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RESERA HISTÓRICO-GEO&RÁFICA

DE

PALESTI
POR

D. EUGENIO GARCIA Y BARBAR!

O B R IT A N E C E S A R IA

p a r a la e p s e p a p z a d e la H is to r ia S a g r a d a ,
■y g u i a d e l o s M a p a s d e l A p t i g u o y N u e v o T e s
d e l Sr. R e ip o s o .

MADRID
LIBRERÍA DE HERNANDO Y COMPAÑÍA
Calle del Arenal, núm.|ix.

1899
Nadie puede poner en duda la importancia del estudio de
la Historia Sagrada. Es la historia de la Creación. Es la histo­
ria de nuestra santa religión. En sus libros, cuyo conjunto se
llama Biblia, escritos por inspiración divina, se ve palpable­
mente la mano de la Providencia. En esos libros se contiene
la historia más digna de la meditación de un cristiano; en ellos
hay máximas admirables de perfección cristiana, modelos
para nuestra conducta, avisos para nuestro provecho.
El estudio de la Historia Sagrada forma parte del programa
de las Escuelas de primera enseñanza en casi todas las nacio­
nes de Europa y América. No se trata de encarecer la impor­
tancia, mejor dicho, la necesidad de este estudio. Sólo se tra­
ta en este opúsculo de conocer mejor la narración divina, de
conocer la geografía de aquel país santificado con el naci­
miento, vida, pasión y muerte del P!edentor, de inspirar más
afición al estudio de la Historia Sagrada, de dar una idea de
aquellos lugares que en lo antiguo se llamaron Palestina y en
la Edad Media la Tierra Santa, lugares conquistados á torren­
tes de sangre por los Cruzados en nobilísima empresa y per­
didos después de una lucha titánica contra los sectarios de
Mahoma.
Sabemos que la Cronología y la Geografía son los dos ojos
de la Historia, según frase antigua de un escritor. Los hechos
se graban mejor en la inteligencia cuando se ve el lugar don­
de han ocurrido. De aquí la necesidad de dar á los niños una
idea de aquellos países, de sus accidentes geográficos y de
todo aquello que pueda ayudar mejor á comprender ó ilustrar
. a

— 4 —

la narración; en fin, acompañar la forma intuitiva á la expo­


sición de esos hechos.
Ya sabemos que la Historia Sagrada que se estudia en las
Escuelas reviste y debe revestir principalmente un aspecto
moral y de aplicación á nuestra conducta; mas esto no impi­
de, al contrario, creemos que, ayudada de la Geografía, se
grabará mejor en la memoria.
Hace algunos años, y por indicaciones de algunos Maestros,
la acreditada Casa editorial de Hernando y Compañía publicó
dos mapas de la Palestina bajo la dirección del infatigable ar­
tista Sr. Reinoso, que han tenido gran aceptación.
Nos comprometimos entonces á escribir una reseña históri-
co‫־‬geográfiea de aquellos mapas, y hoy, después de escribir
y tachar muchas cuartillas, nos decidimos á publicarla.
Si estos ligeros apuntes son del agrado de nuestros lectores,
nos damos por muy recompensados.

E l A utor.
PALESTINA

Mundo conocido de los antiguos.

Moisés, el hombre más grande de la Historia, se­


gún César Cantú, es el primer historiador y tam­
bién el primer geógrafo de la antigüedad.
En los primeros capítulos del Génesis nos refie­
re la historia de la Creación con tal sencillez y con
tal verdad, que forzosamente hemos de convenir
en que estaba inspirado por Dios. Los naturalistas
más eminentes, como Buffon, Cuvier, Humboldt,
Vilano va , no han hallado antagonismo entre
aquella narración y los adelantos de las ciencias
naturales.
En el capítulo X de ese libro sagrado nos habla
de la dispersión de los hombres después del Dilu­
vio, citando los nombres de las principales fami­
lias y el país que fueron á habitar; de suerte que
podemos constituir el mapamundi de Moisés en
estos términos : al N. el mar Negro y el Caspio;
al E. los contornos del golfo Pérsico; al S. los de
la Arabia y Etiopia ó Abisinia, y al O. el desier­
to de Libia y el mar Exterior (Mediterráneo y
Egeo).
En este pequeño espacio agrupa el historiador
sagrado á los primeros descendientes de Noé. En
— 6 —

el centro á los Semitas, ó sea en la cuenca del Ti-


gris y Eufrates, y parte septentrional de la Ara­
bia; al N. los descendientes de Jafet, ocupando el
Asia Menor (Anatolia) y Persia, y al S. los Ca­
nutas ó Chamitas en la Siria, Egipto y el litoral
de los golfos Arábigo y Pérsico,
Empresa vana es determinar con exactitud el
sitio del Paraíso terrenal, de aquella mansión de
delicias en que el Señor colocó á Adán y Eva, iar-
din amenísimo del cual salía un caudaloso rio que
se dividía en cuatro brazos: el Phisón, Gehon, Ti­
gris y Tufrates.Los comentadores Sagrados no es-
tan de acuerdo sobre la situación de aquel Edén•
pero parece ser que debia estar entre el golfo Pér­
sico y el Cáucaso, toda vez que por allí corren el
ligris y el Eufrates y riegan un terreno que en
tiempos pasados debió ser fértilísimo.
La Sagiada Escritura nada dice de los países
que habitaron los hombres hasta después del Di­
luvio. Sólo dice que el Arca de Noé se paró en el
monte Ararat, en Armenia. Los descendientes de
este patriarca después de aquella catástrofe debie­
ron establecerse al Sudeste de aquellas montañas
y ocupar luego el país de Sennaar, entre el Tigris
y el Eufrates. Allí edificaron las primeras ciuda­
des de que hace mención la Historia: Babilonia
primero y Nínive después.

II

Dispersión de los hombres.

Los hijos de Noé tuvieron muchos descendien­


tes, y antes de separarse para poblar la tierra qui­
sieron edificar una torre para perpetuar su memo-
— 7 —

ria. Dios castigó aquella soberbia confundiéndo­


les su propia lengua y hablando otras muchas, por
lo cual tuvieron que dividirse y separarse en tiem­
po de Faleg, biznieto de Sem.
Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Los
descendientes de Sem poblaron el Sur y el Oeste
del Asia. Los de Cam una gran parte de la Ara­
bia, la Siria y casi toda el Africa. Los de Jafet el
Norte y Este del Asia, y después la Europa. A és­
tos se debe la población de América y Oceanía.
Los hijos de Sem fueron : Elam, que pobló la
Persia; Asur la Asiria, Arfaxad la Caldea, Lud la
Lidia y Aram la Siria.
Los hijos de Cam fueron: Cus, que pobló la
Etiopía (raza negra); Mesraim el Egipto; Eut la
Mauritania, y Canaán el país de Canaán (Pa-
■I: les tina).
Los hijos de Jafet fueron: Gomer, que pobló
■ la Gatada; Magog la Escitia; Madai la Media y la
India; Javán la Greda é islas; Tubal la Iberia, en
el Cáucaso; Mosoc la Moscovia, y Tiras la Trada.
Los hijos de Canaán se repartieron, como he­
mos dicho, la Palestina, y fueron estos once: Si-
don, Heteo, Jebuseo, Amorreo, Gergeseo, Heveo,
Araceo, Sineo, Aradio, Samareo y Amateo.

Origen del pueblo hebreo.

Los Hebreos descendían de Faleg, hermano de


Jectan y nieto de Arfaxad. Su nombre viene de
Heber, padre de Faleg.
Los descendientes de Arfaxad por orden crono-
lógico fueron: Salé, Heber, Faleg, Een, Sarug.
Nachor y Taré, padre de Abraham.
Abraham, á quien los Hebreos y otras naciones
deben su origen, habitaba en la ciudad de Ur, en
la Caldea. ’
A los setenta y un años le mandó el Señor que
se trasladase á Haram, ciudad de la Mesopotamia,
Asi lo hizo juntamente con su padre Taró y su so­
brino Lot.
La Mesopotamia se llamaba á la región com­
prendida entre los ríos Eufrates y Tigris.
Poco tiempo después murió Taró, y el Señor
llanm segunda vez á Abraham para que se trasla­
dase á la tierra de Canaán.
' Este país era idolatra y lo habitaban los hijos
ó descendientes de Canaán, hijo de Cam.
Abraham vivió entre los Amorreos, en el valle
de Mambré, cerca de Hebrón.
Su hijo Isaac fué padre de Jacob y Esaú.
Del primero, que también se llamó Israel, des­
cienden los Israelitas, y del segundo los Idumeos,
que habitaban la parte septentrional de la Ara­
bia. Es bastante verosímil que Job es el mismo
Jobab, nieto de Esaú, y que vivía como hombre
poderoso entre los Idumeos.
José, uno de los hijos de Jacob, fue vendido y
llevado á Egipto. Allí se granjeó la estimación del
Faraón y llevó después á toda su familia el año
1706 antes de Jesucristo.
El pueblo israelita se multiplicó extraordinaria-
riamente; pero los Faraones, recelosos de su poder
y de su número, los cargaron de trabajos.
Entonces suscitó Dios á Moisés para ser el li­
bertador de su pueblo, y al fin, después de las te-
iribles plagas que hizo pesar sobre el Egipto, el
Faraón llamado Amenofis II dió libertad á los Is­
raelitas para marchar á la tierra de Canaán el año
430 de la vocación de Abraham y 1491 antes de
Jesucristo, después de 205 años de su estancia en
el país.

Tierra de Canaán.

