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El País de la Biblia
Difícilmente se podrá comprender bien la Biblia si no se tiene una idea, al menos somera, del
marco geográfico e histórico en que se desenvuelve. La tierra donde vivió el pueblo hebreo y
los lugares que recorrió por el mundo son de un interés excepcional. Para el lector más
interesado añadimos algunos, poquísimos, datos sobre la arqueología bíblica que en los
últimos años se ha encargado de desenterrar y revivir el pasado.
La Geografía bíblica
Antes de entrar los israelitas en la tierra prometida ya les había descrito Moisés el país que
habitarían después:
"Yahweh, tu Dios, va a introducirte en una tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes, de
aguas profundas, que brotan en los valles y en los montes; tierra de trigo, de cebada, de
viñas, de higueras, de granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra donde comerás tu
pan con abundancia y no carecerás de nada; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyas
montañas sale el bronce; bendice, pues, a Yahweh por la buena tierra que te ha dado" (Dt
8,7-10).
Para los que conocen Palestina, la descripción anterior parece fruto de la imaginación
oriental. Pero para los hebreos, errantes durante cuarenta años por el desierto de la
península del Sinaí, sin comer más que el maná que les venía del cielo, una mediana
abundancia de bienes agrícolas les parecía una gran riqueza. "Tierra que mana leche y miel"
será para ellos Palestina. Tierra que produce hierva para el ganado lanar, que produce la
leche, y flores de donde las abejas elaboran la miel. Una tierra así, no es mala para un
nómada del desierto. Pero es una tierra que exige esfuerzo y una tierra que depende
frecuentemente -por sus lluvias y vientos- de la mano de Dios. También se lo había dicho
Moisés:
"La tierra en que vais a entrar para poseerla, no es como la tierra de Egipto, de donde habéis
salido, donde echabas tu simiente y la regabas con el pie como se riega una huerta. La tierra
en que vais a entrar para poseerla es una tierra de montes y valles que riega la lluvia del
cielo; es una tierra de la que cuida Yahweh, tu Dios, y sobre la cual tiene siempre puestos
sus ojos, desde el comienzo del año hasta el fin" (Dtl 1,10-11).
Palestina, por una de tantas paradojas de la historia, es la tierra del pueblo hebreo, aunque
su nombre es griego. Filisteo, es decir, la tierra habitada por los filisteos, los "incircuncisos"
que venían de Creta y que sólo en tiempo de David llegaron a unirse al pueblo hebreo. Pero
este nombre no es el único que lleva esta región. Palestina se llamó también: Canaán (cfGn
10,6), por el pueblo primitivo de comerciantes de púrpura, que la habitó; Israel (cf Gn 32,29;
Ez 7,2), por estar habitada por los hijos de Israel o Jacob; Tierra Santa (cf Zc 2,16), es decir
santificada por el Hijo de Dios, Jesucristo; Tierra de promisión (cf Gn 12,7; Hbr 11,9), porque
la prometió Dios a los descendientes de Abrahán. Desde que terminó el mandato británico
(15 de mayo de 1948) está ocupada en gran parte por el nuevo Estado de Israel.
Palestina es como un puerto: lo fue para los israelitas que llegaban de Egipto; lo fue para
muchos pueblos nómadas y para los Imperios orientales que quisieron poner en ella sus
tiendas y cuarteles, y lo es para el actual Estado de Israel. Palestina es una tierra de paso,
porque es el puente que une tres grandes continentes y enlaza con sus grandes vías de
comunicación. Todos los viejos imperios ansiaron poseer este paso estratégico tanto en la
paz como en la guerra. Palestina fue el punto céntrico del llamado "Creciente fértil" cuyos
límites estaban señalados al norte por el Asia Menor y los montes de Armenia; al este por las
montañas de Irán; al sur por los brazos del Mar Indico (Golfo Pérsico y Mar Rojo) y la Arabia;
y al oeste por los Montes de Libia y el Mediterráneo. La Biblia la llama también "el ombligo de
la tierra" (Juc 9,37; Ez 38,12), tal vez por ser el blanco de las miradas de los Hititas, Caldeos,
Medos-Persas, Egipcios, Griegos y Romanos...
