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La articulación de la rodilla es la más grande y fuerte del cuerpo humano.

Soporta todo el
peso corporal, por lo cual cuidar de ella nos ayuda a conseguir movilidad.

Articulación de la rodilla: soporte de nuestro peso corporal

Los miembros inferiores y posteriores de muchos vertebrados cuentan con la articulación


de la rodilla.

En el ser humano se ubica en la parte media de la pierna, siendo la más grande y


poderosa de nuestra anatomía.

Está formada por 2 importantes huesos, el fémur y la tibia, además de una pequeña
estructura ósea llamada rótula.

Este último hueso se localiza en la cara anterior e inferior del fémur, donde está rodeada
por una cápsula y ligamentos que le proporcionan estabilidad.

El fémur y la tibia son el cuerpo de la articulación y la rótula actúa como una polea que
sirve de superficie de inserción para el músculo cuádriceps y el tendón rotuliano.

La rodilla es la articulación más grande del cuerpo humano. Sirve de conexión entre el
muslo y la pierna.

De pie, soporta todo el peso corporal gracias a la acción conjunta de huesos, músculos,
fibrocartílagos y ligamentos que le otorgan firmeza.

Los ligamentos impiden que ocurra separación articular, entre ellos encontramos: el lateral
externo e interno y el cruzado anterior y posterior.

Junto a ellos la articulación cuenta con potentes músculos que posibilitan los movimientos
de la extremidad inferior.

Dichos movimientos son principalmente de flexión y extensión, con una leve capacidad de
rotación.

En los seres humanos es susceptible de experimentar lesiones graves por traumatismos


durante la marcha o la práctica de actividades deportivas.

Con frecuencia, las lesiones de la rodilla ameritan de reposo, analgesia, inmovilización,


terapia física e intervenciones quirúrgicas correctivas.

Lamentablemente, cada vez con mayor frecuencia el sobrepeso representa un factor de


riesgo importante en la generación de daños articulares.

Diversas investigaciones han identificado que el peso excesivo es responsable del


deterioro de la funcionalidad articular de la rodilla y el pie.

Por tal motivo, no olvides cuidar de las articulaciones responsables de la estabilidad de


nuestro cuerpo.
Huesos constituyentes de la articulación de la rodilla

Tal y como se ha descrito, la articulación de la rodilla está constituida por el fémur y la


tibia.

La porción inferior del fémur tiene dos protuberancias de forma redondeada llamadas
cóndilos que están separadas por el espacio intercondíleo.

Por otro lado, extremo superior de la tibia posee cavidades glenoideas que albergan los
cóndilos femorales.

Entre estas cavidades se encuentran las espinas tibiales, prominencias en las cuales se
insertan los ligamentos cruzados.

También se identifica la tuberosidad anterior, sitio donde tiene lugar la inserción del
tendón rotuliano.

Por otra parte, la cara posterior de la rótula se articula con el fémur, específicamente en
una parte llamada tróclea femoral.

Entre ambas superficies se interpone el cartílago prerrotuliano, un amortiguador de la


presión entre ambos huesos.

Aparte de las estructuras mencionadas, la rodilla cuenta con meniscos, dos fibrocartílagos
avasculares que no tienen vasos sanguíneos.

Tampoco tienen terminaciones nerviosas. Se disponen entre la tibia y el fémur, sirviendo


de conexión entre éstos.

Juegan un importante papel como medio de unión y transmisión de las fuerzas de


compresión entre los huesos.

Los meniscos reducen su grosor progresivamente, adhiriéndose a la cápsula articular por


la cara externa, mientras que la interna queda libre.

En general, la articulación de la rodilla está rodeada por una cápsula fibrosa que sigue el
contorno del fémur, la rótula y la tibia.

Dicha cápsula produce el líquido sinovial necesario para humedecer la articulación,


disminuir la fricción durante los movimientos y cumplir funciones de nutrición cartilaginosa.

Adicionalmente, la rodilla se sustenta por la existencia de varios ligamentos que evitan los
movimientos excesivos.

Los ligamentos ubicados en el interior de la cápsula articular se llaman intraarticulares,


distinguiéndose el ligamento cruzado anterior y el posterior.

Aquellos ubicados por fuera se denominan extraarticulares y se dividen en lateral interno y


externo.
Por último, encontramos bolsas serosas que amortiguan la fricción. Las principales son:
bolsa prerrotuliana, pata de ganso y poplítea.

Resulta increíble la forma en cada uno de estos elementos se disponen para dar lugar a
los diferentes movimientos de la articulación de la rodilla.

Movimientos articulares de la rodilla

La articulación de la rodilla permite movimientos de flexión, extensión y rotación. Estos


tienen rango variable de amplitud.

Mientras la flexión y extensión sobrepasan los 130°, la rotación es limitada y sólo puede
ejecutarse en flexión.

La articulación de la rodilla posee gran estabilidad en estado de extensión completa, lo


cual explica su habilidad para soportar todo el peso del cuerpo.

