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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Defensa


Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Nacional
Barquisimeto – Edo. Lara

Bolívar en Perú

Alumno:
Daniel José Alejos Cedeño C.I.: V-19.164.989
Asignatura: Catedra Bolivariana II
Sección: 06S-2013-D1
Profesor: José Lucena
28 de febrero de 1823

Desde Guayaquil, Bolívar propuso a Chile y Buenos Aires formalizar una


cooperación simultánea para destruir el ejército realista en América del Sur.

15 de marzo de 1823

Bolívar dirige un mensaje oficial al gobierno peruano, en el que informa el envío


inmediato de dos divisiones con 3.000 soldados colombianos cada una.

14 de abril de 1823

El general Antonio José de Sucre parte hacia el Perú en calidad de ministro


diplomático colombiano y jefe de las fuerzas militares enviadas.

14 de mayo de 1823

El Congreso peruano vota un decreto en el que solicita que Bolívar acuda


personalmente al Perú para conducir la guerra contra los realistas.

1 de septiembre de 1823
Llegada de Bolívar al Perú

Por invitación del Congreso de la República del Perú, Bolívar viajó a Lima en el
bergantín Chimborazo y desembarcó en el puerto del Callao. Fue recibido por el presidente
José Bernardo de Tagle, ministros, congresistas y vecinos chalacos.

2 de setiembre de 1823
Su primera medida: restablecer el orden interno

Al día siguiente de su desembarco, el Congreso lo recibió con honores y lo nombró


“suprema autoridad”. El Congreso informó oficialmente a Bolívar sobre el conflicto con
Riva Agüero y le otorgó su apoyo para conminarlo a rendirse.

Noviembre de 1823
Derrota de Riva Agüero y la estancia de Bolívar en Trujillo

La primera acción de Bolívar fue licenciar las fuerzas de José de la Riva Agüero y
dar órdenes para apresarlo y fusilarlo. Riva Agüero fue apresado en noviembre de ese año,
pero el almirante Guise lo rescató y marchó hacia Europa.
Para Bolívar, Trujillo tenía ciertas ventajas, estaba cerca de Colombia y era un lugar
lo suficientemente distante de las intrigas de Lima; además, ofrecía un ambiente propicio
para organizar su ejército y prepararse para las batallas decisivas que debían darse en el
territorio ocupado por los realistas.

Enero de 1824

Enfermo en Pativilca, Bolívar recibió la visita de su colaborador Joaquín Mosquera,


quien le advirtió la mala situación interna del Perú y el creciente dominio territorial de los
realistas. Lejos de amilanarse, el Libertador prometió el triunfo para el bando patriota.

Enero de 1824
Bolívar moviliza sus huestes a Huamachuco

Al compenetrarse más de cerca con la región norte, durante su traslado a Trujillo, el


Libertador concluyó que resultaba más ventajoso que su ejército aparcara en Huamachuco,
porque había constatado que Trujillo no tenía retirada.

En una carta fechada el 26 de enero de 1824 le comenta a Sucre la ventaja de esta


plaza y menciona: “He calculado con mis meditaciones que Huamachuco es un punto más
central para que sirva de lugar de asamblea y cuartel general, porque Huamachuco tiene
todo: pastos, clima, víveres, llanuras y también quebradas y eminencias para elegir, según
las circunstancias y las fuerzas, el terreno que más nos convenga”.

Sublevación
6 de febrero de 1824

Las tropas rioplatenses de las fortalezas del Callao pertenecientes a la expedición


libertadora de San Martín, acaudilladas por el sargento Moyano, se amotinaron en el Callao
para reclamar la falta de pago y liberaron a los presos españoles que estaban recluidos en la
fortaleza del Real Felipe y les entregó las instalaciones y las defensas del puerto.

10 de febrero de 1824
Bolívar asume poderes dictatoriales

La toma del Callao y la entrada de los realistas a Lima provocó una convulsión
política que llevó a encumbrar al Libertador como “la suprema autoridad política y militar”,
a la vez que se suspendió al presidente Torre Tagle y el congreso entró en receso.

Bolívar se convirtió en la máxima autoridad en el Perú y nombró como único


ministro general a José Faustino Sánchez Carrión. Luego volvió a Pativilca y ordenó el
repliegue general del Ejército Unido a Trujillo y Huamachuco.
Trujillo alcanzó así el grado de capital de la república, “mientras se libere de
enemigos, Lima”. Buscó entonces apoyo económico en Cajamarca y Huamachuco,
mientras organizaba su ejército y observaba la “inacción” de los realistas.

Emitió desde Trujillo su primer decreto contra el acaparamiento y especulación con


la moneda de oro y plata.

Además, emitió un decreto que dio libertad a los esclavos para emplearse
libremente.

