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CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS
El territorio que ocupó Israel era pequeño. Con una superficie de 25.000
km2, algo así como el estado Falcón. Abarca unos 250 km de largo y su ancho
varía entre 50 y 100 km en el extremo sur. Su geografía ofrece cuatro
regiones diferentes que se sitúan como franjas longitudinales paralelas de
norte a sur: la llanura costera, la región montañosa, la depresión del río Jordán
y el mar Muerto y, la meseta de Transjordania.
1. Clima
Existen prácticamente solo dos estaciones: la de lluvias (de octubre a
junio) y la de secas (de junio a octubre).
Las lluvias son más abundantes en la zona costera y en la cadena central
de montañas, y son muy escasas en el valle del Jordán, principalmente al sur.
Ahí el calor es muy fuerte, llegando a ser casi insoportable; por las noches
refresca un poco.
En el verano el rocío humedece la tierra, pero en el valle del Jordán ni
rocío cae. Entre las estaciones sopla un viento caliente y seco que llaman
Siroco, y perjudica a hombres y animales.
Las diferencias climáticas son muy grandes, hay llanuras fértiles,
desiertos desolados y nieves eternas como en el monte Hermon.
1. Valles y planicies
La palabra “valle” en el PT tiene varios significados: se habla de una
planicie (Gn 11,2), de un valle simplemente (Is 40,4), de un lugar bajo y
arenoso a la entrada de un río (Am 1,5), de las planicies bajas del Jordán (Dt
34,1-6). Las planicies se caracterizan por ser tierras fértiles, húmedas y
cultivables. Su vegetación es variada: acacias, viñas, olivares, etc.
Nombraremos:
Jezrael o Esdrelón: Esta es la planicie más importante de la Canaán porque
da acceso a la Transjordania juntamente con Bete-Sabe que separa las
montañas de Galilea de las de Efraín.
Sefelá y Hebrón: Estas planicies son importantes porque se ubican cerca de
las rutas comerciales. Hebrón se encuentra a 35 km. de Jerusalén. Ahí están
sepultados Abraham, Sara, Rebeca, Isaac y Jacob. Hebrón significa: Unión.
2. Montes
Podemos dividir los montes de Palestina en 2 grupos. Los de Palestina y
los de la Transjordania (Jos 20,7-8).
Montes de Palestina
Entre ellos, tenemos: la sierra de Galilea o Neftalí, de la que destacaremos
el monte Tabor en que se llevaron a cabo las batallas de Barac y Débora contra
Sísara (Jc 4), y de Gedeón contra los Madianitas (Jc 8).
La sierra de Samaria o de Efraim, en la que se encuentra el monte Garizim
(monte de la bendición), Gelboé donde murió el rey Saúl y su hijo Jonatán en
la batalla contra los Filisteos y 2 hijos más (1Sa 31,6-13).También el monte
Carmelo o “campo fértil”. Allí la Biblia menciona que había un altar muy
antiguo (1Re 18,32) donde el profeta Elías desafió a los 400 falsos profetas de
Baal. Allí también está la “gruta de Elías”. Hoy es un santuario musulmán.
La sierra de Judá, una serie de elevaciones separadas por valles donde
corren ríos. Principalmente son tres: Sión: con 800 m. de altitud, el más alto de
la zona. Desde este lugar se prestaba muy bien para la defensa de Jerusalén.
En Gn 22,2 ese nombre designa una región. Sobre este monte, David llevó el
Arca de la Alianza. Cuando se transfiere el Arca para el Monte Moria, el nombre
de Sión indicaba también este monte; y desde entonces pasó a indicar toda la
ciudad de Jerusalén. En el monte Moria, la tradición coloca el altar para
sacrificar a Isaac (Gn 22,9). En el mismo lugar, Salomón 100 años después
construye el templo de Jerusalén (2Cr 3,1). El tercero es el Monte de los Olivos
al norte del monte Sión. El valle Cedrón lo separa del monte Moria. En sus
lados tenía abundancia de olivos. Es de allí que, mirando hacia Jerusalén, lloró
Jesús sobre ella y pronunció las palabras proféticas de Lc 19,28-44.
Montes de Transjordania
Se agrupan en 3 regiones: Basán, donde habitaba la tribu de Manasés,
Galaad al norte del mar Muerto, ocupado por la tribu de Gad. Fue la tierra de
Elías también (1Re 17,1). Y Moab ocupado por los moabitas. En esta región
destacaremos además el monte Hermón de nieves eternas y el monte Nebo,
donde Moisés contempló la Tierra Prometida y murió (Dt 31,1-6).
5. Principales ciudades:
Gaza: Ciudad fortalecida de los Egipcios para el control del Faraón.
Jericó: Aparece como una de las ciudades más antiguas del mundo (6.000 aC), situada en la parte
inferior del río Jordán y a 25 km de Jerusalén.
Hebrón: Situada al sur de las montañas de Judá, y al oeste del mar Muerto. Allí murió Abraham.
David fue proclamado Rey de esta ciudad. Fue la capital de Israel durante 7 años antes de
Jerusalén.
Belén: Situada 10 km al sur de Jerusalén, en el camino que va a Hebrón. Ciudad de David y donde
nació Jesús como nos relatan los Evangelios.
Siquem: Su historia remonta a la época de los Patriarcas. Fue allí donde se celebró la conquista de
la Tierra Prometida (Jos 24). Fue la primera capital del Reino del Norte cuando se dividió
Israel. Después fue el centro religioso de los Samaritanos.
Samaria: Construida por Omri (dinastía del Reino del Norte) para ser la nueva capital del Reino.
Fue destruida por los asirios en 721 a.C.
Jerusalén: Principal ciudad de Israel. En el año 1005 a.C. David la conquistó del poder de los
Jebuseos y fue centro religioso y político del Reino. Salomón levantó allí el Templo.
JericóBetelJerusalén forman un triángulo y están en el corazón de Israel.
Guibeá: Ciudad donde Saúl vivía (1Sam 11,4).
Guilgal: Ciudad donde Saúl fue ungido rey por Samuel delante del pueblo (1Sam 11,14; Jos
5,812).
Silo: (en hebreo significa “lugar regado”). Ciudad de Efraim al norte de Betel. Quedó allí el Arca
de la alianza (cf.1Sam 1,3.9.24). Samuel pasó su juventud allí. (cf.1Sam 3).
Meguido: Era una ciudadestado, bien fuerte, de los Cananeos y otros pueblos dependían de ella
(cf. Jc 1,2730; Jos 17,11).
Bersebá: Antigua ciudad fronteriza Cananea, al sur de Canaán que tiene el venerado santuario de
ElOlam (Am 5,5; 8,14). En Génesis leemos que allí estuvo Abraham (21,32), Isaac (26,23) y
Jacob (28,10; 46,15).
6. Vegetación
Ha habido una intensa variación desde los tiempos bíblicos debido a los
progresivos asentamientos humanos y también de los conflictos y guerras, que
desde antiguo han sacudido la región.
De acuerdo al clima se destacan diferentes tipos de vegetación. En los
tiempos bíblicos existían grandes extensiones de bosques en las regiones
montañosas. Lindante a esta zona encontramos la vegetación típica de la
pradera, pastizales y matorrales bajos.
Alrededor del mar Muerto encontramos desierto con su vegetación xerófila
característica adaptada a la falta de agua y humedad. Sin embargo
encontramos pequeños oasis donde en torno a los pozos de agua se desarrolla
una mayor vegetación.
Se destacan entre las especies:
árboles que no dan frutos como los cedros, pinos, abetos, acacias y
encinas.
Árboles frutales como el olivo, el almendro, la higuera, el trigo, la vid,
los dátiles.
Flores silvestres como los lirios del campo, el cardo y la cizaña.
Plantas medicinales como el ajenjo, comino, mostaza y anís.
Plantas alimenticias como el trigo, la cebada, lentejas, etc.
Plantas para diferentes usos como el lino y el papiro.
7. Fauna
Animales para ganadería como cabras, bovinos y corderos
Animales para el trabajo y la carga como asnos, bueyes y camellos.
Animales salvajes como leones, osos pardos, lobos, zorros, ciervos y
gacelas.
Caballos como símbolo de riqueza y poder.
Aves comunes: gorriones, cuervos, palomas y pichones, codornices,
águilas, lechuzas y buitres.
3. LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL
Para su mejor estudio, en un primer momento vamos a dividirla en varios
ciclos:
1. CICLO PATRIARCAL: DE ABRAHAM A MOISÉS (1800-1250 a.C.):
Ubicamos una época de grandes imperios, donde encontramos a los
patriarcas inmersos en situaciones tensas por continuas guerras entre los
imperios: del norte, los hititas, de occidente los hicsos y del sur los faraones
egipcios quienes se desplazan unos contra otros continuamente por cuotas de
poder en la zona. Mayormente desértica la zona muestra destrucción masiva
y huída de sus pobladores en busca de seguridad y alimento. Son pueblos
nómadas, continuamente trasladándose de un lugar a otro.
De entre los clanes nómadas inmersos en los países del Oriente Medio, la
Biblia se centra en el clan de Teraj (cf. Gn 11,31), de donde proviene Abraham.
Y cuenta pequeñas historias, cosas de familia, discusiones, intrigas,
casamientos, nacimientos, compras, ventas, muertes, enfermedades, alegrías
y tristezas; un poco de todo, como la vida.
