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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE

CAMPECHE
FACULTAD DE DERECHO “DR. ALBERTO
TRUEBA URBINA”

ASIGNATURA: DERECHO ELECTORAL

TÍTULO: RESUMEN DEL MARCO CONSTITUCIONAL,


ANTECEDENTES DEL DERECHO ELECTORAL, SUFRAGIO O
VOTO

SUBCOMPETENCIA 1

ACTIVIDAD PRIMER PARCIAL

GRADO 6 SEMESTRE GRUPO B


ALUMNO: VALERIA PÉREZ PINZÓN.
DOCENTE: JORGE L PÉREZ CURMINA.

CICLO ESCOLAR 2022-2023


Introducción

El derecho electoral surgió como una necesidad de normar toda la actividad política,
por lo que es parte sustancial de la Ciencia Política, como lo son para esta los
partidos políticos, y el financiamiento que se da a estos, es muy distinta al contexto
político que existía en 1985, con la que existió en 1996 y a la que existe actualmente,
en ese entonces nos encontrábamos ante un partido hegemónico o un partido
predominante, si bien no un partido único, si un sistema poderpartidista, en donde
gobernaba un solo partido, a base de una reproducción de invocar elecciones
populares para la asignación de los puestos de gobierno con un fin muy especifico,
la lucha política, no por mantener el poder, sino el monopolio del gobierno en los
puestos de elección popular.

En las democracias modernas los ciudadanos eligen a sus representantes a través


del voto, siguiendo un conjunto de reglas. Éstas pueden definirse como el derecho
electoral de un país determinado.

En México, el derecho electoral tiene un nivel de especialización y detalle que


difícilmente se encuentra en otros países. Las instituciones encargadas de
organizar y calificar las elecciones son robustas, complejas y con un gran número
de funciones. Este fenómeno no es gratuito, deriva del pasado autoritario de México
y sobre todo de una característica muy distintiva: la celebración periódica de
elecciones no auténticas. A partir del reconocimiento de esa realidad, y en un
esfuerzo para erradicarla, se crearon las reglas e instituciones que hoy se encargan
de garantizar la autenticidad del voto en un sentido amplio.
Marco Constitucional

En México, el derecho electoral se regula desde la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), principalmente en los artículos 35, 39, 40, 41,
99, 116 y 122:

El artículo 35 reconoce los derechos fundamentales de los ciudadanos mexicanos,


tales como el derecho a votar, ser votado y de asociación.

Los artículos 39 y 40 definen al régimen político mexicano como una democracia


representativa.

El artículo 41 confirma el papel de las elecciones competidas en la democracia


representativa mexicana y establece las bases para la formación de partidos
políticos, la competencia por el poder y la organización de las elecciones.

El artículo 99 establece las bases para la calificación de las elecciones y la


protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos.

Los artículos 116 y 122 confirman que los principios establecidos en la organización
y calificación de las elecciones a nivel federal deben prevalecer en las elecciones
locales de los 31 estados y el Distrito Federal.

Antecedentes del Derecho Electoral

Los antecedente legales de la justicia electoral en el Estado de México,


encuentran su origen en la Ley Orgánica Provisional para el arreglo del Estado
Libre, Independiente y Soberano de México, que en el año de 1824 estableció la
facultad del Prefecto para conocer sobre los recursos o dudas que ocurrían en las
elecciones de Ayuntamiento, dentro de un término de ocho días a partir de la
publicación de la elección. En virtud de este ordenamiento, el Prefecto tenía la
facultad de resolver sobre la legalidad de la elección, toda vez que su figura
estaba considerada como la de un Jefe Político que tenía potestades para ejercer
la función jurisdiccional, con lo que vinieron a sentarse las bases de un andamiaje
legal que ha ido evolucionando con el paso de los años.

