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¿Qué es la ética en los negocios?

Se refiere a las normas y valores que construyen y mejoran el desarrollo de las


actividades laborales. La ética empresarial abarca un campo tan amplio que hay
muchas maneras de abordar el tema; puede estudiarse desde la perspectiva
filosófica, científica o legal. Esta última, la de la ley, suele ser el punto de mayor
enfoque y el de mayor relevancia.

No es descabellado pensar que para las empresas sea tan importante mantener
sus actividades y funciones operando dentro del marco de la ley; no solo por
evitar sanciones y perjuicios, sino también porque este elemento contribuye:
primero, a fomentar un buen clima laboral entre el equipo de trabajo, y segundo,
a impulsar su imagen social corporativa.

Para guiar a los trabajadores a conducirse bajo los principios básicos de


moralidad, es imprescindible que estos sepan qué es la ética en los negocios,
como también los valores éticos que se relacionan con la profesión que ejercen
y con la organización para la que trabajan.

En este sentido, la empresa está en la obligación de redactar su propio manual


de códigos de ética. Para hacerlo hay una serie de pasos con los que debe
cumplir, así como también una serie de principios éticos que no deben
obviarse. Veamos cuáles son:

o Respeto a la dignidad de la persona.


o Empleo digno.
o Contribución al bien común.
o Prevención de negocios ilícitos.
o Vinculación con la comunidad.
o Honestidad y legalidad.
o Justicia y equidad.
o Desarrollo social.
Importancia de la ética en los negocios

La ética en los negocios se basa en una serie de reglas escritas y tácitas sobre
los principios que rigen las acciones y la toma de decisiones de una empresa. La
ética viene de una rama de la filosofía que ve los valores humanos en relación
con su conducta a lo bueno o malo, lo correcto e incorrecto. En el mundo de los
negocios, esta ideología, tal y como vamos a ver a lo largo de este artículo,
asegura mejores empleados y más inversiones.

La consideración de la ética en los negocios hunde sus raíces en los orígenes


de la lógica económica del capitalismo moderno. Las concepciones modernas
del comportamiento económico nacen de la mano de la ética protestante
calvinista, como bien describe Max Weber en su obra clásica «La ética
protestante y el espíritu del capitalismo».

Junto a la amplia penetración de la ética del esfuerzo y la mejora en las


sociedades calvinistas, estas ideas serán recogidas en la obra de los primeros
teóricos de la economía política y especialmente, en los planteamientos de su
principal exponente, Adam Smith, primero en su libro «La teoría de los
sentimientos morales» y a continuación, en su gran clásico, «La riqueza de las
naciones».

Según Daniel Prieto, docente de la MBA online, la ética es un valor que debe
estar presente en nuestro día a día y, por supuesto, también en los negocios.
«Marcar las directrices de nuestro comportamiento es un principio básico que las
empresas tienen que asumir y deben impulsar un comportamiento ético entre
sus empleados que favorezca la interrelación entre personas, compañía y
sociedad».

La ética es un principio moral totalmente transversal a cualquier actividad


humana. Casi se podría decir que sin ética no se podría vivir, aunque la realidad,
por desgracia, nos está indicando todo lo contrario.

No hay más que leer los periódicos o ver las noticias en la televisión para
constatar que el ser humano se ha olvidado de la ética como principal eje de
actuación. El negocio, entendido como la negación del ocio, consiste en
cualquier tipo de transacción económica entre un cliente o empleado con
cualquier proveedor, y según indica José Vera, docente del área de RRHH de
la Escuela de Negocios y Dirección, “cuando hay dinero de por medio, muchos
aplican el principio del todo vale, una actitud que va en contra de cualquier
principio moral”.

Vivimos en tiempos de incertidumbre y ahora, más que nunca, se hace muy


necesaria la ética en profesionales, ejecutivos y emprendedores. Muchas de las
grandes empresas mundiales ya no discuten la importancia de la ética en sus
organizaciones; más bien, buscan la forma de aplicarla. Claramente, la ética es
una disciplina de Management y una habilidad clave para la próxima generación
de líderes.

Definimos la ética empresarial como el conjunto de valores, normas y principios


reflejados en la cultura de la empresa, cuyo objetivo es alcanzar una mayor
armonía con la sociedad y permitir una mejor adaptación de los trabajadores en
el entorno laboral, respetando los derechos de los mismos en su doble papel de
empresarios y de personas.

Para el docente de ENyD, la ética en los negocios nace en el mismo instante en


el que surge la primera transacción comercial, el primer trueque. Lo que ocurre
es que en estos tiempos se está hablando mucho del tema; por desgracia
demasiado.