Se explica por tanto que Abraham, Isaac y Jacob formen tres ciclos unidos
por la confluencia de sus tradiciones dado que es muy poco probable el
parentesco directo. Lo cierto es que todos se mueven en el mismo esquema,
dándose un proceso socio-político-económico que a la vez trae consigo un
descubrimiento de Dios con una novedad: la promesa, que es lo que pone en
movimiento a un pueblo en la persona de Abraham, como respuesta al
llamado. Así, Abraham como dice C. Mester “es todo aquel que en nombre de
Dios y de su fe en él, y por causa de su amor a la vida, se levanta contra toda
situación de injusticia y de maldición creada por los seres humanos y busca
cambiarla, para lo cual está dispuesto a abandonarlo todo, a cambiar lo seguro
por lo inseguro, lo conocido por lo desconocido, el presente por el futuro”.
Las tradiciones A-I-J son todas orales, están en la memoria y adscritas a
algún santuario. Podemos agregar a este grupo las tradiciones de José que
inician el libro del Éxodo; su presencia en Egipto se vincula a algún faraón de la
época, posiblemente descendiente de los hicsos y con simpatía semita, con el
interés de traer gentes a sus tierras para poblarlas y tenerlas bajo su dominio.
Sin embargo, las tradiciones bíblicas le dan otro sentido: emigran por hambre y
la figura de José se presenta como la imagen de la inocencia, el perdón y la
fraternidad, lo que va preparando el ambiente de los patriarcas y las doce
tribus para conformar el pueblo.
Israel se forma en Canaán en un proceso lento y pacífico de inmigración, e
inculturación de grupos seminómadas (pastores a través del fenómeno de la
trashumancia).
Las historias patriarcales revelan una coexistencia en Canaán de
ganaderos, como Abraham, con reyes de poblaciones campesinas, como el rey
de Guerar (Gn 20). La historia sobre conflictos y entendimientos en torno a
pozos de agua entre Isaac y los habitantes de Berseba sería un reflejo de esta
coexistencia normalmente pacífica (Gn 26,15-25).
En un principio bastarían acuerdos para que durante el verano (temporada
de sequía) los pastores usaran los campos ya cosechados, mientras que
durante el invierno, cuando estaban sembrados los campos, se retirarían a las
zonas semidesérticas del país, además usarían los cerros que estaban sin
cultivo para pastar sus rebaños. Con el correr del tiempo y el aumento de la
población, habrían entrado en conflicto para controlar las mejores tierras del
país. Estos conflictos serían los que se describen en Josué 1-11 y a lo largo del
libro de los Jueces.
Esta teoría tiene su atractivo, pues explica la base social del conflicto entre
los israelitas y los cananeos. Se le ha criticado, sin embargo, con la
observación de que casi no se conocen pueblos que se dediquen
exclusivamente al pastoreo, tarea que usualmente se combina con el cultivo
de la tierra. También resulta un problema para esta teoría explicar por qué
estos pastores de Canaán acogieron a los hebreos que llegaron desde Egipto
después del éxodo.
Desarrollaremos este proceso de formación del pueblo relatando lo relativo
a las CIUDADES_ESTADO. Las investigaciones demuestran que los
hurritas-hicsos, son los primeros en “internacionalizar” Canaán. Imponen su do-
minio sobre las ciudades cananeas ya existentes y fomentan la edificación de
nuevas sedes urbanas. Estos centros urbanos formaban, juntamente con los te-
rritorios por ellas controlados, pequeñas ciudades-estado. Este modelo de ciu-
dad-estado duró hasta el final del segundo milenio. En las ciudades, los hicsos
se instalaron como casta militar dominante.
Los hicsos instalaron su supremacía a través de nuevos armamentos. Aun-
que el carro de guerra tirado por caballos sea anterior a ellos, fueron quienes
lo usaban para dominio. A ellos también se les puede atribuir los diferentes
usos del bronce, tanto para la protección de las ruedas de los carros de guerra,
como del propio combatiente, a través de corazas. Al introducir estas nuevas
modalidades, los hicsos marcan profundamente a la sociedad de Canaán.
Cuando los egipcios retoman la corte faraónica, pasan a asumir la herencia
de los hicsos, también en Canaán y Siria. Eso se da en el imperio nuevo (a par-
tir de 1580 a.C. con incursiones militares insistentes y repetidas para mante-
ner a Canaán bajo control. Esto evidencia que en las ciudades-estado cana-
neas, la oposición y revuelta contra los faraones era latente y permanente. El
dominio faraónico es acompañado por una resistencia cananea.
En su inicio, Israel, es pueblo de las montañas. Para poder comprender este
surgimiento de Israel en las sierras debemos preguntar: ¿cuáles eran las condi-
ciones de vida de las ciudades-estado? ¿Cómo funcionaba la presencia egipcia
en el sistema de las ciudades-estado, principalmente las asentadas en las mon-
tañas?
No tenemos noticias de que en el segundo milenio —antes o durante la supremacía
egipcia— se haya constituido un imperio o hasta un estado más significativo en Canaán. No
encontramos nada ahí que fuese comparable, por ejemplo, a Ugarit. Es muy posible que la
propia limitación natural contribuyese para ello, porque las montañas dividían la región en
pequeñas unidades y porque faltaban condiciones para puertos en el litoral. En todo caso, las
poblaciones cananeas no conocieron grandes unidades políticas. Las ciudades-estado exis-
tían en relativa abundancia: había “un mosaico de principados”. Cada ciudad-estado era di-
rectamente dependiente de los egipcios. Por tanto, los egipcios ejercían su hegemonía a tra-
vés de las ciudades-estado, específicamente a través de sus reyes.
No obstante, el régimen faraónico no se limitó a exigir juramentos y tributos a las ciuda-
des-estado. También habría reordenado, en algunos casos, la distribución de las tierras,. Igual-
mente, dejó algunas tropas atrincheradas en Canaán, ciertamente en Meguido, Betsán y en
especial, en Gaza. Estas guarniciones no parecen haber sido muy fuertes, porque el control
militar era ejercido más bien por las campañas militares regulares, que por el estacionamien-
to de tropas en territorio ocupado. Para el mantenimiento del orden interno, los egipcios se
reunían con los propios reyes locales, los cuales, en última instancia, estaban abocados a la
tarea de reprimir a la población nativa. Ciertamente decisivo para la larga dominación, ejerci-
da sobre Canaán y Siria, fue el establecimiento de la administración provincial.
Estos elementos nos permiten una deducción fundamental: la distribución
de las ciudades-estado en Canaán, permiten afirmar que, con certeza, el urba-
nismo cananeo era una economía y una cultura de planicie. Ella no alcanzaba
las montañas con la misma eficiencia, que controlaba las planicies. Y aún cuan-
do conseguía penetrar en regiones montañosas, sus sedes urbanas eran menos
expresivas. En diversos sectores de las montañas, el sistema de ciudades-esta-
do no llega a penetrar. Estas áreas en gran parte no alcanzadas por el sistema
cananeo, son las sierras de Galilea, de Efraín y de Judá. Ahora, justamente en
estas áreas, surge Israel luego del 1200 a.C. cuando los faraones perdieron el
control sobre Canaán
La ciudad no era un fenómeno nuevo, en la época del surgimiento de Israel.
¡Jericó ya estaba habitado en el 6º milenio a.C. Los hicsos habían dado fuerte
impulso a la urbanización. Los egipcios disfrutaron de estos beneficios. Tales
ciudades servían para la defensa. En general, había un doble cinturón de pro-
tección: el muro, preferencialmente con un solo portón de entrada, y el burgo,
una parte especialmente fortificada, en torno al palacio y al templo. Este burgo
abrigaba a los notables de la sociedad. El resto de la ciudad amurallada era
ocupada por quien ejecutaba los servicios subalternos en palacio y templo, por
militares subalternos, comerciantes menores y artesanos.
Las aldeas no tenían muro ni burgo (centro geográfico y político), motivo
por el cual la arqueología no nos proporciona más datos. Situándose alrededor
de la ciudad, dentro del territorio de influencia y dominado por el centro urba-
no.
La relación entre ciudad y aldeas era asimétrica. En las palabras de M. We-
ber, las villas eran “ciudades dependientes”. En ellas se concentraba el campe-
sinado, es decir, la amplia mayoría de la población. Es probable que este cam-
pesinado, alguna vez, se haya compuesto básicamente de “hombres libres”,
esto es, de clases que “poseían” un pedazo de tierra y que lo trabajaban de
modo relativamente autónomo. En este caso, la dominación ciudadana era
efectuada, a través de la cobranza de tributos, a cambio de “protección” militar
concedida por la ciudad. Esta categoría de campesinos “libres” ciertamente no
llegó a ser suprimida en el periodo de la hegemonía egipcia. Pero, a través de
saqueos, de nuevos tributos y por la organización más sistemática del trabajo
forzado, Egipto aceleró el proceso de empobrecimiento de la población campe-
sina, de tal modo que surgieron nuevos segmentos sociales. Sucede que la po-
sesión de la tierra, pasó más y más al control directo de la ciudad.