Pero, ¿qué tenía Palestina que no tuvieran otros pueblos, para acudir hacia ella, como una
buena presa? Tenía, sobre todo su situación geográfica estratégica, que une varios
continentes y abre camino al mar, obligando tanto a Egipto como a Babilonia a buscar ese
puerto, para sacar sus productos y defender sus posiciones. La misma disposición física de
Palestina hace de este país un buen lugar para defenderse: está constituido por un
rectángulo que va desde las faldas del Líbano y Hermón hasta el comienzo del desierto
sinaítico; desde el Mediterráneo hasta el desierto siró-arábigo. Los límites internos de la
región eran al Norte, Dan, y al Sur, Bersebáh. En total unos 250 kms. de largo por 150 kms.
de ancho. Su área total no superaba los 34.000 kms. cuadrados. La fosa del Jordán divide el
país en dos grandes partes, de norte a sur, la oriental o Transjordania y la occidental o
Cisjordania. El río Jordán nace en las faldas del Líbano, para ir discurriendo por su fosa hasta
formar el lago Hullel y más tarde el famoso lago de Tiberiades, santificado por la presencia de
Jesús, hasta llegar a morir en el Mar Muerto.
La división política de Palestina ha sufrido muchos cambios en el decurso de los siglos. Al ser
conquistada por Josué quedó dividida en doce partes, una para cada tribu de Israel. Con
David y Salomón alcanzó el reino de Israel su mayor grandeza, extensión y dominio. Salomón
dividió al reino en doce prefecturas administrativas, que coincidían poco más o menos con la
división anterior de las tribus. A la muerte de Salomón el reino se dividió: Israel en la parte
norte, y Judá en la parte sur. En tiempo de Herodes y sus sucesores, es decir, en la época de
Cristo, Palestina estaba dividida en: Judea, Samaría, Galilea, Iturea, Decápolis y Perea.
La riqueza de la tierra prometida no era mucha: propia de una región subtropical, pero
bastante montañosa. Para la agricultura, la llanura marítima junto con el valle de Esdrelón,
parte de Galilea, región de Tiberiades y algunos trozos del valle del Jordán, eran los más
fértiles. El resto era dedicado al arbolado (bosques de encinas sobre todo, cedros del Líbano)
y al pastoreo de ovejas y cabras. Abundaban también la viña y el olivo, que llegaron a ser
tipos del pueblo hebreo, la heredad de Dios. De todas formas, el terreno podía producir
diversos frutos, como nos dan a entender los profetas:
"Ya se ha pasado el invierno y han cesado las lluvias. Ya han brotado en la tierra flores, ya ha
llegado el tiempo de la poda y se deja oír en nuestra tierra el arrullo de la tórtola. Ya ha
echado la higuera sus brotes y esparcen su aroma las viñas en flor"...
En este país quiso Dios colocar al pueblo que eligió para ser heredero de la pro mesa. Por ser
el centro del mundo entonces habitado, pudo ser el portador de la revelación y la luz de las
naciones; por encontrarse recogido entre montañas, creció en un lugar propicio como un
pueblo encerrado en sí mismo, en sus tradiciones, con personalidad propia; personalidad
admirable que ha arrastrado siempre el pueblo hebreo, aun desterrado en medio de las
naciones.
La Historia bíblica
Hacemos observar que en el cuadro siguiente no todas las fechas son precisas, sino más bien
aproximativas, sobre todo las más antiguas.
Junto a los acontecimientos históricos situamos la época de la tradición escrita de los libros
bíblicos para favorecer la pedagogía del lector. De las fechas anteriores a Cristo pasamos a
las posteriores.
LOS ORÍGENES
3500 Egipto y Mesopotamia tienen ya una antigua civilización.
3000 Las ciudades sumerias Lagash y Ur atraviesan una época brillante.
2600 Sargón I funda el reino de Akkad. Se construyen las primeras pirámides
2200 Sumeria, después de crueles invasiones, atraviesa una época de prosperidad.
Gudea construye el templo de Lagash.
2000 El reino de Ur es destruido y la antigua ciudad pasa a la dominación babilónica. Se
suceden varios éxodos en Ur, tal vez Teráh y su familia, la de Abrahán, están entre los
exiliados.
