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INTRODUCCIÓN

La artrosis, una de las formas más comunes de artritis, afecta a millones de personas en todo el
mundo. También conocida como osteoartritis, esta enfermedad puede afectar a cualquier
articulación del cuerpo, pero es más frecuente en las manos, rodillas, caderas y columna
vertebral.

Aunque la artrosis sea más frecuente en las personas mayores, cualquiera puede desarrollar la
enfermedad. Factores, como los antecedentes familiares, sobrepeso, lesiones articulares
previas y actividades que ejercen una tensión repetitiva sobre las articulaciones, pueden
aumentar el riesgo de desarrollar artrosis. Por desgracia, no existe cura para la artrosis, pero
hay muchas opciones de tratamiento que pueden ayudar a aliviar el dolor y mejorar la función
de las articulaciones.

En este artículo le explicaremos la artrosis, incluidos sus síntomas, causas, factores de riesgo y
opciones de tratamiento. Esperamos que al final de la lectura tenga una comprensión más clara
de la artrosis y de cómo controlar sus síntomas para mejorar su calidad de vida.

DEFINICIONES

Para que pueda entender lo que se va a explicar, es necesario conocer los términos médicos
relacionados con el tema. Por ello, le propongo que empecemos el artículo con definiciones.

¿Qué significan artritis, artrosis y osteoartritis?

Artritis es un término genérico que significa inflamación de las articulaciones. Existen docenas
de tipos de artritis, siendo la artrosis, también conocida como osteoartritis, la forma más
común.

¿Qué es una articulación?

La articulación es la región donde hay contacto y conexión entre dos o más huesos distintos.
Ejemplos:

La rodilla es una articulación que conecta los huesos fémur, rótula y tibia (conecta el muslo con
la pierna y la rótula).

El codo es una articulación que conecta el hueso húmero con los huesos cúbito y radio
(conecta el brazo con el antebrazo).

El tobillo es una articulación que conecta los huesos tibia, peroné y astrágalo (conecta la pierna
con el pie).
En la siguiente ilustración, podemos ver tres ejemplos de articulaciones que existen en la
región de la rodilla.

Articulaciones en la región de la rodilla.

Articulaciones en la región de la rodilla.

¿Qué es el cartílago?

El cartílago es un tipo de tejido conjuntivo que se encuentra en el cuerpo humano y en otros


animales. Está compuesto principalmente por células llamadas condrocitos y una matriz
extracelular, que es una mezcla de fibras de colágeno, proteoglicanos y agua.

El cartílago es responsable de proporcionar una superficie lisa y elástica a las articulaciones, lo


que les permite moverse sin dañar los huesos. También ayuda a absorber los impactos y a
distribuir las cargas que pasan por las articulaciones durante actividades como caminar, correr
y saltar.

El cartílago, por tanto, permite que los huesos se deslicen unos sobre otros con una fricción
mínima, actuando como una especie de amortiguador.

¿Qué es la artrosis?

La artrosis es una enfermedad causada por el desgaste del cartílago, lo que provoca un
aumento de la fricción entre los huesos y da lugar a una inflamación local (artritis), dolor e
incapacidad funcional.

La artrosis es una enfermedad que afecta sobre todo a las personas mayores, principalmente
en las articulaciones de las manos, rodillas, caderas y columna vertebral.

Estas cuatro articulaciones mencionadas son móviles, a diferencia, por ejemplo, de las
articulaciones que unen los distintos huesos del cráneo, que son fijas (nuestro cráneo no está
formado por un único hueso grande, sino por varios huesos conectados entre sí).

Las articulaciones móviles tienen, además de cartílago, un saco lleno de líquido, llamado
líquido sinovial. Cuando hay movimiento en la articulación, gracias al efecto lubricante del
líquido sinovial y a la amortiguación del cartílago, los huesos se deslizan unos contra otros con
una fricción mínima.

Artrosis
Artrosis

La artrosis es un proceso en el que el cartílago se degenera. En las primeras fases de la artrosis,


el cartílago se vuelve más rugoso, lo que aumenta la fricción durante el movimiento de la
articulación. La artrosis grave se produce cuando el cartílago se destruye por completo,
provocando un desgaste por fricción entre los dos huesos.

Esta fricción en las articulaciones provoca inflamación, que se caracteriza por un estado de
artritis, razón por la que la artrosis también se denomina osteoartritis.

Existen alrededor de 100 enfermedades que pueden causar artritis; la artrosis (osteoartritis) es
la más común.

CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO

La artrosis es poco frecuente antes de los 40 años, pero muy común después de los 60.
Durante mucho tiempo se pensó que la degeneración articular, y en consecuencia la artrosis,
era un proceso natural del envejecimiento. Ahora sabemos que la edad es uno de los
principales factores de riesgo, pero no es la única causa de la artrosis. En otras palabras, el
envejecimiento del cartílago y la artrosis no son sinónimos, aunque están estrechamente
relacionados.