Eso implicaba que el campesino no fue transformado en peón, sino en ‘hop-
si’ persona “libre” pero sin tierra (cf Ex 21,2ss), en siervo, en esclavo, o como
aún veremos, en hapiru. Algunos textos se refieren al empobrecimiento del
campesinado y de su mayor dependencia del centro urbano. Tutmosis III afir-
ma, al final de su relato sobre la conquista de Meguido en 1468 a.C. que “la tie-
rra cultivable fue dividida en partes, calculadas por los inspectores de la
administración real, para cosechar su producción”. Por lo que se ve, los egip-
cios pasaron a una explotación más directa e incisiva en el campo. Los campe-
sinos que trabajaron en las tierras controladas por los egipcios seguramente
fueron peones y/o siervos. A través del trabajo forzado, los centros urbanos ga-
rantizaban mano de obra gratuita, para sus proyectos.
Con la caída del dominio egipcio las ciudades-estado más cercanas pasaron
a rivalizar entre sí. Eso generó más tributación e incluso destrucción de los
campos cultivados, por las batallas que se realizaban. Así, los campesinos que
cada vez se iban empobreciendo, tenían una doble opción: realizar trabajos for-
zados e irse convirtiendo poco a poco en esclavos o emprender la retirada a las
montañas ¡hacer un éxodo! fuera del alcance de los reyes. Esta opción la pu-
dieron realizar gracias a la aplicación del hierro en la agricultura. El
empobrecimiento llegó al extremo, que hubo gente que abandonó el campo,
quedó fuera de la ley y se dedicó al asalto o tareas mercenarias.
A. HAPIRÚ
El fenómeno de los campesinos cananeos, que emigran y huyen del tributa-
rismo de la planicie, se asemeja al de los hapiru. A éstos, los encontramos en
documentos de Mesopotamia, de Asia Menor (hititas), de Ugarit, de Canaán
(cartas de Tell-Amarna) y de Egipto. En el PT la palabra “Hebreo” usada reitera-
damente en los textos sobre la opresión en Egipto y en el conflicto con los filis-
teos (1Sm 4,6.) efectivamente, debe ser identificada con hapiru. Por lo tanto,
los hapiru están extendidos en todo el Antiguo Oriente. Este hecho lleva a creer
que, no se trata de una sola raza, ni es una caracterización étnica. No es el
nombre de un pueblo, sino más bien, un término especial, que denotaba un es-
tado jurídico-social dado, y es ésta la aplicación que le dan en algunos casos,
los libros de la ley, del PT (cf.Ex 21,2; Dt 15,12).
En los países desarrollados del Antiguo Oriente las personas o grupos de
personas con derechos limitados y escasos recursos económicos, recibían el
nombre de “hebreos” y prestaban servicios cuando y donde eran requeridos.
No pertenecían o quizás dejaron de pertenecer a las distintas clases de pobla-
ción, establecida desde antes en el país, sino que representaban elementos nó-
madas: intranquilos, sin arraigo y sin tierra. Son “el proletariado del Antiguo
Oriente, dependiente, sin ningún privilegio y llenos de ímpetu rebelde”.
¿De dónde provienen estos hapiru que aparecen como mercenarios, como
trabajadores forzados, o como bandas de asaltantes? El origen hapiru está en
la planicie. Se trata del campesinado, al cual se le ha expropiado la tierra en la
planicie y, su mano de obra ha sido tan explotada, que es forzado a buscar su
sobrevivencia, al margen de las sociedades tributarias de las ciudades-estado,
en especial en las montañas.
Israel es una parte, de este fenómeno hapiru, tan difundido en el Antiguo
Oriente. Los propios textos bíblicos tratan de evidenciar esta proximidad, entre
israelitas y hebreos, por ejemplo en los textos referentes a la opresión en Egip-
to (Ex 1,15-16; 2,6.7.13; 3,18; 5,3; 7,16; 9,1.13; 10,3). Lo específco de Israel,
en medio del movimiento hapiru, de todo el Antiguo Oriente, consiste en que
Israel no permaneció ni dentro del ámbito de las ciudades, ni se convirtió en un
bando armado o en un grupo de mercenarios. Israel huyó del tributarismo y, en
un espacio hasta entonces no ocupado en las montañas, constituyó una organi-
zación propia. Israel es ‘hapiru’ sedentarizado en las montañas de Canaán.
¿Cómo los ‘hapiru’ israelitas van forjando su historia? ¿Cómo se va constitu-
yendo Israel? No parece que se pueda dar una respuesta uniforme para esta
pregunta. En las diversas regiones de la tierra de Canaán, la formación de Is-
rael debe haber sido diferente. Los textos bíblicos aún permiten que podamos
tener algunas escenas de la gradual organización de los grupos que van consti-
tuyendo el pueblo de Israel.
Los hapiru, campesinos que emprendieron la retirada de las ciudades, luego
de permanecer al margen de la ley se hacían mercenarios o sobrevivían de
otras formas. En el caso de Israel “sus abuelos” eligieron algo nuevo, ir a terri-
torios de montaña, a iniciar una nueva vida, fuera del alcance de los reyes.
Un ejemplo de lo afirmado está constituido por la tribu de Isacar. Se sabe
de indicios significativos que, en medio de los propios territorios de las ciuda-
des-estado, fueron surgiendo grupos, que ensayaban una solidaridad nueva y,
forjaban una identidad que los uniera.
En el caso de Isacar, debemos buscar el grupo que así se designa, en el
norte, en la parte sureste de la Sierra de Galilea y en parte de la planicie de
Jezrael (cf Jos 19,17-23). De este Isacar es el dicho de Gn 49,14ss: “asno fuer-
te” que “bajó su hombro para cargar y se volvió un trabajador forzado”. Se de-
be deducir de ahí, que Isacar fue esclavo de las ciudades-estado; sirvió de tra-
bajador forzado, de “burro de carga” dentro del tributarismo cananeo. Su pro-
pio nombre lo dice: Isacar probablemente es compuesto de “hombre” y “asala-
riar” (cf Gn 30,18; 49,14). Isacar es, entonces, “el hombre asalariado”, “jorna-
lero”. Lo sorprendente es que hasta tenemos un texto egipcio que es capaz de
dar una luz sobre su historia ( cf. Carta del rey de Meguido al faraón egipcio,
hacia el 1360 a.C. Isacar es un ejemplo, que nos permitirá concluir que:
1. conforma una tribu que surgió en Canaán, bajo las condiciones del tri-
butarismo vigente. ¡No proviene de las estepas!
2. Esta tribu sigue un lento proceso de surgimiento e independización.
3. Las primeras organizaciones de campesinos deben haber surgido en es-
pacios no controlados, en medio de la propia planicie. La rebelión efectiva con-
tra los señores de las ciudades, como la que se refleja en Jue 5, se da relativa-
mente tarde, en el siglo 12 y 11. La integración de las ciudades-estado de la
planicie en un único organismo político solo es efectuada en el estado davídico.
Algunas otras tribus eventualmente pasaron por una trayectoria semejante.
Por ejemplo: Zabulón (Gn 49,13; Dt 33,18ss), Aser (Jc 5,17), Dan (Jc 5,17). Es-
tán vinculados con servicios portuarios. En los textos citados no se afirma ex-
plícitamente que estas tribus fueran sometidas a trabajo servil, como lo obser-
vamos en relación a Isacar.
Tanto la trayectoria histórica de Isacar como el “Israel” de la columna de
Mernepta nos indican que, el primer contingente campesino que, buscó articu-
larse contra el tributarismo cananeo, lo hizo en medio de las planicies del Nor-
te. Esto corresponde a las condiciones del siglo 13 y 12, cuando las montañas
aún permanecían cubiertas de vegetación y que solamente eran capaces de
acoger provisionalmente a pequeños grupos hapiru-salteadores. Esta situación,
en parte, aún tiene lugar Jc 4-5. La evaluación histórica de estos dos capítulos
es compleja.
En las planicies se generaba la resistencia y en estas circunstancias, las montañas
posibilitaron algo verdaderamente nuevo. El asentamiento gradual de campesi-
nos, cansados del tributarismo cananeo de las planicies. Aporte significativo
fue la aplicación del hierro en la agricultura y el uso de cal en la construcción
de cisternas en las montañas.
Para los campesinos que emigraban para las montañas, estas se volvieron
tan importantes, que los nuevos conglomerados sociales que se iban formando,
en el caso de los clanes y, posteriormente, las tribus, fueron colocando sus
nombres a las montañas en que encontraban refugio. Los que ingresaron a las
montañas del sur, llamadas Sierra de Judá, pasaron a llamarse “hijos de Judá”.
Los que emigraron para la región montañosa de Canaán central, llamada Sierra
de Efraín, adoptaron el nombre de aquella área, designándose como “hijos de
Efraín”. Los de la Sierra de Neftalí, como “hijos de Neftalí”, los que, en la pers-
pectiva del norte, vivían en el sur pasaron a llamarse Benjamín, esto es, “hijos
del sur”. Las localidades y las regiones, iban colocando a los nuevos habitantes
sus nombres y atributos, lo que evidencia que, los nuevos agrupamientos so-
ciales, solamente se fueron constituyendo en las propias montañas. ¡Muchos
grupos se organizaron! No todos surgieron en el mismo periodo. Representan
fases diferentes. Por ejemplo, el grupo designado como Rubén ha de ser muy
antiguo, ya que tiende a desaparecer en los textos.
