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CXXXV: “El mañana efímero”

La España de charanga y pandereta,


cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.

Mas otra España nace,


la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
Es este un poema algo conceptuoso y complejo. Lo que se contrapone no es la “España de
charanga y pandereta” a la “España implacable y redentora” sino que, más sutilmente, se
enfrenta esta última a la heredera de aquella otra España de ayer: en suma, a la España
semimodernizada pero frívola y siempre reaccionaria que, sin duda, puede identificarse con la
España neocaciquil de Alfonso XIII (por eso escribe “el vacuo ayer dará un mañana huero”).

VOCABULARIO

Cerrado: cercado, huerto con valla. En otros sitios pone que se refiere a un convento.

Frascuelo: apodo del célebre torero Salvador Sánchez Povedano que se retiró en 1890 de los
ruedos. La devoción a María es, por supuesto, la de la Virgen.

Zaragatera: bulliciosa, alborotadora.

Ahíto: harto, saciado.

Lechuzo: noctámbulo.

Tarambana: alocado.

Sayón: túnica de los penitentes de Semana Santa.

Bolero: chaquetilla de los toreros, bailadores, etc. (véase la nota mordaz de esa imposible
indumentaria).

Realista: monárquica, traidicionalista.

Tahúr: tramposa.

Lechuzo y tarambana: son expresiones sinónimas que aluden a la vida desordenada y


derrochadora; el sayón es el cofrade que acude, vestido de penitente, a las procesiones de
Semana Santa, al que Machado ve con “hechuras” (aspecto) de ir a la bailar un profano
“bolero”; la moda “realista” de Francia alude a la mezcla de corrupción e hipocresía del París
“pagano” de fin de siglo (Machado nunca tuvo simpatía ni por Francia ni por el tipismo
francés), que era servilmente imitado en España.

Heces: poso del vino.

Pragmática: utilitaria, carente de ideales.

Estomagante: que indigesta o causa fastidio.

La España del cincel y de la maza: de la creación artística y del trabajo.

