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EL HOGAR DE FITO
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
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NARANJA DULCE
Naranja dulce,
Limón partido,
Dame un abrazo
Que yo te pido
Si fueran falsos
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
Tus juramentos
En otros tiempos
Se olvidarán.
Toca la marcha
Mi pecho llora,
Adiós señora,
Yo ya me voy
A mi casita, de sololoy
A comer tacos y no les doy.
A las 12:00 sonó el timbre de salida. Los papás los esperaban afuera
para llevarlos de regreso a casa.
La maestra invitó a los padres de familia a la primera reunión de
Escuela para padres, "el próximo viernes por la tarde -les dijo -no
vayan a faltar", ahí mismo les entregó las invitaciones.
Fito llegó sudando a su casa y el primero que lo recibió ladrando y
moviendo la cola como plumero fue su perro "Fifo", a quien le pareció
una eternidad las horas que no miró y jugó con Fito, al grado que no
quiso probar sus kroketas, sólo después que Fito le acarició la cabeza,
éste voló más que corrió al plato abandonado y comió muy feliz. Fito
contestó paciente todas las preguntas que le hacían.
- ¿Te gustó tu jardín? ¿Te gustó tu maestra? ¿ Había muchos niños
- Él contestaba a todo que sí asintiendo con la cabeza.
Inmediatamente después de comer buscó a su tortuguita Adela, que
aprovechando la ausencia de Fito se salió de su caja y se escondió en
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
Después que trató los tres primeros temas, les pidió a los padres que
no pusieran en las loncheras refrescos de cola ni de ningún sabor,
ningún alimento enlatado ni en vidrio, sino jugos naturales, frutas
envueltas en plástico, sándwich en pan integral, taquitos en tortillas de
harina, yogurt de sabores, y sobre todo, que le preguntaran al niño qué
le gustaría llevar ese día.
Les pidió que por ningún motivo llenaran la lonchera de comida
“chatarra”: gansitos, frituras, ni muchos dulces, sólo unos cuantos.
Les recomendó que los niños asistieran al Jardín desayunados y que
los impusieran a tomar diferentes tipos de alimentos en las mañanas:
Menú
- Lunes
Huevito con jamón, un jugo chico de naranja, un vaso de leche
- Martes
Avena con plátano, un jugo chico de naranja
- Miércoles
Hot cakes con jamón y un vaso de leche
- Jueves
Huevito con salchicha y un vaso de jugo de naranja
- Viernes
Crema de trigo con plátano y un jugo chico de naranja
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Fifo soñó que roía un gran hueso y que un hombre muy feo quería
robar a Fito, de repente ladró tan fuerte que despertó a Fito, “ya no
ladres-le dijo- porque mis papás te sacarán al patio.”
Fifo entendió perfectamente y cerró nuevamente sus ojitos hasta el día
siguiente. Muy temprano captó la luz del día y empezó a caminar por
toda la casa, entraba disimulado a todas las recámaras, sacudía en
ellas su collar de cadena y empezaba a gemir para despertar a los de
la casa, como diciendo “¡Ya levántense, flojos!”.
Esa mañana Fito llegó con “Adela” en la bolsa del pantalón, como no
hacia ruido no representaba ningún peligro; sólo de vez en cuando le
hacía cosquillitas en el muslo y Fito, por esa razón, estuvo varias
veces a punto de reír.
Gerardo se sentó junto a Fito y éste, por debajo de la mesa, le pasó a
su tortuguita. Al tocarla se asustó, pues nunca había tenido en sus
manos un animal de carne y hueso. Después de acariciarla la puso en
la mesita dentro de la caja de crayones y las cestas con material.
Todos dibujaban muy concentrados los diferentes objetos que se
encuentran en un supermercado; cuando “Adela” sigilosamente se
salió de la caja y caminó al espacio de Rosita; ésta al verla casi
encima de su hoja grita, tan, pero tan fuerte, que algunos niños se
levantaron de sus mesas asustados, como si se hubiera aparecido un
león en medio del salón de clases.