Aparte de la edad, otros factores de riesgo de la artrosis son la obesidad (especialmente en el


caso de la artrosis de rodilla), ser mujer (las mujeres tienen hasta tres veces más
probabilidades de desarrollar artrosis que los hombres), la falta de ejercicio (excepto el
ejercicio articular de alto impacto, que puede provocar artrosis), la predisposición genética,
etc.

La artrosis puede ser primaria, cuando no hay otra causa aparente que la edad, o secundaria,
cuando aparece debido a traumatismos en las articulaciones, deformidades óseas, obesidad,
diabetes, etc.

En resumen, los principales factores de riesgo de la artrosis son

Edad superior a 50 años.

Sexo femenino.

Obesidad.

No tener osteoporosis (unos huesos fuertes en la vejez aumentan el riesgo de artrosis).

Ocupación (trabajos que fuerzan crónicamente las articulaciones).


Actividades deportivas de alto impacto.

Traumatismos articulares.

Enfermedades articulares previas, como la gota o la artritis reumatoide.

Enfermedades musculares.

Predisposición genética.

Deformidades óseas.

Diabetes mellitus.

Estilo de vida sedentario.

SÍNTOMAS

Como ya se ha mencionado, las articulaciones más afectadas por la artrosis son las manos, las
rodillas, las caderas y la columna vertebral.

El principal síntoma de la artrosis es el dolor, que suele empeorar con el esfuerzo físico y
remitir con el reposo. El dolor suele empeorar al final del día y tras largos periodos de
inmovilización, como viajar en avión o en butacas de cine. Algunos pacientes experimentan un
empeoramiento del dolor con los cambios climáticos.

A medida que la artrosis progresa, el dolor puede aparecer con cada vez menos actividad,
llegando a producirse incluso en reposo y por la noche. La artrosis en fases avanzadas es una
enfermedad incapacitante.

El dolor no está causado directamente por daños en el cartílago, ya que éste carece de
inervación. Esto significa que algunos pacientes con daños graves en el cartílago visibles en las
radiografías pueden tener pocas quejas de dolor, mientras que otros con daños menos visibles
pueden tener síntomas más evidentes de artrosis.

La rigidez también es una queja frecuente en los pacientes con artrosis. La rigidez de las
articulaciones enfermas es común en los primeros minutos después de que el paciente se
despierte, mejorando después de una media hora. Durante el día también puede haber
episodios de rigidez articular, sobre todo tras periodos de inactividad.

La articulación afectada por la artrosis suele tener menos movilidad y puede estar hinchada,
caliente y crujir al moverla.

TRATAMIENTO
La artrosis es una enfermedad crónica que empeora progresivamente con los años. El
tratamiento de la artrosis a menudo puede reducir los síntomas, mantener activo al paciente y,
en algunos casos, ralentizar la progresión de esta patología. El tratamiento incluye una
combinación de terapias farmacológicas y no farmacológicas y, en algunos casos, cirugía de
corrección articular.

Los objetivos del tratamiento de la artrosis son controlar el dolor y la inflamación, mejorar la
calidad de vida y evitar la progresión de la lesión.

Tratamiento no farmacológico

Pérdida de peso

El exceso de peso se asocia a un mayor riesgo de desarrollar artrosis, especialmente en las


rodillas. Los estudios que realizaron un seguimiento de pacientes con sobrepeso durante 10
años demostraron que aquellos que perdían al menos 4,5 kg reducían el riesgo de artrosis de
rodilla en un 50%.

Incluso en pacientes con sobrepeso u obesidad que ya tienen artrosis establecida, perder peso
reduce la presión sobre las rodillas, disminuyendo el dolor y mejorando la capacidad funcional.

Descanso

El dolor de la artrosis suele empeorar tras un uso prolongado de la articulación, mejorando tras
el reposo.

El reposo de la articulación afectada en el momento de la crisis suele aliviar el dolor, sin


embargo, el reposo prolongado puede provocar atrofia muscular y disminución de la movilidad
de la articulación. Por lo tanto, el reposo sólo se recomienda durante periodos cortos de
tiempo, normalmente de 12 a 24 horas en casos de crisis de dolor.

Ejercicios físicos

Los pacientes con artrosis pueden considerar absurda la idea de hacer ejercicio, tal es la
incomodidad que provoca el movimiento de las articulaciones afectadas durante un esfuerzo.
Sin embargo, un buen fisioterapeuta puede crear un régimen de ejercicios individualizado que
fortalecerá los músculos alrededor de su articulación, aumentando la amplitud de movimiento.
Cuanto más fuertes y flexibles sean los músculos que rodean las articulaciones, más estables se
volverán, reduciendo la fricción entre los huesos, el dolor y la inflamación.

