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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE LA
FUERZA ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA
- UNEFA -
NUCLEO MIRANDA – SEDE GUATIRE

Bolívar en
Perú.

Profesor: Bachiller:
Jesús Arguello. Alfredo Maldonado

C.I: 25.990.361

Guatire, 07 de abril de 2021

Introducción

En el presente trabajo se plantearan diversos temas acerca de los esfuerzos


independentistas de Simón Bolívar resaltando su importancia para el manejo de los
conocimientos que se desean adquirir. Además de desglosar los aspectos más
importantes con el fin de tener un enfoque más claro acerca de nuestro sentir patriótico
y los momentos históricos por lo que hoy podemos ser independientes a ninguna
colonia, también se estarán desarrollando temas como los ataques contra José Antonio
sucre, la batalla de Junín, la batalla de Ayacucho y entre otros aspectos que se estarán
desglosando.
Llegada al Perú

Bolívar desembarcó en el puerto del Callao el 1 de septiembre de 1823 en el


bergantín Chimborazo luego de que una comitiva enviada por el Congreso de la
República del Perú encabezada por José Faustino Sánchez Carrión le enviara una
invitación mientras estaba en Guayaquil, provincia cuya anexión a la Gran Colombia
dispuso en julio de 1822. A dicho recibimiento asistió el presidente José Bernardo de
Tagle, marqués de Torre Tagle, y su gabinete ministerial en Pleno. Al día siguiente de
su llegada, el Congreso lo nombra "suprema autoridad" y poco después le encarga la
dirección de la lucha contra el ejército realista disponiendo que el mismo Torre Tagle
debiera rendirle cuentas de sus acciones.

La primera acción de Bolívar fue eliminar las fuerzas de José de la Riva Agüero,
quien fuera presidente del Perú antes que Torre Tagle y se oponía a la llegada del
Libertador, en Trujillo. Riva Agüero fue apresado en noviembre de ese año pero logró
escapar y se fue a Inglaterra. Mientras tanto, el primer Congreso Constituyente que
estaba próximo a proclamar la primera Constitución política del Perú emite una
resolución señalando que entrarán en suspenso las disposiciones de esa carta magna que
sean contrarias a las disposiciones y deseos de Simón Bolívar. La Constitución fue
jurada el 11 de noviembre de ese año pero nunca entró en vigencia.

El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del país (actuales
departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte, luego de la derrota
de Riva Agüero, las fuerzas del ejército unificado tenían posesión de la costa central y
norte, y de la sierra norte (actuales departamentos de Piura, La Libertad, Ancash, Lima
y Cajamarca). Ante ello, siendo factible la posibilidad de que Lima fuera invadida por
fuerzas realistas (como en efecto lo fue tras el motín del Callao), Bolívar decidió mudar
su cuartel general al pueblo de Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima.

Bolívar instruye a Torre Tagle que se acerque a los mandos españoles acantonados
en Jauja para lograr una negociación con la finalidad de ganar tiempo para lograr
aumentar su ejército y ser capaz de vencer al realista (que en el manifiesto tras la batalla
de Junín, Bolívar se jactaba de derrotar tras 14 años de triunfos contra los
independentistas). Torre Tagle cumple ese encargo pero, paralelamente, es acusado por
Bolívar de negociar con el Virrey La Serna la expulsión del Libertador y obtener así la
plenitud de su mandato.

Al margen de esas intrigas, el 5 de febrero de 1824, las tropas rioplatenses de las


fortalezas del Callao pertenecientes a la expedición libertadora de San Martín,
acaudilladas al mando de un sargento de apellido Moyano, se levantan en motín del
Callao argumentando falta de pago a los soldados. Esa sublevación liberó a los presos
españoles que estaban recluidos en la fortaleza del Real Felipe y les entregó las
instalaciones y las defensas del puerto. Las fuerzas realistas ocuparon Lima el 29 de
febrero, para más tarde replegar su fuerza principal a la sierra central y sostener una
guarnición en el Callao, cuyas defensas quedaron bajo el mando del militar español de
José Ramón Rodil, en las que se le refugiaron varias facciones patriotas, inclusive el
mismo Torre Tagle que se quedaría en la Fortaleza del Real Felipe donde murió al año
siguiente en el sitio del Callao.