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EL CONEJO Y LA TORTUGA
Había una vez en una granja un conejo muy hermoso pero muy flojo
que no le gustaba trabajar, y se la pasaba comiendo zanahorias todo
el día. Había también una tortuguita como “Adela” que caminaba muy
despacio para llegar a su casa y nunca se apartaba del camino para
no perder tiempo. Un día el conejo le dijo que le jugaba unas carreras
hasta el río. La tortuguita aceptó el reto y empezó a caminar hasta el
río con sus patitas cortas. El conejo se burlaba de ella por lenta y
pesada, por lo que decidió tomar una siesta a la mitad de la carrera y
se quedó 8 horas dormido. La tortuguita caminó despacio pero
constante ese tiempo y llegó al río antes que el conejo. Cuando éste
se despertó saltó tan alto que se topó con una nube y miró para todos
lados buscando a la tortuga. Corrió como loco al río y ahí lo esperaba
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Angel de mi guarda
Dulce compañía,
No me desampares,
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Ni de noche ni de día.
No me dejes solo
Que me perdería.
EL DÍA DE CAMPO
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kilómetros por lo que comieron con gran apetito, sobre todo las
galletas de la mamá de Temo que aprovechó para cantar con ellos
AGUA DE PINOLE
Agua de pinole,
vamos a jugar,
el que no se abrace,
ese perderá,
¡eh!
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EL ABANDERADO
La maestra organizó por primera vez en el año escolar los honores a
la bandera. Les habló de la importancia de respetar y honrar a su
bandera mexicana y de admirar sus hermosos colores con su águila
al centro. Les informó que Felipe sería, en esta ocasión el
abanderado, pero que a todos les tocaría participar en la banda de
guerra durante el año escolar. Después les habló en forma muy
apasionada.
- Niños, ustedes deben defender siempre su bandera como lo
hicieron los Niños Héroes en el pasado.
En esta ocasión, Felipe será el abanderado por ser el más puntual de
la clase y el que no ha faltado un sólo día.
Por eso todos los lunes cantaremos el Himno Nacional y haremos este
juramento.
BANDERA
Bandera de mi patria,
Bandera de mi amor
yo como niño pequeño
te ofrezco mi corazón.
No permitiré que nadie,
quiera tu piso ofender;
haré respetar tus colores
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TEMO Y EL CARACOL
El lunes fue un día más de clases, se trabajaron las matemáticas,
todos contaban los diferentes palitos de colores y las agrupaban en
conjuntos, pero Temo no participaba; se encontraba callado y
meditabundo.
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CARACOL
Caracol, caracol, caracol
mira de frente al sol
sal de tu concha
sal de ti mismo,
no temas al amor.
Sal de tu concha
de tu egoísmo
sal de ti mismo, toma mi mano,
somos amigos
si vamos juntos
será distinto.
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LA MAMÁ DE CHELA
Chela regresó a casa con su mamita y después de comer se dispuso a
jugar con su perrita Chacha, una chow chow negra de dos meses de
nacida. La buscó por toda la casa pero no la encontró y es que
Chacha dormía placidamente su siesta debajo de un sofá.
Chela finalmente la alcanzó y jugó con ella y con sus hermanos toda
la tarde. La subieron a una carriolita de muñecas y la pasearon por
toda la casa: Chacha con tanta vuelta se durmió.
En el momento en que terminaron de jugar entró la mamá al cuarto y
exclamó: ¡Qué cuarto tan sucio!, vengan hijitos al rincón de lectura,
pues les voy a contar el cuento del osito Rodolfo, del libro que nos
recomendó la maestra y que compré en la librería EL NIÑO LECTOR.
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De pronto sintió que un tiburón mordía su pie y gritó tan fuerte que
despertó a sus papás. Éstos acudieron presurosos al cuarto de
Chela y descubrieron que su perrita Chacha se había metido entre
las sábanas y sin querer la había aplastado por tantas vueltas que
se daba en la cama; afortunadamente no pasó a más y Chacha
terminó durmiendo en el jardín.
Antes de la hora acostumbrada, Fito se encontraba levantado y
pidió a su mamá que le preparara el desayuno, pues pensaba que
podrían salir sin él y eso sí que podría ser una verdadera tragedia.
