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Intensidad
Debilidad
Tamaño
Claridad
Novedad/rareza
Formas de atención:
Involuntaria o espontanea: por un llamado del objeto
Voluntaria o reflexiva: se funda en un acto de voluntad (deseo prestar atención)
Tipos de atención:
Concentrada: la atención se fija en un determinado objeto, persona o situación
Distribuida: la atención se distribuye entre varios objetos, situaciones o personas
Flotante: escuchar al paciente sin privilegiar ningún elemento del discurso dejando que el
inconsciente actúe
Sostenida: consiste en mantener el foco atencional en un tiempo relativamente largo
Memoria
La memoria es la facultad que poseen los seres sensitivos para fijar, conservar, evocar o reproducir,
hacer revivir, localizar y reconocer como propias y como pasadas, vivencias psíquicas anteriores.
La memoria en sentido crítico, reconoce como propios y como pasados los hechos psíquicos
recordados. Las vivencias pasadas, o son evocadas voluntariamente, o reaparecen espontáneamente
en la conciencia. Hay memoria si el “yo” reconoce dichas vivencias como pasadas y como propias.
Otra de las funciones más importante y que es utilizado como base para la mayoría de las funciones
psíquicas, es la Memoria. Esta capacidad nos permite registrar y evocar diversas informaciones
fijadas. Gracias a ella no tenemos que estar fijando una información constantemente (a menos que
no le estemos prestando cierta atención).
Morris y Maisto: La memoria es el "la capacidad para recordar las cosas que hemos
experimentado, imaginado y aprendido".
Consciencia: saber que poseemos conocimiento
Tipos de memoria según los contenidos
Implícitas: automáticas
Explicitas requiere un esfuerzo
Corto plazo
Largo plazo
Leyes de la asociación – Aristóteles (implícitas)
Contigüidad: espacio y tiempo (un recuerdo lleva a otro) Toda vivencia que ha estado unida
local o temporalmente con otra, tiende a reproducir esta al ser ella reproducida o repetida.
Semejanza: parecido. Toda vivencia tiende a reproducir en la conciencia otra vivencia
anterior con la cual tenga alguna semejanza.
Contraste: diferente. Toda vivencia tiende a evocar otra anterior opuesta.
Las tres leyes se pueden definir en un solo enunciado: todas las vivencias que alguna vez estuvieron
unidas en un mismo estado de conciencia, tienden a asociarse de nuevo cuando después una
cualquiera de ellas aparece en la conciencia.
Fases o etapas:
Fijación-factores
Atencionales
Afectivos
Intelectuales
Conservación (encéfalo)
Evocación o reproducción
Voluntaria
Involuntaria
Reconocimiento
Propios
Pasados
Localización
Espacio
Tiempo
Anomalías de la memoria
Son enfermedades de la memoria que acusan o deficiencias o excesos en alguna o en varias de las
fases del proceso mnemónico. No pertenecen exclusivamente al campo patológico, algunas se dan
en sujeto normales y no implican desintegración psíquica, se pueden deber a lesiones orgánicas y
pueden desaparecer en el tiempo.
Posee una unidad en sí misma, que se pierde cuando se la estudia como reacción puramente
fisiológica
Es la suma de los fenómenos fisiológicos y físicos, es un fenómeno emergente que tiene
propiedades descriptivas y definitorias propias,
Es intencional y cognitiva
Es manifestación de la totalidad del ser humano como acción socialmente significativa
Molecular (segmentos de lo molar):
Es constituida por los elementos subyacentes, fisiológicos y físicos, de una respuesta total
Es una manifestación segmentaria
Una misma conducta molecular puede integrar muy distintas y varias conductas molares
Teorema de Thomas
Este teorema postula que, si el hombre define situaciones como reales, ellas son reales en sus
consecuencias. Los seres humanos se comportan según la estructura de su campo psicológico, o sea,
según la estructura que para ellos tiene el campo ambiental y dicha conducta deviene a su vez, parte
de la nueva situación y tiene efectos sobre el desarrollo posterior de esta última. Merton lo llama
predicción creadora y es un mecanismo por el que un error de buena fe engendra su propia
realización ilegítima, produciendo las circunstancias que por error se supuso existían. Un campo
psicológico se configura siempre como emergente de un campo ambiental incluso cuando entra en
contradicción con el mismo.