Ante la falta de respuesta del presidente Torre Tagle, el Congreso lo depone el 10 de


febrero y entrega a Bolívar todo el poder político y militar. Acto seguido, el Congreso
se inmola y entra en receso hasta que el Libertador lo convoque. Bolívar se convirtió en
la única y máxima autoridad en el Perú, nombrando como único Ministro General a José
Faustino Sánchez Carrión. Bolívar nombrado jefe supremo, volvió a Pativilca y ordenó
el repliegue generalizado del ejército unido a Trujillo y Huamachuco.

Bolívar dictador

La guarnición de la fortaleza del Callao se sublevó, acaudillada por el sargento Moyano


(el nombre de los traidores es repetitivo en nuestra historia latinoamericana) que
pertenecía al regimiento “Río de la Plata”, libertó a los prisioneros españoles y ondeó
enseguida la bandera de Fernando VII en la fortaleza. Las tropas españolas avanzaron
rápidamente hacia Lima.

En tales circunstancias desesperadas, el congreso peruano se reunió y llamó a


Bolívar, que se encontraba en Pativilca, designándolo dictador y suspendiendo la
vigencia de la Constitución. Fue en tales horas críticas, que el presidente peruano
marqués de Torre Tagle, el vicepresidente conde de Surrichanga, el general Berindoaga,
ministro de Guerra, acompañados de 337 generales, oficiales superiores y jefes
subalternos del ejército peruano se pasaron al bando de los españoles. Al mismo tiempo
el honrado marqués (a quien dominaba notoriamente su voluble mujer) publicaba un
manifiesto cubriendo de insultos al Libertador.

En 1824, Simón Bolívar dictó el decreto de Trujillo para proteger a los indios del
Perú y reordenar allí el sistema de propiedad agraria: sus disposiciones legales no
hirieron en absoluto los privilegios de la oligarquía peruana, que permanecieron intactos
pese a los buenos propósitos del Libertador, y los indios siguieron tan explotados como
siempre.

Asumió el gobierno del Perú y adoptó inmediatas medidas para reorganizar el


ejército. Nombró a Sucre general en jefe del ejército colombiano-peruano. “Persuadió a
las autoridades eclesiásticas a que diesen la plata labrada del culto; adjudicó al Estado el
producto de las propiedades de los que, por haber desertado para servir al enemigo,
habían perdido el derecho a la protección del gobierno, estableció impuestos y los hizo
cobrar. El 26 de diciembre de 1825 Simón Bolívar es nombrado presidente vitalicio de
Perú.

Simón Bolívar venció a los realistas en Perú; creó un nuevo Estado, Bolivia, en lugar
del Alto Perú (más dentro de la férula de las Provincias Unidas del Río de la Plata), e
hizo dictar la Constitución, llamada boliviana o vitalicia (1826), en la que Bolívar, era
presidente de por vida. Su idea era lograr la unidad en la independencia, formando una
confederación en el Congreso anfictiónico de Panamá. Nunca fue entendido –sobre todo
en lo que sería la Argentina-, se le imputaban ambiciones desmedidas de poder. No bien
se produjo la salida de Bolívar del Perú estallaron protestas contra el régimen imperante.
Las causas alegadas: presencia de los soldados colombianos y el haberse desentendido
del puerto de Guayaquil.

La batalla de Junín

La Batalla de Junín se libró el 6 de agosto de 1824, en las pampas cercanas al lago


Junín, en la cordillera central peruana. Fue el penúltimo enfrentamiento armado entre el
Ejército patriota y el realista, por la independencia de América del Sur.
Tras la declaración de independencia de Perú en 1821, el Ejército español
permanecía pernoctando en los alrededores del lago Junín, por lo que los patriotas
marcharon hacia allí para librar al territorio del dominio imperial.

Fue el penúltimo enfrentamiento armado entre el ejército patriota y el ejército


realista por la independencia de América del Sur. El ejército patriota con Bolívar al
mando, marcharon hacia allá para liberar ese territorio del dominio imperial.

Bolívar tenía un ejército de 8000 hombres, equivalente en número al realista, pero las
fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue
debido a la sublevación en el Alto Perú del General realista Olañeta que fracturó la
defensa del virreinato y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de
sus ejércitos, unos 5000 regulares, bajo el mando de Jerónimo Valdez, que tenían su
base en Puno. Bolívar, conocedor de esta ventaja, aprovechó la oportunidad para aislar a
las solitarias fuerzas realistas situadas en el norte. En junio de 1824, Bolívar enfila su
ejército hacia la sierra central del Perú para enfrentarse con el general realista José de
Canterac.