Por fin, acomodados en el camión y las mamás estratégicamente
repartidas para cuidar a los niños, el chofer arrancó presuroso pues
quería ganarle al sol. Ya fuera de Hermosillo todos cantaron las
canciones que habían aprendido en el jardín: Naranja Dulce, La
Rata Vieja, Hilitos de oro, Agua de Pinole. Después algunos se
durmieron, pero Fito y Chela no dejaban de observar el camino,
miraban sorprendidos el paisaje pintado de cactus con flores y
pitayas, árboles secos que contrastaban con hermosos campos v
cultivados de vid, nogal y naranjas. Casi a punto de llegar la
maestra les dijo “ voy a empezar a contar del diez al cero, cierren
su ojitos , y cuando diga cero, los abren y en ese momento verán el
mar”.
Cuando terminó la cuenta regresiva, todos abrieron los ojos , Fito y
Chela no podían creer lo que miraban , un inmenso mar azul-verde
que se juntaba con el cielo en el infinito y una arena tan amarrilla y
brillante que parecía oro molido. Todos sacaron la cabeza y notaron
la diferencia con el aire de la ciudad.
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LA ACTIVIDAD ECOLÓGICA
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Había una vez un niño llamado Federico, que le decían “Chede” que
vivía en una granja cerca de un pueblo llamado Baviácora, cerca del
Río Sonora.
Chede elaboró una espantapájaros para su sembrado de calabacitas,
y le puso por nombre Rigoberto, el cual era muy parecido al nuestro,
sólo que aquel hablaba y cantaba como loco, cuando nadie lo veía,
pues cuando se aparecía la gente de la granja guardaba sepulcral
silencio.
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LLEGÓ LA PRIMAVERA
Hoy en mi jardín
sembré una rosa,
y vino a besarla
una mariposa.
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(Constantina Arrieta)
Todos aplaudieron, por lo que Yolis se sintió motivada y dijo con voz
muy clara.
GUSANITO
- ¿Qué tiene aquí?
- un gusanito
- ¿con qué lo mantienes?
- con pan y quesito.
- ¿Con qué le das agua?
- Con un botecito.
- ¿Lo mataremos?
- ¡Ay, no!, pobrecito!
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SEMILLITA
En mi macetita
yo voy a sembrar
esta semillita
que me dio mamá.
Con mucho cuidado
la voy a regar
y las flores muy bellas
después me dará.
DÍA DE MUERTOS
Unos días antes del dos de noviembre, que es el día de los muertos o
difuntos, la maestra organizó con los niños un ALTAR DE MUERTOS.
Ella les dijo que lo levantarían en honor a los muertos de su familia, en
especial para los que más quisieran, y que era indispensable llevar
una foto de ellos.
Un niño dijo que la muerte era mala; la maestra le dijo que no
necesariamente, que todos venimos al mundo a ser felices, pero que
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
altares. La maestra les comentó que debían llevar lo que más les
gustaba a los muertos de las fotos.
La ofrenda consistió en: tamales, elotes cocidos, fruta de horno,
pasteles, mole, chile con carne, champurro, chocolate, pan de muerto,
muchos dulces, cañas, frutas, flores, una botella de bacanora para el
abuelito de Coyito, unas pantuflas para la abuelita de Yolis, para el
hermanito de Lorenzo una caja de chicles “motita” – que eran sus
favoritos-; un plato de menudo para el papá de Paco, tamales de
dulce, calaveritas de dulce y chocolate a los cuales la maestra les
puso en la frente, el nombre de cada uno de sus alumnos. Fito llegó
con un hueso para su perro Nerón y la maestra lo adorno con un
moño: “-estos niños” – comentó sonriendo.
El dos de noviembre, visitaron un panteón y regresaron temprano al
Jardín después comieron todo lo que tenia el altar en compañía de sus
papás.
LA VISITA AL PUEBLO DE LA MAESTRA
Esa mañana Caro avisó a los niños que harían un viaje a Baviácora,
su pueblo natal.
Nuevamente organizó a un grupo de madres y padres custodios que
ayudarían con el cuidado y supervisión de los niños.
Cuando la maestra comunicó la noticia algunos tuvieron miedo, pues
pensaron que una vaca o coyote se los podría comer, además habían
escuchado que los niños vaqueritos montaban a caballo y ellos no los
conocían más que en la televisión.
