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'( uipl". 1!)!)9. 120 x 100 cms., acrílico s¡,r.

l S1.I'DIO,\ DI,- G|,^'ERo


GTaQzITES, FLAPPERS Y PELONAS: EN TA DECADA
FABI.]LOSA ¿DE euÉ MoDERNTDAD FIABIAMos?

Elsa Muñiz*

Parz Nattie

oland Barthes ha señalado, refiriéndose a la re- II Guerra a la cual siguió un período de aproriuacla-
visión de la literatura clásica, que "nada tiene mente 25 años de extraordinario crecimiento r. cles¿r-
de asombroso que un país retome así periódica- rrollo social considerado como una especie de edacl cle
mente los objetos de su pasado y los describa de nue- oro, que ftnalizó en los años sesenta. La írltirna parte
\-o para saber qué puefu hacer con ellos: esos son, esos del siglo, fue una era de descomposición, incertidtun-
deberían ser los procedimientos regulares de valora- bre y crisis, la década de los ochenta qtte cttlt-ninó h¿rcia
ción".l Tál afirmación resulta especialmente significa- 1991, durante la cual se dio paso a una lrtreva era.
tiva cuando la inquietud histórica nos hace volver la Así, fue durante el período interbélico cornpreudi-
mirada a los inicios del siglo XX, al que Sheila do entre 1919 y 1940 (aproximadamente) ctrando se
Rorvbotham ha llamado i'Un siglo de mqjeres".2 Y más definieron las más importantes características de los Es-
relerante todaúa cuando la mirada que brinda el gé- tados democráticos del Siglo XX. Por otro lado. este
nero se conüerte en un mecanismo de valoración a lapso de tiempo ha sido poco estudiado )' por ariadi-
partir del cual podemos, no solamente describir de dura etiquetado con una serie de presupuestos qtte
nuevo, sino reinterpretar procesos largamente asumi- han llegado a constituirse en verdaderos mitos. ptres
dos y aceptados como es la formación y mantenimien- aun cuando los años veinte y treinta presentaron los
to de las democracias burguesas en el mundo a lo largo signos inequívocos de una emancipación femenina -
del siglo que termina. pelo corto, liberación sexual, y para las inglesas v llol:
Para Eric Hobsbawm el (corto) siglo XX,3 es un pe- teamericanas el derecho al voto- 1o cierto es que la rida
riodo coherente cuyas marcas temporales correspon- cotidiana de las mujeres adquirió los perfiles que el
den a los acontecimientos políticos que definieron orden mundial de "la era de las catástrofes"
cambios sustanciales en la organización política y eco- (Hobswabm), los respectivos sistemas políticos v el
nómica del mundo: 1914 el estallido de la Primera poder en su conjunto promoüeron e impulsaron. En
Guerra Mundial y 1991 la caída de la Unión Soüética. este sentido, una re-lectura del período de entreguen-as
La primera gran guerra, dio paso a una serie de acon- desde la noción de la cultura de género ofrece nna
tecimientos que el mismo historiador califica de catas- riqueza de matices a las verdades asumidas hasta aho'
tróficos )' que tuüeron una tregua hacia finales de la ra, en particular, si el ejercicio propuesto es un análi-
sis comparativo entre realidades simttltáneas,
semejantes en algunos aspectos y contrastantes ell
* L.$l-A, Departamento de Humanidades.
1 Rolar-rd, Barthes, Cútica y uerdad,3" edición, Siglo XXI, Méxi-
otros. Por razones de espacio solamente me acerco a
co, 1978, p.9. ciertos tópicos como son los orígenes de los estereoti-
2 Véase, Sheila Rorvbotham, A Centmy of Wom,en, Penguin Books, pos de la flapper,la gargonne y la pelona; algunos datos
London, 1999.
sobre Ia participación femenina en el mercado labo-
3 Eric Hobsbalm, Historia del sigln XX, 1914-199, Crttjca Grljalbo,
Buenos ñres. i998. ral; los índices de natalidad y finalmente algunas let'es

ESTUDIOS DE GÉNERO Fus,Nrrs H u r,t.r.xÍsrlcAS


de familia. Táles datos nos dan pauta para adverti¡ por De esta manera, la construcción de la dir-isión gené-
un lado, que si bien los años veinte significaron el rica de la sociedad y el establecimiento de nn tipo de
pleno ingreso a la modernidad, cada sociedad partió relaciones de género en sociedades complejas v esra-
de una realidad diferente, y por otro, que el cumpli- tales puede analizarse desde la cultura de cultura de gá
miento de los roles cle género en los nuevos órdenes nero, entendida como un concepto histórico que en
sociales estrrvo detenninado por el grado de desarro- cada sociedad parte de una diüsión sexual del trabajo
llo social v econórnico de cada país. No obstante ram- originada en las diferencias biológicas de los indiriduos;
bién podelros advertir dos constantes: la primordial que supone un tipo de relaciones interpersonales don-
para esta argumentación, que quien dictó las reglas de los sujetos -hombres y mujeres- comparten ulta
para la consolidación de la cultura de género fue el lógica del poder que r,,uelve tal relación de supreilla-
poder representado por el Estaclo, la Iglesia ), las ne- cía masculina, en asimétrica, jerárquica v dominante
cesidades de la estrllctura económica; 1,la segunda, que en todos los ámbitos de su vida cotidiana; que gellera
en particular el papel de las mtleres quedó perfecta- v reprodnce códigos de conducta basados en ela,ror-A-
rnente definido desde Llna serie de discursos ciones simbólicas promotoras de las representaciones
ambivalentes que les otorgaban la libertad que hasta de lo femenino y lo masculino; dichos códigos v repre-
entonces se les había negado, en una especie de em- sentaciones rigen las acciones de los stljetos de gér-re-
pate con la alcanzada por los hombres más de un si- ro, desde su üda sexual hasta su participación polírica.
glo antes, pero qtre al mismo tiempo las sujetaba a su pasando por su intervención en la rida productiva. \o
desempeño como madre y ama de casa. es exclusiva de una de las esferas en las que el libera-
La reinterpretación qlre propongo parte de conce- lismo ha fragmentado la üda de los stljetos, más bier-l
bir qtre las accior-res de los Estados, instrumentadas y es un continuo en el que se repiten constantemente las
clirisidas al control de los sujetos de género cobran jerarquías de los papeles que cumplimos hombres v
sentido sólo como parte del análisis de la construcción mujeres, del mismo modo que se mantienen los refe-
v consoliclación del poder. Me ha interesado, por tan- rentes simbólicos ya que no sólo se reproducen sino
to, esclarecer la manera en la que los regímenes de- que se adaptan a las necesidades del pocler fomrando
mocr¿iticos clel siglo XX se han constituido a partir de parte de las redes imaginariass que lo sostienen. La
ideoloeías políticas de género que contribuyen cultura de género es una zona liminalo que cla cuenta
sustancialmente a mantener la legitimidad de dichos de la fragmentación y la heterogeneidad de la esrrlrc-
sistemas políticos. En este sentido, tal construcción del
categoría de género como herramienta teórica v ntetocl«rlógca:
poder no sólo incide en las esferas de la alta política,
y 5) la utilidad cle dicha categoría para la comprensión de las
también irnplica una serie de instituciones y mecanis- sociedades contemporáneas, occidentales, estatales v cornplejas.
rnos de rieilancia estricta de los comportamientos in- 5 Entendidas como aquellas franjas de transición o líneas fron-
clividuales que coadyuvan a la constitución de las terizas en donde se "eüdencian las fracturas que entrecmzalt el
cuerpo social", las que se refieren a la "coexistencia del hecho
represel-rtaciones del ser hombre y del ser mujer; defi-
incoherente con la estructura consistente; a la simultaneidad del
nen espacios v tiempos específicos, del mismo modo azar y la razón; a la conüvencia de la espontaneiclad con la de-
que asignan conductas y formas de ser a los sqjetos di- terminación ; o para decirlo en términos tradicionales, a la pre-
sencia en la historia de la libertad y la necesidad". fracturas que
ferenciados por sexo; determinan el tipo de relaciones
entrecruzan el cuerpo social", las que se refieren a la "coexis-
aceptadas,,''prohibidas; y contribuyen firmemente a la tencia del hecho incoherente con la estructura consistente ; a
constnrcciór-r de las iclentidades femenina v masculina.a la simultaneidad del azar y la razón; a la conüvencia de la es-
pontaneidad con la determinación; o para decirlo en rénninos
J Tl'aclicionallnente las relaciones entre el género y el Estado no tradicionales, a la presencia en la historia de la libertad v la
se col'rsicler-¿1r'l collrc) uri telna de análisis histórico y/o político, necesidad", Roger Bartra, Las redes imaginarias del podn político.
cle tal l.r)Alte[t qile acercarse a él plantea una serie de retos y Océano, México, 1996, p. 22.
desafíos. urnto teóricos como empíricos, a la inr,estiuación, de 6 Edmund Leach llama a esta zona de tránsito "región limir-ral".
los cturles consiclel-o conlo fiutdamentales los siguientes: 1) la dicha noción es retomada por Bartra al definir su concepto de
manerA en que ellter)det]l0s la relación entre teoría y política; "redes imaginarias". Véase, Edmund Leách, Cultura 1- rcmunitu-
2) ntrestra concepción de la separación de Ia vida social en es- ción. La lógicrt de kt. conexión de los símbolos, Trad. Juan Oliver
feras priblica v privada v su trascendencia política; 3) lo que Sánchez Fernández, 5a. edic., Siglo XXI, Madrid, 1993. Caps. 7,
concebimos cotrlo per-spectiva de género; 4) los alcances de la 73, 16 y 77.

