CONTRATO DE REASEGURO

El reasegurador que paga al asegurador, al producirse el siniestro asegurado, lo que está

obligado a pagarle conforme al contrato de reaseguro, está pagando su propia deuda sin que
nada tenga que ver, por' su calidad de tercero, en el contrato celebrado entre el asegurador
y el asegurado.
Porconsiguiente, el reasegurador no se subroga legalmente en los derechos del asegurador
frente al responsable del siniestro; ni el asegurador al recibir el pago queda privado del
derecho que le otorga el artículo 1096 del Código de Comercio.

Corte Swprema de Justicia portar y a entregar a su dueño en el puerto de

Sala de Casación Civil
Magistrado ponente: doctor
José María Esquerra Somper.
Bogotá, D. E., marzo 31 de 1981.
Antecedentes
Daniel Gómez Quiroga adquirió en los Esta-
dos Unidos de Norteamérica unas mercancías,
consistentes en repuestos o partes para vehículos
automotores por valor de 19.614,88 dólares y
las confió para su transporte desde Nueva York
hasta Santa Marta a la Flota Mercante Gran-
colombiana, como aparece de la factura comer-
cial número L-312 y el conocimiento de embar-
que número 13603. . mercancías en el vapor" Ciudad de Cúcuta" de
Las mercancías de que se trata no llegaron a
Santa Marta, según se hizo constar en el certi-
ficado de pérdida definitiva número ST-3655 del
10 de agosto de 1976 y en los documentos expedi-
dos por la Empresa Puertos de Colombia y por el
Administrador de la Aduana Interior de Buea-
ramanga, ciudad ésta que era el destino final de
las mercancías objeto del contrato de transporte.
Sin embargo, como Gómez Quiroga las había ase-
gurado con" La Libertad", "Compañía de Segu-
ros Generales S. A. ", solicitó y obtuvo de ésta
el pago del siniestro el 5 de octubre de 1976,
por un total de $ 726.000.00.
Por consiguiente, al tenor del artículo 1096,
del Código de Comercio, la compañía asegura-
dora se subrogó en el derecho de Gómez Quiroga
a reclamar de la Flota el valor de las mercancías
perdidas y que ésta se había obligado a trans-
destino.
Con a poyo en estos hechos, "La Libertad" de-
mandó a la "Flota Mercante" para que, como
responsable del incumplimiento de sus obliga-
ciones de transportadora, fuese condenada al
pago del valor de las mercancías perdidas que
aquélla a su vez había pagado a Gómez Quiroga,
junto con sus intereses comerciales a la tasa del
tres por ciento mensual a partir del 5 de octubre
de 1976 y las costas del proceso.
Como anexos a la demanda se acompañaron
pruebas que acreditan la existencia y la repre-
sentación legales de las sociedades demandante y
demandada, el embarque en Nueva York de las
Flota, la pérdida o no arribo de éstas a Santa
Marta y el pago efectuado por la Libertad a
Gómez Quiroga como indemnización del siniestro
asegurado.
La empresa demandada dio respuesta al libelo
oponiéndose a las súplicas de la' parte actora,
negó que fuese responsable de la pérdida de los
bienes objeto del transporte y manifestó que el
"dueño de la mercancía recibió su valor expre-
sado en el quantum del seguro" y que además,
"la compañía aseguradora fue reembolsada a su
turno por la compañía reaseguradora, quien no
es propiamente aquí la actora ' '. Finalmente
agregó que no era cierto "que haya sido Buca-
ramanga la ciudad destinataria de la mercancía
sino el puerto de Santa Marta, por cuanto la
Flota nunca se compromete a transporte de
mercancías por vía terrestre".
392 CAC ErA,
Culminó la primera instancia con el fallo pro-
ferido por el juzgado de conocimiento el 29 de
noviembre de 1978, en el que se despacharon fa-
vorablemente todas las súplicas de la demanda.
La apelación que -contra esa decisión interpuso
la Flota, fue resuelta por el 'Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá en su sentencia
del 22 de enero de 1980, confirmatoria de la de
primer grado.
Corresponde ahora a la Corte decidir el recur-
so de casación que interpuso la sociedad deman-
dada contra la sentencia del Tribunal.
J1foMvación del fallu impugnado
Luego de compendiar la actuación y de consi-
derar que ésta se halla libre de vicios y además
que cabía proferir fallo estimatorio, dice el sen-
tenciador que la acción propuesta por la parte
actora "se encuentra consagrada en el Libro 59,
la parte, Capítulo 39 del 'l'ítulo 99 del Código de
Comercio actualmente en vigencia, más concreta-
mente en los artículos 1597 y siguientes de tal
obra".
Hace en seguida breve recuento de los princi-
pios a que está sujeto el contrato de transporte
de mercancías y a la responsabilidad que cabe
al transportador, la que abarca hasta la culpa
leve, que se presume" en determinadas circuns-
tancias", y a los casos en que puede exonerarse
de ella. "En este orden de ideas -afirma el
Tribunal-, se debe llegar a la siguiente conclu-
sión:
"Según lo dispuesto por el Código de Comer-
cio debe deducirse que el transportador se obliga
para con el destinatario a entregar las cosas
transportadas o a cubrir la indemnización co-
rrespondiente.
"Pero, aún más, el transportador puede llegar
a ser responsable ante el asegurador, cuando el
contrato de transporte, legalmente celebrado, se
desarrolla amparada la conducción con un se-
guro de transporte' '.
A renglón seguido expresa que esa responsabi-
lidad se presenta cuando el asegurador paga al
asegurado la indemnización correspondiente, "ya
sea por cesión del derecho o sin necesidad de
ella, en virtud del ordenamiento legal que así
lo impone (artículo 1096 del Código de Comer-
cio), para exigir a los terceros autores del sinies-
tro el pago de tal indemnización, mediante la
subrogación en los derechos del asegurado contra
las personas responsables del siniestro".
JUD r c r x r. Número 2407
Sobre las bases expuestas y de acuerdo con
las pruebas que obren en los autos, el Tribunal
concluye que la Flota Mercante Grancolomhiana
es responsable de, la pérdida de' la mercancía
importada por Dauiel Gómez Quiroga, y que por
tanto, "La Libertad ", al haber pagado el seguro
correspondiente, se subrogó por ministerio de la
ley en los derechos del asegurado para con la
:B-'lota.