La tierra de Canaán ó Palestina tenía por lími­


tes : al N. la Siria, al E. la Arabia Petrea, al S. la
Arabia desierta y al O. el mar Interior ó Gran
Mar (Mediterráneo).
Su superficie era de unos 30.000 kilómetros cua­
drados, casi tanto como toda Cataluña, y la alti­
tud del suelo unos 800 metros.
Las montañas del Líbano la separaban de la Si­
ria, montañas que ocupaban una extensión de
unos 130 kilómetros y con varios picos de 3.000
metros de elevación. Magníficos bosques de cedros
encerraba en otros tiempos esta cordillera, mu­
chos de los cuales se emplearon en la construcción
del templo de Salomón.
M ontañas.—Casi paralela á la cordillera ante­
rior está el Antilíbano, cordillera que atraviesa el
país de N. á S. y en la cual son dignas de mencio­
narse :
a) El monte Hermón, que se extendía desde
el Antilíbano hasta el monte Tabor al O., y hasta
las montañas de Galaad al E.
b) El monte Tabor, lugar en donde se cree se
verificó la transfiguración del Señor.
c) Los montes Carmelos, que terminan en el
cabo de este nombre, de gran fertilidad, con exce­
lentes pastos y numerosas grutas, conservándose
todavía las de Elias y Elíseo. En estas montañas
%V ‫ '*־•־‬- .

‫ ־־־־‬10 —
tuvo origen la Orden Carmelitana por San Alber­
to, patriarca de Jerusalón.
d) Las montañas de Efraín ó de Israel, que
encierran los montes Gelboé, donde fuá vencido
Saúl, y los montes Hebal y Garizún, cerca de Si-
ohem, lugares célebres en tiempo de Moisés y
donde los Samaritanos hicieron un templo para
no adorar á Dios en Jerusalén.
e) Las montañas de Judá ó de los Amorreos,
donde habitaban estos pueblos idólatras.
f) El monte Carmelo (que no debe confundir­
se con los ya nombrados) al E. de las montañas
de J udá, donde se refugió mucho tiempo David
cuando era perseguido por Saúl.
g) Las montañas del Escorpión, que separaban
á la Palestina déla Arabia.
Al E. del Jordán se extendían otras montañas,
á saber :
a) Las montañas de Galaad, tan célebres por
su rico bálsamo, donde se reconcilió Jacob con
Labán.
b) Los montes Abarán, donde se encontraba
el monte Nebo, desde el cual el Señor mostró á
Moisés el país fértilísimo que había de dar á los
Israelitas, y el monte Fogor, donde los Moabitas
adoraban á los ídolos.
Ríos.—El principal río era el Jordán, que nace
cerca de Cesárea de Filipo, de tres arroyos, origi­
nados del Gran Hermón. Atraviesa el lago Merom
ó Houlé; corre luego verticalmente, ó sea en di­
rección de N. á S.; luego engrosa el lago de Tibe-
riades; baja formando una línea en zig-zag por
medio de veintisiete caídas, y se precipita en el
mar Muerto, donde termina.
El torrente de Cisor desciende del Tabor y des­
emboca en el Mediterráneo, entre Ptolemaida y el
Carmelo.
— 11 —

El torrente de Sorec desdelas montañas de J a ­


dea hasta el Mediterráneo, cerca de Ascalón.
El río Jordán es el más notable de la Palestina.
Pequeño es su caudal de aguas, pero en la Histo­
ria es más importante que el Gránico y el Rubicón.
Por él atravesaron á pie, en *eco, los Israelitas
cuando iban á la conquista de la tierra prometida;
en sus márgenes predicaba San Juan la peniten­
cia, y en él, en fin, fué bautizado Nuestro Señor
Jesucristo, instituyendo así el Sacramento del
Bautismo.
El Jordán, después de salir del lago de Tibe-
riades, recorre 113 kilómetros. Todo el curso del
río es de 160 kilómetros en línea recta; pero te­
niendo en cuenta las vueltas que da, puede asegu­
rarse que riega unos 240 kilómetros.
Lagos.—Entre los lagos merecen citarse :
1. ° El lago Samochonito ó lago Merom, atra­
vesado por el Jordán y donde Josué alcanzó una
gran victoria sobre los Oananeos, coligados con
otros pueblos idólatras.
2. ° El lago de Genesareth, llamado también
mar de Galilea ó de Tiberiades, atravesado por el
Jordán, notable por los milagros que obró en él
Nuestro Señor, como el de la pesca milagrosa, el
de la multiplicación de los panes, etc., y donde es­
cogió á sus primeros discípulos Pedro, Andrés,
Juan y Santiago. Es un lago de límpidas aguas y
rodeado de verdes colinas, donde todavía habitan
muchos pescadores árabes. Tiene 25 kilómetros de
longitud y 9 de anchura.
3. ° El mar Muerto ó lago Salado ó mar de So­
doma ó lago Asfaltito por razón del que en dicho
lago se encuentra; está en una profunda depresión
del terreno (400 metros más bajo que el nivel del
Mediterráneo) y tiene 75 kilómetros de longitud,
unos 12 por término medio de latitud y 350 me-
— 12 —-
tros de profundidad, siendo sus aguas seis veces
más amargas y salobres que las del mar. Este
lago, tristemente célebre en la Historia Sagrada,
ocupa el terreno sobre que descansaban las ciuda­
des nefandas Sodoma, Gomorra, Adama y Seboín
(la Pentápolis), y que, habiendo irritado al Señor
por sus enormes pecados, las destruyó por medio
de una lluvia de azufre y fuego con todos sus ha­
bitantes, á excepción de Lot y sus hij as, que se
refugiaron en la ciudad de Segor: por eso llaman
todavía los Arabes á este lago mar de Lot.
Clima y producciones.—El clima es cálido y
seco, pero muy sano. En tiempo de los Hebreos es­
taba mejor cultivado que ahora, y producía cerea­
les en abundancia, aceite, uvas, higos, moreras,
naranjos y dátiles. Las flores eran muy cultivadas
y apreciadas. La Sagrada Escritura, para ponde­
rar la fertilidad de este país, dice que manaba le­
che y miel. Hoy han desaparecido casi todos los ár­
boles, y, á excepción de algunos valles deliciosos,
todo lo demás aparece estéril y arenoso y se han
secado los torrentes que lo regaban. Una raza in­
dolente como el pueblo Arabe, que lo habita, ha
contribuido todavía más á su esterilidad.

Los habitantes de Canaan.

El país que acabamos de describir someramente


estaba habitado por pueblos idólatras en su mayor
parte; unos descendían de Cam, otros de Sem.
Entre los primeros, dijimos ya que se estable­
cieron al N. los Sidonios, Amateos, Jebuseos, etc.
Al SE. y al S. habitaban los Filisteos, Fereceos,
13 —

Ceneceos y Enazim. Al E. del Jordán los Rafaci-


tas, los Zuzitas, los Zonzommín, los Emim. En la
parte de la Arabia que toca á la tierra de Canaán
(Idumea) los Amonitas, los Moabitas, Idumaeli-
tas, Madianitas, Rabateos, Amalecitas, Idumeos y
Hórreos. Al NO. estaba Fenicia ocupada por los
Sidonios. Al N., en fin, estaba la Siria, llamada
Aram en la Sagrada Escritura.
De los once pueblos salidos de Canaán, hijo de
Cam, el más célebre y más poderoso fué el de los
Sidonios ó Fenicios. Ocupaban un espacio de tierra
largo y estrecho y bañado por el mar, y se dedi­
caron al comercio, llegando á ser Sidón y luego
Tiro las ciudades más célebres de la comarca por
su comercio é industria. Poseían también las ciu­
dades de Sarepta y Lais.
Los Amateos habitaban el N. de la tierra de Ca­
naán y poseían las ciudades de Hamath ó Emath,
Medaba y otras ciudades.
Los Gergeseos vivían, según parece probable,
junto al lago de Genesareth. Fueron vencidos por
Josué.
Los Samareos ocupaban el monte Semeren, so­
bre el cual fué edificada después la ciudad de Sa­
maría.
Los Heveos habitaban al SO. de Canaán; pero,
vencidos por los Filisteos, se establecieron luego
al pie del monte Hermón. Eran dueños de Siquem
en tiempo de Jacob.
Los Amorreos se establecieron en las inmedia­
ciones del mar Muerto y al E. del Jordán. Fueron
muy poderosos en tiempo de Moisés, quien derro­
tó á sus príncipes Og y Schon. Más tarde Josué,
que conquistó el país, derrotó á cinco reyes coliga­
dos para sitiar á Gabaón. Eran dueños de Aialón.
Los Jebuseos poseían la ciudad de Jebus, nom­
brada después Jerusalén.
Los Meteos habitaban al S. ’de Hebrón y Bersa-
bée, y no los pudo destruir Josué; pero bajo el rei­
nado de Salomón se hicieron tributarios suyos. •
Los Sinneos (sodomitas) habitaban las cinco ciu­
dades de la Pentápolis, y fueron castigados con
fuego del cielo por sus maldades en tiempo d©
Abraham.
Los Aradlos habitaban la ciudad de Arad, al Sur
de la Palestina; algunos se establecieron en la F e­
nicia y fueron auxiliares suyos.
Los Araceos estaban al S. y E. del mar Muerto.
Poseían las ciudades de Hersebón y Petra.

Pueblos extranjeros de Oanaán.

