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Civil LLL
Civil LLL
UTESA
Área de estudio
“Ciencias y humanidades.”
“Derecho”
Asignatura
Derecho Civil III 001
Tema
Nacimiento de la acción en Responsabilidad civil.
Presentado por:
Wilkelmy Vargas 1-20-1865
Cristian León 1-21-0737
Wanda Lis Rodríguez 1-21-0124
Adriana Tavarez 1-20-1988
Anthony Rojas Gil 1-20-2363
Yaditza 1-20-0628
Entregado a:
Berta Gómez Gil
24-10-2022
Santiago de los caballeros
Cuestionario
Competencia
- Distinción: Cuando la acción civil nace de un hecho no incriminado la competencia de los
tribunales para conocer del ejercicio de dicha acción está determinada por las reglas trazadas
por el Código de Procedimiento Civil. Cuando un hecho presenta el doble carácter de un delito
civil y de un delito penal la competencia está regida por disposiciones diferentes a la de los
hechos puramente civiles.
El criterio sostenido por la Suprema Corte de Justicia es que la competencia ratione materiae o
de atribución en materia penal es de orden público y por lo tanto puede ser propuesta en todas
las jurisdicciones y aún por primera vez en casación.
Constitución en parte civil. (Artículo 50 código procesal penal, Articulo 53 procesal
penal.
Opción de la víctima, - la constitución en parte civil: Conforme a lo que dispone el Art. 3 del
Código de Procedimiento Criminal cuando existe una coexistencia entre la acción pública y la
acción civil, la víctima se beneficia de un derecho de opción que le permite llevar su acción en
responsabilidad civil, sea por ante los tribunales represivos accesoriamente a la acción pública,
constituyéndose en parte civil en cualquier estado de causa, Sin necesidad de una querella
previa*; sea por ante los tribunales competentes para conocer exclusivamente de la acción civil.
Cuando la víctima ejerce su acción por ante los tribunales civiles, o sea, separadamente de la
acción pública, dicha acción obedece en principio, a las reglas generales que rigen las acciones
en justicia.
Si la víctima ejerce su acción civil accesoriamente a la acción pública, puede actuar de dos
maneras diferentes: 1ro. por vía de acción principal, constituyéndose en parte civil por ante la
jurisdicción represiva, venciendo de este modo la inercia del Ministerio Público; 2do. por vía
de intervención, constituyéndose en parte civil
por ante la jurisdicción represiva después de haber sido puesta en movimiento la acción pública.
El tribunal represivo por ante el cual
la víctima deberá llevar su acción civil va a depender del tipo de infracción de que se trate,
pues es sabido que en nuestro derecho las infracciones a la ley penal pueden ser crímenes,
delitos o contravenciones. En otras palabras, si la infracción es un crimen, el tribunal
competente lo es el Juzgado de Primera Instancia en sus atribuciones
criminales; si se trata de un delito, el tribunal competente lo es el mismo Juzgado de Primera
Instancia en sus atribuciones correccionales, o el Juzgado de Paz cuando la ley expresamente
le atribuye competencia para conocer de los delitos (en estos casos la competencia de los
Juzgados de Paz no se encuentra limitada en cuanto a la demanda en daños y perjuicios a las
disposiciones del Art. 161 del Código de Procedimiento Criminal que combinado con el Art.
Iro. del Código de Procedimiento Civil, modificado por la Ley No. 845 de1978, limita la
competencia del Juzgado de Paz a la suma de Mil pesos Oro); si se trata de una contravención,
la jurisdicción competente lo es el Juzgado de Paz.
El Dr. Juan Manuel Pellerano Gómez nos dice: "La comisión de una infracción a la ley penal,
esto es, de una contravención, delito crimen da nacimiento a dos acciones, la acción pública
que tiende a restablecer el orden social turbado mediante la imposición de una pena y la acción
civil, que procura la reparación del daño material o moral sufrido por la victima o lesionado
por la infracción"" El Dr. Pellerano Gómez sigue diciendo: "Independientemente del ejercicio
de la acción pública que corresponde al Procurador Fiscal, también llamado Ministerio Público
y otro Ministerio Fiscal, el ejercicio de la acción tendente a la reparación del daño sufrido por
la víctima, ya mencionada, puede tener lugar, por medio de demanda introductora de acuerdo
a las normas que rigen los litigios sobre asuntos civiles, o a través de la constitución en parte
civil accesoriamente al ejercicio de la acción pública con sujeción a las reglas de los asuntos
penales". Pero para que al lesionado se le considere como una parte civil con derecho a obtener
reparación ante la jurisdicción penal es preciso que dicha constitución en parte civil se haya
realizado antes de la audiencia penal o haya hecho su pedimento de reparación en la audiencia
penal. Ese pedimento puede hacerlo el lesionado tanto personalmente como representado por
un abogado. La constitución en parte civil puede ser hecha en cualquier estado de causa, pero
es preciso que sea presentada por ante el tribunal de primer grado, ¿porque se violaría el
principio del doble grado de jurisdicción?