La mente inconsciente
Una 2º consecuencia que sigue gravitando sobre el desarrollo científico de la psicología viene de la
psicopatología. Freud al estudiar los síntomas neuróticos descubrió que aparecen en función de
experiencias de la personalidad y que el origen se puede vincular a las experiencias psicológicas, o
sea, tienen significado psicológico. Se generalizó este descubrimiento a toda la conducta humana:
síntomas corporales, neuróticos, psicóticos, el sueño, las equivocaciones, etc. De estos
descubrimientos derivaron varios hechos fundamentales:
a) Todas las manifestaciones del ser humano pueden ser denominadas conductas
b) El carácter unitario de los fenómenos de la conducta con transición entre normal y patológico
c) Toda conducta tiene un significado y es por lo tanto una manifestación psicológica
La conducta es un proceso, una corriente continua, lo que precede condiciona lo que sigue, así la
motivación es una conducta. Lo que un sujeto piensa o desea, no inicia la conducta, es parte de la
conducta total y parte de un campo psicológico. El deseo de escribir no es solo mental es un
fenómeno total, es el emergente de un campo dado. Los estímulos externos no actúan sobre la
mente y desde allí al organismo, actúan directamente sobre el sistema nervioso central.
Las manifestaciones en el área de la mente no son paso intermedio entre el estímulo y las conductas
respuestas. Las conductas, no son psicológicas por un presunto pasaje por el área de la mente, toda
conducta es de carácter psicológico porque se da con alto nivel de integración. Además, no hay tal
mente para que pasen los fenómenos y se conviertan en psicológicos. Las conductas de área 2 y 3
no son producto de un fenómeno que inicialmente ocurre “dentro”. Lo interior y lo exterior tienen
igual valor. En las áreas ninguna es privilegiada, todas son psicológicas y guardan igual relación de
condicionamiento con el sistema nervioso central.
Carácter funcional de la conducta
Todo organismo se halla en equilibrio inestable, tiende a mantener un equilibrio, pero este no puede
ser estático, total ni definitivo. El organismo tiende a mantener el equilibrio o a recuperarlo si lo ha
perdido, y las modificaciones que en él se producen para lograrlo constituyen la conducta del
organismo. Lo mismo ocurre en el nivel de integración psicológico. Todo campo tiende a mantener
o recuperar su estado de equilibrio, la pérdida del equilibrio crea una tensión. Entonces la conducta
es un emergente del campo total que tiende a resolver la tensión mediante el restablecimiento del
equilibrio. Pero la tensión no es la causa de la conducta, porque ella no existe independientemente
del campo total, sino como uno de sus fenómenos, que deriva de la estructura que tiene el campo en
un momento dado. La conducta es siempre una respuesta al estímulo configurado por la situación
total, así como una defensa, pues protege al organismo de la desorganización.
Homeostasis
La regulación y mantenimiento de un medio interno constante fue estudiado por Richet quien lo
denominó homeostasis. Así las condiciones estables del organismo son dinámicas y no estáticas.
El concepto de homeostasis en psicología se refiere a que el campo psicológico tiende a mantener
constantes sus condiciones de equilibrio o a recuperarlas si las perdió; esta tendencia a la
desorganización viene de la propia inestabilidad del campo psicológico, pero también del campo
ambiental. Las modificaciones que se dan en el campo constituyen la conducta, la cual puede
resultar predominantemente, ya sea en una modificación del sujeto o del resto del campo. Según
esto se denominan auto y aloplásticas, éstas conducen a una modificación del campo ambiental, si
el sentido de realidad es suficiente para que ocurra la coincidencia entre campo psicológico y
ambiental.