El Ejército Libertador contaba con 6000 grancolombianos y 4000 peruanos que tenían
rumbo hacia el sur del continente. En Junín, el 6 de agosto de 1824, chocan ambos
ejércitos. No se disparó un solo tiro. La lucha fue con espadas y lanzas. Junín se
convirtió en una gran victoria para el Libertador. Mientras las tropas grancolombianas
desembarcaban en el puerto de El Callao bajo el mando del general Antonio José de
Sucre, el general Andrés de Santa Cruz, que hasta poco tiempo antes había luchado en
las filas realistas, fue enviado a engrosar las tropas de Sucre, iniciando su marcha hacia
el Alto Perú. En agosto de 1823 ingresó en la ciudad de La Paz, y forzado a librar
combate, Santa Cruz sale victorioso en la batalla de Zepita contra una división del
general Valdez, el 25 de agosto de 1823.

El panorama no podía ser más sombrío para los patriotas. La independencia del Perú no
estaba consolidada, ya que el 29 de febrero de 1824 los realistas lograron ocupar
nuevamente Lima. Pero esta vez, las conmociones políticas que vivía España influyeron
decididamente para el fraccionamiento de las tropas españolas en América. El general
Pedro Antonio Olañeta, absolutista recalcitrante, se rebeló contra el virrey La Serna, que
era de tendencia liberal y constitucionalista, porque le atribuía a este el deseo de
separarse de la monarquía para liberar a Perú del absolutismo que quería imponer
Olañeta. Bolívar, encontró a los realistas divididos y organizó prontamente un ejército
formado por colombianos. La batalla de Junín del 6 de agosto de 1824 levantó la moral
del ejército patriota y fue decisiva en la siguiente batalla de Ayacucho.

Al anochecer, el general de Canterac se retiró ante la posibilidad de intensificar la


pelea en la difícil llanura. La batalla no duró más de una hora por lo que la victoria
obtenida por los patriotas fue relativamente rápida y la mayor parte de ambas milicias
no tuvo que intervenir en el combate.

Este triunfo preparó el escenario que se generaría más adelante en la Batalla de


Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, donde Antonio José de Sucre se enfrentaría por
última vez al Ejército español y consolidaría el cese del dominio español con la
independencia de América del Sur.

La batalla de Ayacucho

La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas


terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el
final definitivo del dominio administrativo virreinal hispánico en América del Sur. La
batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua en Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de
1824.

La victoria de los insurgentes supuso la desaparición del contingente militar realista


más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una
capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. No obstante, España no
renunció formalmente a la soberanía de sus posesiones continentales americanas hasta
1836. El tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de
agosto de 1879 en París.

En los años previos a la batalla de Ayacucho, los conflictos en la Corona española de


Fernando VII por las nuevas leyes, generaron una disminución de los refuerzos militares
a través del continente americano, lo cual impidió mantener buenas líneas de defensa y
control de las pretensiones de independencia de los pueblos americanos.

Además, a finales del siglo XVIII, Estados Unidos logró la independencia de Gran
Bretaña, lo cual sirvió de estímulo para la independencia del resto de América.
Para 1824, ya varias colonias americanas habían declarado su independencia de
España y triunfado en el campo de batalla sobre el menguado ejército español. Esto
impulsó al ejército independentista de Perú a seguir el movimiento en sus territorios.

Asimismo, el nombramiento de José de la Serna como virrey del Perú, por parte de
Fernando VII de España, generó mucho malestar en las tropas españolas asentadas en el
virreinato y provocó la sublevación del general Olañeta, que hizo que dos bandos
realistas se enfrentaran entre sí, debilitando dicho ejército y dando lugar a las guerras
por la independencia.

Bolívar en Bolivia

República de Bolívar es la denominación que adoptó la actual Bolivia, entre el 13 de


agosto y el 3 de octubre de 1825, como su primer nombre oficial en honor al militar y
Libertador venezolano Simón Bolívar, por su lucha en conseguir la independencia de la
corona española, quien se sintió halagado al saber que un país llevaría su nombre.

El Libertador asumió la Presidencia en cuanto llegó al país; gobernó durante cuatro


meses, periodo en el cual buscó implantar una nueva base social, dictando algunas
medidas que atacaron las estructuras que mantenían a los indígenas marginados de la
sociedad. Así:

• Se ratificaron los títulos coloniales de propiedad de tierras que fueron otorgados a las
comunidades por las autoridades coloniales.