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Caro les informó que estarían dos días en su pueblo y que dormirían
en casa de su tía Adela Paz –que también era maestra de preescolar-,
que convivirían en su grupo y que ésta sería una bonita experiencia
pues conocerían a otros niños.
Las siempre activas y entusiastas madres de familia vendieron tamales
de carne, mole y elote en el plantel para comprar y llevar regalos .Con
las ganancias llenaron cajas con dulces de todo tipo: tamarindos,
paletas, miguelitos, chocolates, cacahuates, mazapanes, chiclosos,
chicles; cuentos infantiles nuevos y seminuevos, camisetas para los
niños pobres, pelotas, canicas, libros para colorear, cajas de galletas,
libros para recortar, plastilina de colores, muñecas nuevas y
seminuevas.
Caro pidió a cada niño que donara un juguete seminuevo, de modo
que se juntaron cuatro cajas enormes, mismas que dos curiosas
madres de familia envolvieron como regalo con grandes moños de
colores.
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agua, venados jugando con sus amigos, vacas, toros, un burrito con
su mamá, hombres y niños a caballo que alzaban la mano para
saludarlos, un niño de enfrente gritó que veía un jabalí y otro que en la
carretera estaba atravesada una víbora cascabel, un conejo
despistado pasó corriendo la carretera, Chela pidió bajar a orinar y al
subir de nuevo al camión se sintió un olor muy feo en el ambiente, y
era que un zorrillo se asomó asustado a la carretera, muy cerca del
camión. Continuaron apreciando el paisaje, ante ellos desfilaban
árboles de la región: encinos, mezquites, batamotes, binoramas, palo
fierro, ocotillo, palo banco, palo dulce, palo verde, sahuaros, tezotes.
Al subir la sierra algunos se sintieron que se les tapaban los oídos,
pero la maestra Caro –conocedora del fenómeno- les regaló chicles y
limones e inmediatamente se destaparon.
La maestra Caro les contó la historia de la “Blancuchita”, una
muchacha que murió en un accidente al ir a Hermosillo a comprar su
vestido de novia, precisamente en esa curva de la sierra, decía una
leyenda que en la noche se aparecía a los choferes borrachos, pero
que en el día nunca se le había visto.
Caro sacó su guitarra y propuso cantar Sonora Querida .
SONORA QUERIDA
Sonora querida, tierra consentida
de dicha y placer,
extraño tu cielo y cifro mi anhelo
en volverte a ver.
Tus lindas mujeres encienden quereres,
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en mi corazón.
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trabajo. Les dijo que Teodoro pronto “cantaría las cartas de la lotería” y
le pidió que dijera una. Teodoro se paró derechito ante sus
compañeritos, sacó un poco su pancita y gritó: “la que nos da nuestra
lechita, la vaquita”
También les contó que sus elefantes venían de África, que uno era
macho y se llamaba Gabriel y otra era hembra y su nombre era
Antonia, que eran muy obedientes y trabajadores y que sabían
muchos números de circo como juntar sus trompas y permitir que un
perrito entrenado brincara como si fuera una cuerda; que bailaban
moviendo sus “nachas” y permitían que su esposa subiera sobre ellos
e hiciera piruetas en su lomo sin caerse.
Finalmente organizaron la representación de una función de circo en
donde todos participaron; y después comieron los algodones de dulce
que trajo el papá de Teodoro.
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LA OPERACIÓN DE RODOLFO
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LA LECCIÓN DE HIGIENE
Qué blancos
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LA LENGUA
Una señorita muy aseñorada
que siempre va en coche
y siempre va mojada.
EL DESFILE
Unos días antes del 20 de noviembre, la maestra Caro les informó que
habría un desfile muy grande en donde ellos participarían
como personajes de la revolución mexicana.
Niños. –les dijo- ustedes serán revolucionarios con caballos,
sombreros charros y bigotes.
- Y con pistolas, maestra –dijo Fito. Así es –dijo la maestra Caro con
pistolas y carrilleras, que es donde se guardan las balas. Las niñas
serán las adelitas, con sus faldas, sus trenzas y sus canastas para la
comida.
- Y con sus rifles –dijo Chela- yo las he visto en la tele.
- Sí, dijo Caro, ellas acompañaban a los hombres en la guerra,
cargaban a sus niños sobre sus hombros, bien amarrados con un
rebozo para que no se cayeran si tenían que correr.
