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APORTES PSICOANALÍTICOS PARA LA COMPRENSIÓN DE LA PROBLEMÁTICA COGNITIVA.

Silvia
Bleichmar (páginas 19 a 40).

Introducción por Silvia Schlemenson de Ons

Las jornadas interdisciplinarias e interinstitucionales que se realizaron en la Facultad de Psicología


de la Universidad de Buenos Aires durante el mes de noviembre de 1993, fueron convocadas por
la cátedra de Psicopedagogía clínica, con el objeto de generar renovaciones conceptuales entre
distintos grupos de trabajo dedicados a la asistencia e investigación de niños con problemas de
aprendizaje.

Al hablar de fracaso escolar, se evalúa y pondera el rendimiento alcanzado por el niño y el tiempo
que permanece dicho niño en cada uno de los niveles en los que se encuentra estratificado el
sistema.

La problemática del fracaso escolar resulta ser comprendida, de este modo, como una
problemática pedagógico-social que pertenece al ámbito institucional y que trata de dar cuenta
del conjunto de los factores que inciden o perturban la posibilidad de alcanzar niveles de
conocimiento y aprendizaje socialmente institucionalizados.

El aprendizaje, en cambio, es el proceso que sustenta la adquisición de conocimientos; se activa en


el interior del ámbito escolar y puede ser descriptivo, como lo hacemos en nuestro caso, desde
una óptica exclusivamente subjetiva, pues no sólo representa el tipo de procesamiento que el niño
hace de los conocimientos escolares, sino que constituye uno de los comportamientos a través de
los cuales se expresan e interpretan aspectos importantes de la actividad psíquica individual.

Silvia Bleichmar desarrolla en su conferencia algunos aspectos de la teoría psicoanalítica que


posibilitan la comprensión del surgimiento del pensamiento y la vigencia de la inteligencia en el
niño.

Conceptualiza la inteligencia y el pensamiento como una de las expresiones existentes de la


actividad psíquica. A lo largo de su conferencia, postula que el grado de prematuración con el que
el individuo nace, lo obliga a una fuerte dependencia amorosa, que al tiempo que ofrece amor,
comida y abrigo, otorga una impronta psíquica que caracterizará su particular modo de ser e
interesarse por lo que lo rodea.

El aprendizaje quedaría así recortado como un proceso de transformaciones sucesivas del sujeto a
través del cual se relaciona con los objetos, de acuerdo con modalidades históricamente acunadas
que se expresan en modos de operar y comportarse, y cuya comprensión y significación es
histórica y subjetiva.

La totalidad de los niños que consultan en la clínica psicopedagógica fracasan en la escuela, pero
no todos manifiestan francos problemas de aprendizaje en los estudios que se les realiza.
Aportes psicoanalíticos para la comprensión de la problemática cognitiva. Silvia Bleichmar

El tema que me propusieron es algo así como qué puede decir el psicoanálisis acerca de la
cuestión de la inteligencia, cuáles son los aportes que podría propiciar, cuáles los temas que
podría venir a esclarecer.

Primera cuestión entonces para abrir: todas las teorías que pretenden ofrecer un cuerpo
coherente respecto de la inteligencia, se plantean los orígenes del pensamiento.

Aún hoy se sigue en un gran debate, en el cual hay figuras importantes en las cuales reaparecen
problemas que hace veinte años parecían zanjados, respecto de lo innato y lo adquirido; y en el
interior del freudismo también se reflejan estas contradicciones, no hay una propuesta única del
psicoanálisis. Esto me obliga a mí misma a tomar partido por alguna de las opciones propuestas.

De modo simple, la cuestión sería la siguiente: ¿es el pensamiento algo que constituye el
patrimonio del sujeto desde el punto de vista biológico, es decir desde su nacimiento mismo, o es
el efecto de las improntas de cultura que atraviesan al sujeto en los tiempos de estructuración?
Para decirlo de una manera más simple: ¿se nace o no se nace con representaciones?

Freud fue oscilante con respecto a esto. Va atravesando a lo largo de su investigación, de su


procesamiento de la cuestión del inconsciente, posiciones alternativas. No una que reemplace a
otra, pero sí posiciones alternativas en relación al origen de las representaciones.