• Se abolió el cacicazgo, sistema de jerarquías indígenas.

• Fue prohibido el trabajo gratuito y obligatorio que se había realizado en minas y


haciendas.

• fue abolido el tributo indígena.

Sólo la primera propuesta fue efectivamente aplicada: los títulos coloniales tuvieron
vigencia hasta el último tercio del siglo XIX. Las otras medidas quedaron sin efecto, ya
que perjudicaban las relaciones entre el mundo indígena y la clase dominante: el trabajo
y el tributo indígena siguieron manteniendo la estructura productiva del país.

En el aspecto educativo, Bolívar determinó la instalación de escuelas primarias en las


capitales.
Acciones diplomáticas de Sucre

Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su culminación en


la batalla de Pichincha librada el 24 de mayo de 1822. Con esta victoria de Sucre se
consolidó la independencia de la Gran Colombia, se consumó la de Ecuador y quedó el
camino listo para la batalla contra las últimas fuerzas realistas que quedaban en el Perú
(país donde José de San Martín había declarado la Independencia el 28 de julio de
1821). Tras una reunión en Guayaquil entre Simón Bolívar y San Martín, este último
cede parte de su ejército al primero, y se retira definitivamente de las batallas de la
emancipación hispanoamericana. Así, Sucre llegó y entró en Lima en 1823, precediendo
a Bolívar. El 1 de diciembre de 1823 llegó a Yungay, estableciéndose en él por ser el
punto céntrico del acantonamiento. Acomodó en sus inmediaciones a los batallones
"Voltigeros" y "Pichincha" a los que la población avitualló y pertrechó hasta ponerlos
en condiciones de marchar el 25 de febrero hacia Huánuco. Participó junto a Bolívar el
6 de agosto de 1824 en la batalla de Junín y, el 9 de diciembre del mismo año, venció al
virrey La Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del dominio español en el
continente sudamericano. El Parlamento peruano lo nombró Gran Mariscal y General en
Jefe de los Ejércitos. Al frente de éstos se marchó al Alto Perú, donde, junto a los
líderes libertarios, fundó la República de Bolívar (después denominada República de
Bolivia) en homenaje al Libertador, a quien encargó la redacción de su Constitución, la
cual fue promulgada en 1826 bajo la premisa de ser "la Constitución más liberal del
mundo." Al frente del Gobierno boliviano, Sucre promulgó leyes progresistas; ejecutó la
división política del país de acuerdo a la Constitución propuesta por Simón Bolívar;
impulsó la instrucción pública; organizó el aparato administrativo; y, encaminó
ambiciosos programas para la recuperación económica. El 18 de abril de 1828, estalló
un motín en Chuquisaca. El Mariscal Sucre fue herido de dos balazos.

Este incidente ocasionó que el Mariscal tomara la decisión de abandonar el cargo de


Presidente de Bolivia para evitar rencillas y contribuir a la pacificación de la República.
La Asamblea local lo nombró presidente vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los
motines y la presión de los peruanos opuestos a la independencia boliviana. Se retiró
entonces a Ecuador acompañado de su hija y de su esposa, la marquesa de Solanda.

Creación de Bolivia
El 6 de agosto de 1825, una asamblea reunida en Chuquisaca, determina que el Alto
Perú sea independiente y que se cree una República con el nombre de Bolivia, en
homenaje al Libertador. Sucre fue el gran artífice de esta creación basándose en el
principio de la autodeterminación de los pueblos. Bolívar escribió su Constitución y la
llamó su hija predilecta.

El Alto Perú es un territorio que pertenece a dos naciones: una parte a la Argentina y
la otra al Perú. Sucre propone que se realice una Asamblea en Chuquisaca a fin de que
los pueblos decidan su propia suerte. A Bolívar no le gustó la idea y se la criticó al Gran
Mariscal. Pero, al final de cuentas, la Asamblea se realizó sin problemas porque ni Lima
ni Buenos Aires tenían objeciones que hacer.

