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https://www.usergioarboleda.edu.co/la-etica-empresarial/
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%20sociedad.
La ética en los negocios se basa en una serie de reglas escritas y tácitas sobre los
principios que rigen las acciones y la toma de decisiones de una empresa. La ética viene
de una rama de la filosofía que ve los valores humanos en relación con su conducta a lo
bueno o malo, lo correcto e incorrecto. En el mundo de los negocios, esta ideología, tal y
como vamos a ver a lo largo de este artículo, asegura mejores empleados y más
inversiones.
La consideración de la ética en los negocios hunde sus raíces en los orígenes de la lógica
económica del capitalismo moderno. Las concepciones modernas del comportamiento
económico nacen de la mano de la ética protestante calvinista, como bien describe Max
Weber en su obra clásica «La ética protestante y el espíritu del capitalismo».
Según Daniel Prieto, docente de nuestro MBA online, la ética es un valor que debe estar
presente en nuestro día a día y, por supuesto, también en los negocios. «Marcar las
directrices de nuestro comportamiento es un principio básico que las empresas tienen
que asumir y deben impulsar un comportamiento ético entre sus empleados que
favorezca la interrelación entre personas, compañía y sociedad».
La ética es un principio moral totalmente transversal a cualquier actividad humana. Casi
se podría decir que sin ética no se podría vivir, aunque la realidad, por desgracia, nos
está indicando todo lo contrario.
No hay más que leer los periódicos o ver las noticias en la televisión para constatar que el
ser humano se ha olvidado de la ética como principal eje de actuación. El negocio,
entendido como la negación del ocio, consiste en cualquier tipo de transacción económica
entre un cliente o empleado con cualquier proveedor, y según indica José Vera, docente
del área de RRHH de la Escuela de Negocios y Dirección, “cuando hay dinero de por
medio, muchos aplican el principio del todo vale, una actitud que va en contra de
cualquier principio moral”.
Vivimos en tiempos de incertidumbre y ahora, más que nunca, se hace muy necesaria la
ética en profesionales, ejecutivos y emprendedores. Muchas de las grandes empresas
mundiales ya no discuten la importancia de la ética en sus organizaciones; más bien,
buscan la forma de aplicarla. Claramente, la ética es una disciplina de Management y una
habilidad clave para la próxima generación de líderes.
Para el docente de ENyD, la ética en los negocios nace en el mismo instante en el que
surge la primera transacción comercial, el primer trueque. Lo que ocurre es que en estos
tiempos se está hablando mucho del tema; por desgracia demasiado.
Cuando en el primer trueque, una de las dos partes de la transacción intenta (y consigue)
engañar a la otra, aparece la primera contravención del principio moral de la ética y, en
lugar de buscar la forma de aplicar principios morales (éticos) para corregir la situación, el
docente indica que optaron por el refranero de «Arrieros somos y en el camino nos
encontraremos«, esperando el momento de la revancha, en vez de aplicar aquello de: «Haz
bien, y no mires a quién». Con la revancha (o venganza) no se solucionan los problemas
morales.
Según Rafael Tomás Cardoso, docente del Máster Oficial Online en Dirección y
Gestión de Personas de ENyD, “el principio moral de esta economía política y de la
ideología liberal, basada en la idea de que la búsqueda del bien privado conduce a la
generación del bien público (o bienestar social) a través de los mecanismos de la mano
invisible del mercado, sirvió durante mucho tiempo de fundamento a la legitimación ética
de los negocios”.
En este sentido, añade que “los cuestionamientos críticos del capitalismo, desde el
keynesianismo y el neoliberalismo contemporáneo, a través de la aceptación de la
intervención y regulación social de las economías de mercado, se ha convertido en la
demanda social actual de una economía socialmente responsable y de unos negocios
éticos”.
“Son demasiados los casos que nos muestran hasta qué punto nos hemos olvidado de la
ética, en su sentido más amplio. Gilles Lipovetsky (conocido filósofo francés), a finales
del pasado siglo, acuñó su famosa frase que tanto me gusta repetir a mis alumnos: El
Siglo XXI tendrá que ser el Siglo de la Ética, o no habrá Siglo XXI».
Vera indica a continuación que esta frase “puede parecer demasiado dramática, casi
truculenta”, pero el día a día le demuestra que el ser humano, en general, no ha leído a
dicho autor.
Por todo lo expuesto, la ética empresarial no sólo tendría que ser necesaria sino,
incluso, obligatoria. Por suerte, buena parte de las nuevas generaciones se han
concienciado en la necesidad de ejercer «buenas prácticas», no sólo desde el punto de
vista medioambiental, sino también desde el comportamiento humano en la forma de
llevar adelante los negocios.
“La exigencia, por parte de estas nuevas generaciones, de unos estándares mínimos
de responsabilidad empresarial, reputación, cumplimiento («compliance»), prestigio, etc.
hacen que las empresas se estén tomando muy en serio la aplicación de principios éticos
en sus acciones, sean del tipo que sean”, matiza José Vera.