Furxr¡s Hu rr.rx Ísrr(..\s


tura social, donde se tocan espacios y épocas diferen- Los veinte son en realidad el inicio de nuer,as for-
tes, donde se obsenan diversos tipos de transformacio- mas de vida, marcall la nrptura con la sociedad
nes, cambios en direcciones opuestas y permanencias decimonónica v conlo va clijin'ros representan el ingreso
que se refieren al control de la emotiüdad del com- del mundo ¿r la modenricl¿rcl. P¿rr¿r Bilie Melman, In-
portamiento y de la experiencia de los sujetos femeni- glaterra inició sus años veinte hacia el 6 de febrero de
nos y masculinos. Por medio de coerciones indiüduales 1918 con las reform¿ls que otorg:rban el clerecho al
internas y externas se ha mantenido una única direc- voto a los hombres nra\-ol-es de 21 arios v a las rnr-1je-
ción a lo largo de r-arias generaciones, por tanto, en res mayores de 30, con.,rciclo con-lo thc mtlru¡ns uotc
la cultura de género se relacionan aspectos nuevos y perrnitió aumentar en más de trece millor-res el regis-
üejos con pseudocambios v reproducciones de sí mis- tro del parlamento. Tál reforr-na, sin embargo, excltr-
mos a partir de los cuales se establecen los patrones yó a más de 5 millones de rnt{eres jór'enes de los
de normalidad/anormalidad y se define la transgre- derechos ciüles, quienes contintraron sus reclamos por
sión, lo cual permite comprender las tensiones entre ser contempladas como cir.rdadanas, a ellas se les eti-
las acciones de los sujetos y los intentos del poder por quetó con el nombre de flappers. Así, al aprobarse el
establecer y/o mantener un orden social determinado. voto universal se le reconoció como the flapltn'uote.
Entendida así la cultura de género, nos permite final- Pero el epíteto adquirió una significación más allá
mente ubicar la construcción histórica, cultural y so- de su sentido literal (polluelas) y cle su conexión polí-
cial de la diferencia sexual frente al poder en su tica. Conjuró una ambigua e histórica imagen de la
conjunto.T mujer joven en la cual coexistían diversas v contradic-
torias nociones sobre la mujer como andrógino. Una
imagen caracterizada como asexuada pero libidinosa,
infantil aunque precoz, autosuficiente )¡ sin embargo
Imágenes y contextos demográfica, social y económicamente superflua, un
emblema de los tiempos modernos y a la \rez una en-
Los epítetos garqonnes, flappers y pelonas, son indiscuti- carnación de la eterna Eva.8
bles símbolos de modernidad que nos remiten a los Por otro lado, la demarcación temporal propuesta
años locos, a la década fabulosa, pues no obstante su por Melman ubica ese interyalo de tiempo entre dos
popularidad, tales imágenes no trascienden los años acontecimientos que conmoüeron al mtrndo: la gran
treinta. Cosmopolitismo, modernidad y cambio, fueron guerra y la expansión de la depresión. La gran guerra
los procesos que caracterizaron una época en la que redefinió el papel de las mujeres en la sociedad Brirá-
se suponía superado el oscurantismo decimonónico, nica, y remodeló las actitucles populares hacia ellas. La
sin embargo, en el contexto de cada país adquirieron centralidad de la imagen femenina y de las concepcio-
una forrna particular. La experiencia de la gran gue- nes dominantes acerca de su sexualidad pueden ser en-
rra para las inglesas y las francesas, así como la partici- tendidas únicamente en su relación con el cataclismo
pación de muchas mexicanas en la primera rer,'olución universal y sus consecuencias en los terrenos sociales y
social del siglo representó para ellas la salida del demográficos. El r,ínculo entre el ascenso cle la ima-
encasillamiento totalitario que pretendía limitarlas a su gen femenina como andrógino y la gran depresión no
exclusiva función de reproductoras. En tanto, en Esta- aparece a simple vista, del mismo modo, resulta histó-
dos Unidos se hizo común el ideal de la mujer eman- ricamente improbable que el voto universal hava pre-
cipada, y el Amarican ua) of W se proclamó y expandió cipitado la crisis económica, no obstante, los
por sobre la heterogeneidad cultural de la población contemporáneos con frecuencia relacionaban la refor-
norteamericana, así como a todo lo largo y ancho del ma electoral con algunos aspectos de la crisis en la eco-
mundo. nomía y Ia sociedad Briránica, tales como el desempleo
crónico, la desaparición de las viejas industrias, y los
7 Véase, Elsa Muñiz, Curpo, relnesentación y podn México en los
albmes d¿ la Reconstrucción Nacional, Tesis para obtener al grado
B Bilie, Melman, Wom¿n and tlu popub lrna§nation in llte'liuenlil:s.
de Doctora en Antropología, Escuela Nacional de Antropología
e Historia, México, 1999.
Fluppen rtnd, l'$mphs, Macmillan Press, LID, l9BB, p. 1.