Ortesis

Las órtesis son dispositivos que ayudan a mantener sus articulaciones alineadas y funcionando
correctamente. Existen varios tipos de órtesis que pueden reducir los síntomas y ayudar a
mantener la función articular en pacientes con artrosis.

Las ortesis y férulas que inmovilizan las articulaciones pueden reducir el dolor y la inflamación;
muchas de ellas pueden llevarse puestas durante el día y la noche. Las órtesis pueden ayudar a
estabilizar las articulaciones inestables.

Calor local

La aplicación de calor húmedo puede aumentar el umbral del dolor y disminuir el espasmo
muscular. Debe tenerse cuidado para evitar quemaduras. Las bolsas de agua caliente deben
llenarse con agua caliente pero no hirviendo.

El calor local puede aplicarse varias veces al día.

TENS (neuroestimulación eléctrica transcutánea)

TENS procede del acrónimo inglés Transcutaneous electrical nerve stimulation, que significa
neuroestimulación eléctrica transcutánea.

La TENS es un dispositivo que produce una suave corriente eléctrica que estimula las fibras
nerviosas de la piel, interfiriendo en la transmisión de las señales de dolor de las articulaciones
con artrosis.

El uso de la TENS como tratamiento para la artritis es controvertido. Hay estudios que
muestran cierto beneficio en el control del dolor, mientras que otros no han logrado demostrar
superioridad sobre el placebo.

Campo electromagnético pulsado


Conocida como terapia por señales electromagnéticas pulsadas (PST), se basa en la creación de
campos electromagnéticos pulsados de baja intensidad alrededor de las articulaciones.
Supuestamente, la PST actúa estimulando el metabolismo y la actividad de las células del
cartílago.

Aunque existen algunos estudios que demuestran una mejoría del dolor y de la capacidad
funcional, este tratamiento aún no cuenta con un volumen suficiente de estudios científicos
para ser ampliamente indicado por las sociedades internacionales de reumatología.

Tratamiento farmacológico

Glucosamina y condroitina

A pesar de la popularidad adquirida en los últimos años, el sulfato de glucosamina y el sulfato


de condroitina no presentan pruebas científicas de que sean realmente beneficiosos para la
artrosis. A pesar de que algunos pacientes refieren una mejoría del dolor con estos fármacos,
los estudios más recientes han demostrado que ambos sólo tienen un efecto placebo.

El sulfato de glucosamina y el sulfato de condroitina no mejoran la inflamación de la artrosis,


no ralentizan la progresión de la enfermedad y no regeneran la articulación afectada por la
artrosis.

Sin embargo, al tratarse de medicamentos prácticamente sin efectos adversos, siguen siendo
muy utilizados por algunos médicos, principalmente por su efecto placebo.

Nota: la glucosamina no debe utilizarse en pacientes con alergia al marisco.

Analgésicos

Los analgésicos simples, como el paracetamol y la dipirona (metamizol), ayudan a aliviar el


dolor en los casos iniciales. Estos fármacos, sin embargo, no actúan directamente sobre la
inflamación de la artrosis, teniendo sólo un efecto temporal.

En casos de artrosis más graves, pueden utilizarse analgésicos opiáceos (de la clase de la
morfina) durante periodos cortos, para evitar la dependencia. Los mejores resultados en el
control de las crisis en casos de artrosis avanzada se obtienen cuando se combina un
analgésico opioide con un antiinflamatorio.
Antiinflamatorios

Los antiinflamatorios tienen un efecto analgésico y actúan directamente sobre la inflamación,


mostrando mejores resultados que los analgésicos comunes. Son fármacos que actúan
aliviando el dolor incluso en casos de artrosis moderada/grave.

A pesar de su buena respuesta, los antiinflamatorios son muy tóxicos y aumentan el riesgo de
úlceras de estómago, cardiopatías y daños renales (lea: Medicamentos que pueden dañar los
riñones y Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)).

Corticoides intraarticulares

Los corticosteroides, cuando se inyectan en las articulaciones artrósicas, actúan reduciendo la


inflamación y aliviando los síntomas de la artrosis.

Las inyecciones intraarticulares de corticosteroides pueden recomendarse a personas con


artrosis limitada a unas pocas articulaciones y que no pueden controlar su dolor solamente con
antiinflamatorios (o que ya muestran signos de toxicidad).

Los corticosteroides pueden dañar las articulaciones, especialmente las que soportan peso,
como las rodillas, cuando se inyectan con frecuencia. Por lo tanto, no se recomiendan más de
3-4 inyecciones al año en cada articulación.

