Está en la página 1de 6

SALUTACIÓN DEL OPTIMISTA: FONDO Y MÉTRICA

Erwin K. Mapes clasifica los poemas de Cantos de vida y esperanza como


pertenecientes no al Modernismo, sino al “Mondonovismo”. Señala que ya Darío ha
salido de la torre de marfil en la que --a imitación de sus modelos franceses-- se había
encerrado el autor de Azul y de Prosas profanas. Explica que su obra de 1905
pertenece a una nueva escuela no porque siga en ella una nueva técnica, sino porque la
temática es distinta:

Rubén Darío a donné trois recueils de vers appartenant a trois écoles


littéraires différentes: Azul au Parnasse; Prosas profanas au Symbolisme
Cantos de vida y esperanza au Mondonovisme. En ce qui concerne
L’Amérique les deux premiers se classent ensemble dans le Modernisme (1).

Refiriéndose al Mondonovisme dice:

Les poètes de cette école, tout en conservant les procédés techniques


de la précédente, se différencient essentiellement par les sujets traités.
Leurs écrits parlent surtout d’actualités, font ressortir la solidarité
persistante de la race latine, sentiment réveillé par la guerre hispano-
américaine et exaspéré par la défaite espagnole. C’est évidemment
s’éloigner baucoup des sujets artistiques qui ont caracterisé le
Modernisme (2).
On voit donc que les Cantos de vida y esperanza étaient une des premières
œuvres importantes du Mondonovismo, bien que Rubén Darío ne fût pas
le chef de ce mouvement comme il l’avait été du Modernisme (3).

En Cantos como en Prosas profanas, el poeta conserva el mismo propósito de


enriquecer la lengua mediante el uso de extranjerismos, usa palabras griegas que con
frecuencia usaban Leconte de Lisle y sus imitadores de la escuela parnasiana, tales
como: siringa, egipan, hipsipila, Herakles, eurekas, ánforas, clepsidras.
A imitación de los simbolistas franceses, forma palabras nuevas derivadas de otras ya
existentes: “gemar” de “gema”; “canallocracia” de “canalla”; “pandórica” de
“Pandora”; “triptolémico” de “Triptolema”; “pánico” de “Pan”; “luciferina” de
“Lucifer”. Imitando la tendencia de la escuela francesa contemporánea, usa vocablos
arcaizantes: “desesperanza” por “desesperación”, “heridor” por “hiriente” (4).
Gayol, quien al hablar de Darío no lo identifica con ningún otro movimiento que no sea
el Modernismo, explica de la siguiente manera la nueva técnica poética que surgió con
dicho movimiento:

El versolibrismo modernista culmina en la ambiciosa pretensión de la lírica


actual --española y americana-- que destaca el ritmo interior como
predominante en la estructura poemática, con marcado desprecio de la rima.
Procura lograr el verso sin regularidad métrica ni estrófica, siguiendo
escuetamente la proyección del pensamiento poético. La ambiciosa empresa
de la nueva poesía implica esencialmente una doble y grande dificultad: a) de
composición y de técnica en el poeta, con muy especiales y sobresalientes
condiciones; b) de comprensión en los públicos, lectores y hasta críticos,
habituados a las viejas normas poéticas y a moldes musicales del verso,
indudablemente de más sencilla y fácil asimilación (5).

Los críticos no están de acuerdo en cuanto si el hexámetro, propio de la métrica latina,


usado por Rubén Darío, en “Salutación del optimista”, se ha podido o no adaptar con
éxito a la métrica española. La polémica se basa principalmente en el hecho de que
unos aceptan y otros niegan la existencia en el español, de sílabas de distinta duración:
cortas y largas.

