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Primera diapo.
La evaluación del abdomen agudo en bebés y niños puede ser un desafío. Los síntomas a menudo
son inespecíficos y la mayoría de las afecciones son autolimitadas. Sin embargo, es importante
identificar las causas graves de vida del abdomen agudo y remitir a estos pacientes a la
especialidad adecuada para acelerar el tratamiento definitivo.
Segunda diapo
Definición
El dolor abdominal agudo (DAA) es una situación clínica definida por la presencia de síntomas
abdominales, fundamentalmente dolor, de menos de un mes de evolución. Dentro de este es
imprescindible diferenciar el “abdomen agudo” (AA) que se caracteriza por tener una evolución
generalmente inferior a 48-72 horas, ser constante, intenso, acompañarse de afectación del
estado general y de una palpación abdominal dolorosa.
Situación clínica con síntomas abdominales agudos, fundamentalmente dolor, que sugiere
enfermedad que pone en peligro la vida del enfermo. Puede estar asociado con otras
manifestaciones como cambios en el hábito intestinal: diarrea, constipación y vómitos.
Tercera diapo
Fisiopatologia
El dolor puede ser secundario a múltiples causas, tanto relacionadas con patología abdominal
como extraabdominal. Abdominal: el que se origina en cualquier segmento del tubo digestivo, en
cualquier víscera sólida o estructura abdominal (hígado, bazo, páncreas, vesícula o mesenterio),
del sistema genitourinario, de la columna vertebral, de la piel o estructuras blandas de la pared
abdominal.
Extraabdominal: cuyo origen puede situarse fuera del abdomen, como puede ser el tórax,
estructuras ORL o bien neuropsicológico.
Fisiopatológicamente, el dolor abdominal agudo puede ser de tres tipos: dolor visceral, dolor
somático o peritoneal y dolor referido.
El dolor visceral tiene su origen en los receptores situados en las vísceras huecas o sólidas
abdominales, en las serosas que las recubren o en el peritoneo visceral. Es un dolor de transmisión
lenta y se hace a través de las fibras C de las vías aferentes vegetativas. Se percibe con poca
precisión, está mal localizado y es difuso. Frente a este dolor, el paciente tiende a doblarse sobre sí
mismo para calmarlo, cambia frecuentemente de postura y muestra inquietud. La intensidad suele
ser variable y se asocia con frecuencia a manifestaciones vagales: ansiedad, sudoración, náuseas,
vómitos, taquicardia, hipotonía o palidez.
Los estímulos que lo provocan pueden ser: mecánicos (distensión, estiramiento, tracción o
contracción), espasmos viscerales o isquemia.
El dolor somático o peritoneal tiene su origen en los receptores del peritoneo parietal, piel y
músculos, y es conducido por las fibras aferentes de tipo A de los nervios espinales, que son fibras
de transmisión rápida. Se trata de un dolor que se localiza bien, punzante, muy intenso y que
provoca una quietud absoluta, originando una clara posición antiálgica, la cual se intenta
mantener de una forma permanente.
El dolor referido es el que tiene su origen en regiones alejadas de donde se manifiesta. Se trata de
un dolor de proyección cerebral, cuyo origen puede ser tanto visceral como somático.
Cuarta diapo
Etiología
Existen diversas clasificaciones etiológicas para el estudio del AG. Con un fin didáctico, las
organizaremos en 2 grupos. Por un lado, en relación con la edad (recién nacido, lactante, pre-
escolar, escolar y adolescente), ya que en las distintas épocas de la infancia las causas de abdomen
agudo varían, así como el diagnóstico diferencial. Por otro, las clasificaremos, en función del
cuadro sindrómico que causen, en síndrome obstructivo, irritativo-infeccioso, traumático y
ginecológico agudo.
Quinta diapo
Anamnesis
Ante un paciente que presenta abdomen agudo lo primero que se debe realizar es una correcta
anamnesis. Dadas las características de niño, será el pediatra neonatólogo quien en la época
neonatal nos aporte la información que precisamos: prematuridad, sufrimiento fetal, bajo peso,
sepsis, vómitos, ausencia de tránsito intestinal, etc.
— Localización del dolor. El dolor vago y difuso en la línea media, usualmente es de origen visceral.