TEMAS DEL FRAGMENTO EN RELACIÓN CON LOS TEMAS DE LA OBRA

El tema principal de este poema guarda estrecha relación con uno de los grandes
temas de Campos de Castilla y, en general, de los preferidos por la generación del 98:
es una visión crítica de España.
Pasado, presente y futuro se entrelazan en el poema. El presente con el que Machado
se enfrenta es hijo del pasado “de charanga y pandereta”. El poeta ve el futuro
inmediato con pesimismo (“El vano ayer engendrará un mañana vacío y, ¡por ventura!
pasajero”) pero pone sus esperanzas en un futuro más lejano (en la España de la
rabia y de la idea). El tema principal gira en torno a los dos tipos de Españas que nos
presenta el poeta: una negativa, despreciable, caracterizada por la ausencia de
valores que ocupa la mayoría del poema (desde el comienzo hasta el v. 34); dentro de
esta primera parte llama la atención los 6 primeros versos en los que, a modo de
mínima introducción, el presente español se muestra como bullicioso, juerguista y
católico. Todas las palabras que emplea el poeta para caracterizar a este joven
poseen connotaciones negativas: “lechuzo, tarambana, sayón, especialista en vicio” A
juicio del poeta es una realidad que debe ser sepultada como indican los versos 5 y 6:
“ha de tener su mármol y su día/ su infalible mañana y su poeta”. En los diez versos
siguientes, desde el 15 al 24, la visión se amplía y la invectiva hacia la España caduca
alcanza suma violencia. Para expresarlo utiliza estructuras paralelísticas que
complementan a esa “España inferior”, que igual “ora y bosteza” “que ora y embiste”.
Una España a la que se le atribuyen de manera despectiva connotaciones
anticlericales: “vieja, tahúr, zaragatera, triste, amante de sagradas tradiciones y
formas” donde lo “sagrado” es interpretado con la ironía y la impotencia de la
contemplación de lo inmóvil, de lo intocable. Descubrimos también en estos versos un
tono satírico poco usual en Machado y que aparece con fuerza al describir una España
que sólo es capaz de engendrar hombres amantes de un catolicismo vano y
superficial: “florecerán las barbas apostólicas/ y otras calvas en otras calaveras/
brillarán venerables y católicas”. La ironía y la crítica mordaz hacia la fe folclórica,
aparente y vacía se ponen de manifiesto en estos versos al igual que en otras
composiciones machadianas tan memorables como “La saeta”. Encontremos pues,
otra vez, el tema de las preocupaciones filosóficas y religiosas. La experiencia
religiosa de esta España está acorde con el resto de sus principios. Su religión no es
una creencia en una verdad superior, una vivencia que ennoblezca a la persona que la
siente; esta religión se confunde con el resto de sus diversiones, pues se cree con
igual fervor en la Virgen, aunque sólo como mujer ("María"), que en un torero
("Frascuelo"). Superficial, en esta religión sólo importan las formas, como muestra el
traje del "joven lechuzo": un hábito religioso, "sayón", confeccionado para ir de juerga,
"con hechuras de bolero". Son las apariencias lo que inspira respeto: las "sagradas
tradiciones", las "sagradas formas y maneras", "las calvas venerables y católicas". Y
estas apariencias revelan de nuevo una España que sólo admira lo viejo, las
"tradiciones", las "barbas", "las calaveras", una España en la que no hay diferencia
entre política y religión.
Los versos 25 y 27 desempeñan la función de repetición insistente del poeta sobre ese
futuro inmediato e irremediable pero deseado como algo pasajero; así la exclamación
“¡por ventura, pasajero!” intensifica una vez más esta idea. Del mismo modo la
repetición del “vacuo ayer dará un mañana hueco” que aparece en el verso 29 no hace
sino sintetizar dos pares de versos anteriores (el 7 y 8; y el 25 y 26) construyendo así
un quiasmo “vacuo/ huero; ayer/mañana” donde la perspectiva de un futuro detestable
se hace más explícita si cabe. A través de una comparación desagradable, los cinco
versos siguientes recogen la sensación de rechazo que produce en el poeta el cuadro
contemplado y descrito anteriormente; para ello compara esa realidad con la imagen
caricaturesca del vómito de un borracho o las heces turbias sobre las montañas.
Hasta aquí Machado nos presenta un futuro inmediato nada halagüeño que no desea
para España pero que, advierte con conciencia, es lo que le espera a nuestra patria si
no se produce un cambio urgente en la mentalidad de la sociedad: “aún tendrán
luengo parto de varones/ amantes de sagradas tradiciones”.
La otra España es positiva, abierta a la esperanza, laboriosa, intelectual y
revolucionario que aparece en el texto en los 8 últimos versos. Aa partir del verso 35 y
coincidiendo con la segunda parte de la composición, Machado introduce una
conjunción coordinante adversativa “Mas…” con la que inicia un talante distinto,
regeneracionista, vislumbrando ya otro futuro para España; su actitud progresista
queda presente en estos últimos versos donde el poeta pone la esperanza en el
pueblo, en la España trabajadora, laboriosa, intelectual y revolucionaria ( “España de
la rabia y de la idea”) con la que sí se siente identificado el autor. Por lo tanto, la
confrontación entre las dos Españas, la actual y de futuro inmediato y la posterior,
marcan las dos partes que se encuentran y actúan como elementos antagónicos.

España es descrita desde el presente y proyectada hacia un doble futuro: uno es el


más inmediato entendido como prolongación del presente y detestado por el poeta; y
otro, el más lejano, esperanzador y comprometido. El presente de España y su
futuro inmediato atienden a lo más superfluo de la existencia humana: el
folclore, el vicio fácil o la fe irreflexiva. “La España de charanga y pandereta,
/cerrado y sacristía, /devota de Frascuelo y de María, /de espíritu burlón y alma quieta”
Es vislumbrado como tiempo pasajero y está plagado de connotaciones negativas que
el poeta rechaza enérgicamente. El futuro posterior, sin embargo, es contemplado
como la única esperanza posible para que España progrese y se incorpore con la
valentía y el esfuerzo de sus gentes a otro estilo de vida menos resignado y miserable.
Un futuro con dignidad humana con el que el poeta se siente comprometido. “Una
España implacable y redentora”. Esta contraposición entre las dos Españas posibilita
estos temas:
Reflexión crítica sobre la historia y la realidad social de España con objeto de
denunciar los males que la han conducido a su decadencia e infundir en los
ciudadanos la confianza en su necesario progreso.
La contraposición de una España inmóvil y conformista frente a otra España
enérgica, vital y progresista.
El deseo regeneracionista cultural y social de España proyectado en una España
futura y nueva
Por otra parte y pensando en el devenir histórico de nuestra patria, después del que el
poeta sevillano escribiera este texto fueron muchos los acontecimientos negativos que
se sucedieron como el turnismo político ineficaz que se llevó a cabo bajo el reinado de
Alfonso XIII y que desembocó en la dictadura de Primo de Rivera. Aun así, Machado
pudo ver realizado sus sueños de la otra España que desea cuando se proclama el
triunfo de la Segunda República en 1931. Un sueño que se desvanecerá cuando en
1936 estalla la guerra civil española que le obligó a exiliarse a Francia, país donde
moriría poco tiempo después.

