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Teoría y abordaje de la Logorterapia.

Documento de cátedra elaborado por la Lic. Laura Melina Dell´Aquila


Unidad 3: Resiliencia

RESILIENCIA
Hay personas que, a pesar del dolor, el enojo o las lágrimas buscan dentro de sí mismas
y encuentran opciones para manejar la adversidad, logrando que las cosas mejores. Estas
son las personas resilientes, poseen una capacidad para afrontar las crisis y las dificultades
extremas. Logran un equilibrio emocional y no solo se recuperan, sino que también crecen
espiritualmente al adquirir la fortaleza a través del reto. La adversidad se convierte en
oportunidad y la experiencia en un aprendizaje, logrando así un nuevo y mayor nivel de
madurez y sabiduría. Cuando somo capaces de hacer esto SABEMOS CRECER.
Resiliencia es un término que procede de la física y que se refiere a la capacidad de un
material para recuperar su forma inicial después de soportar una presión que lo deforma.
Como seres humanos, toda experiencia de vida nos afecta. Sin embargo, si somos
resilientes no sólo podremos recuperarnos después de soportar una presión, sino que
lograremos aprender, crecer y ser mejores.
En el campo de la psiquiatría y la psicología la resiliencia es definida “Capacidad de
enfrentar la adversidad y salir fortalecidos de ella.”
El doctor Acevedo, médico y miembro fundador de la sociedad Latinoamericana de
Logoterapia la define como: La resiliencia personal consiste en tener la capacidad de
afrontar el sufrimiento, reconstruirse y no perder la capacidad de amar, de luchar, de
resistirse. No es una destreza que hay que dominar, sino una realidad que hay que
descubrir, que hay que desplegar.
Dentro de la psicología positiva la doctora Werner, una persona resiliente es aquella que
tiene la capacidad de responder emocionalmente controlando sus impulsos y centrando
su atención. Tiene la habilidad de conservar el sentido del humor en situaciones poco
fáciles y de manera especial, posee una visión idealista y proactiva que la ayuda a
sobreponerse a la adversidad.
Ser resiliente es ser capaz de transformar, gracia a la fortaleza de nuestro espíritu. Es
importante aclarar que ser resiliente no significa ser invulnerables.
La resiliencia nos da la capacidad de doblarnos sin rompernos y una vez doblado nos
podemos volver a enderezar. No debemos confundir el concepto de adaptación con el de
flexibilidad.
Las circunstancias pueden ser inevitables, pero nuestra forma de responder a ellas siempre
será libre y no sujetas a acontecimientos exteriores. Podemos ser vulnerables en lo físico
y aún en lo emocional, pero extraordinariamente resilientes en lo espiritual, en nuestros
valores y en nuestras creencias. La vulnerabilidad no enfrenta a nuestra impotencia, la
resiliencia a nuestro potencial. Muchos se quedan atrapados en experiencias dolorosas y
no encuentran salida, pues han paralizado su capacidad de respuesta y su propia voluntad
de encontrar sentido a sus vivencias.
Actitud resiliente significa tener la capacidad para descubrir en nosotros mismo los
recursos necesarios para transitar por tales situaciones, superarlas y prosperar.
Lograremos sobreponernos y crecer a través de los más grande obstáculos si llegamos a
ser conscientes de que nuestro mayores recursos y fortalezas se evidencian gracias a que
hacemos frente a la adversidad.
El desarrollo de la resiliencia puede considerarse en paralelo con el desarrollo saludable
del ser humano. Así de importante es su contribución a nuestra calidad de vida.
BORIS CYRULNIK (1937)
Este autor neurólogo, psiquiatra y psicoanalista, nacido en Burdeos Francia. Profesor en
la Universidad de Var y responsable del grupo de investigación de psicología clínica en
el hospital de Toulon en Francia, autor del libro “Los patitos feos”, es considerado el
padre de la resiliencia. Él habla que en nuestra sociedad hay cientos de millones de patitos
feos, que serían niños abandonados y no rodeados de afecto. El abandono no es sólo el
abandono de la calle, puede ser el abandono dentro de la casa, niños sin escuela, que no
participan de la aventura social, siendo dejados de lado por la sociedad.
De todos los maltratos del que menos se habla es del maltrato emocional. Un niño criado
en un aislamiento sensorial, en un aislamiento afectivo detiene todo su desarrollo,
repercutiendo en su sistema nervioso central, pero como este daño no es observable poco
se habla, es difícil observar un no comportamiento.
El considera que un niño privado de afecto vivencia a todo estímulo que proviene del
ambiente como una agresión, porque el daño en su sistema nervioso provoca que este en