La progresión de este tipo de dolor hacia una localización precisa sugiere irritación de peritoneo
parietal. Una vez que el dolor se localiza, podemos hacer un diagnóstico diferencial más preciso
basado en los signos implicados en cada región peritoneal (véase tabla 1).
La localización del DAA será: – En epigastrio: si el dolor se origina en el hígado, el páncreas, las vías
biliares, el estómago o la porción alta del intestino. – En la región periumbilical: si el dolor se
origina en la porción distal del intestino delgado, el ciego o el colon proximal. – En la región
suprapúbica: si el dolor se origina en la parte distal del intestino grueso, las vías urinarias o los
órganos pélvicos. – Generalizado: en los casos referidos desde otros órganos no abdominales. – En
la región sacra: si se origina en el recto. Cuanto más asimétrica y más distal al ombligo.
— Irradiación. Sin embargo, estos datos pueden conducir a error y son difíciles de obtener en el
paciente anciano: • Hacia el hombro (perforación por ulcus o irritación frénica); hacia la espalda
en cinturón (pancreatitis). • Hacia la zona lumbar y genital (cólico nefrítico).
— Factores que lo modifican. Los pacientes con peritonitis difusa (irritación del peritoneo parietal)
refieren empeoramiento del dolor con los movimientos, mejorando cuando están inmóviles o
tumbados (ulcus perforado, apéndice perforado...). Pacientes con obstrucción intestinal suelen
experimentar mejoría de los síntomas después de vomitar.
sea la localización más riesgo hay de organicidad y de que se trate de un abdomen quirúrgico. La
intensidad del DAA podrá ser:
– Cólico punzante: este dolor se expresa en dos fases regulares de crecimiento y cese, sugiriendo
obstrucción del tracto gastrointestinal o del genitourinario.
El dolor tipo cólico está relacionado habitualmente con patología médica no quirúrgica (dolor
abdominal funcional, gastroenteritis, adenitis mesentérica, cólico del lactante, dolor menstrual,
cólico nefrítico, patología de la vesícula biliar, hepatitis, pancreatitis, infección del tracto urinario
[ITU], etc.), aunque existen excepciones: la obstrucción y la invaginación intestinal. Es importante
indagar sobre los síntomas y signos acompañantes: fiebre, vómitos, alteración en el hábito
intestinal (diarrea o estreñimiento), síntomas miccionales, tos, sangrado rectal o síntomas
articulares
Sexta diapo
- Vómitos: son muy inespecíficos, pudiéndose acompañar a casi cualquier patología infantil.
Algunas características de los mismos hacen más probable que exista una patología
orgánica importante (quirúrgica o no): si son biliosos, progresivos, abundantes y
frecuentes.
Extradigestivos:
- Fiebre y cefalea: más asociados a problemas infecciosos pero si se unen a afectación del
estado general pensar más en problemas quirúrgicos. en la apendicitis aguda es moderada
(38-38,5º) horas después del inicio del dolor, mientras que en la gastroenteritis si aparece,
está desde el principio y puede ser elevada (39º) en las entero invasivas, y baja (37,5º-38º)
en las víricas.
- Síntomas respiratorios: descartar neumonía de lóbulos inferiores. Síntomas respiratorios:
los niños con dificultad respiratoria o neumonía se quejan con frecuencia de dolor
abdominal y a veces es el principal motivo de consulta. Hay que preguntar por la presencia
de tos, dificultad respiratoria y fiebre.
- Síntomas urinarios: sugieren infección de orina, cólico renal o pielonefritis. la disuria con
polaquiuria y tenesmo debe hacer sospechar una ITU. Es importante investigar si existe
poliuria y polidipsia; los pacientes con cetoacidosis diabética pueden presentar dolor
abdominal importante simulando un AA quirúrgico.
Septima diapo..
La exploración física debe ser general con la inspección del abdomen en su totalidad, incluyendo
área ORL, tórax, genitales e inspección cutánea. La toma de constantes vitales estará indicada
según cada caso, con la toma de la temperatura y el peso en todos los pacientes, además del
grado de hidratación. Si hay signos de inestabilidad hemodinámica: frecuencia cardiaca y tensión
arterial, y si los hay de dificultad respiratoria: saturación de oxígeno y frecuencia respiratoria. Se
valorará realizar una glucemia si presenta disfunción del SNC, síntomas o factores de riesgo de
hipoglucemia o, por el contrario, respiración tipo Kusmaull.