La organización del Ejército Unido Libertador

En Pativilca, Bolívar empezó las acciones para aumentar el Ejército Unido


Libertador del Perú. Nombró como jefes principales del Ejército Unido a los generales
grancolombianos Antonio José de Sucre, José María Córdova y Jacinto Lara. Ningún
peruano formó parte del estado mayor; solo el general José de La Mar estuvo a cargo de la
rama peruana del ejército.

Junio de 1824
Fisuras en el ejército realista

Los enfrentamientos cada vez más álgidos entre el virrey La Serna y Pedro Antonio
de Olañeta, encargado de resguardar el Alto Perú, mostraban graves fisuras en el interior
del ejército español y que había llegado el momento de atacar.

Bolívar, conocedor de esa ventaja, aprovechó la oportunidad y enfiló su ejército


hacia la sierra central del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José
de Canterac, denominado Ejército del Norte.

6 de agosto de 1824
Batalla de Junín

La Batalla de Junín, también conocida como la Batalla Silenciosa, se desarrolló el 6


de agosto de 1824 en una elevación del terreno ubicada a orillas del lago Chinchaycocha.
Se enfrentaron las caballerías de las tropas patriotas al mando de Simón Bolívar (unos 900
jinetes), quienes pretendían aislar a las fuerzas españolas al mando de José Canterac,
aproximadamente 7.000 infantes y 1.200 efectivos de caballería. Bolívar comandó todo el
ejército y al frente de la caballería estuvo Andrés Rázuri, peruano.

El ejército independentista llegó a una elevación del terreno ubicada a orillas del
lago Chinchaycocha, donde vieron retroceder a los realistas hacia la pampa de Junín.
Bolívar ordenó a 900 jinetes que trataran de detener el avance de los realistas
mientras la infantería, que se encontraba a 5 kilómetros de distancia, los alcanzaba. Al
darse cuenta de los patriotas, Canterac se puso al frente de la caballería y volvió sobre sus
pasos, mientras la infantería seguía retrocediendo.

La caballería realista estuvo bien preparada. Tal es así que los escuadrones patriotas
Húsares de Colombia y Granaderos a Caballo fueron arrollados por el ataque enemigo y
comenzaron a retroceder. Solo resistió el regimiento Granaderos de Colombia, que con sus
largas lanzas pudo contener el ataque enemigo.

Al darse cuenta de que el grueso de la caballería patriota se replegaba, Bolívar se


apresuró a reunir a los jinetes dispersos y ordenó a la infantería que acelere la marcha. Los
realistas perdieron cohesión al lanzarse en persecución de un enemigo que creían vencido y
no vieron que dos escuadrones de los Húsares del Perú se encontraban en la retaguardia
patriota.
Al percatarse que los realistas presentaban un flanco expuesto a su izquierda, el
mayor peruano José Andrés Rázuri se presentó ante su comandante, el teniente coronel
Isidoro Suárez, y le comunicó una supuesta orden de Bolívar de cargar a la caballería
enemiga.

Suárez ordenó un ataque sable en mano que tomó por sorpresa a los realistas, que
detuvieron su avance. Esta circunstancia fue aprovechada por el grueso de la caballería
patriota para regresar y atacar al enemigo.

Los realistas fueron masacrados en un encarnizado combate librado solamente con


sables y lanzas. Los jinetes que lograron sobrevivir fueron perseguidos hasta las filas de su
infantería. El general Canterac ordenó la retirada, desoyendo las opiniones de algunos de
sus oficiales que sugerían reagruparse y volver al ataque.

9 de diciembre de 1824
Batalla de Ayacucho

Esta batalla constituye un acontecimiento trascendental en la historia


contemporánea del Perú y de las naciones latinoamericanas. El 9 de diciembre de 1824 se
enfrentaron el poderoso ejército español con las modestas tropas del Ejército Unido
Libertador en una lucha que significó la antesala para cerrar un proceso de lucha que
coronó los esfuerzos de los patriotas y consolidó la independencia hispanoamericana. Ya el
ejército realista no era tan poderoso, ni el ejército patriota tan modesto. No en vano Bolívar
lo había preparado varios meses y las fuerzas que trajo de Colombia eran “veteranas” y
experimentadas.
Luego de vencer en Junín, Bolívar desarrolló una guerra relámpago contra los
españoles al alargar su línea de operaciones y penetrar en la ruta Huamanga-Andahuaylas-
Abancay. Lo hizo en el momento oportuno, cuando el virrey partió su ejército en dos para
aplastar la disidencia de Olañeta en el Alto Perú.

La preocupación de Bolívar era mantener estable y en las mejores condiciones


posibles al ejército, pues penetraba en una zona cercana al centro de operaciones del
enemigo (Cuzco). A través de su ministro Tomás Heres, advirtió a Sucre que mantuviera la
unidad de las tropas y que en lo posible evitase enfrentamiento alguno, hasta que llegaran
los refuerzos.

