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Bolívar en
Perú.
Profesor: Bachiller:
Jesús Arguello. Alfredo Maldonado
C.I: 25.990.361
Introducción
La primera acción de Bolívar fue eliminar las fuerzas de José de la Riva Agüero,
quien fuera presidente del Perú antes que Torre Tagle y se oponía a la llegada del
Libertador, en Trujillo. Riva Agüero fue apresado en noviembre de ese año pero logró
escapar y se fue a Inglaterra. Mientras tanto, el primer Congreso Constituyente que
estaba próximo a proclamar la primera Constitución política del Perú emite una
resolución señalando que entrarán en suspenso las disposiciones de esa carta magna que
sean contrarias a las disposiciones y deseos de Simón Bolívar. La Constitución fue
jurada el 11 de noviembre de ese año pero nunca entró en vigencia.
El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del país (actuales
departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte, luego de la derrota
de Riva Agüero, las fuerzas del ejército unificado tenían posesión de la costa central y
norte, y de la sierra norte (actuales departamentos de Piura, La Libertad, Ancash, Lima
y Cajamarca). Ante ello, siendo factible la posibilidad de que Lima fuera invadida por
fuerzas realistas (como en efecto lo fue tras el motín del Callao), Bolívar decidió mudar
su cuartel general al pueblo de Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima.
Bolívar instruye a Torre Tagle que se acerque a los mandos españoles acantonados
en Jauja para lograr una negociación con la finalidad de ganar tiempo para lograr
aumentar su ejército y ser capaz de vencer al realista (que en el manifiesto tras la batalla
de Junín, Bolívar se jactaba de derrotar tras 14 años de triunfos contra los
independentistas). Torre Tagle cumple ese encargo pero, paralelamente, es acusado por
Bolívar de negociar con el Virrey La Serna la expulsión del Libertador y obtener así la
plenitud de su mandato.
Bolívar dictador
En 1824, Simón Bolívar dictó el decreto de Trujillo para proteger a los indios del
Perú y reordenar allí el sistema de propiedad agraria: sus disposiciones legales no
hirieron en absoluto los privilegios de la oligarquía peruana, que permanecieron intactos
pese a los buenos propósitos del Libertador, y los indios siguieron tan explotados como
siempre.
Simón Bolívar venció a los realistas en Perú; creó un nuevo Estado, Bolivia, en lugar
del Alto Perú (más dentro de la férula de las Provincias Unidas del Río de la Plata), e
hizo dictar la Constitución, llamada boliviana o vitalicia (1826), en la que Bolívar, era
presidente de por vida. Su idea era lograr la unidad en la independencia, formando una
confederación en el Congreso anfictiónico de Panamá. Nunca fue entendido –sobre todo
en lo que sería la Argentina-, se le imputaban ambiciones desmedidas de poder. No bien
se produjo la salida de Bolívar del Perú estallaron protestas contra el régimen imperante.
Las causas alegadas: presencia de los soldados colombianos y el haberse desentendido
del puerto de Guayaquil.
La batalla de Junín
Bolívar tenía un ejército de 8000 hombres, equivalente en número al realista, pero las
fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue
debido a la sublevación en el Alto Perú del General realista Olañeta que fracturó la
defensa del virreinato y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de
sus ejércitos, unos 5000 regulares, bajo el mando de Jerónimo Valdez, que tenían su
base en Puno. Bolívar, conocedor de esta ventaja, aprovechó la oportunidad para aislar a
las solitarias fuerzas realistas situadas en el norte. En junio de 1824, Bolívar enfila su
ejército hacia la sierra central del Perú para enfrentarse con el general realista José de
Canterac.
El Ejército Libertador contaba con 6000 grancolombianos y 4000 peruanos que tenían
rumbo hacia el sur del continente. En Junín, el 6 de agosto de 1824, chocan ambos
ejércitos. No se disparó un solo tiro. La lucha fue con espadas y lanzas. Junín se
convirtió en una gran victoria para el Libertador. Mientras las tropas grancolombianas
desembarcaban en el puerto de El Callao bajo el mando del general Antonio José de
Sucre, el general Andrés de Santa Cruz, que hasta poco tiempo antes había luchado en
las filas realistas, fue enviado a engrosar las tropas de Sucre, iniciando su marcha hacia
el Alto Perú. En agosto de 1823 ingresó en la ciudad de La Paz, y forzado a librar
combate, Santa Cruz sale victorioso en la batalla de Zepita contra una división del
general Valdez, el 25 de agosto de 1823.
