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Ética en el mundo empresarial

Chang Delgado, Yehudi Carlo

Desde comienzos del uso del dinero hasta hoy, se ha ido difundiendo

ampliamente la ética empresarial, gracias en gran medida a la creciente globalización.

Sin embargo, ésta es vista desde diferentes perspectivas, una aparentemente altruista y

otra realmente altruista. En contra de la primera perspectiva existen “maestros de la

sospecha”, que si bien es cierto no tienen una solución clara ante tal problema, no

implica que no tengan razón. Lo cierto es que, para tratar de definir si la ética

empresarial es beneficiosa o no, se llevaron a cabo algunos estudios que demostraron

que tanto el comportamiento ético empresarial como la calidad laboral influyen en un

mejor desempeño empresarial, lo cual abre el camino para desarrollar futuros estudios y

seguir avanzando en el conocimiento de los beneficios que la ética empresarial ofrece,

teniendo en consideración, por supuesto, las diferentes realidades producto de las

singularidades locales, que muchas veces presumen un nivel de uniformidad entre

países y culturas irreal, ante lo cual el líder ético tiene vital importancia.

El conocimiento de la ética en el mundo laboral hoy en día es bastante

referenciado, pues actualmente se vienen desarrollando acciones que de alguna u otra

forma hacen que las empresas cuenten con un código de ética, a la vez que muchas de

ellas ven importante la implantación de sistemas de calidad enfocadas en un concepto

que en la actualidad viene tomando mayor fuerza, la bien conocida Responsabilidad

Social Empresarial.

El presente ensayo trata sobre la incidencia y la gran importancia que tiene la

ética en el mundo empresarial de hoy en día. Por lo que se plantean las siguientes

interrogantes: ¿qué tan importante es el papel que juega la ética en el mundo

empresarial? ¿De qué forma se viene aplicando hoy en día la ética en las empresas?
Tal como lo dice una conocida frase: Principio, principiando; principiar quiero,

para ver si principiando, principiar puedo, empezaremos definiendo que es la Ética.

Según Jaramillo y Bermúdez (2002), “se entiende por ética a un conjunto de normas

morales que regulan cualquier relación o conducta humana”. La ética desde una

perspectiva moral es “un conjunto de principios, valores, patrones de conducta,

prohibiciones e ideales (…), código de conducta que guía los actos de una persona”

(Martínez, 2005:13); en el mismo sentido se pronuncia Melé (2000). La ética en el

ámbito empresarial surge del compromiso de las organizaciones para con la sociedad,

donde la moral prevalece a lo largo de todo el negocio y por tanto la ética empresarial es

el “alma de toda corporación” (Martínez, 2005:24), y se considera como los valores,

prácticas y procesos en la toma de decisiones (Payne y Rainborn, 2001).

La ética de la empresa tiene sus orígenes en los años setenta en los EEUU. En

España hubo que esperar hasta mediados de los años noventa para que se empezara a

hablar de dicha ética. Se trata de lo que suele entenderse por “ética aplicada”. Éticas

aplicadas hay muchas, por ejemplo, la de los animales, la de la publicidad y la más

desarrollada de todas, la bioética. Y consiste en aplicar la reflexión ética o moral a un

fenómeno que, por su novedad o extraordinaria importancia, requiere una especial

focalización moral. (Sádaba, 2013).

Ahora, es cierto que a lo largo de la historia las palabras economía y ética, se

han visto de manera opuesta. Sádaba (2013), señala que “la ética y la economía, en

consecuencia, habrían caminado por separado en un largo periodo de nuestra historia.

La ética y la economía se reconciliarían, sin embargo, al menos es ésa su intención, en

la nueva ética empresarial”.

Es importante destacar múltiples acciones que se vienen desarrollando para

incorporar los principios de la ética en el mundo empresarial, entre las acciones más
conocidas en conjunto, podemos mencionar la muy conocida Responsabilidad Social

Empresarial. Martínez (2005:32), la define como “el compromiso de los empresarios

con los valores éticos que dan un sentido humano (…) y que sea parte de la estrategia de

la empresa, integrando rendimiento económico, bienestar social y protección

medioambiental”.

La ética, en el mundo empresarial es, por tanto, una serie de acciones

direccionadas a contribuir con salvaguardar la conducta moral, dejando a un segundo

plano los fines lucrativos que la empresa persigue. Esto, en primera instancia, presupone

para la empresa una serie de conflictos internos que atentan contra la naturaleza y la

existencia de la propia empresa. Sin embargo, estudios diversos demuestran que

considerar y trabajar en la ética tanto a nivel interna, como externa, contribuye a un

mejor desempeño empresarial que, en consecuencia, aumenta la estabilidad y mejoras

las condiciones de la empresa.