B. ABRAHÁMICOS
Positivamente se debe afirmar, antes que todo, que los patriarcas, efectivamente, son
personajes históricos. Hubo quien lo negara. Lo que contribuyó, para que se volviera a afir-
mar la historicidad de los patriarcas, fue el descubrimiento de los nombres de los patriarcas
en textos extra bíblicos. El nombre “Abrahán” significa “el Padre (divino) es elevado/exalta-
do”. El nombre “Jacob” debe ser la abreviación de un nombre con elemento teofórico “Dios
protege” . El nombre “Isaac”, para lo cual hasta ahora no existen paralelos del Antiguo Orien-
te, probablemente también contenía el elemento teofórico: “Dios quiera reír/sonreír”. Hoy se
asevera que los nombres de los patriarcas son en el caso de Abrahán y Jacob, nombres
comúnmente atribuidos a personas, durante el segundo milenio.
¿En qué contexto social vivían tales personas? Los patriarcas no viven en
las ciudades. Lot se integra a la población ciudadana (Gn 18-19), pero eso se
da por azar.
En general se piensa que para definir el origen de los patriarcas bastaría
discutir el origen de Abrahán, ya que los demás, como su hijo y su nieto, por sí
solos pasarían a estar definidos. Más, con buenas razones, se afirma hoy, en
general, que las genealogías representan el proceso fnal en la unión de las tra-
diciones. Las genealogías tienden a ser etiológicas, es decir, explican una situa-
ción presente, a través de la composición de un árbol genealógico. Esto tam-
bién valdría para la genealogía de Abrahán, Isaac y Jacob. Originalmente, re-
presentan personajes aislados. Hay quien afirma que Jacob sería el más anti-
guo. Por lo tanto, la definición del origen de Abrahán no equivale a la definición
del origen de los demás patriarcas.
Los patriarcas no son ciudadanos. Igualmente, no se encuentran entre los
campesinos. Esto se puede decir con certeza, porque los patriarcas no apare-
cen en los lugares típicos de las ciudades y de la agricultura en Canaán, esto
es, en las planicies.
Ellos ocupan los espacios entre los territorios de las ciudades-estado. Gn
12,8; 13,3, entre Betel y Hay y circulan en las periferias de las ciudades. Lle-
gan hasta los robles de Moré, en las proximidades de Siquén (Gn12,6); hasta el
robledal de Mambré, en las proximidades de Hebrón (Gn13,18; 18,1). Algunos
episodios de su vida se desenvuelven en oasis, situados entre las ciudades
(Gn16,14); allí residen (Gn25,11). Sus sepulturas se encuentran fuera del ámbi-
to de las ciudades (Gn23,19; 25,9).
La ciudad es vista, básicamente, de modo negativo. Cuando los patriarcas
entran en contacto con la población ciudadana, en especial con sus soberanos,
son amenazados. En las ciudades, las mujeres corren el peligro de ser integra-
das en el harén real (Gn20,1ss; 26,1ss, cf 12,10-20). Tampoco se respeta el de-
recho del huésped
En su ámbito ocurren guerras y secuestros de personas y sus moradores
no son fiables (cf. Gn 34: 14,1ss, 12ss). Las ciudades de Sodoma y Gomorra
son destruidas por Dios (18s).
En las historias de Jacob (cf. Gn 27), la crítica a la ciudad no es tan elabora-
da como en el caso de las historias de Abrahán e Isaac, lo que proviene del he-
cho de que los patriarcas pertenecen a aquellos sectores, que no son ni de los
grupos propiamente ciudadanos ni de los grupos campesinos en las aldeas, di-
rectamente dependientes de las ciudades.
Las historias de Gn 12ss privilegian cuestiones de la familia: nacimiento, vi-
da y muerte. Las diversas relaciones y los problemas familiares son tematiza-
dos: relación marido-esposa (Abrahán/Sara, Isaac/Rebeca, Jacob/Raquel), rela-
ción entre las esposas, en la poligamia patriarcal (Sara-Agar, Lía-Raquel), rela-
ción mujer-hijo (Sara, Rebeca y Raquel son estériles durante cierto periodo de
sus vidas), relación entre hermanos (Jacob-Esaú, José-hermanos), relación entre
parientes próximos (Abrahán-Lot, Ismael-Isaac), relación entre suegro y yerno
(Laban-Jacob). Todas estas temáticas son, estrictamente, familiares. Tensiones
e intrigas, amor y ternura varían en el escenario. ¡Hay un capítulo dedicado a
un casamiento! (Gn 24). A su modo, Gn 12ss son profundamente humanos.
La familia patriarcal, esbozada en Gn 12ss, no fue la sociedad ideal. Pero sí,
alternativa a las ciudades-estado que la circundaban. Primero: Cuando había
hambre, todos los integrantes de la familia eran igualmente afectados por la
escasez. ¡La miseria y el hambre no estaba reservada solo para algunos! (cf.
Gn47,13-26) ¡También el patriarca era alcanzado por la escasez! Segundo:
Existe una diferencia significativa entre las condiciones de vida de la mujer y
del niño entre los círculos abrahámicos y las ciudades-estado; en las ciudades,
los niños eran sacrificados. Entre los semi-nómadas, el niño es la gran esperan-
za de sobrevivencia. El sacrifico del niño fue superado desde un comienzo. En
las ciudades la mujer se destina al harén (Gn12,10ss; 20,1ss; 26,1ss). Entre los
semi-nómadas la mujer llega a desempeñar un papel de relativa autonomía,
como podemos ver en Sara (Gn18) y Rebeca.
Históricamente, los patriarcas no conocieron el culto a Yahve. La religión de
los patriarcas no es yavista. Esta información histórica no es transmitida por los
propios textos bíblicos. Pero sí se constata en las propias características de la
religión patriarcal, como la podemos deducir en Gn 12ss.
Un Dios personal. Es decisivo, primero, que la característica más impor-
tante de “Dios de…” es su vinculación a las personas. El “Dios de…” no está
vinculado a lugar alguno de la naturaleza o de la política, a árboles, piedras o
templo. Su identidad reside en su relacionamiento directo e inmediato con per-
sonas. El Dios de los padres es Dios personal. Dios es tan personal, que su pro-
ximidad puede ser calificada con atributos de las relaciones inter-personales.
La experiencia con el Dios personal, en verdad, está en el inicio de la historia
de la revelación.
Un Dios dinámico. Los atributos del “Dios de…” en segundo lugar, tam-
bién nos presenta la divinidad en su dinámica. El “Temor de Isaac” y el “Fuerte
de Jacob” califican a este Dios de los padres con categorías de acción e inter-
vención, no de estática y de distancia. Va de la mano con una teología de ac-
ción histórica.
Un Dios familiar. La experiencia social de los patriarcas está determinada
por familia y por migración. La religión patriarcal también. Se trata de una reli-
gión familiar de gente semi-nómada. Esto no se puede deducir de los nombres
y títulos de Dios, pero sí de las narraciones como un todo.
Se habla de Dios en relación a las realidades familiares y de grupos. No se
habla de Dios en relación a las necesidades del Estado o de la tribu. Por eso,
las narraciones de los padres no tematizan a Dios ni como promotor de guerras
ni como creador del mundo/universo. La preocupación teológica de las capas
antiguas de las narraciones gira en torno a las prioridades del grupo:
Dios está correlacionado a los eventos constitutivos del grupo familiar, y del
clan. Nacimiento y preservación del niño son tematizados en varias narraciones
(Gn16; 18; 21; 22; 25,19ss). La historia de Abrahán tiene en este asunto, su te-
ma e hilo conductor (Gn11,30). En este contexto, es incluida, en el siglo 6, la
circuncisión (Gn17). Finalmente, en este contexto también tiene sentido, que
la muerte es un asunto muy prominente (Gn23; 25; 49s). Y es trasmitida por
las generaciones como una religión de la parentela.
Un Dios peregrino. Simultáneamente, el Dios de los padres está correla-
cionado al grupo migrante de pastores semi-nómadas. Dios es quién protege,
para que las personas sedientas encuentren agua (Gn16; 21,8ss), para que los
hambrientos encuentren pan (Gn26, 37ss). Dios bendice para que el rebaño se
reproduzca (Gn29-33, cf 12,5.16; 13,2). Es Dios quien protege en el camino
(Gn26,3.24; 28,15; 46,3), esto es, él acompaña al grupo. El Dios que va junto,
que permanece ligado al grupo, que está donde están los suyos, es una de las
principales características de la religión de los padres.
Un Dios de la promesa. en los textos, la promesa de pastoreo fue reinterpretada y
sustituida por promesas de tierra cultivable y gran descendencia (Gn 12,1-3,7; 15). No obs-
tante, estas promesas, que constituyen el centro de Gn 12-50 en su formulación actual, son
posteriores y fueron formuladas con la visión de gente sedentaria, y bajo la experiencia del
Estado. Gran descendencia y tierra cultivable imposibilitan la vida seminómada, como lo
muestran los caps. 13; 37ss. El pastor no es campesino porque no puede, sino porque, efecti-
vamente, no quiere. Para el seminómada, la vida sedentaria es un retroceso. Cuando las
promesas de tierra cultivable y la gran descendencia sugieren lo contrario, demuestran ha-
ber sido pensadas y formuladas por gente sedentaria.
Un culto particular. El culto de los padres asume características peculiares, que lo di-
ferencian del culto celebrado en otros momentos de la historia de Israel. Las celebraciones no
están vinculadas a un lugar sagrado específico, a mediadores sacerdotales especializados,
a días santos pre-establecidos, a instrumentos sagrados. Los ritos relevantes son aquellos re-
lacionados a la vida familiar: nacimiento, casamiento, desmamar, muerte.
