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ELECTORALES
Introducción
Antecedentes
Delitos electorales
Cambios relevantes a la ley general en materia de delitos electorales
La fiscalía especializada en delitos electorales es la institución que
Procura justicia en materia penal-electoral.
Proceso electoral
Campañas electorales
El voto
Autoridades electorales
Quiénes intervienen en el proceso
Violencia política contra las mujeres en razón de genero
Contexto general de la materia electoral en México
Antecedentes de la fepade
Estructura orgánica de la fepade
Ensayo
Hipótesis
Iniciativa
Anexos imagenes
Conclusión
Bibliografía
Introducción
El tema de los delitos electorales está siendo investigado y reformulado por
parte de los grandes juristas en el proceso del derecho penal por lo que es
relativamente nuevo en materia electoral, debido a que este acto es juzgado
por un legislador de una autoridad penal, en el cual le corresponde realizar un
análisis amplio para dictaminar el estudio de las distintas fracciones de los
principales artículos que intervienen a esta problemática especial y que se ha
profundizado para establecer las reglas de convivencia para la elección de los
órganos de gobierno.
Haciendo énfasis en el presente ensayo es preciso mencionar la importancia
de crear una fiscalía especializada para la atención de los delitos electorales
los cuales desde su creación de 1994 ha pasado por varias etapas, en las
cuales existen reformas constitucionales que han permitido que el sistema
electoral tenga un proceso y una diversidad política en la cual los medios de
impugnación y las normas relativas han podido otorgar garantías para que el
proceso electoral federal se realizara en el marco de la legalidad y credibilidad.
Hoy en día la FEPADE es un organismo regulador que tipifica los delitos en el
codigo penal federal, los cuales atentan contra las características del voto que
debe de ser universal, libre, directo y personal Estas conductas pueden
cometerse por diversos sujetos activos y las sanciones dependen de esta
clasificación como los son: los delitos cometidos por cualquier persona de
alterar el registro federal de electores, los que son cometidos por los servidores
públicos, los cuales son el destinar apoyo a un candidato o partido en su cargo
como servidor público, cometidos por funcionarios electorales inducir o ejercer
presión sobre los electores; Cometidos por candidatos o funcionarios
partidistas: realizar o distribuir propaganda electoral durante la jornada.
Entre los cambios más importantes destacan la incorporación de nuevos
sujetos responsables como exconsejeras, exconsejeros, magistradas y
magistrados electorales, la ampliación en la definición de documentos públicos
electorales, el aumento en las sanciones por la posible comisión de delitos Una
de las grandes aportaciones de la LGMDE es establecer lineamientos para
desarrollar mecanismos de coordinación y colaboración entre la Federación, las
entidades federativas, los municipios y el órgano político administrativo de la
Ciudad de México. También por impulsar acuerdos de coordinación entre
dependencias del gobierno federal y de las entidades federativas; implementar
un sistema nacional de formación, actualización, capacitación y
profesionalización de los servidores públicos; establecer protocolos
estandarizados para la Federación y las entidades federativas; recopilar e
intercambiar datos y estadísticas de los delitos; formular políticas integrales,
sistemáticas, continuas y evaluables; fomentar la participación de la comunidad
y de instituciones académicas que coadyuven en los procesos de evaluación.
Antecedentes
El gran crecimiento y evolución de los delitos electorales a lo largo de la historia
de Mexico se han establecido en diversos ordenamientos jurídicos, el
antecedente más remoto lo podemos encontrar en las sanciones cometidas en
materia electoral se filiaba a la constitución de Cádiz de 1892. En dicho cuerpo
normativo ya se estipulaba el delito de cohecho y soborno para emisión del
voto.
Dicho cuerpo normativo se puede identificar en cuatro épocas de evolución las
cuales están regularizadas por los delitos electorales en México: la primera con
la constitución de Cádiz de 1982 quien fue la primera en realizar disposiciones
que regulan los delitos electorales en México las sanciones en materia
electoral; la segunda etapa inicia con la entrada en vigor del código penal de
1871, también llamado código Martínez de Castro, en él se estipularon los
primeros artículos enfocados específicamente en materia electoral y ahí se
establecieron en un apartado de diez artículos las conductas delictivas, bajo el
rubro de nominado “Delitos cometidos en la Elecciones populares”
posteriormente la legislación que se estableció en el texto fue el código de
alcatraz de 1929 las faltas y delitos del código administrativo y delitos
electorales y contemplo lo dispuesto en las legislaciones preexistentes. en
1931 el código penal se estableció un capítulo especial para los delitos
electorales y por esta razón se suscitó la problemática en cuanto a su
aplicación debido a que la ley no definía con claridad jurídica el ámbito de las
infracciones y las conductas que podrían ser tipificadas como delito electoral.