Pero de lo que abdica nunca (y esto atraviesa toda la obra) es de que el inconsciente, y en
consecuencia el pensamiento, no surgen como correlato de la adaptación, sino que surgen como
formaciones en el interior del proceso de constitución del sujeto como elementos de profunda
desadaptación. Es decir, la cuestión del pensamiento desde el punto de vista del psicoanálisis, así
como la cuestión de la sexualidad, surge rompiendo las nociones psicológicas asentadas de que el
pensamiento es adaptación.

La lógica con la que se constituye el pensamiento de entrada no es la lógica aristotélica. Es una


lógica que se constituye no para entrar en contacto de entrada con el objeto, sino para defenderse
de las cantidades que del exterior podrían producir ataques en el sujeto incipiente.

El gran problema del ser humano es cómo abandona la alucinación primitiva para encontrar los
carriles que le permitan en la realidad no morir, situación que ustedes pueden reconocer como
situaciones ya extremas, en los cuadros alucinatorios, con anorexias severas. Hablo de los cuadros
psicóticos en los cuales el sujeto está alucinando, y al mismo tiempo ha perdido las posibilidades
de mantener contacto con los objetos autoconservativos que lo mantendrían con vida.

Orígenes del pensamiento entonces, constituidos, como diría Lacan, en un aparato que lucha
contra el apremio de la vida.

Un niño cuando nace necesita ser sexualizado por un semejante, atravesado por el inconsciente y
constituido como sujeto de cultura.
Lo cual no quiere decir que un niño que fuera criado bajo modos que, digamos, no son los que
estadísticamente conocemos de la humanización, no desarrollará modos de la percepción o de la
cognición. Pero estas formas de la percepción o de la cognición tendrían características diferentes,
estarían siempre sometidas a la inmediatez del objeto. Tienen por un lado los niños salvajes, y por
el otro lado como corroboración, los autistas muy, muy, graves, como corroboración de que la
representación no surge por la relación con el objeto en tanto objetivo, sino con el objeto en tanto
objetal, en tanto atravesado por ciertas cantidades que no pueden quedar reducidas a lo
puramente biológico. De manera que podríamos decir que esta profunda desadaptación originaria
a nivel neurológico es la que impone una profunda desadaptación de otro orden en el ser humano,
que quedará reducida afortunadamente a una instancia a sí mismo cuando el inconsciente se
constituya por represión.

¿Por qué las madres necesitan guardar los chocolates para que los niños no se los coman? Esto
quiere decir que algo se produjo profundamente subvertido, en la relación con lo alimenticio, que
da cuenta de algo desadaptado, que no encontrará un canal de derivación más que a partir de
otras vías de la constitución de un yo que toma a su cargo la autoconservación. Es porque mamá
me amó y cuidó los chocolates que yo ahora me amo y cuido de no comer hasta morir, de no
tomar hasta reventar, etc. Trato de no comer aquello que podría poner en riesgo los aspectos
biológico-adaptativos, pero no porque esto se haya producido en mis orígenes naturalmente, sino
porque incluí del lado del yo una lógica que tiene que ver con la lógica de la autopreservación.

Qué implica entonces esto para los procesos de pensamiento: lo que se inscribe de las primeras
relaciones con el objeto no es el objeto cognitivo, el objeto como tal; son signos de este objeto,
rasgos de este objeto, que quedan como marcas psíquicas. Un bebé que alucina con el pecho no
es que está tomando el pecho como objeto de la realidad, son signos de la percepción, de las
sensaciones, del olor, del tacto, texturas, improntas sensoriales recompuestas, metabolizadas de
lo real. Que son las que reaparecerán siempre bajo formas muy particulares, en fenómenos que se
mantienen toda la vida, el enamoramiento es uno de ellos.

¿Por qué el ser humano se enamora de una expresión de los ojos o de unas manos sino porque
hay ahí algo indiciario inscripto recompuesto de modo distinto, que se reencuentra en un objeto
real? Porque la gran problemática de conocimiento para el psicoanálisis es: qué pasa entre esto
que quedó inscripto y la capacidad de captura de los objetos de la realidad como tales. Objetos de
la realidad que en sí mismos no ofrecían ninguna significación.

De todos los estímulos que rodean al bebé, algunos son salientes, pregnantes ligados a espacios
psíquicos que se van constituyendo. El gran problema en la cuestión de la inteligencia es el
siguiente: por un lado está el inconsciente, que se rige por otras leyes (no tiene la negación,
temporalidad). Y por otro lado está esta instancia segunda que es el yo, o que es el preconsciente,
en el cual se instaura la negación, la temporalidad, en el cual se constituyen categorías de sentido
que toma a su cargo no sólo lo autoconservativo de la vida, sino que es capaz, en la medida en que
hay una lógica de la negación, de producir interrogantes.
No es pensable la problemática del interrogante ni la problemática del conocimiento sino a partir
de que el inconsciente ocupó su lugar como reprimido, que está constituido el preconsciente o el
Yo.