Inyección de hialuronato sódico

El líquido articular normal contiene una gran cantidad de hialuronato, que lo hace viscoso y
permite que los huesos se deslicen sin fricción. Los hialuronatos sintéticos pueden inyectarse
en la rodilla para tratar la artritis.

Una vez administrada la inyección, el alivio del dolor puede durar varios meses.

Las inyecciones de hialuronato suelen reservarse para los pacientes con artrosis que no pueden
tomar antiinflamatorios o que no experimentan un alivio adecuado del dolor con ellos.
Tratamiento quirúrgico

La cirugía suele reservarse para los casos de artritis grave y limitante que no responden a los
tratamientos descritos anteriormente.

Es importante que la cirugía se recomiende antes de que la artritis provoque complicaciones


como pérdida muscular y deformidades articulares. Además, quienes se someten a una
intervención quirúrgica deben gozar de buena salud y estar preparados para la rehabilitación
postoperatoria.

Sinovectomía artroscópica

La sinovectomía artroscópica es la extirpación quirúrgica de la membrana sinovial (el


revestimiento de la articulación que suele inflamarse en la artrosis) mediante un artroscopio,
que se introduce en el interior de la articulación. La sinovectomía puede recomendarse a las
personas con artrosis que no responden a otras medidas.

Realineación

Esta cirugía puede utilizarse para realinear los huesos y otras estructuras que se han
desalineado debido a la artrosis. La realineación puede recomendarse a pacientes más jóvenes
y activos.

Fusión

Esta cirugía puede utilizarse para fusionar permanentemente dos o más huesos de una
articulación. Este procedimiento puede recomendarse para articulaciones dañadas en las que
la cirugía de sustitución articular ya no es apropiada. La cirugía de fusión suele estar indicada
para las articulaciones de la muñeca, el tobillo y los dedos.

Sustitución de articulaciones

La cirugía también puede estar indicada para sustituir una articulación dañada por una
artificial. La cirugía de sustitución articular alivia el dolor en personas con artritis grave,
principalmente de cadera o rodilla. Sin embargo, los beneficios de la cirugía de sustitución
articular pueden tardar hasta un año en demostrarse plenamente.
Injertos de cartílago

Esta cirugía puede utilizarse para injertar células de cartílago en las articulaciones dañadas. Los
injertos de cartílago están indicados cuando la lesión se limita a una zona muy pequeña,
rodeada aún de cartílago normal.

PREVENCIÓN

La prevención de la artrosis está estrechamente relacionada con el control de los factores de


riesgo enumerados anteriormente. Implica una combinación de estrategias que incluyen el
cuidado de la salud, un estilo de vida saludable y el mantenimiento de un peso dentro del IMC
considerado normal. Cuanto más joven ponga en práctica las medidas que se explican a
continuación, más éxito tendrá.

Algunas de las medidas que pueden ayudar a prevenir la artritis son:

Mantener un peso saludable: el sobrepeso es uno de los principales factores de riesgo de la


artrosis, especialmente en la articulación de la rodilla. Mantener un peso saludable puede
ayudar a reducir la presión sobre las articulaciones y disminuir el riesgo de desarrollar la
enfermedad.

Realice actividad física con regularidad: la actividad física regular puede ayudar a mantener
sanas las articulaciones y a fortalecer los músculos que las rodean, lo que ayuda a prevenir la
artrosis. El Colegio Americano de Reumatología recomienda al menos 45 minutos de actividad
física de intensidad moderada a la semana (lo ideal son 150 minutos semanales, si es posible).

Entrenamiento con pesas: los ejercicios de fortalecimiento muscular, especialmente para las
piernas y las rodillas, pueden ayudar a mantener estables las articulaciones y prevenir lesiones
que pueden provocar artrosis. Se recomiendan al menos 2 sesiones de entrenamiento con
pesas a la semana para reducir el riesgo de artrosis.

Hacer ejercicio de bajo impacto: los ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar, hacer
yoga o montar en bicicleta, pueden ayudar a mantener sanas las articulaciones sin causarles
demasiado estrés o impacto.

Evitar actividades que aumenten el riesgo de lesiones articulares: las lesiones articulares
pueden aumentar el riesgo de desarrollar artritis en etapas posteriores de la vida. Deben
evitarse los deportes con una alta incidencia de golpes y traumatismos, como el fútbol
americano, el rugby y algunas artes marciales.

Mantener una buena postura: mantener una buena postura puede ayudar a reducir la tensión
en las articulaciones y prevenir lesiones que pueden provocar artrosis.

Alimentación sana: una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede ayudar a mantener un
peso saludable y proporcionar los nutrientes necesarios para mantener las articulaciones en
buen estado.

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