1850 Babilonia reina en Mesopotamia. Hammurabi publica sus leyes. Por esta época Abrahán
parte de Harrán hacia Canaán.
1750 Los Hyksos, pastores, invaden Egipto e inician la dinastía faraónica que lleva su
nombre. Época de los patriarcas. José y los descendientes de Jacob se establecen en Egipto.
Comienzan las primeras tradiciones orales bíblicas.
1700 Babilonia es invadida por los Kasitas.
1300 Bajo los Faraones Setis I, Ramsés II y Menephtah son oprimidos los hebreos instalados
en el país de Goshen, en la delta del Nilo. Hacia el 1255 los hebreos abandonan Egipto
capitaneados por Moisés. Israel comienza a existir como pueblo. El tesoro de las tradiciones
orales se enriquece y los primeros elementos de la legislación sagrada toman forma escrita.
1200 Josué, con el pueblo hebreo, atraviesan el Jordán y conquistan la tierra de Canaán: es
el paso de la servidumbre egipcíaca al servicio exigido por la Alianza sinaítica. Instalación de
las tribus. Luchas con los filisteos, madianitas, amonitas y moabitas. Época de los Jueces:
Gedeón, Débora, Sansón... Las tradiciones heredadas del pasado se fijan en dos ciclos
diferentes: en el Sur y en el Norte de Palestina, alrededor de sus santuarios locales.
Comienzan las narraciones épicas escritas que cantan a sus héroes.
PERIODO MONÁRQUICO
1000 David rey de Judá y después también de todo Israel. Comienza la composición del
Salterio.
970 Salomón sucede en el reino a su padre David y conduce al pueblo a su mayor esplendor.
Comienza a redactarse por escrito la tradición oral del sur (Judá), sobre los orígenes, llamada
Tradición Yahwista (Y).
931 Los gravámenes impositivos que implicaba la burocracia de Salomón llevan al pueblo a
dividirse: Israel al Norte, con la capital Samaría, y Judá al Sur, con la capital Jerusalén.
Permanecerán siempre separados, sucediéndose varias dinastías en Israel y una sola (según
la promesa de Dios a David) en el reino de Judá.
873 Acab reina en Israel. Aparece la figura del gran profeta Elías. 841 Unción de Jehú, rey de
Israel, por el profeta Elíseo. Comienza a ponerse por escrito la tradición oral del Norte, sobre
los orígenes, llamada Tradición Eloista (E).
781 Osías reina en Judá. Profetismo de Oseas y Amos. 740 Vocación de Isaías. Comienza
también el profetismo de Miqueas. 721 Toma de Samaría, capital del reino del Norte, por los
asirios. Fin del reino de Israel.
716 Ezequías comienza a reinar en Judá. Trabajo literario de la comisión de Ezequías.
Colección de algunos Proverbios. Síntesis de la Tradición YE. 701 Las armas asirías levantan
inesperadamente el sitio de Jerusalén. 640 Comienza el reinado del reformador Josías en
Judá. El profeta Sofonías. 627 Vocación de Jeremías al profetismo. El pueblo y la casa real de
Judá se inclinan demasiado a uno de los dos bandos, egipcio o asirio, contra la voluntad de
Dios que manda, por Jeremías, que confíen sólo en él.
622 Descubrimiento de la ley en el templo durante el reinado de Josías. Redacción de la
Tradición Deuteronomísta (D) que abarca: Deuteronomio, Josué, Jueces, Samuel y Reyes.
612 Destrucción de Nínive por los Medos. Inicio del profeta Nahúm.
609 Muere el rey Josías en Meguido, junto al Esdrelón, en lucha contra los asirlos.
602 Revuelta del rey Yoyaquím contra los caldeos. El profeta Habaquq.
597 Primera conquista de Jerusalén, por los caldeos.
EL EXILIO
597 Primeras deportaciones hacia Babilonia, sobre todo de las gentes principales, tanto en el
aspecto político-cultural y económico, como religioso.
