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MÁS PERIÓDICO

LA HEGEMONÍA DE LOS RITMOS URBANOS

¿Por qué todos bailamos reggaeton?


El género ha rebasado fronteras raciales, generacionales y de clase

Jóvenes bailan en el pasado Reggaeton Beach Festival. JORDI COTRINA

NANDO CRUZ
@NANDOCRUZ32

SÁBADO, 2 DE SEPTIEMBRE DEL 2017 - 08:00 CEST

El año pasado Spotify desvelaba que el reggaeton ya era el estilo musical más escuchado en
España desde su plataforma. Siete de las 20 canciones más reproducidas eran reggaetones y en
todas las comunidades autónomas el corte más clickado era un reggaeton. Paralelamente, la
canción más reproducida en España en el canal Youtube era 'El perdón', de Enrique Iglesias y
Nicky Jam.
Ahora que las ventas de discos ya no son útiles para calibrar el éxito de un artista o estilo, el
mercado virtual ayuda a constatar lo que ya se percibe al pasear por plazas, discotecas e
institutos: el reggaeton es omnipresente en España. Sobre todo, entre los adolescentes, muchos
de los cuales ni gateaban cuando Daddy Yankee lanzó el single que nos enseño a
perrear: 'Gasolina'.

Daddy Yankee - Gasolina [O cial Music Video]

Daddy Yankee es el más escuchado en Spotify y 'Despacito' tiene 3.500


millones de clics en Youtube

En el 2004 se creía que el reggaeton solo sería un fenómeno de temporada, otra canción del
verano como el 'Baile del gorila' o aquella de El Koala. Más de una década después, su reinado
es mundial. Siguiendo con las cifras virtuales, en el 2016 Nicky Jam ya era el artista con más
seguidores del planeta en su canal de Youtube: seis millones. Este verano Daddy Yankee era el
primer latino en alcanzar el podio de artista más escuchado en Spotify, 46 millones de oyentes al
mes. Y la canción más reproducida del verano en Spotify ha sido, cómo no, el 'Despacito'. Con
3.500 millones de clics en Youtube, ha batido en solo siete meses el tan cacareado récord de Wiz
Khalifa y su 'See you again'.

En el móvil, en las redes

Amparo Lasén, doctora en Sociología y experta en las implicaciones sociales de las nuevas
tecnologías, recuerda que en España no se ha dejado de bailar y consumir reggaeton. "Chavales
que no han escuchado esa música en casa, pueden encontrarla en el móvil de su compañero de
clase. Ya no es necesario que suene en una emisora. Solo hay que fijarse en el éxito de esos
altavoces conectados al móvil que suenan de noche en los parques", señala.

"A pesar de su éxito, es una de las fronteras de gusto más fuertes", afirma el
investigador Roger Martínez

"Cuando hablamos de jóvenes y música hay dos comportamientos: esos chavales a los que les
apasiona un género y buscan amigos a los que también les guste y, lo más común, chavales a los
que les interesa lo que circula entre los amigos. Por eso, cuando una música es exitosa, tiene
más oportunidades de serlo debido a la facilidad y rapidez que hay ahora de compartir y
escuchar", analiza. Aun así, puntualiza, "aunque lo digital tiene un rol clave en la música que
escuchamos, decir que hoy escuchamos más reggaeton debido a internet es más difícil de
demostrar. ¿Acaso las otras músicas no están en Youtube?".

Maluma - Felices los 4 (O cial Video)

El sociólogo Roger Martínez Sanmartí, investigador de cultura popular y culturas juveniles,


apunta varias atractivos. Por un lado, "tiene la marca de la dureza de la calle y
autenticidad asociada a la inmigración de Latinoamérica". Por otro, la atracción del "baile
sensual y muy sexualizado, en contraste con las pistas de baile de música electrónica". "Que
sea una música que incomode a los padres siempre es un plus para los adolescentes", añade
Lasén.
Otro factor clave para entender este fenómeno es que las músicas negras que aportaban esa
marca de autenticidad callejera y sexualidad no calaron en España como en otros países.
"Mientras el hip-hop y el r’n’b no lograban penetrar en las pistas de baile catalanas, sí lo hizo a
finales de los 90 la música latina que venía de Miami", dice Martínez. "Cuando llega el grueso de
la inmigración latina y el perreo irrumpe en los medios, ya hay una conexión cultural que nos hace
más proclives a su aceptación", añade. Por ello, "si en el 2000, la makina, el dance y la rumba
eran hegemónicas en los institutos de clase trabajadora, en el 2010 el reggaeton tomó el relevo
como sonido hegemónico en la periferia".

Más allá de las periferias

"Como cualquier sonido hegemónico en la periferia social, lo interesante es que combina el aura
de autenticidad popular con impacto comercial y acaba permeando sectores muy transversales",
sigue Martínez. "Que esté en todas partes hace que muchos sectores lo acaben adoptando
aunque solo sea para las pistas de baile y las fiestas", añade. Y es que, pese a su éxito, el
reggaeton aún es "una de las fronteras de gusto más fuertes de la música popular actual".

Carles Feixa, profesor de Antropología Social y coordinador del estudio Jóvenes latinos en
Barcelona, cree que el género "puede estar convirtiéndose en un marcador generacional, pues
sobre todo gusta a adolescentes, a post-millenials, a la generación youtuber". Pero advierte:
"Aunque se ha globalizado como elemento intercultural, su consumo está lejos de ser
homogéneo. Unos saben bailarlo y vivirlo, mientras para otros es solo un ritmo para escuchar".
Contra todo pronóstico, el reggaeton ha dinamitado barreras de clase y edad. Hoy suena tanto en
'realities' televisivos como en sesiones de zumba para jubilados. Y tanto se baila en discotecas de
polígonos industriales de Badalona y L’Hospitalet como en los clubs pijos de Pedralbes.
Justamente en la playa de Badalona, ciudad natal del productor Juan Magán, se celebró
esteverano el Reggaeton Beach Festival, primer festival del género.