Los Filisteos eran de origen egipcio y descendían


de Phetrusim, quinto hijo de Mizraim, nieto de
Gam. Se establecieron en la tierra de Oanaán, de­
rrotando á los Heveos poco antes de la llegada de
Abraham, y se hicieron poderosos. Atacaron mu­
chas veces á los Israelitas, lo mismo en tiempo de
los Jueces que en tiempo de David y sus suceso­
res. De ellos probablemente se deriva la palabra
Palestina, que dieron los Romanos al país de Ca*
naán. Conservaron cinco ciudades: Geth, Asea­
ron, Azot, Ascalón y Gaza.
Los Ferezeos eran verdaderos nómadas, aliados
de los anteriores. Poseían la ciudad de Bosra, en
las montañas de Efraín.
Los Ceneceos habitaban la parte meridional de
Canaán.
Los Fnazim eran de gran talla (gigantes); habi­
taban al S. de Canaán en plazas fortificadas : Ca~
- 15‫־‬ ‫־‬

Tiathj Arbé ó Hebrón, Dabir y Anáb. Desaparecie­


ron del país en tiempo de Josué. Uno de sus des‫״‬
cendientes fué el gigante Goliat, de Geth.
Los Eafaitas (gigantes) habitaban Astaroth y
fueron vencidos por Codorlahomor en tiempo de
Abraham.
Los Zuritas (fuertes), vencidos también por el
rey anterior.
Los Zonzommim (gigantes) habitaban al otra
lado del Jordán y fueron exterminados por los
Ammonitas.
Los Ammonitas, de Amón, hijo de Lot, estable­
cidos al E. del Jordán y derrotados por David.
Adoraban á Moloc, á quien sacrificaban niños pe­
queños. Su ciudad principal era Babba.
Los Moabitas, de Moab, hijo de Lot, establecidos
al lado de los anteriores, sometieron á los Israelí‫״‬
tas después de la muerte de Josué, pero fueron
vencidos por David. Después de la muerte de Acab
recobraron su independencia y se atrajeron la
maldición de los Profetas por su culto á Chamos,.
La capital de los Moabitas era Babbat-Moab, lla­
mada después Areopolis.
Les Ismaelitas, descendientes de Ismael, hijo de
Abraham y de Agar, estaban divididos en doce
tribus. Al principio habitaban en tiendas en el de‫״‬
sierto de Jaran; después se desparramaron por la
Arabia.
Los Madianitas, descendientes de Abraham, de
Madián, se extendieron por la Arabia ai pie del
monte Oreb. Eran pueblos pastores é idólatras. In­
tentaron detener á los Israelitas en su viaje, pero
Fínees, por orden de Moisés, los derrotó. Más ade­
lante sometieron en Canaán á los Israelitas, hasta
que los libertó de su yugo Gedeón. Madián era la
principal ciudad.
Los Harrees habitaban al S. de la tierra de Ca‫״‬
— 16 —

naán; fueron exterminados por los descendientes


de Esaú.
‫ ״‬Los Idumeos descendían de Esaú, llamado tam­
bién Edom ó jRojo, y se establecieron en el país de
los Hórreos y después en la Arabia Petrea. Fue­
ron derrotados por David, haciéndose dueño de
Elath y Asiongaber, puertos en el mar Pojo. Reco­
braron su independencia bajo de Jorán, rey de Is­
rael, pero más adelante Juan Hircano los some­
tió, y su país fué incorporado á Judea. El rey
Herodes era idumeo.
Los Amalecitas, de Amalee, nieto de Esaú, se es­
tablecieron junto al Egipto, en la Arabia; fueron
vencidos por Josué cerca del monte Oreb; después
por Gedeón, y, por fin, David los redujo por com­
pleto.
Los Nabateos eran descendientes de Ismael ó de
Esau; fueron un pueblo numeroso, que se extendía
desde el Eufrates hasta el mar Pojo, y con ese
nombre genérico fueron designados los antiguos
pueblos Amalecitas, Amonitas, Madianitas y Moa-
bitas. Primero fueron aliados de los Israelitas,
después enemigos. No se habla de ellos en la Sa­
grada Escritura hasta el siglo n antes de Cristo.
Otros muchos pueblos menciona el historiador
‫־‬sagrado que omitimos en gracia á la brevedad, por
no traspasar los límites de esta reseña.

YII
Yiaje de los Israelitas á la tierra de Canaán.

El Egipto era una vasta y poderosa monarquía


al NE. del Africa. Desde antes del patriarca Abra-
ham era el Egipto el país más civilizado.
Su primer poblador fué Mesraim, hijo de Cam.
En la Sagrada Escritura se llama el Egipto tierra
ó casa de esclavitud, aludiendo á la cruel servidum­
bre que durante muchos años experimentaron los
hijos de Jacob. Uno de sus Faraones ó Reyes,
Amenofis, los cargó de trabajos, los empleó como
bestias de carga en la construcción de las pirámi­
des y obeliscos, y hasta llegó al extremo de con­
denar á ser arrojados al Nilo á los hijos de los Is­
raelitas.
Sabido de todos es la providencial manera de li­
brarse Moisés de aquella desgracia.
Vuelto á Egipto ochenta años después de su na­
cimiento, intimó á Faraón de parte de Dios la or­
den de dejar marchar á los Israelitas á la tierra de
Canaán; pero el monarca se opuso tenazmente á
aquella orden, y experimentó él y todo el reino
aquella serie de desgracias que se conocen con el
nombre de plagas de Egipto. Finalmente obtuvo
Moisés el permiso del Faraón Amenofis II, y en el
año 1491 antes de Jesucristo salieron de Rameses,
ciudad de la tierra de Gessén todos los Israelitas,
con Moisés y Aarón á la cabeza, y llevándose sus
carros, bestias, muebles y todo cuanto poseían,
como también los restos de Jacob y de José.
He aquí ahora un breve itinerario de su via­
je, extractado de la obrita Géographie Sacrée de
MM. Meisas y Michelot:
1. ° En el primer día fueron á acampar á
Socoth.
2. ° De Socoth fueron á Etham, á la extremidad
del desierto.
3. ° Da Etham llegaron frente á Phihahiroth,
donde los aguardaba para destruirlos el ejército de
Faraón. Dios los libró de los egipcios abriendo un
camino seco por medio de las aguas, lo que se co­
noce con el nombre de Paso del mar Pojo.
— 18 —

4. ° Llegaron al desierto del Sur (Arabia), y,


después de algunos días de marcha, acamparon á
Mara, llamado así porque las únicas aguas que en
Wk él había no eran potables. Aquí el pueblo se amo­
tinó contra Moisés; pero éste, por orden de Dios,
echó un palo sobre las aguas y se convirtieron mi­
lagrosamente en dulces,
5. ° De Mara pasaron al desierto de jElim, don­
de había 12 fuentes y 72 palmeras.
6. ° De Elim fueron á poner su campamento
cerca del mar Rojo.
7. ° De aquí fueron al desierto de Sin, donde el
pueblo se amotinó de nuevo contra Moisés y Aa-
rón, porque creían que iban á morirse de hambre¿
pero el Señor hizo que se cubriese todo el campo
de codornices.
Desde este lugar el Señor los alimentó milagro­
samente con el maná.
8. ° De Sin fueron á Daplica.
9. ° De Daphca á Alús.
10. De Alús á Eaphidim, lugar seco y estéril-
perú Moisés, por orden del Señor, tocó con su vara
la peña de Oreb y salió abundante agua para sa­
ciar la sed de hombres y bestias. En este mismo
lugar Josué venció algunos años después á los
Amalecitas.
11• De Eaphidim fueron al monte Sinaí. En
esta santa montaña entregó el Señor á Moisés las
Tablas de Ja Ley y le mandó construir el Taber­
náculo, el Arca de la Alianza, el Altar de los Ho­
locaustos con todos los preceptos relativos al cul­
to y al sacerdocio.
Durante la permanencia de Moisés en la monta­
ña se olvidaron muchos Israelitas del verdadero
Dios, y obligaron á Aarón á hacer un becerro do
oro para adorarle. Moisés, cuando presenció tan
atroz delito, lleno de celo por su Dios, rompió las

g g g 5‫׳‬f<
i

— 19 —

Tablas de la Ley y armó á los Levitas para des­


truir á los impíos idólatras. Poco después recibió
del Señor nuevas Tablas y muchos preceptos para
el régimen del pueblo escogido.
Antes de partir de este lugar fué consagrado
Aarón Sumo Sacerdote. Asimismo se hizo el re­
cuento del pueblo, y ascendió á 635.000 hombres
de más de veinte años, sin contar los Levitas, que
constituían la clase sacerdotal.
El Tabernáculo se colocó en medio del campo.
Los Levitas agruparon sus tiendas alrededor del
Tabernáculo. Las doce tribus de Israel se situaron
así: Judá, Isacar y Zabulón al Oriente; Rubén,
Simeón y Gad al Mediodía; Efraín, Manasés y
Benjamín á Occidente, y Dan, Aser y Nephta-
lí al Norte,
12. Del Sinaí pasaron al lugar conocido en la
Escritura con el nombre de Sepulcros dé la concu­
piscencia, porque en él murieron muchos Israelitas
que habían murmurado contra el Señor pidiendo
carne.
13. Desde este lugar fueron á acampar á Hase-
rotJi, donde María, por haber hablado mal de su
hermano Moisés, fué atacada de lepra y curada
siete días después á ruegos de éste.
14. Desde Haseroth fueron al desierto de Plia­
ran, cerca de Cadés-Parné. Aquí Moisés escogió un
hombre de cada tribu y los mandó de explorado­
res á la tierra prometida. Regresaron cuarenta
días después, trayendo muestras de los frutos ex­
traordinarios de aquel país, pero pintando á los
habitantes de Canaán como hombres fuertes y de
talla gigantesca, á quienes no podrían vencer los
Israelitas. Como hubiesen murmurado éstos nue­
vamente, el Señor declaró que ninguno entraría
en la tierra .de Canaán, á excepción de Josué y
Caleb, únicos dos exploradores que habían ex-
MK

horfcado al pueblo á la lucha contra los Cananeos.