Tres años más tarde, en la Constitución del Estado de México de 1827, el espíritu
del constituyente de la época plasmo en su artículo 79 que una vez instaladas las
juntas, que hoy conocemos como casillas electorales, el Presidente debía
preguntar si alguien tenía queja sobre cohecho o soborno para que la elección
recayera en determinada persona y en ese supuesto se procedía a justificar su
dicho y de resultar cierta la acusación a los culpables, se les privaba del voto
activo o pasivo. Pero no es sino hasta la Ley Orgánica para las Elecciones
Políticas y Municipales del Estado de México (1871) cuando comienzan a
señalarse las causas de nulidad para los votos individuales, para votaciones
verificadas en secciones y para los actos de computación de votos. La misma ley
contemplaba la existencia de recursos y la acción popular, sujetas ambas, a
requisitos de procedencia y trámite.

Bajo estas mismas condiciones, en los inicios de México del siglo xx se


promulgaron la Ley Orgánica para las Elecciones Políticas y Municipales del
Estado de México (1909), y la Ley Orgánica, hasta llegar a la promulgación de la
Ley Orgánica para la Elección de Gobernador, Diputados, Ayuntamientos y Jueces
Conciliadores de 1951.
Ordenamiento de la mayor importancia porque aquí se agregan novedosamente
las causas de nulidad de una elección en razón de violación a los requisitos de
elegibilidad, y se crea el Consejo de Revisión Municipal para el análisis de los
expedientes de este tipo de elecciones.
A partir de los aciertos y defectos de la normatividad anterior, en el año de 1966 se
publica una nueva Ley Electoral del Estado de México, en la que se incluye un
capítulo de garantías y recursos, para establecer formalmente la existencia de un
medio de impugnación como vía de reclamación jerárquica contra los actos de
organismos electorales. Este régimen, salvo modificaciones mínimas, fue reiterado
en la Ley Electoral de 1975.

La propia dinámica y evolución democrática, desembocó en una nueva reforma


que motivó la expedición de la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos
Electorales (1978), en la que bajo el título de lo Contencioso Electoral, se
introduce la existencia de cuatro recursos, regulándose con mayor técnica
legislativa los supuestos de su procedencia y los organismos ante quien procede
su ejercicio.
Hasta estos momentos, en el Estado de México las responsabilidades del sistema
de lo contencioso electoral, eran asumidas por un órgano político. Por lo tanto, la
tendencia para juzgar y calificar las elecciones era política.
Influenciados por las reformas a la Constitución General de la República y la
expedición del Código Federal Electoral de 1987, que dieron pauta para crear la
figura de un Tribunal Electoral encargado de tramitar y resolver las
inconformidades en materia electoral, en el año de 1990, se estableció en la
Constitución Política Local un sistema de medios de impugnación de los que
conociera un Tribunal Electoral de carácter autónomo.
En consecuencia, se reformó también la Ley de Organizaciones Políticas y
Procesos Electorales del Estado de México, para reglamentar la organización,
atribuciones y funcionamiento de dicho Tribunal, con la característica de ser
autónomo y dotado de jurisdicción para conocer y resolver los distintos medios de
impugnación que se dieran con motivo de los procesos electorales.
La creación de este Tribunal, además de que constituía un medio para garantizar
a ciudadanos y partidos políticos el estricto cumplimiento de las normas
electorales, con el propósito de consolidar el ambiente democrático, detonó un
avance sustancial en favor de la legalidad y el fortalecimiento del estado de
derecho en nuestra entidad.
Con la experiencia adquirida a partir de estas reformas legislativas al marco
electoral, de manera muy destacada con las modificaciones registradas en el
ordenamiento de 1990, cristalizó la revisión integral a la Constitución Política del
Estado Libre y Soberano de México de 1995, lo que permitió consolidar la
expedición del Código Electoral del Estado de México un año después.

De manera muy puntual, en la consolidación del aparato de justicia electoral que


nos rige y que encuentra su base en el Título Segundo, artículo decimotercero de
nuestra Constitución particular, referente a los principios Constitucionales, los
Derechos Humanos y sus Garantías.

Artículo 13.- Para garantizar los principios de constitucionalidad y legalidad de los


actos y resoluciones electorales, la ley establecerá un sistema de medios de
impugnación que dará definitividad a las distintas etapas de los procesos
electorales locales y garantizará la protección de los derechos político-electorales
de los ciudadanos.