5 FueNrrs HunrNÍsrrcAs
conflictos de clase. El voto floPPn simbolizó la inesta- A propósito, para Martin Pumphery en Estados Uni-
bilidad, fue risto como un reflejo de los desastres de dos los 1920's, la llamada era del Jan es un mito nece-
la grrerra )'un catalizador de las inminentes carásro- sario para un momento entre holocaustos que
fes. prometía nlrevos tiempos, cuando cambio y rebelión
Por str parte, de acuerdo a Dominique Disanti, las significaron rut encuentro divertido. Fue también la
fi-ancesas tienen sus veinte entre el Armisticio
en 1919 etapa de los artefactos domésticos producidos a partir
v la Guerra Española en 1936. El deseo de olüdar la de la electrificación la que la seguridad de los ho-
-en
destmcción v la muerte definió los tiempos venideros: gares se asentabz € r lz infinita capacidad de la tecno-
"Después de las masacres, uno respira, retoma el alien- logía para mejorar las vidas de las mujeres. FloW* y
to, se aspira a lo brillante, a la música sonora, a los hausauife, eran dos imágenes aparentemente contradic-
colores cegadores, a eso que se mueve como la luz a torias que sin embargo hablaban de "la modernidad
eso que explota como el rayo".e En Francia se preocu- de la üda moderna", arnbas conducían hacia la idea
pan por crear un estilo nuevo, fachadas diferentes, del consumo masivo que transformó Norteamérica
"...cuando uno sale de la muerte hay que üür claro". desde Lrn poco antes de la I Guerra; que tornó una
En el período interbélico todo parecía posible, pero sociedad predominantemente agrícola con pequeñas
las mujeres que durante la guerra tomaron decisiones ciudades, en otra industrializada, con grandes centros
v transformaron sin dejar de temblar por el ausente y urbanos, estructurada desde el capitalismo corporati-
de cuidar a sus hljos, fueron cubiertas de elogios y vo, la producción y el consumo en masa, r'la presen-
enr,iadas a su casa. cia cada vez más importante de los medios masivos de
La gargonne, euien representaría los vientos comunicación.l0 La nueva América representada por
rnodernizadores en Francia, nació de una novela escrita estas dos figuras contradictorias desafiaba el tradicio-
en 1921 por Victor Marguerite, noble caballero que fue nal siglo XIX y los valores culturales en torno a los
expulsado de Ia Legión de Honor por su extravagan- cuales se había erigido la üda de los americanos.
te historia. La gargonne quería conquistar su indepen- El fenómeno de las tiendas departamentales v el
dencia haciendo carrera. Llevó la libertad sexual al shopping pronto se conürtieron en fornas culturales
extremo de la bisexualidad. Pensaba y actuaba como que además de representar la compleja interdependen-
hombre, estaba dotada de cualidades viriles como la cia entre el crecimiento y el consumo característicos
lógica y el talento, y manejaba el dinero a la manera de la primera posguerra, condensaron simbólicamen-
de los hombres. Era consciente de su irreductible in- te el desarrollo de las libertades publicas de las mqje-
dividualidad pues sólo se pertenecía a sí misma en res, ya que desde su inicio, las tiendas departamentales
cuerpo y espíritu, en esas condiciones, la mujer eman- y las actiüdades derivadas de ellas se han considerado
cipada no era una mujer, era üna garQonne. La izquier- espacios femeninos. El shopping fil.e asociado con la
da francesa se disgustó ante el carácter "pornográftco" elección indiüdual y el placer. Las tiendas de departa-
de la novela, y aunque defendía la libertad de expre- mentos llagaron al centro de las ciudades.junto con
sión manifestaba sus reservas con el contenido. Los co- los restaurantes, salones de descanso y la atenciór-l
munistas identificaban revolución con emancipación amable y personalizada. Los lujosos anuncios se con-
femenina, sir embargo, miraban con desdén las "pseu- ürtieron en escuelas de consumo, las nuevas necesida-
doreiündicaciones" de un "burgués republicano". So- des y los requerimientos de la üda moderna fueron la
lamente un grupo de maestras sindicalista apoyó el fuente de los conflictos y cambios de gran alcance. Los
modelo de igualdad de los sexos. El escándalo de las únculos entre el desarrollo de los negocios, la cultura
mt{eres muchacho promovió el pronunciamiento de del consumo y el crecimiento de las libertades publi-
los sectores que en aquella época defendían cas de las mujeres fueron complejos, y desde nuestra
mavoritariamente una imagen femenina tradicional: la tardía perspectiva, ambiguos. I 1

de la mujer en la casa.
l0 Martin Pumphery, "The flapper, the housewife and the
making of modernity", en Cultural Studizs, vol. 2, mayo de 1987,
9 Domirrique Desanti, La femme au tnnps d,e Annés Folbs, Stock/ pp. 179-194.
Laurence Pernoud, France, 1984, p. 11. 11 Aristide Boucicaut creó su Bon Marché en París en los 1850s,

Fusxrrs HuurNÍsrrcAS ESTUDIOS DE GENERO


Indiscutiblemente, para las mrleres americanas de cha se lllontó en la causa de la pllreza y la protección
los diferentes gnrpos sociales, la electrificacicin v el cle las mtleres.
nuevo transporte eléctlico. la expansión del trabajo cle Es cnrci¿il strbravar que esas nue\as libertades fueron
oficina (particularl])ente clespués de la selleralizada con frectrenci¿r más aparentes que reales, sin embar-
utilización de la nrriquina cle escribir desde 1880), así go, la inclepenclencia económica o la sola prornesa, co-
como el inmenso éxito de las tiendas departamenta- menzó ¿l crear e\pectativas reales y dif'erentes patrones
les, dieron a sll ricl¿r trn lluevo significado. El .shollting de comportanriento llara casadas y solteras. Los ef'ec-
legitimó para las nrtjeres una ltueva forma de acceder tos de tales posibiliclades fueron objeto de intensos
a los espacios púrblicos: taquigrafía, trabajo clerical, clebates ; ,.qt,e ell¿rs dieron nuevas formas de libertacl
teléfono. elnpaques \ \-entas, ofrecieron nuevas áreas política a las nrt{eres qrre fuenrn vistas cotrro desafío
de empleo feurenino. -\1 mismo tiempo, en diferentes a las tradicionales concepciones de la feminidad v la
formas para las rlr{eres pertenecientes a las clases aco- farnilia.
modadas, el derrumbe de las restricciones sociales En tanto \{éxico, tu\ilnos ltuestros veintes elttre
er-r
decimonónicas creó las condiciorles para su ingreso a 1920, rnorlellto en el cnal se inicia el proceso de Re-
la educación, el ejercicio de la profesión y a la r.ida in- consü1rcción Nacional con el ascenso del ppr.rpo Sonom
dependiente. Tomando las vent4jas de la nueva liber- al poder, y culminan con la derrota de los gmpos de
tad, las rntjeres se rieron involucradas en luchas por avanzada que intentaron culminar un provecto educa-
su bienestar, en el ejercicio del trabajo social, en clu- tivo incluyendo un programa de educación sexual t, la
bes de mqjeres, mor.imientos refonnistas, políticos y de coeducación en las escuelas elementales. La aridez de
Iucha por el voto qrre triunfó finalmente en 1919. los reconstluctores del régimen v de la sociedad por
Precisamente, en ese sentido, la "prohibición" fue un ingresar a la modernidad y forr' rar parte del concier-
tema que diüdió no sólo a la sociedad, sino también to de las naciones después de la lucha armacla, se tra-
a las rntljeres. Las reformas sociales que contenía la clqjo también en la aclopció, y constnrcción de dos
prohibición, se encontraban entre el deseo de prote- represerltaciones de la feminiclad que se conjueaban
ger a los trabajadores del alcoholismo y su defensa de más que contraponerse: la india bonitav la ftelana eran
la libre elección, no obstante, der,,ino en una causa con- imágenes que coexistieron durante la euforia
servadora debido a las ideas que en los pequeños pue- posrevoltrcionaria, en ellas se condensaban no sólo la
blos se tenía acerca de la decadencia de las grandes modernidad y la tradición, sino el sueño r,asconceliano
ciudades donde se consumía alcohol en forma de la raza cósmica y la perfecta conjunción entre la
indiscriminada. El ala derecha de los Republicanos ata- nueva mujer y buena madre. Entre los años de 1920 y
có a 1o que quedaba de los foros progresistas, quienes 1924, el proyecto educativo de los posrevolucionarios
actuaban cada vez más aisladamente y a la defensiva. propuso una üsión integral del mexicano y de la mexi-
Desde el gobierno, el úcepresidente Calün Coolidse cana que la nueva nación requería. En ella, la mujer
acusó a los colegios de nrujeres de ser camas calientes idealizada que Gabriela Mistral perfilaría en s::rs Lechr
de radicalismo, protectores de bolcheviques. Las agru- ras para mujeres donde refrenda la iciea de que "la for-
paciones de rnujeres no solamente diversificaron sus ma del patriotismo femenino es la maternidad
caminos, sino que se enfrentaron entre sí y en 7924 perfecta".'2 Los cuerpos, las l,idas l, las conciencias de
The Daughtex of tlrc Ametican Reuolution, originalmente los individuos quedaron sujetos a discusiones entre
entre las acusadas, en un rápido cambio de bando, de- mestizófilos y eugenistas, entre hispanistas e
nunciaron a The \\romen's Trade Llnion League y al
Women's Bureaux por tratar de "bolcheúzar" a los Esta- 12 Gabriela Mistral, Lecturn para nnlncs, "La ciencia social l-ra te-
nido tradicionalmente dificultades para aceptar la presencia si-
dos Unidos por destruir a la familia. La extrema dere-
mtrllánea del caos v del orden en ulla larga coexistencia que lto
tenga r'isos de resolverse o superarse por mediaci«rnes dialécticas.
explotando el potencial de los nuevos mercados de masas. En- I-as redes imaginarias son, para mí, un concepto c paz. de clar
tre 1862 v 1870 sus ventas se mtrltiplicaron de 0.5 hasta ?0 mi- cuenta de esta heterogeneidad básica: :r1 mismo tienrpo qrre ocul-
llones de francos. Otros, inmediatamente copiaron su iniciativa: tan las dif'erencias y contradicciones, estas redes nrlrestran la
en America se establecio Maq's, Wanamarkets y Mrrshal tiekl's; irreductibiliclad de muchas de las fiacturzrs qrre entrecrtrzan el
en Inglaterra, Harrod'q Libu$\ y SelJridgu. cuerpo" Secretaría de Educacirin, N'Iéxico, 1925. p. 11.