Joaquín Balaguer explica que Nebrija considera que “la lengua castellana,
contrariamente a lo que sucede en la latina, no distingue sílabas en largas y breves: el
verso español no puede fundarse, por consiguiente, en la cantidad silábica” (6). El
mismo autor cita a Rengifo (Arte poética española, Salamanca, 1952, página 12), quien
sostiene que: “El verso, que es objeto y fin del arte poética, se compone de sílabas
largas y breves…” (7). Rubén Darío se inclina a esta última opinión, según expresa en
Historia de mis libros:

Elegí el hexámetro (en Cantos de vida y esperanza) por ser de tradición greco-
latina y porque yo creo, después de haber estudiado el asunto, que en nuestro
idioma, “malgré” la opinión de tantos catedráticos, hay sílabas largas y breves,
y que lo que ha faltado es un análisis más hondo y musical de nuestra prosodia (8).

Como bien señala Arturo Marasso, en “Salutación del optimista” hay un misterio
profético. Es ese misterio el que encontramos también en “Ode to the West Wind”. En
esta oda, Shelley quiere infundirle a su palabra la fuerza renovadora del viento, según
comenta el antólogo donde aparece el poema:
As in the other major Romantic poems --see for example, the opening of
Wordsworth’s “Prelude”, Coleridge’s “Dejection”, and the conclusion to
Shelley’s “Adonais”-- the rising wind, linked with the cycle of the
Seasons, is presented as the outer correspondent to an inner change from
apathy and deathlike torpor to renewed spiritual vitality, and from imaginative
sterility to a burst of creative power which is paralleled to the inspiration of
the Biblical prophets. In Hebrew, Greek and many other languages, the words
for wind, breath, soul and inspiration, are all identical or related. (The Norton
Anthology of English Literature, volume 2, W.W. Norton & Company, Inc.,
New York, 1962, p. 422.

El poeta le pide al viento que le dé su ímpetu para revivir con su verso la tierra dormida:

…Be thou, spirit fierce,


My spirit! Be thou me, impetuous one!
Drive my dead thoughts over the universe
Like withered leaves to quicken a new birth!
And, by the incantation of this verse,
Scatter, as from an unextinguished hearth
Ashes and sparks, my words among mankind!
Be through my lips to unawakened earth
The trumpet of a prophecy! O Wind,
If Winter comes, can Spring be far behind?

Darío no tiene que pedirle a una fuerza exterior que le dé ímpetu a su palabra. Ésta se
mueve por la fuerza del optimismo. El poeta se dirige en “Salutación del optimista”,
directamente --no a la humanidad toda-- sino al mundo hispánico. Su optimismo parte
de una fe incuestionable en la raza hispánica mucho más firme que la actitud de
esperanza que expresa Shelley con una pregunta: “If Winter comes, can Spring be far
behind?”. El mismo Darío nos describe esta fe de la que brota su optimismo:

El español de América y americano de España, canto, eligiendo como


instrumento el hexámetro griego y latino, mi confianza y mi fe en el
renacimiento de la vieja Hispania en el propio solar, y del otro lado del
océano en el coro de naciones que hacen contrapeso en la balanza sentimental
a la fuerte y osada raza del norte.
Observa Torres Ríoseco que en “Salutación del optimista” el “estilo alado, vago,
aristocrático, de sus Prosas profanas y de su Azul da paso a un ritmo rudo y cortado,
casi de epopeya, como conviene al tema nuevo. Darío vuelve los ojos al solar de la raza
con un gesto de tal virilidad que hace pensar en Walt Whitman y en Carducci. Hay una
fe tan arraigada en su poema que conforta y alienta”.(9).

