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Resumen
El entrenamiento integrado en balonmano posibilita que la actividad
formativa en este deporte tienda a una integración de los factores de
entrenamiento, aunque a veces, dependiendo del momento y etapa del
proceso, se haga necesario un tratamiento particularizado e
independiente de algún factor de forma más analítica. En la teoría del
entrenamiento tradicional, esos factores se han investigado y trabajado
aisladamente. Hoy en día, la utilización del entrenamiento integrado
como medio de preparación resulta un modelo de trabajo que se está
extendiendo en el ámbito balonmanístico. De todas las etapas del
desarrollo motor del deportista, en este trabajo nos vamos a centrar en
la adolescencia, y dentro de ella, al periodo que se corresponde con la
categoría de cadetes (14-16 años). Debido a los cambios en el sistema
endocrino que se producen al inicio de la etapa evolutiva en cuestión, el
entrenamiento integrado tendrá en la adolescencia un momento
importante, ya que la asimilación compensatoria de determinados
factores de entrenamiento será mucho más rápida. Palabras
clave: Entrenamiento integrado. Balonmano. Desarrollo psicomotriz.
Adolescencia.
Introducción
El entrenamiento deportivo en general es el proceso por el cual buscamos que los jugadores
consigan aumentar su rendimiento y en algunos momentos del periodo competitivo alcanzar su
máximo potencial. Esta aspiración de conseguir unos óptimos resultados, ya sea en la formación
del individuo o en la competición propiamente dicha, va a estar altamente asegurada cuando
todos los factores que intervienen en el deporte en cuestión (físico, técnico, táctico, psicológico,
teórico) se encuentran optimados para actuar sinérgicamente. (Espar, 2002)
Según Antón (1994), se define el entrenamiento integrado como "la preparación combinada
físico-técnico-táctica, consistente en favorecer el desarrollo de las capacidades en el contexto en
que intervienen en la competición". A lo que, sin duda, debe añadirse el factor psicológico
(capacidad de esfuerzo, voluntad, espíritu colectivo, etc.), y la preparación teórica (el por qué, el
para qué y el cuándo), con el objetivo de hacer aún más integral el proceso de entrenamiento.
Si bien es cierto que cada deporte colectivo tiene sus propias exigencias de juego, su práctica
viene determinada por una estructura común a todos ellos que se ha establecido en los
numerosos estudios y análisis existentes en la bibliografía (Bayer, 1986; Antón, 1990, 1998;
Sánchez Bañuelos, 1992; Hernández Moreno, 1996). A modo de síntesis podemos adelantar que,
para su práctica, se requiere de la realización de una serie de movimientos, esfuerzos y acciones
en secuencias variables e intermitentes para llevar el balón a una meta y/o evitarlo; las
posibilidades de éxito dependerán de un uso inteligente de la relación de oposición/cooperación;
y los aspectos que determinan su forma (físico, técnica, táctica, psicológica) interactúan de manera
integrada.
Durante la mayor parte del siglo XX las disciplinas que más han estudiado los sistemas de
entrenamiento han sido deportes individuales como el atletismo, natación o la halterofilia. Por ello
han desarrollado ampliamente métodos de entrenamiento para la resistencia, fuerza y velocidad
en base a sus distintos tipos de carreras o al trabajo físico complementario que éstas exigían
(trabajo de pesas).
Por otro lado, como es sabido, el proceso de crecimiento o maduración del ser humano se
divide en diferentes etapas, a través de las cuales todo individuo suele pasar por distintas edades
cronológicas y biológicas, aunque el desarrollo motor de cada persona sea individual y diferente.
De todas las etapas del desarrollo motor de la persona, y como tal, del deportista, en este trabajo
nos vamos a centrar en la adolescencia, y dentro de ella, al periodo que se corresponde con la
categoría de cadetes y con la etapa que, tradicionalmente, en la escuela española, denominamos
como inicio al proceso de especialización.
El acentuado y sorpresivo crecimiento de segmentos corporales que tiene lugar en esta etapa,
va a disminuir la destreza motora previamente adquirida, volviendo los movimientos poco finos e
imprecisos. Es por lo que se hace necesario buscar una adecuada formación integral del
individuo, en la que el entrenamiento integrado adquiere una relevancia considerable.
En las citadas etapas del deporte base, se hace necesario un planteamiento integrado de
entrenamiento, donde aparte de lograr una mayor especificidad, interrelacionándose los factores
influyentes en la mejora del juego (físicos, técnicos, tácticos,...), se economizará el tiempo
disponible para entrenar, ya que en estas edades los jugadores deben compaginar los
entrenamientos con su labor académica.