L:S'I'UDIOS DE CENI.:RO FuaNrrs Ht,lt.tx ÍsrtcAs


indigenistas. entre tradicionalistas y modernizadores. ra de las mujeres en la lucha arrnada y el reclamo de
Pero las necesidades de las mrljeres y de los hombres algr.rnos gmpos feministas que pugnaban por el sufra-
en un creciente proceso de urbanización y para mu- gio, la obtención de este derecho ciudadano fue pos-
chos de ellos de supenivencia, contrastaban con las tergada hasta 1953. En la Ley sobre Relaciones
aprenriantes rlrgeltcia-s del nllevo grupo en el poder de Farriares expedida por Venustiano Carranza en 1917
pacificar v unificar el país a través del establecimiento se conigieron algr-rnas de las más notorias injusticias al
de tur detemrinado orden social, en medio de una dis- otorgar a las mrljeres casadas personalidadjurídica pam
puta por el control de las conciencias entre los gru- celebrar contratos, para comparecer en juicio \r para
pos más poderosos: La iglesia y los revolucionarios en administrar sus bienes personales, y colocó la autori-
el poder. Es así colno para 1934 el debate en torno a dad de la mujer en el hogar a la misma altura que la
la coeducación r- la educación sexual en las escuelas de su esposo.ltl
primarias mostró el poder que para esos años habían Al inicio de la década del veinte, las discusiones en
recuperado las tendencias conservadoras, tratando de torno a las modificaciones de algunas le,ves que aten-
eütar a toda costa que la sexualidad se discutiera en taban contra la igualdad de las mtljeres tanto en al
púrblico, aunque obr,,iamente sin lograrlo.l3 plano jurídico como sexual, se dieron en el limitado
En México, el período de entreguerras consistió más círculo de las feministas mexicanas qlre para entonces
que nada en la etapa de transición entre un régimen protagonizaban una pllgna entre al menos clos vertien-
que la Revolución había desterrado mediante una üo- tes que podemos denominar moderadas v radicales.
lenta lucha armada y la construcción de una sociedad Para 1922, se presentó una iniciativa de lev ante la
diferente que dejaba mucho que desear pues la mara- Iegislatura del Estado de Yucarán, cuna de la vertiente
villosa creación del nuevo grupo en el poder no reco- radical, para que se otorgara el derecho al r.oto a las
noció la iErraldad entre hombres y mujeres al negarles mujeres y en las elecciones de la legislatura del esta-
el derecho al sufragio. Aunque en el artículo cuarto do, efectuadas en 1923, el Partido Socialista de Carri-
de la Constitución de 1917 se reconocía la igualdad llo Puerto, logró que se designaran como diputadas a
entre hombres y mt{eres, en el Congreso Constituyente tres mujeres.
se argumentaba que El Primer Congreso Feminista organizado por la sec-
ción México de la Liga Panamericana para la Eleración
... las actiüdades de la mujer mexicana han estado de las Mujeres se celebró en la Ciudad de México del
restringidas tradicionalmente al hogar y a la fami- 20 al30 de mayo de 1923. La delegación prcateca en-
lia, no han desarrollado una conciencia política y cabezada por Elüa Carrillo Puerto se llevó los encabe-
l-lo \¡en además, la necesidad de participar en los zados de los principales diarios capitalinos )'
asuntos públicos, esto se demuestra en la ausencia protagonizó los más acalorados debates, sobre todo los
de mo.i,imientos colectivos para ese propósito.14 relacionados con temas como el matrimonio, del cual
las delegadas yr-rcatecas afirmaron que era una "escla-
vitud legal"; apoyaron la propuesta de la coeducación
Los legisladores olüdaron la presencia de las muje-
y la educación sexual en las escuelas primarias; propu-
res en todos los planos de la lucha armada y tal vez se
esperaba que se manifestaran a través de moümientos
sufragistas al estilo europeo o norteamericano, sin con- las primarias urbanas, se tomaron resoluciones a favor de la
escuela laica y de la educación progresiva. Estur-ieron de acner-
siderar que a1ü ras mujeres se organizaron en torno
do en que se pusiera fin a la superstición religiosa, al fanatismo
a dos Congresos Feministas celebrados entre 1915 y y a la intolerancia, poniendo en entredicho la posiciór-r que afir-
1916 en Yucatán.ró No obstante la participación masi- maba que las mujeres eran conservadoras en lo relacionado con
la religión. Se votó porque en el futuro se les diera más oportu-
13 Elsa Muñiz, olt. cit., Introducción. nidad de participación en la política, primero en el ámbito
14 Citado por Susana Vidales, en "Ni madres abnegadas, ni municipal, y eventualmente en el estatal y nacional. Finalmente
Adelitas, en Críticas d¿ la Economía Política, 14/15. La mujer: tra,ba- se exigió que se reformara el Código Ciül de 1884 con el fin
jo ¡ polítiur, El Caballito, México, 1988, p. 245. de eliminar artículos discriminatorios contra las mujeres.
15 \réase, Congreso Feminista Anales, p. l1l. En esos dos con- 16 Venustiano Carranza, LE solre Relaciones l-amiliarr¡ Edición
gresos, a los cuales asistieron en su mayoría profesoras de escue- Oficial, Imprenta del Gobierno, México, 1917.