Respecto de las excepciones propuestas por la
parte demandada, dice el fallador que la de pres-
cripeión debe rechazarse por haber sido alegada
extemporáneamente. En cuanto a la falta de le-
gitimación en causa que, apoyada en el hecho de
haber recibido la compañía aseguradora de la
re aseguradora el valor que aquélla pagó al
asegurado, agrega que aunque esa circunstancia
ha debido ser alegada como medio de defensa
dentro del traslado de la demanda, sin embargo,
cabe estudiarla, por tratarse de excepción de
fondo "que conforme al artículo 306 del Có-
digo de Procedimiento Civil, debe ser reconoci-
da oficiosamente cuando el juzgador halle de-
mostrados los hechos que la sustentan' '.
Pasa en seguida a hacer algunos comentarios
sobre la subrogación legal que se produce en
estos casos y dice que "los derechos contra las
personas responsables del siniestro se traspasen
a su favor en el momento del pago (subraya el
fallador) por ser el tercero que efectúa la
prestación del acreedor. Si. el reasegurador le'
reembolsa el valor de la indemnización, por tal
hecho no pierde el asegurador la titularidad de
la acción, puesto que a éste no se extienden los
efectos de la subrogación, ya qUE' en tratán-
dose de consagración expresa en el texto de la
ley, no es viable la analogía".
Agrega en seguida que san "principios uni-
versales, propios del contrato de reaseguro, que
la re aseguradora COrra la. suerte del asegurador,
como que sus relaciones son de buena fe; por
ello, la aseguradora recibe el valor de la indem-
nización de manos del re asegurador en la
proporción del riesgo que a ésta corresponde y
le reintegra los recobros que obtenga en la misma
proporción.
"Naturalmente, el reembolso que el reasegu-
radar hace al asegurador produce efectos que
están regulados por el contrato respectivo, pero
eIJos vinculan, exclusivamente a las partes, dada
la naturaleza misma de este negocio jurídico.
El reasegurador corre por su cuenta la parte
convenida del riesgo y si éste acaece debe pagar
la proporción a su cedente en cumplimiento de
Número 2407 GACETA
la obligación principal. En reciprocidad. aparte
de la prima correspondiente, en todos los casos
la cedente (aseguradora que cede el riesgo)
debe ejercitar las acciones contra los responsa-
bles del siniestro y abonarle en cuenta a aquélla
la proporción que le corresponda según la liqui-
dación del siniestro, descontando los gastos
judiciales y otros costos del salvamento que
así mismo corran por cuenta del reasegurador
en la proporción que radica en su cabeza' '.
De lo anterior concluye el Tribunal que "el
que exista o no reaseguro para un riesgo
determinado, sólo importa a las partes de tal
contrato, porque como dispone el artículo 1135
del Código de Comercio, el reaseguro no es un
contrato a favor de terceros, por lo cual inclu-
sive el asegurado carece de acción directa. De
lo anterior se infiere que. mal podría una corn-
pañía aseguradora abstenerse de pagar los si-
niestros a su cargo alegando carencia de rease-
guro para determinado caso y, por lo tanto, la
subrogación a favor del asegurador quedó
extendida.
, 'La regulación de estas relaciones -prosigue
el fallador- son (sic) complemente indepen-
dientes de las características típicas de la sub-
rogación atrás comentadas. Corresponde al ase-
gurador que efectúa el pago el ejercicio de las
acciones contra los responsables de la ocurrencia
del siniestro, porque él es el subrogatario desde
el momento mismo en que efectúa el pago y sólo
a él por ministerio de la ley, de lo cual se
deduce que la defensa planteada debe declararse
no demostrada y por ende ha de desecharse
también.
"Aplicación del artículo 1031 del Código de
Comercio: norma esta de carácter general dentro
del contrato de transporte. En el caso de autos
rige el artículo 1096 del Código de Comercio,
que determina que el asegurador se subroga
hasta el importe pagado al indemnizar al ase-
gurado, suma esta que es precisamente por la
cual se ha demandado, sin que por otro lado
~a sentencia recurrida haya violado el precepto
invocado por el recurrente, pues se condenó a
pagar como perjuicios la suma producida por
el capital, como intereses, que conforme al Có-
digo Civil es la indemnización, cuando lo debido
es una suma de dinero".
El recurso de casación
Ocho cargos formula el recurrente contra la
sentencia del Tribunal, los siete primeros por
la causal primera y, el último, por la segunda,
JUDICIAL 393
el que por lógica debe despacharse antes que
los restantes.
Oct(//VO wr.!Jo
La censura estima que el fallo impugnado
adolece de incongruencia, por cuanto omitió
hacer pronunciamiento en cuanto a la "primera
declaración solicitada en la demanda, y de una
vez condena a la Flota, sin haber declarado
previamente su responsabilidad, a reembolsar
en favor de la 'Libertad de Seguros'. .. lo que
ésta pagó a Daniel Gómez Quiroga, Con lo cual
queda sin soporte la condena".
A renglón seguido afirma, para fundamentar
su acusación, que el 'I'ribunal condenó a la Flota
a pagar una cantidad de dinero por concepto
de una indemnización, sin que previamente se
la hubiera declarado responsable del daño de
cuya indemnización se trata, lo cual significa
"reconocer la categoría de acreedor de la Li-
bertad de Seguros para legitimarla en la acción
al reembolso del siniestro pagado, sin previa
declaración de quién era la persona del deudor,
por habérsela hallado responsable del siniestro".
S e considera,
Es cierto que en la parte resolutiva de la
sentencia de primer grado, confirmada total-
mente por el Tribunal, no se hizo expresamente
la declaración pedida en la primera súplica de
la demanda, tendiente a que se reconociera la
responsabilidad contractual de la Flota por la
pérdida de la mercancía que Daniel Gómez
Quiroga le confió para su transporte de Nueva
York a Santa Marta. Y es verdad. también que
no obstante esa omisión, la Flota fue condenada
al pago a favor de la Libertad del valor del
siniestro asegurado que ésta a su turno satisfizo
al asegurado.
Sin embargo, el cargo en estudio no puede
prosperar porque, "en el supuesto de que la
sentencia del Tribunal fuera incongruente por
el motivo apuntado -ha dicho la Corte- es lo
cierto que el demandado carece de interés
jurídico para impugnarla en casación, con
fundamento en que al demandante no se le
decidieron todas sus peticiones, y esa falta de
interés hace necesariamente impróspera la cen-
sura. 'Es vano el cargo por inconsonaneia -tie-
ne dicho la Corte~ cuando la sentencia esté
acorde con' las pretensiones deducidas por la
parte demandante, si quien convoca la causal
segunda por tal motivo no es esta parte sino
el demandado, a quien no perjudica esa incon-
394 GACETA
sonancia' (LXXXIX, 855; LXXXIV, 400)".
(CXXXVII, página 37, casación civil 21 de
enero de 1971. En idéntico sentido, casación
civil, 8 de febrero de 1963, CI, página 59).
