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La lírica española de los primeros años de posguerra no puede entenderse sin tener en
cuenta la situación histórico-política y social del momento. Tras la Guerra Civil, la
sociedad española queda dividida en dos bandos, el de los vencedores y el de los
vencidos y la brecha que los separa afectará de forma muy particular al ámbito cultural.
El exilio exterior de buena parte de los escritores vivos afines a la República, el asesinato
de Federico García Lorca y el encarcelamiento del joven Miguel Hernández, dejaran
apenas sin modelos a las nuevas generaciones poéticas, y la producción lírica de aquellos
que se quedan en el llamado exilio interior deberá esquivar la fuerte presión de la
censura. De los que se quedan en España:
-Garcilaso: poetas cercanos al régimen. Poesía de corte clásico. Visión optimista del
hombre y del mundo. Poesía arraigada o formalismo: más interesados en la
perfección del verso y en la expresión de la belleza que en pintar la triste situación del
momento, recién acabada la guerra civil. Acuden a temas religiosos o tradicionales como
el amor o el paisaje. Lenguaje sereno y clásico y actitud distante y fría. Métrica regular y
preferencia por el soneto. Luis Rosales. (Abril) Leopoldo Panero. Dionisio Ridruejo.
- Pablo García Baena y el grupo “Cántico”: poesía pura. Grupo de poetas cordobeses
que fundan en 1947 la revista Cántico (nombre tomado de obra de Jorge Guillén poeta
puro por excelencia de nuestra poesía. Tema principal amores prohibidos. Otros autores:
Juan Bernier, Ricardo Molina.
- “El Postismo”: revista Postismo (último de todos los “ismos” que se autodefine como
surrealismo ibérico. Fundador Carlos Edmundo de Ory. Reivindica la libertad creativa y el
sentido lúdico del arte. Por problemas con la censura, la revista sólo publicó un número.
En la década de los 50: se da el paso de un poesía existencial a una poesía social, una
evolución del yo al nosotros. Se trata de una poesía entendida como comunicación, en la
que el poeta se convierte en portavoz del sufrimiento colectivo.
Evita problemas íntimos y se centra en lo colectivo. Rechaza el esteticismo y la poesía
pura. Compromiso, toma partido por la situación del momento. Poesía clara, para la
inmensa mayoría. Alejada de los propósitos juanramonianos sigue la estela de Miguel
Hernández o de Antonio Machado. Empleo de coloquialismos en su afán de calidad.
Gabriel Celaya (Cantos Iberos), Blas de Otero (Pido la paz y la palabra): su voz poética
se hace social y solidaria. Utiliza un verso más sencillo y una palabra más directa.
Dedicado “a la inmensa mayoría”. España se convierte en tema central de su poesía.
José Hierro (Quinta del 42)
Los llamados “niños de la guerra” tendrán una visión algo más distanciada que sus
mayores en lo que se refiere a la guerra civil, y, sin olvidar el compromiso cívico y
humano, serán los responsables de elevar la calidad artística de la poesía. La poesía
pasará de considerarse forma de comunicación, a entenderse como una forma de
conocimiento del mundo que nos rodea. Es una lírica inconformista pero con cierto
escepticismo que les permite separarse del panfleto político y acercarse a la poesía “de
la experiencia personal”. Vuelve a preocuparse por el hombre, se centra en lo cotidiano y
recupera el intimismo. Clara preocupación por la estética. Es la poesía del medio siglo en
la que cabe destacar el retorno a temas íntimos (infancia, familia), y la recuperación de
temas como la amistad, el amor y el erotismo. Se busca un estilo aparentemente
conversacional, no exento de ironía.
Jaime Gil de Biedma: también participa de esa mirada crítica hacia lo social y lo
político. En su obra se percibe su formación cosmopolita. Su obra aparece reunida en
Las personas del verbo. Son temas recurrentes la adolescencia, la dificultad de encontrar
una identidad propia, el paso del tiempo, la muerte de las ilusiones.
Poesía del exilio: el tema recurrente de todos los poetas exiliados es el de la patria
dejada atrás: una patria ocupada por el bando vencedor en la que, en un primer
momento se siente rechazo. Con el tiempo, va surgiendo un sentimiento de añoranza de
una tierra donde los poetas vivieron su infancia y juventud. Español del éxodo y del
llanto, de León Felipe.