Pero la especificidad del entrenamiento debe respetar las características individuales de cada
jugador y las tareas que debe realizar sin olvidar su integración al grupo. Por lo tanto, en muchos
casos deberemos buscar diferentes fórmulas de entrenamiento que nos permitan alcanzar
objetivos dobles, e incluso triples. De esta manera, los jugadores podrán aprender el propio
deporte, desarrollar las capacidades, habilidades y destrezas necesarias para su práctica.
Delimitación conceptual
En esta parte del trabajo vamos a realizar una breve aproximación a los términos entrenamiento
integrado, balonmano y adolescencia, con el propósito de delimitar conceptualmente el tema que
nos concierne.
1. Entrenamiento integrado
Así, según Antón (1994), se define el entrenamiento integrado como "la preparación integral,
física-técnica-táctica consistente en favorecer el desarrollo de las cualidades físicas en el contexto
en que intervienen en la competición".
Por otra parte, Vaquera (2000) lo define como "el trabajo de las cualidades físicas requeridas
para un determinado deporte, dentro de lo que sería su espacio formal".
Además, Los Santos (2002) fundamenta este concepto en las bases fisiológicas y bioquímicas del
deporte, y nos dice que "las adaptaciones son específicas al tipo de entrenamiento y a la
intensidad de dicho entrenamiento".
En este sentido, Weineck (1994) afirma que "la capacidad deportiva para obtener el rendimiento
óptimo no sólo depende del nivel de desarrollo de factores como la condición física o los factores
hereditarios, sino que se relaciona y se amplía con otros ámbitos como las capacidades tácticas,
técnicas, psicológicas y sociales".
Creemos conveniente matizar sus significados para poder así usarlos con fundamento:
Juego, entendido en sus acepciones de diversión, participación voluntaria, libre y con esa
finalidad.
Reglamentación, como base de las leyes de la motricidad especializada que definen las
formas de proceder conductuales.
El balonmano es una manifestación más de la motricidad humana, y como tal está sujeta al
estudio desde planteamientos metodológicos adecuados (García, 2003). Y es que en el ámbito del
entrenamiento deportivo en general, y del balonmano en particular es necesario atender tanto a
las experiencias y a las reflexiones de los entrenadores más expertos, como a las diversas
investigaciones que persiguen el estudio y análisis de la motricidad humana.
Son numerosas las definiciones que como deporte colectivo se le adjudican al balonmano,
siguiendo diferentes criterios (vivencia fundamental, niveles de dificultad en la ejecución,
pedagógico, tipos de habilidad predominante, etc.). La más simple que hemos encontrado es la de
Mariot (1995), para quien se trata de "…un juego deportivo colectivo codificado". Existen algunas
más complejas y completas, entre las que vamos destacar las siguientes:
Para Sánchez (1992) es un "Deporte de asociación con adversario con una serie de
condicionantes que lo diferencian de los otros deportes colectivos y que marcan sus
posibilidades de desarrollo".
Barbara Knap (1979) elige el criterio de los tipos de habilidad y lo define como "Deporte de
habilidades abiertas, fundamentalmente perceptivas".
Antón (1998) define el balonmano como el "Deporte colectivo compuesto por unos
elementos indisociables de su funcionamiento (balón y su control, espacio con
características especiales que debe dominarse, meta donde obtener tantos, compañeros
con los que colaborar, adversarios a los que superar y reglas que cumplir) que actúan en
constante interacción en multitud de situaciones cambiantes".
las chicas son, por lo general, más precoces que los chicos en una diferencia de unos dos
años aproximadamente.
Para delimitar más esta amplia etapa evolutiva se suelen distinguir varios periodos, con
denominaciones distintas según cada autor. Teniendo en cuenta las categorías del Deporte Base,
dentro de la adolescencia se pueden distinguir tres periodos evolutivos:
La adolescencia es el período que se inicia por los cambios puberales (aproximadamente a los
12-13 años) y finaliza alrededor de los 18 años. Durante este período aparecen los caracteres
sexuales secundarios, y se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y
sociales, muchas de ellas generadoras de la personalidad. En todos estos cambios confluyen
factores genéticos, fisiológicos, internos y externos. Surgen actitudes de independencia, curiosidad
por el mundo externo y búsqueda de intereses fuera del hogar. Esto los impulsa a relacionarse con
nuevos grupos, lo cual les ayuda a crecer y a tomar seguridad.