Al culto patriarcal pertenece el altar. Desempeña un papel destacado
en las narraciones. Son muchas las noticias de edificación de altares: Gn
12,7.8; 13,4.18; 22,9; 26,25; 33,20; 35,1.5.7. El altar aparece en el contexto de
un alto en el camino. Forma parte del ritual de llegada de los emigrantes. Es
provisorio. Indica un lugar sagrado para el momento. Cuando se da la partida,
el altar pierde su función (cf Ex 20,25). En la trashumancia, el altar ocupa la
función, que la promesa tiene en la transmigración. Función semejante a los al-
tares, tienen las columnas de piedras, levantadas en cierto lugar. Se trata aquí
de dioses caseros.
Un Dios mediador. El culto patriarcal no conoce un sacerdote, un especia-
lista de lo religioso. Las funciones sacerdotales son realizadas por los miembros
de la familia: por el patriarca (Gn17,23; 18,22ss; 21,4; 22), por mujeres
(Gn31,19ss, cf Ex 4,24). La falta de una intermediación rígida entre personas y
Dios probablemente explica también, la gran relevancia del sueño en las histo-
rias (Gn20,3.6; 28,10ss; 31,10ss.24; 37ss). Este momento retorna, con énfasis,
en las visiones proféticas.
Posteriormente… con rasgos sedentarios. La religión patriarcal tam-
bién asume, en las actuales narrativas, ciertos caracteres de la religión de se-
dentarios. Podemos observarlos en la valorización que reciben, los robledales
de Mambré en las historias de Abrahán (Gn13,18; 18,1; 23,17.19; 25,9; 49,30;
50,13) y en la importancia atribuida a Betel (Gn12,8; 13,3s; 28; 35). Betel/“la
casa de él” tal vez ya era un centro de culto cananeo en la época de los pa-
triarcas. En todo caso, se transformó en el lugar sagrado de mayor importan-
cia, en el Estado de Israel. La vinculación de historias de los padres a centros
de peregrinación, debe haber sido un proceso secundario, ocurrido en el trans-
curso de la formación de Israel.
Prevaleció el pasado glorioso del grupo mosaico por sobre el éxodo de tan-
tos y tantos otros grupos cananeos, porque solamente el grupo venido del Del-
ta, vio al faraón “cara a cara” y estuvo en el centro del poder, en la construc-
ción de la nueva capital del Delta, esto es, Ramsés. Ningún otro grupo había
enfrentado al enemigo común en su propia casa y en el centro de su poder. La
experiencia del grupo mosaico era la más calificada, porque representaba la
única que venció a los martirizadores seculares, de la Tierra de Canaán ¡ven-
cieron al faraón en su propia casa! El éxodo del grupo mosaico, fue capaz de
absorber a los demás éxodos, por haber visto la derrota del faraón en casa !esa
es su grandeza! Por ello pasó a ser el eje central de toda su teología.
D. SINAÍTICO
En los orígenes de Israel cada grupo aportó con algo de sus costumbres y
experiencias de historias particulares, que poco a poco se fueron recontando
como una sola historia. El nombre de Dios es la contribución peculiar del grupo
sinaítico. De él, Israel hereda el culto a Yahve.
Para el Pentateuco, los casi dos años de campamento, junto al Sinaí (cf Ex
19,1; Nm 10,11) constituyen un momento importante. Los eventos en el Sinaí
no llegan a ser independientes de los episodios liberadores ocurridos en Egipto,
como se ve en Ex 19,1; 20,2. En el Sinaí se desarrolla Ex 19-Nm 10; Dt 1-33,
esto es, ¡la mitad del Pentateuco acontece en el Sinaí! Por esto, no es casual
que el Pentateuco pasará a ser designado como “Torá”. Para los redactores del
Pentateuco los eventos en el Sinaí fueron significativos. Se puede decir, que la
tradición del Sinaí es la tradición marcada por el culto. Hablan del lugar sagra-
do, del tiempo sagrado, de las palabras sagradas, en fin del culto. Sí, para el
templo de Jerusalén la tradición del Sinaí fue decisiva. Tal vez se pueda decir
que el éxodo representa al pueblo campesino (Dt 26!) y el Sinaí representa al
sacerdocio de la ciudad.
¿A quién se rendía culto en el Monte Sinaí? El PT habla de un culto en
el Sinaí, como lo fueron experimentando las generaciones de varios siglos pos-
teriores. Siendo así, se hace difícil reconstituir los elementos más antiguos y ru-
dimentarios que configuraban aquel culto. A pesar de eso, nos da algunas pis-
tas preciosas y refleja usos religiosos del primero y no del segundo milenio.
Su lugar de culto es el Monte Sinaí. Allí, se celebra el culto a Yahve (cf.
1Re 19). La vinculación entre Yahve y Sinaí es antigua y tan estrecha que el Si-
naí llega a explicar o hasta identificar a Yahve (cf. Jc 5,5; Sal 68,9. Yahve no es
una divinidad cananea y tiene su origen fuera de la tierra de Canaán. Su culto
es extra-cananeo. Se peregrina para adorar a este Dios. Yahve se distingue, en-
tonces, del culto del Dios de los padres. El Dios paterno conmemora una divini-
dad acompañante, Yahve conmemora un Dios local. No es Dios que viene. La
gente va a cierta localidad para encontrarse con Dios. El lugar de la celebra-
ción es un monte. Es una divinidad de la montaña. No necesitamos agregar
pruebas a esta constatación. Cuando Salomón edifica el templo de Jerusalén en
Sión, en la parte más elevada de la ciudad, en cierto modo “transfiere” para
allá el Monte Sinaí. Isaías dice que Sión es la morada de Yahve. Otros profetas
contestaron esta teología. Jesús radicalizó la imposibilidad de fijar a Yahve en
un lugar. No obstante nuestras iglesias actuales continúan celebrando, implíci-
tamente, al “Yahve de la montaña”, la divinidad consagrada en un lugar especí-
fico.
Su nombre indica acción. Las divinidades cananeas son designadas por
sustantivos, particularmente por nombres: El, Baal, etc. Definitivamente, Yahve
no es un nombre propio. Es una afirmación respecto de la divinidad. Significa
“él actúa/es/acontece” y se torna comprensible y experimentable en su actuar
en la historia. Con el transcurrir del tiempo, se olvidó que la palabra Yahve no
es un nombre, sino una forma verbal que señala un accionar.
Su origen es pre y extra israelita. Este culto al Yahve del Sinaí probable-
mente es anterior a las experiencias que con él hicieran los primeros grupos,
que posteriormente se agregaron a Israel. Diversos indicios señalan en esta di-
rección.
1. El culto a Yahve proviene de una región al sur del Mar Muerto, que fue
habitada por los edomitas a partir del siglo 13/12 y anteriormente por
los madianitas. El PT localiza la manifestación de Yahve explícitamente
en la Tierra de Madián (cf Ex 3,1ss).
2. Entre Moisés y los madianitas existen estrechas ligaduras. El madianita
Jetro es suegro de Moisés (Ex 2,16; 3,1; 4,18s; 18,1; Nm 10,29), además
de eso es sacerdote. y asume funciones relevantes como tal (cf. Ex
18,1ss).
3. En Gn 4,26 nos encontramos con dos pistas en cuanto al origen del culto
a Yahve. Enóc, hijo de Set, comienza a invocar a Yahve lo que hace
pensar que su culto es anterior a los patriarcas, postulando así la anti-
güedad del culto a Yahve. En Gn 4,15 se habla de una señal especial,
que Caín recibió de parte de Yahve. Si Caín es prototipo de los quenitas
está vinculado a Yahve, tanto más que el suegro de Moisés es cataloga-
do como quenita (Jc 1,16; 4,11); que tales quenitas, en parte, eran alia-
dos de los israelitas (Jc 5.24ss; 1Sm 15,5s; 30,29, 1Cr 2,55).
4. En un texto egipcio se menciona, alrededor del año 1400, la “tierra de
los beduinos de Yahve”. En verdad, cuando los textos egipcios hablan de
la “tierra de los beduinos de Yahve” no lo están identificando
necesariamente como una divinidad. Puede ser un lugar. Tal vez hasta
sea las dos cosas simultáneamente: localidad y divinidad. En este senti-
do, los textos egipcios confirmarían, que en sus primeros tiempos, era
percibido como Dios de una localidad.
Saúl es coronado rey hacia el 1050 a.C. Le sucede David y salomón, con
quienes el reino de Israel conocerá sus momentos más prósperos y de mayor
esplendor, facilitado por la decadencia temporal de los egipcios y la escasa,
todavía influencia del imperio asirio que comenzaba su expansión.
Es la época de oro del pueblo de Israel, de paz y esplendor, de la
construcción del templo, de la formación de escuelas de sabios que reflexionan
y escriben las tradiciones (J) ofreciendo una luz que va desde la creación hasta
David, siendo el Éxodo y la conquista las etapas más importantes. Para el
pueblo la presencia de Dios está latente en medio de ellos. Esta tradición nos
habla de la multiplicidad de la gente (Babel), del diluvio, del castigo; más no se
habla todavía de las tablas de la Ley, la relación del ser humano con Dios y
entre si mismos (Caín y Abel).