La Asamblea de Chuquisaca determinó que el Alto Perú fuera independiente y que


de ese territorio se formara una nueva Nación con el nombre de Bolívar, en su honor.
¡Sí que era un honor, y muy grande! Que una Nación entera llevara su nombre, superaba
todas las ambiciones de Bolívar. Y Sucre, su mejor amigo, era nombrado presidente de
Bolivia para toda la vida; pero su carácter y su manera de pensar no le permitían aceptar
sino por el espacio de dos años.

En Arequipa Bolívar da una serie de leyes en beneficio de los pobres indígenas, así
como en Chuquisaca se preocuparía por el establecimiento de escuelas públicas,
colegios y, en fin, de la instrucción en general. A la llegada al Cuzco, la humilde gente
riega de Flores las calles por donde pasa el caballo de Bolívar; "la emoción era tan gran
que ya me parecía estar otra vez en el delirio". "Yo veía premiados con creces los
esfuerzos por libertar a los pueblos”. Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y
perlas, la cual obsequió a sucre; y las joyas que había recibido las regaló a sus edecanes.

Lo que más le emocionó a Bolívar fue lo más sencillo. Nunca había oído Palabras
tan bellas y espontáneas como las que dijera en el pequeño pueblo indígena de Pucará
uno de sus moradores, José Domingo Choquehuanca. Cuando entró a este pueblito, el 2
de agosto de 1825, el orador le recibió así:

Quiso Dios de salvajes hacer un Imperio, y creó a Manco Cápac; pecó su raza y
mandó a Pizarro. Después de tres siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y
os ha enviado a vos. Sois, pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo hecho
antes que vos se parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitaros, será
preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado varias Repúblicas que, en el
inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde ninguno ha
llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el transcurso de los
siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina.

Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un hombre noble,
sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar.

Simón Bolívar, con la aprobación del congreso peruano el 23 de febrero de 1825 y del
congreso argentino el 9 de mayo de 1825, ratificó la decisión de Antonio José de Sucre
de convocar un congreso soberano del Alto Perú que manifestó en su declaración de
independencia su deseo de no unirse al Perú o a las Provincias Unidas de Río de la
Plata.

Mediante un decreto la Asamblea determinó que el nuevo estado nacido en el Alto Perú
llevaría el nombre de «República Bolívar», en homenaje al Libertador, designado
«Padre de la República». Se le concede también el supremo poder ejecutivo en forma
vitalicia, con los honores de Protector y Presidente. Bolívar agradeció estos honores,
pero declinó la aceptación del cargo, designando al mariscal de Ayacucho Antonio José
de Sucre.

Acciones de Gobierno de Bolívar

La metáfora del tiempo histórico ha servido para conjugar en una misma cronología
los hechos de la Independencia de América y la vida de un hombre: Simón Bolívar. Esta
circunstancia particular ha dado lugar al relato estéril de una odisea heroica que, en
medio de batallas y frases memorables, impide la comprensión de los acontecimientos
en su contexto de emergencia y posibilidad. En virtud de ello, Simón Bolívar permanece
en la memoria como "El Libertador de América", sin que el resto de su vida y obra
hayan sido apenas evocados y mucho menos comprendidos.

Es cierto que, como afirma Rufino Blanco Fombona, Bolívar ejerció el liderazgo de
la empresa política "más grandiosa que ha conocido la humanidad", pero el empeño de
este hombre no se agotaba en la aventura de destruir colonias y fundar patrias como
quien corona territorios. La mayor empresa de Bolívar fue precisamente aquella que
nunca conquistó: la de construir repúblicas sólidas mediante la edificación de un Estado
fuerte y un sistema democrático liberal.
Es en este intento, cuya versión más acabada fue el "proyecto de la Gran Colombia",
donde el Libertador muestra los distintos rostros que el olvido ha pretendido acallar, y
donde el rescate de las aspiraciones y desaciertos del hombre por encima de las virtudes
del "héroe de la patria" es necesario no sólo para visualizar la Independencia de
América como un proceso llevado a término por una multiplicidad de causas, sino
fundamentalmente para comprender las circunstancias que llevaron a Bolívar a
convertirse en "el fundador de la Patria" cuando menos lo esperaba, y en el "Dictador de
Colombia" cuando menos lo deseaba. Quizá todo ello pueda servir también para
explicar por qué, hoy en día, a casi doscientos años de su desaparición, Simón Bolívar
sigue siendo el presente de América.

