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Batalla De Centla, Primer

Enfrentamiento Con Los Nativos


Mayas
Hernán Cortés en el río Grijalva
El 11 de marzo de 1519 los buques de Hernán Cortés llegaron a la desembocadura
del río de Grijalva, junto a la ciudad de Potonchán, donde ya habían hecho
escala las dos expediciones españolas anteriores siendo ambas atacadas por los
nativos mayas. En una de esas escaramuzas cayó gravemente herido el
capitán Hernández de Córdoba y a causa de esas heridas moriría posteriormente
en Cuba. En el caso de la expedición de Juan de Grijalva los daños no fueron tan
cuantiosos y pudieron continuar con sus exploraciones.
El recibimiento de los nativos a esta nueva expedición extranjera no fue mucho más
amable: miles de indios chontales armados con todos sus aparejos y pinturas de
guerra esperaban en la costa. Una canoa con los caciques más importantes llegó
cerca de las naves españolas preguntando que qué querían e invitándoles a que se
fuesen por donde habían venido. Respondió Jerónimo de Aguilar tratando de
convencerles de que sus intenciones tan solo eran las de comerciar, recoger agua y
proseguir con su viaje, pero los caciques les respondieron que no se acercasen a la
costa, que si lo hacían serían inmediatamente atacados.

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Batalla de Centla
Ante esta postura Cortés decidió enviar disimuladamente al día siguiente al
capitán Alonso de Ávila con cien soldados a la playa e intentar llegar a Potonchán a
través del estrecho camino que había que seguir desde la playa, que fue donde
ocurrió la masacre de españoles del año anterior, cuando lo de Grijalva. Pero esta
sería una maniobra de distracción porque Cortés simultáneamente al ataque de
Ávila, con el resto de los hombres, ascenderían río arriba en sus bateles para atacar
la ciudad por otro punto.
Esta estratagema no salió bien. Cuando llegaron al lugar en el que calculaban que
podían desembarcar se encontraron con multitud de indios esperándoles tanto en
tierra como en canoas. La batalla no se hizo esperar, los indios lanzando flechas y
los españoles con las ballestas. Poco a poco consiguieron que los mayas se echasen
un poco atrás pudiendo desembarcar, no sin problemas, y tomar posesión de la
cabeza de playa. Tras esto los españoles se lanzaron en dirección a Potonchán,
espada en mano, venciendo la resistencia indígena hasta que se llegó al mismo
centro urbano en el que se encontraba el templo mayor provocando la estampida
general chontal. Una vez establecidos y asegurado el puesto Cortés realizó la
ceremonia de toma de posesión de la ciudad en nombre de Su Majestad y organizó
sin dilación alguna dos expediciones para rastrear los alrededores: una capitaneada
por Pedro de Alvarado y otra al mando de Francisco de Lugo, con la orden de
volver antes del anochecer.
El 14 de marzo de 1519 el capitán Lugo y sus hombres al poco de salir se
encontraron con un nuevo ejército maya dispuesto a atacar. No tardaron en hacerlo
produciéndose la batalla de Centla en la que la victoria maya parecía inminente, el
ejército extranjero no estaba al completo, tan solo era una avanzadilla, pero todo
cambió cuando Cortés y otros trece jinetes españoles montando sus caballos
aparecieron en el campo de batalla. La sola visión de aquel magnífico animal
provocó el pánico entre las tropas mayas y su disolución.
Rendición de los mayas y la
Malinche
Al día siguiente el cuartel de Cortés fue visitado por varios de los caciques más
principales de la región. Le traían la petición de paz junto a multitud de regalos de
oro y veinte esclavas, entre las que se encontraba Malinche, hija de un cacique, que
llamó la atención de Cortés por su porte y belleza y se la entregó al capitán Alonso
Hernández Portocarrero. Más tarde la adoptaría como intérprete ya que dominaba
tanto la lengua maya como la mexica, el nahuatl. Fue una pieza clave en la conquista
del imperio mexica, con sus servicios de traducción junto a Jerónimo de Aguilar,
facilitaron las relaciones de los españoles con los pueblos americanos.
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Al igual que haría con todos los pueblos derrotados y siguiendo las órdenes reales
de evangelización de los nativos Cortés les enseñó la religión cristiana y su
simbología: el altar, la cruz y la imagen de la virgen, y les conminó a acogerse a ella
como su nueva religión y a ser súbditos del emperador Carlos, que, según él, les
defendería y ayudaría como amigos y aliados que ya eran. Allí mismo fundaron la
villa de Santa María de la Victoria, primera población hispana creada en territorio
mexica.
Tras varios días de descanso y recuperación, sobre todo para los heridos, que eran
muchos, Cortés ordenó seguir el viaje por las costas mexicanas hasta llegar a San
Juan de Ulúa reconociendo los lugares que visitó Grijalva en la expedición anterior.
Allí arribaron el 22 de abril de 1519 y fundaron la Villa Rica de la Vera Cruz, que
más adelante se convertiría en una de las ciudades más importantes del Nuevo
Mundo por ser puerto de entrada a toda Nueva España y Norteamérica.

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