en marcha la aplicación del convenio; y poner en marcha la aplicación del
convenio va a suponer normalmente continuar con el ejercicio de la actividad empresarial y
cumplir el plan de pagos según lo que se hubiera establecido en el mismo (este debe acompañar
a la propuesta de convenio). En esta fase se da el deber de información del deudor sobre el
cumplimiento del convenio, esto es, el deudor debe informar semestralmente al juez sobre el
grado del cumplimiento del convenio (artículo 400 TRLC). El grado del cumplimiento del
convenio se refiere fundamentalmente al cumplimiento del plan de pagos, es decir, si se han ido
cumpliendo los plazos y formas de pago establecidas en el plan que se anexó a la propuesta de
convenio.
El artículo 404 TRLC establece que “1. Desde que alcance firmeza la declaración de
incumplimiento, las quitas, las esperas y cualesquiera otras modificaciones de los créditos que
hubieran sido pactadas en el convenio quedarán sin efecto.
2. Desde que alcance firmeza la declaración de incumplimiento, los acreedores con privilegio
especial a los que se hubiera extendido la eficacia del convenio o se hubieran adherido a él una
vez aprobado podrán iniciar o reanudar la ejecución separada de la garantía con independencia
de la apertura de la fase de liquidación. En este caso, el acreedor ejecutante hará suyo el importe
resultante de la ejecución en cantidad que no exceda de la deuda originaria. El resto, si lo hubiere,
corresponderá a la masa activa del concurso”.
Es decir, para que se produzcan estos efectos no solo tiene que incumplirse el convenio, sino que
así lo declare el juez judicialmente.
El artículo 405 TRLC establece que “1. Los actos realizados por el concursado o por terceros en
ejecución del convenio aprobado producirán plenos efectos.
Si el convenio se incumple nos olvidamos de las quitas y las esperas, estas quedarán sin efecto.
SOLUCIONES DEL CONCURSO: LA LIQUIDACIÓN
LIQUIDACIÓN: venta de los bienes y derecho del deudor para obtener liquidez y pagar a los
acreedores.
2. Efectos de la apertura de la liquidación (el juez acuerda la apertura de esta fase mediante
auto)
4) De oficio (artículo 409 TRLC): por ejemplo, cuando no se hayan presentado propuestas de
convenio:
“1. La apertura de la fase de liquidación procederá de oficio en los siguientes casos:
1.º No haberse presentado dentro del plazo legal ninguna propuesta de convenio o no haber sido
admitidas a trámite las que hubieren sido presentadas.
2.º No haberse aceptado ninguna propuesta de convenio en la junta de acreedores o en la
tramitación escrita.
3.º Haberse rechazado por resolución judicial firme el convenio aceptado en junta de acreedores
o el tramitado por escrito, sin que proceda en ninguno de esos casos nueva convocatoria de junta
ni nueva tramitación escrita.
4.º Haberse declarado por resolución judicial firme la nulidad del convenio aprobado por el juez.
5.º Haberse declarado por resolución judicial firme el incumplimiento del convenio.
2. En los casos 1.º y 2.º del apartado anterior, la apertura de la fase de liquidación se acordará
por el juez sin más trámites, en el momento en que proceda, mediante auto que se notificará al
concursado, a la administración concursal y a todas las partes personadas en el procedimiento.
En cualquiera de los demás casos, la apertura de la fase de liquidación se acordará en la propia
resolución judicial que la motive y se hará efectiva una vez esta adquiera firmeza”.
El auto por el que se acuerda la apertura de la fase de liquidación debe publicarse en los mismos
términos en los que se publica el auto de declaración de concurso (publicación en el BORNE,
publicación en el Registro Público Concursal, publicación en el Registro Mercantil, etc.)
Operaciones de liquidación ¿cómo se van a liquidar los bienes y derechos del deudor?
La administración concursal deberá presentar un plan de liquidación. Hay que pensar cual es la
mejor manera de liquidar. El plan de liquidación es el documento donde se propondrá cómo se
van a liquidar los bienes del deudor tendrá un contenido u otro en virtud del concurso concreto.
El plan de liquidación variará las operación en función de la masa activa, y de las circunstancias
que concurran. El juez debe aprobar o no ese plan de liquidación, pero antes de proceder a ello,
se da un trámite de alegaciones, un trámite de contradicción.
1º Pago de créditos contra la masa. Son créditos prededucibles, y en principio son los primeros
que cobran, pero no podrán cobrar sobre los bienes que hayan sido dados en garantía real para
el cumplimiento de los créditos con privilegio especial. Por ejemplo, un banco (acreedor
hipotecario) que se ha garantizado la devolución del préstamo constituyendo una garantía sobre
un bien inmueble. El banco le ha prestado al deudor 50.000 euros, y el banco para garantizar el
cumplimiento de la obligación de devolución de esos 50.000 euros constituye una garantía (una
hipoteca) sobre el piso. El banco es acreedor con privilegio especial porque es un acreedor con
garantía real. En ningún caso, pagar a los acreedores contra la masa puede suponer la pérdida
del privilegio especial. Es decir, será primero siempre y cuando no afecte a los bienes
destinados a los acreedores privilegiados (artículo 430 TRLC).