Tal es exactamente la situación que aquí se
presenta. El recurrente carece por completo de
interés jurídico para alegar la incongruencia
a que se refiere el cargo, la que sólo habría
podido plantear la. parte demandante que for-
muló la súplica, sobre la que los sentenciadores
de instancia dejaron de proveer.
No prospera la acusación.
Primer cargo
Se acusa la sentencia de violación indirecta
de los artículos 981, 1578, 1019, 1021, 1650, 1638
Y 1642 del Código de Comercio, por falta de
aplicación, y 982, 1030, 1600, 1606 Y 1643
ibidem, por aplicación indebida, a consecuencia
del error de derecho en que incurrió el Tribunal
"en la apreciación dc la prueba de la celebra-
ción del contrato de transporte, consistente en
la copia del conocimiento de embarque presen-
tado por el demandante con su libelo de deman-
da y traducido durante la segunda instancia".
Dice el recurrente que al apreciar esa prueba,
el sentenciador violó el artículo 254 del Código
de Procedimiento Civil, que señala los únicos
casos en que una prueba documental puede
allegarse en copia, casos que no se dieron en
este proceso. Afirma, así mismo, que esa prueba
que ataca por el motivo indicado tiene el
carácter de trascendental, como que según el
artículo 1578 del Código de Comercio exige que
el contrato de transporte se haga constar por
escrito.
"No pudiéndose apreciar como prueba escrita
del contrato de transporte la copia del conoci-
miento de embarque presentada por el deman-
dante agrega la censura -ni pudiendo, en su
ausencia, sustituirse por otras pruebas, ni si-
quiera por la confesión, por así prescribirlo el
ordinal tercero del artículo 195 del Código de
Procedimiento Civil, no podía tenerse por de-
mostrado dicho contrato' '.
y más adelante agrega: "Tal error de dere-
cho llevó al Tribunal a violar las antes citadas
disposiciones de carácter sustancial sobre la
celebración, la prueba, los efectos y las conse-
cuencias por incumplimiento de un contrato de
transporte, así: No aplicó el artículo 981 ...
que, aunque define el contrato de transporte
como de carácter consensual, requiere que su
JUDICIAL Número 2407
prueba se ajuste a lo dispuesto por las reglas le-
gales, y por lo tanto, el artículo 1578 ... que en
consonancia con aquél exige que el contrato de
transporte marítimo se pruebe por escrito; y el
1019 que prevé la expedición de un original
negociable de la carta de porte o conocimiento
de embarque o póliza de embarque que el trans-
portador entregará al remitente, dejando para
sí, si lo desea, un duplicado no negociable de
dicho documento; y el artículo 1021, que pre-
ceptúa que la carta de porte o conocimiento
de embarque hace fe de la celebración del con-
trato. .. y violó, por último, inaplicándolo, el
artículo 1642... que establece que solamente
el tenedor en legal forma del original del cono-
cimiento de embarque firmado tiene derecho
para solicitar la entrega de las mercaderías
transportadas o la indemnización por el equiva-
lente en caso de pérdida' '.
Segundo ca.rgo
Según el recurrente, el sentenciador violó,
por falta de aplicación, los artículos 981, 1578,
1019, 1021, 1603, 1630, 1650, 1638 Y 1642 del
Código de Comercio, y 982, 1600 Y 1643 del
mismo código, por haberlos aplicado indebida-
mente, y que tal quebranto obedeció a error de
hecho en la apreciación de las siguientes prue-
bas:
a) Las facturas de compraventa de los re-
puestos de automóvil;
b) El documento de. conocimiento de em-
barque;
c) El manifiesto de importación;
d) Los registros de Incomex;
e) Los certificados de la Aduana de Bueara-
manga;
f) El certificado de Puertos de Colombia, y
g) "El recibo de consignación o cuenta
F235716-1, que obra a folios 11 del cuaderno
número 1 y 20 del cuaderno número 2".
A su juicio, tales documentos no constituyen
prueba de la celebración del contrato de trans-
porte objeto del debate ni tampoco demuestran
que a la demandada se le hubiesen entregado
para su embarque y transporte las mercancías
que en algunos de aquéllos aperecen detalladas.
T e'rcer cargo
Se acusa la sentencia por' 'violación indirecta
de la ley sustancial contenida en los articulas
Número 24>07 GACETA,
1030 Y 1643 del Código de Comercio, por error
de derecho en la apreciación de la prueba con-
sistente en el certificado de pérdida definitiva
atribuido a la sociedad denominada Transpor-
tadora Grancolombiana Ltda.... y error de
hecho en la apreciación de los certificados de la
aduana. " y de Puertos de Colombia ... ".
La violación denunciada se hace consistir en
la aplicación indebida de las mencionadas
normas.
El error de derecho consiste, opina la censu-
ra, en que el Tribunal apreció como prueba el
certificado de las mercancías, emanado de un
tercero, sin que se hubieran cumplido los requi-
sitos que al efecto establece el artículo 277 del
Código de Procedimiento Civil. Al efecto, pone
de presente que el documento en cuestión no
fue reconocido por su otorgante, ni se ordenó
tenerlo por reconocido, ni su autenticidad fue
estalbecida por otros medios y, así mismo, que
tampoco fue ratificado con las formalidades
propias del testimonio.
to. .. (sic) del fallo mismo, que tendría que de-
fenderse de armas para él hasta entonces igno-
radas". (LXXXIII, página 76). (En igual sen-
tido, entra muchas otras, casación civil 7 de julio
de 1971, CXXXIX, página 38; CXIII, página
186.)
De otro lado, en lo que respecta al primer
cargo, convie.ne observar que si bien el conoci-
miento de embarque que aparece a folio 14 del
cuaderno número 1, es una fotocopia, como lo
asevera el recurrente, a folio 19 vuelto, obra una
constancia del secretario del Tribunal que la
autenticó, junto con otros documentos originales
que fueron remitidos oficiosamente por el juez
ad quem al Ministerio de Relaciones Exteriores
para ser traducidos oficialme.nte, y además, que
a folio 11 del cuaderno del Tribunal aparece el
original del documento en cuestión debidamente
firmado por la Grancolombiana, junto con su
traducción.
Finalmente, el fundamento del ataque for-
mulado en el tercer cargo, como ocurre con los
dos anteriormente estudiados, es también un
típico medio nuevo de casación. En las instan-
cias la parte demandada jamás puso en duda
que la Flota hubiera recibido para su trans-
porte las mercancías que le fueron entregadas
al efecto ni la pérdida que éstas sufrieron, ni
menos aún que tales hechos no estuvieron demos-
trados en el proceso.
Se rechaza la acusación.