Cuando en el primer trueque, una de las dos partes de la transacción intenta (y


consigue) engañar a la otra, aparece la primera contravención del principio moral
de la ética y, en lugar de buscar la forma de aplicar principios morales (éticos)
para corregir la situación, el docente indica que optaron por el refranero de
«Arrieros somos y en el camino nos encontraremos«, esperando el momento de
la revancha, en vez de aplicar aquello de: «Haz bien, y no mires a quién». Con
la revancha (o venganza) no se solucionan los problemas morales.

Según Rafael Tomás Cardoso, docente del Máster Oficial Online en Dirección y
Gestión de Personas de ENyD, “el principio moral de esta economía política y de
la ideología liberal, basada en la idea de que la búsqueda del bien privado
conduce a la generación del bien público (o bienestar social) a través de los
mecanismos de la mano invisible del mercado, sirvió durante mucho tiempo de
fundamento a la legitimación ética de los negocios”.

En este sentido, añade que “los cuestionamientos críticos del capitalismo, desde
el keynesianismo y el neoliberalismo contemporáneo, a través de la aceptación
de la intervención y regulación social de las economías de mercado, se ha
convertido en la demanda social actual de una economía socialmente
responsable y de unos negocios éticos”.

“Son demasiados los casos que nos muestran hasta qué punto nos hemos
olvidado de la ética, en su sentido más amplio. Gilles Lipovetsky (conocido
filósofo francés), a finales del pasado siglo, acuñó su famosa frase que tanto me
gusta repetir a mis alumnos: El Siglo XXI tendrá que ser el Siglo de la Ética, o no
habrá Siglo XXI».

Vera indica a continuación que esta frase “puede parecer demasiado dramática,
casi truculenta”, pero el día a día le demuestra que el ser humano, en general,
no ha leído a dicho autor.

Por todo lo expuesto, la ética empresarial no sólo tendría que ser necesaria sino,
incluso, obligatoria. Por suerte, buena parte de las nuevas generaciones se han
concienciado en la necesidad de ejercer «buenas prácticas», no sólo desde el
punto de vista medioambiental, sino también desde el comportamiento humano
en la forma de llevar adelante los negocios.
“La exigencia, por parte de estas nuevas generaciones, de unos estándares
mínimos de responsabilidad empresarial, reputación, cumplimiento
(«compliance»), prestigio, etc. hacen que las empresas se estén tomando muy
en serio la aplicación de principios éticos en sus acciones, sean del tipo que
sean”, matiza José Vera.

En este sentido, añade que “es triste constatar que, además de las leyes escritas
por los poderes legislativos de las naciones y del código moral natural del ser
humano, las empresas han tenido que redactar sus propios códigos de conducta
internos para que los empleados tengan que saber qué es lo que se puede y lo
que no se puede hacer en el marco de los negocios”. Inclusive, en estos últimos
años está apareciendo la figura del «Legal Compliance Officer», como garante
del cumplimiento de dichos códigos de conducta.

Beneficios de la ética en los negocios

Ante todo el de la propia sostenibilidad y supervivencia de la compañía. Una


empresa que no mantiene principios éticos en su actividad y comportamiento,
acaba desapareciendo. De hecho, ya lo dijo Abraham Lincoln, “Puedes engañar
a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero
no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Los jóvenes de hoy en día pueden tener muchas dificultades para encontrar
empleo, pero cada vez son más exigentes con la reputación de la empresa donde
les gustaría trabajar; aunque no siempre se pueda elegir.

Para el docente del Máster Online Recursos Humanos, “la creciente atención de
las empresas a la demanda social y de las propias dinámicas del mercado, se
constituye en una parte fundamental de su estrategia de negocio, en un motor
de mejora de su imagen de marca, su prestigio y posicionamiento de mercado”.

Cómo implementar la ética en los negocios

La ética en los negocios es un punto básico que desde el área de gestión del
talento de las empresas, se puede impulsar a través de la trasmisión de valores
dentro de la compañía. Otro aspecto que podemos impulsar, según Daniel Prieto,
es «desarrollar un código ético que de visión de aquellos comportamientos por
los que se deben de regir las personas».

Existen varias acciones para implementar correctamente la ética en los


negocios. Algunas de ellas son:

• El establecimiento de unos criterios de «Buen Gobierno» a desarrollar por


y entre el propio Consejo de Administración en las grandes
corporaciones.
• La implantación de la figura del «Legal Compliance Officer».
• La redacción de un buen Código de Conducta bien comunicado a todos
los empleados y firmado por todos y cada uno de ellos.

