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Negara

p28------------La naturaleza expresiva del Estado balinés fue aparente durante la totalidad de su
historia conocida, ya que siempre estuvo dirigido……..las obsesiones dominantes de la cultura
balinesa: desigualdad social y orgullo de rango.5 Era un Estado-teatro, en el que los reyes y
príncipes eran los empresarios, los sacerdotes los directores, y los campesinos el reparto secundario,
los tramoyistas y la audiencia. Las estupendas incineraciones, empastes dentales, dedicaciones de
templos, peregrinaciones y sacrificios sangrientos -que movilizaban a cientos, incluso a miles, de
individuos y suponían el gasto de grandes cantidades de riqueza-, no eran medios para fines
políticos: eran fines en sí mismos, eran aquello para lo que servía el Estado. El ceremonialismo de
la corte era la fuerza conductora de la política de dicha corte; y los rituales de masas no eran un
invento para apuntalar el Estado, sino que más bien el Estado, incluso en su último aliento, era un
invento para la promoción de los rituales de masas. El poder servía a la pompa, no la pompa al
poder.
Detrás de esta relación --extrañamente invertida a nuestros ojos- entre la substancia y la parafernalia
del gobierno, subyace una concepción general de la naturaleza y el fundamento de la soberanía,
concepción que, meramente para simplificar, podríamos denominar como la doctrina del centro
ejemplar.Es decir, la teoría según la cual la corte-y-capital es a la vez un microcosmos del orden
sobrenatural -«una imagen del ( ... ) universo en una escala menor»-6 y la encamación material del
orden político. No es simplemente el núcleo, el motor o el pivote del Estado, es el Estado…es una
afirmación de una idea de control político -a saber, que por el mero…………

p30---------………..acto de proporcionar un modelo, un parangón, una imagen intachable de la


existencia civilizada, la corte modela el mundo que la rodea, al menos como una ruda aproximación
de su propia excelencia-. Así, la vida ritual de la corte -y, de hecho, la vida de la corte en general- es
paradigmática y no un simple reflejo del orden social. Como declaran los sacerdotes, de lo que sí es
reflejo es del orden sobrenatural -«el intemporal mundo indio de los dioses».7 en el cual, y en
proporción estricta con el estatus de cada uno, los hombres deben buscar las pautas de sus vidas.
La tarea crucial de la legitimación -la reconciliación de esta metafísica política con la distribución
del poder existente en el Bali del siglo XIX- se efectuaba por medio del mito; de forma harto
característica, por medio de un mito colonizador.
(…)

p31-----------Cualesquiera que sean los elementos de historicidad que encierra –que probablemente
son bien pocos aparte de algunas fechas redondeadas, ciertos acontecimientos esquematizados y
unos pocos personajes reputados-,13 esta leyenda expresa, a través de las imágenes concretas de un
relato anecdótico, la visión balinesa de su propio desarrollo político. A ojos de los balineses, la
fundación de una corte javanesa, primero en Samprangan y luego en Gel gel (donde, según se
mantiene, el palacio fue diseñado hasta el mínimo detalle como una imagen especular del palacio
del más ejemplar de los centros ejemplares, el propio Majapahit), no supuso simplemente la
creación de un centro de poder --que ya había existido antes-, sino más bien el establecimiento de
un estándar de civilización. La conquista por parte de Majapahit fue, y es, considerada como el
principal hito de la historia balinesa porque separa taj antemente el B ali antiguo -de un barbarismo
ani mal- del Bali renaciente -de una elegancia estética y de un esplendor litúrgico--. El traslado de la
capital fue el traslado de la civilización, como, más adelante, la dispersión desde la capital fue la
dispersión de la civilización… (El) desarrollo político propio se distingue de la americana por no
presentar dicho desarrollo como la forja de la unidad a partir de una diversidad original, sino como
la disolución de una unidad original en una diversidad creciente; no se trata de un progreso
incesante hacia una sociedad mejor, sino de un desvanecimiento gradual, un lento fundido en negro,
de un modelo clásico de perfección.
3
Los balineses conciben el mencionado desvanecimiento tanto en el espacio como en el tiempo…
p32----------------El resultado final -es decir, el observable durante el siglo XIX- fue una acrobática
pirámide de reinos con distintos grados de autonomía substancial y de poder efectivo. Los señores
importantes de Bali sostenían al señor supremo sobre sus hombros y se mantenían a su vez sobre los
hombros de aquellos señores cuyo estatus derivaba del suyo propio, y así sucesivamente en sentido
descendente. En aparente paradoja, toda la estructura se basaba primariamente en la ceremonia y en
el prestigio, convirtiéndose el dominio político real de los reinos en más frágil y tenue a medida que
uno ascendía en la pirámide; esta constatación evoca el símil del castillo de naipes, levantado fila
por fila hasta su temblorosa cima. El centro ejemplar de todos los centros ejemplares continuaba
siendo Klunkung, heredero directo de Sampragan, Gelgel y, a través de ellos, Majapahit;

