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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LAS ARTES
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN ESTUDIOS AVANZADOS EN HISTORIA
MAESTRÍA EN HISTORIA

EL GENDARME NECESARIO
CATEGORIAS POSITIVISTAS

U.C.: Discurso Histórico


Prof.: Javier Escala
Estudiante: Eilim Adelle Hernández D´Oliveira
C.I.: V-14.240.560

Caracas 9 de enero de 2023


La obra “Cesarismo democrático”, de Laureano Vallenilla Lanz, publicado
por primera vez en 1919, hace 104 años, se presenta como una opción atractiva
para el estudio de los orígenes del pensamiento político venezolano, en el cual el
autor reflexiona minuciosamente sobre la patria, su cultura y su historia. Igualmente,
dicha obra construye una línea discursiva en la que el autor introduce elementos
filosóficos que permitieron fundar, en su momento, nuevas ideas referentes a los
acontecimientos que generaron el nacimiento de la nación venezolana.

Es importante señalar que la obra de Laureano Vallenilla Lanz forja espacios


para la discusión, el estudio y la creación de puntos de vista y propuestas que
constituyeron líneas de comprensión de nuestra realidad, sin embargo, la intención
ideológica de la obra, esta dirigida, en gran parte, a justificar la dictadura de Juan
Vicente Gómez (1908-1935) y en líneas generales, el personalismo político en su
enunciado contiguo: el caudillo.

El inicio del Gendarme Necesario, constituye una apología del Caudillo como
un prodigio, una necesidad originaria del estado de integración por el que se van
formando los pueblos y que se ha venido dando igualmente a lo largo de nuestra
historia. En la que Vallenilla expresa: “… el Caudillo ha constituido la única fuerza
de conservación social, realizándose aún el fenómeno que los hombres de ciencia
señalan en las primeras etapas de integración de las sociedades: los jefes no se
eligen sino se imponen.1”

Seguidamente señala: “…la preservación social no podía de ninguna


manera encomendarse a las leyes sino a los caudillos prestigiosos y más temibles,
del modo como había sucedido en los campamentos.2”

La idea de la gesta emancipadora como un conflicto bélico de la región


Latinoamericana queda abolida en el discurso de Vallenilla. La Guerra de
Independencia es planteada como un enfrentamiento de carácter interno, en la cual,

1
VALLENILLA LANZ, Laureano
El Cesarismo democrático. Caracas, Colección Bicentenario Carabobo, 2021, Pág. 244
2
Ídem. Pag. 158
más que las discrepancias de orden político y los intereses opuestos entre el poder
metropolitano y sus colonias, se exponen las contradicciones sociales generadas
por el orden colonial, por las radicales diferencias entre las clases, por el atropello
a la libertad surgido del sistema esclavista.

La obra analiza lo interno del tejido de una sociedad con profundas


contradicciones, que en los albores del proceso independentista entra en crisis. La
violencia, característica de la empatía entre muchos grupos, el resentimiento
heredado que se libera tras el desvanecimiento de las viejas estructuras que los
mantenían en situación de entrega, introducen la anarquía, el desconcierto
manifiesto en acciones vandálicas, en el irrespeto a la propiedad, en la violación de
cualquier derecho.

El estudio y comprensión de estos tópicos, le permite a Vallenilla Lanz dejar


ver las debilidades de la sociedad colonial, el apartheid del que eran víctimas
algunos grupos, así como también explorar las características de los grupos en
conflicto, patriotas y realistas, desde una visión que deja al descubierto la ausencia
casi total de una conciencia política del pueblo participante en la lucha armada, que
carece de un conocimiento integral de la guerra, sus causas y objetivos.

La escritura de Vallenilla delinea la silueta de una población empobrecida e


inhumana, entregada a la lucha a partir del impulso elemental, ansioso de alcanzar
algún poder que le facilite la superación de sus males inmediatos. Debido a ello,
pelear a favor de los realistas o de los patriotas no marcó una diferencia importante
para los llaneros que ejercían como soldados.

Es interesante subrayar la preocupación existente en el texto sobre la


separación entre la cultura hegemónica y la cultura del pueblo. Los grupos dirigentes
de la sociedad criolla, los que fomentan las primeras acciones independentistas, no
logran interpretar la complejidad, según Vallenilla, de la gran masa, heterogénea,
diversa, que será parte activa de la guerra. Esta dispersión, este conflicto para
mantener un diálogo, una comunicación y un conocimiento entre los distintos
estratos sociales, parece prolongarse hasta la vida republicana, en la que los
sectores dominantes no logran “interpretar” los sentimientos e intereses de los
grupos que permanecen al margen del poder.

Por otra parte, la referencia a la destrucción de localidades enteras durante


la emancipación, a la borradura casi total de ciudades principales como Caracas,
por ejemplo, dan cuenta en el texto de la devastación producida por la confrontación
bélica, que arrasa con sus habitantes, con su paisaje urbanístico, con su dinámica
cotidiana. De allí la pregunta y la respuesta en la carta de Bolívar a su tío Don
Esteban Palacios, citada en Cesarismo democrático: “¿Dónde está Caracas?,
preguntará usted. ¡Caracas no existe!”3.