Por su parte, el virrey La Serna reunió las tropas de Canterac y Gerónimo Valdés
marchó hacia Abancay-Andahuaylas para rodear a los patriotas, atacarlos por la retaguardia
y cortar su línea de comunicación con la costa central. Ante tal situación, los patriotas se
replegaron hacia Huamanga.

En pocas semanas, patriotas y realistas recorrieron más de 300 kilómetros, y


cruzaron las quebradas de los ríos Apurímac y Pampas. Después de un primer encuentro en
la quebrada de Colpahuaycco, ambas tropas llegaron a Huamanga. Los realistas
continuaron avanzando por las alturas de Huamanguilla hasta posesionarse del cerro
Condorcunca. Por su parte, los patriotas pasaron a Acos Vinchos y se instalaron en la
llanura colindante con el pueblo de Quinua.

9 de diciembre de 1824

Antes de las nueve de la mañana del 9 de diciembre de 1824, los combatientes de


ambos ejércitos se trasladaron a las faldas del cerro para presenciar el abrazo de despedida
entre los hermanos, parientes y amigos que se hallaban del lado realista o del lado patriota.

El combate empezó cuando la división de Gerónimo Valdez atacó el flanco derecho


del ejército patriota. Sin embargo, ese ataque fue repelido por los soldados peruanos que
combatían bajo las órdenes de José de La Mar y especialmente por las fuerzas guerrilleras
de Marcelino Carreño, quien murió en plena arremetida.

En el bando realista, el coronel Rubín de Celis de forma precipitada atacó con su


batallón. Sucre dispuso que el comandante José María Córdova respondiera por los
costados del cerro con el refuerzo de la caballería de Guillermo Miller, quien iría por el
centro. Ambas fuerzas cargaron con ímpetu y desintegraron la formación realista.

Los patriotas contuvieron el ataque de la caballería española, se posicionaron en el


lado derecho del campo de batalla, arrollaron a la división del general Juan Antonio Monet,
que intentó preservar el centro realista, empujaron a los soldados de Valdés hacia las alturas
y lograron capturar al virrey La Serna.

Los soldados españoles quedaron confundidos, desobedecieron a sus oficiales y se


replegaron en desorden. Consumada la victoria patriota, los realistas aceptaron la generosa
capitulación que les ofreció Sucre.

26 de diciembre de 1824

Bolívar es nombrado presidente vitalicio del Perú en reconocimiento por haber sido
el artífice de la derrota del ejército español y por la firma de la capitulación de Ayacucho.

Bolívar estableció una nueva demarcación política para el Perú, reagrupó su


territorio en siete departamentos: La Libertad (ex Intendencia de Trujillo), Junín (ex
Intendencia de Tarma), Lima, Ayacucho (unió las intendencias de Huamanga y
Huancavelica), Arequipa, Cuzco y Puno.

La victoria de Ayacucho también fue posible debido a la estrategia diseñada por


Bolívar para la marcha entre Junín y Abancay y por el plan de respuesta de Sucre en el
encuentro final. La consumación de la victoria permitió construir tras el hecho bélico en
Ayacucho un carácter histórico y trascendental que encumbró a las fuerzas patriotas como
los artífices y héroes de la independencia.

Referencias

 Alva Castro, L (2004). Bolívar en la Libertad. Universidad Andina Simón Bolívar.


 O’Phelan Godoy, S. (2001). La Independencia en el Perú: De los Borbones a
Bolívar. Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva-Agüero.
 O’Phelan Godoy, S. (2015). La independencia en los Andes. Una historia
conectada. Fondo Editorial del Congreso del Perú.
 O’Phelan Godoy, S. (2019). Simón Bolívar y la conclusión de la independencia en
el suelo de los Incas. Fondo Editorial del Congreso del Perú.
 O’Phelan Godoy, S. (2021). Bolívar en los laberintos políticos del Perú, 1823-1826.
Procesos. Revista Ecuatoriana De Historia, (53), 136-166.
https://doi.org/10.29078/procesos.v.n53.2021.2560
 Pereyra, N. (2017). La batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824). Cultura y
memoria de un acontecimiento. Revista Del Archivo General De La Nación, 32(1),
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 Quintero, I. (2005). Sucre y Bolívar en el Perú. Las últimas batallas y la
Constitución vitalicia. En S. O’Phelan Godoy (Ed.), La quinta de los Libertadores
(pp. 103-121). Ministerio de Cultura; Museo Nacional de Arqueología,
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 Sobrevilla, N. (2010). “Hermanos compañeros y amigos de sus mismos
contrarios”: las guerras de Independencia en el Sur Andino 1805-1825.
http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/sobrevilla.pdf
 Sobrevilla, N. (2011). From Europe to the Andes and Back: Becoming ‘Los
Ayacucho’. European History Quarterly, 41(3), 472-488.
https://doi.org/10.1177/0265691411405296

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