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POESÍA DESDE 1939 HASTA NUESTROS DÍAS

En el año 1939 finaliza la Guerra Civil Española, dejando un ambiente de decadencia política,
económica y social, con la dictadura de Franco. La generación poética anterior, la del 27, se
disuelve al huir al exilio y fallecen la mayor parte de sus miembros. En España la poesía debe
rehacerse y adaptarse a las nuevas circunstancias. Con el avance hacia la democracia, se
permitirá la entrada a más corrientes que enriquecerán la poesía española.
La poesía es un género particular y minoritario en el que predomina el sentimiento y la
estética. La manifestación del yo poético interpela directamente al receptor para lograr su
identificación. En la época el género se divide en varias vertientes.
La poesía del exilio emplea un tono amargo, violento y desesperanzado, que evoluciona hacía
la nostalgia, el recuerdo, el deseo de retorno… Destaca León Felipe con versos apasionados y
combativos (Llamadme publicano).
La poesía de posguerra participa en la rehumanización iniciada por los autores del 27,
distinguiendo dos corrientes. La poesía arraigada incluye a poetas afines al régimen franquista,
con una visión positiva del mundo, superficial y comprometida. Los poetas se aferran a lo
tradicional: la familia, el paisaje y Dios. Algunos son Leopoldo Panero o Luis Rosales, que
publican sus obras en las revistas Escorial y Garcilaso. La poesía desarraigada, contraria al
régimen, realista y existencial, disconforme con la sociedad. Muestran un mundo caótico al
que se enfrentan sin huir. Escriben en la revista Espadaña, con un estilo directo y sencillo,
verso libre y prosaísmo. Destacan Angela Figuera, Blas de Otero o Dámaso Alonso (Hijos de la
ira).
Esta poesía evoluciona hacia la poesía social (finales de los 40 - mediados de los 50), que
denuncia las secuelas de la guerra, identificándose con el dolor de los demás. Desde un estilo
directo y sencillo, lenguaje claro y tono narrativo con el predominio del verso libre. Destaca a
Gabriel Celaya (Cantos Íberos), que concibe la poesía como herramienta social (oxímoron); y
Blas de Otero, que participa de la poesía desarraigada, social y experimental respectivamente,
(Pido la paz y la palabra, segunda etapa).
Hacia finales de los 50 surge la generación del medio siglo (“los niños de la guerra”),
burgueses que tratan la problemática existencial del humano, desde experiencias propias, sin
renunciar al compromiso ni al realismo. Tratan el tema de España y la política desde una visión
crítica, buscan la depuración estética, el estilo es conversacional, y la estructura narrativa.
Algunos son Ángel González o Gil de Biedma. Se habían desarrollado también tendencias como
el grupo Cántico y el Postismo, que influyeron en poetas como Ángel Crespo o Gloria Fuertes.
A finales de los 60 surge la generación del 68, un grupo de poetas caracterizados por su
esteticismo y el deseo de renovación temática y formal, rompen con el realismo y la
preocupación social. Además, se advierte la influencia de autores extranjeros en su poesía
como Vázquez Montalbán y Ana María Moix. Con la muerte de Franco en 1975 se pone fin a la
represión iniciándose la poesía experimental combinando la expresión verbal con
procedimientos visuales. También el decadentismo y culturalismo, el erotismo (Ana Rossetti),
la poesía de la experiencia, con temas urbanos y realismo (Luis Alberto de Cuenca), y poesía
del silencio, con conceptualismo intelectual y expresividad en textos breves.

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