0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
8 vistas3 páginas
El documento describe la resiliencia en psicología como la capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse de situaciones adversas o estresantes y salir fortalecido en lugar de ser vencido. Explica que factores como el apoyo social, la autoestima, la habilidad para manejar el estrés y regular las emociones contribuyen a la resiliencia. Además, señala que la resiliencia no es un rasgo fijo sino que puede desarrollarse a lo largo del tiempo a través de experiencias y relaciones positivas para que las personas puedan enfrentar
El documento describe la resiliencia en psicología como la capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse de situaciones adversas o estresantes y salir fortalecido en lugar de ser vencido. Explica que factores como el apoyo social, la autoestima, la habilidad para manejar el estrés y regular las emociones contribuyen a la resiliencia. Además, señala que la resiliencia no es un rasgo fijo sino que puede desarrollarse a lo largo del tiempo a través de experiencias y relaciones positivas para que las personas puedan enfrentar
El documento describe la resiliencia en psicología como la capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse de situaciones adversas o estresantes y salir fortalecido en lugar de ser vencido. Explica que factores como el apoyo social, la autoestima, la habilidad para manejar el estrés y regular las emociones contribuyen a la resiliencia. Además, señala que la resiliencia no es un rasgo fijo sino que puede desarrollarse a lo largo del tiempo a través de experiencias y relaciones positivas para que las personas puedan enfrentar
Resiliencia: La resiliencia en psicología se refiere a la capacidad de una
persona para adaptarse y recuperarse frente a situaciones de adversidad, trauma, tragedia, amenaza o cualquier tipo de estrés. Es la capacidad de superar circunstancias difíciles y salir fortalecido en lugar de ser vencido por ellas. Un individuo resiliente no niega ni minimiza la gravedad de las dificultades, pero tiene la capacidad de enfrentarlas de manera positiva, aprender de la experiencia y desarrollar estrategias para superarlas. La resiliencia no implica la ausencia de dolor o sufrimiento, sino la habilidad de hacer frente a estas situaciones y seguir adelante. La investigación en psicología ha identificado varios factores que contribuyen a la resiliencia, incluyendo el apoyo social, la autoestima, la capacidad para hacer frente al estrés, la habilidad para regular las emociones, la flexibilidad cognitiva, y la capacidad de establecer metas realistas. La resiliencia no es un rasgo fijo, sino que puede desarrollarse y fortalecerse a lo largo del tiempo a través de experiencias, aprendizajes y relaciones positivas. En resumen, la resiliencia es un concepto clave en psicología que destaca la capacidad de las personas para enfrentar y superar desafíos, adaptándose positivamente a las adversidades y utilizando esas experiencias para crecer y desarrollarse.
-En relación con la resiliencia, nuestra operatividad gira en torno a ella, y la
diferenciación emerge cuando encontramos similitudes con los demás. Por ejemplo, los adolescentes tienden a formar un grupo en el que se identifican.
Para desarrollar un apego seguro, es crucial mantener proximidad con los
demás. En el caso de personas con esquizofrenia, la distinción entre realidad e imaginario se difumina, generando una dependencia significativa en sus relaciones familiares. La baja diferenciación se refleja en la falta de postura clara, especialmente cuando no están medicados, dificultando la comunicación efectiva al carecer de un hilo conductor distintivo entre posturas. El concepto de diferenciación inicia cuando nos alejamos de lo conocido para construirnos, explorando más allá de nuestro entorno. Aquellos que se alejan menos suelen mostrarse menos audaces, ya que la individualidad crece al alejarnos de nuestras raíces.
En relaciones saludables, la seguridad de expresar pensamientos y
sentimientos, incluso si difieren, es fundamental. Los bajos niveles de diferenciación se manifiestan en formas de violencia, ya sea psicológica o física, evidenciando inseguridad tanto en víctimas como agresores.
Una relación de pareja exitosa se basa en niveles de diferenciación similares,
no idénticos, fomentando la reciprocidad y la corresponsabilidad. Lo mismo ocurre en amistades, donde la similitud en los niveles de diferenciación fortalece los vínculos. La independencia deseada en la pareja requiere que uno mismo encarne esa independencia.
Las personas independientes tienden a anticiparse y organizarse, pero en
niveles extremos de diferenciación, pueden actuar sin considerar a los demás. Los polos de dependencia extrema e independencia total son patológicos; la funcionalidad reside en un equilibrio intermedio, manteniendo la individualidad y la reciprocidad en las relaciones.
La intergeneracionalidad influye en patrones de diferenciación,
transmitiéndose de generación en generación. Bohema propone una escala de diferenciación:
- Niveles 0-25: Fusión del yo profundo, con tendencia a la dependencia
extrema. - Niveles 26-50: Fusión con el yo, con una identidad poco definida y sensibilidad intensa. - Niveles 51-75: Presión hacia el conformismo, evitando afirmaciones que generen conflictos. - Niveles 75-100: Diferenciación saludable, con autonomía, respeto mutuo y flexibilidad en los límites. Es esencial reconocer que nadie alcanza el 100% de diferenciación, y la clave radica en seguir principios propios, lograr objetivos personales y respetar la identidad de los demás.
Un ejemplo común de confusión es identificar la diferenciación con la oposición,
como elegir una profesión para complacer a los padres. Dejar que amigos y parejas influyan positivamente es inteligente, siempre y cuando no se pierda la propia identidad.
Monica Madrolgyc, creadora de genogramas, integra lo transgeneracional en la
cultura y la sociedad, destacando las lealtades invisibles que influyen en las relaciones al demostrar que estas no pueden existir sin lealtad.