Estas tres acciones, sin ninguna duda, facilitarán la implementación de esos


principios éticos en el ámbito de los negocios y de cualquier otro aspecto de la
vida empresarial.

¿Por qué es importante llevarla a cabo?

Estas son las razones principales:

• La imagen empresarial mejorará notablemente entre los clientes. Una


gran parte de asegurar el éxito empresarial es tener una buena imagen
entre nuestros clientes. De hecho, una de las principales razones por la
que los consumidores deciden participar en un negocio o no depende de
la ética de este.
• Los clientes tendrán mayor confianza y se verán identificados con los
valores que transmite la compañía.
• Aumenta la retención de los empleados. Si se les respeta y existen valores
morales que respeten sus derechos, sus opiniones, y se tengan en cuenta
sus tareas, se comprometerán con sus trabajos.
• Atraer a los inversionistas. Un negocio que promueve la ética en su
gestión crea un ambiente favorable a la inversión.
• Es la clave para mejorar la productividad. El personal trabajará mejor si
cree que lo que está haciendo es lo correcto y estarán motivados pues
sentirán que están contribuyendo a un mundo mejor.
El código ético

En muchos casos, las empresas elaboran un documento denominado código


ético, que es a la ética de los negocios lo que el balance social a la
responsabilidad social de la empresa. Este documento consta de una serie de
principios que guían las actuaciones éticas de la entidad.

Para que el código ético no se convierta en una mera declaración de intenciones,


es muy conveniente realizar un seguimiento sobre la aplicación del mismo a
través de un comité de ética. Este comité se encargará de difundir su contenido
entre todos los miembros de la organización, garantizar su cumplimiento y
realizar reuniones periódicas para coordinar las actividades y revisar y actualizar
su contenido.

Últimamente se están poniendo demasiados adjetivos al concepto ética. Ética


deportiva, ética política, ética periodística, ética en los negocios, etc. pero, según
José Vera, “sólo deberíamos hablar de una única ÉTICA, sin más; escrita con
mayúsculas para que todo el mundo la entendiera”.

De hecho, a sus alumnos les insiste mucho en el concepto de «tolerancia cero»,


que tanto se está utilizando respecto a la violencia de género y que tan poco
resultado está dando. Les suele poner algunos ejemplos para que debatan sobre
lo que les parece que es tolerable (según prácticas comunes) y lo que debería
ser inadmisible y, fácilmente, llegan a entender el concepto de «tolerancia cero».
Siempre con la intención de convencerles de que “la ética acaba triunfando”.
Cientos de escuelas de negocios en todo el planeta preparamos cada año a
miles de futuros líderes listos para afrontar los retos del presente y futuro. Las
áreas de trabajo de estas escuelas y los criterios para medir su excelencia son
muy variados: especialización, salarios, prestigio internacional, etc. Sin embargo,
pocas de estas escuelas nos hemos preocupado de formar bajo un enfoque ético
a líderes capaces de adaptarse a largo plazo en un entorno cada vez más
dinámico y global.

Por lo tanto, aquellas escuelas de negocio que no estén formando líderes


capaces de adaptarse a un entorno cada vez más dinámico dándoles un enfoque
ético, deberían hacerlo.

Tomás Cardoso indica que “es fundamental que los docentes de las Escuelas de
Negocios tengan muy presente dentro de las programaciones de sus materias,
la demanda generalizada en la sociedad y en las tendencias de los mercados,
de unas empresas con propósito social y de su creciente reflejo en la fuerza y
presencia de los nuevos modelos de un Management estratégico con atención a
la ética empresarial, a la responsabilidad, el propósito e impacto social de los
negocios.”

En ENyD creemos que la formación en ética es clave para cualquier escuela de


negocios que desee aportar algo más que conocimientos técnicos a sus
alumnos. Cada día, cientos de directivos se enfrentan a novedosos retos que
vienen condicionados por la velocidad de las innovaciones tecnológicas y la
globalización.
Tal vez las escuelas de negocios somos el último eslabón de la cadena
educativa, a pesar de preconizar personalmente el principio de la formación
continua. La ética, en su sentido más amplio, debería impartirse y practicarse
desde el «jardín de infancia», junto con los principios de diversidad e integración.

Las escuelas de negocios debemos aplicar esos principios generales a la


realidad de la vida empresarial, haciendo especial hincapié en la frase de
Lipovetzky, anteriormente mencionada. Y aplicar estos principios a lo largo de
toda la Cadena de Valor y con todos los grupos de interés («stakeholders») de
la empresa.

En definitiva, recuerda la famosa frase de Aldous Huxley de que “El fin no puede
justificar los medios por la simple y obvia razón de que los medios empleados
determinan la naturaleza de los fines producidos».

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