El poeta se dirige a los hispanos. Viene a decirles algo. Los adjetivos “ínclitos”,
“ubérrimas”, “fecunda”, nos dejan ver de inmediato su fe en la raza hispana. A ellos,
les habla con majestad, pero también con el respeto que nace de su admiración por
ellos. El tono expresado en “espíritus fraternos” y en “luminosas almas” nos muestra el
estado de ánimo del que habla. Parece ser el de un hombre en el que reina la paz
interior –sereno regocijo de espíritu satisfecho expresado en un ¡salve! Seguidamente
comenzamos a entrever el porqué de ese regocijo: algo bueno, algo grande ocurrirá a la
Hispania que le escucha. Algo digno de ser cantado en nuevos himnos, por grandes
poetas.
Tan sólo de asomarse este algo grandioso, siendo un rumor apenas, se produce un efecto
bienhechor: es el renacimiento mismo de Hispania. Una Hispania que se va
desenterrando del olvido en que había estado sumergida (“retrocede el olvido”) para
empezar a revivir (“retrocede engañada la muerte”). La muerte ha sido burlada por esta
fuerza renovadora.
La Esperanza se yergue triunfante haciendo desaparecer la apatía y falta de fe que
ahogaba el entusiasmo. La Hispania de héroes se muestra en toda su fortaleza. El poeta
maldice a aquellos que no tienen fe en el futuro y a los que tratan de destruir las
grandiosas obras de los antepasados.
“La inminencia de un algo fatal” retumba en las mismas entrañas de la tierra. Un
estremecimiento amenazador augura la caída de grandes imperios. Uno de los imperios
caídos, el romano, no está condenado a la muerte eterna. ¿Por qué ha de dudarse que
reviva en su savia la misma fuerza de la savia de aquel roble bajo el cual se
amamantaron los fundadores de Roma? De la misma forma, ¿quién es capaz de dudar
de la fortaleza hispánica heredada de la raza latina? Hispania no es un pueblo muerto;
no es como aquellos pueblos de la antigüedad que alcanzaron un algo grado de
civilización para después caer en el olvido o en la opaquedad: Babilonia, Nínive,
Egipto. La Hispania europea mira hacia el Oriente (“hacia el lado del alba”), tiene fe
en un renacimiento. Madre de la Hispania de América: fuerte, robusta, vigorosa.
El poeta exhorta a los hispanos de los dos mundos a que se unan formando un “solo
haz” sobre la tierra. Los hispanos de la nueva generación están vinculados a sus
antepasados por la herencia cultural que aquéllos les dejaron. Ellos abrieron los
primeros surcos donde germinaron los frutos de nuestra riqueza cultural.
“Gran alba”, “Oriente”, “espléndida luz” --todo sugiere un porvenir brillante, un
esplendoroso renacimiento. En contraste con esos pueblos caídos (Babilonia, Nínive),
los pueblos hispanos en una eterna “actividad infinita”; en una actividad siempre
renovadora. Tan eterna como esa actividad tiene que permanecer nuestra esperanza.

NOTAS

1. Erwin E. Mapes, L’influence française dans l’æuvre de Rubén Darío (París, 1925),
p.26.
2. Ibid.
3. Ibid., p. 99.
4. Ibid., p. 118.
5. Manuel Gayol Fernández, Teoría literaria (La Habana, 1945), p. 343
6. Joaquín Balaguer, Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana
(Madrid, 1945), p. 12.
7. Ibid., p. 17.
8. George W. Umphrey and Carlos García Prada, Selections from the Prose and
Poetry of Rubén Darío (New York, 1928), p. 143.
9. Arturo Torres Ríoseco, Rubén Darío, casticismo y americanismo (Cambridge,
1931), p. 164.

BIBLIOGRAFÍA

Balaguer, Joaquín. Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana.


Madrid: Anejo de la Revista de Literatura, 13, 1945.

Gayol Fernández, Manuel. Teoría literaria. La Habana: Cultural, S. A., 1945.

Mapes, Erwin E. L’influence française dans l’œuvre de Rubén Darío. Paris: Librairie
ancienne E. Champion, serie de la Bibliothèque de la Revue de la littérature comparée,
No. 23.

Torres Ríoseco, Arturo. Rubén Darío, casticismo y americanismo. Cambridge:


Harvard University Press, 1931.

Umphrey, George W. and García Prada, Carlos. Selections from the Prose and Poetry
of Rubén Darío. New York: The Macmillan Company, 1928
Publicado en AZOR, tercer vuelo, No. 32, Junio-Septiembre, Barcelona, 1968, pp. 1-3

También podría gustarte