El panorama no podía ser más sombrío para los patriotas. La independencia del Perú no
estaba consolidada, ya que el 29 de febrero de 1824 los realistas lograron ocupar
nuevamente Lima. Pero esta vez, las conmociones políticas que vivía España influyeron
decididamente para el fraccionamiento de las tropas españolas en América. El general
Pedro Antonio Olañeta, absolutista recalcitrante, se rebeló contra el virrey La Serna, que
era de tendencia liberal y constitucionalista, porque le atribuía a este el deseo de
separarse de la monarquía para liberar a Perú del absolutismo que quería imponer
Olañeta. Bolívar, encontró a los realistas divididos y organizó prontamente un ejército
formado por colombianos. La batalla de Junín del 6 de agosto de 1824 levantó la moral
del ejército patriota y fue decisiva en la siguiente batalla de Ayacucho.
La batalla de Ayacucho
Además, a finales del siglo XVIII, Estados Unidos logró la independencia de Gran
Bretaña, lo cual sirvió de estímulo para la independencia del resto de América.
Para 1824, ya varias colonias americanas habían declarado su independencia de
España y triunfado en el campo de batalla sobre el menguado ejército español. Esto
impulsó al ejército independentista de Perú a seguir el movimiento en sus territorios.
Asimismo, el nombramiento de José de la Serna como virrey del Perú, por parte de
Fernando VII de España, generó mucho malestar en las tropas españolas asentadas en el
virreinato y provocó la sublevación del general Olañeta, que hizo que dos bandos
realistas se enfrentaran entre sí, debilitando dicho ejército y dando lugar a las guerras
por la independencia.
Bolívar en Bolivia
• Se ratificaron los títulos coloniales de propiedad de tierras que fueron otorgados a las
comunidades por las autoridades coloniales.
Sólo la primera propuesta fue efectivamente aplicada: los títulos coloniales tuvieron
vigencia hasta el último tercio del siglo XIX. Las otras medidas quedaron sin efecto, ya
que perjudicaban las relaciones entre el mundo indígena y la clase dominante: el trabajo
y el tributo indígena siguieron manteniendo la estructura productiva del país.
Creación de Bolivia
El 6 de agosto de 1825, una asamblea reunida en Chuquisaca, determina que el Alto
Perú sea independiente y que se cree una República con el nombre de Bolivia, en
homenaje al Libertador. Sucre fue el gran artífice de esta creación basándose en el
principio de la autodeterminación de los pueblos. Bolívar escribió su Constitución y la
llamó su hija predilecta.
El Alto Perú es un territorio que pertenece a dos naciones: una parte a la Argentina y
la otra al Perú. Sucre propone que se realice una Asamblea en Chuquisaca a fin de que
los pueblos decidan su propia suerte. A Bolívar no le gustó la idea y se la criticó al Gran
Mariscal. Pero, al final de cuentas, la Asamblea se realizó sin problemas porque ni Lima
ni Buenos Aires tenían objeciones que hacer.
En Arequipa Bolívar da una serie de leyes en beneficio de los pobres indígenas, así
como en Chuquisaca se preocuparía por el establecimiento de escuelas públicas,
colegios y, en fin, de la instrucción en general. A la llegada al Cuzco, la humilde gente
riega de Flores las calles por donde pasa el caballo de Bolívar; "la emoción era tan gran
que ya me parecía estar otra vez en el delirio". "Yo veía premiados con creces los
esfuerzos por libertar a los pueblos”. Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y
perlas, la cual obsequió a sucre; y las joyas que había recibido las regaló a sus edecanes.
Lo que más le emocionó a Bolívar fue lo más sencillo. Nunca había oído Palabras
tan bellas y espontáneas como las que dijera en el pequeño pueblo indígena de Pucará
uno de sus moradores, José Domingo Choquehuanca. Cuando entró a este pueblito, el 2
de agosto de 1825, el orador le recibió así:
Quiso Dios de salvajes hacer un Imperio, y creó a Manco Cápac; pecó su raza y
mandó a Pizarro. Después de tres siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y
os ha enviado a vos. Sois, pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo hecho
antes que vos se parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitaros, será
preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado varias Repúblicas que, en el
inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde ninguno ha
llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el transcurso de los
siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina.
Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un hombre noble,
sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar.
Simón Bolívar, con la aprobación del congreso peruano el 23 de febrero de 1825 y del
congreso argentino el 9 de mayo de 1825, ratificó la decisión de Antonio José de Sucre
de convocar un congreso soberano del Alto Perú que manifestó en su declaración de
independencia su deseo de no unirse al Perú o a las Provincias Unidas de Río de la
Plata.
Mediante un decreto la Asamblea determinó que el nuevo estado nacido en el Alto Perú
llevaría el nombre de «República Bolívar», en homenaje al Libertador, designado
«Padre de la República». Se le concede también el supremo poder ejecutivo en forma
vitalicia, con los honores de Protector y Presidente. Bolívar agradeció estos honores,
pero declinó la aceptación del cargo, designando al mariscal de Ayacucho Antonio José
de Sucre.
La metáfora del tiempo histórico ha servido para conjugar en una misma cronología
los hechos de la Independencia de América y la vida de un hombre: Simón Bolívar. Esta
circunstancia particular ha dado lugar al relato estéril de una odisea heroica que, en
medio de batallas y frases memorables, impide la comprensión de los acontecimientos
en su contexto de emergencia y posibilidad. En virtud de ello, Simón Bolívar permanece
en la memoria como "El Libertador de América", sin que el resto de su vida y obra
hayan sido apenas evocados y mucho menos comprendidos.
Es cierto que, como afirma Rufino Blanco Fombona, Bolívar ejerció el liderazgo de
la empresa política "más grandiosa que ha conocido la humanidad", pero el empeño de
este hombre no se agotaba en la aventura de destruir colonias y fundar patrias como
quien corona territorios. La mayor empresa de Bolívar fue precisamente aquella que
nunca conquistó: la de construir repúblicas sólidas mediante la edificación de un Estado
fuerte y un sistema democrático liberal.
Es en este intento, cuya versión más acabada fue el "proyecto de la Gran Colombia",
donde el Libertador muestra los distintos rostros que el olvido ha pretendido acallar, y
donde el rescate de las aspiraciones y desaciertos del hombre por encima de las virtudes
del "héroe de la patria" es necesario no sólo para visualizar la Independencia de
América como un proceso llevado a término por una multiplicidad de causas, sino
fundamentalmente para comprender las circunstancias que llevaron a Bolívar a
convertirse en "el fundador de la Patria" cuando menos lo esperaba, y en el "Dictador de
Colombia" cuando menos lo deseaba. Quizá todo ello pueda servir también para
explicar por qué, hoy en día, a casi doscientos años de su desaparición, Simón Bolívar
sigue siendo el presente de América.
El atentado a Sucre
De igual manera, estuvieron detrás del asesinato del Mariscal Sucre en Berruecos. El
más firme general bolivariano y el de mayor proyección política. Había sido presidente
fundador de Bolivia, y de qué manera gobernó Sucre a Bolivia, que hoy le siguen
rindiendo tributo al cumanés los pueblos indios y los pueblos enteros de la Bolivia
hermana, y no sólo había fundado a Bolivia demostrando una gran capacidad política,
sino que además era un gran general el Mariscal de Ayacucho. Bolívar había dicho:
"donde está el Mariscal Sucre, está el alma del Ejército". Sucre tenía una gran capacidad
de liderazgo y de estadista, y lo había demostrado. Apenas tenía 35 años cuando la
mano asesina lo alcanzó el 4 de junio de 1830, en la selva de Berruecos.
Ahí están frescos los rastros para entablar el juicio histórico de estos 200 años de
agresiones e invasiones contra el proyecto. Uno podría preguntarse cuál sería hoy la
realidad en este continente y en el mundo, si no hubiesen ocurrido algunos
acontecimientos que se han sucedido a lo largo de estos 200 años.