Tensión y ansiedad
La tensión es una cualidad del campo tanto como del organismo y puede o no ser subjetivamente
percibida. Cuando la desorganización o el estado de tensión del campo se estudian en el sujeto, la
llamamos ansiedad, que también es tanto tensión como conducta. La ansiedad es una conducta
desorganizada o desordenada, que tiende imperiosamente a organizarse, como todo desequilibrio
del campo. Es un error partir de la tensión o la ansiedad para explicar y comprender la conducta,
porque pasarían a ser consideradas como causas primigenias e irreductibles a otros fenómenos.
El correlativo subjetivo de la tensión es la ansiedad, pero la tensión puede aparecer en las tres áreas
o solo en alguna de ellas, y recibe distintos nombres según su predominio en alguna de las tres áreas
de manifestación de la conducta. Si es subjetivamente percibida, es decir, si aparece en el área de la
mente o área uno, se reserva para ella el nombre de ansiedad. Si aparece como fenómeno
predominante en el área dos o del cuerpo, la llamamos angustia (temblor, diarrea) mientras que se
denomina miedo si aparece en el área tres, o sea, ligada a un objeto concreto. Estos fenómenos
pueden coincidir, como pueden presentarse aisladamente o pueden alternar o sucederse.
Finalidad de la conducta
La finalidad de la conducta no es la de eliminar toda tensión, sino la de mantener a ésta es un nivel
óptimo, constante, característico del organismo. El desarrollo óptimo de la personalidad se alcanza
con un grado óptimo de ansiedad y no con su ausencia total.
En segundo lugar, se debe considerar que nunca se recupera totalmente el estado de organización y
de equilibrio anterior, sino que en esta creación y regulación de tensión van paulatinamente
apareciendo nuevas formas de reacción y nuevas integraciones, de tal manera que en este proceso
ocurre un aprendizaje.
Fases de la conducta
La puesta en marcha de cada ciclo de conducta corresponde a la motivación. Esta es el motor de la
conducta. No necesita ser consciente, pero sin motivación no se verificaría ninguna operación,
desde las más sencillas hasta las más complejas del quehacer humano.
La motivación es vivida por el sujeto como una tensión, como ruptura del equilibrio con el medio.
La motivación consiste en la activación consciente o inconsciente, agradable o desagradable, de una
necesidad que a veces reviste tono emocional intenso, que sólo se aquieta cuando el equilibrio roto
es restablecido. Los estímulos del medio parecen exigir algo de una persona o el medio parece
poder colmar una exigencia previa; sólo cuando los objetos correspondientes a la necesidad
suscitada son alcanzados, la motivación cesa. La motivación no sólo inicia el ciclo de conducta,
persiste durante su transcurso.
La segunda etapa es la elaboración de la conducta, consiste en las operaciones que emprende el
sujeto para lograr lo que calmará la tensión motivante. Pueden ser operaciones mentales o
materiales, deliberadas o automáticas. Comúnmente se emplean ambas, y casi siempre las mentales
constituyen un ensayo de lo que se realizará luego en concreto. A veces la elaboración de la
conducta se verifica de manera casi automática. Aparición del estímulo, motivación y elaboración
se dan prácticamente juntas, sin deliberación. Sucede en hábitos y actos instintivos. En otras
situaciones la elaboración se da con acciones materiales no gobernadas por la inteligencia, por
ensayo y error, y en otras interviene más el área 2, ante una experiencia frustrante se experimenta
náuseas para calmar la tensión psicológica, un calambre es la manera de no hacer algo.
La terminación del segmento de conducta coincide con la obtención de un objeto que restablece el
equilibrio psicológico. Tal objeto no tiene que ser un objeto real. Es fundamental tomar en cuenta
que la finalización del ciclo de conducta exige que se establezca cierto contacto, real o irreal, con
algún tipo de objeto. Es un aspecto del comportamiento a vincular con la noción de intencionalidad.