Sin embargo, la prosperidad creciente fue acompañada de un aumento
desmedido de la estructura estatal (funcionarios, ejército, sacerdotes). Esto
ocasionó una fuerte subida de impuestos y el empobrecimiento progresivo del
pueblo, debilitándose la unidad que fue consolidada con la división a la muerte
de Salomón, lo que ocurrió en el año 931 a.C.
En los libros 1-2 Samuel, 1-2 Reyes y 1-2 Crónicas encontramos abundante
material sobre estos años, aunque su perspectiva sigue siendo religiosa y no
histórica.
7
Los grandes imperios no quedan atrás, la idolatría se refleja en las
alianzas entre Egipto, Asiria, durante los siglos VIII-VI a.C. con grandes
ambiciones de dominio, mientras los pequeños pueblos como Israel o Judá,
piensan que la única salvación consiste en firmar tratados con ellas y enviarles
tributos, más que en la cercanía y acción protectora de Dios. Al hacerlo, se
busca la supervivencia de la nación. En adelante, si el pueblo continúa
existiendo, lo deberá a estos dioses, no al Señor que los sacó de Egipto.
La actitud idolátrica la señalan los Profetas en dos direcciones: una
afectiva, de acuerdo con la concepción de los dioses como amantes y de la
idolatría como adulterio; otra de confianza, según la concepción de los dioses
como punto de apoyo y lugar de refugio. En la primera línea, se describe la
actitud idolátrica como enamoramiento y prostitución, que impulsa a seguir a
los amantes y a caminar tras ellos. En la segunda, se resalta la búsqueda de
seguridad y confianza.
La primera actitud supone una ofensa a Dios como esposo; la segunda,
una negación de Dios como protector de su pueblo y como padre que se
preocupa por sus hijos. Las acciones idolátricas están representadas en
cualquier forma de ponerse en contacto con las potencias extranjeras, tales
como la firma de tratados y el pago de tributos.
Todo culto implica generalmente una ofrenda a los dioses o unas
víctimas. Entre las formas más degradadas de la experiencia religiosa está el
soborno a los dioses.8 A veces los dones se describen globalmente como
“regalos”, “dones de amor”. Isaías habla de “tesoros y riquezas”. En efecto,
todas estas expresiones se refieren a los tributos aportados por Israel y Judá a
los imperios.
La víctima de la idolatría a los imperios mediante las alianzas políticas
y los tributos, será el mismo pueblo. Suponen nuevos y fuertes impuestos que
gravarán sobre las clases más débiles. 9 Los ejemplos de los profetas muestran
una verdad del principio: “La seguridad de los de arriba se sustenta al precio de
la inseguridad de los de abajo”.
Los profetas insinúan el segundo gran ídolo que suplanta radicalmente
al único y verdadero, al Dios de los empobrecidos: Mammón, el dios dinero que
transforma a su paso todo el mundo circundante. El testimonio y actitud de los
profetas del pueblo, nuevamente nos cuestiona y pone ante nosotros algunos
interrogantes que no podemos evadir: ¿Cuáles son los ídolos de la nueva época
que está naciendo tan vigorosamente?
cf.1Sm 16, 2 Sam 2; Os 1,7; 8,14;10,13b; Miq 5,9-10; Hab 1,16; Zac 4,6.
El exilio sumió al pueblo judío en una terrible crisis de fe. Los hechos
apuntaban al triunfo de Marduk sobre el Dios de Israel, más el Deuteronomista
se hizo a la tarea de desmontar esa visión, insistiendo en el señorío de Yahve.
Si, ha caído el reino del Norte (722 a.C.) y si ellos han sucumbido bajo el poder
de los asirios y de los babilónicos, todo ha ocurrido bajo el control de Yahve,
que los ha utilizado para castigarlos. El Deuteromista describe este proceso
como corrupción del pueblo y de sus gobernantes quienes eran considerados
como personalidades corporativas, y sus actos asumidos como la expresión de
las ansias populares.
La lectura deuteronomista asume la ruina y caída de Jerusalén como un
episodio encabezado por los merecidos pecados de los reyes. Por eso el furor
de Yahve es tan terrible.11 Empero, Yahve siempre misericordioso está abierto a
reforzar los lazos con su pueblo, exigiendo sólo que se sometan a la Ley y le
rindan total fidelidad. Castigo y bendición son las dos opciones históricas a las
que el pueblo opta en el uso de su libertad (cf. Dt 28).
Luego del exilio el Deuteronomista relaciona la figura de David con la
idea de reavivar la esperanza en el pueblo; de allí, las múltiples referencias a
su nombre como hombre fiel, que fue amado y bendecido por Yahve 12. Gracias
a él, Yahve mantendrá su promesa de bendecir a sus descendientes a pesar de
los malos reyes que le sucedieron 13, quienes al ser cotejados con David
13
siempre salían perdiendo en la comparación. Así, la palabra de Dios, dada en el
pasado, confirmaba y fortalecía la casa de David. 14
La tradición deuteronomista une culto y santuario. Recomienda la
centralización del culto en el Templo de Jerusalén y la demolición de santuarios,
Sólo allí debe rendirse culto a Yahve, ofrecerle diezmos, holocaustos y votos. 15
Todas las tentativas reales de promover culto en otros lugares fueron mal
vistas. Así, puede entenderse la crítica a Jeroboán I de entronizar becerros de
oro en Dan y Betel, usurpando incluso, funciones sacerdotales 16 y, la
aprobación de reyes como Ezequías y Josías.
La mayor preocupación del deuteronomista es el llamado a la
conversión, recordando el esquema que aparece en el libro de Jueces: pecado,
castigo, conversión, salvación17Así, el exilio es el justo castigo por una
infidelidad de siglos pero, la historia continúa, lo que hace necesario una
transformación del corazón, es allí donde la teología de la Alianza funge como
telón de fondo a la reflexión. Hay ahora, una oportunidad de recapacitar y
enderezar el rumbo18 donde la presencia profética corresponde a la voz de
Yahve clamando incansablemente por una conversión del pueblo.
14
16
17 cf. Jc 2,10-19.
18
21
cf. Dt,11,10-17.
22
cf. Dt 17,2-7.
23
24
cf. Dt 7,5, Esd 9-10.
El Deuteronomio25 asocia claramente la profecía con, los otros oficios
normales de juez, rey y sacerdote; y cada uno de ellos tiene un espacio
signado durante las festividades importantes26. La historia de Israel muestra
que el nacimiento del profetismo fue contemporáneo al de la realeza, y no deja
de ser extraño que los profetas tuvieran una función oficial en la corte; más las
relaciones, fueron a menudo conflictivas.
Al ejercer una función crítica de la monarquía, trataron de preparar al
pueblo para ser fieles a la alianza, sin las mediaciones institucionales
tradicionales. Sin embargo, el deuteronomista no critica al rey, sino a la
monarquía en si, su propósito es de carácter ideológico para apoyar la reforma
político-religiosa del rey Josías. 27 Es más, los profetas expresan la verdadera
voluntad de Dios en momentos de crisis, sobre todo, cuando el poder
monárquico se comporta de manera nefasta, cuando las idolatrías, venganzas
y traiciones imperan y se consideran justificadas por las circunstancias
históricas. Es cuando, los profetas quieren preservar la utopía de una sociedad
equitativa e igualitaria.
26
30
34
descubrimiento39 y las reformas a las que dio lugar, marcaron un renacer en la
historia de Israel, haciendo revivir los valores nacionales arraigados en la
tradición histórica, expresada en términos de alianza.
Da Silva sugiere, siguiendo a Wette que el libro de la Ley, que impulsó la
reforma de Josías, debía corresponder al Deuteronomio, o, por lo menos a una
firma más primitiva de este libro 40. Incluso asume que el Deuteronomio original
fue compuesto en la época de Josías, guardado enseguida en el Templo y usado
como instrumento de propaganda para la reforma del rey. 41
Actualmente se ha abandonado la opinión, durante mucho tiempo
sustentada, de que el Deuteronomio se había escrito para legitimar la reforma
de Josías; es seguramente más antiguo y, estudios recientes parecen haber
probado que reunía tradiciones levíticas provenientes del reino del Norte y,
llevadas al sur, luego de la caída de Samaria, aún cuando no se pueden aplicar
a todas sus prescripciones.42
Handy llama la atención que la mayoría de la legislación contenida en la
sección legal en uso del libro, no puede ser leída como una porción del
Deuteronomio, dada las implicaciones para el pueblo, como fue la devastación
de la religión de la tierra 43, que fue lo que ocurrió durante el exilio. También
Liverani44 acota sobre lo que considera una estratagema: descubrir un
manuscrito antiguo para dar aval a la autoridad tradicional y promover una
reforma innovadora. Es curioso que ocurra precisamente en el momento de la
Tomando en cuenta lo concerniente al lugar ocupado por la historia
deuteronomista, especialmente la historia del judaísmo monárquico, hay
discrepancia entre el Deuteronomio y la historia deuteronomista. La aplicación
del Deuteronomio dependerá de la ley de centralización, lo cual no explica los
diferentes hechos que el Dt no explica, lo cual sugiere una distancia entre la
palabra y la Historia Deuteronomista. KNOPPERS G., “Solomon Fall and
Deuteronomy’s Scholar ship at the turn of the millennium” pp. 402-403.