p.40-------------
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En resumen, una panorámica a vuelo de pájaro sobre la organización política del Bali clásico no
revela un conjunto nítido de Estados independientes estructurados jerárquicamente, tajantemente
demarcados y enfrascados en «relaciones exteriores» a través de fronteras bien dibujadas. Todavía
menos revela alguna dominación global por parte de un «aparato estatal centralizado» alrededor de
un déspota absoluto, hidráulico o de otro tipo. Lo que revela es un extenso campo de relaciones
políticas altamente desiguales, que se espesan -hasta constituir nódulos de fuerza y tamaño ……….

p41------------……...variables en puntos estratégicos del paisaje- y se vuelven a aclarar, acabando


prácticamente por conectar, de forma maravillosamente enrevesada, cada cosa con todas las demás.
Aunque existían franjas fronterizas entre algunos de los principados regionales --en ocasiones
dejadas deliberadamente sin habitar, pero más a menudo infiltradas de espías y agentes
provocadores-, las fronteras no eran «líneas claramente definidas, sino zonas de mutuo interés», no
eran «las precisas líneas MacMahon de la geografía política moderna» --que aíslan un «país» de Jos
demás-, sino que eran áreas de transición, ecotonos políticos a través de los cuales sistemas de
poder vecinos se «interpenetraban dinámicamente». 32
En cada punto de este campo diverso y móvil , la lucha era más por los hombres -por su deferencia,
su apoyo y su lealtad personal- que por la tierra. El poder político era menos inherente a la
propiedad que a las personas ; era un asunto de acumulación de prestigio, no de territorio.
Registrados en edictos, tratados y leyendas o tal como eran recordados por los informantes, los
desacuerdos entre los diversos principados prácticamente nunca se ocupaban de problemas
fronterizos, sino que atañían a las delicadas cuestiones del estatus relativo, de la cortesía mutua
adecuada (la causa inmediata de una guerra importante fue una carta descortés sobre un tema
insignificante), y de los derechos a movilizar grupos de gentes -o incluso individuos concretos- para
rituales estatales y para la guerra, lo que venía a ser una misma cosa.

p182-------------dos aproximaciones, dos formas de entender, deben converger, si se quiere


interpretar la cultura: una descripción de las formas simbólicas particulares (un gesto ritual, una
estatua hierática) en tanto que expresiones definidas; y una contextualización de tales formas en el
interior de toda la estructura de significado de la que forman parte y en referencia a la cual se
consiguen definir. Naturalmente, esto no es otra cosa que la ya familiar trayectoria del círculo
hermenéutico

p183---------------Para poder seguir un partido de fútbol, uno debe entender lo que son el balón, un
«chute», un fuera de juego, un interior derecho, un juego al primer toque, una vaselina o un pase de
la muerte, y, al mismo tiempo, saber de qué va el juego del que todas esta «cosas» son elementos
integrantes. Para poder seguir la incineración de un rey balinés, se necesita ser capaz de segmentar
el torrente de imágenes que genera -serpientes de ropa, flechas que se convierten en flores,
féretros con forma de león, pagodas en literas, tórtolas elevándose desde las cejas de mujeres
suicidas- en los elementos significativos que la componen; y, para empezar se necesita entender el
objeto de toda la empresa. Los dos tipos de comprensión son inseparablemente dependientes el uno
del otro, y emergen simultáneamente. No puedes saber qué es una torre badé --como veremos, es un
axis mundi- sin saber qué es una cremación, como no puedes saber qué es una chilena sin saber que
es el fútbol.
Los ceremoniales estatales del Bali clásico eran teatro metafísico, teatro designado para expresar
una visión sobre la naturaleza última de la realidad, y, al mismo tiempo, para modelar las
condiciones de vida existentes de tal manera que resultasen consonantes con dicha realidad; es
decir, teatro para presentar una ontología, y, al presentarla, hacer que ocurra, convertirla en
real. Los escenarios, el atrezzo, los actores, los actos que dichos actores representan, la trayectoria
general de la fe religiosa que describen dichos actos : todo necesita disponerse sobre el fondo del
«qué diablos estaba ocurriendo». Y este fondo sólo se puede percibir, y percibir en la misma
medida, de la misma forma que se perciben esos componentes teatrales. Ni la descripción precisa de
objetos y conductas que se asocia con la etnografía tradicional, ni el trazado cuidadoso de los
motivos estilísticos que constituye la iconografía tradicional, ni la delicada disección de
significados textuales que hace a la filología tradicional, son suficientes en sí mismos. Se les debe
hacer converger de la misma forma que la inmediatez concreta del teatro representado arroja
la fe que en él se encierra.

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