3º Pago de créditos con privilegio general por el orden establecido en el artículo 280 TRLC y si
no da para todos a prorrata (artículo 433 TRLC).
4º Pago de créditos ordinarios, aquí no hay listado, es a prorrata, es decir, se divide entre los
que hay (artículo 434 TRLC).
El concurso puede concluir por la plena satisfacción de todos los acreedores, o puede concluir
cuando se haya pagado a todos los acreedores hasta el límite de lo que haya podido liquidando
el patrimonio del deudor (insuficiencia de masa). Si quedasen créditos por satisfacer podemos
plantear diferentes opciones. La regla general es que los acreedores siguen manteniendo la
posibilidad de iniciar ejecuciones individuales con posterioridad, en este caso hay que distinguir
entre deudor persona física y deudor persona jurídica. Sobre el deudor persona jurídica supone
que finalizada la liquidación y concluido el concurso la conclusión del concurso supone
cancelación registral de la persona jurídica, por lo tanto, en principio, extinción de la persona
jurídica. Puede darse el caso de que aparezca activo sobrevenido; si fuera así se reabriría el
concurso para satisfacer a los acreedores “donde nos quedamos”, y si no aparece activo
sobrevenido se quedarán esos acreedores sin cobrar.
TEMA 6: CALIFICACIÓN DEL CONCURSO
Esta sección no se abre siempre, es una fase eventual. Es el momento en el que se realiza una
averiguación de las causas que han generado la situación de insolvencia o si ha habido algún
comportamiento que ha agravado esa situación de insolvencia. Se abre en la mayor parte de
las ocasiones, porque siempre que se da la fase de liquidación de concursal se abre la fase de
calificación, y como el 90% de los concursos acaban en liquidación, en el 90% de los concursos
se abre la fase de calificación.
PRESUPUESTOS DE APERTURA
➢ Convenio Lesivo: es decir que el convenio contenga una quita superior a un tercio de
los créditos o espera superior a tres años, si el convenio no supera esos umbrales,
entonces no abrimos la fase de calificación.
Es importante que sepamos que hay una cláusula general porque si hay un determinado
comportamiento que no podemos encajar en las presunciones, nos vamos a la cláusula
general. Las presunciones nos facilitan la calificación de culpable. El hecho de que el
comportamiento no esté en esas presunciones no quiere decir que no haya generado o
agravado la situación de insolvencia, lo que quiere decir es que tenemos que hacer un esfuerzo
probatorio de al existencia del dolo o de la culpa grave, mientras que en las presunciones ya lo
tenemos presumido por el legislador, y lo que tenemos que probar es la concurrencia de esas
presunciones.
CONCURSO CULPABLE
Clausula general:
➢ Elemento subjetivo: dolo o culpa grave en la conducta del deudor, y que ese
comportamiento haya provocado al generación o agravación de la situación de
insolvencia.
➢ Se calificará como culpable “en todo caso” en los supuestos del art. 443 LC (iure et de
iure) “1.º Cuando el deudor se hubiera alzado con la totalidad o parte de sus bienes en
perjuicio de sus acreedores o hubiera realizado cualquier acto que retrase, dificulte o
impida la eficacia de un embargo en cualquier clase de ejecución iniciada o de
previsible iniciación.
2.º Cuando durante los dos años anteriores a la fecha de la declaración de concurso
hubieran salido fraudulentamente del patrimonio del deudor bienes o derechos.
3.º Cuando antes de la fecha de declaración del concurso el deudor hubiese realizado
cualquier acto jurídico dirigido a simular una situación patrimonial ficticia.
3.º Si, en alguno de los tres últimos ejercicios anteriores a la declaración de concurso, el
deudor obligado legalmente a la llevanza de contabilidad no hubiera formulado las
cuentas anuales, no las hubiera sometido a auditoría, debiendo hacerlo, o, una vez
aprobadas, no las hubiera depositado en el Registro mercantil o en el registro
correspondiente”.
TRAMITACIÓN
• Tramitación de la sección.
• El juez decide a través de sentencia (artículo 455 TRLC): “1. La sentencia declarará el
concurso como fortuito o como culpable. Si lo calificara como culpable, expresará la
causa o causas en que se fundamente la calificación”. Esto es super importante porque
a los efectos de apelación de la sentencia podemos ganar o perder, se puede estimar o
no el recurso de apelación, en función de lo que haya dicho el juez.
“2. La sentencia que califique el concurso como culpable contendrá, además, los
siguientes pronunciamientos:
1.º La determinación de las personas afectadas por la calificación, así como, en su
caso, la de las declaradas cómplices (los cómplices están regulados en el artículo 445
TRLC).
En caso de persona jurídica, podrán ser consideradas personas afectadas por la
calificación los administradores o liquidadores, de derecho o de hecho, los directores
generales y quienes, dentro de los dos años anteriores a la fecha de la declaración de
concurso, hubieren tenido cualquiera de estas condiciones.
3.º La pérdida de cualquier derecho que las personas afectadas por la calificación o
declaradas cómplices tuvieran como acreedores concursales o de la masa.
Ámbito subjetivo:
Se considera que existe déficit cuando el valor de los bienes y derechos de la masa activa
según el inventario de la administración concursal sea inferior a la suma de los importes de los
créditos reconocidos en la lista de acreedores.