La gran condición de lo humano es la posibilidad de metaforización de lo real.

La pulsión epistemofílica, la curiosidad, la indagación, la ciencia, son patrimonio del sujeto en


tanto el sujeto está atravesado por enigmas que activan permanentemente el inconsciente. Es
decir no es pensable el preconsciente o el yo sino en relación a este inconsciente al cual sofoca y el
cual permite constantemente pequeños pasajes de representaciones que hacen que el objeto real
tenga sentido para mí.

Porque acá viene el problema, la cuestión de la significación que un objeto cognitivo tiene para mí,
por ejemplo, el agua. Por supuesto que esta botella no es el pecho de mi madre. Pero
metafóricamente está investida de cualidades que no son puramente naturales, por eso puedo
estar tomando agua mineral, y me daría horror estar tomando agua de pozo con el problema del
cólera, cosa que a un animal no le ocurriría. Porque la significación entró en la construcción del
objeto. Pero al mismo tiempo, esta agua guarda restos de las primeras satisfacciones con las
cuales fueron inscriptos los primeros objetos.

Es decir que está implicado el yo y el inconsciente. A partir de estas ideas la autora plantea la
diferencia entre trastorno y síntoma; si un trastorno del pensamiento de la inteligencia es un
déficit estructural (lo no constituido del yo) o una inhibición.

Entonces, los trastornos graves de la constitución psíquica que producen trastornos del
pensamiento y de la inteligencia son problemas de la estructura del sujeto que deben ser
abordados como tales. Esto para mí quiere decir lo siguiente: es tan nocivo un psicoanalista que a
un niño que está en esas condiciones le interpretara pensando que el inconsciente es una especie
de categoría a priori, y que él se está defendiendo de ese fantasma a partir de ese trastorno, como
un psicopedagogo, un fonoaudiólogo o un psicomotricista que intentara la reeducación parcial de
cada uno de estos síntomas. Es decir, tenemos que construir una teoría de la subjetividad en la
cual la problemática del conocimiento entre en su especificidad. El psicoanálisis no puede
responder desde la lógica combinatoria, no tiene la menos posibilidad, no entra en su campo. El
psicoanálisis se preocupa por las premisas de base del funcionamiento psíquico, con lo cual
nuestro aporte puede ser ése. Dejando de lado todo imperialismo del conocimiento del objeto, en
este caso los trastornos del aprendizaje, lo que puede decir el psicoanálisis es que para que haya
pulsión epistemofílica, para que haya interés, para que haya interpelación de la realidad, tiene que
estar constituido el sujeto de alguna manera.

Segundo problema: para que esta interpelación tenga algún sentido, para que evoque algo, tiene
que estar el inconsciente funcionando. La lógica humana, es consecuencia de la existencia de los
dos sistemas.
En tercer lugar, ni las categorías de tiempo y espacio son apriorísticas desde la posición del
psicoanálisis ni el resto de las categorías lógicas…Por eso yo insisto en que a partir de que se han
producido las primeras experiencias de base en la primera infancia, el espacio es aquello que me
separa de mi madre, y el tiempo es aquello que media en el encuentro con el otro, o con el objeto
anhelado.

…un tiempo que se abre como un intervalo de historización entre un pasado y un futuro, que hace
que me pregunte cómo voy a envejecer, y cómo nací. Es una categoría de la temporalidad
diferente: el tiempo se achica y se alarga de acuerdo a la vivencia, al imaginario éste que produce
interceptación del tiempo y del espacio como aprioris. Lo mismo ocurre con la cuestión de la
espacialidad. El espacio es lo que nos une en este momento, y también lo que nos separa, es la
distancia que hay entre yo y los seres queridos que están lejanos.

Estas categorías temporo-espaciales están dadas porque se han constituido en mí algo que hace a
mi presencia significante en el mundo.

Si se trata entonces de pensar la problemática de la inteligencia a partir del psicoanálisis, lo que


abre la potencialidad de la inteligencia en el niño es, por un lado, el hecho de que el otro inscribe
elementos que no tienen resolución a nivel de la biología o que no tienen resolución a nivel de la
inmediatez de la naturaleza. Pero por otra parte, que el ser humano se constituya en relaciones
sociales que inscriben del lado del yo la autopreservación de la vida.