Furxrus HulmNÍsrrcAs 8 ESTUDIOS DE GEI{ERO


sieron soluciones al problema de la trata de blancas; del American Wa) of Life. Las reüstas mexicanas también
plantearon que al facilitar el divorcio, la§ mujeres se adoptaron los patrones publicitarios de los magazines
verían obligadas a buscar trabajo fuera de la casa.tT norteamericanos, sus portadas del más puro Art Nouuou
Pero aunque ellas fueron el centro de la atención du- y la proliferación de fotografías mostrando el modelo
rante el congreso, las resolttciones se tomaron sin con- de la mujer norteamericana moderna, producto de un
siderar las propuestas de las rttcatecas en los tópicos nuevo estilo de rida, del mundo de las noticias y de
arriba señalados. En lo que el congreso aportó clari- manera muv importante del cine. Fue entonces cuan-
dad fue en la necesidad de votar v lanzar candidatu- do se difundió a trar'és de los versos de un corrido po-
ras para que se promulgaran leyes favorables a las pularizado entre la comunidad mexicana de Los
mujeres. Ángeles en 1920, la imagen de "la pelona" o th¿ Bobbed-
Como resolutivo del congreso, se aceptó que decidi- haired Girl, la mujer personalmente autónoma y
damente estaban de acuerdo en la existencia de "una sexualmente emancipada, como un producto de la
sola norma sexual para los hombres y para las muje- prosperidad material norteamericana que México es-
res".18 Asimismo, se hizo un llamado para solicitar que taba muy lejos de adquirir. En el patrón estético que
el Congreso Federal de México eliminara los aspectos se difundió en nuestro país desde el discurso publici-
inequitativos de la Ley de Relaciones Familiares de tario hegemónico jugaron un papel muy importante
1917: la idea de la aceptación social, la obtención del éxito
y el surgimiento de nuevas necesidades relacionadas
con una vida civilizada.2o La afirmación nacional, en-
... la presidenta Torres pretendía que los artículos
tonces, se combinó con una debilidad por lo extranje-
77,93,97 y 101 se aplicaran con el mismo criterio
a hombres y mujeres, y recomendaba que fueran su-
ro sobre todo en las modas y formas de ser
norteamericanas. Carlos Monsiváis comenta que en los
primidos otros dos artículos, uno de los cuales pro-
veinte los mexicanos plagiamos ilimitadamente, pero
hibía a la mujer inocente (de adulterio) que se
a diferencia de otros tiempos también miméticos, se
volüera a casar antes de que transcutrieran trescien-
copió con enorme creatividad disfrutando más las ver-
tos días y a la culpable, durante dos años. Los artí-
siones autóctonas que las originales. Este fue sin duda
culos 77 y 93 castigaban severamente la infracción
el caso de las famosas pel,onas, "versión vernácula de las
por parte de la mujer del código de moral, tanto
fla|tpers", en que se convirtieron las
jóvenes obreras y
antes como después del divorcio y el artículo 97 dis-
muchachas clasemedieras, al desterrar las trenzas y
ponía que la esposa inocente podría perder la cus-
acortar "escandalo- samente" las faldas; bailar fox-trot, y
todia de los hijos si no vivía "honestamente". A-l
masticar chicle o entregarse a las delicias del cigarro
mismo tiempo, el artículo 101 permitía que el
como muestra de su cosmopolitismo.
excóny,rge que debía pagar los alimentos se libera-
La reducida falda que dejaban ver la liga de las me-
ra de esa obligación pagando desde luego el impor-
dias revolucionó la meritalidad hasta de los que se opo-
te de las pensiones alimenticias a 5 años.le
nían furiosamente a ella, sin embargo, cambiar las
trenzas por la corta rnelena llevó a controversias que
El competitivo desafío de Estados Unidos por el se dirimieron en ac,:iones físicas contra las atreüdas se-
liderazgo mundial durante la década del veinte trascen-
ñoritas quienes no obstante contaron con buenos de-
dió su intervención en el conflicto bélico, más allá de fensores entre los miembros del sexo opuesto.
las razones económicas que habían cruzado sus fron-
Aparecieron entonces letreros en los camiones de pa-
teras expandiendo tecnología, productos e imágenes s{eros: "Aquí se protege a las pelonas", "Pelonas: les
17 El Uniuers¿1, México, 1923, p. 1.
damos garantías", "Suban peloncitas". Un chafiretillo
18 Primsr Congreso Feminista de la Liga Pan-Amtricana dz Mujn-es,
Talleres Linotipográficos "EI Modelo", México, 1923, p. 5.
19 Ana Macías, "Felipe Carrillo Puerto y la liberación de las mu- 20 Nancy F. Cott, "La mujer modema, estilo norteamericano: los
años veinte", en, Georges Duby y Michell Perrot, Historia dc las
.jeres en México", en Aunción Lawín (comp.), Las mujtres lnti-
noamericanas. Ptrspectiuas histfficas, Fondo de Cultura Económica, mujeres. El sigto XX. Nacionalismo 1 mujues. Taurus, Madricl, 1993,

México, 1985, p. 344. T. 9,pp. 9l-107.

ESTUDIOS DE GÉI'IERO I FunNrrs HuulNÍsrICAS


de la línea Niño Perdido, un ardiente defensor de las nera importante a las mqjeres. Al mismo tiempo. se ex-
pelonas gritaba por todo el camino: "¡Arriba las pelo- presaron transformaciones en la textlrra cle la cultura
nasl", ";Les cobramos la mitadl". A fin de cuentas las popular, variando su carácter y trayectoria, lo ctral per-
pelonas se impusieron v el-r rut panfleto se leían los mitió el surgimiento de las características i,rágeres fe-
siguientes vel-sos: meninas de los así como la amplia clisc.sió.
'einte,
acerca la sexualidad y del papel de las mt{eres en la
La moda de las pelonas sociedad.
yo se las rov a colttal, En Inglaterra, estos cambios tuüeron raíces coltcre-
pues todas se velt [nrv rrlonas tas en hechos tales como el desplazamiento en el ba-
cuando salen a pasear. lance entre la población femenina y masculina,
),a que
Ando en busca de una nor,'ia hubo un superávit de 1, 920,000 mujeres, quienes
pues mi pecho está vacante, fueron etiquetadas por la prensa popular como
pero quiero sea pelona superfluous uoman. Se presentó también una alanrran-
porque es muy interesante.2l te disminución en la tasa de natalidad consecuente con
la difusión de los métodos artificiales de anticoncep
ción, y relacionado con esto, el modelo de familia su-
frió transformaciones que condujeron a la
Nuevas expectativas o ¿diferente consolidación de la familia nuclear. Las conrenciones
domesticidad? y los comportamientos sociales sufrieron alteraciones
asociadas con grupos marginales o de élite, pero qLre
Sobre las imágenes de la seductora Jtaltlter, de la se hacían evidentes a todo lo largo de la sociedad.
autosuficiente grtrEonne)t de la "mona" peloncita, se ele- Como bien lo muestran flappers ) gar(on?Le¿ hnbo nna
vaba engrandecida la figura de la madre y se ocultaba transformación radical en la apariencia de las mujeres
la actir.idad laboral y profesional de las mujeres que y en la ropa que ellas usaban; la aparición de la figtrra
participaban de la construcción de las naciones en el de la mujer "muchacho" como modelo de belleza fe-
periodo interbélico y, en el caso del México, menina, va sin embargo, más allá de la historia cle la
posrevolucionario. Las razones principales debemos moda porque muchos contemporáneos consideraron
ubicarlas, fundamentalmente en el origen judeo cris- esa figura como un símbolo de la nueva moraliclacl. t'r
tiano de las sociedades occidentales, desde ei cual lo signo de transición de ,na sociedad sexual y socialme'-
femenino y lo masculino representan opuestos comple- te heterogénea a una que fuera "Llnisex", uniforme r.
mentarios, biológica, mental e intelectualmente defini- sin clases. Como ya lo señalé antes, se presenció una
dos por la naturaleza y el orden divino. Donde las intervención cada vez mayor del Estado en la üda de
relaciones entre los sexos fueron percibidas y descri- los indiüduos y la familia. Finalmente, aunque después
tas elt términos de espacios o esferas diferentes a par- de la guerra la tendencia fue que las mujeres regresa-
tir de la doctrina liberal, sustrato ideológico del ran a su casa, las condiciones de r.ida para muchas de
capitalismo. t finalmente, en la constante ocupación ellas mejoraron.
de los individuos -mujeres y hombres- por parte del La guerra afectó tanto la tasa de natalidad corno la
poder en los diferentes planos de sus üdas -su cuer- de mortalidad en la sociedad inglesa. El número de
po, sus relaciones interpersonales en la familia, el nacimientos había sido de 1,072,29b en 1870, cle
árnbito laboral, social- lo cual se ve reflejado en la ex- 1,702,500 en 1913, y desde ese año, salvo 1921 _v 1922,
tensira legislación que se elaboró en todo el mundo. la disminución fue alarnante: g00, 130 nacimienros c.
En los países que participaron en la primera Gue- 1923,777,520 en 1926 y 767, g63 en 1931. La familia
rra N{undial, se presentaron cambios estructurales en por lo tanto, redujo el número de sus componelttes,
l¿u condiciones materiales de üda que afectaron de ma- de un promedio de 5.5 miembros en la era r.ictoriana,
a 2.2 enrre 7922 y 1929. La práctica sisrernática del
control de la natalidad babía empezado entre las cla-
21 Folleto, México, 1920, Tipografía La Carpeta.
ses medias alrededor de 1870, extendiéndose hacia los

