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Una mirada crítica a mi planeación didáctica.

Durante la realización de este proyecto, pude poner en práctica la reflexión


como herramienta para mejorar mi práctica docente. Al ser la docencia una de las
profesiones con mayor responsabilidad es meritorio que se ponga atención a las
prácticas educativas puesto que con la experiencia se generan nuevos saberes,
pero también malos hábitos.

Uno de ellos por los que he pasado, es que en ocasiones me quedo con que
las cosas salieron bien y los objetivos planteados se lograron, pero es necesario
repensar lo que hace uno, no solo basta con decir esto hice bien o esto hice mal.
Las actividades escolares, así como la misma práctica son veloces, a veces
inesperadas, y no da pie a volver el tiempo, por eso, requiere que como docentes
tengamos herramientas para poder modificarla si es necesario, pero éstas deben
estar centradas, tener un carácter crítico y sobre todo un objetivo; si es bien sabido
que como docentes siempre tenemos de nuestro lado la espontaneidad, ésta debe
ser lo mas cercana a una planeación alterna.

Al realizar este proyecto de aplicación escolar, me pude percatar que siempre


se está en constante aprendizaje; el conocimiento abunda en las voces de otros
docentes cargados con experiencias favorables y algunas no tanto, pero eso nutre
nuestro quehacer diario. En la actualidad y con el rezago que dejó la pandemia, el
trabajo pedagógico ha sido desgastante y exhaustivo, y por eso se busca que los
alumnos puedan cambiar ese paradigma donde la escuela es estática en cuanto a
la aplicación de conocimientos. La NEM propone que el alumno se inmiscuya en la
comunidad para ser partícipe de los problemas sociales, culturales, económicos y
porque no políticos de su entorno.

Durante la elaboración de la planeación didáctica con un enfoque en las


metodologías socio activas, como es el Aprendizajes Basado en Proyectos (ABP)
de aquí en adelante, tuvo un impacto fuerte en mí, porque estaba acostumbrado en
educación primaria trabajar por asignatura, de vez en cuando se van relacionando
las materias de manera transversal, sin embargo con estás metodologías en donde
todas las disciplinas se relacionan, es nuestra labor entender todos aquellos
contenidos que puedan vincularse para llegar al objetivo de la adquisición, manejo
y práctica de los aprendizajes esperados.

Asimismo, antes de elaborar esta propuesta, escuchando las inquietudes de


los alumnos, conversaron mucho acerca de la basura de su localidad, por lo que me
concentré en planear un proyecto donde ellos sean los actores principales, aunque
en este tipo de circunstancias ellos definen que quieren hacer, fue menester mío,
guiarlos con una sistematización planeada.

Lo complicado para mí al inicio, fue encontrar que aprendizajes o contenidos


abarcar y cómo relacionarlos, sin embargo, entre más avanzaba con la planeación,
más iban saliendo ideas, contenidos o aprendizajes, y esto me llevó a reflexionar
acerca de ellos y su relación con todas las disciplinas y especialmente cómo de un
problema social y que afecta a su comunidad se puede aplicar el conocimiento
adquirido.

La fase 3 del ABP, fue lo más complejo de diseñar, porque regularmente no


se enfoca uno en retroalimentar o analizar lo que hicimos y para qué, o por qué lo
hicimos, era encontrar las actividades adecuadas para poder llegar a ese análisis,
ver que salió bien, que mal y donde debemos centrarnos para mejorar.

Es importante destacar que una reflexión de la práctica no se puede llevar a


cabo sino se tienen insumos para su análisis, y eso en lo particular ayuda en
demasía, la observación participante siempre la aplico, pero una lista de cotejo, una
rúbrica o algún otro instrumento me da pie a revisar mi práctica y poner énfasis en
aquellos contenidos que se van quedando en el tintero, con la evaluación formativa,
podemos ir ajustando aquello que no se ha consolidado. En este caso se
propusieron listas de cotejo para revisar el trabajo y una rúbrica que analiza el
proyecto de una manera más integral.

Por ejemplo la lista de cotejo me indica si se logra o no lo planeado, en ese


momento puedo ajustar pero con un enfoque crítico, no solo improvisar por hacerlo,
aunque las herramientas intelectuales considero que el verdadero docente tiene, no
son suficientes sino se recapacita en lo que se está llevando a cabo, como menciona
Shon, el conocimiento en la acción …“Es el componente inteligente o mental
encargado de la orientación de toda actividad humana, es decir, el que se encuentra
en el saber hacer. Se trata de una rica acumulación de conocimiento tácito personal
que se encuentra vinculado a la percepción, a la acción o al juicio existente en las
acciones espontáneas del individuo.”

Tener una herramienta como la planeación ayuda a llevar una práctica


educativa sustantiva, fortalecida y que se enfoque al verdadero conocimiento en los
alumnos y mezclada con el saber en la acción, se puede uno ajustar a las
problemáticas surgidas en el momento de llevar a cabo la clase. Lo que mas me
gusta de ser docente, es que singularmente aprendo de mis alumnos día a día, trato
de fomentar que ellos se vuelvan críticos de su propio aprendizaje y que le den
sentido a ello, cuestionándolo siempre.

Esto me funciona para hacer una crítica reflexiva de lo que se hace en clase,
sin embargo, como mencionaba estas prácticas de reflexión y análisis las debo
hacer rutinas con la finalidad de que mejore constantemente y asimismo, mis
alumnos lo harán. Tal vez, me falta tomar notas de aquello que salió bien y de
aquello que me falta mejorar para no cometer errores posteriores; y no solo al poner
en puesta la planeación e ir solucionado sorpresas o problemas durante su
ejecución, sino desde otras perspectivas, de aquella reflexión que evalúa, critica,
analiza a posteriori mis procesos de acción en mi práctica, para poder reconstruirla.

Para finalizar considero la reflexión como instrumento de evaluación en la


práctica muy importante, aunque en ocasiones es de manera subjetiva porque es
uno el crítico de su trabajo, por ello, recojo los pensamientos de la Doctora Rebeca
Anijovich… “para poder hacer reflexiva la práctica se deben tener instrumentos,
pero en comunidades de práctica”, es decir el docente si o sí, debe apoyarse en sus
compañeros docentes para que no solo se logre una autoevaluación de nuestra
práctica sino una coevaluación que nutra desde otro punto de vista mi trabajo. Y es
verdad, porque en tiempos de pandemia, los maestros trabajamos entre pares; esto
no sólo ayudó a facilitar las planeaciones, sino a salir de dudas, establecer
estrategias compartidas y ser críticos de nuestro trabajo.

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