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EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE Nº 6
“IDENTIFICAMOS LOS PRINCIPALES RECURSOS DE LA REGIÓN Y LAS OPORTUNIDADES DE
EMPRENDIMIENTO”
ACTIVIDAD Nº03:
“PARTICIPAMOS EN UNA TERTULIA LITERARIA”
COMPETENCIAS CAPACIDADES EVIDENCIA
Obtiene información del texto oral. Tertulia literaria
Se comunica
Adecúa, organiza, desarrolla las ideas de forma
oralmente en su
coherente y cohesionada.
lengua materna
Interactúa estratégicamente con distintos interlocutores.
PROPÓSITO: Socializar y emitir juicios críticos en la tertulia literaria sobre la obra Los relojes de Adela.
https://www.youtube.com/watch?v=Q8w__afqrzo&ab_channel=LeninUrquizo
RESPONDE:
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¿Crees que compartir opiniones acerca de lo que leemos es importante? ¿Por qué?
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LA TERTULIA LITERARIA
1. CONCEPTO
Es una dinámica que se realiza en grupo, donde todos de forma colectiva dialogan y expresan sus
emociones, sentimientos y opiniones a partir de la lectura de un texto u obra literaria. Los participantes
aprenden, por una parte, a escuchar, interesándose y respetando las opiniones de los demás. Y por otra, a
expresar sus opiniones, juicios y sentimientos de forma asertiva y sin miedo a equivocarse porque su idea
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esté mal, pues toda punto de vista es respetable. Su metodología está basada
en el aprendizaje dialógico y desarrolla el pensamiento creativo y crítico.
2. BENEFICIOS DE LA TERTULIA LITERARIA
a) Previamente, cada participante lee el texto u obra literaria del autor acordado. Durante esa lectura
el lector debe profundizar, comprender y analizar lo que está leyendo para anotar toda aquella
información que le resulte llamativa y relevante.
b) Una vez en la el aula de clases los participantes se disponen en círculo (sentados en el suelo o en
sillas). Es importante que estén sentados de esta forma, para favorecer que todos puedan verse y
escucharse con facilidad.
c) Por consenso, se elige a un moderador/a, que es el encargado de dar paso a las opiniones de sus
compañeros. Se recomienda que en la primera tertulia el moderador/a sea su docente.
d) Antes de empezar con la tertulia, el moderador/a anota los nombres de todos los que quieran
participar y por orden les da el turno de palabra.
e) Tras la lectura y explicación de lo sugerido, el resto de participantes pueden dialogar o mostrar su
opinión o consejos. Para ello, hacen un gesto acordado y el moderador/a, por orden, va dando
turno de palabras a las opiniones.
f) Cuando todos hayan hablado, el moderador/a dará paso a la siguiente intervención y así
sucesivamente.
RECOMENDACIONES:
2. Destaca tus ideas mediante las inflexiones de voz (cambia el tono, atenuándolo o elevándolo) con
seguridad y haciendo pausas necesarias.
3. Espera pacientemente los turnos para participar y escucha activamente a tus compañeras.
BIOGRAFÍA
Gabriela Caballero Delgado (Cusco, 1977). Radica en Tacna hace casi 30
años. Ha egresado de la Facultad de Educación en la Especialidad de
Lengua y Literatura de la Universidad Jorge Basadre Grohmann de Tacna.
Sus crónicas y artículos han sido publicados en distintas revistas impresas y
electrónicas (Utopía, Límite, Gaceta del INC-Tacna, Diario Correo, Pez de
oro, Cometa de papel, La yegua Colorá, Alto de la Luna, El Pueblo, etc.)
Coordinadora de la revista de literatura Utopía. Jefa de redacción de La
yegua colorá, Asesora literaria de la editorial Cuadernos del Sur.
Fue finalista en la XIV Bienal de Cuento Premio Copé 2006 y; ha ganado el primer premio del I Concurso
Nacional de Cuento de ELECTROPUNO 2006. Sus cuentos han sido publicados en distintas antologías y
colecciones. Fue incluida en El cuento peruano 2001 – 2010 de Ricardo González Vigil.