Durante la década de los años 70 y de los 80 del siglo pasado se tenía la idea que el
entrenamiento, mediante la mejora de la condición física, era determinante para conseguir un
buen desarrollo de juego en deportes colectivos como el fútbol, el baloncesto y mas tarde el
balonmano. En este sentido, las aportaciones de uno de los referentes de la preparación física en
España, Álvarez del Villar, por el trabajo práctico que efectuó en distintos equipos de fútbol, así
como la difusión de su obra en el año 1983, las publicaciones en distintas revistas, sus
implicaciones en la formación de los entrenadores españoles y del profesorado de Educación
Física, contribuyeron para que existiera una preocupación por la preparación física y de que los
clubes deportivos incorporaran a estos especialistas en sus cuadros técnicos.
Pero este planteamiento tuvo un gran problema y fue la aplicación de métodos y sistemas de
entrenamiento de deportes individuales (atletismo, halterofilia,…) al deporte colectivo en cuestión,
y aunque se quisieron adaptar no dejaban de basarse en acciones sin balón, alejadas de las
situaciones de juego. Como consecuencia, no implicaba necesariamente una transferencia positiva
en la competición, ya que aunque en algunos aspectos mejoraba al jugador, se alejaba de la
especificidad de la tarea y, sobre todo, de la identidad situacional de la práctica deportiva durante
la competición.
El Balonmano tiene sus propias exigencias de juego, y su práctica viene dada por una estructura
que podremos determinarla mediante un análisis exhaustivo. A modo de síntesis podemos
adelantar que, para su práctica, se requiere de la realización de una serie de movimientos,
esfuerzos y acciones en secuencias variables e intermitentes para llevar el balón a una meta y/o
evitarlo, y las posibilidades de éxito dependerán de un uso inteligente de la relación de
oposición/cooperación.
Por último, la creación de situaciones de juego cambiantes de forma rápida y continua obliga a
los jugadores a tomar decisiones y ejecutar las respuestas motoras adecuadas en el menor tiempo
posible. De ahí la necesidad urgente de seleccionar y organizar los ejercicios de entrenamiento
para que respondan adecuadamente a las exigencias de una determinada situación, sea de
aprendizaje, de perfeccionamiento o de desarrollo. De esta forma desarrollaremos la inteligencia
del juego en el jugador de cualquier deporte colectivo.
En definitiva, el entrenamiento integrado está basado en el análisis de la realidad del juego o del
deporte específico que se trate, en el que todos los factores del entrenamiento se dan
interconectados, y su óptimo nivel de eficacia estará condicionado a otros aspectos o capacidades
del jugador (condición antropométrica, social o intelectual, etc.), así como a otros aspectos
relacionados con las condiciones de trabajo y de organización (materiales disponibles, sistemas de
competición, organización y planificación, estado motivacional, evaluación y control del proceso,
formación del entrenador, etc.) aspectos todos ellos que evolucionan como resultado de las
investigaciones de las ciencias auxiliares del deporte y de otros campos. La evolución de un
jugador va a estar sujeta, como vemos, a múltiples factores y demandas que deben estar
sincronizadas para obtener las mejores prestaciones del jugador y del equipo. En la figura 1 queda
reflejado esquemáticamente cómo debe entenderse el proceso de entrenamiento deportivo
(Antón, 2003)
1. Objetivos
Permitir la mejora de más de una cualidad física de forma simultánea, adaptándola a las
necesidades individuales de cada jugador.
Según Espar (2002), los objetivos que se persiguen con la aplicación de este método son los
siguientes:
2. Metodología
Apuntalamos con respecto a este planteamiento, que se tendrá que efectuar el diseño de tareas
o actividades de entrenamiento que vayan dirigidas a desarrollar todos los factores y
mecanismos que se requieren para el desarrollo de juego, que sean más específicas y similares a lo
que se efectúa en la competición. Asistimos, por tanto, a un planteamiento metodológico en el
que los entrenamientos, basados en el comportamiento de juego, deberán ser más integrales y
menos analíticos. Además, los factores técnicos, tácticos, físicos, psíquicos aparecen con
características diferentes pero siempre interrelacionados. Este planteamiento trata de
aproximarse a la idea de modelo sistémico propuesto por Antón (2004)
Por ello, Bangsbo (1997) considera que "el jugador ideal debe tener una buena comprensión
táctica, ser técnicamente hábil, mentalmente fuerte, funcionar bien socialmente dentro del equipo
y tener una elevada capacidad física".