El pueblo entonces quiso atacar á los Amaleci-
tas y Cananeos, contra la orden de Moisés, que se
lo había prohibido, y fueron vencidos por ellos.
15. Da Cadós-Barnó fueron á Rethma.
16. De Rethma á Remnonpharés.
17. De Remnonpharés á Lébna.
18. Da Lebna á JRessa.
19. Da Ressa á Ceelaiha.
20. De Ceelatha al monte de Sepher.
21. De Sepher á Arada.
22. De Arada á Maceloht.
23. De Maceloth á Tahath.
24. De Tahath á Tharé.
25. De Tharó á Methea.
26. De Methea á Hesmona.
27. De Hesmona á Moseroth.
28. Da Moseroth á Bené-Gaacán.
29. Da Bené-Gaacán al monte Gadgad.
30. De Gadgad á Jetébatha.
31. De Jetóbatha á Hébrona.
32. De Hebrona á Asiongaber.
33. De Asiongaber á Cades, en el desierto de
Sin. Aquí murió María, hermana de Moisés,
Habiendo murmurado de nuevo el pueblo por
íalta de agua, Moisés la hizo brotar con su vara;
pero habiendo dudado él y su hermano Aarón de
la misericordia del Señor, Dios les anunció que
tampoco ellos entrarían en la tierra prometida.
Este lugar fué llamado de las Aguas de la Contra­
dicción.
34. ^ El rey de Edom, queriendo impedir á los
Israelitas que pasasen por sus tierras, éstos deja­
ron á Cades y vinieron á acampar al monte Sor,
en la frontera de Edom. Aarón murió sobre la
montaña de Hor. Arad, rey de los Cananeos, vino
á atacar á los Israelitas y los venció; pero en un

ÜNPI
— 21 —

segundo combate los Israelitas llevaron una vic­


toria completa y destruyeron muchos pueblos.
35. De la montaña de Hor fueron á Salmona.
36. De Salmona á Phunon, donde Moisés hizo
fabricar, por orden del Señor, una serpiente de
metal para librar al pueblo de las serpientes abra­
sadoras que les había enviado en castigo de sus
murmuraciones.
37. De Phunon fueron á Oloth.
38. De Oloth á Gie -Abarim, en la frontera de
los Moabitas.
39. Atravesando el torrente Zared fueron á
Dibongad.
40. De Dibongad á Deblathaim.
41. De Deblathaim á los montes de Abarim7
frente al monte Nebo.
42. Dejando los montes de Abarim pasaron su­
cesivamente por varias comarcas hasta Abel-Sitim,
en el país de los Moabitas.
En este tiempo una parte del pueblo cayó en la
idolatría por las hijas de Moab. Moisés los castigó
ejemplarmente. Finees, nieto de Aarón, se distin­
guió tanto por su celo, que Dios, para recompen­
sarle, le concedió á perpetuidad en su raza las fun­
ciones del sacerdocio.
Después de haber conquistado Moisés todo el
país comprendido al Oriente del Jordán y adjudi-
cádolo á las tribus de Rubén, de Gad y á una me­
dia de Manasés, murió sobre el monte Nebo, lue­
go de haberle mostrado el Señor la tierra de pro­
misión.
Josué, su sucesor, atravesó el Jordán milagro­
samente y condujo al pueblo á la conquista, divi­
diendo el resto del país entre las tribus de Israel.
Los Israelitas no ejecutaron fielmente las órde­
nes de Dios de exterminar á aquellos pueblos fe­
roces é idólatras : unos quedaron sujetos á su do-
— 22 —
, H

minación; otros independientes, y otros, en fin,


fueron el instrumento de que Dios se valió para
castigar su infidelidad, como los Sidonios y F i­
listeos.
La mayor parte délas tribus de Israel estaban
al O. del Jordán; sólo quedaron al Oriente, como
ya se ha dicho, la media tribu de Manasés, la de
Gad y la de Rubén.
Jacob tuvo doce hijos, pero los descendientes
de José formaron dos tribus: la de Manasés y
Efraín, lo que ascendía á trece el número de tri­
bus de Israel; como que los Levitas ó descendien­
tes de la tribu de Leví, por estar consagradas al
servicio del Tabernáculo no tuvieron parte en el
reparto, no fueron más que doce las tribus ó terri­
torios. A la tribu de Leví se le dió cuarenta y ocho
ciudades de las diferentes tribus. He aquí las prin­
cipales :
En la tribu de Neftalí: Oedés, en Galilea, Ham-
mot-Dor, Carthan.
En la de Aser : Abdón, Elcath, Masal.
En la de Zabulón : Naalol, Darnna, Jecnam.
En la de Isacar : Dabereth, Jaramoth.
En la media occidental de Manases : Gethnem-
mon, Thenac.
En la de Efraín : Sichein, Bethóron.
En la de Dan : Elthecé, Aialón, Gabathón.
En la de Benjamín : Gabaón, Anatoth.
En las de Judá y Simeón: Hebrón, Lebna, Da-
bir, Olón, Jether.
‫ ׳‬En la media tribu oriental de Manases : Gau-
lón, Bosra.
En la de Gad: Ramoth de Galaad, Hesebrón.
En la de Rubén : Bosor, Mephaat.
Moisés, en el reparto que hizo de la tierra pro­
metida, señaló seis ciudades—tres á cada lado del
Jordán—para que sirviesen de asilo ó refugio á
— 23 —

ios desgraciados que hubiesen cometido involun­


tariamente algún homicidio. «Una vez refugiados
en estos lugares de protección, dice el P. Scío
quedaba suspendida la persecución de las familias
de los difuntos, mientras los supuestos criminales
preparaban su defensa.» Estas ciudades eran: Ce­
des en la Galilea, 1lebrón en Judá y Sichem en
Efraín, al O. del Jordán, y al E. Bosor, Golán y
Ramot-Gcdaad.

YIII
Los Israelitas bajo David y Salomón.

Sabido es el trágico fin de Saúl, que se dió la


muerte después de una derrota. David, aclamado
por las tropas y habiendo sido ungido de antema­
no por Samuel, tomó posesión del reino y exten­
dió considerablemente sus fronteras. Tomó la for­
taleza de los Jebuseos, ó sea la parte alta de Jeru-
salón, y la embelleció, haciéndola capital del reino.
Conquistó también la Idumea, la Siria de Damas-
coy otros países al E. del Jordán hasta el Eufrates.
Salomón, su hijo, reinó cuarenta años, y sus Es­
tados se extendían desde el Eufrates hasta el país
de los Filisteos y la frontera de Egipto.
Salomón embelleció de nuevo á Jerusalén, edi­
ficando á Jehovah un templo grandioso.
Después de la muerte de Salomón (962 antes de
Jesucristo), su hijo fioboán excitó la rebelión con
su conducta temeraria y ocasionó un cisma, en el
cual quedó desmembrado el territorio, rebelándo­
se diez tribus y proclamando por rey á Jeroboán,
lo que constituyó el reino de Israel. Las tribus de
Judá y Benjamín, en la Judea, le fueron fieles y
— 24 —

constituyeron el reino de Judá. La capital del pri­


mero fué al principio Siquem, Thersa y después ¿’«-
mana/ la del segundo Jerusalén.
, ‫ !״‬j f no d® Israel duró 244 años> ó sea des­
de 962 hasta 718 antes de Jesucristo. Los críme­
nes de este pueblo infiel, que despreció las amena­
zas de los profetas; sus guerras contra los Judíos
y demas naciones contribuyeron á su ruina, hasta
que balmanasar, rey de los Asirios, destruyó el
reino el 718 y llevó cautivas á las diez tribus á
mnive, distribuyéndolas en sus diversos Estados.
o o quedaron en Samaría las más pobres para que
cultivasen la tierra. Mezclados luego con pueblos
idolatras, cayeron en errores religiosos, dando
esto lugar á la secta samaritana.
. ^ *,sinó de Judá subsistió todavía más de un
siglo, hasta que el año 606 antes de Jesucristo Na-
bucodonosor tomó á Jerusalén, destruyó el tem-
P ° 7 2?2d. ^ ° á su re7 y á todo su pueblo cauti­
vos a Babilonia.

IX

La Palestina en tiempo de Jesucristo*

Ocupando el trono de Jacob el Idumeo Herodes


se cumplió la profecía de aquel santo patriarcal
que dijo que no faltaría rey de la casa de Judá
hasta que pasase el cetro á manos de un extran­
jero.
, dividíase entonces el país en cuatro provincias.
Pere^61"* ^ ^ a^ 6a’ Mamaria, la Judea y la
La Galilea era la parte más septentrional v
confinaba: al N. con el Líbano y el río Leontes;
25

al S. con los montes Carmelo y Gelboé; al E. cou


el río Jordán, y al O. con el Mediterráneo.
Comprendía las tribus de Neftalí, Aser y Zabu­
lón y parte de la de Isacar. Su capital era Sepho‫־‬
ris ó Diocesárea, destruida por los Romanos el
año 353.
Se dividía en Galilea superior y Galilea in­
ferior.
Esta comarca era muy fértil y bien cultivada y
se daban en ella principalmente la vid y el olivo..
Los Galileos eran industriosos y aplicados á los
ejercicios militares, pero tenían fama en el país de
ser de escaso talento y no creían que pudieran salir
profetas de la Galilea. Y éste fué, sin embargo, el
lugar que el Hijo de Dios escogió principalmente'
para su predicación. Los Apóstoles eran también
Galileos.
Las principales ciudades eran :
a) E n la tribu de N eftalí.—Emmath, en el N,
Paneas ó Cesárea de Filipo, cerca del Jordán,,
donde Heredes levantó un templo en honor de
Augusto.
Dan, en donde Jeroboán colocó un ídolo para
impedir á los Israelitas que fueran á Jerusalén*
Cedes, patria de Barac, que derrotó á Sisara.
Neftalí, patria de Tobías.
Capharnaum, donde curó el Señor al paralítico,,
ai criado del Centurión y á la hija de Jairo.
Pethsaida ó Julias, patria de San Pedro, San An­
drés y San Felipe, y en cuyas cercanías obró el Se­
ñor el milagro de la multiplicación de los panes.
b) E n la tribu de A ser.— Achazib, ciudad im­
portante, llamada por los Griegos Ecdippa.
Yotapata, sitiada el año 67 por Yespasiano y
destruida después sin piedad, y en la que sólo se
salvó el célebre judío Josefa, historiador que es‫״‬
cribió la historia del sitio de Jerusalén.
— 26 —