Una situación interesante se presenta cuando en una audiencia penal hay dos prevenidos siendo
uno de ellos condenado en defecto y el otro descargado contradictoriamente, la oposición que
haga el condenado en defecto no reabre la acción pública contra el descargado, pues la
oposición solamente tiende a aniquilar la sentencia condenatoria en provecho del oponente. En
estas condiciones.
Por otra parte, la acción civil no tiene que ser ejercida en forma conjunta contra el prevenido y
contra las personas que deban responder civilmente del hecho, sino que puede ser ejercida
únicamente contra estas últimas personas, según el interés de quienes solicitan la reparación,
pero a condición de que la referida acción se haya iniciado antes del fallecimiento del prevenido
de quien se deba responder*. De donde resulta, además, que los tribunales represivos sólo
pueden conocer de la acción civil dirigida contra la persona civilmente responsable cuando
dichos tribunales se encuentran apoderados de la acción pública contra las personas de quienes
se debe responder y siempre que el prevenido no haya muerto antes de formularse esa
constitución en parte civil contra la persona civilmente responsable.
Todas las infracciones previstas por la Ley No 241 de 1967, sobre Tránsito de Vehículo de
Motor constituyen delitos, aun cuando la misma ley castigue a algunas de ellas con penas que
excedan los límites de las penas correccionales. De la misma manera, los accidentes causados
con vehículos de motor en lugares privados se encuentran regidos por la Ley No. 241 de 1967,
pes el Art. 230 de dicha ley solamente es aplicable cuando se trate de la inobservancia de las
reglas, pero no a los casos de accidentes en que resulten lesionados, porque, además, el Art. 49
de la misma ley era antes de la votación de esa ley, una disposición autónoma.
Cuando se viola una disposición de la Ley No. 241 y resultan lesionadas la disposición violada
pierde su propia probabilidad y constituye uno de los elementos del delito previsto por el Art.
49 de esa ley.
b) Acción Civil fundada en un delito penal o en un delito o cuasidelito civil: Para que la acción
civil pueda ser llevada accesoriamente a la acción pública es preciso que tenga por fuente un
delito penal o un delito o cuasidelito civil. Este requisito explica por qué la acción civil puede
ser dirigida en el proceso penal contra el prevenido y/o la persona civilmente responsable del
prevenido; el primero responderá por su hecho personal y la segunda por el hecho del otro.
Esta regla interfiere al derecho de opción que el Art. 3 del Código de Procedimiento Criminal
le confiere a la víctima de una infracción penal porque una vez que ejerciendo ese derecho, la
víctima apodera a la jurisdicción civil no puede abandonarla, para llevarla accesoriamente por
ante la jurisdicción represiva. Esta regla solamente tiene por objeto evitar los perjuicios que
sufriría necesariamente la parte demandada por ante la jurisdicción civil, si la parte demandante
abandona dicha jurisdicción para hipotecar entonces de su demanda a la jurisdicción represiva.
Es cuando la primera jurisdicción apoderada por la parte civil constituida es la competente para
conocer de la acción pública y sin abandonar esta instancia inicia una nueva demanda por la
vía civil, con base jurídica distinta, no se encuentran reunidas las condiciones para la aplicación
de la regla "ELECTA UNA VIA NON DATUR RECURSUS AD ALTERAM La persona que
demanda por ante la jurisdicción civil la reparación del daño que le ocasiona una infracción
penal no puede, por aplicación de la mencionada regla, agravar la situación del demandado
desplazándolo de la jurisdicción civil originalmente apoderada, para perseguirlo por la misma
causa y con idénticos fines, por ante la jurisdicción represiva. Esto ocurre aun cuando se haya
declarado irregular el emplazamiento introducido de la instancia civil, ya que admitirlo sería
reconocerle al demandante un derecho derivado de su propia falta, máxime cuando la
irregularidad es perfectamente reparable. Cabría preguntarnos, ¿cuál efecto surte la elección
por parte de la víctima de la jurisdicción civil frente a la acción penal?; ¿se paraliza o se
extingue la infracción penal? Conforme al criterio jurisprudencial de nuestra Suprema Corte
de Justicia la máxima.