Fururrs HuuaNÍsrrcAs l0 ESTLTDIOS DE GÉNERO


estratos bajos de la sociedad antes de la primera gue- un quiebre fundamental, fue en la ocupación fuera de
rra. Las campañas higienistas v natalistas características la casa. La etapa comprendida entre l9l4 y 1918, pre-
de los años veinte v treinta se preocupaban por la sa- senció una explosión d,el mercado laboral acompaña-
lud de los niños v ctilpaban a las madres de la morta- da de cambios en los patrones tradicionales de
lidad infantil. Ya entre 1890 r' 1900 se había comenzado ocupación femenina y masculina. El número de mu-
con las consultas para recién nacidos, Y en 1916 se jeres empleadas aumentó de 5, 966,000 en agosto de
aprobó la lev que fundó las Maternity and Infant Centers, 1974 a 7,371,000 justamente antes del Armisticio. Los
pero fue hasta después de la II Guerra cuando el con- trabajos desempeñados por las mujeres oscilaban en-
trol médico v la puericultura se impusieron a raíz de tre las clásicas ocupaciones femeninas en los textiles,
que en 1937 el problema de los escasos nacimientos la fabricación de ropa v el sen'icio doméstico y las mas-
pusiera en riesgo la prosperidad del país, de tal ma- culinas, específicamente la industria de las municiones
nera que la Cámara de los Comunes apoyó el movi- y artillería. En menos de dos años, sin embargo, la ten-
miento a fal,or del bach the kitchens. dencia fue completamente en reversa. En 1921, el
Los veinte también presenciaron un capítulo lleno número de mtljeres empleadas cayó a 5, 062,332 1' el
de acontecimientos en Ia historia legal de las inglesas. patrón de ocupación regresó al anterior a 1914.
Nrededor de 18 reforrnas relativas al estatus y bienes- En Francia, la preocupación por la temprana caída
tar de las mujeres fueron aprobadas entre 1918 y 1925. de la natalidad y el fantasma de la disrninuida pobla-
Sin embargo solamente unas cuantas de estas leyes to- ción se sumaron a la cn-rzada higienista que centró sus

maron en cuenta la situación de las mujeres fuera de embates en los cuidados infarltiles de lo cual se
la casa, por ejemplo; S¿x Desqualifi,cation Remoaal Act de responsabilizaba a las madres. Las nuevas tareas enco-
1919; State-registration of l'{ursing de 1919; y la Ley de mendadas a las mujeres/madres suponían una dispo-
regulación de la práctica de la Obstetricia. El grueso nibilidad absoluta y dificultaban la realización de
de la legislación reforzó el papel de las mujeres den- cualquier trabajo fuera de la casa. En 1920 se premia-
tro o con relación a la familia, como era el caso de la ba a las buenas madres francesas coll Lrna gran fiesta
Matrimonial Causes Act de 1923 que posibilitó a las y eran condecoradas con la "Medalla a las Familias
mujeres para demandar, igual que los hombres, en caso Numerosas". Por consiguiente, se adoptaron mediclas
de adulterio y divorcio. Como señala Melman, que reprimían la anticoncepción v mediante la lev del
significativamente, los esfuerzos de quienes legislaron 3 de julio de 1920 se prohibía toda propaganda
a principios y hasta mediados de la década del veinte anticonceptiva. El aborto, delito que hasta entonces era
se convirtieron en un apéndice de la legislación objeto del derecho cir,'il, pasó a ser competencia de lo
Victoriana, como fue el caso de Bastardy and Legitimaq criminal, lo cierto es que entre 1925 v 1935 la absolu-
Acts de 7924 y 7925, y la Guardianship Act que le otor- ción que anteriormente era del B0% de los casos, cavo
gaba a la mujer la custodia de los hijos en caso de se- al 19%. A partir de entonces la imagen de la madre
paración, ya que hasta entonces se le podía privar de en la casa ha sido tan universal que hombres ,v muje-
ellos. res la hicieron suya. Del mismo modo, la relación entre
En la base de la legislación de la posguerra, la cual hombres y mujeres asumió el modelo del matrimonio
en sí misma expresaba las tendencias generales hacia donde el marido debería ser trab4jador, buen padre,
el colectiüsmo y la intervención del Estado, se encuen- activo y atractivo, fiel y cariñoso, ni alcohólico ni per-
tran dos presupuestos, por un lado la paternidad y par- vertido. Y aunque el código civil francés concebía a las
ticularmente la maternidad se consideraban mujeres como menores de edad bajo la tutela del pa-
responsabilidad más bien del Estado que de los indivi- dre o del esposo, la ley de 1884 que permitía el divor-
duos; por otro lado, el importante número de leyes cio les amplió su margen de acción. En 1920 las
concernientes a irregularidades en la familia, fue una mujeres pudieron afiliarse a un sindicato sin autoriza-
aceptación aunque tardía, de que la unidad conyugal ción de su esposo y para 7927 ya podían consen¡ar su
estaba en peligro, y sin embargo, las leyes no plantea- nacionalidad en caso de matrimonio con un extranje-
ron cambios sino meras regulaciones. ro. Los derechos de la üuda en la sucesión de su ma-
Otra importante área en la que la guerra provocó rido por sobre los derechos del resto de la familia se

ESTTJDIOS DE GÉNERO 1I FUTXTN,S HUU¡.NÍSTICAS


üeron reforzados, aunque fue hasta la Ley del lB de llos tiempos.22 Así, la tensión existente entre las cau-
febrero de 1938 que se eliminó la incapacidad ciül de sas que posteriorraente abanderarían los sectores pro-
la mujer y se abrogó la poresrad maritar. Finalmente, gresistas v los reclamos de los grupos consen,adores,
para 1924 pudo ejercer a solas la patria potesrad. se expresaba en la identidad de las propias mujeres.
Pero pese a esta propaganda que dio sus frutos y rin_ Los años veinte en Norteamérica, estuüeron marca_
dió a muchas mujeres, la realidad era que ellas conti- dos por la famosa enmienda 18" que prohibía la pro.
nuaban con sus trabajos y entre 1906 y 1946, las ducción v \enra de bebidas alcohólicas. Tál reforma fue
francesas representaban entre el 26.6% y el ZZ. g% d.e considerada como una'ictoria por algunas secciones
la población activa. Aunque se aconsejaba a las muje_ de la derecha patriótica ), por las mujeres reformistas,
res trabajar solamente antes de casarse y por necesi- quienes veían en el alcohol la causa de la pobreza y la
dad, muchas mtljeres casadas trab4jaban fuera de la r.'iolencia. Sin embargo, demandas como pago igual por
casa. Para 7920,1a mitad de las asalariadas eran casa- trab4io igual, jornada de ocho horas, abolición del tra_
das y para 1936 aumenró al bb%. La fuerza de trab4jo bajo infantil, sen.icios para maternidad y salud infan-
femenina aumentó y cubrió áreas laborales antes des- til, salario mínimo, impulsadas por las mujeres
tinadas a los hombres como era la industria mecáni- progresistas, aparecían en el último lugar de la agen_
ca, la química y la alimentaria, lo cual no fue motivo da política. No obstante, en 1g20 el congreso estable-
para reforzar la imagen maternal que era preciso in- ció la Dirección Femenina (Women,s Bureau) en el
troducir en la mentalidad de hombres y mujeres. Así, Departamento de Tiabajo.23
para 1923 Paulette Bernége, fundadora del Institut Laley Sheppard -Tbwnerpara educación sobre marer_
d'mganisation ménagi.re, organizó en parís un concurso nidad y salud infantil fue aprobada por el Congreso
de "salones domésticos" que tenía por objeto llevar a en 1921 y seguida en cuarenta v un estados, los fon_
las amas de casa las ideas del taylorismo aplicadas a la dos destinados a la instrumentación de esta le'perrni-
organización doméstica. tieron la educaci,t-r de las mujeres acerca cle la
Finalmente, al terminar la guerra se discutió en la nutrición y cuidados infantiles a través de la celebra-
cámara de Diputados la posibilidad de otorgar a las ción de conferencias sobre salud, üsitas de enfenne-
mujeres el derecho al voto, mismo que para 1919 se ras de salud pública a los hogares, entre otros sen-icios.
aprobó sin restricción alguna, quedando pendiente la Las tasas de mortalidad infantil y materna habían sido
aprobación en el Senado donde las prolongadas dis- más altas que en Europa y la respuesta de la gente,
cusiones culminaron el 7 de noüembre de 7g22 con sobre todo en las áreas rurales, fue entusiasta. Sin
el rechazo. embargo, la aplicación de leyes como la anterior dis_
En los Estados unidos durante la llamada era del minuyó constantemente desde mediados de los años
jazz, se viüó una auténtica confusión acerca de cómo
veinte por falta de aceptación de los representantes de
ser "mujer moderna". pero no solamente en cuanto a la profesión médica, además de que el impacto de su
las irnágenes y los estilos de la
Jtappery la hausarife, sino aplicación fue diferencial en relación a la población
a la ambivalencia de la actuación femenina en los ám- blanca, negra, nativa o hispana, generando otro tipo
bitos político y social. una vez que las mujeres obtu- de conflictos.2a
vieron el derecho al voto, las demandas de los En los albores de la década fabulosa la representa_
diferentes grupos feministas se diversificaron originan- ción de la mujer moderna al estilo norteamericano se
do que cada uno de ellos tomara caminos diferentes. ubicaba en el centro de una pequeña f,amitia. La tasa
Sin embargo, la enloquecida Jtapper que danzaba y ex_ de fecundidad había descendido en la centuria enrre
perimentaba con el sexo fue, en parte, una quimera 1800 y 1900 cuando el número promedio de hijos de
creada por los medios de comunicación, porque el una mujer blanca b4jó de 7 a 2.b.25 Los medios que
-
contexto cnltural abonado desde la política formal se utilizaban para ello fueron la abstinencia, el coittu
expresaba una eüdente cerrazón, claramente identifi-
cable en las medidas que el gobierno adoptó por aque_
23 Sheila Rowbotham, Ibid., p. 1b0.
24 lbid., p. 151.
22 Sheila Ror,r,botham, op. cit., p. 149.
25 Nancy F. Cott, "Mujer modema, estilo norteamericano: los