Auscultación: en todos los cuadrantes del abdomen, objetivando si hay un aumento en los ruidos
hidroaéreos (gastroenteritis) o una disminución (obstrucción, peritonitis o íleo). . Previa a la
palpación para no alterar la frecuencia de ruidos intestinales. Se valora la frecuencia y
características de los ruidos intestinales. La presencia de ruidos intestinales «de lucha»
(incrementados o con tono agudo de carácter metálico) sugiere una obstrucción del intestino
delgado; sin embargo, su ausencia no debe excluir este diagnóstico. Puede existir una disminución
o abolición del peristaltismo en caso de peritonitis. Los borborigmos se podrían auscultar en casos
de GEA. Se debe determinar la presencia de soplos vasculares en la línea media cuando exista
aneurisma aórtico
• Palpación: Debe ser superficial y profunda, realizarse con extrema suavidad y comenzando
siempre desde las zonas más distales al dolor. El dolor selectivo a la descompresión abdominal,
considerado esencial en el diagnóstico de irritación peritoneal.
El tacto rectal se realizará solo si es necesario y se valorará si hay una estenosis anal, el tono del
esfínter, masas palpables y por último, el tamaño y la presencia de heces en la ampolla rectal.
Estará llena de heces en el estreñimiento funcional y vacía en la EH.
Si la exploración abdominal es normal, habrá que intentar encontrar una causa del dolor en otra
localización, atendiendo a signos de patología ORL (faringoamigdalitis aguda, otitis), pulmonar
(neumonía), genital (escroto agudo, hernia inguinal incarcerada) o cutánea (púrpura de Schönlein
Henoch [PSH]; ictericia en crisis hemolíticas, en patología aguda de la vesícula biliar o hepatitis;
palidez por sangrado secundario a un traumatismo o un tumor; hematomas en localizaciones no
habituales debidos a una leucemia, hemofilia o maltrato). En niñas con secreción vaginal y en
todos los casos con sospecha de abuso sexual, es importante la inspección del ano y los genitales
externos. Cuando la historia y la exploración no sean sugestivas de ninguna entidad clínica, se
podrá observar al niño durante unas horas para repetir la exploración.
Realizando por último los distintos signos apendiculares: psoas, Rovsing, Blumberg o de patología
de la vesícula biliar (Murphy). Debe valorarse la presencia de masas (invaginación intestinal,
abscesos, tumores) y visceromegalias (secuestro esplénico o crisis hemolítica en pacientes con
anemia falciforme).
Peritonitis
El signo físico del compromiso peritoneal es la protección muscular, es decir, una contracción
refleja de los músculos de la pared abdominal, inicialmente voluntaria porque el sondeo duele y
luego involuntario con el inicio de la rigidez muscular. Las fibras nerviosas aferentes peritoneales
se vuelven hipersensibles con inflamación y las pruebas basadas en la palpación como la percusión
o el rebote están diseñadas para detectar esto. A medida que sobreviene la rigidez, la respiración
se vuelve dolorosa y rápida para evitar la irritación peritoneal. El fenómeno es en gran parte
clínico, y las ayudas auxiliares, como los rayos X, son simplemente confirmatorias. El
neumoperitoneo puede ser detectable, pero sea consciente de hacia dónde podría elevarse el aire
en una película abdominal simple. Maximice la posibilidad de encontrarlo utilizando un
posicionamiento erecto o una película lateral que se dispara en el abdomen supino.
Ocasionalmente, los niños con ascitis debido a enfermedad hepática en etapa terminal , síndrome
nefrótico o en diálisis peritoneal pueden desarrollar peritonitis bacteriana "espontánea" y carecer
de foco séptico. Los patógenos más comunes son la neumonía por estreptococos y la Escherichia
coli . El diagnóstico se confirma mediante aspiración y microscopía en busca de presencia de
bacterias o unrecuento de neutrófilos inferior a 250 / mm3.