un estado de permanente alerta. Para él es muy importante lograr una mirada integral del
ser humano y superar el dualismo cuerpo y alma que durante muchos años ha prevalecido.
En relación al maltrato este, sin embargo, se puede superar gracias a la resiliencia, pero
para ello se deben cumplir con algunas condiciones. En primer lugar el define el término
resiliencia como la condición que permite retomar el desarrollo después de agresión
traumática. Esta agresión puede ser neurológica, emocional o la mayoría de las veces
social y cultural. La miseria social es una inmensa agresión contra el cerebro y contra el
desarrollo de la persona.
Hay condiciones que permiten retomar el desarrollo, cuando estas condiciones no están
las posibilidades de retomar el desarrollo son más débiles. Entre estas se encuentran: el
apego confiado y seguro, tendrá más posibilidad de hablar, podrá buscar sustito afectivo
en caso de infelicidad. Hay que buscar alrededor de la persona si tiene algún familiar. Si
el entorno, barrio, comunidad, la cultura que rodean al niño lo apoyan tendrán mayor
posibilidad. Si la cultura estigmatiza disminuyen estas posibilidades. Otro factor a tener
en cuenta es el significado que se le atribuye al traumatismo.
FACTORES DE RIESGO
Son aquellos que nos hacen vulnerables, entre ellos se encuentran:
 Los desacuerdos graves en la pareja, estos desacuerdos entre los padres tienden a
crear culpabilidad en los niños que lo viven, con la consecuencia de sentimientos
de impotencias ante tales conflictos.
 Nivel socioeconómico bajos pueden crear mucha inseguridad en los pequeños,
que no tienen la certeza de recibir lo mínimo e indispensable para su
supervivencia.
 Pobre autoestima, aunque somos capaces de sanarla a cualquier edad y
fortalecerla, durante la infancia estar sometidos a un trato donde se nos subestime
es un factor que tendremos que remontar con esfuerzo en el fututo.
 Hacinamiento en el hogar, cuando las familias cohabitan en un solo espacio, puede
favorecer en muchos casos la promiscuidad y el abuso que lastiman la percepción
que los niños pueden tener de sí mismo.
 La criminalidad paterna, suele generar las ausencias y se generan carencias, temor
y vulnerabilidad en los niños.
 Trastorno del orden psiquiátrico materno, la convierten en una figura distante y
poco capaz de satisfacer las verdaderas necesidades afectivas de sus hijos.
 Adicciones como el alcoholismo rompen la estabilidad familiar, provocando crisis
y comportamientos inexplicables que pueden causar culpa y dolor en los niños.
 La rigidez en las actitudes y creencias de los adultos convierte genera un ambiente
para los niños de miedo y carente de flexibilidad necesaria que la resiliencia
requiere para favorecer cambios inevitables que la vida nos exige.
 La violencia intrafamiliar, es uno de los factores de mayor incidencia para que el
desarrollo de los niños no sea el adecuado y los lleve a comportamientos más
adelante patológicos, reduciendo a capacidad de dar respuestas sanas antes los
conflictos. Un ambiente familiar disfuncional deforma la expresión espontánea de
los sentimientos por parte de los niños, minando su valor para ser autónomos, un
vacío educativo en materia de valores sin los cuales no hay fortaleza del espíritu.
A estos niños se les puede proporcionar una enorme ayuda para sobreponerse a
esta adversidad. Esa ayuda puede provenir de maestro, otros familiares o de
alguien cercano, aunque no sea miembro de la familia, inclusive algún héroe que
el niño admire o desee imitar.
CARACTERISTICAS FORMATIVAS DE LA RESILIENCIA.
Las características que nos hacen resilientes, que debemos cultivar y ejercer son las
siguientes:
 Saber comunicarnos
 Autoestima
 Autonomía
 Responsabilidad
 Inteligencia
 Sentido del humor
 Saber perdonar
 Madurez
 Apoyo social
 Optimismo
 Espiritualidad
Todas estas características despiertan sentimientos de satisfacción, entusiasmo y
confianza que nos ayudan a ampliar las alternativas para nuestro pensamiento y nuestra
conducta, ayudándonos a construir una gran reserva de recursos que estarán disponibles
tanto para las crisis de hoy como para las del fututo.
A continuación, van a encontrar un cuestionario que puede ser administrado o
autoadministrado para conocer el grado de resiliencia que posee cada uno. Se les aconseja
que este se autoadministre, como futuros psicólogos ustedes trabajan con su propia
personalidad y es importante saber con qué recursos cuentan.
BILBIOGRAFÍA:

 Rivas L. R. (2011). Saber Crecer ¨ Resiliencia y Espiritualidad. Editorial Urano.


 Cyrulnik. B. (2014) Fragmento de entrevista resiliencia y apego. Organizada por
la clínica Cattel.

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