Hace poco tiempo pensé, para salir de esta problemática tan compleja que hay entre cuál es el
valor de los niños para los padres (sobre todo en relación al tema de las adopciones, y a los nuevos
problemas que se abren con la ingeniería genética), pensé lo siguiente: el niño tiene la
característica de lo deseado. Mientras los seres humanos nazcan y se constituyan a partir de estos
deseos del otro, de estas cantidades que los compulsan a trabajar, a ligar, a elaborar
psíquicamente estímulos de los cuales no pueden huir al mismo tiempo no puede satisfacer, los
seres humanos seguirán regidos mínimamente por ciertos paradigmas que los psicoanalistas
hemos construido. Los paradigmas sobre los que trabajamos creo que tienen un carácter
universal respecto de la historia de la humanidad. Los hombres, con ciertas variaciones, siguen
amando, odiando, más allá de las distintas sociedades.

Creo que no debemos plantearnos que los nuevos descubrimientos aniquilen al hombre. Creo que
debemos enfrentarlos bajos los modos que nuestro carácter de sujeto social nos permita hacerlo,
y seguir conservando nuestra pulsión epistemofílica frente a las tareas que vienen. Pero en ese
proceso…muchos paradigmas van a tener que ser afinados…seguir pensando entre todos
nosotros, considero que ya es una tarea ética.

Preguntas

-Cuál es la diferencia entre trastorno e inhibición?

La inhibición es correlativa a un síntoma, es un tiempo segundo.


La autora coloca de ejemplo el “Caso Juanito” de Sigmund Freud, en el cual uno de los síntomas
que presentaba era la fobia al caballo, lo que le provoca una inhibición a salir a la calle.

En el aprendizaje se pueden producir multiplicidad de inhibiciones…por ejemplo momentos en los


cuales ciertas problemáticas aparecen como altamente cargadas y entonces operan defensas del
psiquismo frente a esas problemáticas. Ejemplo: nacimiento de un hermanito provoca dificultades
para sumar. En este sentido, para que esto se produzca tiene que haber defensas, tiene que haber
yo, tiene que haber preconsciente, tiene que haber inconsciente reprimido…solamente un niño
bien estructurado puede producir una inhibición.

Yo planteo como trastornos aquellas emergencias patológicas que dan cuenta de algo no
constituido a nivel de la formación del aparato, sobre todo en la problemática del aprendizaje.

Por ejemplo, un trastorno es un severo problema del lenguaje donde están alteradas las
construcciones sintácticas, porque lo que está en juego ahí es el problema del sujeto y el objeto, el
tiempo, y la persona.

Un severo trastorno del lenguaje se manifiesta, también, en la imposibilidad de construir las


preposiciones…un severo trastorno del lenguaje está hablando de un severo trastorno en el
aparato psíquico. Entonces no es una inhibición, no es que este niño hubiera hablado
naturalmente, sino que el lenguaje tiene prerrequisitos estructurales para constituirse. Lo mismo
ocurre con otra sintomatología, por ejemplo, los cuadros graves de dispersión del pensamiento.
Las maestras tienden a decir que el niño está distraído para aludir a dos fenómenos. Un niño
puede estar abstraído, es decir frente a un problema existencial serio (nacimiento de un hermano,
divorcio de los padres, mudanzas). Está abstraído, está totalmente conectado con una parte de la
vida psíquica que no le permite acceder a lo exterior, no puede investir el conocimiento porque
está tratando de resolver este enigma que lo atraviesa. Esto no es lo mismo en un niño que no ha
constituido las constelaciones del proceso secundario.

Qué quiere decir ahí que está distraído. Que todo estímulo que ingresa al aparato acciona
representaciones que tienden a aparecer del lado de la percepción, que no puede inhibir el yo, con
lo cual no se arman totalidades, ni hay capacidad tampoco de inhibir estímulos secundarios. Es
como si el aparato no estuviera cerrado, sino abierto por todos lados de manera que cualquier
elemento entra no cualificado en el aparato. Ahí sí el niño está sometido a un trastorno del
proceso secundario que no le permite armar totalidades. En el diagnóstico de base hay que poder
hacer la diferencia de un síntoma y un trastorno, y a partir de esa diferencia, pensar cuál es la
estrategia más adecuada para poder lograr que este niño organice la lógica secundaria.