Habrá un Tribunal Electoral autónomo, de carácter permanente con personalidad


jurídica y patrimonio propios, independiente en sus decisiones que será la máxima
autoridad jurisdiccional en la materia, con la jurisdicción y competencia que
determinen esta Constitución y la ley. Contará con el personal jurídico y
administrativo necesario para su adecuado funcionamiento.

El Tribunal Electoral funcionará en Pleno, se integrará por cinco Magistrados que


durarán en su cargo seis años y no podrán ser reelectos. Sus emolumentos serán
los previstos en el Presupuesto de Egresos del Estado.

Corresponde a la Legislatura designar, de entre los ciudadanos propuestos por el


Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia y con el voto de las dos
terceras partes de los miembros presentes, a los Magistrados del Tribunal
Electoral y de entre éstos a su Presidente, quien fungirá por tres años y podrá ser
reelecto por un periodo más, conforme al procedimiento y requisitos establecidos
en la ley.
En caso de falta absoluta de alguno de los Magistrados, el sustituto será elegido
por la Legislatura para concluir el periodo de la vacante, en los mismos términos
que se señalan en el párrafo anterior.
Al Tribunal Electoral le corresponderá resolver de forma definitiva e inatacable las
impugnaciones en contra de los actos y resoluciones del Instituto Electoral a
través de los medios establecidos en la ley de la materia; los conflictos o
diferencias laborales entre el Tribunal y sus servidores y entre el Instituto Electoral
y sus servidores públicos electorales, así como las determinaciones sobre
imposición de sanciones por parte del Instituto Electoral.
El Tribunal Electoral expedirá su reglamento interno y los acuerdos generales para
su adecuado funcionamiento, en los términos que señale la ley.
El Tribunal Electoral contará con una Contraloría General adscrita al Pleno, que
tendrá a su cargo la fiscalización de las finanzas y recursos del Tribunal Electoral;
su titular será nombrado por la Legislatura del Estado, en la forma y términos que
señale la ley.
El Magistrado Presidente y los Magistrados Electorales, durante el tiempo que
transcurra entre dos procesos electorales, estarán obligados a realizar tareas de
investigación, docencia y difusión de la materia electoral y de participación
ciudadana.

La ley fijará las causales de nulidad de las elecciones de Gobernador, Diputados


locales y Ayuntamientos. El Tribunal Electoral sólo podrá declarar la nulidad de
una elección por la actualización de alguna de las causales expresamente
establecidas en la ley.
La ley establecerá los supuestos y las reglas para el ejercicio de los medios de
apremio para hacer cumplir de manera expedita sus resoluciones. Por otra parte,
el Código Electoral del Estado de México en vigor dispone en el artículo 383 lo
siguiente:
Artículo 383.- El Tribunal Electoral es el órgano público autónomo, de carácter
permanente con personalidad jurídica y patrimonio propios, independiente en sus
decisiones y máxima autoridad jurisdiccional en la materia, con la jurisdicción y
competencia que determinen la Constitución Particular y este Código.
Al Tribunal le corresponderá resolver de forma definitiva e inatacable las
impugnaciones contra actos y resoluciones del Instituto a través de los medios de
impugnación establecidos en este Código, los conflictos o diferencias laborales
entre el Tribunal y sus servidores y entre el Instituto y sus servidores, así como las
determinaciones sobre imposición de sanciones por parte del Instituto.

Voto o sufragio
El voto garantiza la participación de toda la ciudadanía en la elaboración de las
políticas públicas; el voto, como participación en el debate político, resulta una
obligación la cual se consagra en el texto constitucional, como una obligación
jurídica que implica la necesidad de reglamentarla como tal. La democracia está
dirigida a obtener un consenso en acciones o actitudes, a través de una aceptación
libre por parte de los individuos, de principios que comparten sobre la base de
razones morales, con la finalidad de guiar su comportamiento y sus actitudes frente
a las acciones de terceros. Continuando con este razonamiento, las normas
democráticas proveen razones para creer que son justas, por lo que justifican la
acción o decisión, ya que estas, las normas democráticas, tienden hacia la
imparcialidad.

