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PARALELO: A
CASO PRACTICO
Enunciado
Se pide
DESARROLLO
La meningitis es un proceso inflamatorio agudo del sistema nervioso central causado por
microorganismos que afectan las leptomeninges.
Las características clínicas de la meningitis son dolor de cabeza, rigidez del cuello, fiebre y deterioro
de la conciencia (definido como una puntuación <14 en la escala de coma de Glasgow). Sin embargo,
los signos de la 'tríada clásica' (rigidez de nuca, fiebre y alteración del estado mental) se informaron
solo en el 44% de los pacientes.
Otros posibles síntomas incluyen déficits neurológicos focales, como afasia y hemiparesia,
convulsiones o parálisis de nervios craneales, erupción cutánea petequial.
La irritación meníngea se manifiesta en el examen físico como rigidez del cuello (se prueba
flexionando pasivamente el cuello, y si la maniobra es dolorosa y no se puede acercar el mentón al
pecho), el signo de Kernig (extensión dolorosa de la rodilla después de flexionar el muslo con la
cadera y la rodilla en ángulos de 90°) y el signo de Brudzinski (flexión reactiva de la cadera y la rodilla
cuando se flexiona el cuello). Estos signos no identifican con precisión a los pacientes con meningitis,
ya que todos mostraron una sensibilidad deficiente (5 a 30 %).
4. ¿Por qué es la meningitis bacteriana una emergencia médica?
La Meningitis bacteriana es una emergencia por su alta morbilidad y mortalidad, la muerte puede
ocurrir en tan solo unas pocas horas, por lo cual requieren evaluación y tratamiento inmediatos,
que debe iniciarse en los casos sospechosos incluso antes de que se pueda confirmar el diagnóstico.
Diagnóstico:
El examen del líquido cefalorraquídeo es esencial en el estudio diagnóstico de todos los pacientes
con sospecha de meningitis.
Las anomalías clásicas del LCR en la meningitis bacteriana incluyen pleocitosis (100 a 10 000 glóbulos
blancos por milímetro cúbico, predominio de neutrófilos > 80%), baja concentración de glucosa (<40
% de la glucosa sérica medida simultáneamente) y aumento de los niveles de proteínas (>50 mg por
decilitro), que son signos de una respuesta inflamatoria en el espacio subaracnoideo. La presión de
apertura del líquido lumbar suele estar elevada.
La tinción de Gram del líquido cefalorraquídeo permite la identificación rápida del organismo
causante (sensibilidad del 60 a 90 %; especificidad de 97 por %)
La terapia antibiótica empírica debe ser bactericida y alcanzar niveles adecuados en el LCR.
En pacientes menores de 50 años sin factores de riesgo se recomienda vancomicina y una
cefalosporina de tercera generación (ceftriaxona o cefotaxima) como parte del tratamiento inicial.
Terapias complementarias
El objetivo común de las terapias complementarias es reducir la muerte neuronal y el daño cerebral
relacionados con la inflamación. Los antibióticos bactericidas lisan los patógenos, provocando la
liberación de componentes bacterianos proinflamatorios que desencadenan la respuesta inmune
del huésped, lo que a su vez contribuye al daño cerebral.