Se puede decir, en todo caso, que la ética en el mundo empresarial tiene dos

enfoques principales, el enfoque desde el punto de vista interno y desde el punto de

vista externo. La ética desde el punto de vista interno, se manifiesta a través del

desarrollo y promoción de acciones que permitan reconocer la importancia que tiene

cada elemento de la empresa, es decir los trabajadores, promover la igualdad de

oportunidades, la democracia interna y a su vez, no dejar de lado que trabajamos con

personas, y no con máquinas. Todas estas acciones se sintetizan y expresan en dos

palabras claves: calidad laboral. El otro enfoque, desde el punto de vista externo, está

basado en aplicar y promover acciones dirigidas a tomar en cuenta el contexto en que se

desempeña la empresa, es decir los stakeholders y el medioambiente. Considerar que el

fin de toda empresa no solo tiene carácter lucrativo, sino mejorar la sociedad,

respetando el medio ambiente, contribuyendo a mejorar el nivel socioeconómico de la


sociedad, en la medida de lo posible. Todas estas acciones confluyen en lo que hoy en

día se conoce como la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que muchas veces

también considera aspectos del primer enfoque, es decir la calidad laboral.

Respecto del primer enfoque de la ética empresarial, el punto de vista interno, se

pueden señalar diversos aspectos que convergen en lo que se conoce como calidad

laboral, en donde la ética cumple un papel sumamente crucial; en contraparte a lo que

hoy en día erróneamente se evidencia. Así lo indica Ríos, López y López (2015), que

señalan que, aunque el elemento humano es lo más importante que debe cuidar

cualquier empresa, es precisamente al que no se le da su justo valor, pues las estrategias

de negocios son diseñadas para beneficiar al dueño o socios sin consideran muchas

veces el beneficio para el empleado.

Respecto del segundo enfoque de la ética empresarial, el punto de vista externo,

se puede hablar de la Responsabilidad Social Empresarial, la cual sirve “para referirnos

al comportamiento moral de los dirigentes, así como de su toma de decisiones en las

dimensiones económica, social y medioambiental” (Cuevas & Rodríguez, 2017). La

principal característica de la responsabilidad social se traduce por la voluntad de la

organización, por un lado, de integrar las consideraciones sociales y del cuidado del

medio ambiente en la toma de decisiones, y por otro lado, de rendir cuentas de los

impactos de sus decisiones y las actividades sobre la sociedad y el medioambiente. Esto

implica un comportamiento a la vez transparente y moral que contribuye al desarrollo

sustentable, toma en cuenta a los grupos de interés, respeta las leyes en vigor y está en

coherencia con las normas internacionales de comportamiento. Ese comportamiento está

integrado al conjunto de la organización y puesto en obras en sus relaciones. (ISO/DIS

26000, 2010, p. 8).


Ahora bien, es necesario hablar de lo que la empresa hace de manera realmente

altruista, pensando en el beneficio de la sociedad en general, evitando pensamientos

egoístas. Pues hay quienes se oponen a lo establecido en las regulaciones diversas para

establecer la ética empresarial, considerándolas como parte del sistema y perdiendo este

modo el verdadero altruismo en que se basa la ética. Charles Handy (2002) señala que,

“el propósito de un negocio no es obtener utilidades y punto, sino lograr utilidades para

que el negocio pueda hacer algo más o mejor. Ese “algo” es lo que verdaderamente

justifica al negocio”, y ese “algo” es lo que realmente es la ética en la práctica si sirve

para mejorar no sólo la calidad de vida para las personas, sino la calidad de personas

para la vida.

Al margen de quien está a favor o en contra de las regulaciones, lo que es cierto

es que vivimos en un mundo globalizado, pero no con regulaciones articuladas. Existen

dos grandes regulaciones en el mundo empresarial más influyentes y opuestas: La

estadounidense y la europea. La primera le da mayor importancia al libre mercado, por

lo que es netamente capitalista. Esto trae consigo una serie de ventajas, como, por

ejemplo, hay mayor libertad para el emprendedor y las innovaciones empresariales,

favoreciendo de este modo el desarrollo de las empresas y la economía de la industria.

De esta forma, existe la necesidad de establecer leyes más rígidas para no caer en el

desorden, una de esas leyes es la ley de Sarbanes Oxley, que “no solo exige la existencia

de un código ético, además regula parte de sus contenidos e implementación e impone

ciertos instrumentos y prácticas a nivel global” (Álvarez, Calderón & Rodríguez, 2011).