En este sentido, añade que “es triste constatar que, además de las leyes escritas por los
poderes legislativos de las naciones y del código moral natural del ser humano, las
empresas han tenido que redactar sus propios códigos de conducta internos para
que los empleados tengan que saber qué es lo que se puede y lo que no se puede hacer
en el marco de los negocios”. Inclusive, en estos últimos años está apareciendo la figura
del «Legal Compliance Officer», como garante del cumplimiento de dichos códigos de
conducta.
Los jóvenes de hoy en día pueden tener muchas dificultades para encontrar empleo,
pero cada vez son más exigentes con la reputación de la empresa donde les gustaría
trabajar; aunque no siempre se pueda elegir.
Para el docente del Máster Online Recursos Humanos, “la creciente atención de las
empresas a la demanda social y de las propias dinámicas del mercado, se constituye en
una parte fundamental de su estrategia de negocio, en un motor de mejora de su imagen
de marca, su prestigio y posicionamiento de mercado”.
La ética en los negocios es un punto básico que desde el área de gestión del talento de las
empresas, se puede impulsar a través de la trasmisión de valores dentro de la compañía.
Otro aspecto que podemos impulsar, según Daniel Prieto, es «desarrollar un código ético
que de visión de aquellos comportamientos por los que se deben de regir las personas».
Existen varias acciones para implementar correctamente la ética en los negocios. Algunas
de ellas son:
La imagen empresarial mejorará notablemente entre los clientes. Una gran parte
de asegurar el éxito empresarial es tener una buena imagen entre nuestros
clientes. De hecho, una de las principales razones por la que los consumidores
deciden participar en un negocio o no depende de la ética de este.
Los clientes tendrán mayor confianza y se verán identificados con los valores que
transmite la compañía.
Aumenta la retención de los empleados. Si se les respeta y existen valores morales
que respeten sus derechos, sus opiniones, y se tengan en cuenta sus tareas, se
comprometerán con sus trabajos.
Atraer a los inversionistas. Un negocio que promueve la ética en su gestión crea un
ambiente favorable a la inversión.
Es la clave para mejorar la productividad. El personal trabajará mejor si cree que lo
que está haciendo es lo correcto y estarán motivados pues sentirán que están
contribuyendo a un mundo mejor.
EL CÓDIGO ÉTICO
En muchos casos, las empresas elaboran un documento denominado código ético, que es
a la ética de los negocios lo que el balance social a la responsabilidad social de la
empresa. Este documento consta de una serie de principios que guían las actuaciones
éticas de la entidad.
Para que el código ético no se convierta en una mera declaración de intenciones, es muy
conveniente realizar un seguimiento sobre la aplicación del mismo a través de un comité
de ética. Este comité se encargará de difundir su contenido entre todos los miembros de
la organización, garantizar su cumplimiento y realizar reuniones periódicas para coordinar
las actividades y revisar y actualizar su contenido.
Últimamente se están poniendo demasiados adjetivos al concepto ética. Ética deportiva,
ética política, ética periodística, ética en los negocios, etc. pero, según José Vera, “sólo
deberíamos hablar de una única ÉTICA, sin más; escrita con mayúsculas para que todo el
mundo la entendiera”.
De hecho, a sus alumnos les insiste mucho en el concepto de «tolerancia cero», que tanto
se está utilizando respecto a la violencia de género y que tan poco resultado está dando.
Les suele poner algunos ejemplos para que debatan sobre lo que les parece que es
tolerable (según prácticas comunes) y lo que debería ser inadmisible y, fácilmente, llegan
a entender el concepto de «tolerancia cero». Siempre con la intención de convencerles de
que “la ética acaba triunfando”.
Por lo tanto, aquellas escuelas de negocio que no estén formando líderes capaces de
adaptarse a un entorno cada vez más dinámico dándoles un enfoque ético, deberían
hacerlo.
Tomás Cardoso indica que “es fundamental que los docentes de las Escuelas de Negocios
tengan muy presente dentro de las programaciones de sus materias, la demanda
generalizada en la sociedad y en las tendencias de los mercados, de unas empresas con
propósito social y de su creciente reflejo en la fuerza y presencia de los nuevos modelos
de un Management estratégico con atención a la ética empresarial, a la responsabilidad,
el propósito e impacto social de los negocios.”
En ENyD creemos que la formación en ética es clave para cualquier escuela de
negocios que desee aportar algo más que conocimientos técnicos a sus alumnos.
Cada día, cientos de directivos se enfrentan a novedosos retos que vienen condicionados
por la velocidad de las innovaciones tecnológicas y la globalización.
Tal vez las escuelas de negocios somos el último eslabón de la cadena educativa, a pesar
de preconizar personalmente el principio de la formación continua. La ética, en su sentido
más amplio, debería impartirse y practicarse desde el «jardín de infancia», junto con los
principios de diversidad e integración.
En definitiva, recuerda la famosa frase de Aldous Huxley de que “El fin no puede justificar
los medios por la simple y obvia razón de que los medios empleados determinan la
naturaleza de los fines producidos».
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