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El Concurso de Acreedores

El concurso de acreedores es el procedimiento judicial por el cual se procura que un


deudor en situación de insolvencia haga frente, en la medida de sus posibilidades, a
sus deudas con acreedores. Como son varias personas, físicas o jurídicas, las que
ostentan créditos contra el deudor insolvente, el cobro de la totalidad de las deudas
puede ser imposible.

Por tanto, se articula este proceso, que trata de ofrecer:

 Alternativas de pago, para permitir la continuidad de la actividad.

 Una solución de pago parcial pero igualitaria para todos los deudores, respetando el
orden legal de prelación de créditos.

 En el peor de los casos, la liquidación del patrimonio del deudor para aplicarlo al


pago de deudas.

El concurso de acreedores es un procedimiento que se sustancia ante los juzgados de


primera instancia (deudor personal natural no empresario o profesional) o de lo
mercantil (deudor empresario o profesional), cuando el deudor no puede atender sus
obligaciones de pago (situación de insolvencia actual) o prevé que no podrá atenderlas
regular y puntualmente (situación de insolvencia inminente), a fin de que, mediante el
proceso judicial correspondiente, se intente un acuerdo con los acreedores a fin de que
acuerden quitas (reducciones de la deuda pendiente) y/o esperas (aplazamiento en el
tiempo del pago de las cantidades que se les adeudan), con el objetivo de evitar la
liquidación del patrimonio del deudor o, en caso de no ser posible lo anterior, se lleve a
cabo una liquidación ordenada del patrimonio del deudor, asegurando el pago de los
acreedores en el riguroso orden de preferencia que determina la ley. “José
Antonio Ferrer”
El concurso de acreedores se trata de un mecanismo de satisfacción de deudas.
Pero también opera como una solución de segunda oportunidad y como una
herramienta de protección social.

 Como mecanismo de satisfacción de deudas garantiza que los múltiples


acreedores cobren en igualdad de condiciones. Este principio es el llamado par
conditio creditorum, e impide que el primero en reclamar perjudique las expectativas de
cobro del resto.

 Como solución de segunda oportunidad se orienta a la continuidad de la


actividad económica. Se trata de prevenir así el impacto social que puede tener la
quiebra de una empresa.

 Como herramienta de protección social hace prevalecer el cobro de


determinados créditos. Así, los trabajadores y la Administración Pública gozan de
cierta prioridad, que merma la lesión derivada de la insolvencia.

No solo las empresas pueden declararse en concurso. Este procedimiento también


puede iniciarse respecto a particulares y herencias.

Sin embargo, la mayoría de los concursos se promueven por empresas. Por eso
nos referiremos a lo largo del artículo a "la empresa" o "el empresario" como el sujeto
del concurso, sin perjuicio de que pudiera ser un particular.

El empresario tiene la obligación de solicitar su concurso cuando se encuentre


en situación de insolvencia actual o inminente.

En caso de no hacerlo podrá enfrentarse a la declaración de culpabilidad del concurso,


que se explica más adelante. Además, sus acreedores podrán iniciar esta solicitud.

En cualquier caso, la ley exige que se declare el concurso desde el momento en


que resulte imposible "cumplir con las obligaciones regularmente".
El cumplimiento regular puede observarse desde varias perspectivas:

 Económicamente implica que la empresa no pueda pagar sus deudas íntegramente.

 Temporalmente implica que la compañía no pueda satisfacerlas puntualmente.

 Además, se considera que no se puede cumplir regularmente con las obligaciones


si para hacerlo hay que recurrir al endeudamiento sistemático. Y ello porque solo
se genera una apariencia de solvencia, que puede conducir a una deuda mayor a la
inicial a causa de los intereses.
Constatada esta situación, el empresario deberá solicitar el concurso voluntario en
plazo de dos meses. También puede iniciar negociaciones de refinanciación, lo que le
permitiría alargar este plazo.

El concurso puede declararse a instancia del propio deudor o de sus acreedores.


En el primer caso se habla del concurso voluntario, mientras que el segundo es el
concurso necesario.

1. El concurso voluntario debe presentarlo el propio empresario en plazo de dos


meses desde que conozca su insolvencia.

2. El concurso necesario lo presenta un acreedor cuando haya intentado cobrar una


deuda infructuosamente. También pueden solicitarlo los socios de la propia
compañía.

En cualquier caso, deberá acreditarse la situación ruinosa de la compañía,


aportándose:

 Una memoria económica.

 Un inventario de bienes y derechos.

 Una lista de acreedores.


Estos documentos son fundamentales para valorar la procedencia del concurso.
También se utilizarán para determinar las masas activa y pasiva, como se explicará
más adelante.

Las fases del concurso de acreedores

El concurso de acreedores se divide en cuatro fases. Sin embargo, no tienen por qué
concurrir todas, y en caso de reapertura se volverá a la tercera de ellas.

Cada concurso sigue unos cauces particulares, y mientras en unos casos se podrá
evitar mediante un acuerdo de refinanciación (a través de lo que se conoce como pre
concurso de acreedores) en otros será necesaria la liquidación de la sociedad.