JUDICIAL 395
Cuarto ca,rgo
Viene formulado por violación directa de los
artículos 1625, 1626, 1666, 1667, 1668 Y 1670
del Código Civil; 29 , 822, 1134, 1136 y 1083
del Código de Comercio, por falta de aplicación,
y 1096 ibidem por interpretación errónea.
Según el recurrente, es un hecho indiscutido
en el proceso que La Libertad tenía un reasegu-
ro con otra compañía y que ésta pagó a aquélla
el valor de la indemnización correspondiente a
la pérdida de las mercancías transportadas por
la Flota, pago por subrogación que, según los
artículos 1625, 1626 y 1666 del Código Civil,
"extinguió la obligación frente a la asegura-
dora". Afirma en seguida que como en ese caso
tuvo lugar la subrogación legal, el sentenciador
le recortó erróneamente su verdadero sentido al
artículo 1896 del Código de Comercio, al tenor
del cual "el asegurador (y el reasegurador lo
es del asegurador)", que pague una indemni-
zación se subrogará legalmente en los derechos
del asegurado contra las personas responsables
del siniestro".
De lo que en resumen se deja expuesto, con-
cluye el recurrente que "si la compañía re-
aseguradora pagó el valor del siniestro en su
integridad a la compañía aseguradora, se sub-
. rogó no sólo en la totalidad del crédito que
le canceló a la aseguradora, sino en las 'accio-
nes' . .. y si a la compañía aseguradora le fue
pagado todo por la reaseguradora, como aquella
misma lo confiesa, no le quedaba ningún resto
por el cual accionar contra la persona señalada
como responsable del siniestro".
Luego de hacer algunos comentarios sobre la
naturaleza del reaseguro y de insistir en que
cuando al reasegurador paga al asegurado el
valor del siniestro que aquél a su turno pagó
al asegurado, se subroga por ministerio de la
ley en todos los derechos de éste, asevera que
como el asegurador pierde el derecho a recla-
mar dicho pago el responsable correspondiente,
el Tribunal, al haber accedido a las súplicas de
la demanda formulada por la aseguradora,
desconoció las normas legales cuyo quebranto
señala.
Se observa
Se echa de menos en este cargo la acusación
del artículo 1135 del Código de Comercio, que
fue el principal apoyo legal que adujo el sen-
tenciador para negar el efecto liberatorio respec-
to de la demandada que, según ésta, produjo
el pago que hizo la compañía reaseguradora a
396 GACETA
la demandante. Muy claramene dijo a este res-
pecto el Tribunal:
"Por otra pa.rte, el que exista o no reaseguro
para un riesgo determinado, sólo importa a las
partes de tal contrato, porque como dispone el
artículo 1135 del Código de Comercio, el re-
asezuro no es un contrato a fa VOl' de terceros,
POI:' lo cual inclusive el asegurad? carece de
acción directa. De lo anterior se infiere que mal
podría una compañía aseguradora abstenerse
de pagar los siniestros a. su cargo, alegando ca-
rencia de reaseguro para determinado caso y,
por lo tanto, la subrogación quedó excluida".
Haciendo caso omiso de ese defecto, se procede
a estudiar la acusación,
El artículo 1096 del Código de Comercio
dispone en su primer inciso que" el asequrador
que pague t¿na indemm:zación se subrooor«, por
ministerio de la ley y hasta concurr'enma de s«
importe, en los derechos del asegtt!'ado contra
las personas responsables del siniesiro. .Pero
éstas podrán. oponer al asegurador las m~srnas
excepciones que pudieron hacer valer contra el
damnificado" ,
Los artículos 1134 y 1135, referentes al re-
aseguro, preceptúan, en S~t orden, que el "re-
asegurador contrae para con el asegurador
directo, en la proporción convenida, las mismas
obligaciones qtte éste contrae para con el asequ-
rado. Y comparte la, suerte de él en el des-
arrollo del contrato principal, Este pj'incipio
no surtirá ningún efecto si se acredita la mala
fe del asegurador", "El reaseguro no es un
contrato (1, [aoor de tercero. El asegurado carece,
en tal virtud, de acción directa contra el, r ease-
qurador, y éste de obligaciones para con aquél?',
Debe destacarse que no hay norma legal algu-
na que disponga expresamente que el reasequ-
rador que paga al oseqursulor se snbroga, en
los derechos a que ésta le conjiere el citado
articulo 1096. En cambio, cuando hay pl'wralidad
de osequrcdores o coasequros, esa subrogación,
sí se produce, como se verá más adelante, pero
esos casos son enteramente distintos al del que
aquí se trata. En éstos, hay un solo contrato:
el de seguro, En cambio, cuando hay reasequro,
se presentan dos contratos diferentes, awnqu«
estrechamente vinct/,la,dos entre sí; el 'Uno, es
accesorio del otro, porque no se concibe un j'e-
aseguro sin. un seguro previo o, al menos, con-
comitante.
Como conclusión de lo omierior, es claro qne
el Tribunal no interpretó erroneameni e el 01'-
tículo 10.96 del Código de Comercio, al haberlo
JUDICIAL Número 2407
considerado inaplicable al caso de que el re-
asegurador cumpla con la obligación que le
impone el contrato de reasequro para con el
asequrcdor,
Es sabido que hay dos clases de subrogación:
la convencional y la lega,l, y que esta última
sólo tiene lugar cuando existe un texto expreso
que la constutre, sin que sea dado aplicaj'la, por
analogía a, otros casos, como lo ha dicho la Corte
(IX, página, 224) y lo exponen (Ispino. Fernán-
dez (Régimen general de las obligaciones, Ed.
Temis, Bogotá, 1.976, página 470), Alessamdri
y Somorrio« (Derecho civil, Ed. Noscimienio,
Santiago, 1941, Tomo IlI, página 337) Y
Josserand (C01¿rs de Droit Civil Positiv Prom-
cois, Rec. Sirey Paris, 1933, Tomo 1I, número
877, página 473), Esa figura jurídica, consa-
grada por ejemplo en los articulos 1096 del
Código de Comercio y 1168 del Código Civil,
está definida por el a,rtículo 1976 de este último
de la,'siguienfe manera: "La subrogación es la
transmisión de los derechos del acreedor a t¿n
tercero que le pa,ga". El pago efectuado en esa
forma. no extingue la obliga,ción sino que se
limita a, traspasa?' a favor del solvens todos los
derechos del acreedor, quedando en todo caso
a carqo del deudor el deber de ejecutar la pres-
tación a. sn cargo.