593 Carta de Jeremías a los deportados. Vocación de Ezequiel al profetismo.
587 Segunda toma de Jerusalén. Nuevas deportaciones a Babilonia. Las Lamentaciones (?).
Comienza la actividad literaria de la Tradición Sacerdotal (P)
573 La Thorá de Ezequiel.
546 Victorias de Ciro en el Asia Menor; sus conquistas vienen anunciadas por el profeta del
Libro de la Consolación (Is 40-55).
539 Toma de Babilonia por Ciro, rey de Medos y Persas. Este rey se muestra clemente y
respetuoso con los judíos; su misión es llevar la paz, libertad y cultura a todas las naciones,
incluso en el plano religioso.
PERIODO PERSA
538 Edicto de Ciro permitiendo a los judíos desterrados volver a su tierra, dándoles además
permiso para reedificar el Templo. 537 Se pone el fundamento del segundo Templo. 522
Inicia el reinado Darío I. 520 Actividad profética de Ageo y Zacarías. 515 Consagración del
segundo Templo. 465 Inicia el reinado Artajerjes I. 458 Misión de Esdras (séptimo año de
Artajerjes). Promulgación del Pentateuco o la copilación de las cuatro Tradiciones YEDP,
como Ley del Estado 445 Del 28 al 18 año de Artajerjes, primera misión de Nehemías. 427
¿Segunda misión de Nehemías? 404 Inicio del reinado de Artajerjes II.
398 Otra fecha propuesta para la misión de Esdras. Por este tiempo tenemos: los profetas
Abdías, Joel, Malaquías, Jonás, y la composición de Job, Proverbios, Cantar de los Cantares,
Rut, Esdras, Nehemías y Crónicas. El libro de Tobías. Complementos de Isaías (Trito-lsaias).
PERIODO GRIEGO
333 Los ejércitos de Alejandro Magno conquistan Siria.
321 Se reanuda la construcción de Alejandría, iniciada el 331, y su cultura se ex tiende por
todo el mundo.
285 Traducción al griego del Pentateuco (inicio de los LXX). 240 Traducción al griego de los
demás libros (LXX). Alrededor de esta época son Baruc, Ester, Qohélet (Eclesiastés).
190 La Sabiduría de Jesús, hijo de Sirac (cide) (o Eclesiástico). 167 Insurrección Macabea.
Libro de Daniel. 160 Muerte del general griego Nicanor. 134 Muerte de Simón Macabeo.
124 Por esta época se compone el libro II de los Macabeos. 104 Libro / de los Macabeos, y
Judit 75 Libro de la Sabiduría de Salomón.
La Arqueología bíblica
Los científicos pueden investigar el pasado en los archivos o en los laboratorios... Los
antiguos manuscritos, las obras históricas y culturales de otras épocas, el análisis de la
arquitectura de otros tiempos, etc..., les dirán lo que fue el pasado cultural, social, religioso,
etc.
Pero a veces los científicos se salen de la obscuridad de sus mesas de estudio y quieren
investigar el pasado viajando, recorriendo las ciudades antiguas que aún permanecen en pie,
e incluso desenterrando los escombros antiguos. Y así resucitan el pasado histórico con su
religión, su cultura, sus lenguas, sus escrituras y sus formas de narrar, escribir y vivir. De
todo esto se ocupa la Arqueología. Aunque sea de una forma brevísima, vamos a decir algo
sobre la Arqueología bíblica.
Lo que un día impulsó a un arqueólogo a desenterrar el pasado pudo ser el en cuentro casual
de algún objeto antiguo (vgr. las excavaciones qumraníticas, con ocasión de la búsqueda de
una cabra por un pastor), la fama de un lugar antiguo, la facilidad de acceso a un
determinado lugar, o incluso la intuición u olfato arqueológico del excavador.
Tableta cuneiforme narrando el diluvio babilónico. "Y dijo Yahweh: Voy a exterminar de sobre
la faz del suelo al hombre que he creado" (Gn 6,7).