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LITERATURA SONORENSE. ESCRITORES Y POETAS DE SONORA
- Temo –dijo la maestra- será Porfirio Díaz, que era muy malo con los
pobres campesinos, José será Madero que era un chaparrito muy
inteligente y quería a los pobres y por ellos luchó contra don Porfirio
Díaz, Pedro será Zapata, un guerrillero muy valiente; Antonio será
Obregón, un revolucionario sonorense que perdió su brazo en la
guerra.
También les enseñaré el baile “Jesusita en Chihuahua” y ese día
comeremos: tamales, atole y aguas de jamaica, horchata, tamarindo y
limonada, que prepararán sus mamás.
El 20 de noviembre todos llegaron vestidos de diferentes personajes
que inventaron sus padres como: indios, yaquis que fueron a la guerra
con el General Obregón, Venustiano Carranza, el papá de un niño dijo
que su hijo iba disfrazado de Felipe Ángeles, otro de Pancho Villa,
Teodoro vistió de cristero con un gran escapulario café al frente y una
banda que cruzaba su pecho regordete que decía “Viva Cristo Rey”; la
directora le preguntó que porque venía vestido así y el contestó
“porque quiero mucho a Diosito”, e inmediatamente dio medio vuelta y
se fue a juntar con Fito y Chela que le hacían señas desde un buen
rato, pues se sentían integrados con el atuendo de Teodoro. Este les
contó que su papá le platicó que su abuelito fue cristero y peleó en la
revolución por su religión y por la Iglesia Católica, en los Altos de
Jalisco.
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LA VISITA AL MUSEO
La mañana del viernes, la maestra, los niños, y ocho madres custodias
revisaron minuciosamente las loncheras y se colocaron al
hombro sus cantimploras para enseguida abordar el
camión de la Secretaría de Educación y Cultura que los
llevaría a visitar el Museo de la Universidad de Sonora.
En el camión entonaron canciones aprendidas en clase, hasta que
éste se estacionó en la puerta del museo, todos bajaron en orden y se
dispusieron a recorrerlo.
A la entrada los esperaba un viejito muy amable llamado Prof. Leo
Sandoval, que además de ser escritor era el encargado de la Sala de
Historia ; cuando los recibió les dijo “me llamo prof. Leo y pueden
preguntarme lo que quieran”.
Él cuidaba mucho esmero, desde hacía muchos años, las valiosas
piezas antiguas que ahí se exhibían.
Leo los paseó por la Sala Colonial, la Sala de la Independencia, La
Sala de la Revolución y les mostró objetos muy raros y antiguos, como
libros religiosos de los sacerdotes evangelizadores, espadas y
uniformes, maquinas de telégrafos, fotografías muy viejas, postales,
baúles, un alambique para destilar bacanora, y les dijo con voz muy
cariñosa “ niños, los objetos mientras más viejos son más valiosos, por
ejemplo, ésta máquina Remington de escribir es muy, pero muy vieja,
por eso es tan grandota, antes no había computadoras como ahora;
de hecho yo escribo todavía aquí mis libros. Acérquense, les voy a
poner música en este fonógrafo de cuerda, toquen los discos, ¡miren,
son muy gruesos! , pues la aguja es muy gruesa y filosa....parece un
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EL TARCHI
El Tarachi es muy activo,
Sabe la seca y la meca,
Y en su casa no le falta
La carne ni la manteca.
El Tarachi es como el león:
Se mantiene en la quebrada,
Se echa la mochila al hombro
Y sale en la madrugada.
El Tarachi es como el león:
se mantiene en la quebrada,
esperando al orejano
para echarle una lazada.
El Tarachi tiene maña
maña de coger lo ajeno:
si es vaca gorda la esconde.
Si es caballo, le echa freno.
_Para eso traigo mi reata:
pa’lazar lo que me guste
y darle la cuesta abajo
hasta que rechine el fuste.
_ De la reata, no hay cuidado,
la argolla es la que rechina.
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Si la reata se revienta
Me la pega Josefina.
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NAVIDAD EN EL JARDÍN
Por fin llegó la el mes más querido por los niños , el mes de diciembre.