El artículo 1668 ibidem enumera ciertos even-
tos en que la subroqaciárc se efectúa por minis-
terio de la ley y aun contra, la, oolwntod. del
acreedor, señalados en sus seis numerales; casi
todos los cuales tienen en común la. existencia,
de 1m vínculo jurídico precio, directo o 1:ndi-
recto, entre el acreedor y el tercero que paga,
Tales son los c(!SOS del que paga. a, un acreedor
de mejor derecho en ra.zón de un privileg1:0 o
hipoteca.; del que compra un insnueble y se
obliga, a, pagar a los acreedores con garantía
hipotecaria sobre el mismo; del que satisface
una deuda a, que se halla obligado como deudor
solidario o como fiador; del heredero beneficia-
rio que pa,ga, con sn propio dinej'o las deudas de
la herencia; y del" que ha prestado dinero al
deudor para el pago, constando así en escriiur«
pública del préstamo, y constando además en
escritura pública, del pago haberse satisfecho la
deuda. con el mismo dinero", En todos estos
eventos la, existencia de la. expresada relación
.jurídica previa. es indudable, como se deduce
de sn simple enunciación. En algunos de ellos,
el que paga está obligado personalmente a eiec-
tuaj' el paqo, en otros, si no lo está, al menos
sus bienes se encuentren. a,fectos a ese pago y
de ahí sn interés en hocerlo,
Número 2407 GACETA
En cambio, la situación a que se rejiere el
numeral 51) del artículo que se comenta, es di-
ferente; en ella no existe relación jurídica
alg1ma entre el deudor y quien paga la deuda
a cargo del mismo. El mencionado numeral
dice así: "Del que paga 1~na deuda ajena (se
subrqya), consistiéndolo expresa o tácitamente
el deudor". En este caso, quien hace el- pago
no tiene obligación alguna de efectuarlo, pr'e-
cisamene por ser deuda ajena a cnya satisfacción
no está ligado en forma clqusui. La subroqacion.
en este evento la, establece la ley can el fin de
evitad' nn enriquecimiento sin causa de parte del
acreedor, puesto que de no haberla, éste habria
obtenido la satisfacción de su derecho crediticio
y conseroaria la [acuitad. de cobrérselo al den-
dar.
N o sobra repetir' que el pago por subrogación
deja vigente la. obligación a cargo del deudor
pero extiiujue los derechos crediticios del pri-
mativo acreedor, los cuales pasan, junto con sus
privilegios e hipotecas, a quien efectnó el pago.
El deudor, por consiguiente, no queda libre de.
su obligación cuando el pago se efectúa, en esa
forma; para él, lo que ha ocurrido es simple-
mente nn cambio de acreedor. Tampoco sobra
decir de nuevo que el solvens de la deuda ajena
no tiene obligación alg1ma de efectuar el pago,
ni para con el acreedor, ni para con el deudor
de la misma, - dor del derecho que le otorga el ar-tículo 1096
En el caso sub judice el recurrente afirma,
que por razón del pago que pudo haber' efec-
tuado la reasequradoro al asegurador' cuando
se produjo el siniestro (pérdida total de las
mercamcias aseguradas y q1te habían sido ohjeto
del contrato de sequro ), el derecho a cobrar
la, indemnización correspondiente se despla,zó
del osequrtulor a la reasequrodora, y que por
consujuiente es ésta, y no aquélla quien tiene
derecho a cobrarla al responsable, es decir, a
la compañía transportadora,
Las expresiones del numeral 51) que se comen-
ta, acerca de que la subroqación. legal se efectúa
en favor de 1~n tercero, paga U1W deuda ajena,
ponen de presente en forma mny clara que el
" solcene" no tiene ninguna 'vinculación jurídica
previa ni directa ni indirecta con el acreedor;
que no está obligado a, satisfacer la, prestación
a cargo del deudor y que sin embargo, éste
consiente exprese o tácitamente en que el ter-
cero haga. el pago, Tal consentimiento debe
demostrarse, por 1tn acto que lo revele, en el
primer caso, o por circunstancias que permitan
inferirlo, en el sequndo. En todo caso, el pago
debe hacerlo el tercero con su propio dinero,
JUDICIAL_ 397
puesto que si al efecto lo ha recibido del deudor,
lo que ocurre es que está cumpliendo un. man-
dato conferido por éste (XCIV, página 75),
Cuando el.. tercero paga la deuda contra la
oolumtad del deudor, ésta se extingue y el q1W
ha etectuado el pago "no tiene derecho para que
el deudor le reembolse lo pagado" (artículo
.1632), lo que descarta por completo la subro-
gación legal, N o obstante, el acreedor está [acul-
tado para cederle uolauitariamenie su acción
contra el deudor, lo que comporta ·una subroqa-
ción convencional.
En el caso concreto del reasequro, la situación
es del todo diferente, pues S1: bien el reasequra-
dor es 1~n tercero en el contrato celebrado entre
el. asequrador y el asequrndo , cuando se pro-
duce el siniestro y a consecuencia de ello paga
el asequrador lo que según el contrato de ·re-
asequs» está obligado a, pagarle, está pagando
deuda propia, en este caso el reasequrador sí
está obligado a pagar la prestación a sú cargo
derivada del contrato de reasequro y por con-
siguiente no está satisfaciendo una deuda ajena,
aunque para él lo sea la del asequrador para
con el asequrado,
En consecuencia, el pago' hecho por' el re-
asequrador al asegurador por' razón del rease-
guro, en caso de siniestro; no prioa al asegura-
del Código de Comercio,
Es apenas natural y consecuencia propia de
que a la ley reptujne el enriquecimiento sin
causa, que 'si el asequrador obtiene el reconoci-
miento total o parcial de la indern1úzación que
ha tenido q1/.C pagar el asegurado, por' razon
de la. ocurrencia del siniestro, en uma misma
proporción o en la pactada en el contrato de
reasequro, tendrá que hacer el correspondiente
reembolso a la reasequradora de loq1te haya
recibido de éste por' aquel concepto. N o en otra
[orma puede entenderse la expresión del articu-
lo 1134 del Código de Comercio de que el re-
asegurador comparte la suerte del asegurador.
Para maY01' claridad conviene repetir que la
obligación del asegurador para con el asequrtulo
es distinta de la del reosequrador para con
aquél y que ambas tienen su. fuente en contratos
difer'entes. De consiquiente, si el reasequrador
paga, no está extinguiendo la obligación a cargo
del asegurador, sino la. que existe a su. propio
cargo, Ese pago no extingne, pues, la. obliga-
ción derivada del contrato de seguro ni lo sub-
roga, como a.tr'ás quedó dicho, en los derechos
de éste en [renie del responsable del siniestro
398 GACETA
como octtrre en la hipótesis prevista en el
articulo 1096 del Código de Comercio.
