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Reflexión sobre el texto La ciudad letrada de Ángel Rama.

por Wilbert Bonilla

En virtud de los capítulos 1 y 2 de La ciudad letrada de Ángel Rama, establecer una


reflexión acerca del ensayo, en la cual el autor describe lo que denomina ciudad letra, con
respecto al tema de literatura y sociedad. puede resultar no difícil de emparentar. Ello porque
de manera explícita, Ángel Rama traza una línea directa de comunicación entre el
surgimiento de las urbes y su disposición de los diferentes sectores y estratos sociales y la
literatura, pues para él, esta relación se establece, desde la primigenia planificación
urbanística de las ciudades en el continente Americano.

No obstante, teniendo la relación ya establecida, a través de documentos históricos y


el análisis e interpretación de este fenómeno por parte de autor, hacer una reflexión entorno a
solo estos capítulos, los cuales por sí solos ya nos exponen la idea de una estrecha relación
entre ambas categorías: literatura y sociedad, de una manera sintética y clara, no queda más
que extrapolar esta noción a fenómenos sociales e históricos más actuales (y de mayor
relevancia para mi formación académica) como lo es el proyecto de culturización de las
fronteras, oficialmente conocido como el “Programa cultural de las fronteras”; debido a que
en este fenómeno de culturizacion de un territorio, se puede hacer el paralelismo entre ambos
procesos históricos, en los cuales, en ambos, existen: la disposición de un terreno físico,
topográfico y espacial y la disposición de establecer un lenguaje, simbólico o discursivo,
identitario que preserve la forma social de una estructura de poder. Así también se tratará
hacer una observación de las diferencias de las narrativas (ya sean literarias o no) que van
apareciendo a causa de este fenómeno en el que se busca establecer una identidad que
preserve una jerarquía de poder; no sin antes hacer una repaso de las nociones, de mayor
relevancia para esta reflexión, expuestas por Ángel Rama.

Puntualizando las nociones que nos competen, podemos establecer de manera resumida y
parafraseada (en pos de la naturaleza poco académica que supone una reflexión) lo siguiente:

1.-El orden se lleva a cabo a través de 3 estructuras institucionales, iglesia, ejército y


Administración, en virtud de la colocación de las cosas en el lugar que le corresponden. Esto
último en relación a la concepción de Orden de Angel Rama.
2.- Se establecen espacios arquitectónicos o instalaciones que alberguen las
instituciones que sirven como base de la estructura social, iglesias, tribunales, universidades,
sedes administrativas. De igual manera, con la finalidad de encuadrar un modo de vida en
relación con los intereses del centro de poder. (para ser más específicos, en el texto de ángel
Rama: la colonia en dependencia con los intereses de la metrópolis; y en el fenómeno
cultural a comparar: los estados de la frontera del norte de méxico respecto a el estado/capital
mexicano/a )
3.- La posibilidad de que ese sistema de perpetuación de poder subsista es debido a su
carácter ideológico y simbólico que lo sostiene desde el génesis de la planificación de las
urbes.
4.- Se establece la urbe como un circuito ideológico y de símbolos que se lleva a cabo
por medio de mecanismos que permiten el desarrollo y promulgación de una serie de signos
(dichos mecanismos se llevan en operación, dice Angel Rama, por medio de, las misiones
jesuíticas en un principio, posteriormente por sectores específicos de la sociedad, a los cuales
se les consignará la labor de educar y alfabetizar, o como bien señala el autor, de una suerte
de transculturación, en su tiempo conocido como evangelización)
5.- El establecimiento de estos mecanismos llevados a cabo por sectores o grupos
sociales, de intelectuales y burócratas, sirve, además de elaborar mensajes (ya sea a través de
la literatura o no) también para diseñar modelos culturales por medio de leyes, mandatos o
programas sociales.