Acco ó Ptolemaida ó San Juan de Acre, en la des­


embocadura del pequeño río Belús, donde se re­
fiere la invención del vidrio por los Fenicios, ciu­
dad que se hizo célebre en la historia de las Cru­
zadas.
c) E n la tribu de Z abulón. — Gischala, cerca
de Yotapata, tomada por Tito el año 67 de la era
«cristiana.
Gana, célebre por el primer milagro que hizo el
Señor de convertir el agua en vino; patria del
Apóstol San Simón el Celador.
libertades, edificada por Herodes el año 17 de
,1 esucristo en honor del emperador Tiberio.
Botain, cerca del Tabor, donde José fué vendi­
do por sus hermanos.
Nazareth ó Nasra, al O. del Tabor, patria de la
Virgen Santísima y lugar donde residió la Sagra­
da Familia hasta la predicación de Jesucristo. En
,Nazareth anunció el Angel á María el misterio de
la Encarnación. En Nazareth vivía el piadoso
Josó de Arimatea.
Sefhoris ó JDiocesárea, ciudad importante en tiem­
po de los Romanos, destruida el año 353.
Opher, patria del profeta Joñas.
d) E n la tribu de I sacar. — Tarichee plaza
fuerte, destruida por Tito el año 67.
Naim, al S. de ISTazareth, santificada por el mi­
lagro que hizo Jesucristo al resucitar al hijo de la
viuda.
Sunam, donde el profeta Eliseo obró un milagro.
Esdrelón ó Jezrael, lugar donde vivía Rabot, que
fue calumniado y muerto por orden de Acab y de
la impía Jezabel. El valle de Esdrelón, que toda­
vía lleva este nombre, era de una fertilidad asom­
brosa.
Betsán ó Basan, ciudad principal de la Decapo-
lis en tiempo de Jesucristo.
S a m a ria .

Sus límites eran: al ÍT. la Galilea, al S. la Ju-


dea, al E. el Jordán y al O. el Mediterráneo ó
Gran Mar.
Comprendía las tribus de Efraim y la media oc­
cidental de Manasés.
El terreno era montuoso, pero fértil, principal­
mente en viñas y cereales.
Cuando Salmanasar, rey de‘Asiria, llevó cauti­
vas á las diez tribus, hizo poblar esta región por
otros pueblos que se mezclaron con los Israelitas
pobres* que habían quedado. A la vuelta del cauti­
verio hallaron á sus antiguos paisanos entregados
á la idolatría; pero parece probable que antes del
nacimiento de Jesucristo habían vuelto ai reconoci­
miento del verdadero Dios, aunque con alguna di­
ferencia, pues sólo admitían los libros de Moisés y
sostenían que el verdadero culto era el que se tri­
butaba á Dios sobre el monte Garizim : de aquí
©1 odio que se profesaban mutuamente Judíos y
Samaritanos.
La capital, Samaría, edificada por Amri en la
cumbre de una montaña, era muy importante. Fuó
arrasada por Salmanasar, reedificada después y
nuevamente destruida por Juan Hircano y vuelta
4 reedificar por Herodes en obsequio de Augusto
con el nombre de Sebaste. Todavía subsisten hoy
sus ruinas con el mismo nombre.
Las principales ciudades eran :
a) Media tribu occidental de Manasés.—Ce­
sárea de Palestina, puerto en el Mediterrádeo, edi­
ficada por Herodes el Grande, ciudad fortificada
y comercial. En ella estuvo preso dos años San
Pablo antes de su ida á Eoma. En ella residía el
— 28 —

Centurión Cornelio, el primer gentil que bautizó


San Pedro. Fué destruida por Tito, aunque sub­
siste todavía su puerto y fortificaciones.
Maggedo, en una llanura, donde fué herido Jo-
rán por Necao, rey de Egipto.
Betulia, célebre por el sitio que la puso Holofer-
nes, general de Nabucodonosor, muerto por la he­
roína Judit. Algunos autores suponen que esta
ciudad se hallaba en la tribu de Zabulón.
Telas, donde murió Abmielec, hijo de Gedeón,
cuando sitiaba esta ciudad.
‫־‬Ephra, patria de Gedeón, el vencedor de los Ma~
dianitas.
bEnnon, junto al Jordán, donde el Señor fue bau­
tizado por San Juan.
Thersa ó Thesra, capital del reino de Israel an­
tes de la edificación de Samaria.
b) T ribu de E fraim.*—Sichem ó Neápolis, ciu­
dad levítica y de refugio, una de las principales
por sus recuerdos históricos. En ella cometieron
crueldades los hijos de Jacob por vengar el honor
de su hermana Dina; en ella fueron sepultados los
restos de José. Destruida por Abimelec y reedifi­
cada después por Jeroboam, fué capital del reino
de Israel hasta la fundación de Tesra, y lo fue
también durante el cautiverio.
Sicar, al NO. de Siquem, notable por el célebre
pozo donde convirtió Jesucristo á una mujer sa-
maritana.
Tamnat'Saré, donde Josué estableció su resi­
dencia y murió; su sepulcro existió todavía en el
siglo iv de Ja era cristiana.
Silo, lugar donde estuvo depositada el Arca
Santa.
Bethoron, ciudad donde Josué obtuvo una vic­
toria milagrosa contra sus enemigos y donde Ju ­
das Macabeo derrotó á los Sirios.
J u d 8 a.

Aunque el nombre de Judea se dió á toda la


Palestina, la Judea propiamente dicha estaba al
Sur de Samaria, al O. del Jordán y mar Muerto,
al E. del Mediterráneo y al N. de la Idumea.
Comprendía esta región los antiguos territorios
ó tribus de Judá, Dan, Simeón y Benjamín y el
país de los Filisteos, que nunca pudieron someter
los Israelitas por completo.
Esta provincia tenía el suelo montuoso, con al­
gunos desiertos, pero el suelo era generalmente
fértil y lo había sido mucho más. Trigo, vino,
bálsamo, miel, aceite y frutos eran los principales
productos de ella.
Las ciudades principales eran :
a) T ribu de J udá.—Saraa, patria de Manué,
padre de Sansón.
Azeca, última de las ciudades que tomó Nabu-
codonosor después de una tenaz resistencia.
Cariathiarin, lugar donde los Betsamhitas trans­
portaron el Arca Santa á casa de Abinadab: desde
entonces se llamó esta ciudad Lugar del reposó. Más
adelante David transportó el Arca á Jerusalén.
Soco, en cuyas inmediaciones mató David al gi­
gante Goliat.
Betleem 6 Ephrata (Belén), ciudad donde nació
el Salvador del mundo y donde nació David.
Masadey ciudad fortificada por Jonatás, herma­
no de Judas Macabeo; última ciudad que fué to­
mada por los Romanos y cuyos habitantes prefi­
rieron la muerte á la esclavitud.
Engaddi, citada en la historia de David.
b) T erritorio de D an . —Joppé ( Jaffa), lugar
donde se embarcó Jonás para marchar á Tharsis
— 30 —
en vez de ir á Nínive. Esta ciudad fué tomada por
Simón Macabeo, á la que completó con un hermo­
so puerto de mar, uno de los mejores que tuvieron
los Judíos. En esta ciudad resucitó San Pedro 4
una mujer llamada Tábita. Fuó después arruina‫״‬
da por los Romanos.
' Lydda, ciudad donde San Pedro curó a un para‫״‬
lítico llamado Eneas.
Arimatea (Ramlé), patria del piadoso José de
Arimatea, que pidió á Pilato el cuerpo do Jesús
para embalsamarlo y darle sepultura.
Modín, patria de los célebres Macabeos y de su
padre Matatías. En ella comenzó una guerra glo‫״‬
riosa contra los Sirios para librarse de su domina­
ción, como al fin lo consiguieron‫־‬
Bamatha, patria de Samuel.
c) T ribu de S imeón. — SiceJeg, ciudad filistea
donde residió David mientras era perseguido por
SaúL Destruida después por los Amalecitas, fué
reedificada á la vuelta del cautiverio.
Etam, ciudad donde residió Sansón hasta que
fuó entregado á los Filisteos por Dalila.
Bersahée, residencia del patriarca Ábraham. En
esta ciudad se apareció un Angel á Agar para
anunciarle su dilatada posteridad. En ella ejercie­
ron la judicatura Joel y Abia, hijos de Samuel.
d) T erritorio de B enjamín .—Ibaí, ciudad to­
mada y arrasada por Josué y reedificada después
del cautiverio.
Betel ó Casa de Dios, por haber visto en ella Ja­
cob la escala milagrosa. En esta ciudad mandó co­
locar Jeroboán un becerro de oro para apartar 4
los Israelitas del verdadero Dios.
Jemcd, ciudad notable en la Sagrada Escritura
por haberla tomado Josué, que, al dar la vuelta al­
rededor de ella con el Arca Santa, cayeron sus mu­
rallas. Fué reedificada después, y en ella curó el


— 31 —

Señor á un ciego de nacimiento. Ocupaba un te­


rreno de gran fertilidad, y era renombrada por
sus rosas, palmeras y bálsamo. Jesucristo ayunó‫׳‬
en una de las montañas próximas á Jericó.
Gálgala, ciudad donde los Israelitas se detuvie­
ron después de haber pasado el .lordan y constru­
yeron un monumento con doce piedras sacadas del
fondo del río. En ella se circuncidáronlos Israeli­
tas nacidos en el desierto. _ _-
Emmaús, dondo apareció Jesucristo resucitado
á dos discípulos.
Anatoth, ciudad levítica, patria del profeta Je-
remías.
Bethania, cerca de Jerusalén y del monte délos
Olivos, donde todavía se conserva el sepulcro de
Lázaro, á quien el Señor resucitó.
Betphagé, lugar cerca del huerto de Getsemaní,
desde donde envió Jesús á sus discípulos^ en bus­
ca de una borriquilla para hacer su entrada en Je-
rus&lén
Jerusalén (Salem), patria del gran Sacerdote
Melquisedec, contemporáneo cíe Abraham. Fue
ocupada por los Jebuseos, quienes la nombraron
Jebus. Esta ciudad fue embellecida por David y su
hijo Salomón, y en ella se verificaron los princi­
pales misterios de nuestra Redención (1).
e) C iudades eilisteas .—Jamnia, al S. de Jop-
pé, tomada por Ozias, rey de Judá; reconquistada
después del cautiverio por Jonatás Macabeo. Cer­
ca de ella estaba el puerto de Jamnia.
Azot, puerto y capital de una de las cinco pro­
vincias del pais filisteo. Se adoraba al ídolo Da-
gón. Fue destruida por Jonatás Macabeo.
Ascalbn, cerca del mar, embellecida por Herodee

(0 Véase más adelante la descripción de esta ciudad.