Octava diapo
En ambos casos emplearemos unas de rutina y otras específicas, con el fin de orientar
determinados diagnósticos.
Hemocultivos Sedimento de orina — La hematuria y/o datos compatibles con infección del tracto
urinario orientan el diagnóstico hacia patología urológica.
Test de embarazo: en adolescentes con actividad sexual. En primer lugar, para descartar la
posibilidad de embarazo antes de realizar estudios radiológicos. En segundo lugar, para el estudio
de DAA en situaciones de embarazo, como embarazo extrauterino.
El motivo es intentar disminuir la radiación en una técnica que en líneas generales aporta
igual o menores resultados que la ecografía de abdomen.
Rx de tórax AP y LAT. Permite descartar las causas torácicas de dolor abdominal (neumonías
basales, neumotórax, hernias diafragmáticas) y es la más sensible para detectar un pequeño
neumoperitoneo (presencia de aire debajo del diafragma), aunque puede estar ausente en casi el
35% de las perforaciones de víscera hueca en el anciano. Valoraremos la existencia de derrame
pleural izquierdo en las pancreatitis. — Rx de abdomen (simple y en bipedestación); en aquellos
pacientes que no puedan mantener bipedestación se realizará en decúbito lateral izquierdo con
rayo horizontal. Especialmente útil ante la sospecha de perforación y obstrucción. Aporta
información acerca de: distribución y cantidad de gas.
— TAC abdominal. Puede estar indicada cuando la clínica y las pruebas realizadas dejen dudas
sobre el diagnóstico. Las principales indicaciones de la TAC son: • Patología aórtica aguda.
Aneurisma de aorta abdominal. • Patología retroperitoneal (hematoma). • Isquemia mesentérica.
• Pancreatitis aguda grave. • Abscesos abdominales. • Procesos inflamatorios intestinales. Es más
sensible que la ecografía en el diagnóstico de apendicitis o diverticulit
El tratamiento definitivo dependerá de la causa del dolor abdominal, pero la prioridad es seguir la
secuencia ABCDE para la estabilización del paciente1,2. El dolor abdominal puede ser la
presentación de distintas enfermedades y, hasta esclarecer su causa, el paciente permanecerá a
dieta absoluta. La analgesia no enmascara el diagnóstico y no retrasa el tratamiento. La siguiente
prioridad es identificar al niño que requiere cirugía urgente, en el cual se iniciará sueroterapia
intravenosa según estado de hidratación para mejorar el volumen intravascular.
Decima diapo
Ya que tratar individualmente las distintas en-tidades que provocan un AG en el niño excedela
intención de esta obra, intentaremos simpli-ficar el enfoque ante un proceso de este tipo
enrelación con la edad.
Recién nacido:
La intervención quirúrgica debe ser urgente .Normalmente se realizará una ostomía (ileos-
tomía, colostomía) y se intentará preservar la mayor cantidad de intestino posible.
Las atresias intestinales son el paradigma de las entidades que cursan como síndrome obstructivo
y son la causa más frecuente de AG en el recién nacido.
El síndrome ginecológico más frecuente son los quistes foliculares debido al paso de hormonas
de la madre al feto. Si son menores de 5 cm y no están complicados (se muestran como quistes
simples en la ultrasonografía), lo recomen-dable es el control ecográfico. Si son mayores de
ese tamaño (riesgo de torsión) o están com-plicados, precisan cirugía.
Diapo 11
Las características clásicas son de dolor periumbilical "visceral" mal localizado, que inicia en el
epigastrio y que se desplaza hacia el cuadrante inferior derecho (RLQ) y se vuelve de carácter
"parietal" con localización de sensibilidad, tos y exacerbación del movimiento.
El dolor puede aparecer, también, en otras localizaciones, como: hipogastrio, pelvis o en ingle, si el
apéndice tiene localización retrocecal.
En otras ocasiones, el dolor puede estar situado en fosa ilíaca izquierda, como ocurre en pacientes
donde su apéndice, debido a su particular desarrollo embriológico, aparece en dicha localización.
El dolor empeora con los movimientos e incluso con la tos.