"ELECTA UNA VIA NON DATUR RECURSUS AD ALTERAM" lo que significa es que si
una persona se siente lesionada por un hecho cualquiera por el cual reclama reparación por ante
la jurisdicción civil, no puede válidamente constituirse en parte civil sobre el mismo hecho ante
la jurisdicción penal, pero en modo alguno, significa que la acción pública pueda ser detenida
o extinguida por la voluntad del reclamante. De lo anterior se infiere que nada impide que aún
después de la demanda en daños y perjuicios por ante la jurisdicción civil la parte agraviada
presente la querella penal pertinente y que se apodere a la jurisdicción penal para que conozca
la infracción; lo que no puede válidamente la víctima es constituirle en parte civil por el mismo
hecho contra el inculpado porque la regla "ELECTA UNA VIA NON DATUR RECURSUS
AD ALTERAM" se lo impide, Es importante destacar que lo que está prohibido es que la
víctima abandone la acción civil que ha ejercido por ante la jurisdicción civil, para llevarla
accesoriamente a la acción pública, pero nada impide que la víctima actúe en sentido inverso,
o sea que la persona constituida en parte civil por ante el tribunal penal abandone su demanda
en daños y perjuicios para intentarla por ante la jurisdicción civil.
Desde luego, que esto solamente es posible mientras la jurisdicción penal no haya dictado
sentencia sobre el fondo, pues en este caso podría haber lugar a un asunto de autoridad de cosa
juzgada, Ahora bien, cuando la víctima constituida en parte civil desista en la jurisdicción
represiva de esa constitución para llevar su acción separadamente por ante la jurisdicción civil,
habría que determinar el efecto que produce tal desistimiento en cuanto a la prescripción de la
acción civil. Es sabio que en materia civil la terminación de la instancia por desistimiento de
la demanda produce un efecto retroactivo, al considerarse que nunca la prescripción ha sido
interrumpida.
La amnistía. Es una causal de origen político. Surge de las decisiones que adopta el Estado
frente al tratamiento de determinados delitos, para los cuales estima innecesaria mantener la
punibilidad o la punición. Por consiguiente, es, en esencia, una causal de aplicación coyuntural.
Según Bustos Ramírez: «Estimamos que la amnistía y el indulto solo pueden basarse en la
necesidad de la pena. En relación a la amnistía, las precisiones sobre la necesidad de la pena
requieren de una diferenciación según se trate de determinados delitos cometidos con ocasión
de una guerra, o bien de delitos comunes. Para los primeros, la innecesaridad surge
fundamentalmente de la idea de la reconciliación social y política. Su persecución o la
aplicación de la pena significarían una perturbación de la paz social, y de la vigencia del
ordenamiento jurídico, lo cual entraría en contradicción con el sentido y función del derecho
penal. Por tanto, y en atención a la fundamentación de la amnistía, ésta se extiende a la acción
penal y a la pena. En cambio, en relación a los delitos comunes, la innecesaridad de la pena
sólo puede estar vinculada con transformaciones profundas de la economía y de la sociedad.
La alteración de las condiciones que hicieron surgir determinados hechos delictivos deja sin
sentido el mantenimiento de la pena. En este sentido la amnistía se convierte en la anticipación
de una reforma de derogación de dichos tipos penales.
En un sentido general, el término se refiere a la abolición, revocación y anulación de una ley,
un código, un reglamento o un precepto. En el lenguaje jurídico, el término abrogación se
refiere a la supresión total de la vigencia y por lo tanto de la obligatoriedad de una ley, código
o reglamento.
La muerte del autor o partícipe del delito. Esta causal obedece a una razón natural y jurídica.
La acción penal y la pena tienen su realización en una persona. Conforme a nuestra legislación
civil se deja de ser persona con el suceso biológico-social de la muerte (Cfr. Artículo 61 o del
Código Civil). Por lo demás, el contenido de la punibilidad y de la punición se orientan a
retribuir un mal a una persona, a la cual se le va a privar o restringir determinados bienes
jurídicos. Y desde una perspectiva funcional preventiva, la pena sólo puede promover efectos
utilitarios en una persona viva. Como explica Bustos Ramírez «Desde la perspectiva del
principio de la dignidad de la persona, el derecho penal aparece con un carácter estrictamente
personal e intransferible en su contenido; de ahí que la muerte del reo le signifique al derecho
penal la pérdida de su función y sentido. La intervención el Estado más allá de la vida no tiene
ninguna legitimación posible.
Del criterio anteriormente expuesto se deriva que todos los acontecimientos que interrumpen
la acción pública van a interrumpir también la acción civil, aun cuando ésta sea llevada por
ante la jurisdicción civil, siempre y cuando los actos interruptos sean dirigidos contra quien se
demande civilmente.
Cuando se produce la interrupción de la acción civil comienza a correr un nuevo plazo a partir
del acontecimiento interrupto, ¿cuál es ese nuevo plazo? De conformidad con lo dispuesto por
los artículos 454 y siguientes del Código de Procedimiento Criminal el plazo que se inicia es
igual al plazo de prescripción que se interrumpió, pues la nueva prescripción que comienza a
correr después de la interrupción conserva en principio el mismo carácter que la antigua y
permanece sometida a las mismas reglas. Si se interrumpe una prescripción de tres años, la
prescripción que comienza a correr también es de tres años.