El arqueólogo que se decide a repasar los diversos estratos y leer las páginas de ese tell, se
busca un equipo técnico: arquitecto, geómetras, fotógrafos, epigrafistas, ceramistas,
médicos, lingüistas, etc., y obreros. Compra el terreno, algo nada fácil en Palestina hoy día, y
pone manos a la obra. Va levantando horizontalmente las diversas capas o estratos o, lo que
suele ser más frecuente y barato, da varios cortes verticales al terreno hasta llegar al suelo
virgen. Mientras, van apareciendo diversos objetos, cimientos, murallas, restos humanos,
utensilios diversos y sobre todo la cerámica.
La Biblia no necesita ser confirmada por la arqueología. Se basta por sí misma, por ser
Palabra de Dios. Además la conclusión verdadera no siempre es la de un arqueólogo. La
arqueología pone un hecho, vgr. el Faraón Akhenaton hizo en su tiempo una gran revolución
religiosa queriendo introducir el monoteísmo contra el parecer de su pueblo y sobre todo de
los sacerdotes del dios Amón; Moisés pudo llegar a enterarse de esto durante su estadía en la
corte; pero ¿se enteró?, y en caso de enterarse, ¿tuvo en él un influjo decisivo el movimiento
de Akhenaton para implantar el monoteismo en Israel? Tal vez, pero no consta...
La arqueología es un instrumento del que se sirve el biblista para mejor poder comprender
hoy la Biblia. Porque a través de todos los descubrimientos antiguos puede entender mejor el
ambiente, la cultura, la religión, la vida social, el modo de escribir y narrar los antiguos, entre
los cuales estaban los escritores sagrados, hijos de su época y de su ambiente.
Que la arqueología bíblica tenga sus límites, no significa que los amigos de la Biblia no deban
agradecer mucho a los grandes arqueólogos de Egipto, Mesopotamia y Palestina. Desde
comienzos de este siglo sobre todo, se ha dado una revolución en los estudios bíblicos debida
en gran parte a ellos. Los monumentos y escritos desenterrados nos han enseñado a
comprender la Biblia de forma distinta a como la leían los antiguos.
Hoy día "resulta algo claro -escribe un autor- que la literatura de Israel no puede ser
comprendida históricamente con independencia de tantos documentos escritos en Oriente
que, o bien son paralelos, o bien han influido en ella: primeros capítulos del Génesis y relatos
suméricos y acádicos de la creación y del diluvio; historia de los patriarcas y costumbres
antiguas en los textos de Mari y Nuzi; legislación mosaica y códigos orientales: código de
Hammurabi, código hitita, antiguas leyes sumerias; Salmos de Israel y Salmos acádicos y
suméricos; proverbios y máximas de Israel y aforismos de la sabiduría egipcia y sumeria;
procedimientos literarios de la poesía hebrea y procedimientos usados en Sumer, Akkad,
Ugarit; cronología israelita con indicaciones vagas y generales, documentos fechados, en
Asiria, por hechos astronómicos o por la sucesión de magistrados epónimos, y contribución
de las excavaciones de Ras-Shamra, de Mari, etc." Los antiguos santos Padres o los teólogos
de la Edad Media al querer explicar una frase bíblica misteriosa, la comparaban con otra
griega o latina; hoy se la compara con una frase contemporánea ugarítica, acádica, sumeria,
egipcia, cananea, etc. Y todo esto lo sabemos gracias a la arqueología.
Para terminar, leamos unas citas de dos personajes importantes que nos hablan de la
relación entre la Biblia y la Arqueología:
Y el Papa Pío XII escribía en su encíclica Divino Afilante Spíritu: "(en tiempos de León XIII)
apenas se había comenzado a explotar en Palestina uno u otro lugar de excavaciones
relacionadas con la materia. Ahora en cambio, las investigaciones de este género no sólo se
han aumentado muchísimo en cuanto al número, sino que además, cultivadas con más
severo método y arte por el ejercicio mismo, nos enseñan muchas más cosas y con mayor
certeza. En efecto, cuánta luz brote de estas investigaciones para entender mejor y con más
amplitud los Sagrados Libros, lo saben todos los peritos, lo saben cuántos se consagran a
estos estudios. Crece todavía la importancia de estas exploraciones por los documentos
escritos hallados de vez en cuando, que contribuyen mucho al conocimiento de las lenguas,
literaturas, sucesos, costumbres y cultos más antiguos".