Fu¡xres HuurNÍsrrcAs t2 ESTUDIOS DI,, GENERO


inttrruptuü el aborto, la ducha espermicida, Y hacia fi- los matrimonios se llevaban a cabo y advertían las ven-
nales de siglo, el condón y el método Ogino. Margaret t4jas de que ambos miembros de la pareja trabajaran
Sanger durante la segunda década del siglo XX pro- y pudieran obtener toda clase de satisfactores, en par-
moüó el método de control femenino del diafragma. ticular una casa. Pero aunque en la década del veinte
Durante los años veinte y treinta las principales usua- la participación de las mtljeres en la vida productiva
rias del diafragma eran las mujeres casadas, educadas fue relevante, a inicios de los años treinta sólo el 12
y de buena posición económica cuyos médicos las pro' por ciento de las mujeres casadas tenía trabajos remu-
veían de recetas e instrucciones en forma privada. No nerados fuera del hogar. La üda doméstica como re-
obstante, a mediados de la década del veinte, Sanger manso de paz v espacio privilegiado de intimidad
recibió más de un millón de cartas de mujeres que so- cobraba importancia, los avances tecnológicos prego-
licitaban información sobre métodos de control natal. naban las virtudes de que las mujeres ahorraran tra-
La disminución de la natalidad era una realidad en la baio y se sirvieran de los aparatos electrodomésticos,
década del veinte debido, sobre todo, al descenso de los cuales no sólo no economizaron tiempo y esfuerzo
la fecundidad entre las mujeres que habían nacido en sino que aumentaron las exigencias de limpieza y or-
el extranjero puesto que se casaban más tardíamente, den. La crianza de los niños estuvo definida, como en
y entre las mqjeres del campo, muy probablemente por otros países del mundo, por el auge de la higiene
la depresión agrícola.26 mental. Las mujeres de los sectores medios aceptaron
La tónica respecto a la moral sexual de la época era de buen grado su papel en este proceso y podían pla-
sin duda de mayor apertura, sobre todo porque las crí- nificar todas aquellas actiüdades que proveyeran de un
ticas consideraban hipócrita y represivo al antiguo or- ambiente adecuado para la buena salud y "adaptación
den Victoriano, sin embargo, este "despertar del normal" de los hijos.27
cuelpo" se domesticó en un nuevo modelo de matri- Así, la imagen de la mujer norteamericana moder-
monio. Médicos, maestros yjuristas, entre otros, defen- na recogía su gusto por divertirse, por agradar a los
dían la privacidad de la familia pequeña como espacio hombres. Además de atractiva, la mujer moderna se-
de intimidad emocional y sexual. Aunque las nuevas ría científicamente consciente de los mejores métodos
corrientes reconocían el potencial erótico de las mu- para cuidar a su marido, a sus hijos, a su hogar,v ple-
jeres y llegaron a plantear un tipo de matrimonio a namente responsable de su bienestar físico v mental.28
prueba en el que la pareja retrasaría la reproducción En México, las necesidades de institucionalización al-
(companionate matriage),Io cierto es que en el período canzaron las relaciones entre los géneros,2e )'en tal sen-
de entreguerras el matrimonio fue más popular que tido fueron objeto de disputas de los diferentes grupos,
nunca. entre ellos las feministas, que el poder en ciernes de-
Más norteamericanas asistieron a la escuela secunda- cidió resolver, en parte, reconociendo a las feministas
ria y la proporción de mujeres que trabajaban fuera moderadas como sus interlocutoras. Así, el plan de con-
de la casa en diversas actiüdades era de la cuarta par- trol natal que se había propuesto por parte de las fe-
te entre 1910 y 1940. Defensores de las buenas costum- ministas radicales fue rechazado y en su lugar se
bres alertaban contra los peligros de las mujeres que favoreció el impulso de la planteada por el Consejo Su-
salían del hoga¡ y aseguraban que arruinarían las ex- perior de Salubridad que consistía en establecer en
pectativas de matrimonio entre los y las jóvenes- El todo México clínicas prenatales y postnatales para com-
resultado, sin embargo, fue contrario a sus augurios, batir el alto índice de mortalidad infantil. Diversos

años veinte", en Georges Duby y Michelle Perrot, Historia de hs 27 Los higienistas mentales familiarizaron a la gente común con
mujeres. El sigln XX Gunras, entregutra y posgunra, Táurus, Madrid, la idea de "normalidad" que se pensaba susceptible de medición
1993, p. 94. a través de test esrándar y se puso en alerta a los padres contra
26 Carl L. Degler, At Odds: Womm an the lhmily in Amhica From la "anormalidad", esto es, la conducta "infantil" o neurótica de
R¿aolution to the presml New York, Oxford Universiq' Press. 1980, los niños en crecimiento.
pp. 178-284; Richard A. Easterlin, The American Babl Boom in 28 Nancy E Cott, op. cit., p. 105.
Hi.story Perspectiue, Nationai Bureau of Economic Research, 29 Véase, Elsa Muñiz, Las rektciones entre lns gáneros: Un motiuo d,e
Occasional Pape¡ Núm. 79, New York, 1962, pp. G12, citados Estado, Tesis de Maestría en Historia y Etnohistoria, Escuela
por Nancy F. Cott, Idem., p. 95. Nacional de Antropología e Historia, México, 1995.