Países convocados
Tras la convocatoria hecha por Bolívar se enviaron comunicaciones a los gobiernos del
resto de la Suramérica independiente, así como a México y América Central. La
influencia política de Bolívar sobre la Gran Colombia, Perú y Bolivia hizo que la
asistencia de dichos estados estuviera poco menos que asegurada. La asociación mental
del Istmo de Panamá con el Istmo de Corinto causó que Bolívar eligiera a la ciudad de
Panamá como sede del Congreso.
El salón donde fue celebrada dicha convención recibe el nombre de Salón Bolívar y
reposan allí una espada del Libertador, juntos con los originales “Protocolos del Istmo”,
primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que asistieron a esta
reunión en 1826.
El pleito entre Perú y la Gran Colombia por la provincia de Guayaquil, así como el
litigio entre México y Centroamérica por la región de Soconusco (actual Chiapas)
impidió discutir la aplicación del uti possidetis como criterio para la delimitación
territorial, tomando como base el año 1810. Ante el fracaso de las conversaciones sobre
este tema y para evitar el agravamiento de las pugnas ya existentes, estas cuestiones no
se resolvieron en el debate, encargando la definición de fronteras a los acuerdos
bilaterales entre cada país.
La negativa de los Estados participantes a reducir sus aranceles impidió todo intento
de fijar acuerdos preferenciales de comercio, al ser evidente los desequilibrios en la
balanza comercial de cada asistente. Estos países eran dependientes de los aranceles
como fuente de ingresos para sus gobiernos, por lo cual se negaron a toda concesión al
respecto. La exigencia del observador británico Dawkins para contar con acuerdos
comerciales de manera separada con cada estado impidió las posiciones comunes entre
los países hispanoamericanos por lo que el Congreso decidió mantener el estatuto quo
sobre los aranceles y el comercio.
Los embajadores tan solo acordaron con relativa facilidad la creación de una liga de
repúblicas americanas con jefes militares comunes, la formación de un pacto mutuo de
defensa, y el establecimiento de una asamblea parlamentaria supranacional, aunque sin
acordar detalles específicos sobre el funcionamiento de ésta ni sobre la organización de
las tropas comunes de defensa y menos aún sobre su financiamiento. Con muchas
limitaciones se elaboró al fin el “Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y
de la Confederación perpetua” que emergió del Congreso y que, aprobado por todos los
concurrentes, fue ratificado solamente por la Gran Colombia en el mismo 1826.
Principales conclusiones
El hecho que al terminar el año 1826 apenas uno de los cuatro estados participantes
ratificara los ya limitados acuerdos de Panamá, causó que el propio Simón Bolívar
considerase al Congreso Anfictiónico como una experiencia fallida, conclusión a la que
arribó el Libertador poco después que concluyeran las sesiones, señalando: "El
Congreso de Panamá sólo será una sombra".
Cuatro años después del Congreso, en 1830, la Gran Colombia se disolvió en tres
países, y en 1834 las Provincias Unidas del Centro de América se desmembraron en
cinco Estados.
Opinión de Bolívar
La reflexión de Bolívar partía del análisis de distintos hechos traumáticos, tales como
el hundimiento de la República en el año 1812, en Venezuela, el fracaso del
restablecimiento republicano al año siguiente, en 1813, y la caída del gobierno
republicano en la Nueva Granada, ocurrido en 1815. Desde el Manifiesto de Cartagena,
escrito en 1812, Simón Bolívar había estado insistiendo en las carencias políticas de la
elite ilustrada que propugnaba la Independencia. La guerra civil, la ausencia de unidad,
la excesiva valoración del régimen federal, el apego a las ideas religiosas y la simple
intriga política, son los puntos que sobresalen en el inventario que sirve de base a un
balance contundente hecho por el prócer: "nuestra división dice y no las armas
españolas, nos tornó a la esclavitud".
Conclusión
Una vez terminado el trabajo podemos concluir sobre los aspectos más relevantes de
las alianzas estratégicas que deseo Simón Bolívar para la América Latina, con el fin de
lograr la soberanía desde los principios de la integración comercial, su llegada a Perú y
su efectividad al dominarla, donde nos da un enfoque más claro acerca de los deseos
independentistas de nuestro libertador, y la importancia para la correcta implementación
de la diplomacia de Sucre, ya que el primer paso para la construcción de un país
soberano es el análisis de todos los aspectos deficientes y mejorarlos.