- Cuáles serian los diferentes abordajes terapéuticos?

La autora comienza por dar un ejemplo de una derivación de una paciente niña, realiza el
diagnóstico y llega a la conclusión siguiente: grave déficit de la estructuración psíquica. Plantea
que la fonoaudióloga y ella pueden trabajar juntas si adhieren ambas a la teoría de la
constitución del psiquismo precoz. Y ver cuál tratamiento era prioritario. La toma en
tratamiento la fonoaudióloga, por sus conocimientos sobre el lenguaje.

Esto quiere decir lo siguiente: como se trata de la constitución psíquica, podría trabajar una
psicoanalista o un psicopedagogo, si lo hacen con una teoría adecuada de la simbolización y de la
constitución psíquica, que fuera capaz de entender los procesos de subjetivación.

Si un psicoanalista se sentara durante años a interpretarle la fantasía destructiva a un chico que


tuviera esta dificultad, o un psicopedagogo que tratara de “enchufar” a la fuerza las estructuras
cognitivas, o un fonoaudiólogo que intentara que emita sonidos, y no que adquiera el deseo
comunicante, los tres estarían mal.

Después hay especificidades, cuando hay una inhibición, el analista a veces tiene que trabajar un
tiempo qué es lo que la produce, y después hay que hacer psicopedagogía para rellenar las
estructuras que quedaron ahí colgadas.

…pescar en el diagnóstico estructural cuáles son los elementos fallidos, y a partir de eso definir la
estrategia de trabajo.

Esto no es un problema de impartir contenidos, se trata de crear las estructuras de base. Creo que
ésta es la enorme diferencia entre la educación y la pedagogía…Yo diría que la pedagogía tiene
una pata muy metida en estos problemas del psicoanálisis, pero pienso que la educación tiene una
pata metida también en esto, y también en las ideologías.

- Qué aspectos de las fallas en la constitución narcisística, que quedan como aspectos
residuales posteriores a la represión primaria, inciden en los déficits de la determinación
de los problemas de aprendizaje?

…La lógica del proceso secundario se juega, por una parte del lado de la represión originaria, y
esto yo lo intenté manifestar claramente como un paradigma de base. Pero, al mismo tiempo, la
represión secundaria está ligada a la represión edípica…Las primeras experiencias no las olvidamos
porque tampoco las recordamos, en realidad están inscritas. Esta es la diferencia que pretendo
hacer entre memoria y huella mnémica. El inconsciente es un montón de inscripciones, la
memoria es siempre del sujeto.

…solo se puede olvidar lo que fue consciente. Y lo que fue consciente no es lo de los primeros
tiempos de la vida, sino lo que estuvo articulado por una lógica del lenguaje, un enunciado, pero
no algo que nunca lo fue. Esto es secundariamente reprimido, y es centralmente lo que trabaja el
análisis del neurótico. Porque lo originariamente reprimido no lo podría trabajar nunca, porque
nunca fue “representación palabra” en cuanto articulación significante.

La autora se refiere a distintos grupos culturales, para finalizar diciendo que tiene en cuenta la
cultura de proveniencia para estudiar las formas singulares en que las constelaciones psíquicas
se han organizado.
Bibliografía del resumen entregado por Profesora Viviana Cohen: “Cuando el aprendizaje es un
problema” Compiladora: Silvia Schlemenson de Ons. Miño y Dávila Editores.

Aclaración de conceptos

Proceso primario, Proceso secundario:

Son los dos modos de funcionamiento del aparato psíquico, tal como fueron descritos por Freud.

El proceso primario caracteriza el sistema inconsciente, mientras que el proceso secundario


caracteriza el sistema preconsciente-consciente.

En el caso del proceso primario, la energía psíquica fluye libremente, pasando sin trabas de una
representación a otra según los mecanismos de desplazamiento y de la condensación; tiende a
cargar plenamente las representaciones ligas a las experiencias de satisfacción constitutivas del
deseo (alucinación primitiva). En el caso del proceso secundario, la energía es ligada antes de fluir
en forma controlada; las representaciones son cargadas de una forma más estable, la satisfacción
es aplazada, permitiendo así experiencias mentales que ponen a prueba las distintas vías de
satisfacción posibles.

La oposición entre proceso primario y proceso secundario es correlativa de la existente entre


principio de placer y principio de realidad.

Bibliografía: “Diccionario de psicoanálisis” J. Laplanche, J. B. Pontalis. Ed. Labor.

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