— 32

el Grande. í ue patria de la famosa Semíramis.


Lra ciudad muy renombrada por sus pichones v
por sus pozos. J
Gaza, nombrada en la historia de Sansón y
donde murió con 3 000 Filisteos. Alejandro el
Grande fué herido en el sitio de dicha ciudad, y
SeiVj n®° ^anc^0 muerte á sus habitantes y destru­
yéndola. Luego se reedificó de nuevo.
Gerara, cerca del torrente Besor.
üaphia, en la parte más meridional.

Perea.

Dilatada comarca al Oriente del Jordán, que


comprendía muchas provincias de límites incier­
tos y variables, según las épocas. Las principales
provincias eran : la Batanea ó país de Basan, Ga-
laad y la Auranitida.
Este país era abundante en pastos, y por eso
Moisés lo dió á las tribus de Rubén, Gad y media
tu bu de Manasós, que poseían gran número de ga­
nados. &
El producto más importante era el célebre bál­
samo de Galaad, que constituía un ramo de co­
mercio.
He aquí las principales ciudades :
a) M edia tribu oriental de M anases .— Cho-
razaim, cerca del lago de Genesaret, donde Jesu­
cristo reprendió tan ásperamente la dureza de co­
razón de sus moradores.
. Gamala, al E. de dicho lago, sitiada por Vespa-
siano. r r
Golán, ciudad de refugio.
JDalmanutha, un poco más abajo, donde Cristo
confundió álos Fariseos, que le pedían un prodigio
en el Cielo, proponiéndoles el de Joñas, anuncian­
do así su muerte y su resurrección.
Astarot, cuyos habitantes adoraban á la Luna
con dicho nombre; ciudad que se cita ya en tiem­
pos de Abraham.
Gadara, fundada por Semíramis y sometida á
los Judíos por los Macabeos; tuvo importancia du­
rante la dominación romana, llegando á ser capi­
tal de la Perea.
Bosra, ciudad levítica en la Idumea oriental,
ocupada sucesivamente por Israelitas, Madianitas,
Moabitas ó Idumeos. Era muy nombrada en tiem­
po de los reyes de Siria.
b) T ribu de G ad .—Mahanaim, ciudad adonde
se retiró David huyendo de la persecución de su
liijo Absaión; cerca de ella, en la Selva de Efraín,
fue muerto aquel perverso hijo por Joab.
Gerasa, ciudad donde curó Jesús ádos poseídos.
Jabés, donde Saúl derrotó á Naas, rey de los
Amonitas.
Pella, ciudad donde se refugiaron los primeros
cristianos cuando el sitio de Jerusalón.
Fannel, cerca del torrente Jabok, donde Jacob
luchó con un Angel á su vuelta de Mesopotamia
y recibió el nombre de Israel. Destruida años des­
pués, fué reedificada por Jeroboán.
1lamoth de Galaad, donde fué herido y muerto el
rey Acab y donde fué consagrado Jehú por Eliseo.
Parasa, plaza fuerte del país de Galaad.
c) T ribu be R ubén .—JRabbatJi Amén, capital de
los Amonitas, célebre en los tiempos de Moisés y
en la historia de David, en cuyo sitio murió el
valiente Urías. Ptolomeo Filadelfo dió á esta po­
blación el nombre de Filadelfia.
Hesébón, ciudad citada por sus baños termales.
Settim, última jornada de los Israelitas en el de­
sierto.
JBosor; ciudad de refugio tomada por Judas Ma‫״‬
cabeo.
Machcerus ó Mctqueronte, ciudad fortificada por
los Macabeos y en la que fué decapitado San Juan
Bautista por orden de Herodes.
Bebón, ciudad situada en buena posición y con
excelentes pastos.

Jerusalen.

No habrá ciudad alguna en el mundo que haya


sufrido más vicisitudes. Según el testimonio de
autores de nota, esta ciudad era la Salem, donde
Melquisedec era sacerdote y rey en tiempo de
Abraham. Después fuó ocupada por los Jebuseos,
que le dieron el nombre de Jebus. Arrojados por
David y conquistado el monte Sión, donde tenían
su fortaleza, fué agrandada y embellecida por este
monarca y por su hijo Salomón. Muerto éste, Je-
rusalén fué la capital del reino de Judá; pero bien
pronto Sesac, rey de Egipto, en guerra con Ro‫״‬
boán, entró en Jerusalen y se llevó los escudos
de oro que ‫־‬Salomón había mandado fabricar y
otros muchos tesores del templo. Bajo el reinado
de Joás, hijo de Ocozías, fuó tomada por los Si­
rios. En el de Amasias experimentó la misma suer­
te. Necao, rey de Egipto, se apoderó de ella y co­
locó en el trono á Joakim, después de haber des­
tronado á Joacaz. Cuatro años después Nabucodo-
nosor se apoderó de ella en 606 antes de Jesucristo.
Sublevada luego contra su autoridad, fuó tomada
sucesivamente por él en 596 y 568, reduciéndola.
— 35 —

á cenizas en 587, y se llevó cautivos á los Judíos,


dejando únicamente á los más pobres.
Cuando Ciro tomó á Babilonia, los Judíos obtu­
vieron permiso de volver á su patria por el céle­
bre edicto y de reedificar la ciudad y el Tem­
plo (516), consiguiendo fortificarla ochenta años
después, á la vuelta de Nehemías.
Volvió á florecer Jerusalén, pero el gobierno ti­
ránico de los Seleucidas la llenó de desorden y de
sangre. Antíoco tomó á Jerusalén y degolló en
ella á 80.000 Judíos. Esto acarreó el levantamien­
to de los Macabeos, que volvieron á hacerse due­
ños de ella y á recobrar su independencia. Pom-
peyo tomó después á Jerusalén (64 años antes d©
Jesucristo) y destruyó sus murallas, aunque respe­
tó el Templo.
El rey Heredes la fortificó con gallardas torres
y hermoseó el Templo. Luego Jerusalén íué tea­
tro de la pasión de nuestro Salvador bajo el rei­
nado de Tiberio César, y siendo gobernador por
Roma Poncio Pilato.
Habiéndose sublevado los Jodies en tiempo de
Nerón, marchó Vespasiano contra Jerusalén; pero,
obligado á volver á Poma, dejó al frente del ejér­
cito á su hijo Tito, que tomó la ciudad después de
un año de sitio y la destruyó completamente el
año 70 de la era cristiana. En ese sitio, cuyos bo­
rrosos detalles narra el historiador Josefo, murie­
ron 1.100.000 personas, llegando á ser el hambre
tan espantosa, que hubo madres que se comieron
á sus propios fcij os.
El emperador Adriano (el año 132) la hizo cons­
truir de nuevo con el nombre de Elia Capitolina;
levantó un templo á Júpiter Capitolino, y prohibió
que entrasen los Judíos en la ciudad.
Constantino la devolvió su nombre y su anti­
guo esplendor, erigiendo su piadosa madre, Santa
% — 36