Las modificaciones o efectos secundarios que determina toda conducta: Se dan primero en el
propio sujeto ya que independientemente de que la conclusión de un ciclo implica el alivio de la
tensión, transforma en total su situación psicológica y suscita circunstancias psicológicas distintas.
Estos son efectos secundarios autoplásticos, que cuando tienen carácter más o menos permanente
constituyen un aprendizaje. Pero también existen, efectos aloplásticos: todo modo de conducirse
supone directa o indirectamente una comunicación con otros seres humanos y en este sentido
influye en los mismos, de manera más o menos marcada y más o menos durable.
Los ciclos de conducta no se dan por separado, sucediéndose en el tiempo. Solo se describen así,
pero se presentan con mayor complejidad. Los ciclos se entrecruzan unos con otros, y se da como
una línea principal y otras secundarias; o las motivaciones son conflictivas y el mismo objeto a la
vez atrae y rechaza, etc. Cuando son ciclos prolongados, compuestos a su vez por otros, el cruce y
los conflictos son tan variados como el de los planos de intereses en que se da la vida de un hombre.
Conducta y personalidad
Al interpretar la conducta como el emergente de una situación, implícitamente es vinculada con la
personalidad, puesto que las situaciones no son una colección de hechos objetivos, sino una
organización vivencial en una estructura que depende de las características del sujeto envuelto en
ellos. "Percibir una situación es responder a ella en función de la personalidad y de su historia”
Lagache.
Las tendencias propias de cada individualidad se manifiestan primordialmente en esa especie de
diálogo con el medio que es la conducta, a través de la cual la persona "realiza sus posibilidades".
Cada conducta constituye no una reacción mecánica y uniforme a condiciones externas, sino una
respuesta personal, idiosincrática, a una situación: no hay conducta que no pertenezca a una
personalidad, e inversamente, cada personalidad se manifiesta en conductas. La personalidad no
constituye una entidad sustancial, sino una cualidad característica de los modos de situarse en la
realidad y responder a ella.
No todo comportamiento posee en igual grado un sello individualizador. Por eso el comportamiento
incluye reacciones básicas comunes a todos los seres humanos, otras características de un grupo
social, y otras propias de su personalidad. En la vida real los tres tipos de reacción se entrecruzan, y
ocurre que los rasgos idiosincráticos asoman incluso en comportamientos que responden a
necesidades genéricas del ser humano o a requerimientos culturales de una comunidad.
Delay y Pichot definen la Personalidad como la organización dinámica de los aspectos cognitivos,
afectivos, conativos (impulsos y voliciones) fisiológicos y morfológicos del individuo, pero sólo en
relación a ella, como a las situaciones vividas (en cuya configuración también interviene), como
resultan comprensibles las conductas. Es esta relación con la personalidad y la situación lo que las
dota de significado, lo que presta su carácter molar al comportamiento.
Personalidad
Allport pone de relieve el carácter de unicidad y complejidad de ese conjunto de rasgos físicos y
mentales en que consiste la personalidad. La define como "la organización dinámica dentro del
individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes singulares a su ambiente".
Filloux dice: "la personalidad es la configuración única que asume en el curso de la historia de un
individuo el conjunto de los sistemas responsables de su conducta". Refiere al carácter evolutivo de
la personalidad, que se forma en el curso de la existencia, pero no señala su índole vincular, pues
entraña formas de establecer relaciones con el ambiente, primordialmente el ambiente humano.
La representación topológica de la personalidad, simboliza su carácter gestáltico, en el sentido de
que constituye un sistema "cuyas partes se hallan ligadas en forma tal que el cambio en una implica
cambio en las demás", como en el sentido de que esas regiones están diferenciadas.