Estas fases son:

1. Actos previos.

2. Fase común.

3. Fase de resolución.

4. Calificación del concurso.


Actos previos:

Incluyen la solicitud de iniciación, la documentación de las circunstancias y los primeros


pasos procesales.

Así, se pueden solicitar medidas cautelares y conduce al auto de admisión a trámite,


que abre la fase común.

Fase Común:

Se inicia con la declaración del concurso. Despliega ciertas obligaciones sobre el


deudor, los acreedores y las relaciones jurídicas de ambos.
 Respecto al deudor, le impone la obligación de colaboración y limita sus
facultades patrimoniales. En los concursos voluntarios necesitará la autorización de
la administración concursal para disponer de su patrimonio. Pero si el concurso es
necesario, la administración concursal lo sustituirá para ejercitar actos de disposición.

 Respecto a los acreedores, limita su capacidad de reclamación. Durante esta fase


las ejecuciones quedan paralizadas, ya que se trata de conservar el patrimonio para
respetar el orden de prelación de créditos y el principio par conditio creditorum. Por
tanto, tampoco se pueden presentar nuevas demandas.

 Respecto de la administración concursal, participará de los actos de disposición


del empresario. También conservará y administrará la masa activa. Deberá
preparar un informe sobre el estado económico de la empresa, el inventario y la lista de
acreedores. Para ello, dispone del plazo de dos meses.

 Respecto del patrimonio del deudor, se determinan la masa activa y pasiva. Dicho de
otro modo, se concretan los derechos de cobro y el patrimonio del que se dispone
para hacerles frente.
El objetivo de la fase común es determinar el alcance del concurso. A la vez, trata
de preservar el patrimonio del deudor para que se pueda aplicar al convenio o
liquidación. Esta fase se cierra con la elaboración de un informe de la administración
concursal.

Fase de Resolución:

La resolución del convenio puede producirse por dos vías:

1. El convenio. Puede presentarse anticipadamente o no. Su objetivo es llegar a un


acuerdo con los acreedores para permitir el pago, y permite introducir quitas y
esperas. Requerirá la aprobación judicial y se realizará un seguimiento para
garantizar su cumplimiento. Y es que en caso de incumplimiento podría declararse la
culpabilidad del concurso y liquidarse el patrimonio del concursado.
2. La liquidación. Se plantea como la solución más indeseable al concurso de
acreedores, y consiste en liquidar el patrimonio del concursado para satisfacer, en
la medida de lo posible, los créditos concurrentes. Solo procede en los casos de
inviabilidad del proyecto, donde alargar la actividad solo incrementará el pasivo.
Calificación del Concurso

El concurso puede ser calificado como fortuito o culpable, dependiendo de las


circunstancias en que se haya producido.

Esta fase de calificación se reserva para los casos de liquidación, incumplimiento del
convenio o aprobación de convenios perjudiciales para los acreedores.

El concurso de acreedores se inicia con el auto de admisión y concluye:

 Por revocación del mismo.

 Cuando se cumpla el convenio o se frustre por inexistencia de bienes y derechos.

 O cuando todos los acreedores renuncien a sus derechos.


Cabe señalar que la aparición de bienes en el plazo de cinco años desde la conclusión
puede dar pie a una reapertura del concurso.

Dados los múltiples cauces que puede tomar cada procedimiento, su duración es
tremendamente variable. Así, un concurso podría conducir a la aceptación del convenio
anticipado en unos pocos meses. Luego solo habría que esperar al cumplimiento del
mismo en los plazos pactados.

En principio una tramitación ágil permite llegar a la fase de resolución en poco menos
de un año. Posteriormente habrá que esperar a la ejecución de la vía de resolución
alcanzada (liquidación o convenio).

¿Quién cobra primero en un concurso de acreedores?


Pese al principio par conditio creditorum, la Ley Concursal establece un orden de
prelación de créditos.

Así, los pagos se organizan por "niveles". Solo cuando se haya satisfecho el nivel
superior se pasarán a pagar los del nivel inferior. Y cuando no exista capital para
satisfacer el nivel entero se abonarán proporcionalmente.

El esquema del orden de prelación de créditos en un concurso de acreedores es el


siguiente:

1. Créditos contra la masa. Propiamente se trata de créditos extra concursales. Son los
necesarios para la continuación de la actividad y para la tramitación del concurso.

2. Créditos privilegiados. Se trata, principalmente, de créditos contra la Hacienda


Pública y la Seguridad Social, laborales y garantizados.

3. Créditos subordinados. Se trata de los restantes créditos, que solo se abonan


cuando se han satisfecho las anteriores categorías.

Efectos del concurso culpable

Durante la fase de calificación puede determinarse la culpabilidad del concurso.

Esto ocurre cuando alguna persona ha contribuido, concurriendo dolo o culpa, a


producir o agravar la insolvencia. Los responsables de provocar o agravar la
quiebra:

 Perderán sus derechos de cobro.

 Podrán ser objeto de responsabilidad civil e incluso de responsabilidad penal.

 Pueden ser inhabilitados para la administración o representación de bienes y personas.


Deberán restituir los bienes y derechos obtenidos indebidamente. Además, pueden ser
condenados a contribuir al pago de los créditos del concursado.

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