Habiendo pues, puntualizado las nociones que conciernen a la instrumentalización de


los signos, símbolos y la literatura,para el establecimiento de orden social con ayuda también
del desarrollo urbanístico, es más fácil exponer los vasos comunicantes que enlazan un
proceso histórico con el otro. No sin antes dejar de manifiesto la idea de que (si bien Ángel
Rama no lo plantea así) se puede hacer la inferencia de que todo este proceso de desarrollo y
asentamiento urbano se lleva a cabo en un territorio previamente poblado en el cual se trata
de rediseñar una nueva distribución del espacio que encuadre un nuevo modo de vida, desde
los aspectos socioeconómicos hasta los socioculturales.

Por otro lado, abriendo otra línea de información y haciendo un fugaz repaso
histórico, tenemos la creación y concepción, de el distrito federativo de Baja California, a
Estado de la Federación en el año 1952. Ignorando, claro está, por fines de la extensión del
trabajo los procesos que orillaron la fundación de la Baja California como Estado.
Infiriendo en base a los documento: “Políticas Culturales y Frontera Norte” tesis de
Cuauhtemoc Ochoa Tinoco, el Testimonio documentado en “La ciudad del Hombre” de
Ruben Vizcaino Valencia y el acuerdo oficial del Programa Cultural de las Frontera
publicado en el Diario Oficial de la Federación, podemos decir, como ya se ha dicho en
muchos otros textos, que hubo una urgencia e interés nacional por construir la infraestructura
necesaria para, aparentemente, arrebatarle una supuesta influencia que estaba teniendo
Estados unidos sobre la región limítrofe del estado federativo mexicano. digo supuestamente
porque como menciona Ochoa Tinoco, hay una visión de la frontera norte, construida desde
el centro político y económico que en base a prejuicios, apreciaciones falsas y concepciones
ortodoxas, que caracteriza la región como: un desierto cultural, en el que la producción de
formas simbólicas que ayudan a perpetuar el poder del estado mexicano sobre la región, es
efimera y de poca relevancia.
En la misma línea el testimonio, con tintes biográficos, recogido en La Ciudad del
hombre, de Ruben Vizcaino. de igual manera retrata la región como despoblada y
desculturizada cuando expresa que:
Esta frontera fue una ranchería de indios Kumiai y más tarde un poblado de
mexicanos nacidos en la Alta California. La misión de San Diego era el lugar
sagrado y hacia ella transitaban al bautismo, al matrimonio o a recibir la
bendición los pocos lugareños de los altozanos de Tijuana, que recibían la idea
cristiana de la cultura occidentaljunto Con otros pueblos primitivos. Para Tijuana,
la cultura se inicia en San Diego. Pero en el momento en que Alta california se
queda con san Diego, Tljuana pierde su origen y la fuerza creadora de su propio
cristianismo, su único memorial de arraigo, en un punto lejano donde las
concepciones de Estado, autoridad y sociedad tienden a un vacío (p. 255)

De esta cita podemos señalar que, como ya se mencionó anteriormente, al igual que
en el pasado este fenómeno en el cual se niega una previa ocupación de territorio por una
población con diferente modo de operar en la región, es necesariamente invisibilizado, para
instaurar otro orden a través de los mecanismos simbólicos, institucionales y urbanísticos ya
mencionados.
Es por ello que en el programa nacional de las fronteras, gran parte de las políticas
buscan y apelan a crear asideros culturales nacionales en la región fronteriza, ofrecer
conciencia de identidad nacional, rescatar e implementar traiciones y caracterizar las zonas
fronterizas bajo la consigna de Soberanía, solidaridad y nacionalismo.
Evidentemente el mecanismo de subordinación e implementación del orden de los
estratos y sectores sociales a través de la cultura y sus diferentes instituciones se ha
preservado en el tiempo desde la época de la colonia, no obstante abarcar y sustentar esa tesis
invita a una investigación más extensa y rigurosa, claramente excediendo las limitaciones de
este trabajo. Por igual motivo el tema acerca de las narrativas que surgen después de este
proceso histórico queda inconcluso.

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