La reforma constitucional en materia político electoral de febrero de 2014
marco el inicio de la cuarta etapa con ella el régimen electoral mexicano ordeno
la creación de la ley general en materia electorales, que se publicó en el diario
oficial de la federación el 23 de mayo de 2014. Esta ley es reglamentaria del
artículo 73, fracción XXI inciso a de la constitución política de los estados
unidos mexicanos que tiene por objeto establecer los tipos penales, las
sanciones, la distribución de las competencias y las formas de coordinación
entre los órganos de gobierno.
Cabe hacer mención de la distinción que marca esta nueva ley Electoral que
contempla 436 hipótesis de conductas delictivas en materia electoral, mientras
que el código penal federal contempla únicamente 147 hipótesis esta nueva
legislación re diseña el sistema de procuración de justicia en materia electoral
puesto que ordena la creación de fiscalías especializadas en delitos
electorales.
Desde que existe el ser humano ha sido necesario establecer reglas de
convivencia y entre dichas reglas han tenido siempre primordial importancia
aquellas relativas a la elección de los órganos de gobierno; por tanto, a lo largo
del devenir histórico, han surgido normas penales que sancionan a los
responsables de atentar contra el mencionado régimen jurídico. En la Grecia
clásica merecía pena de muerte el ciudadano que votaba dos veces y se
castigaba, con la misma pena, al que vendía el voto o lo compraba. En la vida
jurídica romana, tan rica e importante en antecedentes, existía el delito de
ambitus o ámbito, regulado por la Ley Julia de Ámbito, para sancionar la
corrupción en la obtención del voto, cuya penalidad si bien al principio fue
solamente pecuniaria, alcanzó, con el tiempo, la privación de honores, el
destierro e incluso la deportación. Durante la época de la república romana
existe el antecedente del manejo excesivo de compra de votos en las centurias
que realizó el dictador Cayo Mario, como posteriormente también lo hizo Lucio
Cornelio Sila.2 Durante la Edad Media surge la figura del broglio, alusiva al
fraude electoral y a la compra de votos (broglio impropio y broglio propio), hasta
llegar al Código Penal Francés de 1810, que incluyó un capítulo en el que se
establecieron tres formas específicas de suplantar la voluntad popular: la
violencia o coerción, la corrupción y el fraude electoral que lesionaban,
respectivamente, la libertad, la honestidad y la sinceridad del sufragio.
En México, el primer cuerpo legal propiamente nacional lo tenemos en la
Constitución de Apatzingán, en cuyo artículo sexto se estableció: El derecho de
sufragio para la elección de diputados pertenece, sin distinción de clases ni
países, a todos los ciudadanos en que concurran los requisitos que prevenga la
ley y en su artículo décimo se estatuyó Si el atentado contra la soberanía del
pueblo se cometiere por algún individuo, corporación o ciudad, se castigará por
la autoridad pública, como delito de lesa nación.
El Código Penal de 1871 incorporó, en el Título Décimo, Capítulo I, de su Libro
Tercero, coerciones y fraudes electorales. Resulta interesante destacar que la
pena más severa era de un año de prisión, y se estableció para castigar a los
responsables de los siguientes delitos: atentados contra la libertad del elector,
ejercidos con violencia física o moral y en forma tumultuaria; destrucción,
sustracción o falsificación de actas de escrutinio o de cualquier otra pieza de un
expediente de elección, por parte de un funcionario electoral. El Código Penal
de 1929, de efímera vida, no reguló delitos electorales, toda vez que éstos se
encontraban estructurados en la «Ley para la Elección de Poderes Federales»
de 2 de julio de 1918. A partir de esta ley electoral existió un sinnúmero de
legislaciones en materia electoral, en cuyo contenido estuvieron reguladas las
figuras delictivas correspondientes, así como las respectivas sanciones. La
última legislación electoral en la que se encontraban delitos sobre dicha
materia fue el Código Federal Electoral de 9 de enero de 1987, publicado en el
Diario Oficial de la Federación de 12 de febrero de 1987.4 Efectivamente, el
Libro Séptimo, Título Segundo, Capítulo Tercero, de dicho ordenamiento reguló
en sus artículos 340 a 351, las sanciones que se imponían a quienes
incurrieran en delitos electorales, y destacaban como sanciones: la multa, la
pena privativa de libertad hasta de tres años, la destitución del empleo para los
funcionarios electorales, así como la suspensión de derechos políticos. Con la
reforma electoral de 1990, que dio origen al nacimiento del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales, se dio un cambio en la forma
tradicional de regular los delitos electorales y no se incluyeron en dicho
ordenamiento tales ilícitos. Éstos fueron regulados en el Código Penal Federal,
el que, a su vez, fue reformado en dicha materia en marzo de 1994, sobre todo
para añadir tipos y categorías penales a las ya establecidas. Lo mismo sucedió
con las recientes reformas de noviembre de 1996.