35
No hay uniformidad entre los especialistas sobre la fecha del escrito original, sobre la
identidad de sus autores o sobre el número de reediciones por las que el texto pasó. Algunos
defienden su origen en Israel, antes de la caída de Samaria, en medios levítico- proféticos; otros,
ubican su primera redacción por refugiados, levitas del reino del Norte, venidos a Jerusalén en la
época de Ezequías; otros, que fue escrito en la época de Josías, por escribas reales. Sólo hay
consenso en cuanto a su contenido: el Deuteronomio original comprendería los capítulos
12,1-26,15, un código de leyes, ornamentado por una introducción, los capítulos 4,44-11,32 y,
una conclusión, los capítulos 26,16-28,68. DA SILVA A. “O contexto da Obra Histórica
Deuteronomista”. En EB 88, p.19.
36
38
39
se hizo necesario encontrar el texto. Incluso, hay una clara conexión entre el
Deuteronomio, con el reino de Josías, aunque no por ello vamos a decir que es
enteramente una ficción. El Deuteronomio no puede ser una historia inventada
porque un descubrimiento tan importante no puede ser hecho fuera de la ley,
siendo la guía de Israel por la cual, los reyes de Israel son evaluados;
existiendo una simple copia que desapareció por largo tiempo y no fue avalada
para consulta, hasta que sucedieron las refacciones ordenadas por Josías.
McKENZIE S., JSOT , pp.262-263,n°3.
41
44
46
47 VITORIO J., “Ai de quem constrói a casa sem justica” En EB 88, pp.
33-34.
48
49
50 Ibid, p. 177.
(2Re 23,21-23). El Deuteronomio la convierte en “fiesta nacional” 54 y que debía
celebrarse en el Templo de Jerusalén. Es probable que haya servido de
plataforma a las reformas.
51
cf. Dt 19,21.
52
53
Tres corrientes:
Ortodoxa-conservadora, parte de un ingenuo optimismo que le
hace interpretar que Dios ejerce su juicio en la historia castigando el pecado y premiando
la justicia.
Proverbios
Sirácida
Sabiduría
Heterodoxa-intelectual, pone en evidencia lo contradictorio de lo
anterior en el grito del pobre y el sufrimiento del inocente.
Job
Qohelet
Con identidad propia:
Salmos
Cantar de los cantares
PROVERBIOS
Reflexiones e intuiciones en forma poética que abordan la presencia divina en la vida
cotidiana
* En hebreo mashal lvm
* Dato literario común a todas las culturas
* Colecciones diversas:
Cap.10-22: Colección de Salomón (siglo X a.C.)
Cap.25-29: Colección de Ezequías (siglo VIII a.C.)
Cap. 22,17-24,22: Agregado a la colección de Salomón con añadidos
extra-bíblicos
Cap.30-31: Cuatro agregados de difícil datación
Cap. 1-9: colección más reciente (550-450 a.C.)
• Sabiduría de la experiencia: contrapone parejas antitéticas de personajes
morales prototípicos, justo e impío, sabio y necio, diligente y perezoso, lo que Dios quiere
y lo que Dios detesta.
FORMAS LITERARIAS CONCRETAS
• Proverbios numéricos (6,16-19).
• Discursos instructivos (3,1-12).
• Relato autobiográfico (7,6-23).
• Poema didáctico (8,22-31: sabiduría trascendente como proyecto en la
mente de Dios y sabiduría encarnada en el sabio y en el cosmos, se encarna en el ser
humano, en su inteligencia y su justicia.
• Poema alfabético (acróstico) (31,10-31)
• Estilo antológico (1-9) utilizando como fuentes Dt, Jr e Is 56-66
SIRACIDE
También llamado Eclesiástico, está formado por 4 himnos, entre los que encontramos
proverbios, reflexiones y meditaciones
• Autor: Jesús, hijo de Sirá (50,27; 51,30)
• Siglo III a.C.
• Conocido sólo en griego hasta 1896 cuando Salomón Schecter encontró un
manuscrito hebreo medieval.
También apareció en Qumram en hebreo.
Hebreo cap. 31-36 están invertidos en
Griego 34-35-36-31-32-33
No forma parte del canon hebreo.
• Estilo repetitivo con finalidad didáctica
• Intento de judaizar la sabiduría identificándola con la Torah
• Cuatro himnos:
Naturaleza y beneficios de la sabiduría (1-23)
Excelencia de la sabiduría (24,1-42,14)
Sabiduría de la naturaleza y en la historia (42,15-50,25)
Elogio de los padres de Israel (51)
SABIDURIA
Texto deuterocanónico escrito en Alejandría.
Último texto escrito del Primer Testamento
Discurso protréptico, forma de exhortación didáctica de la filosofía griega.
Utiliza la diatriba, las comparaciones (11,6.15), el silogismo (6,7-21), la aporía
(6,22-11,1), los elencos de virtudes (7,22) y el midrash (cap. 11-19)
Su contenido aborda tres temas:
1. la inmortalidad, don divino, comunión plena con Dios que concede a quienes son
fieles. Reflexiones que ocupan los cinco primeros capítulos del libro.
2. la sabiduría, fuertemente personificada como la mediadora entre Dios y el
cosmos y la historia (Cap.6-9)
3. El Éxodo, meditación poética sobre el Éxodo (cap.10-19) distribuidas en siete
escenas en las que se contrapone los distintos destinos de justos e impíos.
JOB
Búsqueda de Dios en la oscuridad y el dolor que desemboca en la confianza: Dios es
más grande que el ser humano y su proyecto incomprensible para la criatura. ¿Tiene
sentido el sufrimiento?
“Explicar a Job es como intentar tener en las manos una anguila, cuanto más se la
aprieta, más rápidamente escapa de la mano” San Jerónimo
PLANTEAMIENTO TEOLÓGICO
Riquezas y salud de un lado, pobreza y enfermedad del otro, son sanciones divinas a los
que obran bien y a los que actúan con injusticia, respectivamente.
Los profetas y sabios a través de la fe, penetraban con el sufrimiento en el
misterio de Dios; el salmista invita a confiar en Dios que siempre está a favor de los
justos y los débiles. Otras veces, partiendo del dogma de la retribución y observando la
experiencia de vida en la que aparecen frecuentemente los malvados triunfantes y
gozosos, el justo duda de la verdad de tal dogma y siente envidia de la prosperidad, al
menos aparente del malo. Los cantos del siervo de Yavé en el Deuteroisaías revelarán el
sentido misterioso del inocente que sufre por los culpables, tomando sobre sí sus faltas y
pecados (Is 53). Pero, el autor de Job va mas allá y cuestiona los planteamientos
tradicionales de Israel, a su respuesta se aproximan la ortodoxia y la ortopraxis, la teoría
y la vida, los prejuicios rígidos y la búsqueda libre de Dios, la religión interesada, que sólo
busca el premio y, la gratuidad.
El Segundo Testamento concibe la retribución no como recompensa intramundana
al estilo fariseo, sino como donación gratuita de Dios al hombre. La máxima recompensa
será Cristo mismo. Por eso nosotros tenemos más luz que los contemporáneos de Job:
Jesús, el Santo y el Justo, también sufrió.
De allí el valor de este difícil texto, cuyo autor pone en boca de Job sus
reflexiones, más blasfemo que un “ateo”, hay una gran evolución personal en la
experiencia de Dios, reflejada en Job. Años de lucha interior, de duda y de silencio,
pensando, blasfemando y rezando, hasta que Dios se da a conocer en forma nueva.
Descubrir a ese Dios hoy en nuestro mundo y nuestra historia es entrar en una
aventura apasionante, que nos muestra que el ser, todo ser, con su tragedia a cuestas,
con su angustia, su dolor, su desesperación, sus dudas y su ansia insatisfecha, es capaz
de tener un encuentro amoroso con El y solidario con el hermano que lo necesita.
QOHELET
Eslabón en la cadena de la Revelación divina que culmina en Jesucristo: la existencia
humana aparece encerrada en un continuo sucederse los mismos acontecimientos.
Llamado también Eclesiastés.
2987 palabras hebreas lo componen
Post-exílico en dos fases: persa (siglo II a.C.) y
Helenista (siglo II a.C.)
El autor aparece en 1° persona 85 veces, 7 con el sinónimo de “qohelet” (1,1.2.12; 7,27;
12,8.9.10) y a veces con el perfil de Salomón. ¿Anciano? ¿intelectual irónico?
Tema primordial: el vocablo “hebel” (38x) que hace referencia a algo vacío e
inconsistente, el desencanto y la vanidad.
Lenguaje valorativo: no sólo observa la vida y la muerte, sino que distingue entre bien y
mal, la justicia de la maldad y el malvado.
Lenguaje antropológico: lo demuestra el predominio de la palabra “adam” ser humano
con su corazón, cuerpo, mente y hálito vital.
Lenguaje teológico: Elohim (40x) y creador (12,1)
SALMOS
HIMNOS
A Dios Creador y Señor de la Alianza: Sal 9,19…
Reales y mesiánicos: Sal 2, 18,20,..
Cánticos a Sión y de peregrinación: Sal 46,48,…
SÚPLICAS
Individual: Sal 5,6,7,13,…
Colectiva: Sal 12,44…
De confianza: Sal 3,4,…
De acción de gracias: Sal 9,10
INSTRUCCIONES
Salmos históricos: Sal 78,105,…
Salmos litúrgicos: Sal 15,24,91,…
Salmos proféticos: Sal 14,50,52,54,…
Salmos sapienciales: Sal 1, 37,49,…
RUT
El libro de Rut comienza así: “En los días en que gobernaban los jueces” (1,1). Sin
embargo esa afirmación no quiere decir que haya sido escrito en esa época. ( el tiempo
de los Jueces abarca la época desde la muerte de Moisés hasta el profeta Samuel). Hoy
muchos comienzan así; “sucedió en la época de Gómez”...