La Personalidad comprende regiones centrales y periféricas. Las centrales constituyen la
interioridad individual: rasgos de carácter, capacidades, prejuicios, complejos. Las periféricas se
encuentran en directo contacto con el medio: son perceptivo-motrices. La más íntima región
constituye un núcleo que dota de unidad y continuidad a la persona; es el "sí mismo", y no debe
confundirse con la totalidad psíquica. En ésta reina gran movilidad; regiones que tenían más
proximidad con la periferia se tornan centrales y viceversa; y el grado de integración entre ellas
varía, ya que factores diversos determinan que la unidad se torne más o menos estrecha en distintos
momentos. "La estructura de una persona es relativamente constante durante un largo período" Pero
es una constancia compatible con un alto grado de estratificación que aumenta desde el nacimiento
hasta la adultez. A lo largo de la existencia se forman diversas "esferas de vida": profesionales,
familiares, amistosas, como surgen necesidades nuevas. En la estructuración de la personalidad hay
armonía o disociaciones marcadas según la mayor o menor uniformidad en el desarrollo de las
diversas regiones y según la nitidez de los límites de su separación mutua. "El fenómeno de la
división de la personalidad es un ejemplo de un tipo de estructura muy especial".
El temperamento
De la constitución dependen el estilo peculiar de movilización energética y reactividad emocional
de la persona. En este "aspecto funcional de la constitución" consiste el temperamento; capa
instintivo-afectiva de la personalidad a diferencia de la capa intelectual-volitiva que constituye el
carácter.
Para Allport pertenecen al temperamento: fenómenos característicos de la naturaleza emocional, su
susceptibilidad ante estímulos emocionales, intensidad y rapidez de sus respuestas, calidad del
temple de ánimo predominante, y todas las particularidades de las fluctuaciones e intensidad,
considerándose dependientes de su constitución y en consecuencia de origen hereditario".
Son aspectos de la personalidad íntimamente ligados a lo biológico y se traducen externamente en
la estructura Somática, lo que explica que las clasificaciones que se han hecho de los
temperamentos sean clasificaciones de estructuras somáticas predominantes. De éstas dependen en
gran parte, la tendencia más o menos marcada a la efusividad, al entusiasmo, al sentimentalismo, a
la expresividad, la tendencia a la alegría o a la tristeza, en lo referente al humor. Todo ello, que
configura el temple de ánimo característico de cada persona, resulta difícil de adscribir a un factor
determinado. Como dice Allport, una cualidad temperamental no se sabe con qué estructuras
constitucionales se halla ligada, y sólo se puede conjeturar que depende del modo de actividad de
ciertas glándulas.
La actividad endocrina es posiblemente el mayor determinante de los rasgos temperamentales, si
bien sufren efectos del medio cualquier aspecto innato de la personalidad es sólo una predisposición
a "responder" de cierta manera, pero las respuestas están condicionadas por características
ambientales. Esto lleva a ver la herencia como factor que influye la formación de la personalidad.
La herencia
El patrimonio innato consiste en lo que le ha sido trasmitido al individuo por sus antecesores y en
las modificaciones experimentadas en el seno materno durante el embarazo, en su condicionamiento
congénito, a lo que puede agregarse los efectos del nacimiento en si tuvo características anómalas.
El esquema corporal
La impresión subjetiva del yo corporal, la vivencia de la posición y movimientos del propio cuerpo
en el espacio, como de su masa interna. Entre esta imagen y las características reales del cuerpo
percibidas por un tercero, o por la propia persona ante su figura reflejada, las diferencias son
marcadas, pues se trata de perspectivas distintas.
El esquema corporal no constituye un conocimiento intelectual, sino que está integrado a la
personalidad desde un plano eminentemente subjetivo, como marco de referencia individual de las
propias posibilidades de actuar en el mundo exterior de cosas y personas, y vinculado por lo tanto
con proyectos y tareas. Eso explica que las partes del organismo que están representadas en él sean
especialmente aquellas por las que se establecen mayores intercambios con el mundo y con los
demás: la mano, el rostro, los orificios corporales; en cambio la espalda, la nuca, raras veces
integran el esquema corporal.