Autoridades electorales
Se denominan autoridades electorales a las instancias encargadas de
garantizar la celebración auténtica y periódica de las elecciones, así como de
resolver los conflictos derivados de la aplicación de las normas electorales.
Pueden ser autoridades administrativas, jurisdiccionales y penales, además de
clasificar en autoridades federales y estatales.
Federales
Administrativas
Instituto Nacional Electoral (INE).
Es el encargado de registro, organización y control de todo lo relacionado con
el padrón electoral y las propias elecciones. La organización cuando se trata de
presidente de la República Senadores (cada seis años) o Diputados Federales
(cada tres años).
Jurisdiccionales
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE)
Se encarga de resolver las controversias entre partidos, así como las
impugnaciones de elecciones.
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
Resuelven todos los casos de inconstitucionalidad.
Penales
Fiscalía General de la Republica a través de la Fiscalía Especializada en
Delitos Electorales (FEDE)
Es la responsable de la prevención y persecución de los delitos en materia
electoral.
Ciudadanos
Son todas las personas de nacionalidad mexicana mayores de 18 años y que
cuentan con su credencial de elector.
Funcionarios Electorales
Son todas las personas que forman parte de un órgano electoral, tales como
junta distrital o mesa de casilla.
Funcionarios Partidistas
Son los dirigentes de partidos políticos nacionales o agrupaciones políticas y
sus representantes ante el órgano electoral, y los candidatos, es decir, los que
estén registrados ante la autoridad competente.
Candidatos
Son las personas que cubrieron los requisitos legales y se registraron en
tiempo y forma para contener representado a un partido político o de manera
independiente.
Ministros de culto religioso
Son las personas que representan y de alguna forma dirigen a una comunidad
con creencias específicas en cuanto a una divinidad.
Investidos de fe pública
Son las personas que conforme a la ley tiene la atribución legal de que los
hechos que certifican son verdaderos y auténticos.
Servidores Públicos
Son las personas que desempeñan un empleo, cargo o comisión de cualquier
naturaleza a la federación o al Estado dentro de los organismos y entidades de
la administración pública
Antecedentes de la FEPADE
En atención al sujeto pasivo del delito, el sujeto pasivo es el titular del bien
jurídicamente dañado o puesto en peligro por la comisión del acto ilícito. En el
caso de los delitos electorales, el sujeto pasivo es el PUEBLO en tanto titular
de la soberanía, así como el ESTADO en tanto organizador y responsable de
los procesos electorales.
Los delitos en materia electoral son delitos dolosos, en atención a que existe la
plena y absoluta intención del sujeto activo para cometer el delito.
ENSAYO
Los delitos electorales en México tienen como objeto sancionar las conductas
más graves que afectan la garantía del voto libre, secreto y universal. Esta
figura instrumental, a muchos años de su configuración normativa están
pasando por una fuerte crisis derivada de su falta de efectividad. Actualmente
son mínimas las sanciones efectuadas por las autoridades responsables,
estamos hablando que pueden ser millones las personas coaccionadas,
compradas o amenazadas para votar por un partido político o candidato, como
también que durante los procesos de proselitismo se utilizaron recursos
públicos o programas sociales a cambio del voto.2 En síntesis, los delitos
electorales en el contexto actual no son funcionales por dos motivos, el primero
porque no inhiben conductas ilícitas relacionadas con su objeto; y segundo, no
se han presentado resultados efectivos en el tema de procuración de justicia
penal electoral. FEPADE recibe anualmente alrededor de mil denuncias y de
ellas aproximadamente el 92% están relacionadas con la falsificación
credencial para votar o alteración del padrón electoral, que en mi opinión esta
figura jurídica no altera las garantías fundamentales del voto, ya que la persona
que realiza tal ilícito no es para votar dos veces, sino para ostentarse con otro
nombre o cometer delitos patrimoniales como puede ser obtener créditos a
nombre de otra persona. En la configuración normativa actual los delitos
electorales se contemplan en los ámbitos federal y estatal, como también es
homogéneo su resultado, en las diversas Entidades Federativas del país,
tampoco hay consignaciones relevantes.