COMENTARIO DEL SIMBOLISMO EN EL POEMA EN RELACIÓN A LA OBRA

Machado es un poeta simbolista. En su primer libro, Soledades…el simbolismo


es claro y evidente. En Campos de Castilla sus poemas se vuelven más realistas, pero
el simbolismo permanece. En el paso de uno a otro libro, Machado lo depura
eliminando los símbolos más claros y conservando únicamente los más sutiles.
Podría comentarse el cambio de tono del poeta, ya no es un tono intimista como en
“Soledades”, ahora Machado abandona el “yo íntimo” y sus problemas existenciales (la
muerte, la fugacidad del tiempo, la melancolía) y toda la simbología: el agua, la noria,
la tarde, la fuente para volcar todas sus inquietudes sobre un “tú” que no es otro que el
que España y los españoles.
En este poema aparece uno de los símbolos favoritos del tiempo en Machado, muy
recurrente en su poesía: la tarde, que se presenta como el final de la vida, la cercanía
de la muerte o la muerte misma. Además, aparece la ''tarde pragmática y dulzona''.

. ANÁLISIS DEL ESTILO DEL POEMA EN RELACIÓN CON LA OBRA A LA QUE


PERTENECE

Con respecto al lenguaje empleado por Machado en este poema, se aprecia ya desde
el inicio del poema un estilo depurado, sobrio, austero, ejemplo de escasez
ornamental. Hay una clara voluntad antirretórica, característica del estilo de la
generación del 98. Podemos encontrar en este muchos de los rasgos que caracterizan
el estilo de Machado en Campos de Castilla.
En cuanto a la métrica es una combinación de versos heptasílabos y endecasílabos
con rima consonante. El autor se aleja en Campos de Castilla de la influencia de la
versificación modernista mostrando, como podemos comprobar, una predilección por
formas poéticas más sencillas como es, en este caso, la silva, estrofa escogida por
Machado para volcar sus preocupaciones patrióticas.

El Modernismo y su estilo grandilocuente y sensual ha quedado atrás y ha sido


sustituido por un estilo más sobrio y un léxico concreto plagado de palabras
terruñeras: “lechuzo, sayón, tarambana, zaragatera…” tan propio de otros escritores
de la Generación del 98. No obstante, es apreciable la abundancia de la adjetivación a
lo largo de todo el poema “España inferior, devota, implacable, redentora…”
En cuanto a las figuras literarias, encontramos anáforas: “Esa España… España”,
paralelismo: “Esa España inferior que ora y bosteza / esa España inferior que ora y
embiste.”, antítesis: “El vano ayer engendrará un mañana (hay otras antítesis entre
las dos Españas: charanga y pandereta / del cincel y de la maza… esos elementos a
su vez son simbólicos: la fiesta, el trabajo…)”Símil: “Como la náusea de un borracho
ahíto…”personificación de España: ”ora, bosteza, nace…” Hay abundantes metáforas
en este poema, por ejemplo, “mármol “hace referencia a la muerte por ser el material
típico de las lápidas, de la misma manera en '' un rojo sol corona de heces turbias las
cumbres de granito'' es una metáfora de como es un atardecer en las cumbres.. El
''cincel'' y la ''maza'' son metáforas del trabajo, mientras que ''rabia y de la idea'' son
metáforas que hacen referencia a los eruditos.

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