¿Cuándo se escribió? ¿Quién lo hizo?
El libro no lleva fecha ni firma, tan solo habla de dos viudas. Se considera en la
Biblia junto con Tobías, Judith y Esther entre las historias episódicas, es decir, ficciones
con fines teológicos.
Ha sido calificado a menudo como una especie de novela rosa o idilio en la que
una variante de cenicienta, Rut, es agraciada por la caridad de un varón rico a causa de
unas virtudes meritorias: la devoción y fidelidad a su suegra Noemí. Pero es bastante
más compleja.
Comparando las afirmaciones del libro con la historia del pueblo de la Biblia sólo
se puede concluir que data en torno al 450 a.C., unos cien años del exilio. ¿Qué época
fue esa? Nabucodonosor, rey de Babilonia, había destruido la ciudad de Jerusalén, parte
del pueblo fue al exilio y permaneció oprimido y explotado por unos 50 años, cuando
Ciro, rey persa derrotó a los babilónicos y permitió al pueblo volver a Jerusalén.
Este pueblo, con muchas ganas de organizarse de nuevo como pueblo de Dios, no
tuvo éxito. Desde esta época hasta que se escribe el libro de Rut consiguió muy poco. Por
el contrario la situación empeoraba cada vez más. Los principales problemas eran:
1º tierra: la mayor parte del pueblo vivía de la tierra, pero ya no tenían tierra, ni
medios para defenderla. Y el que la tiene se ve obligado a venderla o a abandonarla,
empujado por los impuestos y el hambre.
2º hambre: consecuencia de lo anterior. La gente no tiene que comer, por eso
mucha gente vende a sus hijos e hijas como esclavos para que trabajen la tierra de otros
(Rut 2,5.9)
3º familia: los pobres ya no pueden vivir con sus parientes, la necesidad los ha
obligado a dispersarse, incluso en el extranjero (Rut 1,1). Las familias ya no son fuente
de fraternidad, ya no logran defender los derechos de sus miembros más pobres y la
explotación ha entrado hasta en las mismas familias: hay ricos y pobres dentro de una
misma familia.
JUDIT
El libro cuenta la historia de una viuda hebrea, Judit hija de Merari, en plena guerra
de Israel contra el ejército asirio. De bellas facciones, alta educación y enorme piedad,
celo religioso y pasión patriótica, Judit descubre que el general invasor, Holofernes, se ha
prendado de ella. Acompañada de su criada, la viuda desciende de su ciudad amurallada
y sitiada por el ejército extranjero -Betulia- y, engañando al militar para hacerle creer
que está enamorada de él, consigue ingresar a su tienda de campaña. Una vez allí, en
lugar de ceder a sus reclamos galantes, lo embriaga. Cuando Holofernes cae dormido,
Judit le corta la cabeza, sembrando la confusión en el ejército de Asiria y obteniendo de
este modo la victoria para Israel.
Se decía que Judit era viuda, hermosa, que nunca nadie se le oponía ni estaba
contra ella. Siempre se vestía con el hábito de penitencia (esto se asocia con su carácter
de mujer adoradora de Dios); a menudo estaba de ayunas, y su marido le había dejado
mucho dinero, por lo cual era rica. Judit surge como una figura especial en la época; se
destaca por sus actitudes y forma de hablar.
El autor desconocido.
No se conoce con exactitud la fecha del libro. Sin embargo, se especula que Judit
fue compuesto en tiempos de los Macabeos (mediados del siglo II a. C.).
Judit es una "novela histórica hebrea", género literario ya extinto que, haciendo uso
de recursos tomados de la novela histórica, cumplía una clara función de narración
edificante y exaltadora del patriotismo y la religiosidad piadosa. Si en verdad fue
compuesto en la época macabea, entonces su objetivo era impulsar a la resistencia de
los judíos contra sus invasores mediante la narración de la heroica y arriesgada hazaña
de una heroína del pasado en similares circunstancias.
Inexactitudes históricas del libro
Concentrado en el aspecto religioso de la lucha de Judit y en el papel que cumple
Dios en la victoria israelita, el autor se despreocupa de las precisiones históricas. Es
también muy posible que haya acumulado deliberadamente inexactitudes, a fin de
despegar el episodio narrado de un contexto histórico preciso y convertirlo en una pieza
intemporal y más abstracta. Esta deliberada falta de preocupación sobre el contexto se
evidencia ya en el mero comienzo de Judit: "El año duodécimo del reinado de
Nabucodonosor, que reinó sobre los asirios en la gran ciudad de Nínive..." (Jdt 1:1).
ESTHER
Como en muchos otros casos de libros de este período, el autor del Libro de Ester
permanece desconocido, aunque la tradición suele atribuirlo al profeta Esdras. Su estilo
es moderno (del tiempo de los Macabeos) y un verdadero erudito en los asuntos
históricos del pueblo al que pertenece. Está muy bien documentado y no comete errores
históricos.
1) El rey Asuero: este rey gobernó desde la India hasta Etiopía sobre 127 provincias
(Ester 1,1). Asuero proclamó reina a Ester en lugar de la reina Vasti que se había negado
a salir para mostrarle su hermosura "a los pueblos y a los príncipes" (Ester 1,11)
2) Mardoqueo: era tío de Ester. La Biblia menciona en Ester 2,7 que "había criado a
Hadassa, que es Esther, hija de su tío, porque no tenía padre ni madre; y era moza de
hermosa forma y de buen parecer; ycomo su padre y su madre murieron, Mardoqueo la
había tomado por hija suya."
3) Ester: era "hija de Abihail, tío de Mardoqueo" y Mardoqueo la crió como si fuera hija
suya. Era "moza de hermosa forma y de buen parecer" (Ester 2,7). Su nombre hebreo era
Hadasa (que significa mirto) pero le fue cambiado a Ester que es de origen babilónico y
significa ‘estrella’.
4. Amán: era "hijo de Amadatha Agageo" (Ester 3,1). El rey Asuero le dio un puesto más
elevado que Mardoqueo. Amán odiaba a Mardoqueo ya que no se arrodillaba ni se
inclinaba ante él, "porque así se lo había mandado el rey" (Ester 3,2). Por eso fue que
procuro destruir a los judíos incluyendo a Ester aunque él no sabía que era judía.
Ester es mucho más neutro (religiosamente hablando) que los demás libros
históricos. Sin embargo, así como Judit intentaba probar la intervención de Dios en la
victoria judía sobre Asiria, aquí Ester pretende imbuir en los guerreros la confianza en la
victoria final del judaísmo gracias a la ayuda de Dios
La principal conclusión que se extrae de este libro es que la visión histórica de los
escritores sagrados difiere en gran medida de la que exhiben los historiadores Los
hechos, la exactitud, la documentación, son asuntos secundarios y sólo se echa mano de
ellos cuando es imprescindible. En el libro histórico judío la historia es un medio para
profundizar en la teología, y no un fin en sí misma.
TOBIAS
Escrito hacia el año 200 a. C. y sólo se ha conservado en varias versiones griegas y
latinas, diversas unas de otras. Como Ester y Judit, pertenece al género de los relatos
"edificantes" o narraciones elaboradas con el fin de transmitir una enseñanza de carácter
moral y religioso.
Los protagonistas del relato son los miembros de una familia de la tribu de Neftalí,
deportada a Nínive cuando los asirios invadieron y conquistaron el territorio de Galilea
(2Re 15,29). Esta ambientación fuera de Palestina es un elemento esencial de la
narración, ya que la enseñanza contenida en el Libro está destinada principalmente a
sostener la fe de los judíos dispersos en un ambiente pagano y casi siempre hostil. Para
animarlos a mantenerse fieles al Señor, aun en medio de las pruebas, el autor les
propone un modelo ejemplar en la figura de Tobit, el padre del joven Tobías. Lo que más
se destaca a través del relato es la acción providencial de Dios. Los hechos que a
primera vista parecen casuales responden en realidad a un designio divino -un "secreto"-
que sólo al final se pone de manifiesto (12, 11).
Y por eso, la verdadera sabiduría consiste en mantener la confianza en el Señor,
incluso en las situaciones más desesperadas. En el libro de Tobías, el ejecutor de este
designio divino es un "ángel" llamado Rafael, que significa "Dios sana". Mientras que en
los textos bíblicos más antiguos el Señor se acerca personalmente a los hombres y habla
con ellos, en esta etapa de la Revelación se acentúa el sentido de la trascendencia
divina.
Una distancia infinita separa a los hombres de Dios, pero esa distancia es salvada
por la intervención de los ángeles, cuya función consiste en ser los "mensajeros" de las
bendiciones y de los castigos divinos, y en presentar al Señor las súplicas y necesidades
de los hombres (12, 12-15).junto con la invitación a confiar en la Providencia divina, la
historia de Tobías destaca otros valores de profundo contenido evangélico: la santidad
del matrimonio, el respeto filial, la misericordia hacia los pobres, la práctica de la
limosna, la aceptación humilde de las pruebas y la eficacia de la oración.