La segunda le da mayor importancia a la población civil, es decir a los trabajadores,

estableciendo leyes que los protegen, y donde “el derecho civil es el sistema

predominante (…) y hunde sus raíces en el derecho romano” (Álvarez, Calderón &

Rodríguez, 2011). De este modo existen regulaciones para la ética menos exigentes, por
lo que si se llega a implementar un código de ética se podría entender que posee un

carácter más altruista que simplemente para cumplir.

A fin de lograr impulsar estas regulaciones, y en algunos casos suplirlas bajo una

intuición moral, es que existe el llamado liderazgo ético. Algunas investigaciones

recientes sobre el tema (Resick et al. 2006; Martin et al. 2009) apuntan a que varios

aspectos del liderazgo ético, tales como carácter e integridad son reconocidos en

diferentes culturas. Ese es el tipo de dotación ética que las empresas multinacionales

deberían buscar en sus ejecutivos y directores para superar tanto la falta de una

regulación global efectiva como las diferencias persistentes en un mundo global.

Por lo tanto, Álvarez, Calderón y Rodríguez (2011) señalan que la creciente

globalización ha traído la armonización a muchos ámbitos de la actividad empresarial,

pero las singularidades locales siguen siendo cruciales en muchos aspectos. La ética

empresarial se ve afectada por esta dualidad de manera profunda, y las soluciones

efectivas son difíciles de hallar. En parte por diferentes escándalos corporativos, los

legisladores han tratado de proporcionar líneas de actuación uniformes para las

empresas transnacionales. En su esfuerzo por marcar la gestión ética de la corporación

multinacional, da la impresión de que la regulación intenta reducir el papel del líder

ético en la empresa.

Por otra parte, hablar de ética puede que parezca muy extraño si queremos

relacionarlo con el desempeño empresarial y la calidad laboral; sin embargo, en un

estudio realizado por Ríos, López y López, se demuestra que el desarrollo e

implantación del pensamiento ético en diversas empresas de Celaya, Guanajuato,

México, contribuyó a la mejora de la calidad laboral y el desempeño empresarial. Una

de las conclusiones de este estudio fue que, “las empresas que se comportan de manera

ética con sus grupos de interés obtienen mejores resultados empresariales que aquellas
empresas que no lo hacen. En relación a la calidad laboral, se encontró que las empresas

que ofrecen una alta calidad laboral a sus empleados experimentan un mejor desempeño

empresarial que las empresas con niveles medio o bajos en su calidad laboral” (Ríos,

López & López, 2015).

Ahora, si bien es cierto hay muchos otros estudios que respaldan lo descrito en el

párrafo anterior, cabe preguntarse si toda esta corriente que aporta al desarrollo

empresarial y la mejora de la calidad para los trabajadores, de alguna forma está basada

sólidamente en el principio básico de la ética, o se trata de una moda, de una serio de

discursos, de asesorías y consultorías para mejorar el posicionamiento. Si esto sólo es

así, algo falta, pues si bien es cierto bien que mal se contribuye, con estas acciones, a

mejorar la calidad laboral, a tomar en cuenta los intereses comunes y el cuidado del

medio ambiente, se puede estar perdiendo el enfoque principal del pensamiento ético.

Podemos tener un buen comportamiento ético, pero el pensamiento finalmente es el

origen de nuestras acciones, si sólo nos comportamos a fin de cumplir, lograr intereses

económicos, o evitar sanciones por actual mal, esto podría no tener estabilidad si

comenzamos a perder dinero.

Es por este motivo que es importante tener bien claro el enfoque de la ética

como herramienta primordial para mejorar nuestra sociedad. Una prueba clara de que

aún estamos en camino a conseguir eso es la existencia de conflictos armados, que

finalmente más perjudican a muchos y favorecen a pocos. Además, es importante

mencionar que la falta de los principios que se profesan a través del pensamiento ético,

de alguna u otra forma genera desigualdades e injusticias en nuestra sociedad. En ese

sentido, Crespo (2003), señala que, si tuviera que existir una “ética empresarial”, tendría

que ser una que revisara cómo es que ese artificio humano que llamamos empresa es

fuente de esas desigualdades y de esas injusticias y por qué, en consecuencia, tenemos


que buscar otras formas de cooperar como humanos, necesariamente distintas a aquellas

que están definidas por el fin de lucrar.

En conclusión, hemos visto que la verdadera ética empresarial enfocada desde

los puntos de vista interno y externo, bajo las regulaciones que se circunscriben en ella,

promueven el desarrollo no sólo de la empresa en el aspecto lucrativo, sino también en

el aspecto de imagen como actor fundamental, que contribuye a la mejora de la calidad

de vida de la sociedad. Sólo hay que cuidar no perder el verdadero sentido del

pensamiento ético, para así poder lograr un comportamiento ético real y no perder

nuestra esencia, nuestra humanidad.

Referencias

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