Elena, muchas iglesias, y entre ellas la más nota­


ble, la del Calvario ó Santo Sepulcro.
El emperador Juliano el Apóstata quiso des­
mentir las profecía«, ó intentó reconstruir el Tem­
plo; pero castigos visibles del Cielo le obligaron á
desistir de su proyecto. Jerusalén fué tomada des­
pués por los Persas el año 614; por los Arabes
el 636; por los Selóucidas en 1086; por los Cruza­
dos en 1099, que fundaron el reino latino de Je-
rusalón; setenta y ocho años después, ó sea en
1178, fué tomada por Saladino, y en 1217 por
los Turcos. Vendida en 1229 por el sultán á Fede­
rico II, fué tomada nuevamente por los Musulma­
nes en 1241; conquistada en 1382 por los Mame­
lucos, y otra vez en 1517 por los Turcos, que to­
davía la conservan. La posesión de los Santos Lu­
gares por los Griegos y Latinos fue una de las
causas de la guerra de Crimea, en 1854. ¿Habrá
ciudad que haya pasado por más vicisitudes?
Jerusalén estaba asentado sobre cuatro colinas,
á saber : Sión al S., Bezetha al N., Moría al E. y
Acra al O.
Sión era la más elevada, y la poseyeron los Je-
buseos hasta los tiempos de David, que los destru­
yó. David fortificó mucho á Sión, construyendo
alrededor una ciudadela inexpugnable para aque­
llos tiempos. Esto se llamó la ciudad alta. Jerusa-
lén contaba entonces más de 120.000 habitantes.
Bezetha era una colina más baja; en un princi­
pio estaba despoblada, y cuando la población fué
aumentando se construyeron en este lugar muchas
casas. Herodes Agrippa fortificó gran parte de
este barrio.
Moría era una colina de poca extensión, lo sufi­
ciente para el lugar que había de ocupar el Tem­
plo de Salomón. El pueblo fue llenando de piedras
y tierras los profundos valles que separaban esta
— 37 —
colina de las otras, á fin de que los muros del Tem­
plo tuviesen consistencia, lo cual agrandó consi­
derablemente la extensión del monte Moria, y de
este modo se pudieron construir las hermosas ga­
lerías que rodeaban el Templo.
Acra estaba separada de Sión por un valle lla­
mado Tyropeón, muy poblado, y se le dió el nom­
bre de ciudad baja.
La ciudad de Jerusalón estaba encerrada por
una triple muralla, excepto del lado de los valles,
en que no había más que una.
Al E. el torrente Cedrón separaba á Jerusalén
del monte de los Olivos, y en la parte meridional
se le unía el Tophet, que corría por el valle titula­
do de los hijos de Ennón.
Al O. estaba el monte Calvario, donde el Salva­
dor fue crucificado.
En la imposibilidad de detallar todos los luga­
res dignos de mención, porque esto excedería los
límites de este opúsculo, mencionaremos los más
principales.
En la colina de Sión se notaban :
a) La fortaleza de Sión ó ciudad de David, de
que ya hemos hablado.
b) El palacio y sepulcro de David.
c) La casa del pontífice Anás, adonde Jesús
fué llevado, y donde Simón Pedro le negó tres
veces.
d) La casa de Caifás, yerno de Anás.
e) El Cenáculo, donde Jesús instituyó el ado­
rable Sacramento de la Eucaristía y lavó los pies
á sus discípulos.
f) El palacio de Salomón.
g) El acueducto de Belén, que conducía las
aguas á Jerusalón.
Una gran muralla separaba la ciudad alta ó
Sión de la ciudad baja ó Acra, y se contaban en
©Ha tres hermosas torres, construidas por Hero‫״‬
des. La primera, que llevaba el nombre de Hippi-
eos, era cuadrada, de 44 metros de elevación y 13
de anchura. La segunda, llamada Fazael, del nom­
bre de su hermano, tenía 47 metros de elevación
y 21 por cada lado. La tercera, llamada Mariam-
ma; del nombre de la esposa de Herodes, era algo
menos elevada, pero ricamente adornada. Estas
tres torres fueron conservadas por Tito después
que destruyó á Jerusaión para que por ellas se pu­
diese juzgar de la belleza de la ciudad que había
arruinado.
En el cuartel ó barrio de Acra se notaba la to­
rre Fsephnia, frente á la cual Tito estableció su
cuartel general cuando sitiaba á Jerusalén. Desde
lo alto de esta torre, de 37 metros, se divisaba el
mar Rojo y parte de la Arabia.
Aun hoy se ve una calle, llamada Vía !)olorosa,
que va desde el valle del Cedrón hasta el Calva­
rio, atravesando en parte el cuartel de Acra. En
esta calle se muestra :
a) El arco del Ecce hommo, porque desde aquí
Pilato mostró á Jesús al pueblo todo cubierto de
sangre para excitarle á piedad.
i) El lugar llamado Salve Mater, por ser en
donde Cristo encontró á su Madre en la calle de
la Amargura.
c) ' El lugar donde obligaron á Simón el Ciri­
neo á llevar la cruz.
d) La casa del pobre Lázaro.
e) La casa del Rico avariento.
í) La casa de la Verónica, que enjugó con un
velo el rostro del Señor.
Al final de esta calle estaba la puerta Judiciaria,
donde cayó el Señor la segunda vez.
En el cuartel de Bezetha :
a) El magnífico palacio de Herodes.
i.L , i - s• 'x * •‫׳‬
‫ ־‬:
. . :

39
b) La gruta de Jeremías.
c) Los sepulcros de los reyes de Judá.
d) La casa de Simón el Fariseo, donde perdo­
nó Jesús á la pecadora.
El monte Moría estaba ocupado todo por el
Templo. Este grandioso edificio fue arruinado 424
•años después por Nabueodonosor. A la vuelta del
cautiverio de Babilonia fuó reconstruido por Zo *
robabel y destruido luego en parte por Antíoco.
Herodes lo reconstruyó con gran magnificencia al­
gunos años antes de Jesucristo. Este es aquel Tem­
plo admirado por los discípulos, de quien el Sal­
vador predijo su ruina cuando dijo : «Vendrá un
tiempo en que de todo este Templo no quedará pie­
dra sobre piedra.»
Al NE. estaba la piscina probática, donde Jesús
curó á un paralítico que padecía durante treinta
y ocho años.
Al NO. la torre Antonia.

Alrededores de Jerusalén.

Al E. de la ciudad estaba el valle del torrente


Cedrón; un poco más al N. el célebre valle de Jo-
safat. Al S. de este valle el de Siloé, en que exis­
tían dos piscinas : una la inferior, donde Mana-
sés mandó aserrar por medio al profeta Isaías, y
la superior ó pozo de Nehemías, que es, según al­
gunos escritores, adonde Jesús mandó á lavarse
al ciego de nacimiento.
Al E. del valle del Cedrón estaba el monte de
los Olivos ó monte Olivete, y al pie la granja de

!wmm
— 40 —
Getsemaní y el jardín de su nombre, donde Jesús
fué preso por Judas la noche de su pasión.
El monte Olívete tenía tres colinas : la del me­
dio dominaba á las demás; desde ésta subió Jesús
á los Cielos á los cuarenta días después de su resu­
rrección.
De la colina del Mediodía, llamada la Montaña
del Escándalo, porque allí se entregó al culto de los
falsos dioses el rey Salomón, se ve todavía el lu­
gar que ocupaba el palacio que este rey había man­
dado fabricar para sus mujeres extranjeras, y que
se llama Palacio de los errores de Salomón.
Cerca del Cedrón estaba el sepulcro donde fué
depositada la Santísima Virgen, y un poco más
abajo los sepulcros de Josafat y Zacarías y el ti­
tulado de Absalón, porque lo había mandado eri­
gir este último.
En la falda del Olívete :
a) La gruta del Credo, donde se reunieron los‫־‬
Apóstoles y dictaron el símbolo de nuestra fe an­
tes de dispersarse por el mundo.
#b) El sitio ó lugar en que enseñó Jesiís la ora­
ción del Padre Nuestro.
c) El sitio en que lloró Jesús sobre Jerusalén
•y predijo su ruina.
d) El sitio en que durmieron Pedro, Santia­
go y Juan mientras El oraba la noche de su pa­
sión.
Al S. y O. de Jerusalén engrosaban el torrente
Cedrón las aguas de las piscinas de Gihón : este
valle se llamaba valle de Paphaim y valle de Ios-
hijos de Ennón.
En el fondo de este valle se ve un gran núme­
ro de sepulcros tallados en la roca y llamados por
algunos autores turnias de los profetas.
Más allá se encuentra el campo llamado Hacél-
dama ó Campo de Sangre, que fue comprado por
— 41 —
los treinta dineros que Judas había recibido para
entregar á Jesús.
Al S. del valle de Ennón hay una colina titula­
da Monte del mal consejo, porque los sacerdotes ju ­
díos se reunieron en él para tratar de perder á
Jesús.
Cerca de la torre Psephina estaba el baño de
Betsabé, mujer de Urías, cuando David concibió
su funesta pasión, que tantos males le causara.
En fin, el Calvario estaba al O. de Jerusalény
pero muy próximo á la muralla. En la pendiente
de la montaña estaba el Santo Sepulcro de José
de Arimatea, en el cual fué colocado Jesús hasta
su gloriosa resurrección.
Muchos de los lugares citados no existen en la
actualidad, y sólo se sabe algo de ellos por la tra­
dición, que, como dice un escritor, en Oriente me­
rece tanta fe como la Historia.

Belén.
Esta ciudad, llamada también Betllhem ó
Ephrata, y boy, en turco, Beit-el-Lahon, en la tri­
bu de Judá, se hallaba á 9 kilómetros al S. de Je-
rusalén. Su origen es muy antiguo, pues existía
muchos años antes de entrar los Israelitas en la
tierra de Canaán. En ella nació nuestro adorable
Redentor, y el pesebre donde nació se conserva en
Roma en la iglesia de Santa María la Mayor. Ac­
tualmente hay una iglesia en el lugar donde na­
ció Jesús y otra debajo, ambas iluminadas profu­
samente.
Fue tomada por los Cruzados en 1099.
La población de Belén se compone de griegos^
católicos, árabes y cristianos maronitas. La céle­
bre tumba de Raquel estaba entre esta ciudad y
Jerusalón.
Sistema métrico de los Hebreos

No están acordes los autores ni sobre el origen


de las pesas y medidas que usaban los Hebreos ni
sobre su equivalencia efectiva con las nuestras;
pero, á fin de hacer más completa esta reseña, va­
mos á extractar lo que respecto á esto escribió no
ha muchos años un eminente geógrafo francés.
t L&s posas y medidas empleadas por el pueblo ju ­
dio parece ser eran en lo fundamental las mismas
del Egipto, aunque con el tiempo se crearon otras
nuevas y se alteraron en su contenido ó valor.
ct) M edidas de longitud .—La base de su siste­
ma era el codo, que se dividía en 25 partes llama­
das dedos.
El codo venía á tener 525 milímetros, y se le
llamó codo real ó sagrado, porque se empleaba por
los sacerdotes al hablar de las medidas y orna­
mentos del templo.
El codo natural era de 450 milímetros y se divi­
día en 24 dedos.
El codo común tenía 20 dedos ó 375 milímetros.
Como divisores se pueden contar :
El medio codo natural, zereth ___ 0,225 metros.
El palmo, tophah.......................... 0,075 »
El dedo, etzaba............................. 0,01875 »

