Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A pesar de todos los enormes esfuerzos hechos para ocultarlo, es cosa bien
sabida que el problema primordial de las sociedades centroamericanas es la
mala distribución de la tierra, que se haya concentrada en pocas manos, mientras
carece de ella la gran mayoría de la población. Esta realidad ha sido posible, en
buena medida, por los principios que orientan duramente la colonia
la política agraria. Estos principios, son los siguientes:
Al igual que con la tierra, para con los indígenas se aplicaron un conjunto de
principios y mecanismos de dominación que propiciaron el momento, inferioridad
indígena. Entre esos principios y mecanismos podemos señalar:
Estos procesos de colonización no hubieran sido posibles sin esa enorme labor
que se llamó reducción de indios. Éste fue, en definitiva, el remate de la gran
transformación ocurrida en las colonias a mediados del siglo XVI. Y los pueblos de
indios, las reducciones de indios, vinieron a ser el punto de apoyo de todo el
sistema económico que se estructuro a partir de aquel período. La reducción
garantizo el cobro regular de los tributos de los encomenderos y la disponibilidad
de mana de obra para los terratenientes.
La esclavitud había causado una dispersión que era grave obstáculo para la
reorganización de la colonia. Muchos indios vivían en las haciendas de sus amos,
otros andaban huyendo, retirados en montañas y lugares remotos, y otros
permanecían en la sede de los antiguos poblados prehispánicos. Ese alto grado
de dispersión y desorganización fue resultado de una peculiar suma de factores: la
esclavitud arrastró indios a las haciendas y ahuyentó indios a los montes, pero
esto vino a operar sobre un cuadro de dispersión ya existente.
La dispersión anárquica adoptada por los indios como recurso de defensa frente a
la conquista, se desarrolló a partir de un cuadro de dispersión orgánica existente
con autoridad. Esta situación era contraria al plan colonial de las Leyes Nuevas,
que exigía, como requisito indispensable, que los indios vinieran a vivir, todos sin
excepción, en poblados perfectamente organizados y estables. Los indígenas no
podían pasar a ser efectivamente vasallos tributarios del rey, ni este podría ceder
parte de la tributación (encomienda), ni sería posible suministrar a las haciendas
periódicamente mano de obra indígena (repartimiento), mientras no hubiera
centros de población perfectamente establecidos y controlados por autoridad. El
repartimiento va perdurar incluso después de la independencia, aunque con
distinto nombre. A medida que avanzaba la colonia, se llamó indistintamente
mandamiento y repartimiento al envío de indios a las labores y haciendas para
realizar trabajo obligatorio por semanas o temporadas. Así pues, hablar de
repartimiento y de mandamientos es hablar de un mecanismo de explotación que
ha permanecido hasta épocas muy recientes. Aún está fresca en la memoria de
algunos las silenciosas hileras de indios, escoltadas siempre, atados a veces, que
pasaban por pueblos y ciudades en su largo y forzoso recorrido, a pie, desde sus
pueblos hasta las fincas.
COMENTARIO