El carácter
Carácter: conjunto estructurado de actitudes estabilizadas y modos típicos de actuar de una persona,
mediante los cuales realiza su estilo individual de adaptación. El mismo origen de la palabra grabar
lo señala como resultado de lo que el sujeto experimentó y adquirió en el curso de su existencia
El carácter es de índole eminentemente relacional; los rasgos de carácter constituyen pautas
peculiares de vinculación con el mundo exterior y aun consigo mismo, y una somera lista de los
rasgos de carácter más comunes basta para confirmarlo. Si según nuestro temperamento somos
apacibles, enérgicos, sensitivos, o lo contrario, según nuestro carácter somos honestos o
deshonestos, reticentes o abiertos, intro o extrovertidos, ahorrativos, pródigos, confiados o
desconfiados, sumisos o independientes. La lista podría ser mucho más extensa, pues estos
calificativos condensan la experiencia humana sobre las casi infinitas modalidades del actuar y
reaccionar de las personas. Son predominantemente, estilos de conducirse que se reflejan en el área
3, porque si bien el carácter incluye predisposiciones mentales a encarar situaciones y personas de
determinada manera se revela sobre todo en el obrar.
Ello, yo y superyó
La concepción estructural de las tres instancias constituye a la vez una interpretación de la
formación de la personalidad: a partir de las pasiones instintivas del ello, "que representan en el
psiquismo las exigencias somáticas", se plasma el yo, "representante del mundo exterior, real, en lo
anímico, merced a las percepciones que nos ponen en contacto con el ambiente externo", y
posteriormente se diferencia dentro de éste el superyó, efecto de la trasmisión, a través de los
padres, de pautas culturales, pues refleja "la influencia de las tradiciones familiares, raciales y
nacionales, lo mismo que las exigencias del medio social inmediato que ellos (los padres)
representan". Es igualmente una interpretación de la personalidad ya constituida, porque esas tres
instancias actúan conjuntamente y estableciendo entre sí relaciones dinámicas cuya dialéctica
conflictiva es resuelta en cada persona de una manera peculiar.
Personalidad y persona
la personalidad, en cuanto totalidad integrada que constituye cada ser humano individual
considerado en sus aspectos idiosincrásicos, incluye a la persona, faceta parcial que puede alcanzar
mayor o menor desarrollo, por más que constituye el aspecto más plenamente humano del hombre.
Ser sensible a los valores espirituales y ser capaz de obrar conforme a ellos son actitudes y
conductas exclusivas de la persona, pero es lo común que entren en conflicto con motivaciones
diversas, y la resolución de tales conflictos se hace a veces a expensas de esos valores; está demás
decir, por otra parte, que no en todos los seres humanos la espiritualidad se halla igualmente
acusada y esos conflictos alcanzan hondura.
Vidal y Alarcón sostienen que la “personalidad es el conjunto de modalidades adaptativas que el
individuo utiliza en su contacto cotidiano con el ambiente en que se desenvuelve; es el conjunto,
relativamente durable, de rasgos y patrones de conducta que presiden el conjunto de situaciones
interpersonales características de la visa humana.
Estructura de la personalidad: Una persona se mueve a través de las etapas de identificación con
los demás hacia la adquisición de una auto-identidad. Las personas son moldeadas por sus
experiencias particulares, además de su herencia biológica peculiar y por las formas especificas en
que la cultura ha sido trasmitida a ellas.
Caracterizaciones descriptivas de la personalidad según Hilgard:
1) Físico: afectan la auto-imagen.
2) Inteligencia: medio de desarrollo e interacción adecuada a las personas.
3) Intereses y valores: en lo que a cada uno le gusta hacer.
4) Actitudes sociales: la persona adopta actitudes hacia los aspectos de la cultura contemporánea.
5) Disposiciones motivacionales: razones o expectativas que mueven a la persona a llevar a cabo
acciones.
6) Rasgas estilísticos y expresivos: se revelan en la interacción con otras personas.