3. Planificación
El modelo de planificación que se propone pretende que en todo momento los entrenadores
trabajen de una forma más parecida a las situaciones de competición -analogías situacionales-, a
la vez que no se olviden del trabajo de mejora individual de los jugadores. Este es un punto
importante a tener en cuenta, ya que el jugador en etapa de formación debe incrementar de
forma paulatina capacidades condicionales que los condicionantes temporales no se lo van a
posibilitar. En esta línea exponemos las siguientes observaciones:
3. Con este modelo de planificación no hacemos más que aprovechar los momentos
susceptibles de mejora condicional y cognitiva. Esto es, en periodos de desgaste de
sistemas utilizamos los procedimientos más simples a nivel táctico. Para introducir los más
complejos en aquellos periodos de supercompensación y coordinación de los diferentes
sistemas.
Existen numerosos estudios que demuestran el grado de influencia entre los diferentes factores
de entrenamiento. En el balonmano, ésa es la forma habitual de exigencia de las acciones del
juego. Según Antón (1994), el régimen de manifestación representa el "modo de manifestación
diferenciado de una cualidad motora o un factor de entrenamiento, determinado por la influencia
de otro u otros, con los cuales se produce en el juego de una forma integrada".
Aunque en un principio parecía que todos los factores iban a ocurrir en un proceso mezclado sin
criterio definido, con el paso del tiempo, y por medio de la reflexión, se han ido
descubriendo relaciones preferenciales a la hora de la puesta en práctica de este método de
entrenamiento. En este sentido, Espar (2002) establece las siguientes relaciones preferenciales
haciendo referencia a tres agrupamientos duales con las que en términos generales coincidimos y
que observamos en la figura 3:
Sin embargo, debemos ser más ambiciosos, e integrar, en la medida de lo posible, el mayor
número de factores de entrenamiento:
Físico-técnico
Físico-técnico-táctico
Físico-técnico-táctico-psicológico
Disformismo sexual, ya que tras la pubertad los hombres se tornan más fuertes que las
mujeres.
Si bien la adolescencia se define más por las características sexuales, esta etapa de la vida
desarrolla rápidos cambios en el aspecto físico y el comportamiento social, psíquico y emocional. A
partir de los 14 años en los varones y algo menos en las mujeres, el cuerpo comienza a cambiar al
ritmo de los estímulos hormonales. Estos cambios se dan a todo nivel, y son particularmente
observables en sus movimientos corporales y en la relación con el espacio. En el caso de los chicos,
aprovechar el gran impacto hormonal (en especial de la testosterona) es muy relevante. En las
niñas, un entrenamiento de alta competición y máxima exigencia puede alterar su desarrollo y
hasta retrasar su primera menstruación.
Cuando se trata del entrenamiento deportivo de un niño en su etapa de la adolescencia, es
importante prestar atención a su desarrollo psicomotriz. Los deportes colectivos ayudan a este
aprendizaje neuromotory, por lo tanto, aquellos adolescentes que vienen realizando algunas
disciplinas deportivas desde pequeños están en mejores condiciones de asimilarlo. Lo ideal es que
un individuo experimente diferentes formas de entrenamiento a fin de tener la mayor cantidad de
experiencias motrices.
En general la adolescencia se va a caracterizar por ser una etapa de intensa actividad física
donde el individuo ocupa el centro de interés. En lo estrictamente deportivo, es ideal para la
especialización deportiva en técnicas, tácticas y estrategias mediante el entrenamiento y la
competición. Es importante que el adolescente incorpore la actividad deportiva como un estilo de
vida. El médico deportivo tiene un rol importante en la recomendación de prácticas deportivas
adecuadas a cada edad y la prevención de la saturación deportiva, fenómeno biológico de causas
físicas, psicológicas y sociales que genera abandono de las actividades deportivas.
En las primeras etapas de formación, el jugador se enfrenta, por primera vez, a los problemas
que plantea el juego, su bagaje técnico-táctico, su potencial físico y sus experiencias previas son
limitadas. Esto hace que, aunque en la práctica predomine la estrategia global de enseñanza -en
todas sus variantes: pura, polarizando la atención y modificando la situación real-, los objetivos
perseguidos sean simples y bien diferenciados. Se pretende crear una base sólida en donde los
nuevos conceptos adquiridos tengan significación propia y puedan relacionarse con conceptos de
juego ya aprendidos. Y esto se puede conseguir por medio del entrenamiento integrado.
Siempre se ha pensado que el aprendizaje técnico debe realizarse con el organismo descansado,
para evitar las acciones con faltas de coordinación. Las investigaciones demuestran que estas
exigencias son válidas en la primera fase del aprendizaje (etapa prepuberal), cuando el deportista
se está apropiando de los fundamentos técnicos por primera vez y de forma completamente
nueva. Estudios recientes realizados en Alemania con jugadores de balonmano de nivel medio,
vienen a corroborar esta idea, concluyendo que cargas de condición física creciente a través de la
aplicación del entrenamiento integrado no incidían negativamente en la destreza del
jugador (Tschiene, 1996).