El atentado a Sucre

De igual manera, estuvieron detrás del asesinato del Mariscal Sucre en Berruecos. El
más firme general bolivariano y el de mayor proyección política. Había sido presidente
fundador de Bolivia, y de qué manera gobernó Sucre a Bolivia, que hoy le siguen
rindiendo tributo al cumanés los pueblos indios y los pueblos enteros de la Bolivia
hermana, y no sólo había fundado a Bolivia demostrando una gran capacidad política,
sino que además era un gran general el Mariscal de Ayacucho. Bolívar había dicho:
"donde está el Mariscal Sucre, está el alma del Ejército". Sucre tenía una gran capacidad
de liderazgo y de estadista, y lo había demostrado. Apenas tenía 35 años cuando la
mano asesina lo alcanzó el 4 de junio de 1830, en la selva de Berruecos.

• América para la élite imperialista:

También quedaron evidencias acerca de la participación del Gobierno de Míster


Danger en el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, en la división entre la Nueva
Granada y Venezuela, en la división de la América del Sur y en el fracaso del Congreso
Anfictiónico de Panamá, que era la vía para la integración de estos pueblos en el
proyecto que Bolívar llamara la liga de unión perpetua entre las nacientes repúblicas de
la América antes española. De esta forma se impuso el proyecto monroísta, América
para los Americanos, es decir, América para la élite estadounidense, para la élite
imperialista. Lo que ha ocurrido en estos años, lamentablemente, no ha sido sino la
confirmación de la profecía de Bolívar. Para confirmarla veamos la historia de hechos
que han sido denunciados a finales del siglo XIX, la agresión contra Cuba, y toda la
batalla que dio Martí contra el imperialismo; y en todo el siglo XX, la agresión contra
Centroamérica y su división, la ocupación de Panamá, el asesinato de líderes y el
terrorismo de Estado contra los pueblos de la América latino caribeña.

Ahí están frescos los rastros para entablar el juicio histórico de estos 200 años de
agresiones e invasiones contra el proyecto. Uno podría preguntarse cuál sería hoy la
realidad en este continente y en el mundo, si no hubiesen ocurrido algunos
acontecimientos que se han sucedido a lo largo de estos 200 años.

"Vamos a luchar para triunfar, y triunfar para compartir".

Congreso Anfictiónico de Panamá

El Congreso de Panamá, designado a menudo como Congreso Anfictiónico de


Panamá en recuerdo de la Liga Anfictiónica de Grecia antigua, fue una asamblea
diplomática que tuvo lugar en 1826 en la ciudad de Panamá. El congreso fue convocado
por el libertador venezolano Simón Bolívar con el objetivo de buscar la unión o
confederación de los estados de América sobre la base de los anteriores virreinatos
hispanoamericanos, en un proyecto de unificación continental, como lo había ideado el
precursor de la independencia hispanoamericana, el prócer venezolano Francisco de
Miranda. El congreso se llevó a cabo en el antiguo convento de San Francisco -hoy
Palacio Bolívar- de la ciudad de Panamá.

Países convocados

Tras la convocatoria hecha por Bolívar se enviaron comunicaciones a los gobiernos del
resto de la Suramérica independiente, así como a México y América Central. La
influencia política de Bolívar sobre la Gran Colombia, Perú y Bolivia hizo que la
asistencia de dichos estados estuviera poco menos que asegurada. La asociación mental
del Istmo de Panamá con el Istmo de Corinto causó que Bolívar eligiera a la ciudad de
Panamá como sede del Congreso.

Asistieron al congreso: la Gran Colombia, México, Perú y la República Federal de


Centro América. Bolivia y Estados Unidos no llegaron a tiempo. Las Provincias Unidas
del Río de la Plata y Chile no mostraron interés. Paraguay no fue invitado. El Imperio
del Brasil tampoco mostró interés. Gran Bretaña envió un observador y los Países Bajos
otro a título personal.

El salón donde fue celebrada dicha convención recibe el nombre de Salón Bolívar y
reposan allí una espada del Libertador, juntos con los originales “Protocolos del Istmo”,
primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que asistieron a esta
reunión en 1826.

El Congreso Anfictiónico de Panamá se instaló entre el 22 de junio y el 15 de julio de


1826. Crear una confederación de los pueblos iberoamericanos desde México hasta
Chile y Argentina era el objetivo central.