ESTUDIOS DE GEI{ERO l3 Fusxrss HuueNÍsrICAS


sectores, incluidas las feministas moderadas, aseguraban que dominaron el ambiente de la época abogaba por
que el control de la natalidad no era una medida ade_ la mujer en la casa. Las mqjeres sin embargo erall una
cuada para un país devastado por la guerra, que man- fuerza laboral necesaria para el desarrollo ecor-lómico
tenía un éxodo constante de trabajadores hacia el del país. Así, las fábricas de cigarros, de rextiles. cle
norte y en el cual el B0% de los niños nacidos morían medias, eran ámbito preferencialmente femenino. Los
durante la primera semana de üda y donde el creci- grandes almacenes y los empleos secretariales tambiér-r
miento poblacional era en 1921 del 0.b%. Se señaló eran para ellas. Entre 1920 y 1980 la población feme-
que antes que instrumentar campañas de esta natura_ nina económicamente activa era de entre ZZ t. Z3o/c t-
leza,lo que el pueblo necesitaba era educación.3o estaban ocupadas en la rama industrial (lg.4\%), del
El cientificismo también determinó las acciones de comercio (22.63Vo), y principalmente en trabajos do-
la sociedad mexicana de la década del r,einte, se ad- mésticos (97.57%).0' Las intenciones del régimen fue-
mitía plenamente la importancia de que la biología, ron loables en cuanto a dotar a las empresas donde
la higiene, la atención prenatal y el cuidado del niño laboraban mujeres, de espacios aclecuados para la edu-
así como la eugenesia, formaran parte de las currícula cación de sus hljos, lamentablemente las circunstancias
escolares de todos los niveles: desde la escuela prima- del país no permitieron ir más allá de algr-rr-ras excep
r-ia hasta la carrera magisterial. A finales de la década, ciones como El Departamento de Establecirnientos
se fundó el Serr,.icio de Higiene Infantil cuya misión Fabriles y Aproüsionamientos Militares dirigido por el
era avudar a la madre para qlre sus hijos nacieran v líder obrero Luis N. Morones durante el gobiento cle
crecieran en las mejores condiciones de salud, en una Ávaro Obregón (1920-1924) que conraba con salór-r cle
labor más pre'entiva que curati'ua. se inició el ser-vicio cuna, kindergarten y salón de clases en la escuela
de E.fe*reras \isitadoras, cuya misión era impartir en anexa a la fábrica.3a
los hogares las enseñanzas de higiene, especialmente La situación laboral de las mujeres durante el
para las mqjeres en cinta y para orientar a las madres Porfiriato, había sido deplorable y no obstante que las
en los cuidados que deberían tener para conseguir el mujeres encabezaron desde el siglo XIX luchas por me-
desarrollo armónico de sus hijos.3' jores condiciones de trab4jo, la institucionalizaciór-r cre
La política pronatalista del Estado Mexicano en los la üda sindical las fue dejando al margen de las cleci-
arios posrevolucionarios, encontró en la',mad.re de la siones que eran tomadas por las cúpulas obreras mas-
raza cósmica" la representación de lo que el nuevo or_ culinas. En 1915 durante el gobierno de Salr-aclor
den social pretendía de las mujeres: que fueran revo- Alvarado en Yucatán, apareció La Ley del Tiabajo en
Iucionarios sanos, fuertes y bellos. El culto a la la cual el artículo 79 prohibía que las mujeres trabaja-
rnaternidad de la mujer mexicana se extendería enton- ran treinta días antes de dar aluz y durante los trein-
ces a lo largo y ancho del país, ei periódico Excékior ta días subsecuentes, debiendo recibir su salario
lanzó el 13 de abril de lg22 el primer aviso para la completo durante ese tiempo y conseryar su puesto.
celebración del Día de la, Madre, el 10 de mayo del mis- El artículo B0 ordenaba que los establecimientos en
mo año. Lo deseable era aumentar la población, lo donde las mujeres laboraban debería contar con un
ctral en los hechos resultó una realidad,, ya que entre salón especial en perfectas condiciones de higiene par:a
1921 v 1940 casi se duplicó el número de nacimien- que amamantasen a sus hijos quince minutos cada dos
tos, de 453 643 pasó a 875 471.32 horas sin computar ese tiempo destinado al descanso.
Aturque las mtljeres habían estado presentes en el Estas disposiciones fueron retomadas en la Lev Fede-
ámbito laboral desde la primera mitad del siglo XIX,
el ideal femenino diftrndido desde todos los discursos
33 Resumen del V Censo de Población, Dirección Ge,eral de
Geografía y Estaclística, México 1932. Las cifras que recogí de
30 I-l Dentór'rz¿tr¿, Iféxico, 25 de mayo de 1923, p. 1. este documento se presentan en números absolutos, por tanto
31 secretar'ía cle la Presiclencia. México a traués rte tos inlinqtes pre- los porcen@es fueron obtenidos por la autora. En cuanto al ciato
.sidenciales. SEP. SP.. \bl. 12, 1976 (Salubridad General), p. 117. de la población económicamente activa si se presenta en nirme-
32 cornperclio Histórico de Estadísticas vitales 1gg3-1gg3, ros relativos.
INEGI, ñruarios Estaclísticos de los Estados unidos Mexicanos. 34 Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando
Censos Generales cle Población y \rir.'ienda, p. 7. Torreblanca.

Fusxrrs HuurxÍsrrcAs 14 ES1'LTDIOS DE CÉXNNO


ral del Tiab{o del 27 de agosto de 1931, además de grado de bienestar social, de comodidades o en el im-
que se estipuló qr-re la rntler casada podría celebrar portante hecho de no haber obtenido el derecho al
contrato de trabajo siu atttorizaciín del marido v pro- sufragio sino más de treinta años después.
hibir para ellas cualqr-rier tipo de trabajo peligroso o Son también reconocibles las diferencias en cuan-
que pusiera en riesgo str rida. to al énfasis que cada sociedad puso en los diversos
aspectos que harían de la sociedad una sociedad rno-
derna. En Inglaterra, fue fundamental la obtención
de derechos civiles, en particular del derecho al voto.
En Francia, la apertura se expresó en la libertad
¿De qué modernidad hablamos?
sexual ,v en Norteamérica en el bienestar social qtre
Es evidente qlre desde el punto de rista de los cam- trajeron los avances tecnológicos que acompariaron
bios que se perciben en las diversas situaciones de vida al auge económico. En tanto qtle en NIéxico, la tno-
de las mt{eres en los distintos países, la década de 1920 dernidad se manifestaba en términos de la salida de
marcó el ingreso del mundo a una modernidad dife- un país mral a uno urbano, devastado por la [Juel'ra
renciada por país, por cultura y por sexo. Las mujeres y en deplorables condiciones económicas, qne encon-
en su imagen y su papel social fueron el símbolo del traba en las imágenes femeninas trna manera de re-
cambio y de la nueva era, tanto en los países que par- conocerse como parte del mundo cosmopolita al que
ticiparon en la I Guerra como en México cuyo proce- recién ingresaba.
Es muy significativo el hecho de qr.re va a principios
so de reconstrucción nacional obligó al grupo en el
poder a adoptar una posición, muy tímida por cierto, de siglo XX la información circtrlaba v eran del cono-
frente a los reclamos de las mujeres. cimiento de la gente en casi todos los países los méto-
Corno pudimos observar en la breve reseña anterior, dos de regulación de la fectrndidad, no obstante,
las democracias burguesas del siglo XX se constituye- aquellos que participaron en la gtlerra mostraban un
ron sobre una regulación, desde el Estado, de las rela- descenso marcado en el número de tlacimientos por
ciones entre los indMduos de distinto género y de su tanto era necesario apuntalar el crecimiento de dichas
naciones a partir de impulsar la natalidad. \Iéxico en-
papel en el orden social burgués. El espacio de este
análisis es breve y solamente se ha limitado a retomar frentaba el problema de la menguada poblaciór-r debi
alguna información relativa a las políticas de género do a la guerra ciül y a la mortalidad por erlfennedades,
relacionadas con las mujeres que explícitamente que- lo cual también planteaba la necesidad de ttn creci-
daron plasmadas en leyes y en instituciones y de algu- miento importante de su población.
Se puede comprender que en ese contexto la figu-
na manera en los reclamos que sobre todo las
agr-upaciones feministas llevaron a debate. Sin embar-
ra de la madre como eje de la identidacl femenina
go, haría falta cruzar esta información con las postu- eclipsara la de la mujer trabajadora, autónoma v due-
ras de otras instancias como la Iglesia, hacer también ña de sí misma, aunque no a tal grado de suprimirla
-ya que también su fuerza
de trabajo fue ttno de los
Lrn corte por clase social y analizar el papel que el
poder asignó a los hombres, tanto en la familia como pilares en las reconstrucciones de las naciones abati-
en la sociedad. das por la guerra y la revolución. Sin embargo, tam-
Sin lugar dudas el estudio es limitado aunque deja bién es clara la ambigüedad de los discursos que
en claro que la modernidad alcanzada por las muje- construyeron las representaciones de la feminidacl en
res en los diferentes países también obedecía a su gra- tanto las mujeres se encontraban en la tensión que
do de desarrollo interno y las innumerables influencias existió durante todo este tiempo, 1'siempre, entre la
de turos países con otros como es el caso de Francia e tradición y la modernidad cuya mejor manera de re-
hrglaterra donde las mujeres casi obtuüeron el dere- solverla, a mi juicio, se encontró en la moderna ama
cl-ro al r-oto al mismo tiempo, o el de México respecto
de casa cuidadosa de su familia y de sus hijos pero cien-
a \ortearnérica que logró transmitir la imagen de ac- tíficamente informada, educada, actir,a 1'proveedora de
tualidad a las mujeres mexicanas aunque sin lograr el bienestar, comodidad y salud.

I.)STUDIOS DE GT)NERO 15 Fur,NrEs Huut,lNÍsrtcAs


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Furrrrs HuvrNÍsrrcAs 16 ESTLTDIOS DE GENERO

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