Siempre establecer una definición de los delitos electorales puede ser una
tarea complicada por sus múltiples facetas e implicaciones en el Derecho
público y en la protección y tutela a los Derechos políticos. Para Orozco y Silva,
los delitos electorales representan características comunes a los Derechos
políticos. Montoro establece que el Derecho constituye una realidad compleja y
plural que implica las dimensiones de la legitimidad, la positividad legalidad y la
eficacia. El mismo autor ofrece una referencia histórica de la concepción de
Derechos políticos, como también de los delitos políticos, los cuales en sus
inicios se configuraron cuando afectaban al monarca o al Estado “lesa
majestad” y fueron evolucionando hasta concebirlos en su marco referencial
como las conductas que vulneran al régimen jurídico-político Los delitos
electorales están directamente vinculados a las prácticas electorales y, en
consecuencia, tutelan el derecho individual y colectivo de los ciudadanos para
elegir a sus gobernantes. González de la Vega, es enfático y asegura que la
función de los delitos electorales es el tutelar la libertad del voto, la honestidad
del proceso electoral y la sinceridad del sufragio universal. La definición es
precisa, los delitos electorales buscan que el ciudadano se presente a votar en
las urnas sin que exista o medie circunstancia que afecte el Derecho
fundamental de elegir libremente, sin presiones, ni coacción. Al mismo tiempo
éste busca proteger que la voluntad popular, no se altere por medio de
circunstancias que pretendan modificar el resultado electoral por medio de
conteos irregulares, o que los candidatos tengan ventajas indebidas que afecte
a la equidad de la competencia política. En materia penal, el objeto es
sancionar las conductas que violentan la integridad física de las personas, su
patrimonio o la libertad. Aquí es oportuno hacer una pausa para reflexionar qué
es lo castigan los delitos electorales y qué afectación puede percibir un
ciudadano que es víctima de estos ilícitos. La respuesta es la primera
interrogante es la “libertad del voto”; y para la segunda, una contestación sería
que el ciudadano las conductas tipificadas como delitos electorales no las
percibe como afectación directa, aunque si las considera indebidas. Es decir,
quebranta el principio democrático de la representación y la garantía del voto
libre y secreto.
HIPOTESIS
La ineficacia del procedimiento de los delitos electorales no contribuye a la
inhibición del acto ilícito en lo electoral por lo tanto se requiere procesos que
sancionen cualquier conducta que violenten la democracia del estado de
Guanajuato en sus procesos electorales.
INICIATIVA
Descripción Iniciativa a efecto de reformar la denominación de los capítulos I y
II del Título Sexto del Libro Segundo; así como los artículos 284 y 289-A; y
derogar los artículos 285, 286, 287, 288 y 289, del Código Penal del Estado de
Guanajuato, formulada por diputados integrantes del Grupo Parlamentario del
Partido Revolucionario Institucional, cuyo fin es dar certeza y seguridad jurídica
a los justiciables en materia de delitos electorales.
Imagen 1
Imagen anexo 1 buscador de iniciativas en la pagina del congreso del
estado
Imagen 2
Imagen 4
Contestación a la solicitud realizada en el chat del congreso del estado
Imagen 5
El articulo 284 regula a los delitos electorales en el codigo penal para el
estado de Guanajuato
Conclusión
Revisando la problemática en la cual se encuentra actualmente los delitos
electorales en Mexico deberían de tener una importancia al cumplimiento
de las reglas que se desarrollan mediante las reglas específicas marcadas
en nuestra ley vigente, es preciso mencionar que los actores políticos en
disputa respetan la ley y, al mismo tiempo, las condiciones subjetivas de la
contienda electoral, entendidas como un comportamiento que no
fragmenta la equidad, la sana competencia y está exenta de agresiones y
golpes bajos.
Además, otro de los problemas que tienen los delitos electorales es que
son de estricta aplicación, lo que quiere decir que, si el acto daña
severamente al proceso electoral y no está contemplado en la ley, no se
puede sancionar.
bibliografía