Conforme la formación progresa, incrementa la complejidad del juego, y con ella debe mejorar
la capacitación del jugador a todos los niveles. Los objetivos del entrenamiento, en esta misma
progresión, se van integrando. Se crean situaciones de entrenamiento que se asemejan cada vez
más a la realidad de la competición.
Debido a que el entrenamiento integrado tiene la capacidad de respetar algunos principios del
entrenamiento fraccionado, especialmente con respecto a la posibilidad de intercalar pequeños
periodos de recuperación entre horas de trabajo intenso, de su utilización se deriva un mayor
tiempo total de entrenamiento con la posibilidad de trabajar simultáneamente dos o más
factores, así como también la capacidad de respetar algunos principios del entrenamiento
continuo en el cual se debería involucrar en el esfuerzo la mayor cantidad de masa muscular
posible. Esta combinación permitirá en el organismo del adolescente:
Por todo lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que el entrenamiento integrado, aplicado
en los deportes colectivos, va a influenciar positivamente en el desarrollo psicomotriz del
adolescente por varias razones.
En segundo lugar, con su aplicación se economizará el tiempo disponible para entrenar, tan
requerido en estas edades cuando los jugadores deben compaginar los entrenamientos con otras
actividades.
De esta manera, los adolescentes van a poder aprender el propio deporte, desarrollar las
capacidades, habilidades y destrezas necesarias para su práctica.
Sin embargo, estamos de acuerdo con Espar (2002), cuando subraya que el entrenamiento
integrado no es la panacea, y no puede ser usado como único método de entrenamiento en la
adolescencia. Su utilización en las categorías de formación, aunque puede ser un perfecto
complemento, esta condicionado por la dificultad de fijar objetivos específicos que el mismo
implica. Por ello, Espar aconseja una cierta prudencia, que debe tenerse en cuenta. Habrá que
recordar aquella frase que dice que "No se puede mejorar el juego de balonmano sólo jugando al
balonmano -modelo máximo de integración y globalidad- y se hace igualmente imprescindible
mejorar por separado las partes que constituyen el juego de balonmano -modelo más analítico-",
entre otras razones por cumplir el principio de la repetición del entrenamiento, por lo que el
aumento del número de repeticiones de cualquier contenido del juego se revela fundamental, y
eso no es posible hacerlo en la medida adecuada exclusivamente a través del entrenamiento
integrado. En este sentido, es imprescindible subrayar que esta etapa -llamada genéricamente
como de Inicio de la especialización- obliga a comenzar también el proceso de preparación
particularizada -e independiente en ocasiones- de las distintas cualidades físicas específicas y
necesarias en el balonmano -fuerza explosiva, resistencia mixta, que, a su vez, se basa en al
aumento de volumen de la resistencia aeróbica, etc.-, así como de los contenidos técnicos
específicos de cada puesto específico con la amplitud, riqueza y volumen adecuado.
Conclusión
El balonmano como deporte colectivo tiene su propia estructura de juego, requiriendo una
habilidad específica para resolver las situaciones de juego que tiene sus connotaciones
condicionales y cognitivas.
El entrenamiento deportivo, en nuestra modalidad colectiva, debe tender a ser más global, con
una dimensión más compleja, más próxima a la realidad de juego y a las condiciones de la
competición. La acción propia del juego implica dominio y eficacia del movimiento corporal
adaptado a las exigencias de las situaciones de juego (esfuerzos y acciones). Por ello, hay que
buscar una buena interacción en el desarrollo de los factores físicos, técnicos, tácticos,
psicológicos.
Además, debido al elevado ritmo de vida de la sociedad actual en la que los adolescentes se
encuentran inmersos en multitud de actividades formativas (informática, música, idiomas, etc...) y
recreativas (video juegos, cine, internet, etc...), el entrenador de un equipo de balonmano con
jugadores en etapa cadete debe ser consciente de la comprimida disponibilidad temporal de sus
pupilos. En este sentido, la utilización de situaciones de entrenamiento integrado va a permitir el
requerido aprovechamiento del tiempo dedicado a la conveniente preparación física de los
integrantes del equipo.
Esperamos que con este aporte se generen mayores expectativas de cómo debe diseñarse y
aplicarse el entrenamiento integral, y aplicarlo al terreno de juego.