La ecografía puede ser de gran utilidad, visualizándose la imagen de absceso. La TAC puede ser de
ayuda diagnóstica en casos seleccionados (11). Aunque el diagnóstico a veces es claro, otras veces
puede dar una lección de humildad, incluso a los clínicos más experimentados.
Se han establecido distintas escalas, siendo la más usada la de Samuel o también llamada Pediatric
Appendicitis Score (PAS) (Tabla 3), que se propuso inicialmente para identificar pacientes con alto
riesgo de necesitar cirugía, pero se ha demostrado posteriormente que no puede ser usada para
tal propósito aunque sí para estratificar el riesgo y así guiar la actuación. El uso conjunto de la
ecografía abdominal selectiva y el PAS tienen una S y una E del 94% y el 94,7% respectivamente.
Doceava diapo
En un 5-10% de los casos, se encuentra su origen en: un divertículo de Meckel, una duplicación, un
pólipo o, en niños mayores, se ha encontrado asociado a afecciones linfoides del intestino.
En estos rangos de edad suele ser idiopática, pero en los niños mayores de 5 años hay que
descartar una causa que haya servido de cabeza de la invaginación (pólipos, linfoma, divertículo de
Meckel, púrpura de Schönlein-Henoch).
existe cierta evidencia para implicar virus como adenovirus , rotavirus, virus del herpes humano
6, etc., junto con otras causas deenteritisbacterianacomo Salmonella spp., E.
coli , Shigella y Campylobacter. Por lo tanto, incluso si un niño presenta dolor abdominal intenso
recurrente y diarrea con un cultivo de heces positivo , puede ser importante excluir una
invaginación intestinal si los síntomas no se resuelven.
Inicialmente, el paciente permanece asintomático entre las crisis de dolor, pero, al cabo de unas
horas, aparece palidez y decaimiento. Existen vómitos, aproximadamente, en un 50% de los casos.
Al principio, puede haber heces de consistencia normal, pero, es frecuente, el estreñimiento
acompañado de la ausencia de expulsión de gases por ano. La aparición de heces en “ jalea de
grosella”, con sangre y moco, ocurre cuando el cuadro clínico está ya evolucionado. En cualquier
niño menor de tres años, con crisis agudas de dolor abdominal tipo cólico, debe sospecharse el
diagnóstico de invaginación abdominal.
La exploración física suele ser normal entre los episodios y, en ocasiones, puede palparse la cabeza
de la invaginación, “morcilla”, habitualmente en la parte superior del hemiabdomen derecho. Al
progresar el cuadro clínico, la palpación abdominal se hace dolorosa, con signos de peritonismo y
distensión abdominal. Al tacto rectal, se puede apreciar mucosidad sanguinolenta y, en raras
ocasiones, el intestino invaginado prolapsa a través de ano.
La radiografía abdominal es una opción razonable y puede mostrar escasez de gas en el RIF, asas
distendidas del intestino delgado debido a la obstrucción y una masa de tejido blando. Se han
descrito dos signos específicos; el "signo objetivo" que aparece como dos círculos concéntricos
superpuestos sobre la sombra renal derecha causada por la grasa peritoneal que rodea y dentro
de la invaginación intestinal y el "signo de media luna" donde hay una masa de tejido blando que
se proyecta en el gas intestinal. Con menos frecuencia puede haber aire libre en la cavidad
peritoneal indicativo de perforación.
Diapo 13
Estos niños requieren reanimación con líquidos intravenosos, ya que son propensos a la
deshidratación secundaria a vómitos prolongados y obstrucción del intestino delgado . También se
deben administrar antibióticos debido al intestino isquémico y la tendencia a la translocación
bacteriana . Si el niño está hemodinámicamente estable y no hay signos de perforación
intestinal (en el examen o la radiografía abdominal), se puede intentar una reducción no
quirúrgica.
La cirugía está indicada cuando la reducción del enema aéreo ha fallado o en casos donde hay
un neumoperitoneo obvio o los signos sugieren un intestino necrótico. hidrostático de suero salino
fisiológico bajo sedación/analgesia IV.
El tratamiento será quirúrgico si el paciente tiene: mal estado general, alteraciones electrolíticas
graves, una perforación intestinal, se sospecha un proceso de base que actúa como cabeza de
invaginación (por ejemplo, linfoma) o fracasa la reducción mediante enema.