La flexión y extensión de la rodilla son libres y ayudan a movilizar las piernas.

Por un lado, la flexión se detiene cuando la pantorrilla contacta el muslo, mientras que la
extensión se limita gracias a los ligamentos de la rodilla.

En el movimiento de extensión, la piel rotuliana se vuelve laxa y la rodilla encaja por


completo.

Cualquier tipo de lesiones que afecten la superficie articular, ósea o periarticular,


intervienen en el rango de amplitud de los movimientos de las rodillas.

Entre las lesiones articulares propiamente dichas encontramos la afección de los


meniscos y los ligamentos cruzados, las luxaciones, la artritis, los tumores y la artrosis.

En el plano periarticular se describen esguinces, tendinitis y bursitis, los cuales afectan


cursan con inflamación de las articulaciones, los tendones y las bursas, respectivamente.

En cuanto a los huesos, las fracturas secundarias a caídas de pequeña, mediana y gran
altura, son motivo de consulta frecuente.

Dichas caídas pueden ser accidentales o consecuencia, por ejemplo, de entrenar sin
calentar luego de largos períodos de sedentarismo.

Las limitaciones de los movimientos articulares se diagnostican clínicamente con la


utilización del goniómetro.

Este instrumento de medición se asemeja a un transportador y determina en grados el


rango de amplitud articular.

Adicionalmente, se complementa con estudios radiológicos, en los cuales es posible


identificar lesiones estructurales del tejido óseo.

Debido a la restricción de las radiografías, es necesario complementar con resonancias


magnéticas nucleares que permitan visualizar los tejidos blandos.
Pero, ¿qué sucede cuando la sobrecarga de peso deteriora nuestras articulaciones? Lee
con atención el siguiente apartado.

Sobrepeso: cuando la carga corporal afecta nuestras rodillas

Con abrumadora frecuencia, el sobrepeso es el común denominador en pacientes con


problemas articulares.

Normalmente, las rodillas soportan todo el peso corporal, impacto articular que incrementa
cuanto mayor es la sobrecarga acumulada.

Cuando el peso sube, aumentan las molestias no sólo en las rodillas sino también en la
articulación del pie.

La presión ejercida compromete el arco plantar y favorece la aparición de dolor y


deformidades crónicas que afectan su rendimiento.

Las afecciones articulares pueden aparecer en cualquier grupo etario, pero son más
frecuentes en el adulto mayor.

Los especialistas en traumatología sostienen que, sin importar la edad, cuanto mayor es
el peso, más grande será el daño funcional de la articulación.

Las lesiones más frecuentes incluyen la tendinitis, los desgarros, la osteoartritis y los
esguinces.

Por una parte, la tendinitis consiste en la inflamación de los tendones como consecuencia
de su utilización excesiva.

Por otro lado, los desgarros musculares resultan de la ruptura de las fibras musculares y
se relacionan con frecuencia con los esguinces.

Estos últimos son producto de la excesiva extensión de los ligamentos, por lo cual cursan
con aumento de volumen, dolor y marcha dificultosa.

En cuanto a la osteoartritis, encontramos inflamación degenerativa ósea y articular que


afecta fundamentalmente a ancianos.

No menos importantes son los eventos traumáticos. En la emergencia médica requieren


de analgésicos endovenosos, aplicación de frío local e inmovilización provisional.

Para evitarlos, especialmente en la senectud, es necesario mantenerse en buena forma


física, a fin de reducir la posibilidad de sufrir caídas.

En general, debemos tomar cartas en el asunto y mantener a raya complicaciones


futuras.

Lo más importante es vivir tranquilo con la alegría de desplazarse por doquier sin
problemas.
Gonalgia: dolor de rodillas que limita la marcha

El término médico gonalgia hace referencia al dolor de la rodilla, una enfermedad


reumática frecuente.

Representa un motivo de consulta habitual en el área traumatológica y reumatológica,


constituyendo la expresión de las más variadas causas.

El diagnóstico de la gonalgia es principalmente clínico y requiere de un detallado examen


físico.

Se estima que 80% de la población menor de 40 años ha padecido, al menos una vez en
su vida, de dolor en la articulación de la rodilla.

Las causas más comunes de gonalgia responden a sinovitis, artritis, traumatismos,


osteocondritis, bursitis y meniscopatías degenerativas.

También se describen otros desencadenantes, a saber:

Ruptura del ligamento cruzado anterior: es una lesión típica de deportistas que
produce mucho dolor y limitación.

Condromalacia rotuliana: genera dolor en la cara anterior de la rodilla con crepitación de


la rótula.

Lesiones de los meniscos: cursa con dolor, marcada limitación y bloqueo de la


movilización de la rodilla.

Artritis gotosa, condrocalcinosas, reumatoidea e infecciosa: se generan como


consecuencia de la acumulación de variados componentes inflamatorios.

Cristales de ácido úrico y pirofosfato, complejos inmunológicos y agentes bacterianos,


parasitarios o virales son causales de este tipo de artritis de rodilla.