La necesidad de garantizar un ejército eficaz conlleva un pacto implícito con


la violencia. Obviar la indisciplina, como cuenta Páez, el vandalismo y aun el crimen,
se impone como estrategia para intentar alcanzar los objetivos políticos propuestos,
pues con frecuencia eran necesarios los acuerdos con hombres violentos, pero
siempre listos para participar en cualquier contienda. En palabras de Vallenilla Lanz,
la guerra de independencia pierde el carácter de gesta heroica y se revela al lector
como acción que deja al descubierto el imaginario, las costumbres, los prejuicios,
los miedos y rencores sociales. El desbordamiento del odio hacia el blanco, símbolo
de la opresión, surge como motivo central del conflicto y expresa la complejidad de
las relaciones entre las clases.

Asimismo, es importante no olvidar la noción que tiene Vallenilla acerca del


pueblo, de las masas, del alma popular: “el sentimiento popular es siempre impuro”4,
escribe. Y esta especie de sentencia está presenta en todo el texto. La búsqueda
de la igualdad, de la democratización de la sociedad nacional, que se promueve
desde los días de la lucha independentista, se muestra atada a la anarquía, a la
destrucción, e incluso a la rapiña: “El vaso donde se condensan los sentimientos de
las multitudes tiene en el fondo un sedimento que toda sacudida puede hacer subir

3
Ídem. Pag. 38
4
Ídem.
a la superficie cubriendo de una espuma de vergüenza el licor brillante y generoso”5.
Dura visión del estamento popular, que en cierta forma contribuye a justificar la
necesidad de un gendarme que “logre restablecer el orden, para amparar el hogar
y la patria contra los demagogos, (…) contra los bolshevistas, contra los que se
encumbran, medran, tiranizan, roban y asesinan (…) en nombre de la libertad de la
humanidad”6. Aunque la experiencia nos señala que justamente en los gobiernos
presididos por gendarmes los males mencionados tienden a agudizarse, y lejos de
constituir una transición hacia un período de crecimiento, suelen convertirse en
etapas de verdadera oscuridad y decadencia.

Vallenilla promueve la idea del “cesarismo democrático” a través de la figura


de Páez, a quien exalta como paradigma del llanero que progresivamente se civiliza,
adquiere conocimientos de los hombres letrados con quienes se codea (sobre todo
oficiales y personajes representativos del mundo político) y poco a poco accede al
saber imperante en las grandes metrópolis del momento. El carácter bárbaro de su
origen va cediendo ante la revelación de un mundo que lo seduce y lo impresiona,
de una cultura con la que desea identificarse. El descubrimiento de ese mundo ante
los ojos del guerrero carente de modales refinados, de instrucción, lo impulsa a
comprender los códigos del espacio sociocultural recién develado (sus valores, su
orden interno) para integrarse a él. El sujeto pueblerino, el soldado analfabeto, se
transformará en eficiente aprendiz y, posteriormente, en hombre culto. Será
entonces, desde la perspectiva de Vallenilla, una especie de síntesis del gobernante
ideal, pues se manejará adecuadamente en todos los escenarios de su sociedad.

Tendrá el poder de conocer a las masas populares y de conducirlas, así


como conocerá el lenguaje de la cultura dominante. Sin embargo, el gendarme no
siempre se corresponderá con la figura heroica de Páez, pero permanentemente
representará el riesgo de arrastrar a la población por el camino del peligroso culto a
la personalidad, que tantas calamidades ha traído a las naciones. Del gendarme al

5
Ídem
6
Ídem. Pág. 283
“jefe único” o al “padrecito” no hay más que un paso. Para Vallenilla este personaje
constituye un aspecto fundamental en la evolución de la sociedad nacional hacia el
camino de la modernización y democratización del país.

La integración al mundo moderno de los sectores sociales que han


permanecido al margen del progreso, necesitará, según el autor de Cesarismo
democrático del ejercicio de esta figura, punto de conexión entre civilización y
barbarie; entre dos grupos: letrados e iletrados; entre dos universos políticos: el que
se estructura a partir de la constitución, de la institucionalidad, y el que enfrenta sus
conflictos desde la violencia y desconoce el aparato legal. Sin embargo, es
conveniente no olvidar que la mano dura del gendarme necesario con gran
frecuencia altera la ley y la moldea a su medida.

Más allá de identificarnos o no con la postura ideológica presentada en este


debatido libro, es importante destacar, en conclusión, la fuerza de su discurso: claro,
dinámico, accesible, producto de una investigación sistemática. Su estudio de la
guerra de independencia ofrece al lector una amplia información acerca de la
sociedad venezolana, su organización, su heterogeneidad cultural, sus complejas
contradicciones. Al presentarla como guerra civil se desacraliza la perspectiva que
tiende a mostrarla como conjunto de hazañas heroicas más bien incuestionables, y
se procede a explorar los acontecimientos, los grupos anónimos que participaron
en la acción bélica, las decisiones políticas que contribuyeron a generarla y a
imprimirle el perfil que progresivamente adquirió.

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