En consecuencia, el sentenciador hizo bien
en dejar de aplicar al caso sub .indice las nor-
mas del Código Civil que indica la censura, con
lócual no las quebrantó.
No prospera el cargo.
Q'uinto cargo
Está formulado así: "Violación directa de
la ley sustancial por interpretación errónea de
los artículos 1134, 1135, 1136 y 1096 del
Código de Comercio, interpretación errónea que
llevó a dejar de aplicar los artículos 1097 y
1098 del mismo código' '.
Según el recurrente, el Tribunal malinter-
pretó esas normas legales "que tratan del re-
aseguro y de la subrogación legal del reasegu-
radar y que se encuentran incluidas todas ellas
en el capítulo denominado '-Seguros de Daños' ",
por no haber tenido en cuenta que el prefijo
re-indica la repetición de la acción, y que "por
tanto, antepuesto a la palabra 'asegurar', sig-
nifica el contrato mediante el cual se asegura
de nuevo 10 ya asegurado". y agrega que esa
mala interpretación comporta el desconocimien-
to o falta de aplicación del artículo 28 del
Código Civil en cuanto al significado que tienen
las palabras, que es el que debe dárseles.
Para no traicionar el pensamiento un tanto
confuso del recurrente, la Sala se ve precisada
a transcribir en seguida los principales apartes
de la fundamentación del cargo.
"Interpretación desde todo punto de vista
equivocada, que el propio artículo 1136, leído
también con algún cuidado, se encarga de dejar
sin piso,: cuando dice que los preceptos conteni-
dos bajo el título" Reaseguro ", son supletivos
frente a las convenciones acabadas entre la
compañía de seguros y sus reaseguradoras,
"salvo los de orden público y los que dicen
relación a la esencia del contrato de segnro ",
como quien dice los que consagran principios
que hacen parte de la esencia del contrato de
seguro y de su desarrollo y aquéllos que de no
tenerlos en cuenta repugnaría al interés social.
"Es de la esencia del contrato de seguro
que el asegurador adquiera por el mismo hecho
de contratar la facultad de la subrogación legal
de que habla el artículo 1096 en los derechos
y acciones del beneficiario de un seguro, en el
evento de que ocurra el siniestro y se asuma la
JUDICIAL Número 2407
indemnización contra los responsables del mIS-
mo ; derecho consagrado por el artículo 1096
del Código de Comercio, en favor .de todo
asegurador. sin distinciones, que no puede hacer
el intérprete y pretender hacerle esa distinción
es interpretarlo erróneamente, yerro de análisis
cometido por el Tribunal, cuando dijo: 'Corres-
ponde al asegurador que efectúe el pago al
ejercicio de las acciones contra los responsables
de la ocurrencia del siniestro, porque él es el
subrogatorio desde el momento mismo que
efectúe el pago y sólo a él por nwnisierio de la
ley' (subrayo). Párrafo que, sin mencionarlas,
sugiere que el reasegurador de que tratan los
artículos 1034 del Código de Comercio, no es
subrogatorin de la acción del 1096, mal inter-
pretando estas tres normas.
'Por 10 tanto, y por obra de la desviada
interpretación que hizo el fallador de segunda
instancia de las normas del Código de Comercio
que regulan el contrato de reaseguro como un
seguro de daños, en el que existe una mayor
libertad contractual para las partes, pero en el
que el re asegurador no deja de ser asegurador
y como tal titular de la facultad subrogatoria
(1096); interpretó también erróneamente el
artículo 1135 del Código de Comercio, que priva
al asegurado o beneficiario de acción directa
contra el reasegurador y que indica que éste no
adquiere 'Obligación frente a aquél, cuando
sugiere, al no revisar el a quo (folio 57, in fine,
cuaderno número 1) que de este principio se
infiere también que en ningún caso el reasegu-
radar podría accionar contra el causante del
daño, 10 cual es inexacto, tratándose de recobro
del siniestro, recobro que en ningún caso podría
prohibir la ley al reasegurador cuando él es en
últimas quien asume la indemnización del si-
niestro ocasionado por el responsable. En efecto,
entiende bien el Tribunal cuando explica que
por virtud del artículo 1135 un asegurador no
se puede negar a pagar un seguro alegando
falta de reaseguro. Es también cierto afirmar
que nunca el beneficiario de un seguro puede
demandar directamente al reasegurador. Pero
yerra al deducir que, como ya 10 dije, el re-
asegurador que haya pagado un siniestro no
puede demandar a la persona responsable del
mismo; y, por consiguiente, si lo desea, corni-
sionar o cederle Stt accion. de reembolso a la
propia compañía aseguradora o a un tercero,
debiendo estos últimos, al demandar, anunciar
su calidad de tal y probarla".
A continuación agrega que tales errores de
interpretación llevaron al Tribu nal a no tener
Número 2401 GA'CETA
en cuenta lo que dispone el artículo 1097 del
Código de Comercio que protege a' la reasegu-
radora de la posibilidad de que la aseguradora
renuncie a reclamar al responsable del siniestro
el valor de la indemnización que tuvo que pagar
el asegurado, ni tampoco lo que estatuye el ar-
tículo 1098 ibiden: "que obliga a la aseguradora
que haya trasladado el riesgo a la reasegurado-
ra a poner todo cuanto esté a su alcance para
facilitarle el ejercicio de los derechos deriva-
dos de la subrogación; incluso en constituirse
en su cesionaria o mandataria para el recobro".
, "En cambio sí es violatorio del orden público
-asevera el impugnante-i-, para los efectos del
artículo 1136 del Código de Comercio, dejar la
puerta abierta para que al responsable de un
siniestro lo demante la aseguradora, aunque ya
haya sido indemnizada, alegando 'un contrato
de buena fe' con la re aseguradora que la in-
demnizó, y lo demande posteriormente también
la reaseguradora, alegando que el primer pago
fue mal, hecho al responsable del siniestro, ya
le constaba quién era el actual acreedor por
subrogación; y alegando también que la compa-
ñía aseguradora no le cumplió el contrato de
reaseguro del cual, entre otras, el responsable
es un tercero".
Considera la Corte
Este cargo, en esencia, acusa el fallo del
Tribunal por haber interpretado erróneamente
los artículos 1136 y 1096 del Código de Comer-
cio: los cuales disponen, en su orden, lo si-
guiente :
Que los preceptos del código relativos al
contrato de seguro en general, se aplican al
contrato de reaseguro en defecto de estipulación
contractual que no afecte el orden público ni
la esencia del contrato de seguro, y que el ase-
gurador que paga una indemnización se subro-
ga legalmente en los derechos del asegurado
contra las personas responsables del siniestro.