Tendinitis anserina: se presenta con inflamación y dolor de la cara lateral e interna de la


rodilla, acompañándose con frecuencia de artrosis y enfermedades del menisco.

Quiste de Baker: se localiza en la parte posterior de la rodilla y suele confundirse con


procesos vasculares.

Genuvaro y genuvalgo: dan lugar a rodillas arqueadas o muy próximas entre sí que
desarrollan artrosis y degeneración de meniscos y ligamentos.

El diagnóstico se realiza con una detallada historia clínica fundamentada en un


interrogatorio y exploración adecuados.

Los estudios complementarios incluyen pruebas bacteriológicas y radiológicas, que


ayudan a establecer conclusiones y fijar posturas oportunas.

Fortalece y moviliza tus rodillas con suplementos naturales


Lamentablemente, la articulación de las rodillas es una de las que más sufre los embates
del tiempo.

El sobrepeso, las deformidades congénitas y las enfermedades inflamatorias hacen mella


en nuestras rótulas.

Por ello, es necesario preservar la función articular y conservar la movilidad la mayor


parte del tiempo posible.

De esta forma, ser activo y previsor de la ocurrencia de accidentes nos confiere una
sensación de independencia.

Para lograrlo [p12a] te brinda un excelente compendio de minerales, vitaminas, hierbas y


vegetales que mantendrán tus articulaciones en óptimo estado.

Incluye vitaminas B, A y C. De ellas, las pertenecientes al grupo B intervienen en el


proceso de restitución de la movilidad articular.

[p12t] contiene zinc, un oligoelemento fortalecedor de los huesos y el sistema inmunitario.


También participa en la síntesis de proteínas musculares y en la absorción de vitaminas.

El selenio de las rocas y plantas tiene efecto antioxidante frente a los radicales libres,
facilitando la eficiencia visual.

El cobre de [p12a] interviene en la transmisión neuronal, la memoria, la atención y el


estado de ánimo, así como en la elasticidad articular y la reparación del cartílago.

El manganeso es un mineral que participa en la formación de cartílagos y huesos.


También aporta la energía necesaria para estar en movimiento.

Al mismo tiempo, facilita la acción de la insulina, con lo cual se obtiene mayor provecho
de la glucosa necesaria para mantenerte activo.

Incluye glucosamina y condroitina componentes fundamentales del cartílago articular que


le confieren elasticidad y resistencia.

Por otro lado, la L-histidina interviene en la síntesis de proteínas musculares, ofreciendo


mayor resistencia ante la actividad física.

El boro es fundamental para la absorción y metabolismo del calcio, el cobre, el magnesio


y el fósforo.

Posee Harpagophytum procumbens, una planta africana conocida como garra del diablo,
útil para el tratamiento del dolor articular y la tendinitis.

Por todo eso y más, usa [p12t], la mejor alternativa para poner tus rodillas en movimiento.

Alternativas para mejorar la movilidad de tus rodillas

Si deseas conservar la movilidad de tus rodillas y mantenerlas en óptimo estado, debes


poner en prácticas estos sencillos consejos:
Fortalece el tejido muscular practicando ejercicios regularmente.

Aliméntate de forma variada, influyendo lácteos y calcio para fortalecer los huesos.

Consume patas de cerdo o vaca; éstas contienen gran cantidad de colágeno.

Incluye frutas cítricas para estimular la regeneración de los tejidos.

Mantente siempre alerta al valor de tu peso; procura ubicarte en el rango ideal.

Evita los hábitos tabáquicos y la ingesta de alcohol.

No te excedas durante las prácticas deportivas; así evitarás traumatismos.

Administra el tiempo dedicado al ejercicio para no lesionarte.

Mantén una postura correcta al caminar, sentarte y dormir.

Si decides entrenar descansa al menos un día para evitar esforzarte más allá de tu
capacidad y sobrecargar tus articulaciones.

Evita el daño articular y obtén entrenamientos eficaces acompañados de tiempos


prudenciales de recuperación.

Por supuesto, las sesiones de entrenamiento deben ser acordes a tu edad y habilidades
físicas.

Tu mayor competencia eres tú mismo, haz elecciones inteligentes y consigue un cuerpo


sano y renovado.

Disfruta de tu anatomía y conviértete en una persona sana y feliz con alto entendimiento
de la importancia de cuidar de su cuerpo.

Entrena y consume nutrientes de alto impacto que te permitan mantenerte en constante


movimiento.

El momento de tomar conciencia ha llegado. No olvides que tus decisiones influyen en tu


vida a corto y largo plazo.

Mantenerte saludable debe ser parte de tus metas. Asume una postura activa y haz de la
actividad física una práctica diaria.

No permitas que el tiempo pase en vano. Vive plenamente con la alegría de saber que
tienes la autoridad para hacer de tu existencia una estadía satisfactoria.

Agradece y cuida lo que tienes. Que nada perturbe tu deseo de vivir bien y mejor.

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