La maestra Caro les pidió a los padres que mandaran muy abrigados a
los niños, que los bañaran por la noche y que les dieran jugo de
naranja todos los días para evitar los resfriados.
El jardín empezó a cambiar, las maestras adornaron toda la escuela
con figuras de santa claus, los reyes magos, sembraron nochebuenas
en sus jardineras, y anunciaron que pronto tendrían una posada
navideña.
Fito llegó a su casa muy contento y le platicó a su mamá sobre las
próximas fiestas en el jardín, ésta le prometió un cuento de Rodolfo
antes de dormir precisamente sobre la navidad.
Cuando llegó la noche, Fito se bañó con agua caliente, su mamá le
secó el cabello con secadora, le puso doble camiseta y le colocó sus
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RODOLFO Y LA NAVIDAD
El osito Rodolfo espera ansioso la temporada navideña, pues sabe
que el 24 de diciembre se celebra el nacimiento del niño Dios y le
amanecen a los niños muchos regalos.
Se podría decir que el invierno es la mejor época para Rodolfo, pues a
pesar del frío y la nieve, él no necesita ropa gruesa, pues su cuerpo
regordete se encuentra cubierto de pelo y sólo usa una bufanda de
muchos colores y unas botitas roqueras.
Por las noches junto a la chimenea lee cuentos con sus papás y su
hermana Dorita, pero no se acerca mucho al fuego por temor a
quemarse.
También cambia su repertorio musical y se la pasa cantando todo tipo
de canciones navideñas:
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Rodolfo, el osito nalgoncito, veía que sus papás en todas las fiestas
bailaban danzones muy derechitos y seriecitos. Él también quería
bailar y se arremolinaba en la pista a un lado de sus padres. Sus
pequeñas garritas arañaban el piso queriendo imitarlos, y es que
Rodolfo no sabía marcar “EL CUADRO”, el cual hay que hacerlo con
pasitos muy formales. Rodolfo al bailar cerca de sus papás movía
mucho sus nachas, lo que causaba la risa de los concurrentes.
Un día papá oso le dijo:
- Rodolfo te voy a enseñar danzón, pero necesitas una osita que
también le guste bailar.
Esto contrarió un poco al osín pues en su clase todas las ositas eran
muy tímidas y a duras penas querían cantar. Durante una posada del
barrio, ya muy cerca de la navidad, después de cantar letanías y
prender luces de bengala, de tomar chocolate y champurro, y de
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DÍA DE REYES
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TABITO
Esa mañana la maestra Caro comentó que el valor más elevado era el
amor : el amor a los padres, el amor a los hijos, el amor a Dios, el
amor a los amigos, el amor de las parejas, el amor a los animales, el
amor a los ancianos, el amor a todos los seres de la tierra.
Un niño preguntó si debían amar a los extraterrestres y Caro le
contestó que si existieran en verdad, pues también serían objeto de
nuestro amor.
Comentó que la amistad es un valor muy importante, ya que los
amigos son los mejores compañeros de la vida, y que a éstos los
podemos escoger con toda libertad.
Para iniciar El día del amor y la amistad les regaló a todos paletas de
dulce y chocolate en forma de corazones y el salón amaneció
adornado con corazones rojos, cupidos y muchas flores.
La mamá de Tabito, que era un niño parapléjico y un poco lento en su
aprendizaje, ofreció una rica merienda con refrescos y pastel.
Ella pidió la palabra y agradeció a los niños el cariño que mostraban a
su hijo, y les contó que desde que acudía al Jardín se había vuelto
más despierto, pero, sobre todo, más alegre.
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Madres de familia.
El FIN DE CURSOS
Por fin terminó el año escolar, los niños recibieron de la directora su
certificado de Preescolar, Fito y Chela vistieron toga y birrete de gran
colorido; el acto solemne se inició con la banda de guerra. Temo fue,
en esta ocasión, el abanderado.
Tabito pasó al fente en su sillita de ruedas empujado por dos
compañeros, todos aplaudieron entusiasmados; Teodoro muy formal
pero risueño pasó al frente y agradeció a sus maestras las
enseñanzas recibidas, de pronto se le olvidó el discurso y empezó a
llorar, Chela y otra niña subieron al estado a apoyarlo y cariñosamente
lo besaron.
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