Su instalación ocurrió en medio de las conquistas independentistas en Hispanoamérica,


tras la liberación del Alto Perú (actual Bolivia) por parte del Libertador Simón Bolívar y
del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

Desarrollo del congreso

El Congreso logró instalarse en la ciudad de Panamá el 22 de junio de 1826 y dejó de


sesionar el 15 de julio de ese año. Asistieron dos representantes por cada país
concurrente: la Gran Colombia (que abarcaba los actuales estados de Colombia,
Venezuela, Ecuador y Panamá), Perú, México, y las Provincias Unidas del Centro de
América (que comprendía las actuales repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras,
Nicaragua y Costa Rica). El propio Bolívar se abstuvo de intervenir en sesiones del
Congreso al considerar incompatible su presencia allí mientras desempeñaba la
presidencia de Perú.

Los temas de discusión en la agenda del Congreso eran los siguientes:

 Renovación de los tratados de unión, liga y confederación;


 Publicación de un manifiesto en que se denuncia la actitud de España y el daño
que ha causado al Nuevo Mundo;
 Decisión sobre el apoyo a la independencia de las islas de Cuba, Puerto Rico,
Canarias y Filipinas;
 Celebración de tratados de comercio y de navegación entre los Estados
confederados;
 Efectivización de la Doctrina Monroe de los Estados Unidos en contra de las
tentativas españolas de reconquista;
 Organización de un cuerpo de normas de derecho internacional;
 Abolición de la esclavitud en todos los Estados confederados;
 Contribución de cada país para el mantenimiento de los contingentes militares
comunes;
 Adopción de medidas de presión para obligar a España al reconocimiento de las
nuevas repúblicas y
 Fijación de las fronteras nacionales con base en el principio de uti possidetis,
tomando como base el año 1810.

El pleito entre Perú y la Gran Colombia por la provincia de Guayaquil, así como el
litigio entre México y Centroamérica por la región de Soconusco (actual Chiapas)
impidió discutir la aplicación del uti possidetis como criterio para la delimitación
territorial, tomando como base el año 1810. Ante el fracaso de las conversaciones sobre
este tema y para evitar el agravamiento de las pugnas ya existentes, estas cuestiones no
se resolvieron en el debate, encargando la definición de fronteras a los acuerdos
bilaterales entre cada país.

La negativa de los Estados participantes a reducir sus aranceles impidió todo intento
de fijar acuerdos preferenciales de comercio, al ser evidente los desequilibrios en la
balanza comercial de cada asistente. Estos países eran dependientes de los aranceles
como fuente de ingresos para sus gobiernos, por lo cual se negaron a toda concesión al
respecto. La exigencia del observador británico Dawkins para contar con acuerdos
comerciales de manera separada con cada estado impidió las posiciones comunes entre
los países hispanoamericanos por lo que el Congreso decidió mantener el estatuto quo
sobre los aranceles y el comercio.

El intento de estimular la independencia de Cuba y Puerto Rico también recibió la


opinión contraria del observador británico, quien advirtió además los riesgos de lanzarse
a una guerra contra España en la región del Mar Caribe donde otras potencias -como la
propia Gran Bretaña y Francia poseían colonias.

La presión británica desaconsejó también invocar el apoyo de Estados Unidos para


instaurar por la fuerza la Doctrina Monroe, en tanto los estadounidenses eran, junto a
España, los principales actores comerciales en Cuba y Puerto Rico.

Finalmente discreparon México y la Gran Colombia sobre cuál de estos países


debería liderar el esfuerzo anticolonial en las islas del Mar Caribe, donde ambos Estados
disponían de importantes puertos. Esta pugna se agravó con la oposición del delegado
británico a toda operación bélica contra las colonias españolas, y causó que el Congreso
finalmente evitara tomar alguna decisión sobre el Caribe, mientras Gran Bretaña apenas
ofrecía su mediación para lograr el reconocimiento diplomático del gobierno español de
los estados surgidos luego de las guerras de independencia hispanoamericanas.

Los embajadores tan solo acordaron con relativa facilidad la creación de una liga de
repúblicas americanas con jefes militares comunes, la formación de un pacto mutuo de
defensa, y el establecimiento de una asamblea parlamentaria supranacional, aunque sin
acordar detalles específicos sobre el funcionamiento de ésta ni sobre la organización de
las tropas comunes de defensa y menos aún sobre su financiamiento. Con muchas
limitaciones se elaboró al fin el “Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y
de la Confederación perpetua” que emergió del Congreso y que, aprobado por todos los
concurrentes, fue ratificado solamente por la Gran Colombia en el mismo 1826.