El sistema democrático de discusión colectiva y decisión mayoritaria es más


confiable, para alcanzar soluciones correctas. El voto obligatorio es una medida que
procura la imparcialidad.
Cabe recordar que establecer la obligatoriedad de la emisión del voto es una
situación jurídica que no está siendo establecida en esta reforma, sino que ya se
encuentra plasmada en nuestra Ley Fundamental, y aquí solo se está
reglamentando tal situación legal.
El voto obligatorio es una práctica que requiere que las personas voten en
elecciones o se presenten ante una autoridad para justificar su ausencia de un
proceso electoral. No sólo en nuestro país el voto es obligatorio, más de treinta
naciones cuentan con este sistema electoral, como Argentina, Brasil, Australia,
Uruguay, entre otros, logrando en la participación de los ciudadanos conciencia
cívica y legitimidad en la toma de decisiones trascendentales.
Es importante hacer notar que si bien jurídicamente el voto tiene carácter obligatorio
para todos los ciudadanos mexicanos, la ley no contempla sanción alguna en caso
de incumplimiento, por lo que en rigor se trata de un mandato
imperfecto. Al igual que en todas las sociedades modernas, el sufragio en México
es Universal, Libre, Secreto y Directo.

● UNIVERSAL. Tienen derecho a él, todos los ciudadanos que satisfagan los
requisitos establecidos por la ley, sin discriminación de raza, religión, género,
condición social.

● LIBRE. El elector no está sujeto a ningún tipo de presión o coacción para la


emisión del sufragio.

● SECRETO. Garantía de que no se conocerá públicamente la preferencia o


voluntad de cada elector individualmente considerado.

● DIRECTO El ciudadano elige por sí mismo a sus representantes. Además de


estas características prescritas por la Constitución, el sufragio en México
también se considera personal e intransferible.

● PERSONAL. El elector debe acudir personalmente a la casilla que le


corresponda para depositar su voto.

● INTRANSFERIBLE. El elector no puede facultar o ceder su derecho a


ninguna persona para la emisión de su sufragio. (UNAM, 2013)

A manera de conclusión podemos decir que la democracia es considerada como


una forma de gobierno justa y conveniente para vivir en armonía. En una
democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los
cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan
un diálogo para alcanzar objetivos comunes.

En ese sentido, solamente con la participación efectiva, la voluntad, así como con
la sinergia entre los tres órdenes de gobierno y la sociedad la democracia se puede
tornar en una realidad ideal.

En México, contamos con un sistema electoral democrático, competitivo y plural.


Este sistema, sustentado en el principio básico de “una persona, un voto” permite
que todas y todos tengamos la misma capacidad de incidencia frente a la política y
ejerzamos de esta forma un control sobre el poder del Estado.

Al ser los gobiernos municipales los más cercanos a la ciudadanía, son quienes
juegan un papel determinante para la alternancia política y la consolidación del
ejercicio democrático.

Los gobiernos locales fueron los principales promotores de la alternancia política,


impulsaron su trayectoria en nuestro país hasta culminar con la alternancia en el
gobierno federal.
Conclusión

El Derecho electoral es la piedra fundamental que tiene por objeto hacer respetar la

voluntad de las mayorías, a través de un conjunto de reglas o leyes, organizadas

sistemáticamente vigilando estrechamente que prevalezca, el sufragio universal,

libre, igual, directo y secreto, es decir, la democratización fundamental de los

sistemas políticos con órganos representativos, el sufragio democrático.

Para que sea posible lo anterior, en la contienda electoral debe de existir una serie

de reglas que los actores políticos deben de respetar y llevar a cabo, para que la

renovación pacífica y periódica de los órganos de representación se lleve en

condiciones de igualdad, transparencia, legitimidad y representatividad.


Bibliografía

1. Martín Pérez Cázares (2020) El derecho Electoral y los Partidos Políticos.


2. Derecho Electoral Mexicano. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación.
3. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
4. Derecho Electoral Mexicano. Una Visión Local.

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