Se trata, pues, de saber si la disposición del
artículo 1096 debe o no aplicarse, al contrato
de reaseguro que celebraron La Libertad y
"Unione Italiana di Riassicurazioni" (cuader-
no número 3, folios 13 y siguientes). En caso
afirmativo, la reclamación al responsable del
siniestro tendría que hacerla la compañía re-
aseguradora; en caso negativo, solamente la
compañía aseguradora puede efectuar esa re-
clamación.
Para resolver la cuestión, es preciso examinar
si hubo "defecto de estipulación contractual"
JUDI'ClAL 399
en el contrato de reaseguro, respecto de la sub-
rogación legal de que trata el artículo 1096,
o dicho con otras palabras, si lo dispuesto en
ese artículo fue descartado por las, partes re-
aseguradora y aseguradora; pues de haber sido
así, el artículo 1096 no sería aplicable al re-
asegurador, según disposición expresa del artícu-
lo 1136.
A folios 14 y 16 del cuaderno número 3 obra
el contrato de reaseguro celebrado entre las dos
compañías arriba citadas. En el artículo III,
número 2, se lee: "La responsabilidad del
reasequrador respecto a las operaciones que en-
tran en el contrato comienza y expira al mismo
tiempo que la de la cedente. El reascqurador
comparte la suerte de la cedente en todas las
fases del seguro en proporción de la porte l'e-
asegurada" (se subraya). y en el artículo VII,
números 2 y 3, está estipulado: "La cedente
efectuará la liquidación de las pérdidas, la cual
obligará al reasequrador en la proporción de la
parte reasequrada (se subraya). La cedente es-
tará facultada para tomar cualesquiera medidas,
sean judiciales o extrajudiciales, que en el
interés común (se subraya) estime conveniente
adoptar para liquidar los- siniestros.
"El reasequrador tendrá que tomar a su car-
go, en la proporción de S1t participación (se
subraya) , los gastos de ajuste de siniestros
(con excepción de los sueldos fijados de emplea-
dos de la cedente), de procesos judiciales o de
otra naturaleza; en la misma medida participa-
rán los reembolsos por cobros u otros concep-
tos".
Quedó, pues, convenido entre la aseguradora
y la reaseguradora que, cuando aquélla recibie-
ra de la persona responsable el monto de la
indemnización por el daño causado al asegurado,
la aseguradora quedaba obligada a reembolsar,
en la correspondiente proporción, a la reasegu-
radora la cantidad pagada por el responsable
del siniestro. Obligación ésta que excluye de
suyo la subrogación de que trata el artículo
1096 del Código de Comercio, pues si el re-
asegurador tuviera derecho al mencionado reem-
bolso por' parte de la aseguradora y, simultá-
neamente, al cobro de la indemnización total
como efecto de la subrogación legal de que
trata el artículo 1096, habría un evidente en-
riquecimiento injusto para la reaseguradora. Lo
cual demuestra, sin lugar ala menor duda, que
el artículo 1096 no era aplicable al caso del
proceso y que, por lo tanto, no pudo ser malin-
terpretado por el Tribunal, quien' se negó a
aplicarlo.
400 GACETA.
Lo dicho pone de manifiesto que el cargo
que se estudia debió ser propuesto, no por la
vía directa, sino por la indirecta, fundándolo en
que el Tribunal habría interpretado mal las
cláusulas transcritas del contrato de reaseguro,
con violación, no ya por interpretación errónea,
sino por falta de aplicación, de los artículos
1096 y 1136 del Código de Comercio. Razón esta
adicional para que la acusación en estudio no
pueda prosperar.
Se rechaza en consecuencia el cargo.
S exio cargo
"Violación indirecta de los artículos 1643 y
1644 del Código de Comercio, por error de he-
cho en la apreciación del documento de conoei-
miento de embarque y del texto de la ley de
Transporte de Mercancías por Mar de los Es-
tados Unidos de América de 1936, incorporada
al clausulado de dicho conocimiento por volun-
tad del transportador y el remitente al mo-
mento de celebrarse el contrato de transporte
en .Nueva York, y violación directa del artículo
1096 del citado código por errónea interpreta-
ción' '. La violación de las primeramente citadas
consiste, según el recurrente, en que no fueron
aplicadas, debiendo haberlo sido.
"La ley norteamerieana incorporada al eo-
nocimiento de embarque dispone que los trans-
portadores pueden establecer limitaciones a su
responsabilidad y que entre ellas se encuentra
la de pagar únicamente quinientos dólares por
cada bulto de las mercancías transportadas, a
menos que la naturaleza y el valor de dichas
mercancías hayan sido declaradas por el expedi-
dor antes del envío y se hayan insertado en el
conocimiento del embarque' '.
El error de hecho que el recurrente achaca
al. Tribunal estriba en no haber tenido en cuenta
esa estipulación contractual, como que la ley
en referencia está incorporada al texto del
contrato de transporte y del conocimiento de
embarque que lo regula, y en haber ignorado
también que en este último documento no apa-
rece el valor de las mercancías objeto del trans-
porte, .sino apenas el número de los bultos que
las contenían, es decir, en haber supuesto la
prueba de ese valor.
De consiguiente, dice la censura, de haber
aplicado el sentenciador los citados artículos
1643 y 1644, la condena se habría limitado a
$ 450.000.00.
JUDICIAL Número 2407
En enante a la interpretación errónea del
artículo 1096 del Código de Comercio, afirma
el recurrente que la subrogación que dicho texto
consagra en favor del asegurador que paga el
valor del siniestro, debe circunscribirse a lo
que estaba obligado a pagar en casos de limi-
tación de la responsabilidad del transportador,
como aquí ocurre, y que por tanto, tal subroga-
ción no puede acrecentar dicho valor, como lo
hizo el Tribunal al haber proferido su condena
por la cantidad de $ 726.000.00.
Se tiene en cuenta
No es cierto que en el presente caso fuera
aplicable la limitación de responsabilidad a que
se refiere el recurrente. En efecto, como anexo
al conocimiento de embarque y expresamente
mencionado por su número en el texto del
mismo, figura bajo el mote de "modificación
número 000873, la factura (invoice) número
L-312 del 19 de noviembre de 1975, expedida
por 'International Motors Ca.' ", en la cual se
relacionan detalladamente las mercancías o
repuestos para automotores importados por Gó-
mez Quiroga y confiados por éste para su trans-
porte a la Flota Mercante, can indicación
pormenorizada de los precios unitarios y glo-
bales correspondientes. No hubo, pues, errar de
hecho alguno de parte del Tribunal, ni por
violación de las normas que señala la censura,
porque el remitente no se abstuvo de indicar
el valor de los bultos materia del transporte
marítimo y por tanto no era aplicable la limita-
ción de la responsabilidad del transportador a
quinientos dólares por unidad, como se pretende.