Entre las medidas itinerarias se contaban el


paso ó doble codo.
‫״‬La milla ó 2.000 codos ó camino sabático (porque
sólo se permitía su paseo en día de sábado) era
de 1.050 metros de longitud.
— 43 —
Más tarde se adoptó la milla hebraica, de unos
1.500 metros.
b) M edidas de superficie .—La unidad de las
medidas agrarias era el cuadrado de 40 codos na­
turales, llamado beth-sea‫׳‬, y tenia 3 areas y 24 cen-
tiáreas, ó sea 324 metros cuadrados.
c) M edidas de capacidad. —La unidad era el
cubo del semicodo real. ítecibia el nombre de bath
para los líquidos y de epha para los granos, y su
volumen era de 18,088 litros.
El coro era 10 veces mayor.
El bath se dividía en 6 hin y en 72 log, cuya
equivalencia era:
El hin ........................ ........... 3,015 litros.
El log 1........................................ 0,250 »

Los múltiplos de las principales medidas de gra­


no eran :
El coro ..................................... 480,880 litros.
El lethech................................. 90,44 »

Los divisores eran :


El sefel ...................... ............. 9,044 litros.
El sato ...................... ............. 6,30 »
El gomor ................... . ..‫־‬........ 4,80 »
El log ........................ »

d) M edidas de peso .—El agua contenida en el


gran bath daba el peso de lo que se llamaba talen•‘
to (kiccar).
El talento tenía 3.000 sidos, 3.000 dramas ó
50 minas.
El sido 20 óbolos.
La mina 60 sidos.

L.
Su equivalencia era la siguiente :
Talento............................ 18,068‫ ׳‬kilogramos.
Mina............................... o,360 »
Sido...................... ......... o,006 »
Draema....... .................. 0,0036 »
Obolo.............................. 0,0003 »
e)' M onedas.— Las monedas tenían en general
el mismo nombre que las medidas de peso; pesa­
ban el mismo número de gramos. Se ignora si las
monedas de plata ú oro tenían liga, pero la opi­
nión es que eran de metal puro; de suerte que su
equivalencia en pesetas era la siguiente :

Monedas de cuenta ó im a g in a ria s .

Talento (de oro)................. 62.303,03 pesetas.


Mina (id.).......................... 1.246 »
Talento (de plata)............. 4.019 )>
Mina (id.).......................... 80,40 »

E fe c tiv a s .

Sido (de oro).. . . 20,75 pesetas,


Draema (id.)....... i 2,40 »
Obolo (id.)......... i,04 »
Sido (de plata)... ‫׳‬1,34 »
Draema (id.)....... 0,80 »
Obolo (id.)......... 0,06 »

í) M edidas de tiempo . — L os Hebreos tenían


dos clases de año, pero de igual duración : el año
sagrado y el año civil.
El año hebreo , como el de muchos pueblos
orientales, era año lunav. Se componia de 12 me­
ses de 29 ó 30 días respectivamente.
Como el año lunar se compone de 12 lunaciones
de 29 días y medio cada una, el año tenia, por tan­
to, 354 dias; y á fin de armonizarlo con el año so-
\

'*frW■

— 45 —

lar, que es de 365 días y una fracción, intercalá­


base cada dos ó tres años un mes, llamado Fe-
Adar, ó año embolísmico; de manera que en un ci­
clo de 19 años, se hacían dos grupos: uno de 12
años, á saber: l.°, 2.°, 4.°, 5.°, 7.°, 9.°, 10.°, 12. ,
13 0 15 0 16.° y 18°, y otro de 7 años embolísmi-
cos el 3.’°, 6.°, 8.°, 11.°, 14.°, 17.° y 19.°.
Los nombres de los 12 meses eran :
Nisán, 30 días, correspondientes á Marzo y Abril.
Jar, 29 » )> Abril y Mayo.
Sivan, 30 » » Mayo y Junio.
Tamuz, 29 )> » Junio y Julio.
Ab, 30 »
Elol, 29 »
Thisri, 30
30 » Septiembrey Octubre.
Marchesván, 29 » Octubre y Noviembre.
Caslen, 30 » Noviembre y Dbre.
Thebelh, 29 » Diciembre y Enero.
Sabat, 30 » Enero y Febrero.
Adar, 29 » Febrero y Marzo.

El año eclesiástico comenzaba en el primer mes


de su calendario, ó sea en el mes de Nisán, y el ci­
vil en el séptimo mes, ó sea en el de Thisri.
En la Biblia casi siempre se nombran los meses
por el número ordinal correspondiente, y así, se
dice el mes primero, el segundo, etc.

XIII
Ruina de Jerusalén.

El Evangelio refiere (1) que un día Jesucristo,


á la vista de Jerusalén, derramó lágrimas sobre

(\\ San Lucas, c. 19.


— 46 —

ella, diciendo: «¡Ah, si conocieses en este día qu©


se te hado lo que puede atraerte la paz! Mas aho­
ra todo está oculto á tus ojos, porque vendrán
unos días sobre ti en que tus enemigos te rodea‫״‬
rán de contramuro, y te estrecharán por todas
partes, y te arrasarán con los hijos tuyos encerra‫״‬
dos en tu recinto, y no dejarán en ti piedra sobre
piedra.»
Este terrible anatema no tardó mucho en cum­
plirse.
La ciudad que había apedreado á los profetas
que le traían la verdadera luz,* la que había come­
tido el tremendo deicidio; la que pidió que cayese
el castigo del Cielo sobre sí y sobre sus hijos, ha­
bía de ser tratada con el mayor rigor, y jamás se
mostro tan terrible la divina venganza como con
aquella desgraciada ciudad. Tan terribles fueren
aquellas calamidades, que se tendrían por exagera­
das si no las hubiera relatado el mismo Josefo, his­
toriador judio y testigo presencial de aquella rui-
na. Los Romanos fueron los ejecutores de la divi­
na justicia.
Después de la muerte del Hijo de Dios, los Ju ­
díos, mal avenidos con la dominación extranjera,
se sublevaron repetidas veces, siendo ahogados en
sangre por las armas romanas.
El año 66 comenzó de nuevo la guerra, que al
principio les fuó favorable, lo que les envalento­
nó; pero no tardó en aparecer entre ellos la dis­
cordia. Empezó una guerra civil desastrosa en
toda la Judea, ensangrentándose las ciudades de
Cesárea, Scitópoli, Ascaíón, Tolemaida, Damasco
y Alejandría, pereciendo cerca de 100.000 Judíos;
y como si esto no fuese bastante, Vespasiano, ge­
neral romano, y que fué proclamado emperador á
la muerte de Nerón, envió á su hijo Tito para si­
tiar á Jerusalón y someter el país. El ejército ro-

'‫■׳‬v :‫׳׳■׳‬:■ ; v■‫■׳■■■׳^׳‬:‫■׳׳‬ ¡. .v "-:•1;;


— 47 —
mano acampó á un cuarto de legua de la ciudad,.
Se habían reunido entonces en Jerusalén para
celebrar la fiesta de la Pascua inmenso número de
Judíos de todo el país. Sitiada la ciudad con todo
rigor, se consumieron muy pronto todos los víve­
res que encerraba, y el hambre primero y después
la peste no tardaron en hacer sentir sus desastro
sos efectos. Tito, que se había apoderado de algu­
nas fortificaciones de la ciudad, intentó con la ma­
yor dulzura que se rindiese; pero todo fué en
vano. La guerra civil era cada vez más feroz, lle­
gando á exterminarse y á odiarse padres é hijos,
hermanos y parientes. El hambre iba cada vez
más en aumento. Se vendieron las fincas, los mue­
bles y las alhajas para poder comprar comestibles
á peso de oro. Acabados los comestibles, se comió
hasta las correas de las sandalias y los escudos d
cuero y aun los mismos cadáveres, llegando el ho­
rror á tanto, que una madre, desesperada, mato
su propio hijo y lo comió asado.
Muchos salían al campo á recoger algunas hier­
bas para no perecer; pero eran alcanzados por la
caballería romana y crucificados después con la
mayor crueldad. Para reducir, en fin, más á la ciu­
dad, Tito mandó construir alrededor de ella una
segunda muralla de dos leguas de circuito, cum­
pliendo así, sin saberlo, la profecía del Salvador*
La peste, ocasionada por tantos cadáveres que ha­
bía en la ciudad, se cebó también en aquellos des­
graciados, y Tito juraba por sus dioses ser ino­
cente de aquellas desgracias.
En fin, el octavo día del mes de Septiembre del
año 70 la ciudad fué tomada y llevado todo á fue­
go y sangre; y aunque Tito había mandado que
se conservase el Templo, un soldado, empujado
por otro, introdujo por una de sus ventanas un ti
zón en el Templo y lo redujo todo á cenizas, cum-
— 48 —
pliéndose la profecía de Cristo, que había dicho :
«¿Veis ese Templo? Yo os aseguro que no queda­
rá de él piedra sobre piedra.»
Tito condujo á Roma á 2.000 Judíos para cele­
brar su triunfo; vendió á 90.000 de ellos, y, des­
pués que sirvieron de trofeo al vencedor, se ofre­
cieron en espectáculo al pueblo en los sangrientos
combates del circo. Asimismo empleó á gran nú­
mero de ellos en la construcción del Coliseo ó An­
fiteatro romano.
Los desgraciados Hebreos, después de varias
tentativas para recobrar su nacionalidad, y perse­
guidos por los gentiles, por los cristianos y los
mahometanos, están esparcidos por todo el mun­
do y son una prueba constante de la verdad de las
profecías de la Sagrada Escritura.

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