La industria ha tenido un rol importante en la expansión del reggaeton, pero, aclara Martínez, "la
música nunca triunfa en el vacío". Feixa da una importancia clave a la inmigración
latinoamericana. "Con el reggaeton pasa un poco como con el tango hace un siglo: la industria
cultural –que entonces era la radio y el gramófono y ahora son Youtube y los dispositivos
electrónicos– puso la infraestructura, pero la súper estructura vino de los procesos migratorios; de
Europa hacia América, hace un siglo, y en sentido contrario, ahora", compara.

Inmigración y estigma

El musicólogo y profesor de la Esmuc Rubén López Cano recuerda que el mambo y el tango
también fueron bailes malditos y que "los géneros sucios pueden limpiarse. Cuando Enrique
Iglesias incorpora el break del reggaeton en 'Bailando', el género ya está incorporado en la
sociedad y queda liberado de sus estigmas más incómodos". El locutor de 'Los 40' Tony
Aguilar ha sintetizado su aceptación en España en solo 20 palabras: "Comenzó viéndose
despectivo, de barrio, y ahora no hay fiesta de niños pijos que no quieran una canción así".

Surgió en las clases bajas de Puerto Rico y se fue haciendo explícito para
incomodar a las clases acomodadas

Alexandra Baena, etnomusicóloga y autora del estudio 'Del reggaeton al electrolatino.


Perspectivas de género', recuerda que "el reggaeton surgió en las clases bajas de Puerto
Rico y se fue haciendo más explícito para incomodar a las clases altas y acomodadas. Y lo
consiguió, hasta el día de hoy". En los 2000, Lasén ya detectó que el reggaeton se había
convertido "en la música que encarnaba todo lo que no nos gusta". Hoy asegura que sigue siendo
una música estigmatizada por razones extramusicales. "No podemos ser hipócritas y pensar que
su estigmatización no tiene que ver con que es una música de origen latino, de gente inmigrante,
no blanca y que no es de clase media".

Para Laura Viñuela, musicóloga y doctora en Estudios de la Mujer, el reggaeton es "tan peligroso
como cualquier otro discurso cultural". De entrada, porque no suscribe esa idea según la cual "los
adolescentes son tontos, no tienen criterio y se tragan cualquier cosa. Los jóvenes son personas
inteligentes y capaces de discernir lo que escuchan". Cuando los alumnos del curso de Sociología
de Género de Lasén entrevistan a aficionados al reggaeton, una de las respuestas que reciben
es: "Me gusta mucho la música, me lo paso muy bien bailándola, los vídeos me parecen
machistas y las letras, lo peor, pero me da igual".
Viñuela critica que se presente al reggaeton como un peligro social "en una sociedad en la que
tenemos cada día noticias de mujeres asesinadas, violadas, agredidas por hombres, cuando las
formas más burdas y brutales del patriarcado y el machismo son tan visibles y no generan una
revuelta ciudadana e institucional". "Que las malas mujeres se anuncien (o las anuncien) por
palabras en el periódico, que salgan en la última página del 'As' y que tengamos puticlubs en
carreteras y centros de las ciudades, eso ya no importa, porque la sociedad ha establecido que
son para eso y se hace la vista gorda", señala.

"Que se tache a América Latina como la portadora de la cultura machista es consecuencia de


considerar que aquí carecemos de ese problema", apunta Baena. "Olvidamos que hay toda una
educación, escolar y familiar, detrás de cada individuo. Esa educación se obvia en nuestra
sociedad igual que se obvia la educación sexual en la escuela. ¿Cómo podemos culpar al
reggaeton del machismo cuando no ha habido educación previa sobre respeto e igualdad?".
El vals del siglo XXI

Lasén alerta de un creciente puritanismo. "Hay una tradición histórica de prohibir bailes por su
contenido sexual", contextualiza, "pero el baile tiene ese contenido desde el vals y las danzas
medievales. Estamos preocupados otra vez porque la gente entre en contacto bailando, cuando
hoy lo sexual está en todos lados para venderte productos: en las películas, la publicidad, la
moda… Los adultos que consumen esos productos tienen claro que guardan la distancia, pero
creemos que los adolescentes no saben gestionar algo que, por otra parte, siempre les interesó:
esa conexión entre música y sexualidad".

"El baile tiene contenido sexual desde las danzas medievales", subraya la
socióloga Amparo Lasén

"El vals fue un escándalo por la misma razón que hoy lo es el reggaeton y ahora nos parece lo
más recatado", compara Viñuela. "Y los meneos pélvicos de Elvis Presley también pusieron del
revés a las familias de clase media estadounidenses", añade. Pero aclara: "Lo que preocupó fue
que revolucionó a las adolescentes blancas y con el reggaeton es igual: que perreen las latinas,
las caribeñas o las negras, a la sociedad de bien le da igual, porque, ya se sabe: ellas lo llevan en
la sangre. Pero que perree mi hija, ya me molesta bastante más. Y más aún si anda perreando
con los otros, con los latinos".

Aquel indecoroso vals del siglo XVIII desempeña un rol muy distinto en la sociedad actual:
inaugura el baile en las bodas más clasiconas. Quizá en los ambientes más recatados de la
España del siglo XXII, ese baile de honor consista en que los recién casados perreen el 'Baila
morena' frotando el trasero elegantemente. Y los consuegros suspirarán aliviados: "Son la pareja
perfecta".

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