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Desarrollamos la actividad
Cuando la escuela quedó terminada lo buscamos para reírnos de él, de su trabajo sin sentido. Pensamos
si quizá no fuese necesario que estuviera más entre nosotros y le pedimos que se marchara. Pero él
continuó sentado en el patio de su escuela, mirándonos en silencio. Quisimos golpearle allí mismo.
Sacarlo del pueblo de una vez por todas. Y nos acercamos a sus oídos, hablándoles suavecito,
convenciéndoles de que le permitieran quedarse porque la escuela estaría llena con los niños que ya nos
crecían en el vientre. Nos colgamos de sus cuellos y los llevamos de la mano hasta las casas. Les dimos
aguardiente para que celebren su paternidad. Era tarde y solo nos abrazamos intentando felicitarnos
porque al fin logramos hacerlas madres. En el fondo, llenos de rabia pensando que las muy putas ni
siquiera se esperaron a terminar de construir la escuela. Un nudo nos creció en el pecho cuando él habló
de lo inútil de sus esfuerzos y de que iba a marcharse porque en este pueblo no teníamos niños. Durante
la noche cada una lo buscó. Nos desvestimos y le ofrecimos nuestros cuerpos estériles, conjurando a la
tierra para darle los niños que nos pedía y así no se alejara nunca de nosotras. Luego no pudimos
contener toda la fiebre anidándose en
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nuestro vientre. Nos consumimos en los ardores de nuestra piel. Y fueron dejando nuestras camas para
salir tras él en tanto fingíamos dormir apretando los puños bajo las sábanas. Dando golpes en las paredes.
Curando nuestras manos lastimadas. Aguardando el canto de los gallos para volver a acostarnos y
escucharlas abrir la puerta tratando de no hacer ruido. Soñando después con los niños que tendríamos en
el pueblo, tal como anunciaron los mayores al contarnos de los antiguos ladrones. Entonces nos juntamos
en el ojo de agua. Debíamos salvar nuestro honor y acordamos el plazo máximo de una semana para que
cualquiera de nosotros lo hiciera. Supimos que moriría al oírlos murmurando borrachos en la cocina, Los
arrastramos casi dormidos hasta la cama y pusimos un zapato izquierdo sobre sus pechos, obligándolos a
responder nuestras preguntas. Y evitamos su muerte por seis días y seis noches ciñéndonos a sus
cuerpos. Se desnudaban frente a nuestros ojos. Se tendían a nuestro lado. Nos acariciaban la espalda.
Mordían nuestros hombros.
Pero no pudieron retenernos más, ni siquiera con el llanto fingido por el malestar de su embarazo. Y la
última noche ocultaron sus machetes bajo el brazo. Salieron diciéndonos que les tocaba el riego. Sin hacer
caso de nuestros lamentos cuando nos quejábamos por el dolor de nuestro vientre. Y nos abrazamos a las
almohadas imaginando si estarían entre las chacras o por el camino. Si continuarían perdidos en medio de
la lluvia desatada con nuestras lágrimas, o ya llegaron a la
antigua cárcel que pretendimos envolver con la niebla
somnolienta de nuestros sueños de amor. Lo fuimos
acorralando para impedirle todo posible escape.
Golpeamos su puerta. Nos encontramos dentro con los
machetes en alto, examinando nuestros ojos, tratando de
adivinar en ellos quién de nosotros hizo el trabajo de abrir
su pecho. Ya no podíamos procurarle otro día. El rencor de
ellos se abría acrecentado aún más. Y después de bañar
su cuerpo con agua de belladona y adormecerlo con la infusión de la raíz del beleño y el aroma de los
floripondios ocultos en su cama, cortamos su pecho para librarlo de la ira de nuestros hombres. Entonces
nos llevamos su corazón y lo enterramos en el patio de la escuela que se llenaría con todos sus hijos.
2. Realizamos una tertulia literaria sobre el cuento “En este pueblo no hay niños” teniendo en
cuenta las siguientes preguntas: