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ETIOLOGÍA
Durante la infancia, la mayoría de los niños tienen colonización del aparato respiratorio superior, pero
solamente en algunos casos existe invasión a la sangre. En el caso de colonización por S. pneumoniae,
ocurre meningitis con mayor frecuencia cuando existe colonización por un serotipo al que previamente
el niño no ha estado expuesto.
Una vez que pasan a la sangre las bacterias evaden los mecanismos de defensa en parte gracias a
los polisacáridos capsulares, evitando así las fagocitosis por neutrófilos y resistiendo a la actividad
bactericida por la vía clásica del complemento. La bacteria atraviesa la barrera hematoencefálica, lo
cual tiene lugar principalmente en los capilares cerebrales y el plexo coroides por interacción de
proteínas de superficie. Una vez en el LCR las actividades de opsonización y fagocíticas deficientes
permiten que se multipliquen rápidamente los microorganismos y liberan componentes activos de la
pared celular o membrana.
La interleucina 1 y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF) son las citocinas iniciales en la inflamación
meníngea. Estas estimulan la producción de otros mediadores como interleucina 6 y el factor activador
de plaquetas. Se produce atracción y adhesión de leucocitos a los sitios de estímulo. Estos fenómenos
inflamatorios resultan en daño al endotelio vascular, alterando la permeabilidad dela membrana. El
aumento de la permeabilidad da lugar a migración de proteínas séricas de bajo peso molecular y
otras macromoléculas hacia el interior del LCR provocando edema vasogénico. Guiados por el estímulo
quimiotáctico los leucocitos entran al espacio subaracnoideo y liberan radicales libres, proteasas y
otras sustancias tóxicas que producen edema citotóxico.
Las consecuencias de estas alteraciones y el edema grave dan lugar al incremento de la presión
intracraneana y a disminución del flujo sanguíneo cerebral. El incremento en la presión
intracraneana es producto del volumen total del encéfalo, el flujo sanguíneo cerebral y el volumen
del LCR. El edema vasogénico citotóxico e intersticial, combinado con el incremento en la viscosidad
del LCR y la estasis por interrupción en la absorción del LCR por inflamación de las vellosidades de la
aracnoides, contribuyen a la hipertensión intracraneana. La interacción de estos sucesos, grave y
sostenida da lugar a daño neuronal y lesión cerebral focal o difusa, irreversibles.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Clásicamente, el diagnóstico de meningitis se basa en la tríada de fiebre, rigidez de nuca y
deterioro del sensorio. En realidad, incluso en el adulto, en el cual la sintomatología es más clara,
la sensibilidad de esta tríada es sólo del 45%.
En la encefalitis herpética la preferencia de este virus por el lóbulo temporal produce afasia,
anosmia y signos neurológicos focales.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
PUNCIÓN LUMBAR: Es indispensable para el diagnóstico de meningitis.
Hemocultivo: Su porcentaje de positividad varía del 40 al 70% según el germen. Puede ser
positivo cuando en el LCR no crece nada, en especial en la meningitis por meningococo.
PCR en sangre: Es muy útil para el diagnóstico de infección invasiva por meningococo,
puesto que este estudio permite no sólo un diagnóstico del germen, sino también la
determinación del serogrupo. En caso de elevada sospecha de infección por meningococo
(púrpura), se recomienda obtener, al mismo tiempo que el hemocultivo, un tubo de sangre
para la PCR.
Biopsia cutánea de un elemento purpúrico: También puede mostrarse muy útil, sobre
todo en caso de púrpura fulminante, en la que el hemocultivo a menudo es negativo, la PL
está contraindicada y se ha iniciado una antibioticoterapia antes del ingreso. En esta muestra,
pueden efectuarse un estudio directo, un cultivo (que todavía puede crecer 24 horas después
del inicio de la antibioticoterapia) y una PCR para meningococo.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El punto esencial es la indicación de la PL.
Debe descartarse la rigidez cervical no
meníngea (absceso retrofaríngeo, artritis
cervical, tortícolis, tétanos, etc.) mediante
una exploración física cuidadosa, que
permitirá evitar la PL. En cambio, ante una
auténtica rigidez meníngea, sólo se hablará
de meningismo o hemorragia meníngea
ante los resultados de la PL.
La distinción entre meningitis bacteriana y vírica a menudo es simple. Los elementos que las
diferencian son:
EVOLUCIÓN
La evolución con tratamiento suele ser favorable. La fiebre baja y se normaliza habitualmente hacia
el tercer o cuarto día. El LCR, normalmente estéril al cabo de 48 horas, se normaliza en 8-10 días.
Los criterios de curación son sobre todo clínicos: mejora del estado general y desaparición del
síndrome meníngeo. La normalización de la CRP también es un buen criterio biológico de curación.
Una meningitis recidivante también puede tener relación con una causa general: déficit inmunitario,
en especial déficit de las fracciones terminales del complemento o de properdina.
SECUELAS: La frecuencia varía según el germen. A la salida del hospital, al menos un 30% de los
casos de meningitis por neumococo presenta secuelas. Si se tienen en cuenta los trastornos cognitivos
(trastornos de la atención y la memoria), que se manifiestan después del inicio de la escolarización,
este porcentaje llega al 50%.
Las secuelas auditivas son las más frecuentes y afectan sobre todo a la meningitis por neumococo.
Se trata de una sordera neurógena no tratable con audífonos que puede ser más o menos profunda,
uni o bilateral, en cuyo caso impone la colocación de implantes cocleares.
Otras secuelas son la epilepsia, la hidrocefalia, las parálisis, la ceguera (raramente) o, como máximo,
una polidiscapacidad con encefalopatía profunda.
MODALIDADES DE CONTROL
LUGAR DE HOSPITALIZACIÓN: Los niños que presentan signos de riesgo vital (una púrpura
extensa, un índice de Glasgow inferior o igual a 8, signos neurológicos focales, signos de sufrimiento
del tronco cerebral o una inestabilidad hemodinámica) son candidatos evidentes a un ingreso en
reanimación.
La mayoría de los niños con una meningitis bacteriana no presenta riesgo vital, pero pueden empeorar
en las primeras 24-48 horas y tiene un riesgo de evolución desfavorable que justifica plenamente un
control específico. Por ello, se recomienda que tenga lugar una concertación entre médicos de
urgencias y reanimadores para decidir el lugar de hospitalización, que debe realizarse como mínimo
en una estructura (unidad de cuidados intermedios) que disponga de medios humanos que
permitan una vigilancia neurológica y hemodinámica horaria durante las primeras 24 horas.
La antibioticoterapia debe iniciarse antes de la PL en caso de que se prevea que pasarán más de
90 minutos antes de que el paciente pueda ser atendido y/o de contraindicación de la PL (estado de
shock, trastorno grave de la hemostasia, signos neurológicos que hagan temer la aparición de un
enclavamiento).
La necesidad de añadir vancomicina debe valorarse en función del riesgo de neumococo con
sensibilidad reducida a las cefalosporinas.
La adición de aminoglucósidos sólo es lícita en caso de sospecha de meningitis por Escherichia coli
en un lactante menor de 3 meses.
CORTICOTERAPIA: la dexametasona (0,6-0,8 mg/kg/día, en tres dosis por dos días)
administrada en los 15 minutos previos y hasta los 60 minutos posteriores de la primera dosis de
antibióticos parenterales, ha mostrado una disminución de las secuelas motoras y neurosensoriales
en pacientes con meningitis por Haemophilus influenzae, además de una franca mejoría clínica en las
primeras 24 horas con disminución temprana de la presión intracraneal, aumento de la presión de
perfusión cerebral y disminución del proceso inflamatorio.
TRATAMIENTO ANTIVIRAL: Hasta excluir una causa bacteriana se debe iniciar tratamiento
antibiótico empírico siguiendo las recomendaciones para meningitis bacteriana. El antiviral de elección
es el aciclovir en dosis de 30 mg/kg/día endovenoso cada 8 hs por 21 días.
Deberá realizarse una punción lumbar de control en forma previa a la suspensión del tratamiento con
aciclovir para garantizar la negativización del líquido cefalorraquídeo.
HIDRATACIÓN: el aporte hídrico debe ser normal, excepto en los escasos pacientes que presentan
un auténtico síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) y que requieren
una restricción hídrica.
TRATAMIENTO DE LAS FORMAS GRAVES: los puntos clave del tratamiento de estos pacientes
conciernen al restablecimiento de la hemodinámica y al control de la HTIC. Incluye la monitorización
de la presión intracraneal y el tratamiento agresivo del edema cerebral.
PROFILAXIS
Para Streptococcus pneumoniae, la profilaxis postexposición no está indicada.
INMUNIZACIÓN
1) Vacuna BCG (meningitis tuberculosa): se coloca una dosis al nacer
2) Vacuna contra Haemophilus influenzae b: Protege contra H influenzae tipo B. Se
encuentra en forma gratuita en el calendario nacional de inmunizaciones desde el año 1998 y
está incluida en una vacuna quíntuple conjuntamente con difteria, tétanos, tos convulsa y
hepatitis B, o séxtuple, con las anteriores más vacuna inactivada poliomielitica, a partir de los
dos meses de vida en un esquema de tres dosis y refuerzo. Para lograr protección es
importante cumplir con el esquema completo para la edad.
3) Vacuna contra Streptococo pneumoniae (Neumococo): Protege contra trece serotipos
de neumococo. Se encuentra en forma gratuita en el calendario nacional de inmunizaciones
desde el año 2012 a partir de los dos meses de vida en un esquema de dos dosis y refuerzo.
4) Vacuna contra parotiditis, sarampión y rubeola: se encuentra en forma gratuita en el
calendario nacional de inmunizaciones integrada en la vacuna triple viral (Sarampión, Rubéola,
Paperas). Se indica la primera dosis a los 12 meses de vida y refuerzo a los 6 años. 5) Vacunas
contra Neisseria meningitidis (meningococo). En nuestro país se comercializan dos vacunas
conjugadas tetravalentes que protegen contra los serogrupos A-C-W-Y:
a. Vacuna que se puede aplicarse desde los 2 meses de edad, con un esquema de 3
dosis, y un refuerzo a los 12/16 meses de edad. Si esta vacuna se aplica desde los 7
meses y hasta los 2 años, debe recibir 2 dosis.
b. Vacuna que se aplica desde los 9 meses en dos dosis. 9-12 meses-después de los 2
años de edad, de ambas vacunas se aplica una dosis.