Principales conclusiones

El propio “Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación


perpetua” omitía cuestiones que el proyecto de Simón Bolívar consideraba
fundamentales, como la integración comercial y el cese de los pleitos territoriales,
mientras que la alianza militar defensiva no ponía fin a la efectiva separación de fuerzas
entre los países hispanoamericanos. La discordia entre las delegaciones había impedido
llegar a acuerdos decisivos en muchos temas proyectados, como aranceles y normas
comunes de derecho internacional, restando fuerza a las decisiones del Congreso.

El hecho que al terminar el año 1826 apenas uno de los cuatro estados participantes
ratificara los ya limitados acuerdos de Panamá, causó que el propio Simón Bolívar
considerase al Congreso Anfictiónico como una experiencia fallida, conclusión a la que
arribó el Libertador poco después que concluyeran las sesiones, señalando: "El
Congreso de Panamá sólo será una sombra".

Cuatro años después del Congreso, en 1830, la Gran Colombia se disolvió en tres
países, y en 1834 las Provincias Unidas del Centro de América se desmembraron en
cinco Estados.

Gran Bretaña, que había enviado un representante en calidad de observador, aprovechó


la situación para iniciar acuerdos comerciales con los países asistentes por separado;
irónicamente el gobierno británico fue el más beneficiado al obtener importantes
tratados mercantiles con algunos de ellos.
La idea de la unión de los países latinoamericanos se mantuvo en suspenso pero
latente. Años más tarde se creó la Unión Panamericana y luego la Organización de
Estados Americanos (OEA). También, actualmente hay un Parlamento
Latinoamericano. También se promovió la creación de una confederación o liga entre
las naciones de América del que dio origen a la conformación de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur)

Opinión de Bolívar

En su vertiente social y política, el estallido de la crisis de la sociedad colonial


venezolana permitió en su momento la maduración de un conjunto de situaciones que
merecen destacarse. En primer término, la guerra facilitó la decantación de las llamadas
"ideas francesas" hasta convertirlas en ideas bolivarianas, es decir, en ideas nacionales.
Dicho de otro modo, las consignas de libertad, igualdad, fraternidad y propiedad que
alimentaban el ideario claramente burgués de la Revolución Francesa fueron
reelaboradas por la elite política que acompañaba a Simón Bolívar, quien, al analizar las
consecuencias sociales que produjera la difusión de dichos postulados entre los
esclavos, los pardos y los indígenas, encontró en el cuerpo de los militares republicanos
al sector social que le permitió cumplir con el doble propósito de crear una república
independiente y, al mismo tiempo, satisfacer las aspiraciones de los individuos
integrantes de la sociedad de ese momento, con respecto a la libertad, la igualdad y la
propiedad.

La reflexión de Bolívar partía del análisis de distintos hechos traumáticos, tales como
el hundimiento de la República en el año 1812, en Venezuela, el fracaso del
restablecimiento republicano al año siguiente, en 1813, y la caída del gobierno
republicano en la Nueva Granada, ocurrido en 1815. Desde el Manifiesto de Cartagena,
escrito en 1812, Simón Bolívar había estado insistiendo en las carencias políticas de la
elite ilustrada que propugnaba la Independencia. La guerra civil, la ausencia de unidad,
la excesiva valoración del régimen federal, el apego a las ideas religiosas y la simple
intriga política, son los puntos que sobresalen en el inventario que sirve de base a un
balance contundente hecho por el prócer: "nuestra división dice y no las armas
españolas, nos tornó a la esclavitud".
Conclusión

Una vez terminado el trabajo podemos concluir sobre los aspectos más relevantes de
las alianzas estratégicas que deseo Simón Bolívar para la América Latina, con el fin de
lograr la soberanía desde los principios de la integración comercial, su llegada a Perú y
su efectividad al dominarla, donde nos da un enfoque más claro acerca de los deseos
independentistas de nuestro libertador, y la importancia para la correcta implementación
de la diplomacia de Sucre, ya que el primer paso para la construcción de un país
soberano es el análisis de todos los aspectos deficientes y mejorarlos.

Al comparar los resultados obtenidos en cuanto al aprendizaje de dicho trabajo podemos


concluir que los objetivos se cumplieron de manera satisfactoria, dando como resultado
una noción más clara acerca de los temas mencionados anteriormente.

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