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Entre los años 1050 y 1300 se dieron los recursos necesarios para el aprendizaje y
las artes. Se establecieron escuelas catedralicias por toda Europa occidental y central, en
las que se impartía gramática latina, retórica y música a los futuros empleados de la
Iglesia. A partir de 1200 se crearon escuelas independientes para laicos, alentando una
cultura más secular y un gran aumento de la alfabetización. Las mujeres estaba
excluidas de la mayor parte de las escuelas, pero muchas aprendían a leer en sus
hogares. Más tarde se crearon las primeras universidades, como la de Bolonia, París y
Oxford. Las obras clásicas fueron traducidas del griego y del árabe al latín. Además, se
escribieron en latín y en las lenguas vernáculas poemas épicos, líricos y narrativos, que
evolucionaron con independencia de los modelos antiguos. Gran parte de esta poesía era
cantada, y configuró los repertorios de la canción medieval.
La canción en latín:
La canción vernácula:
1
3º EP – Tema 5 MÚSICA MEDIEVAL PROFANA
Es seguro que la gente del Medievo cantó e interpretó música para su propio
disfrute y el de sus amigos. Asimismo, existieron músicos profesionales cuya historia
sigue estando un poco en penumbra por causa de los escasos testimonios conservados.
Los cantantes-poetas, llamados bardos en los países célticos, cantaban poemas épicos
durante los banquetes y otras ocasiones, acompañándose con el arpa, el fidel o algún
instrumento similar. Los juglares, viajaban solos o en grupos y se ganaban su precaria
existencia realizando trucos, contando relatos y cantando o tocando instrumentos. Hacia
el siglo XIII, el término ministril era utilizado para músicos más especializados, muchos
de ellos empleados en las cortes o en las ciudades, aunque también podían viajar. A
diferencia de los juglares, los ministriles procedían de distintos medios y tipos de
formación, desde antiguos clérigos que habían colgado los hábitos hasta hijos de
mercaderes, artesanos o caballeros.
Trovadores y troveros:
Algunos trovadores y troveros fueron nobles, como el primer trovador del que se
conservan canciones, Guillermo IX duque de Aquitania, o la trobairitz Condesa de Día.
Algunos fueron hijos de siervos de la corte, otros procedían de familias de mercaderes,
artesanos o incluso juglares, pero eran aceptados en los círculos aristocráticos por sus
habilidades en la poesía y en la música, y por ser capaces de adoptar el sistema de
valores y la conducta practicados en la corte.
2
3º EP – Tema 5 MÚSICA MEDIEVAL PROFANA
La canción inglesa:
3
3º EP – Tema 5 MÚSICA MEDIEVAL PROFANA
Minnesinger:
Cantigas:
Las Cantigas de Santa María son una colección de más de cuatrocientas cantigas
en lengua galaico-portuguesa, en honor a la Virgen María. La colección fue preparada
entre los años 1270-1290 bajo la dirección del rey Alfonso X el Sabio, y conservada en
cuatro manuscritos hermosamente ilustrados. No se sabe con seguridad si Alfonso X
escribió algunos de los poemas y melodías. La mayor parte de las canciones de la
colección relatan historias de milagros realizados por la Virgen.
Todas las canciones tienen estribillos, cantados quizá por un grupo que alternaba
con un solista que cantaba los versos. Es muy probable que estuvieran asociadas a la
danza, ya que en los manuscritos de las Cantigas aparecen ilustraciones de bailarines,
además de por el ritmo danzarín de muchas de las canciones.
Las Cantigas de Santa Maía pueden dividirse en dos grupos. El primero lo forman
las “Cantigas de Nuestra Señora”, las cuales tratan de alabanzas a la Virgen María y es
un verdadero compendio de historias, milagros, y relatos relacionados con la Virgen. A
este tipo pertenece la Cantiga nº 159, conocida como Non sofre Santa María, en la que
se describe cómo unos peregrinos que iban al santuario de Rocamadour sufren el robo
de un trozo de carne, mientras estaban alojados en un albergue. Al final descubren
dónde está la tajada de carne perdida, al escuchar los saltos de ésta dentro de un arcón.
El segundo grupo, más reducido (ya que son las cantigas cuyo número de orden es
múltiplo de diez), son las “Cantigas de Loor”. Son poemas más serios, profundos, casi
místicos, en los que en lugar de cantar los milagros de la Virgen, se reflexiona sobre
ella, como en una oración. Estas cantigas adoptan la forma de himnos sagrados como
los que se interpretaban en la liturgia, pero sirvieron a la vez de entretenimiento literario
y musical en las cortes palaciegas y fiestas profanas, y de ahí se transmitieron por los
juglares al folclore de la tradición popular. A este último grupo pertenece la Cantiga nº
100, Santa María, strela do día.