La condena solicitada en la demanda comprende
el mismo valor que la aseguradora pagó al ase-
gurado. .
En estas condiciones, el cargo no puede pros-
perar.
Séptimo cargo
"Violación directa del derecho sustancial con-
tenido en el artículo 1031 del Código de Co-
mercio, por no haberlo aplicado, debiendo ha-
cerlo, violación que entrañó la del artículo 59,
regla 1l¡\ de la Ley 57 de 1887, por no tenerla
presente, y la de los artículos 1617 del Código
Civil y 883, 884 y 1096, que interpretó mal,
del Código de Comercio, por haberlos aplicado
indebidamente" .
"Concepto de violación
"Dice el Tribunal en el punto 3 (folio 50,
vuelto, cuaderno número 4) de su sentencia,
Número 2407 GACETA
que por ser el artículo 1031 del Código de Co-
mercio una norma general dentro del contrato
de transporte, no es aplicable al caso disc~tido
de los -perjuicios derivados de incumplimiento
de dicho contrato, sino que la que rige es la
del 1096 sobre subrogación del asegurador y
que si se ha condenado a pagar intereses, como
perjuicios por el capital, es porque así lo dis-
pone el Código Civil.
"Es cierto que el perjuicio que sufre el
acreedor de una suma de dinero cuando no se
le cancela a tiempo, se tasa liquidando sobre
ella un interésmoratorio._
"Pero ésta es justamente la regla general e~l
tratándose de incumplimiento o retardo de obli-
O'aciones de dinero que está contenida en los
~rtículos 1617 del Código Civil y 884 del
Código de Comercio. Pero tratándose, como en
este caso, del contrato de transporte, hay una
norma especial que, conforme a la Ley 57 de
1887 artículo 59, debe ser aplicada de prefe-
rencia y es el artículo 1031 del Código de
Comel~cio que sanciona al transportador incum-
plido con una pena equivalente al 25% del
valor de las mercancías, o a la suma mayor
que se pruebe haber sido el perjuicio. Aplicar
la norma general es violarla por impertinente,
y dejar de aplicar la especial es violarla por
no haberlo hecho actuar siendo la adecuada,
decisión judicial que, así procediendo, viola
también por desconocerlo, el mandato de la 1¡¡t
rezla del artículo 59 de la Ley 57 de 1887, que
rige para casos corno estos, de incompatibilidad
de leyes contenidas en el mismo y en dist.intos
códigos. Pero fue todavía peor haber ap.h?a.do
para resolver un asunto acerca de los perjuicios
del contrato de transporte la norma que con-
tiene la subrogación legal en el contrato de se-
g1lTOS, que es el artículo 1096 del Código de Co-
mercio, con erradísima interpretación del mismo.
"Tales errores jurídicos recaídos sobre las
citadas normas sustantivas, llevaron al ad quem
a confirmar la sentencia del a qua, condenando
a la presunta responsable de un siniestro por
incumplir un contrato de transporte a pagar
UllOS perjuicios distintos a los que, en caso de
haberse solicitado en la demanda, hubieran sido
los procedentes, es decir, los señalados por el
dicho artículo 1031 del Código de Comercio ' '.
Consideraciones de la Corte
La Corte ha dicho insistentemente que "no
es de recibo atacar simultáneamente por apli-
S. CIVIL 80181 - 26
JUDICIAL 401
cación indebida e interpretación errónea de una
misma norma, ya que la primera noción signi-
fica que aquélla no ha debido hacerse operar
sobre la cuestión litigiosa, por ser ajena a ésta,
mientras que la segunda consiste en hacer
actuar la norma que corresponde al caso con-
trovertido, pero en un sentido diverso del -que
ella tiene. En otros términos: la indebida apli-
cación se presenta cuando entendida rectamente
una norma, se aplica a un hecho o a una situa-
ción no prevista o regulada por ella, al paso
que la errónea interpretación se produce cuan-
do . el juzgador acierta en la norma que debe
aplicar, pero yerra en su verdadero significa-
do" (XC, página 525).
"Cuando con apoyo en la causal primera
de casación se acusa una sentencia por viola-
ción de ley sustancial, no es correcto que res-
pecto de una misma norma se .aduzcan a un
mismo tiempo las tres formas de violación, por
falta de aplicación, por interpretación errónea
y por aplicación indebida.
"La falta de aplicación tiene lugar cuando
no se hace obrar un 'precepto que ha debido ser
aplicado en el fallo; la interpretación errónea
consistente en aplicar la disposición correspon-
diente al caso, pero dándole un sentido y alcan-
ce distintos del que tiene; y la aplicación in-
debida ocurre cuando se aplica una norma que
es ajena al asunto materia de decisión" (CXVI,
página 111).
y más recientemente dijo: "Dada la natura-
leza distinta de estos tres conceptos de violación
de la ley sustancial, resulta inadmisible, por
contradictorio, el cargo en que se le enrostra al
sentenciador quebranto de una norma por dos
de tales aspectos, simultáneamente, pues mal
puede haberse aplicado y dejado de aplicar al
mismo tiempo un mismo precepto, o interpre-
tada equivocadamente una norma que no fue
aplicada, o aplicada indebidamente una dispo-
sición que, aunque no fue rectamente entendida,
sí regula el caso litigado" (no publicada en la
Gaceta Judicial. En el mismo sentido, sentencia
del 26 del corriente mes, también sin publicar).
Tal es lo que ocurre en el caso que se estudia,
pues el recurrente acusa la violación de los ar-
tículos 1617 del Código Civil y 883, 884 y 1096
del Código de Comercio, por dos formas dife-
rentes: aplicación indebida e interpretación
errónea. En virtud de lo claramente expuesto
en las doctrinas transcritas, es obvio que el
cargo no puede prosperar.
402 GACETA; JUDICIAL Número 2407

En consecuencia, la Corte Suprema de Jus-
ticia en Sala de Casación Civil, administrando
justicia en nombre de la República de Colombia
y por autoridad de la ley NO CASA la sentencia
objeto del recurso de casación y condena en
costas a la parte que lo interpuso.
Cópiese, notifíquese, publíquese en la Gaceta
Judicial y devuélvase al Tribunal de origen.
Ricardo Urib e-H olguín, José María E sg uerra
Samper, Germán Giraldo Zuluaga, Héctor
Gómez Uribe, Humberio Murcia Bollén, Alberto
Ospina Botero.
Luis H. Mera Benavides
Secrtario.