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DESARROLLOS ULTERIORES DEL CANTO LLANO

El cristianismo se extendió por toda Europa occidental y septentrional entre los siglos V y IX.

Antes de mediados del siglo IX el Imperio de los Francos estableció el canto gregoriano como oficial en la
liturgia.

Desde mediados del s. IX hasta finales de la Edad Media, todas las innovaciones en el campo de la música
tuvieron lugar en Europa en la zona norte, siempre al norte de los Alpes. Ello es debido a que los árabes
conquistaron la mayoría de las zonas del sur (España, Siria, África del Norte).

En los siglos VI, VII, VIII, misioneros de Escocia e Irlanda fundaron escuelas en sus propios países y fuera de
ellos, especialmente en Alemania y Suiza.

A comienzos del siglo VIII hubo en Inglaterra un resurgimiento de la cultura latina. Alcuino fue un monje
inglés que ayudo a Carlomagno a reactivar la educación en todo el Imperio Franco. Entre los siglos VIII y IX
se desarrollaron importantes centros musicales. El más destacado fue St. Gall, en Suiza.

Esta influencia del norte produjo sobre el canto llano modificaciones en la línea melódica introduciendo
más saltos, en especial del intervalo de tercera. Los compositores del norte crearon nuevas formas de canto
llano. Este proceso coincidió con el surgimiento del canto monódico profano y con los primeros
experimentos de polifonía.

TROPOS

El tropo es una composición nueva escrita en estilo neumático y en verso. Esta composición se unía a uno
de los cantos antifonales de la misa.

Había tres clases de tropos:

1) La adición tanto de textos como de música, de nueva creación, a un canto llano preexistente.

2) La adición de solo música, ampliando melismas o añadiendo otros nuevos.

3) La adición de texto a un melisma preexistente.

El monje Tuorilo, del Monasterio de St. Gall, fue uno de los mayores creadores de tropos.

El máximo esplendor de los tropos fue entre los siglos X y XI en los monasterios. A partir del siglo XII fueron
desapareciendo hasta el Concilio de Trento (1545-63), en el que se quitaron de la liturgia.

Hoy día sobreviven los tropos de Kyrie en los títulos de ciertas misas (por ejemplo Kyrie Cunctipotens
Genitor Deus, de la misa IV).

SECUENCIAS

Son extensiones que en un principio se añadían al aleluya de la misa pero que, posteriormente, estas piezas
fueron independientes.

Cuando tenían textos en prosa se llamaban prosa ad sequentiam o prosula. Son melodías que acompañan
silábicamente a la letra.
Notker Balbulus fue un monje de St. Gall que inventó estas secuencias. Para recordar mejor las melodías,
empezó a escribir las palabras divididas en sílabas debajo de los melismas. Eso se lo vió a hacer a un monje
de Jumiéges y él, lo imitó. Además, uno de sus maestros le aconsejó que los movimientos individuales de la
melodía debían recibir sílabas independientes.

Notker fue el inventor de las letras más que de la música. Sin embargo, hay secuencias en las que el texto y
la música se creaban de manera simultánea.

El esquema típico de la secuencia era: “a bb cc dd… n”.


Cada estrofa está seguida por otra de exactamente el mismo número de sílabas y el mismo esquema de
acentos. Estas dos estrofas se cantan con la misma melodía. Son las “bb cc dd”.
“A” y “n” son el primero y el último versículo, que no tienen paralelos, no están emparejados y van solos.

En el Victimae paschali laudes (Alabad a la victima pascual), atribuida a Wipo, capellán del emperador
Conrado y de Enrique III en la primera mitad del s. XI. Esta secuencia también emplea el común recurso de
unificar diferentes segmentos melódicos por frases cadenciales similares.

Entre los siglos X y XIII se desarrollo mucho la secuencia, no solo en la música religiosa, sino también en la
popular y profana de la baja Edad Media. Ambas músicas religiosa y profana recibieron influencias una de la
otra.

Las prosae de Adam de Saint Victor representan una evolución en las que el texto se cantaba en verso con
rima regular.

El Dies irae atribuido a Tomás de Celedano (comienzos siglo XIII), se acerca a la forma del himno con una
estructura AA BB CC.

Hildegard von Bingen, una abadesa del convento de Rupertsberg (Alemania), compuso muchas secuencias
escribiendo tanto la poesía como la melodía. Sus secuencias Columba aspexit y O virga ac diadema difieren
en las de Saint Victor en que tienen versos de distinta longitud y rima irregular. Hildegard conserva la forma
de dobles versículos, pero varía la segunda para ajustarla a la medida del verso.

El concilio de Trento (1545-63) abolió la mayor parte de las secuencias.

Solo se conservaron en uso 4 :

 Victimae pachali laudes, en Pascua.


 Veni Sancte Spiritus («Ven, espíritu Santo»), en domingo de Pentecostés.
 Lauda Sion («Alaba a Sión»), en la festividad de Corpus Christi.
 Dies irae.

Hay una quinta secuencia, el Stabat Mater («Estaba la Madre junto a la Cruz»), atribuida a Jacopo da Todi,
monje franciscano del siglo XIII, que se añadió a la liturgia en 1727.

DRAMAS LITÚRGICOS

Quem quaeritis in sepulchro (¿A quién buscáis en el sepulcro?) fue uno de los primeros dramas litúrgicos. Se
basa en un tropo del siglo X que precedía al introito de la misa para la Pascua de Resurrección. Se cantaban
de forma responsorial los versículos 5-7 de San Marcos XVI y se acompañaba de acción dramática. Las tres
Marías acuden a la tumba de Jesús y el ángel les pregunta: “¿A quién buscáis en el sepulcro?” Ellas
contestan “a Jesús de Nazaret” y el les dice: “No está aquí, ha resucitado.”
Quem quaeritis in praesepe (¿A quién buscáis en el pesebre?) es un tropo para el introito de la tercera misa
del día de Navidad. En este caso las parteras del nacimiento de Cristo preguntan a los pastores que han
venido a adorar al niño: “¿A quién buscáis en el pesebre?”, y ellos le responden que a su salvador.

Las obras de teatro de Pascua de Resurrección y Navidad fueron las más representadas en toda Europa.

Se conservan también obras más complejas del siglo XII y posteriores.

 La obra de Daniel. procedente de la ciudad de Beauvais en Francia, escrita a principios del siglo XIII.
 La obra de Herodes, relativa a la matanza de los santos inocentes.
 El “Ordo Virtitum” (Las virtudes) de Hildegard von Bingen un drama musical sacro no litúrgico.
Todas las partes de esta obra se cantan en canto llano, excepto la del demonio. El coro final de las
virtudes es típico por sus expansivas melodías que rebasan los límites normales del tercer modo.

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