14 DIAPO
Aunque las anomalías rotacionales del intestino son probablemente comunes y se estima que
ocurren entre 1 de cada 200 nacidos vivos, la frecuencia con la que se vuelve sintomática es
mucho menos común, posiblemente 1 de cada 6000 nacidos vivos. Por lo general, se presenta
dentro del primer año de vida, pero puede presentarse a cualquier edad incluso en la edad adulta.
La mala rotación es la característica intestinal que en sí misma puede estar completamente sin
síntomas, pero el vólvulo es la complicación y puede ser catastrófico.
Más del 80% se presentará dentro de la primera semana de vida y todos los casos sintomáticos
presentarán signos de obstrucción duodenal y, por lo tanto, vómitos biliosos. Cuando
hay isquemia intestinal y potencialmente infarto debido a vólvulo, el abdomen debe estar sensible
con signos de peritonitismo. Puede haber evidencia de hemorragia gastrointestinal en cualquiera
de los extremos, lo que resulta en colapso circulatorio y shock debido a pérdida de sangre y
secuestro de líquidos con endotoxemia y sepsis.
En un bebé que se presenta con un abdomen agudo , vómitos biliosos y shock, cada minuto cuenta
y, a veces, no hay tiempo para el diagnóstico por imágenes, más allá de quizás una radiografía
abdominal . Aunque esto rara vez es específico, su aspecto sin características y sin gas respalda el
diagnóstico.
La reanimación urgente con líquidos y la laparotomía están indicadas y deben realizarse sin
demora en un intento de salvar cualquier intestino viable. Aún la mortalidad es alta y la morbilidad
del intestino corto es significativa.
Sin embargo, si el niño está estable, la modalidad de diagnóstico clave es un estudio de contraste
gastrointestinal superior (bario o soluble en agua) para evaluar la posición de la flexión de DJ. Por
lo general, la posición normal se define como la flexión del DJ debe estar a la "izquierda del
pedículo izquierdo y en el plano transpilórico". Las asas yeyunales proximales iniciales deben estar
a la izquierda del abdomen. La mala rotación es sugerida por un posicionamiento anormal de la
flexión del DJ; se sugiere vólvulo si hay ausencia de pasaje de contraste del duodeno o un
sacacorchos u orientación espiral del yeyuno proximal .
La ecografía abdominal no sirve para determinar la orientación intestinal, pero se puede usar para
tratar de determinar la orientación de la AME y el SMV con el primero normalmente ubicado a la
izquierda del segundo. El llamado signo de "remolino" sugiere vólvulo.
15 DIAPO
En cualquier caso de-be considerarse como una lesión grave, por loque la actitud diagnóstica
y terapéutica debeestar protocolizada.
Luego de una inspección cuidadosa del abdo-men para buscar posibles hematomas,
erosiones,distensión o heridas, se procederá a la palpación.Podemos encontrar dolor y
contractura muscu-lar localizados en el sitio de la contusión o lapresencia de defensa
generalizada que indican laexistencia de hemoperitoneo.
Diapo 16
Se deberá colocar una sonda nasogástrica abierta a bolsa (si vómitos, distensión abdominal,
alteración de la consciencia o sospecha de lesión abdominal importante) y una vesical para
descomprimir la vejiga y medir diuresis (contraindicada si sospecha de lesión uretral). El
tratamiento analgésico se realizará con paracetamol IV (en menores de 10 kg: 7,5 mg/kg/cada 6
horas, dosis máxima 30 mg/kg/día; 10-33 kg: 15 mg/kg cada 4-6 horas, dosis máxima 60 mg/kg/día
o 2 g/ día; 33-50 kg: 15 mg/kg cada 4-6 horas, máximo 90 mg/kg o 3 g/día) que se administrará de
forma lenta en perfusión en 15 minutos y/o metamizol IV (entre 12 meses y 15 años: 20 mg/kg/6-8
horas hasta 40 mg/kg/6-8 horas en las primeras 48 horas de un postoperatorio cada 6 horas,
máximo 2 g/ día; en mayores de 15 años: 2 g/8 horas, máximo 6 g/día) en 10 minutos.